Ofrenda en la Biblia Las ofrendas, así como el diezmo, son los dones y dádivas con que el cristiano contribuye materialmente al sostenimiento de la Iglesia para que esta pueda realizar su labor.
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¿Cuál es la ofrenda que le agrada a Dios?
La ofrenda que a Dios le agrada es aquella que esta relacionada con la Sangre de Jesús, tu vida esta relacionada con el sacrificio de Cristo en la cruz. – “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto aún habla por ella” (Hebreos 11:4) RVR1960 “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto” (Proverbios 3: 9-10) RVR1960 La ofrenda dada por Abel, tuvo un significado muy especial; él escogió dar lo mejor de su rebaño, pues Dios, como único Creador, merecía lo mejor de todas las cosas. Su ofrenda fue generosa y redentora, pues escogió un animal que fuera el sustituto de sus pecados, reconociendo que su vida, cerca de la de Dios, era de poco valor. El Señor exalta la fe de Abel sobre la de Caín, pues aunque también trajo una ofrenda a Dios, no fue recibida con agrado, pues estaba acompañada de mezquindad, indiferencia, egoísmo y falta de reconocimiento de quién su Creador era.
- Decide ser parte del Reino de Dios: Sabemos que en el mundo existen dos reinos espirituales: el Reino de Dios, y el reino del enemigo;
- El enemigo trata de conquistar a las personas, haciéndolas esclavas de lo material (y es cuando se despierta en el corazón de algunos un fuerte deseo por tener mucho dinero sin importarles a quiénes tengan que atropellar);
Muchos han adquirido grandes sumas de dinero y amasado fortunas, pero no tienen la capacidad de disfrutarlas, ni tienen felicidad plena en sus hogares. El Señor dio a entender que la felicidad del hombre no consiste en los bienes que posee. Dios no necesita de nuestro dinero ni de nuestras ofrendas, pero Él nos dio el privilegio de que pudiésemos ofrendar voluntariamente; Dios dejó establecido que nosotros ofrendáramos, pero Él lo hizo para probar nuestra actitud; Dios prueba nuestro corazón de acuerdo a la manera cómo nosotros ofrendamos, porque el Señor dejó principios establecidos sobre la importancia de dar; a Caín y Abel, Dios no les dijo que tenían que ofrendar, sino que ellos se sintieron movidos a ofrendar a Dios, y Abel pensó qué podría ofrecerle a Dios, pues él quería darle lo mejor.
Piensa en lo que más ama un niño; seguramente sus juguetes. Y si le dijéramos que nos compartiera algo, seguramente evitaría darnos esos juguetes. Pero cuando uno tiene un compromiso con Dios, uno le da lo que más ama.
Tu ofrenda es tan solo el reflejo de tu carácter: Cuando el Señor entró al templo, miró lo que la gente daba. Unos depositaban grandes sumas de dinero; pero una viuda solo dio dos blancas. Cuando terminó la reunión, Jesús les preguntó a sus discípulos cómo había sido la ofrenda.
Ellos respondieron que había gente muy generosa y otros muy tacaños (refiriéndose a la ofrenda de la viuda). El Señor entonces les dijo que estaban equivocados en su apreciación, porque esos que aparentemente habían dado generosamente, dieron de lo que les sobraba, sin esfuerzo, sin embargo la viuda dio una ofrenda que agradaba a Dios porque era todo lo que tenía.
El Señor siempre pide una ofrenda con esfuerzo, y no cualquier ofrenda, porque Él pide la mejor. En la Biblia quedó registrada la ofrenda de Abel, porque él dio lo mejor. ¿Qué ofrenda le darías a Dios para que llegaras a tocar su corazón? Abel pensó en el rebaño, y tomando lo mejor de él, lo presentó ante Dios.
Pero, ¿por qué ese rebaño se constituyó en la mejor ofrenda? Hay un significado, un trasfondo al respecto: Abel le estaba diciendo con ésto a Dios, que él le ofrendaba su vida, que él quería morir por Él, pero como no lo podía hacer, en su lugar le ofrendaba ese animal con su sangre, como sacrificio.
