Que Dice La Biblia Sobre El Vino?

Más vale no comer carne ni beber vino, ni hacer nada que haga caer a tu hermano. Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu.

¿Qué significa el vino en el mundo espiritual?

Desde su nacimiento, hace más de 5. 000 años, el vino ha formado parte de las culturas del ámbito mediterráneo de forma tan intensa que se integra en sus religiones. En algunas se convierte incluso en el mismo Dios. El vino aparece rodeado de un aura especial y, en ese sentido místico, se transforma en alimento del espíritu.

En la antigüedad se produjo una confrontación entre dos concepciones místicas radicalmente opuestas. Las religiones antiguas fueron finalmente desplazadas por las llamadas “religiones del Libro”, lo que supuso un cambio radical en la concepción misma de lo espiritual.

El vino mantuvo un papel importante a pesar de esos cambios y conservó su dimensión esotérica, aunque con algunas diferencias sustanciales. La lucha de las dos concepciones religiosas se refleja claramente en la Biblia, en la lucha del concepto hebreo (la primera religión del Libro) contra la mitología de los pueblos de Canaán, la Palestina actual, una región considerada por los judíos nada menos que como la “tierra prometida por Dios”.

  1. En consecuencia, el “pueblo de Dios”, el pueblo judío, se atribuye el mandato divino de destruir a los pueblos que habitan Palestina;
  2. En sus mandamiento les dice “no matarás”, pero luego ordena: “Ve a Canaán y mata a todos los que encuentres allí”;

Cuestión milenaria que explica muchas cosas aún hoy. La invasión puramente guerrera se viste con un manto religioso. El enfrentamiento económico (las tribus ganaderas nómadas de Israel ambicionaban los pastos de Palestina, “tierra de leche y miel”) se envuelve de misticismo escenificando un claro enfrentamiento de dos conceptos irreconciliables: la sociedad matriarcal de la diosa Astarté, pacífica, hedonista, agrícola, es desplazada violentamente por el belicoso pueblo ganadero de Yahvé.

Se impone una religión monoteísta, de una divinidad celestial inaccesible y de culto a la muerte, frente a las divinidades ctónicas y la celebración de la vida del viejo sistema. La adoración a un dios recluido en los templos se impone al culto a la naturaleza, que se celebraba en todas partes.

En el proceso, que se prolonga en el enfrentamiento entre el cristianismo y el politeísmo de Roma, el vino mantiene su carácter de elemento relacionado con la divinidad, pero cambia sustancialmente su concepción mística. En las religiones antiguas, hedonistas y antropomorfas, el vino simboliza la unión de lo terrestre y lo espiritual, en un plano similar al que se atribuye al sexo, con el que está íntimamente relacionado en celebraciones como las bacanales o la idea tántrica de “los cinco esenciales”: cereales (simbolizan el reino vegetal), carne (el reino animal), pescado (el reino acuático), vino (el ámbito sensorial) y unión sexual (el reino de lo espiritual).

Esos cinco elementos conviven en un ritual que tiene mucho en común con las bacanales, en las que se manejan conceptos como “la borrachera sagrada” o “el sexo sagrado”. Las religiones del Libro (judaísmo, cristianismo e islamismo) repudian y combaten, con éxito, como es público y notorio, esa filosofía sensorial y se especializan en lo espiritual y en la represión de las inclinaciones hedonistas.

Conciben el paso por la tierra, el “valle de lágrimas”, como una especie de prueba iniciática para conseguir la dicha en una vida futura. El sexo se convierte en pecado (hasta el punto de que el dios de los cristianos es concebido sin intervención del sexo) y el vino pierde el carácter de vehículo de unión entre lo terrenal y lo espiritual y, para una parte de los cristianos, los católicos, adquiere el nivel máximo de bebida sagrada y pasa a ser nada menos que parte de la divinidad, la sangre de Cristo, aunque sigue siendo accesible al humano.

