En raras ocasiones de la historia occidental ha coincidido la Semana Santa con una pandemia como el coronavirus. Una enfermedad que, según los científicos, no es una creación humana o un arma biológica, sino que surge del orden natural como si quisiera diezmar al “Homo Deus”, enrostrándole su vulnerabilidad.
El coronavirus, cual bufón que rememora a los siervos de corte de la antigua Roma, nos repite una y otra vez: “mento mori: acuérdate que eres mortal”. Lo mismo nos alertó la cruz que se impone en la frente el miércoles de ceniza dando inicio a la cuaresma: “acuérdate hombre que eres polvo, y en polvo te convertirás”.
Así estamos ante el coronavirus, indefensos y humillados en nuestra soberbia humana que pretendió enseñorearse en todo, dominando la naturaleza, creando sistemas injustos y reproduciendo una desigualdad que hoy no puede callar el grito de los más pobres.
Ya lo han dicho muchos, hasta presidentes de varios países. Además de quedarnos en casa y hacer lo que haya que hacer para combatir el coronavirus, también tenemos que humillarnos ante Dios como dice 2 Crónicas 7:14: “Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra”.
Humillarse ante Dios, es un mensaje central de reflexión para esta Semana Santa y ante el mal que nos azota. La humillación, implica orar intensamente acercándonos al que Todo lo Puede, abandonarnos en su presencia, aceptar su voluntad y que Él obre en nosotros.
- Como dice 1ra;
- Pedro 5:6 “humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él nos exalte cuando fuere tiempo”;
- Otro aspecto de la acción de humillarse ante Dios es pedir perdón por nuestros pecados;
La muerte en la cruz de Jesús, nos libera de nuestras culpas. Su sangre borra nuestras iniquidades. Tenemos su perdón disponible para restaurar nuestras vidas y la de la humanidad, herida por el dolor de la enfermedad y la muerte. Después de esta larga oscuridad, con Jesús, podemos resucitar a una vida más humana para todos.
Contents
- 1 ¿Qué es una humillación ejemplo?
- 2 ¿Qué significa ser humillación?
- 3 ¿Cuál es la diferencia entre ser humilde y humillarse?
- 4 ¿Qué significa tener un corazón contrito y humillado?
- 5 ¿Cómo se siente una persona humillada?
- 6 ¿Cómo evitar que te humillen?
- 7 ¿Cómo sanar la herida de la humillación?
- 8 ¿Cómo ser humilde de corazón según la Biblia?
¿Qué significa la palabra humillarse en la Biblia?
Humillación , del latín humiliatio , es la acción y efecto de humillar o humillarse (herir el amor propio o la dignidad , abatir el orgullo ). Cuando una persona es humillada, siente vergüenza. Por ejemplo: “No voy a aceptar otra humillación por parte de mi jefe” , “Nunca sentí tanta humillación como cuando mi madre me dio una cachetada frente a todos mis compañeros” , “La humillación se completó con el sexto gol del equipo visitante”. La humillación aparece cuando la dignidad es herida.
¿Qué es una humillación ejemplo?
Es una conducta que puede despojar a las personas de su orgullo, honor y dignidad, algo que puede tener consecuencias nefastas en la personalidad de un individuo, sobre todo si este tipo de menosprecio ocurre repetidamente desde la niñez. Hay formas de humillación que a veces confundimos con la disciplina.
Por ejemplo, dar nalgadas a un niño delante de otras personas es una manera de humillarlo. Decir a un chico “eres un inútil” cuando le indicamos que haga algo y no sabe hacerlo, también constituye una humillación.
Criticarle y compararle con otros muchachos, como sus hermanos o amigos, también puede hacer que el niño se sienta subestimado, lo cual va en detrimento de su autoimagen y el respeto por sí mismo. Además, los actos humillantes pueden enviar el mensaje a tu hijo de que no lo valoras.
- Nunca subestimes el daño emocional que puedes causar al humillar a tu hijo o hija, pues para los niños es muy importante la valoración de sus padres;
- Hay ciertos padres que consideran que la humillación puede fortalecer la personalidad de sus hijos;
Sin embargo, diversos estudios han concluido que es uno de los desencadenantes más comunes de suicidios entre los adolescentes. Los niños, independientemente de si son inquietos o traviesos, necesitan sentirse queridos y respetados por sus padres, sobre todo, y por los adultos que les rodean.