El escritor a los Hebreos dice: “Sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados” (Hebreos 9:22) RVR1960 Esa ofrenda que estaba presentando Abel, se estaba constituyendo en el prototipo de Jesucristo. Cristo es la ofrenda de Dios, y se ofreció a sí mismo por la redención de la humanidad.
Si Jesús no se ofreciera en sacrificio, nadie sería salvo. Por eso la Escritura dice: “¡Gracias a Dios por su don inefable!” (2 Corintios 9:15) RVR1960 3. Jesús se ofreció por nosotros: Solo hay un Dios, El Padre.
Jesucristo es el único camino para llegar a Dios. Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, y nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6) RVR1960 Jesús se constituyó en el camino porque Él dio su vida por nosotros; Él pagó el precio por nosotros, porque nosotros merecíamos morir; nuestros pecados nos llevaban a la muerte y a la destrucción; pero un día Jesús tomó el lugar de cada uno de nosotros y se ofreció a sí mismo a Dios, para que todo aquel que en Él cree no se pierda mas tenga vida eterna.
Cuando nosotros aceptamos a Jesús en nuestro corazón, estamos ofrendando a Dios lo mejor. Es como si nos presentáramos ante Él y le dijéramos: Señor, me presento ante ti a través de Jesús, acéptame, pues me entrego hoy a Ti de la misma manera que Jesús lo hizo por mí.
Esa es la ofrenda que agrada a Dios, que toca su corazón, es la ofrenda genuina. Por otro lado, estaba Caín. Él no dio una buena ofrenda, porque dio una ofrenda de su esfuerzo, de su capacidad, de sus habilidades, de sus negocios, tomando del producto de la tierra, y dándosela a Dios del sudor de su frente ¡Dios desechó esa ofrenda! Las obras no cuentan para la salvación, sino la sangre de Cristo.
- Una persona, si no ha sido lavada con la sangre de Cristo, no puede ser salva, porque lo único que lava nuestros pecados es la sangre de Jesús;
- Dando nuestra mejor ofrenda: El apóstol Pablo dice que fuimos salvos para que andemos en buenas obras;
Después de la salvación, podemos hacer obras excelentes; Dios pide que demos nuestra mejor ofrenda. Nuestra vida; pero también nos confronta a entregar lo que más amamos, Dios le pedirá aquello que usted más ama. El proverbista dijo: “Echa tu pan sobre las aguas, reparte a siete y aún a ocho porque no sabes el mal que ha de venir sobre la tierra”.
Cuando usted ofrenda a Dios, nunca puede darle más de lo que Él le da; no hay una sola persona que pueda decir que da más que lo que Dios le da; nadie puede ganarle a Dios en la manera cómo Él nos da. Con mi hija Sara, jugamos a que si ella me da un beso, me debe dar un dólar; si yo le doy un beso, ella me cobra un dólar.
Un día le di cinco besos, y le pagué cinco dólares; ella se puso feliz, ¡pero me sorprendió! porque al rato vino y me dio doce besos y me pagó doce dólares. Ella entiende que no puede dar más de lo que le da su papá; que si ella da doce, su papá luego le va a dar veinticuatro; ella sabe lo que es la fe.
Así sucede con Dios: Cuando tienes un corazón generoso, no cuestionas a Dios, sino que das con todo el corazón y luego Dios te recompensa. Recuerda, nunca podrás dar más de lo que Dios te da, y Dios ama al dador alegre.
Dios se agradó tanto de la ofrenda que dio Abel, que todavía hace memoria de él sobre la tierra. Abel es recordado por la ofrenda que dio. Tu ofrenda es un argumento a favor: Cuando ofrendas o diezmas, esto se convierte en un argumento a favor tuyo. Cuando alguien no diezma, un espíritu viene con argumentos para acusarlo ante Dios.
- Recordaras al centurión que tenía un siervo enfermo y los ancianos fueron hasta Jesús y le dijeron: Señor, es digno que le concedas esto, porque él ama nuestra nación, y nos ha edificado una sinagoga;
- Eso era un argumento a favor del centurión;
Esto quiere decir que cuando tienes una necesidad, en el mundo espiritual los ángeles se presentan ante Dios y le dicen al Señor que es digno que te conceda eso. Estos ángeles estarán presentando el reporte de las ofrendas que hemos dado, de cómo hemos bendecido a la iglesia, de cómo hemos usado las finanzas para el Reino de Dios y eso se convierte en un argumento a nuestro favor.