  1. Hay que decir que esa separación del vino de su vínculo con el placer terrenal fue progresiva;
  2. En las primeras fases del cristianismo mantiene su carácter sensorial, continuación, como tantas otras cosas en esa nueva religión, de las prácticas paganas imperantes;

El episodio de las bodas de Caná, en las que se pone en evidencia la relación estrecha del vino con los placeres de la carne, revela también que, tal como se sospecha, el fundador del cristianismo era mucho menos asceta de lo que fueron sus seguidores y de lo que difunde la doctrina oficial.

En la tercera religión del Libro, el islam, el vino escapa del alcance humano; está prohibido, como todo lo que afecta al cerebro (narcóticos), y, sin embargo, forma parte del premio que el Corán reserva a sus fieles: “He aquí el cuadro del Paraíso que ha sido prometido a los hombres piadosos: arroyos cuya agua no se malea nunca, arroyos de leche cuyo gusto no se alterará jamás, arroyos de vino, delicia de los que lo beban, arroyos de miel pura, de toda clase de frutos y del perdón de los pecados”, amén de la tantas veces prometida presencia de las huríes.

La prohibición coránica no ha sido monolítica a lo largo de la historia. Abundan las referencias, sobre todo en Al-Andalus a través de los poetas cordobeses, del consumo de vino entre los musulmanes. Pero ese consumo no es únicamente una trasgresión pecaminosa más o menos disimulada (en algunas etapas el vino es denominado eufemísticamente “jarabe”, tal vez por tratarse de vinos dulces del estilo de los pedroximénez actuales).

  1. Los sufistas, cuya filosofía concibe el mundo como una emanación de Dios, consideran al vino como un símbolo de la gracia divina y heredan una idea que tiene gran relieve en el cristianismo, aunque es mucho más antigua, la del vino como sangre divina: para griegos y romanos es la sangre de Dionisos/Baco;

Dogma de fe El vino aparece en los primeros pasos de la mitología de las religiones del Libro con un papel cargado de simbolismo. Adán y Eva se cubren con una hoja de parra cuando son expulsados del Paraíso y, según la Mishna hebrea, el árbol de la ciencia, del bien y del mal que provocó el desastre sería una viña y no un manzano.

  • Ese concepto tiene continuación en la interpretación cabalística del mito de Noé, un personaje, por cierto, que existe también en las tradiciones del Asia Central; según los cabalistas el mito de Noé es una alegoría del conocimiento y la borrachera simboliza el acceso al conocimiento;

Sin embargo, el episodio donde el vino adquiere todo su peso iniciático y en el que adquiere su dimensión mística cristiana es en el de la última cena, el ofrecimiento simbólico del pan y el vino, convertidos en carne y sangre de Cristo, es decir, del mismo Dios.

Es una carga esotérica que se proyecta a la epopeya legendaria de la búsqueda del Grial, que es precisamente la copa utilizada por Jesús en la última cena, e interviene en la investigación alquimista de la piedra filosofal con algunos efectos colaterales: en la búsqueda del espíritu del vino se llega a los espirituosos, aprovechando el arte de la destilación, desarrollado por los árabes.

La última cena se reproduce simbólicamente en la ceremonia más importante del rito católico, la misa. No obstante, en los primeros siglos del cristianismo el ágape era real y se conmemoraba la última cena con un auténtico banquete, más o menos pródigo. Tal vez hubo más de un exceso de aire un tanto báquico y en 363 el Concilio de Laodicea prohibió tales ágapes, que quedaron en un mero símbolo: la hostia (palabra que tiene su raíz en el latín hostis, sacrificio) y el vino.

Por cierto que el vino quedó reservado a los oficiantes, de forma que los sacerdotes fueron los únicos que tenían acceso a la sangre (el vino) mientras que los fieles se conformaban con la carne (la hostia), tal como se celebra en la actualidad.

