Que Es El Reino De Dios?

Que Es El Reino De Dios

‘ El Reino de Dios significa, por tanto, el reinado de Dios en nuestros corazones ; significa esos principios que nos separan del reino del mundo y del demonio; significa la benigna difusión de la gracia; significa la Iglesia como institución divina donde podemos tener la seguridad de adquirir el espíritu de Cristo y poder así alcanzar ese Reino de Dios en los últimos tiempos donde Él reina sin fin ‘.

¿Qué es el Reino de Dios en la Biblia?

El Reino en el cristianismo [ editar ] – El Catecismo de la Iglesia Católica indica que en el Nuevo Testamento se utilizan varias expresiones para caracterizar la bienaventuranza a la que Dios llama al hombre: la llegada del Reino de Dios; «Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios» —Mt 5, 8—; «la entrada en el gozo del Señor» — Mt 25; 21.

  • 23 —; «la entrada en el descanso de Dios» — Hb 4, 7-11—;
  • [ 1 ] ​ « Allí descansaremos y veremos; veremos y nos amaremos; amaremos y alabaremos;
  • He aquí lo que acontecerá al fin sin fin;
  • ¿Y qué otro fin tenemos, sino llegar al Reino que no tendrá fin?;

San Agustín civ. 22,30» La idea del Reino de Dios se encuentra predominantemente en el Nuevo Testamento , especialmente en los Evangelios. [ 2 ] ​ El Reino de Dios es un término usado indistintamente con el de «Reino de los Cielos». En el Evangelio según Mateo se utiliza esta última expresión, mientras que en el de Lucas , en el de Marcos y en el de Juan se utiliza «Reino de Dios».

La explicación habitual es que el evangelio de Mateo está destinado a los judíos quienes prefieren evitar el uso directo del nombre de Dios. Marcos y Lucas están dirigidos a una audiencia más general y menos familiarizada con el término «Reino de los Cielos».

Algunos intérpretes premilenaristas piensan que el «Reino de los Cielos» se refiere al reino milenario de Dios, mientras que el «Reino de Dios» se refiere a su reinado universal. Otros opinan que no hay base para tal distinción. El historiador, escritor y filósofo británico H.

Wells escribió: «La doctrina del Reino de los Cielos, que fue la enseñanza principal de Jesús , es ciertamente una de las doctrinas más revolucionarias que alguna vez haya animado y transformado el pensamiento humano.

» [ 3 ] ​ H. Wells (1920), Outline of History El pensamiento cristiano del Reino de Dios agrupa distintos conceptos según el entendimiento de cada denominación, entre las que destacan las siguientes.

  • El Reino de Dios es un gobierno único celestial que regirá en toda la tierra después de Armagedón , cuando todas las personas inicuas hayan sido destruidas.
  • El rey de este reino es Jesucristo, de acuerdo con el pacto que hizo Dios con David.
  • Jesucristo habla muchas veces del Reino de Dios, que está cerca y la manera de explicarlo es con parábolas que son comparaciones que expresan una enseñanza.

¿Qué es el Reino de Dios opinión?

Un tema central destaca en el evangelio: el Reino de Dios. Quizá para nosotros hoy las parábolas que emplea Jesucristo no nos resulten tan sugerentes como lo fueron para los primeros que las escucharon de labios del Señor o en la proclamación de este texto en los orígenes del cristianismo.

Dentro y fuera de nuestros templos hemos oído esta expresión en numerosas ocasiones. Con todo, ¿terminamos de entender, asumir, comprender qué quiere decir, qué es el Reino de Dios? Si lo tienes claro, estupendo, pero continúa leyendo porque tal vez te reafirmarás en lo que ya sabías o completarás tu conocimiento.

Si no te interesa, sigue leyendo también porque, sin duda, te vas a sorprender. Ahí va la respuesta: el Reino de Dios es la realidad en la que habita Dios. ¿Lo que hemos llamado tradicionalmente «el cielo»? Exacto, pero también la tierra. También aquí habita Dios.

¿Y ya está? Pues sí, ya está. Donde está Dios, está su Reino. La dureza de nuestra vida, nuestros problemas cotidianos, los sufrimientos y preocupaciones que nos atormentan parece que nos están diciendo otra cosa.