Los apóstoles le dijeron a Jesús: Señor, nosotros hemos dejado todo por seguirte, ¿qué tendremos? Y el Señor dijo: De cierto os digo que no hay ni uno solo de vosotros, que haya dejado casas, tierras, bienes, familia por causa de mí y del reino de los cielos, que no haya de recibir cien veces más en esta vida y en la otra la vida eterna.
De todo lo que tu das, el Señor en su banco dice: Ése gana cien veces más de lo que ha depositado. Si tu no le has dado correctamente a Dios, debes romper la maldición, (siendo que para tal liberación también se necesitan argumentos a favor). Da una ofrenda extra para cancelar los argumentos, y romperás toda maldición financiera.
Luego haz un pacto de fidelidad con Dios. Tu ofrenda determina tu excelencia: Hay una palabra en griego llamada “arete”, cuyo significado es “excelencia”. El arete de un atleta, es la manera cómo define la carrera; eso es excelencia, cuando se es el mejor.
El arete de un ama de casa, es la excelencia en cómo conduce su hogar; el arete de un maestro, es la excelencia en la manera que enseña; el arete de un cristiano, es la manera cómo se relaciona con Dios. Cuando el Señor dice que Abel alcanzó mas excelente sacrificio que Caín, se está refiriendo a que la excelencia de un cristiano la determina la manera en cómo él da.
A uno de los pastores de mi equipo, Dios lo rescató de una vida terrible que tenía. Apenas convertido y recién ingresando a la visión, hizo un pacto con Dios, donde declaró que de los siete días de la semana, le iba a dedicar seis al Señor, quedando solo uno para él.
Y así lo hizo: Un solo día trabajaba, pero en ése Dios lo bendecía tanto, que hacía toda la ganancia de una semana en solo un periodo de trabajo; en los otros seis días, él se dedicaba a hacer la obra de Dios, llamando por teléfono, visitando y consolidando.
Dios lo empezó a bendecir de una manera increíble: dándole gente, derramando unción sobre su vida y auxiliándolo en todo. El año pasado, en una semana hizo doce impactos evangelísticos y ganó 6000 personas.
Todo porque adquirió un compromiso con Dios. Tienes que pedirle a Dios que te dé esa excelencia como creyente; de esta manera le ofrendas tu vida (no para hacer lo que tu quieres) para lo que Dios quiere que tu hagas, con el propósito de engrandecer su Reino.
- Tu ofrenda te lleva a la bendición: La fe para ofrendar, es la misma fe que nos lleva a conquistar las finanzas, porque: “La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella” (Proverbios 10:22) RVR1960 En el libro de Hageo, capítulo 2 verso 8, el Señor dijo: “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos”;
El dinero es del Señor, y el diablo ha robado ese dinero, dándoselo a sus súbditos para esclavizarlos y tener control sobre ellos de una manera tirana. A través del profeta Jeremías, el Señor dijo: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:9-10) RVR1960 Dios sabe que el corazón del hombre está lleno de engaño, y para poder bendecir a Sus hijos, Él primero tiene que probar qué dirección han tomado esos corazones; por tal motivo, Dios permite que las personas pasen por ciertas circunstancias en sus vidas, que los llevarán a un desprendimiento total, tanto de sí mismos, como de los bienes que hayan adquirido.
Sé que el Señor quiere dar a cada uno de sus hijos la provisión que ellos necesitan; y siempre Él lo hace de una manera mucho más amplia de lo que ellos se imaginan, pues el corazón de Dios es extremadamente generoso.
Además, todos los hombres de Dios primero fueron probados, antes de ser prosperados. Entendiendo el sentido de la prosperidad: Creo que es importante entender que existe una gran diferencia entre ser próspero y ser rico. Normalmente, cuando se habla de ser rico, se hace referencia a una persona acaudalada y propietaria de muchos bienes; pero una persona puede ser próspera sin que sea acaudalada ni rica.