- Pero si usas refuerzos negativos para disciplinar a tu hijo, esto puede traer a la larga resultados poco satisfactorios;
- Cómo actuar Por ejemplo, una medida disciplinaria puede ser impedir que el niño vea esa noche su programa favorito en la televisión o juegue con su computadora;
Pero si a eso le añades etiquetas peyorativas como “eres un fracaso”, “nunca llegarás a ser alguien”, acabarás por dañar emocionalmente a tu hijo o hija, especialmente si repites esas frases o etiquetas con frecuencia y en presencia de otros. Sé que a veces perdemos la paciencia con los chicos pero no hay justificación para que los padres menosprecien o insulten a sus hijos.
Esta práctica, que tal vez algunos consideren como una buena medida disciplinaria, puede hacer que el niño desarrolle un concepto pobre de sí mismo y el día de mañana muestre conductas erráticas en la escuela e incluso en el trabajo.
De igual manera, tal vez sin darte cuenta y creyendo que estás haciendo lo correcto, puedes estar fomentando problemas indeseados en la personalidad de tus hijos que luego repercutirán en sus relaciones con sus hermanos, amigos y en su conducta dentro de la sociedad en general.
- Recuerda que el resentimiento suele ser un efecto colateral de la humillación;
- Diferentes tipos Existen formas solapadas o algo confusas de humillar a otras personas, o sea, de herir su dignidad y autoestima;
Tal vez sin darte cuenta, puedes incurrir en conductas humillantes con tus hijos, con otros seres queridos e incluso con amistades o colegas de trabajo. He aquí algunas de ellas: Denigración En ocasiones, menospreciamos o nos burlamos de las opiniones de los demás y damos a entender que somos nosotros los que pensamos de forma correcta.
Esto puede ser especialmente perjudicial para un niño o un adolescente, ya que están en etapas de descubrimiento, experimentación, planteamientos personales, cuestionamientos y también muchas inseguridades.
Tu hijo puede estar equivocado en ciertos conceptos pero no obtendrás resultados satisfactorios si no le escuchas con atención y luego le haces razonar, sin peleas e imposiciones. La postura altanera de “yo soy quien sabe” no te llevará lejos con él. Para llegar a un entendimiento tal vez es necesario que te examines y procures evitar características de tu personalidad, como la soberbia o el deseo de prevalecer, que pueden interferir en un diálogo democrático con tus chicos, sobre todo si son adolescentes.
Exclusión Mientras los hijos son pequeños es lógico que les ahorremos preocupaciones y les dejemos ser niños, pero cuando ya entran en la adolescencia no es una buena costumbre marginarlos o excluirlos de las decisiones que se toman en el hogar, ya que a ellos también les afectan.
Por ejemplo, si hay que reducir gastos o cambiar de vivienda, es importante conversar con ellos al respecto para que no sientan que sus opiniones y sentimientos no cuentan, lo cual puede ser humillante. Lo mismo puede ocurrir en el trabajo cuando pregonamos que todos constituimos un equipo y luego, a la hora de tomar decisiones, varios integrantes de dicho equipo quedan fuera sin ser informados.
- Calumnia Acusar a alguien falsamente puede ser humillante, insultante e irritante;
- No es infrecuente, por ejemplo, que a un padre se le pierda algo, como un bolígrafo predilecto u otro objeto personal y después de buscar sin éxito se acerque a sus hijos, sin pruebas concretas, y les diga: “Sean sinceros y no pasará nada;
¿Dónde está el bolígrafo?” La calumnia, además, puede provocar riñas familiares. Para evitar humillar a otros, y estoy seguro de que no te gusta que te lo hagan a ti, lo más conveniente es tratar de controlar los impulsos y pensar en las consecuencias de tus palabras y acciones.
¿Qué significa ser humillación?
Se considera humillación cualquier tipo de acto que denigre públicamente o personalmente a un ser humano, al igual que su cultura, su dignidad, su sexo, su origen étnico, su religión, su pensamiento, su nivel económico, sus conocimientos, etcétera.
¿Cuál es la diferencia entre ser humilde y humillarse?