En la misa, los fieles entran en contacto directo con la divinidad y reproducen la ofrenda iniciática del pan y el vino, transformados milagrosamente en la carne y la sangre del fundador del cristianismo. Esa ceremonia, y concretamente la transformación del vino en sangre y el pan en carne, fue el origen de duras controversias, hasta el punto de provocar uno de los más sangrientos cismas de la cristiandad.

  • El Concilio de Trento estableció en el siglo XVI el dogma de fe de la “transubstanciación”, es decir el cambio milagroso de la propia sustancia del pan y del vino consagrados, que se convierten durante la Eucaristía en carne y sangre divinas;

La transubstanciación es para los cristianos católicos una conversión real y no simbólica, como mantenía el suizo Zwinglio, o ideal o virtual, tal como mantenía el francés Calvino, dos de los más destacados herejes de la cristiandad. Su calificación como dogma de fe significa que los católicos han de creer en el principio de la transubstanciación al margen de lo que les digan sus sentidos.

Es decir, el vino de misa tiene aspecto de vino, huele a vino (más o menos) y sabe como el vino, pero es sangre. Y la hostia, igual. Un vino puro Con ese importante destino, el vino de consagrar no puede ser un vino cualquiera.

Ha de ser un vino puro y natural obtenido de uvas (“vinum debet esse naturale de genimine vitis et not corruptum”, dice el Canon 924), según los criterios establecidos por la jerarquía católica, que ha regulado minuciosamente los procesos de elaboración del pan y el vino de consagrar a través del Canon 815 del Código de Derecho Canónico, que data de 1917.

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El vino de misa, ese oscuro objeto del deseo de todo monaguillo que se precie, tiene tras sí todo un complejo entramado de normas para su elaboración, definida y controlada nada menos que por el organismo eclesiástico heredero de la Inquisición.

No en vano, la ausencia de cualquiera de las tres características esenciales, natural, puro y de uva, invalida la ceremonia de la misa. El vino de misa ha de estar elaborado exclusivamente con uvas y tiene que haber fermentación. La norma no admite el mosto ni los vinos desalcoholizados.

  1. Se acepta el vino de pasas pero no el de uvas agraces y en su elaboración y conservación no deben intervenir prácticas ni productos que alteren la naturaleza del vino o su composición;
  2. En la fermentación, que ha de ser “natural”, se admite el uso de levaduras cultivadas pero no el de las modernas levaduras seleccionadas;

Se prohíbe la adición de productos enológicos habituales, como yeso, azúcar, colorantes o decolorantes, taninos y clarificantes, con la excepción de clara de huevo, papel puro, sílice y asbesto. La jerarquía no considera aptos los vinos alterados o picados, pero está también prohibido el sulfitado de los vinos, aunque se admite la desinfección con sulfuroso de los depósitos y barricas, así como de los mostos.

Para la conservación del vino se autoriza la pasteurización, la concentración por frío, por vacío o por calor (calor moderado y aplicado por “baño maría”, no por fuego directo; no se autoriza la adición de alcohol, salvo en el caso de que haya riesgo de que el vino se corrompa.

La adición de agua se autoriza únicamente en el momento de la Eucaristía y sólo por considerar que reproduce la práctica habitual hace dos mil años de “bautizar” ligeramente los vinos. El resultado final es un vino blanco y dulce, con 100 a 150 gramos de azúcar por litro, y la verdad es que no demasiado atractivo según los parámetros actuales ya que la prohibición de adiciones y prácticas enológicas dejan al vino desprotegido ante los agentes externos, sobre todo ante la oxidación.

Catar los vinos de misa deja bastante en entredicho su imagen legendaria y sólo su carácter dulce (y seguramente también la faceta “espiritual” de las bebidas alcohólicas) puede justificar la no menos mítica atracción que ha ejercido sobre novicios y monaguillos.

Fecha publicación:Diciembre de 2004 Medio: Restauradores.

¿Qué tipo de vino tomaba Jesús?

El pasaje más famoso del cristianismo es sin dudas la despedida de Jesús de sus Apóstoles, en lo denominado La Última Cena.

¿Por qué el vino es la sangre de Cristo?