Por ejemplo: Cuando Jesús vivió en la tierra, no tenía riquezas, pero fue próspero; no podríamos decir que el Señor era pobre; Él era próspero, porque un pobre no puede alimentar a más de diez mil personas y fue lo que el Señor hizo.
Jesús no andaba con dinero en el bolsillo, tampoco tenía cuando le fueron a cobrar los impuestos, pero Él sabía que había una fuente de provisión directamente en Dios, y le dijo a Pedro: “Abre la boca del pez y saca la moneda”. El Señor utilizó el banco de un pez; dijo: “Echa el anzuelo, no le pongas carnada, y en el primer pez que saques vas a encontrar una moneda, y paga con ella los impuestos tuyos y los míos”. .
¿Qué parte de la Biblia habla de la ofrenda?
Mateo 5:23-24 – Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y ve y reconcíliate primero con tu hermano, y después de eso vuelve y presenta tu ofrenda (Mt 5:23-24).
¿Por qué hay que ofrendar?
¿Por qué razón debo contribuir el diezmo? Todo lo bueno que usted tiene en la vida es una dádiva de su amoroso Padre Celestial. Cuando a cambio de ello usted contribuye el diez por ciento, le expresa a Él su amor, fe y gratitud. Le demuestra a Dios que lo seguirá a pesar de que pueda ser difícil; le demuestra que confiará en Él en vez de confiar en el dinero o en las cosas materiales.
Debido a su fidelidad, su Padre Celestial le promete bendiciones que son mucho más grandes que cualquier cosa de la que se tenga que privar. A pesar de que a algunas personas les es difícil pensar que puedan contribuir una décima parte de sus ingresos, las personas que son fieles en el pago de sus diezmos se dan cuenta de que no pueden permitirse el no pagarlos.
De manera muy real y maravillosa se abren las ventanas de los cielos y se derraman bendiciones sobre ellos. Tal como una madre viuda le explicó a su hijo: “…no puedo [criar a mis hijos] sin las bendiciones del Señor, y recibo esas bendiciones al pagar un diezmo íntegro. Imagen El confiar en el Señor brinda fortaleza espiritual. A medida que hacemos frente a las graves tribulaciones de la vida necesitamos mayor fe, inspiración y valor. Esas bendiciones se pueden derramar de las ventanas de los cielos como resultado de la obediencia a la ley del diezmo. Además, muchas personas se dan cuenta de que a causa de que pagan sus diezmos con fidelidad se encuentran en mejores condiciones de administrar sus finanzas y satisfacer sus necesidades.
- Cuando pago mi diezmo, tengo la promesa del Señor de que Él nos bendecirá, y necesitamos esas bendiciones para arreglárnoslas para vivir”(véase Dallin H;
- Oaks, “El diezmo”, Liahona, julio de 1994, pág;
- 39);
El pago del diezmo nos ayuda a controlar nuestros deseos por cosas materiales y a ser honrados con nuestro prójimo. Aprendemos a confiar que lo que se nos ha dado, mediante las bendiciones del Señor y nuestros propios esfuerzos diligentes, es suficiente para nuestras necesidades. Imagen No importa cuál sea la cantidad de su ingreso, usted será bendecido al pagar su diezmo. Cuando Jesucristo vio a una mujer depositar unas monedas en el arca del templo, dijo a Sus discípulos: “…esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta… echó todo lo que tenía” (Marcos 12:43–44)..
¿Cuáles son los tipos de ofrendas?
1 Jason Henderson Zoe, Costa Rica Las Cinco Ofrendas Continuamos en Levítico y seguimos hablando de las ofrendas. Jason Henderson Zoe, Costa Rica 110731 Las Cinco Ofrendas Continuamos en Levítico y seguimos hablando de las ofrendas. Como ya lo he dicho, Levítico nos muestra un cuadro de nuestra relación con Dios en Cristo; no es un cuadro de cómo entramos en Cristo, sino de cómo funciona la relación, o de cómo Cristo nos fue hecho todas las cosas.