¿Cómo puede existir aquí en este mundo el Reino de Dios en medio del orgullo, la soberbia, la envidia, el odio, el resentimiento, el rencor, y tantos y tantos pecados que nos hacen devorarnos los unos a los otros? Hemos llegado al momento clave de nuestra reflexión.

  • Cuanto más espacio dejemos a Dios en nuestra vida, en nuestra sociedad, en nuestra historia, mayor será nuestra experiencia del Reino de Dios;
  • Dios y el demonio no pueden convivir, el día y la noche no se dan a la vez, la luz se hace más tenue y llega la oscuridad, y la luz del alba va deshaciendo las tinieblas de la noche;

Así sucede con el Reino de Dios, puede ir apareciendo en nuestra vida o puede ir ocultándose. Aunque Dios jamás se va del todo. Es una equivalencia casi matemática: a mayor presencia de Dios, mayor experiencia de su Reino entre nosotros. Cuanto más vivimos según el proyecto de Dios, más nos acercamos a su Reino.

  1. Y su Reino significa vivir en Él, como Él, siendo semejantes a Él;
  2. Puede comenzar ya para nosotros en este mundo, pero no puede darse como plenitud porque aquí todavía el mal, el demonio, tiene margen de actuación;

La plenitud del Reino de Dios nos espera en el cielo. El Reino es algo pequeño, que puede que al principio solo unos cuantos lo vivan pero con la fuerza de Dios irá creciendo, poco a poco, sin avasallar, sin imponer, hasta ocupar toda la realidad. Esto es el Reino de Dios, Él nos lo ofrece, nos lo propone, nosotros decimos hacerlo realidad o no..

¿Cómo es el Reino de Dios en la actualidad?

Reino de Dios, no designa un espacio geográfico, sino la situación de aquellos que han transformado o convertido su corazón, entendido éste como lo más profundo y sentido de cada ser humano, y exaltan a Dios como valor absoluto de sus vidas y de sus relaciones con los demás.

  • El Reino es pues, no sólo el horizonte individual de los creyentes, sino también la meta de la comunidad, que es la Iglesia;
  • En el comienzo del Evangelio de san Marcos (Mc;
  • 1,15), Jesús anuncia el principio de su vida de predicación con estas palabras: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el Evangelio”;

En todas sus enseñanzas, la expresión Reino de Dios o en ocasiones Reino de los Cielos, constituye el eje central del anuncio de Jesús. Él es quien inaugura el Reino y quien nos invita a participar en su enriquecimiento y difusión. El Reino de Dios en la actualidad Todos sabemos que el Reino de Dios se presenta como la salvación del hombre y la vida eterna, en la que el hombre conseguirá su plenitud definitiva.

Este es un Reino de amor y de vida sencilla en la inocencia del corazón. Pero no es un reino como esos que vemos aquí en nuestro mundo, es decir, no es un reino físico y material, sino que es un Reino al cual entramos al ser bautizados y al permanecer en la fe de Cristo, pero que lo vivimos dentro de cada uno de nosotros y nos mantendremos en él al seguir el camino de nuestro Padre que lo dio todo por nosotros, incluso a su propio hijo para salvarnos de nuestros pecados.

Mucha gente afirma que el Reino de Dios se acerca y trata de convencer a las otras personas de que se conviertan porque el Reino de Dios ya se acerca, pero están equivocados en algo, y es que el Reino de Dios ya está en medio de nosotros, tal cual lo dijo Jesús según el Evangelio San Lucas.

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El reinado de Dios es pleno; en los que creen se va realizando, poco a poco, en su corazón y en su conciencia, sus costumbres se van adaptando cada vez más al nuevo amor a Dios. Este Reino ya está aquí, aunque muchos lo nieguen y lo siguen esperando, sólo que no es visible como los otros reinos de los hombres, sino que es un Reino espiritual.

Además el Reino de Dios no sólo se refiere al futuro, es decir que en la Biblia vemos expresado que al final de los días, el fin del mundo, sólo los que pertenezcan a él y sigan sus mandamientos estarán en el Reino de los cielos y tendrán vida eterna.