La transubstanciación o transustanciación​ es, según las enseñanzas de la Iglesia católica, la conversión de toda la sustancia del pan en la sustancia del Cuerpo de Cristo, y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su Sangre.

¿Qué dice el Nuevo Testamento del vino?

‘Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces los odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan.

¿Donde dice en la Biblia que Jesús tomó vino?

Así lo sostiene Pedro Torres, quien afirma: ‘Es imposible que Jesús celebrase la Santa Cena con ingredientes fermentados, por lo que el vino que usó, tuvo que ser, según la Torá, mosto o vino sin fermentar. Lo fermentado simboliza ‘pecado en 1 Corintios 5:8:’.

¿Qué significa vino en el cristianismo?

El vino , a diferencia de otras bebidas, reviste una importancia simbólica que ni la cerveza tiene a pesar de su antigüedad. Desde tiempos muy antiguos hemos utilizado el vino en actos rituales. A través del vino, el hombre entraba en contacto con los dioses debido al estado de embriaguez que provoca su ingesta inmoderada.

  1. Los sacerdotes de diferentes culturas de la Antigüedad sabían de los efectos benéficos para la salud, es por ello que desde tiempos remotos, el vino y la religión han formado parte de un matrimonio místico que aún permanece;

Cuando la Historia –propiamente dicha– comienza con motivo del descubrimiento de la escritura, el ser humano dejó testimonio de sus mitos y rituales en los que el vino jugó un papel protagónico. Gestín era la diosa “madre-cepa” para los sumerios, Osiris para los egipcios, Dionisio para los griegos, Baco para los romanos y Jesús a través del vino quiso ser recordado con el rito más importante del catolicismo: la misa.

  1. Dionisio o Baco –padrino de esta enófila columna–, fue hijo de Zeus y Sémele;
  2. Se cuentan más de una leyenda sobre la creación del vino por parte de esta querida deidad olímpica;
  3. Los griegos ofrecían en diferentes ceremonias el vino a Dionisio;

Libación es precisamente la aspersión de vino como una ofrenda a una divinidad. El vino fue un elemento básico en el desarrollo de las culturas mediterráneas. Uno de los grandes historiadores griegos, Tucídides, afirmaba que “los pueblos del mediterráneo, comenzaron a salir del barbarismo cuando aprendieron a producir vino”.

  • Para dos de las principales religiones monoteístas –judaísmo y cristianismo–, la Biblia afirma que el vino es un regalo de Dios;
  • La Biblia menciona al vino en numerosas ocasiones;
  • El cristianismo es la religión en la que el vino es una sustancia divina, ya que precisamente uno de los grandes dogmas de la iglesia Católica, la transustanciación, consiste que el fruto de la vid se transforma en la sangre del fundador;

El simbolismo del vino como sustancia de Dios es única en esta religión. Resulta curioso y estoy seguro que no es fruto del azar, que los dos principales insumos para el rito máximo del catolicismo sean pan y vino. Ambos alimentos fermentados y además grandes compañeros en la mesa.

La trascendencia religiosa, histórica, social, antropológica, simbólica y alquímica del vino es insuperable porque es la única bebida cuya importancia es fundamental como elemento civilizador en una mesa o reunión social como el symposion griego.

Para las principales religiones, el vino es una bebida purificadora. A través del vino el hombre entra en contacto con lo divino, ya que primeramente es un regalo de los dioses, después el hombre la ofrece como algo muy preciado y por último al beberla se funde con la divinidad para buscar su propia esencia.

¿Cuántas veces se menciona la palabra vino en la Biblia?

Transcript – Vino en el Nuevo Testamento Vino en el Nuevo Testamento Cuatro Palabras Aparecen en el Original Griego Traduciendo “Vino” en el Nuevo Testamento a. OINOS: Esta es la palabra que es usada más frecuentemente para vino, es usada 19 veces. El Diccionario Expositivo de las Palabras del Nuevo Testamento, por W.