- Cristo es como Dios se relaciona con nosotros y como nosotros nos relacionamos con Dios;
- ¿Qué significa esto? Cristo dado a nosotros es todo lo que Dios quiere, todo lo que Dios requiere, todo lo que Dios acepta, y en realidad, todo lo que Dios ve;
Aunque estamos en Cristo y somos partícipes de Él, la vida en la que realmente experimentamos la relación con Dios es la vida de Cristo; entonces, conocemos a Cristo como nuestra relación con el Padre. Entre más veamos a Cristo, más entenderemos nuestra relación con el Padre.
Entre más sea revelado Cristo en nosotros, más entenderemos la relación que tenemos con el Padre; cómo nos ve el Padre y cómo no nos ve. Ya hemos hablado de que nosotros no tenemos una relación individual con Dios.
Nuestra relación con Dios es personal, sí, porque Cristo mora en mí y en usted, pero no es individual, porque todos compartimos la única relación que existe, la relación entre el Padre y el Hijo. Cristo nos fue dado para que obrara en nosotros todos los aspectos de esta relación.
Cuando Dios se relaciona con nosotros, no se relaciona con lo que somos por naturaleza, ni con lo que somos como almas en nosotros mismos, sino como el cuerpo que vive por la vida de Cristo. Por eso, el libro de Levítico nos describe cómo nos ve Dios.
¿Qué importancia tiene esto? Produce un cambio total de cómo pensamos en Dios, o de cómo pensamos en nuestra relación con Dios. Primero, no entendemos la relación que tenemos con Dios si Cristo no es revelado en nosotros, porque Cristo es nuestra relación con Dios.
Segundo, “lo que llevamos a la mesa”, naturalmente hablando, aunque existe en nuestra mente no es parte de la relación. Esto incluye nuestros pensamientos, nuestras ideas acerca de espiritualidad, nuestras interpretaciones de la Biblia.
Nada de esto es parte de la relación. Tercero, somos una vasija de otra naturaleza, estamos viviendo en el universo de Dios, según las reglas de Su mundo, Su justicia, Su vida, Su realidad, y para entender y experimentar a Dios tenemos que conocer a Cristo como la sustancia de cualquier aspecto de la relación.
Hay 5 clases de ofrendas: El holocausto, la ofrenda de cereal, la ofrenda de paz, la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa. Aquí vemos 5 perspectivas de la obra de Cristo, de cómo funciona Cristo en nosotros, de cómo gobierna Cristo en nosotros, de cómo obra la perspectiva de Dios con respecto a nosotros, de cómo nos relacionamos nosotros con Dios.
Todas estas son realidades que son parte de nuestra relación con Dios. Todas ellas fueron establecidas en la cruz y ahora funcionan como una cubierta ante los ojos de Dios. El holocausto le dice al Señor que todos han sido juzgados, que todos han quedado muertos al pecado, pero vivos para Dios.
Por eso no hay condenación para los que están en Cristo. Es exactamente lo que vemos en la historia de Noé. Hablamos de esto la vez pasada, pero quiero repasar un poco. En esta historia vemos un juicio increíble y después una nueva creación.
Noé sale del arca, le ofrece a Dios un holocausto y cuando Él percibe el olor del holocausto dice para Sí: “. No volveré más a maldecir la tierras por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.
He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; y con todo ser viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros, desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra.
Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra. Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes. Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne” (Génesis 8: 21; 9:9-11, 14-15).
“Todo está consumado. Nunca más volveré a destruir lo que está bajo el arco iris”. Entonces, por causa del juicio, del pacto y de la cubierta ya no hay condenación sobre esa creación. Todos han muerto y sus vidas están escondidas con Cristo en Dios.
Ya Dios no se relacionaría más según la carne. Esto es lo que ilustra la historia de la embriaguez de Noé. Un hijo se relacionó con la carne del papá y la miró, pero los otros dos no. Dios no se relaciona con nosotros en la carne, ni tampoco debemos hacerlo entre nosotros.
Eso lo dice Pablo en 2 Corintios 5:16 y 17, “De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
El holocausto nos da el cuadro de un juicio perfecto, el final de la condenación, destrucción e ira de Dios. Esta es la única ofrenda que es totalmente quemada y puede ser ofrecida voluntariamente por una persona, pero fue ofrecida todos los días en la mañana y en la tarde hasta el año 70 después de Cristo.