  1. Sabemos que eso es cierto, pero también el Reino de Dios también es algo que irrumpe en nuestra vida diaria, ya que nuestro Padre nos presenta innumerables “pruebas” a las que a veces respondemos de manera incorrecta;

Entonces, si pertenecemos al Reino del Señor, podremos transfo rmar las relaciones del odio, egoísmo, discriminación y explotación, en relaciones de amor, solidaridad, justicia y paz. En nuestro país, en toda Latinoamérica y en todo el mundo existe la injusticia con los pobres, en algunos lugares más que en otros.

La liberación humanizadora de los pobres y oprimidos de la tierra es la irrupción más significativa del Reino en la sociedad. La teología de la liberación, que es el intento de los seguidores del Reino de liberar a todos aquellos que sufren de injusticias, busca problematizar los mecanismos de explotación económica, política, ideológica y cultural que oprimen y deshumanizan a la mayoría de la población.

Esta teología de liberación se fundamenta en la fe y la esperanza del pueblo de Dios, pero su novedad está en que busca aplicar su pensamiento al oprimido como sujeto histórico. Las condiciones para entrar en el Reino de Dios y las condiciones para pertenecer a la única iglesia fundada por Cristo son idénticas.

La iglesia de Cristo es el Reino de Dios en la Tierra. Los pasos que conducen al Reino de Dios son los mismos que conducen a la verdadera Iglesia de Dios. En la actualidad, existe una urgente necesidad de hombres y mujeres consagrados y hay una gran demanda de predicadores santos y devotos de Dios.

¿Qué está ocurriendo con el mundo que Dios dejó en nuestras manos y que mandó a su hijo para salvarnos y para que todos recibiéramos vida eterna? El ateísmo y el satanismo nos están invadiendo grandemente. Por ejemplo en nuestro país en los últimos años ha habido un creciente índice de satanismo.

  1. Nos estamos dejando llevar del mal, y no estamos llevando el plan de Dios y nosotros pertenecientes a la religión cristiana no actuamos como verdaderos cristianos y nos estamos dejando llevar por el camino de lo fácil;

No todo es malo; el conocimiento de Dios se duplica en cada cuatro o cinco años. Además, han habido muchos acontecimientos que han provocado importantes cambios en todo el mundo, tales como la caída del muro de Berlín en 1989 y el reciente atentado terrorista contra las Torres Gemelas en Nueva York el pasado 11 de septiembre.

Estos hechos han causado el arrepentimiento y conversión hacia el Cristianismo de muchas personas. En mi opinión, Dios está estremeciendo las naciones para que se den cuenta de lo mal que están y se arrepientan y sigan Su camino.

Nosotros como cristianos, debemos considerar a la iglesia como una iglesia que adora y alaba a Dios en espíritu y en verdad, pues así era la del primer siglo, y a pesar de los errores que ha cometido ya que es una institución dirigida por seres humanos con derecho a equivocarse, se mantendrá siempre como el Reino de Dios en la tierra.

  • Iglesia: lugar dnd se encuentra a dios la casa de dios conjunto de personas comunidad de cristianos, es la asamblea de los fieles o los creyentes de una sola fe pero sobre todo es la persona y su interior;

ðDios, aunque nosotros lo rechacemos, sigue buscándonos para que encontremos la dicha verdad y felicidad del ser humano. La Iglesia es el pueblo de Dios, descripción que enfatiza por un lado la continuidad de la Iglesia heredera del pacto de Dios con Israe l y, por otro, su potencial universalidad Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2003.

© 1993-2002 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. La iglesia y el reino de dios(lo ke dijo la puta) Jesús quiso desde el comienzo empezo a organizar en una comunidad viva a quienea se quisieran poner al servicio de ese gran proyecto No se conformo con ke este o akel le sigieran individual/.