[email protected]. com [email protected]. com Las dos palabras tienen la misma raíz, provienen de humus, que quiere decir barro o tierra. Pero, aunque ambos términos compartan el mismo origen sus significados son diferentes. Humilde es la persona que conoce sus cualidades y limitaciones, por lo cual no se engríe ni se eleva sobre los demás.
En cambio, la persona que humilla a otra lo hace por necesidad de engrandecer su propia imagen, ya que está incómoda consigo misma y siente que no posee valor o cualidades suficientes para brillar ante los demás.
En efecto, quien humilla a alguien no está demostrando su majestad y poder, sino su carencia y debilidad. Quien humilla quisiera tomar a la otra persona como si fuera una chinche para aplastarla y machacarla. Con esta actitud no muestra superioridad, sino manifiesta claramente su pequeñez.
- Humilde, en cambio, es quien conoce perfectamente sus fortalezas y debilidades porque sabe del barro de que está hecho;
- No es humilde quien mendiga sobras de cariño, respeto, amor y conmiseración;
- Esa es una persona miserable y que se menosprecia, pero no es humilde;
“La humildad, dijo Santa Teresa, es andar en verdad”. En el milagro del Tepeyac que acabamos de conmemorar, el humilde Juan Diego le pide a la Virgen que escoja un heraldo o mensajero de más renombre para que el obispo pueda prestar oídos y dar crédito a su petición: “Porque yo soy un campesino, soy mecapal, soy parihuela, soy cola, soy ala; yo mismo necesito ser llevado a cuestas.
¿Qué significa tener un corazón contrito y humillado?
Imagínate que tu mejor vestido o camisa, la que te queda “bien”, esté rota, tú buscarías la forma de repárarlo inmediatamente, porque esa pieza es tu favorita. Así es la respuesta de Dios cuando tu corazón se contrita delante de él. El salmista lo dice en el salmo 51:17 “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado: al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
¿Y quién es el contrito ? Hablamos de contrito. la idea de esta palabra es la de una piezas de roca o un pedazo de piedra del suelo, que después de un proceso es convertida en un piedra preciosa o fina. Dios quiere reparar tu vida rota.
Puede que en este momento tu vida esté alejada de Dios y que con razón o sin ella no encuentra la forma de acercarte a Dios; tu corazón está roto y duro, sabe que necesita de Dios, pues la clave es un corazón contrito, para que pueda ser convertido en un corazón hermoso.
- Esta es la mejor condición cuando un corazón está quebrantado o partido, porque si no está partido no podemos ver lo que hay dentro;
- Dios ama todos los corazones enteros en su afecto, pero ama y tiene clemencia de un corazón contrito más que todos los sacrificios;
Cuando te quebrantas delante de Dios viene una liberación plena a tu vida, hay nueva razón de vivir. Estar contrito es llorar, suplicara, clamar a un Dios de amor, paz y misericordia. No importa cuál es tu condición de vida, reconoce que necesitas a Dios para que pueda habitar contigo.
¿Cómo se siente una persona humillada?
No obstante, a lo largo de estas líneas me gustaría hablaros de la humillación a uno mismo, del por qué el ser humano tiende a humillarse, a infringirse ese daño y generarse emociones tan rechazadas y dolorosas cuando nos las provocan los demás. Cuando nos sentimos humillados por los demás, podemos reaccionar sintiendo distintas emociones como ira, tristeza, vergüenza y en los casos más extremos incluso culpa.
¿Cómo dejar de humillarme?
¿Cómo evitar que te humillen?
¿Cómo sanar la herida de la humillación?
Sanar la herida de humillación – Al igual que las otras heridas, la de humillación puede sanarse si la persona, ya adulta, toma conciencia de su daño y de su máscara. Esto no es sencillo, pues resulta doloroso aceptar que uno se ha sentido ridiculizado por otros y por sí mismo; sin embargo, es un primer paso imprescindible.
A partir de aquí, la persona deberá cambiar sus hábitos: comenzar a escuchar y atender sus necesidades y dejar de cargar con las vidas ajenas ; adoptar un diálogo interno positivo en el que no se compare ni se humille y permitirse ser sin imponerse excesivos límites a sí misma son algunos puntos cruciales.