Era un cubierta perfecta ante los ojos de Dios. Me voy a adelantar un poco, pero esto lo vemos en Números. Balac rey de Moab contrató a Balaam para que maldijera a Israel porque le temía en gran manera, pero cuando se dispuso a hacerlo Dios le dijo: “.
No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es” (Números 22:12). Balac vuelve a insistir y Dios le permite a Balaam ir con la condición de que diga lo que Él le indique. Finalmente, las palabras que salen de la boca de Balaam son de bendición y no de maldición.
¿Por qué? Dice Balaam: “He aquí, he recibido orden de bendecir; Él dio bendición, y no podré revocarla. No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel. Jehová su Dios está con él, y júbilo de rey en él” (Números 23:20-21).
¿Por qué? Porque Dios siempre está mirando la cubierta. Si el holocausto habla de un juicio perfecto, la ofrenda de cereal lo hace de un Nuevo Hombre perfecto, un Nuevo Hombre corporativo perfecto. La razón principal por la que digo esto, es porque esta ofrenda no es una ofrenda animal, es pan.
En el Nuevo Testamento el pan se entiende como un cuerpo, como muchas migajas que forman un pan. Recibimos a Cristo, el pan de vida, y llegamos a ser una masa. Cristo dice que el pan representa Su cuerpo y que es partido por nosotros.
Luego, más adelante, en 1 Corintios 10 Pablo dice: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan”.
- Sólo quiero señalar de aquí, que desde la perspectiva de Pablo, el pan representa el cuerpo, que nosotros siendo muchos, somos una masa;
- Hay otros versículos parecidos;
- La ofrenda de cereal tiene varios aspectos interesantes: 1;
No tiene levadura, es decir, no tiene nada de lo primero, nada de Adán. La levadura es un cuadro muy interesante, porque es algo que crece, es algo que vive en el pan, que afecta la masa; un poquito de levadura puede afectar toda la masa. Cuando veamos la fiesta de los panes sin levadura, veremos que es un final.
Cristo fue crucificado en la pascua, e inmediatamente después viene la fiesta de los panes sin levadura. Inmediatamente después de la muerte de Cristo, la levadura ya no tiene nada que ver con la masa de Dios.
Nadie podía ofrecerle a Dios una ofrenda con levadura, excepto la ofrenda con levadura en Pentecostés (hablaremos más adelante de esto). Esta ofrenda siempre se mezclaba con aceite y el aceite siempre es un cuadro del Espíritu Santo, un cuadro de lo que llega a participar del Espíritu de Dios, de la promesa de Dios.
Todo lo que era ungido en el Antiguo Pacto representaba algo espiritual, algo que estaba participando de algo puramente espiritual. Cuando el tabernáculo fue ungido, representaba algo puramente espiritual, algo santificado, algo de Dios y de Su realidad.
Esta ofrenda siempre se mezclaba con incienso. Otros lugares hablan de la fragancia de Cristo, como cuando Pablo dice que nosotros somos la fragancia de Cristo. Todas tenían sal, aquello que hace que algo sea perpetuo, eterno, que protege de la corrupción.
2 Crónicas 13:5 dice, “¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, bajo pacto de sal?” Otro ejemplo es Números 18:19, “Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu descendencia contigo”.
Un puñado de la ofrenda era ofrecida en el altar para Dios y el resto comida por el sacerdote. Tal vez signifique que esta realidad era real en Cristo nuestro sacerdote; le pertenece al sacerdocio porque es donde esta realidad tiene sustancia. Todo esto tiene que ver con la manera en que Dios ve a Israel, Su pueblo, Su nueva creación.
Dios reconoce a Israel como lo que ya ha sido juzgado en el holocausto y ahora como Su nueva creación. Fuimos juzgados en Cristo, en Su muerte, sepultura y resurrección, y ahora somos un pan sin levadura, con aceite, incienso y sal.
¿De qué habla la harina, la harina de trigo para hacer pan? Habla de la cosecha de la semilla, de lo que ha crecido, habla de muchos que han llegado a ser uno con fuego, aceite, incienso. Es el cuadro de un olor fragante y de un pueblo corporativo hecho nuevo.