El m,ismo eligio discipulos y les invito a seguirles Lucas cuenta como les lanzo sta llamaa tras 1 peska mu abundante J les facilito la pesca extraordinaria Y se propuso akel trabajo Xo com ombres y no con peces Reunir a loos ombres wen el movimiebnto del reino Sera una pesca muxo mad interesante entonces empieza a formarle sxa la accion confiandoles tareas mu concrtas Proclamar la buena noticia a otros peblos Después de su resurrección Les avbre la perspectiva d 1 nuva mision universal asi les manda “y , acercandose Jesús les dijo: me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra”.

¿Qué quiere decir que el Reino de Dios está cerca?

Visitas – 2054 En el domingo tercero del tiempo ordinario, instituido por el Papa Francisco, a partir de este año, como «domingo de la Palabra de Dios», proclamamos y escuchamos esta Palabra de Dios, siempre consoladora y esperanzadora: «El Reino de Dios está cerca», ya ha llegado, lo vemos y palpamos en la persona de Jesús, que comienza su vida pública con el anuncio de la gran y dichosa noticia de la cercanía, ya presencia, del Reino de los cielos, es decir del reino de Dios, del cielo entre nosotros, del señorío de Dios; es decir, es Dios quien reina, Dios está presente, es el Señor y con ese anuncio la llamada a la conversión, a creer en esa Buena Noticia que cambia y renueva todo.

  1. Con este anuncio, Jesús comienza su vida pública, la comienza en Galilea, la Galilea de los gentiles, de los paganos, en las tribus de periferia, asignadas a Zabulón y Neftalí, como se refiere Isaías sobre las que profetiza: aquellas tierras que caminaban en tinieblas por su gentilidad, por su lejanía de Jerusalén, verían una luz grande, la luz de Cristo y de su Evangelio;

En las tierras alejadas de Zabulón y Neftalí, dominadas por ídolos, por costumbre extranjeras o por la increencia, diríamos hoy, encontramos el símbolo de nuestros días de un mundo, de una sociedad que camina de espaldas a Dios, en dirección contraria a Él, como si Él no existiese, ausente de nuestro mundo, de nuestra sociedad, que está reflejada en aquellos lugares de la gentilidad edificados exclusivamente sobre nuestros propios criterios y maneras de entender las cosas, al margen de Dios, y con la autosuficiencia de quienes se creen que todo es obra de nuestras manos, y que todo depende de nosotros, de nuestros poderes y estrategias, de nuestras maneras de pensar y de actuar.

  • Una sociedad así, una humanidad edificada en esta clave tiene amenazada su supervivencia, se desmorona y se autodestruye abandonada a sus propias fuerzas y criterios, a su autosuficiencia y al margen de Dios;

Aquellas gentes de la periferia de Israel necesitaban cambiar. Hoy también necesitamos cambiar urgentemente, necesitamos de manera apremiante girar en otra dirección, la de Dios, la que vemos en Jesús. El verdadero y principal problema de nuestro tiempo es la crisis de Dios, la ausencia de Dios; el vivir como si Dios no existiera, o bajo el slogan «Dios no existe o si Dios existe, no entra en nuestro mundo, en el mundo particular y mío».

Pero, Dios existe, Dios vive, Dios está presente y actúa en nuestro mundo, en nuestra vida, en mi vida. Dios no es una excusa última, lejana; no es ese «algo tiene que existir o haber» como a veces se dice.

Dios personal es la realidad más presente y decisiva para todo hombre en todo acto de su vida, en toda la historia. Dios no está ausente, Dios actúa. Lo vemos y palpamos en Jesucristo, en su rostro humano, en su historia concretísima que entra y plenifica nuestra historia, la lleva a su culmen.

En Jesucristo se hace presente, visible y audible a Dios, el reino de Dios, los cielos irrumpen en nuestra historia. En Él, en Jesús, encontramos a Dios, la salvación, el amor inconmensurable e infinito que es Él, la misericordia.

Nos muestra a Dios Padre de misericordia y Dios de todo consuelo, cura a los enfermos, perdona a los pecadores, traer la libertad a los cautivos, los pobres escuchan la buena noticia de que Dios los ama con un amor de predilección, son evangelizados, los que lloran son consolados, da la vida, trae vida eterna, vence el mal, el pecado, el, enemigo infernal, la muerte, nos muestra así que Dios existe, que Dios es amor, y que es en Él, amándole a Él en todas las cosas y por encima de todas ellas, amando como Él nos ama, es donde muestra su señorío, su reinado al que no pueden vencer las fuerzas poderosas del mal.