En este proceso puede ser útil contar con un terapeuta. Este puede ayudarte a identificar el origen de la herida y guiarte en el proceso de quitarte la máscara. Así, si te has sentido identificado con lo anterior, no dudes en buscar ayuda. Te podría interesar.
¿Cómo ser humilde de corazón según la Biblia?
Ser humilde es reconocer con agradecimiento nuestra dependencia del Señor y comprender que tenemos la necesidad constante de recibir Su apoyo. La humildad es el reconocimiento de que nuestras aptitudes y talentos son dones de Dios; no es señal de debilidad, de timidez ni de temor, sino una indicación de que sabemos de dónde proviene nuestra verdadera fortaleza.
¿Qué significa la palabra humildad en la Biblia?
Humildad en la Biblia – Según la doctrina cristiana, la humildad es la actitud virtuosa que se debe observar ante Dios, ante su superioridad y perfección, y en plena conciencia de que ha sido Él quien ha concedido la gracia de la existencia. Así, en el cristianismo, humildad implica reconocer la propia pequeñez ante el misterio de la vida, aceptar la igual dignidad de todos los seres humanos y someterse a la voluntad de Dios, apreciada como buena, agradable y perfecta.
- En este sentido, la Biblia aconseja: “Revestíos de humildad hacia los demás, porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes” I Pedro 5, 5;
- La humildad, pues, llama a la conciencia de entender que los seres humanos somos todos iguales ante los ojos de Dios;
De hecho, el mayor ejemplo de humildad en la doctrina cristiana lo constituye la figura de Jesucristo. A este respecto dice la Biblia: “Haya, pues, en vosotros, este sentir que hubo también en Jesucristo, quien, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Vea también:
- Soberbia.
- Modestia.
Cómo citar: “Humildad”. En: Significados. com. Disponible en: https://www. significados. com/humildad/ Consultado:.
¿Qué significa la palabra humildad en la Biblia?
Humildad en la Biblia – Según la doctrina cristiana, la humildad es la actitud virtuosa que se debe observar ante Dios, ante su superioridad y perfección, y en plena conciencia de que ha sido Él quien ha concedido la gracia de la existencia. Así, en el cristianismo, humildad implica reconocer la propia pequeñez ante el misterio de la vida, aceptar la igual dignidad de todos los seres humanos y someterse a la voluntad de Dios, apreciada como buena, agradable y perfecta.
En este sentido, la Biblia aconseja: “Revestíos de humildad hacia los demás, porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes” I Pedro 5, 5. La humildad, pues, llama a la conciencia de entender que los seres humanos somos todos iguales ante los ojos de Dios.
De hecho, el mayor ejemplo de humildad en la doctrina cristiana lo constituye la figura de Jesucristo. A este respecto dice la Biblia: “Haya, pues, en vosotros, este sentir que hubo también en Jesucristo, quien, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Vea también:
- Soberbia.
- Modestia.
Cómo citar: “Humildad”. En: Significados. com. Disponible en: https://www. significados. com/humildad/ Consultado:.
¿Qué significa Miqueas 6 8?
1 Oíd ahora lo que dice Jehová: Levántate, contiende con los montes, y oigan los collados tu voz. 2 Oíd, montes y fuertes cimientos de la tierra, el pleito de Jehová, porque Jehová tiene pleito con su pueblo y altercará con Israel. 3 Pueblo mío, ¿qué te he hecho o en qué te he molestado? Responde contra mí.
- 4 Porque yo te hice subir de la tierra de Egipto, y de la casa de servidumbre te a redimí ; y envié delante de ti a Moisés, y a Aarón y a María;
- 5 Pueblo mío, acuérdate ahora de lo que aconsejó a Balac , rey de Moab, y de lo que le respondió Balaam hijo de Beor, desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas las justicias de Jehová;
6 ¿Con qué me presentaré ante Jehová y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? 7 ¿Se agradará Jehová de millares de a carneros o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi b primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? 8 Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno y lo que a pide Jehová de ti: solamente b hacer justicia, y amar la c misericordia y d humillarte para e andar con tu Dios.
9 La voz de Jehová clama a la ciudad, y sabio es temer tu nombre. Oíd la vara, y a quien la establece. 10 ¿Hay aún en casa del impío tesoros de impiedad y medida escasa que sea detestable? 11 ¿Debo considerar justas la balanza falsa y la bolsa de pesas engañosas? 12 Sus ricos se llenaron de rapiña, y sus moradores hablaron mentira, y su lengua es engañosa en su boca.