Así es como Dios ve a Su pueblo, muerto y juzgado en el holocausto y vivo para Él en el pan sin levadura, con aceite, incienso y sal. La ofrenda de paz también es un aroma fragante para Dios y es la única de la que el oferente, el sacerdote y Dios comen.
Otra manera de decirlo es, todos los involucrados, Dios, el sacerdote y el pueblo reciben de esta ofrenda. Si el holocausto es un cuadro de un juicio perfecto, la ofrenda de cereal es un cuadro de un Nuevo Hombre perfecto, esta es un cuadro de una unión perfecta.
Para describir esta realidad vayamos a Efesios 2:14-18, “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.
Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre”. Esta es una explicación de cómo funciona la relación entre nosotros y de nosotros con Dios; en ambos casos Cristo es la paz.
Él es la vida, Él es la naturaleza, Él es lo que tenemos en común, no como una doctrina, creencia o concepto, sino como la vida que todos compartimos: Dios, el sacerdote y el pueblo. En las ofrendas de culpa y pecado tenían que hacer algo.
Cuando ellos se percataban del pecado, podían escoger el costo de la ofrenda, si tenían la posibilidad de llevar algo del ganado, o de las ovejas, o de las aves, pero tenían que responder a la transgresión, y mediante la ofrenda, separarlo del campamento, o de la perspectiva de Dios..
¿Cuál debe ser mi actitud al ofrendar?
¿Qué actitud debemos tener al ofrendar? Debemos dejar todo por Cristo, Depender solamente de Dios y Desprendernos de lo más valioso, de tal forma que sea nuestro amor y confianza en Dios y no las cosas materiales lo que determine nuestras decisiones.
¿Qué dice Hechos 20 35?
1 Y después que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia. 2 Y después de recorrer aquellas partes y de exhortarlos con abundancia de palabras, llegó a Grecia. 3 Después de haber estado allí tres meses, y siéndole puestas asechanzas por los judíos para cuando se embarcase para Siria, decidió volver por Macedonia.
4 Y le acompañaron hasta Asia Sópater, de Berea; y los tesalonicenses, Aristarco y Segundo; y Gayo, de Derbe; y a Timoteo ; y de Asia, b Tíquico y Trófimo. 5 Estos, habiéndose adelantado, nos esperaron en Troas.
6 Y nosotros, pasados los días de los a panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde estuvimos siete días. 7 Y el primer a día de la semana, reunidos los discípulos para b partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de partir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche.
8 Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos. 9 Y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, como Pablo hablaba largamente, vencido por el sueño, se cayó del tercer piso abajo y fue alzado muerto.
10 Entonces descendió Pablo y se tendió sobre él, y a abrazándole , dijo: No os alarméis, pues su alma está en él. 11 Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba, y así partió. 12 Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.
13 Y nosotros, adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, pues él había determinado que debía ir por tierra. 14 Y cuando se reunió con nosotros en Asón, tomándole a bordo, vinimos a Mitilene.
15 Y navegando de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos puerto en Samos; y habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto. 16 Porque Pablo se había propuesto pasar de largo a Éfeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba para estar el día de a Pentecostés , si le fuese posible, en Jerusalén.
- 17 Y enviando desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los a ancianos de la iglesia;
- 18 Y cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo, desde el primer día que entré en Asia, he vivido entre vosotros todo el tiempo, 19 a sirviendo al Señor con toda b humildad , y con muchas lágrimas y c tribulaciones que me han venido por las asechanzas de los judíos; 20 y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, 21 testificando a los judíos y a los gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios a y de la fe en nuestro Señor Jesucristo;
22 Y ahora, he aquí, ligado yo por el a Espíritu , voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer, 23 salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. 24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi a vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del b evangelio de la c gracia de Dios.
25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. 26 Por tanto, yo os declaro el día de hoy que estoy limpio de a la sangre de todos; 27 porque no he rehuido anunciaros todo el a consejo de Dios.
28 Por tanto, mirad por vosotros y por todo el a rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por b obispos , para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia c sangre. 29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros a lobos rapaces que no perdonarán al rebaño; 30 y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para a arrastrar a los discípulos tras sí.
31 Por tanto, velad, acordándoos de que por tres años, de noche y de día, no he cesado de a amonestar con lágrimas a cada uno. 32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, la cual es poderosa para edificaros y daros a heredad con todos los santificados.