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Cristo nos muestra, hace, en todo, lo que el Padre, Dios, quiere, hace y cumple su voluntad. «El Reino de Dios está cerca», es Jesús mismo. «Creed en el Evangelio», en esta buena noticia, a partir de la cual todo cambia, todo se reedifica; toda amenaza que pese sobre el hombre, sobre la humanidad, ha quedado superada.

Por eso, escuchemos la voz del Señor que nos apremia a la conversión, es decir a repensar, poner en cuestión el propio y común modo de vivir, dejar entrar a Dios en los criterios de la propia vida, no juzgar según las opiniones de nuestro ambiente cultural, cambiar de mentalidad para asumir la de Dios, la que vemos en Jesús.

  • Convertirse significa no vivir como viven todos, no obrar como obran todos; comenzar a ver la propia vida con los ojos de Dios, con la mirada de Jesús; buscar consiguientemente el bien, aunque resulte incómodo; no apoyarse en el juicio de muchos, de los hombres, sino en el juicio de Dios;

En definitiva, buscar un nuevo estilo de vida, una vida nueva, un buscar en todo la voluntad de Dios, lo que Dios quiere: lo que vemos en Jesús, su rostro reflejado en el camino de la felicidad que son las bienaventuranzas y en un amor como el suyo, hasta el extremo, que ama a todos, que perdona siempre, incluso a sus enemigos.

Que Cristo sea nuestro Señor, y por eso sea a quien seguimos, dejando nuestro modo de ser y de vivir, de pensar y de sentir, de actuar, para que el pensar de Jesús, su sentir, su actuar, sea el nuestro.

Esto es el seguimiento, y esto es lo que significa «dejándolo todo lo siguieron». Que no nos suceda lo que al joven rico, que por no atreverse a seguir así, e marchó entristecido. Necesitamos convertirnos, ahí está y es la verdadera renovación y reforma que necesitamos en la Iglesia y en el mundo.

  • Esto es lo que nos hace falta: que la Iglesia, escuche, viva y siga la Palabra de Dios, que anuncie que está en medio nuestro el Reino de Dios y que llame a la conversión;
  • Esto es lo que nos hace falta: que dejemos que Dios sea Señor y Rey y que nos convirtamos a Él, Cambiarán y se renovarán el mundo y la Iglesia;

¡Seguro y cierto!.

¿Qué dice Jesús sobre el reino de los cielos?

Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,20-25): – En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios Jesús les contestó: «El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.

» Dijo a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis. Si os dicen que está aquí o está allí no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día.

Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación. » Palabra del Señor.

¿Qué se necesita para ser parte del Reino de Dios?

¿Cómo se identifica el Reino de Dios y la Iglesia?

Abstract – La Iglesia no se identifica con el Reino de Dios, pero se relaciona estrechamente con él. Esto se ve claramente si nos fijamos en el vocabulario del Nuevo Testamento. El Reino (basileia) aparece 163 veces en los escritos del Nuevo Testamento; de ellas, 107 en los evangelios y 56 en los demás escritos.

Por el contrario, la Iglesia (ekklesía) aparece 114 veces en el Nuevo Testamento; de ellas, solo 3 veces en el evangelio de Mateo y 111 en los demás escritos. Por lo tanto, no se identifican sin más el Reino y la Iglesia.

Pero esto no quiere decir que sean dos realidades que no tienen que ver la una con la otra. Un día dijo Jesús a su comunidad de discípulos: “Pequeño rebaño, no temas, porque al Padre le agradó darte el Reino” (Lc. 12, 32; cf. 22, 28-30). Por lo tanto, el Reino de Dios se relaciona estrechamente con la comunidad de Jesús.