Vine dice: “OINOS es el término general para el vino. La mención de la rotura de los odres de cuero, Mt. 9:17; Mr. 2:22; Luc. 5:37, implica fermentación. Ver también Ef. 5:18 (cp. Jn. 2:10; 1 Tim. 3:8; Tit. 2:3)”. (Vol. 4, Pág.

244). GLEUKOS: Esta palabra aparece solamente una vez en el Griego del N. , Hch. 2:13, donde los escépticos de Jerusalén atribuyeron el hablar en lenguas de los apóstoles al decir que estaban “llenos de vino nuevo” GLEUKOS), o mosto, Hch. 2:13, donde la acusación muestra que era intoxicante y debió haber estado bajo la fermentación por algún tiempo.

(Pág. 220). PAROINOS: Esta palabra aparece dos veces en el Griego del N. , en 1 Tim. 3:3 y Tit. 1:7; donde se determina a los ancianos que no deben “darse al vino”. Thayer dice de esta palabra, “uno que se sienta por largo tiempo en el vino” (Pág.

490). OINOPHLUGIA: Es usada en 1 Ped. 4:3. El léxico Griego de Harper dice: “. enviciarse con vino, emborracharse, bebedor de vino” (Pág. 442). El contexto en el cual son usadas todas estas palabras, probarán conclusivamente que una buena parte de ellas incluyen la idea de bebidas intoxicantes.

La International Standard Bible Encyclopedia, dice: “Insistir en una distinción entre el vino intoxicante y el no fermentado, es un caso de inexcusable debate especial”. Dicen muchos, “la Biblia no prohibe el beber vino”.

Claro que no. Si la Biblia hubiera prohibido el beber vino, entonces no podríamos tomar jugo de uva, ni aún participar del “fruto de la vid” de la cena del Señor (Mat. 26:29). Es absurdo decir “la Biblia no prohibe el tomar vino”. Pero ¿qué significa la palabra “vino” en la Biblia? Es cierto que se usaba comúnmente el vino fuerte como bebida en los hogares, pero era diluido con varias partes de agua.

  1. De esto hablan muchos autores tanto romanos como judíos;
  2. Pero no es cierto que el jugo no podía conservarse sin fermentar;
  3. Hay bastante prueba de que sí se conservaba;
  4. En el libro “Los Vinos Bíblicos: Las Leyes de la Fermentación” por William Patton, leemos en las páginas 19-23: “Han habido algunas investigaciones interesantes hechas sobre el tema de los vinos Bíblicos en el Nuevo Testamento;

Muchos de los Romanos eran dados a las prácticas glotonas. La mayoría de nosotros estamos familiarizados con la práctica que ellos tenían de comer hasta más no poder, luego salían y se forzaban a sí mismos a vomitar, y luego regresaban y repetían el proceso.

Tenían una práctica interesante, debían tomar el dulce jugo de la uva no fermentado y beberlo hasta enfermarse. Luego tomaban un vomitivo para hacerlos vomitar y luego repetir el proceso. Hacían esto por dos razones.

Este dulce jugo de uva, no fermentado, tenía un sabor superior, las uvas eran exprimidas en las prensas para el vino, hervidas para un jarabe espeso, y luego almacenado en un lugar frío y seco durante tres años. Luego era mezclado con 20 partes de agua una parte del jarabe y el resultado era una fantástica bebida sin ninguna calidad de intoxicación.

  • Esta bebida era rica en azúcares y el proceso de añejamiento aumentaba el sabor suave y delicado”;
  • Como las uvas y otros frutos fueron una parte tan importante del alimento de los antiguos, necesariamente inventaron métodos para preservarlos frescos;

Josefo en su escrito Guerras de los Judíos, Libro Séptimo, Cap. 28, Pág. 289, hace 13 Anotaciones Vino en el Nuevo Testamento 14 Anotaciones mención de la fortaleza en Palestina llamada Masada, construida por Herodes. Los aparejos y provisiones que dentro había guardados conservaron este castillo más largo tiempo y más ocultamente: porque dentro de él había mucho trigo guardado, que pudiese bastar para mucho tiempo: había también mucho vino y mucho aceite, y además de esto frutas y todas maneras de legumbres y muchos dátiles.