33 Ni plata ni a oro ni vestido de nadie he codiciado. 34 Antes bien, vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. 35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados y tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es a dar que recibir.
- 36 Y cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas y oró con todos ellos;
- 37 Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban, 38 doliéndose en gran manera por la palabra que dijo de que no habían de ver más su rostro;
Y le acompañaron al barco..
¿Qué dice Proverbios 11 25?
25 El alma generosa será prosperada,y el que sacie a otros, también él será saciado.
¿Qué dice Hebreos 13 16?
1 Permanezca el a amor fraternal. 2 No os olvidéis de la hospitalidad, porque por esta algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. 3 Acordaos de los a presos , como si estuvieseis presos juntamente con ellos; y de los b afligidos , puesto que también vosotros mismos estáis en el cuerpo.
4 Honroso sea en todos el a matrimonio y el lecho sin mancilla; pero a los b fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. 5 Sean vuestras costumbres sin a avaricia ; b contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: No te desampararé ni c te dejaré.
6 De tal manera que decimos confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre. 7 Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. 8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy y por los siglos.
- 9 No seáis a llevados de acá para allá por doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón en la gracia, y no en los alimentos que nunca aprovecharon a los que se ocuparon de ellos;
10 Tenemos un altar, del cual no tienen derecho a comer los que sirven al tabernáculo. 11 Porque los cuerpos de aquellos animales, cuya sangre, por el pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. 12 Por lo cual también Jesús, para a santificar al pueblo mediante su propia b sangre , c padeció fuera de la puerta de la ciudad.
- 13 Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su a vituperio;
- 14 Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la que está por venir;
- 15 Así que, por medio de él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, a saber, fruto de labios que confiesen su nombre;
16 Y a de hacer el bien y de compartir no os olvidéis, porque de tales sacrificios se agrada Dios. 17 a Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta, para que lo hagan con alegría, y sin quejarse, porque esto no os es provechoso.
18 Orad por nosotros, pues confiamos en que tenemos buena a conciencia , deseando b comportarnos bien en todo. 19 Y aún más os ruego que lo hagáis así, para que yo os sea restituido más pronto. 20 Y el Dios de paz que levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran a pastor de las ovejas, por la sangre del b convenio sempiterno, 21 os haga aptos en toda a obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; a quien sea la gloria por los siglos de los siglos.
Amén. 22 Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, porque os he escrito brevemente. 23 Sabed que nuestro hermano Timoteo está en libertad, con el que, si viene pronto, os iré a ver. 24 Saludad a todos vuestros pastores y a todos los santos.
¿Qué dice Segunda de Corintios 9 6?
2 Corintios 9 Capítulo 9 Dios ama y recompensa al dador alegre — Gracias sean dadas a Dios por Su don inefable. 1 Porque en cuanto a la ministración de ayuda para los santos, por demás me es escribiros; 2 pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha a estimulado a muchos.
3 Pero he enviado a los hermanos, para que nuestro gloriarnos de vosotros no sea vano en esta parte; para que, como lo he dicho, estéis preparados; 4 no sea que, si van conmigo algunos macedonios, y os hallan desprevenidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, de esta nuestra confianza.
5 Por tanto, consideré necesario exhortar a los hermanos a que fuesen primero a vosotros, y preparasen primero vuestra generosa ofrenda antes prometida, para que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra. 6 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra en abundancia, en abundancia también segará.
- 7 Cada uno dé como a propuso en su corazón, no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre;
- 8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;
9 Como está escrito: Esparció, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. 10 Y el que da semilla al que siembra, también dará pan para comer, y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los a frutos de vuestra justicia; 11 para que estéis enriquecidos en todo para toda generosidad, la cual produce por medio de nosotros acción de a gracias a Dios.
12 Porque la a ministración de este servicio, no solamente suple lo que a los santos les falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; 13 pues por la experiencia de esta ministración de ayuda glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; 14 asimismo por la oración de ellos a favor vuestro, los que os aman de corazón a causa de la sobreabundante gracia de Dios en vosotros.
15 ¡Gracias a Dios por su don inefable!.