  • Esto quiere decir que es falsa la afirmación de Loisy: “Jesús anunciaba el Reino de Dios, y fue la Iglesia lo que vino”;
  • Porque en los Hechos y en las Cartas de los apóstoles se habla del Reino como de una realidad que perdura y que está íntimamente ligada a la Iglesia;

Y eso en un sentido concreto, a saber: en cuanto que la Iglesia tiene que anunciar y hacer presente el Reino de Dios entre los hombres. Los testimonios del Nuevo Testamento en este sentido son abundantes (Hech 8, 12; 14, 22; 19, 8; 20, 25; 28, 23; 28, 31; Rom.

14, 17; 1 Cor. 4, 20; 6, 9. 10; 15, 50; Gal. 5, 21; Ef. 5, 5; Col. 4, 11; 1 Tes. 2, 12; 2 Tes. 1, 5; etc). Por consiguiente, para comprender lo que es la Iglesia, se hace enteramente necesario comprender previamente lo que es el Reino de Dios.

La Iglesia tiene que acomodarse al Reino de Dios. Y tiene que hacerlo presente entre los hombres. Por lo tanto, la Iglesia es lo que tiene que ser en la medida en que ella misma vive la realidad del Reino y así lo hace presente en el mundo y en la sociedad.

Item Type: Article
Uncontrolled Keywords: Iglesia Católica, Nuevo testamento, Espiritualidad Ignaciana, Vida religiosa
Subjects: 200 Religión > 220 La biblia > 225 Nuevo Testamento 200 Religión > 280 Confesiones y sectas cristianas > 282 Iglesia Católica Romana
Divisions: Centro Pastoral Universitario
Depositing User: Rogerio Medina
Date Deposited: 16 Mar 2017 10:27
Last Modified: 16 Mar 2017 10:27
URI: http://repositorio. uca. edu. ni/id/eprint/3609

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¿Cuáles son los valores del Reino de Dios?

Los milagros que Jesús realizaba eran la prueba y la señal de la presencia y acción de Dios en Jesucristo. Es por ello por lo que la falta de respuesta en la conversión al mensaje y milagros de Jesús por parte de las ciudades impenitentes significaban rechazo a Dios y a su reino.

  1. El reinado de Dios en nosotros comienza también por nuestra conversión a los valores del reino : santidad, verdad, justicia, amor y paz; frente a los del tener: dinero, poder, soberbia, dominio e influencia;

En el interior de la persona es donde ha de germinar la semilla del reino , porque del corazón humano brota todo lo bueno y lo malo que vemos en el mundo, como lo anunció Cristo. Solamente, si nos convertimos a los calores del reino abandonaremos los criterios del mundo y del hombre terreno, asimilando las actitudes básicas que proponen las bienaventuranzas de Jesús: pobreza, hambre y sed de fidelidad, fraternidad, solidaridad, no violencia, reconciliación, perdón y amor al hermano, incluso al enemigo.

Sin esta conversión en profundidad es imposible el cambio de estructuras en la familia y la sociedad, en la política y la economía; pues la trampa del viejo egoísmo se agazapará en la ley y situaciones nuevas, perpetuando así el desamor, la explotación del otro y la opresión del más débil.

Únicamente la levadura que actúa desde dentro, es decir, la opción evangélica, puede transformar la masa entera y hacer efectivo el proyecto del reino en nuestra vida personal y nuestro ambiente. Motivémonos pues, para crecer como personas y como cristianos; porque esa es la regla evangélica del juego y la ley del reinado de Dios, ley de crecimiento a todos los niveles.

De lo contrario, estaremos limitados al raquitismo, las malformaciones y la esclerosis espiritual. Que el Señor nos abra los ojos para vernos tal como somos. Que Él nos conceda el espíritu joven del Evangelio para amar cada día más, para empezar la vida cada mañana.

Dios es muy espléndido; espera tan sólo un atisbo de generosidad por nuestra parte para darnos con creces y hacer fructificar nuestro esfuerzo hasta el ciento por uno. Para eso hay un secreto: vivir en perenne estado de conversión continua..

¿Por qué el Reino de Dios no es comida ni bebida?

‘El Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia’ (Rom 14, 17).

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¿Cuándo llegará el reino de los cielos?

† Del evangelio según san Lucas (17, 20-25) – En aquel tiempo, los fariseos le preguntaron a Jesús: “¿Cuándo llegará el Reino de Dios?” Jesús les respondió: “El Reino de Dios no llega aparatosamente. No se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allá’, porque el Reino de Dios ya está entre ustedes”.