13 Por eso yo también te debilitaré hiriéndote, asolándote por tus pecados. 14 Tú comerás y no te saciarás, y tu a escasez estará en medio de ti; y tú recogerás, pero no retendrás; y lo que retengas, lo entregaré yo a la espada. 15 Tú sembrarás, mas no segarás; pisarás aceitunas, mas no te ungirás con el aceite; y mosto, mas no beberás el vino.
¿Qué es lo que Dios pide de ti?
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Mi. 6:8). Cuando el profeta Miqueas refiere a Israel y Judá lo que Dios pide de ellos, sus moradores vivían en el desenfreno total. Consciente de su condición espiritual, el pueblo se pregunta: ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante El con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? (Mi.
- 6:6-7);
- Las opciones que busca el pueblo para acercarse y adorar a Dios son verdaderamente admirables pero carentes de temor, amor y gratitud a Dios;
- Por ello, el profeta Miqueas les reprocha su falsedad e hipocresía, al decirles: “Oh hombre, El te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Mi;
6:8). Hacer justicia. La Biblia revela a Dios como el juez justo de toda la tierra. Siendo esto así, Él demanda de los suyos justicia en todas sus obras. ¿Qué hacía Israel y Judá? Tenían balanzas falsas y bolsas de pesas engañosas. Codiciaban heredades y casas y las robaban.
Oprimían al pobre y lo despojaban de sus bienes. A las mujeres echaban de sus casas y a los niños les fue quitada la alabanza. Aborrecían lo bueno y amaban lo malo. Los jueces tomaban cohecho y pervertían el derecho.
Los sacerdotes enseñaban por dinero y los profetas hacían errar al pueblo. Por la perversidad de las obras de Israel y Judá, Dios les demanda hacer justicia. Estimado lector: ¿Tus obras son justas? Hoy Dios te pide hacer justicia. Amar misericordia. Dios es infinitamente misericordioso y anhela que nosotros seamos compasivos, clementes, benignos y misericordiosos con nuestros semejantes, con los presos, débiles, pobres, enfermos y pecadores.
Esto es lo que olvidó Israel y Judá y pensaron que ofreciendo becerros de holocausto y millares de carneros por sacrificio Dios pasaría por alto sus robos y despojos contra el pobre y desvalido. Con cuánta razón Samuel dijo a Saúl: “¿Se complace Jehová, tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” (1S.
15:22). Religiosidad carente de misericordia fue lo que el Señor Jesús también reprochó a los fariseos cuando éstos censuraron a los discípulos por cortar y comer espigas en el día de reposo. A ellos dijo: “Y si supiereis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenarías a los inocentes” (Mt.
- 12:7);
- En otra ocasión, cuando escribas y fariseos reprobaron que el Maestro comiera con publicanos y pecadores, les dijo: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos;
- Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio;
Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (Mt. 9:12-13). Por ello, hoy por hoy, Dios demanda hacer misericordia. Amigo lector: ¿Eres compasivo, clemente y benigno con tus semejantes? Dios te mide hacer misericordia. Humillarte ante tu Dios.
- Humildad, virtud caracterizada por mansedumbre, modestia, paciencia y sencillez;
- De esto adolecía Israel y Judá;
- Su pecado los volvió soberbios y orgullosos;
- En su arrogancia olvidaron a Dios, sus obras y sus muchas misericordias;
De ahí que Dios les pida se vuelvan a Él con un corazón contrito y humillado, pues su religiosidad no cubriría su arrogancia y altivez. Hoy Dios nos pide humildad. Él ha dicho: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados (Is.
57:15). Querido lector: En tu relación con los demás, ¿Eres sencillo o arrogante, modesto o soberbio? Y en tu relación con Dios, ¿eres humilde? ¿Qué pide Dios de ti? Humillarte delante de Él. Dice el apóstol Pablo: “Halla, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma se siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil.
2:5-8). Con cuánta razón el mismo Señor Jesucristo, dijo: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo he hecho, vosotros también hagáis” (Jn. 13:15). Querido amigo: ¿Qué pide Dios de ti? Hacer justicia, hacer misericordia y humillarte ante Jehová, tu Dios.