Les dijo entonces a sus discípulos: “Llegará un tiempo en que ustedes desearán disfrutar siquiera un solo día de la presencia del Hijo del hombre y no podrán. Entonces les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allá’, pero no vayan corriendo a ver, pues así como el fulgor del relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así será la venida del Hijo del hombre en su día.

Pero antes tiene que padecer mucho y ser rechazado por los hombres de esta generación”. Palabra del Señor.

¿Por qué el Reino de Dios no es comida ni bebida?

‘El Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia’ (Rom 14, 17).

¿Cuáles son los reinos de la tierra según la Biblia?

Información adicional – Existen tres reinos de gloria: El reino celestial, el terrestre y el telestial. La gloria que alcancemos depende de la magnitud de nuestra conversión, tal como se expresa mediante la obediencia que demos a los mandamientos de Dios.

Dependerá de hasta qué punto hayamos recibido “el testimonio de Jesús” (D. y C. 76:51; véase también D. y C. 76:74, 79, 101). Reino celestial El reino celestial es el más alto de los tres reinos de gloria. Los que lo obtengan morarán para siempre en la presencia de Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo.

Nuestra meta debe ser la de obtener la gloria celestial y la de ayudar a otros a recibir esa gran bendición también. Esta meta no se consigue con un solo intento, sino que es el resultado de una vida entera de rectitud y constancia de propósito. El reino celestial es el lugar preparado para aquellos que “recibieron el testimonio de Jesús” y son “hechos perfectos mediante Jesús, el mediador del nuevo convenio, que obró esta perfecta expiación derramando su propia sangre” (D.

y C. 76:51, 69). Para heredar este don, debemos recibir las ordenanzas de salvación, guardar los mandamientos y arrepentirnos de nuestros pecados. Para obtener una explicación detallada de aquellos que heredarán la gloria celestial, véase Doctrina y Convenios 76:50-70; 76:92-96.

En enero de 1836 el profeta José Smith recibió una revelación que aumentó su entendimiento de los requisitos que son necesarios para heredar la gloria celestial. Los cielos le fueron abiertos, y él vio el reino celestial. Se asombró de ver a su hermano Alvin allí, dado que había muerto antes de recibir la ordenanza del bautismo.

(Véase D. y C. 137:1-6. ) Entonces la voz del Señor llegó al profeta José: “Todos los que han muerto sin el conocimiento de este evangelio, quienes lo habrían recibido si se les hubiese permitido permanecer, serán herederos del reino celestial de Dios; “también todos aquellos que de aquí en adelante mueran sin un conocimiento de él, quienes lo habrían recibido de todo corazón, serán herederos de este reino; “pues yo, el Señor, juzgaré a todos los hombres según sus obras, según el deseo de sus corazones” (D.

y C. 137:7–9). Hablando de esta revelación, el profeta José dijo: “Y también vi que todos los niños que mueren antes de llegar a la edad de responsabilidad se salvan en el reino de los cielos” (D. y C. 137:10). De otra revelación que recibió el profeta José, podemos aprender que existen tres grados de gloria en el reino celestial.

  • Para ser exaltado en el reino más alto y poder mantener eternamente las relaciones familiares, debemos entrar en el “nuevo y sempiterno convenio del matrimonio” y ser fieles a ese convenio;
  • En otras palabras, el matrimonio en el templo es un requisito para poder obtener el grado más alto de la gloria celestial;

(Véase D. y C. 131:1–4). Todos aquellos que son dignos de entrar en el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio tendrán esta oportunidad, bien sea en esta vida o en la venidera. Reino Terrestre Aquellos que reciban la gloria terrestre “reciben de la presencia del Hijo, mas no de la plenitud del Padre.

  • Por consiguiente, son cuerpos terrestres y no son cuerpos celestiales, y difieren en gloria como la luna difiere del sol” (D;
  • y C;
  • 76:77–78);
  • Hablando en sentido general, los que hereden el reino terrestre serán personas honorables “que fueron cegados por las artimañas de los hombres” (D;

y C. 76:75). En este grupo se incluirán a los miembros de la Iglesia que “no son valientes en el testimonio de Jesús” (D. y C. 76:79). También estarán los que hayan rechazado la oportunidad de recibir el Evangelio en la vida terrenal, pero que posteriormente lo hayan recibido en el mundo espiritual al que vamos después de la muerte.

(Véase D. y C. 76:73–74). Para aprender más acerca de aquellos que heredarán la gloria terrestre, véase Doctrina y Convenios 76:71–80, 91, 97. Reino telestial La gloria telestial estará reservada para las personas que “no recibieron el evangelio de Cristo ni el testimonio de Jesús” (D.

y C. 76:82). Estas personas recibirán esta gloria después de haber sido redimidas de la prisión espiritual, a la que a veces también se denomina infierno (Véase D. y C. 76:84, D. y C. 76:106). En Doctrina y Convenios 76:81–90, 98–106, 109–112 se encuentra una explicación detallada de aquellas personas que heredarán la gloria telestial.

  • Perdición Algunas personas no serán dignas de morar en ningún reino de gloria;
  • Serán llamadas “hijos de perdición” y tendrán que “soportar un reino que no es de gloria” (D;
  • y C;
  • 76:32; 88:24);
  • Ése será el estado de “todos los que conocen el poder [de Dios], y han llegado a participar de él, y se dejaron vencer a causa del poder del diablo, y niegan la verdad y se rebelan contra el poder [de Dios]” (D;

y C. 76:31; véase también D. y C. 76:30, 32–49). Véase también Cielo; Expiación de Jesucristo; Infierno; Plan de Salvación; Vida Eterna —Véase Leales a la fe, 2004, pág. 150–153 Ver más.

¿Cuáles son los valores del Reino de Dios?

Los milagros que Jesús realizaba eran la prueba y la señal de la presencia y acción de Dios en Jesucristo. Es por ello por lo que la falta de respuesta en la conversión al mensaje y milagros de Jesús por parte de las ciudades impenitentes significaban rechazo a Dios y a su reino.

  • El reinado de Dios en nosotros comienza también por nuestra conversión a los valores del reino : santidad, verdad, justicia, amor y paz; frente a los del tener: dinero, poder, soberbia, dominio e influencia;

En el interior de la persona es donde ha de germinar la semilla del reino , porque del corazón humano brota todo lo bueno y lo malo que vemos en el mundo, como lo anunció Cristo. Solamente, si nos convertimos a los calores del reino abandonaremos los criterios del mundo y del hombre terreno, asimilando las actitudes básicas que proponen las bienaventuranzas de Jesús: pobreza, hambre y sed de fidelidad, fraternidad, solidaridad, no violencia, reconciliación, perdón y amor al hermano, incluso al enemigo.

  • Sin esta conversión en profundidad es imposible el cambio de estructuras en la familia y la sociedad, en la política y la economía; pues la trampa del viejo egoísmo se agazapará en la ley y situaciones nuevas, perpetuando así el desamor, la explotación del otro y la opresión del más débil;

Únicamente la levadura que actúa desde dentro, es decir, la opción evangélica, puede transformar la masa entera y hacer efectivo el proyecto del reino en nuestra vida personal y nuestro ambiente. Motivémonos pues, para crecer como personas y como cristianos; porque esa es la regla evangélica del juego y la ley del reinado de Dios, ley de crecimiento a todos los niveles.

De lo contrario, estaremos limitados al raquitismo, las malformaciones y la esclerosis espiritual. Que el Señor nos abra los ojos para vernos tal como somos. Que Él nos conceda el espíritu joven del Evangelio para amar cada día más, para empezar la vida cada mañana.

Dios es muy espléndido; espera tan sólo un atisbo de generosidad por nuestra parte para darnos con creces y hacer fructificar nuestro esfuerzo hasta el ciento por uno. Para eso hay un secreto: vivir en perenne estado de conversión continua..

¿Donde dice buscad el Reino de Dios y su justicia?

primeramente el reino de Dios ‘, se nos dará todo lo demás que necesitemos (Mateo 6:33).