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Todas estas cosas, pues, halló maduras Eleazar y a su tiempo habiéndose apoderado del castillo con su gente con muchos engaños y traiciones; no era lo guardado peor que lo nuevo, aunque parece haber sido aparejado todo igualmente para la destrucción que los romanos hicieron de todo, y habían bien pasado casi cien años del tiempo que fueron estas cosas aparejadas, hasta que los romanos destruyeron el castillo, y los mismos romanos hallaron algunos frutos, los cuales no habían sido jamás en otro tiempo tocados”.

La voz de la historia se encarga de revelarnos unas cuantas verdades acerca de los vinos de entonces, por ejemplo: Plinio dice que “Algunos vinos Romanos eran tan espesos como la miel. el vino Albanés era muy dulce o sabroso, y ocupaba el tercer lugar entre todos los vinos”.

También habla de un vino Español de su día, llamado “inerticulum” — eso es, que no era intoxicante — de “inerte”, inactivo, sin fuerza o espíritu, mas correctamente denominado “justicus sobriani”, vino sobrio, el cual no embriagaba — Anti-Bac.

Pág. 221 – [Los Vinos Bíblicos, Pág. 41]. Plauto – 200 A. , aun el mosto significaba ambos, vino y vino dulce. — Nott, London Ed. , Pág. 78. [Ibíd, Pág. 41]. Columella dice que los Griegos llamaban a este vino no intoxicante “Amatistón”, de Alfa, negativo, y metusis, intoxicante — eso es, un vino que no embriagaba.

Añade que era llamado un buen vino, inofensivo, y llamado “inactivo”, porque no afectaba los nervios, sino que al mismo tiempo no era deficiente en sabor. — A. B, Pág. 221 – [Ibíd, Pág. 42]. Aristóteles dice del vino dulce, glukus, que no era intoxicante.

Y que el vino de Arcadia era tan espeso que era necesario rasparlo de los odres en los que estaba contenido, y disuelto lo raspado en agua. — Nott, London Ed. , Pág. 80 – [Ibíd, Pág. 42]. Homero (La Odisea, libro 9) nos dice que Ulises llevó en su bote “un odre de cabra de dulce vino negro, una bebida divina, la cual Mariano, el sacerdote de Apolos, le había dado — era dulce como la miel — era imperecedero, o se guardaría por siempre; que cuando era bebido, era diluido con 20 porciones de agua, y que de esto era exhalado un aroma dulce y divino”.

¿Cómo se hacía el vino en el tiempo de Jesús?

Que Dice La Biblia Sobre El Vino Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Cisjordania, quienes dedicaron largas jornadas de trabajo para establecer, por ejemplo, cuál fue el posible cepaje utilizado para el vino de la Última Cena. / Archivo Foto: Archivo En los recientes festejos navideños -y en las celebraciones del próximo cambio de calendario- haremos sonar las copas para rememorar lo vivido y desearnos buenos augurios por lo que vendrá. Cada cual escogerá su brebaje, pero puedo anticipar que el vino será siempre un convidado ineludible y deseado, igual que lo ha sido durante numerosos encuentros místicos y mundanos desde tiempos antiguos, empezando por aquellos encabezados por el propio Jesucristo.

Convendría preguntarnos cuáles fueron los vinos más destacados en aquellos tiempos -con cepas, añadas y orígenes-, pero les aseguro que esos detalles poco les importaban. En tiempos remotos, el vino no era lo que es hoy, es decir, un caldo impoluto, hecho con variedades reconocidas, denominaciones de origen certificadas y aromas y sabores avalados por expertos y conocedores.

Para empezar, las uvas utilizadas en las fermentaciones eran de origen silvestre, es decir, no formaban parte de viñedos domesticados. Simplemente, el vino se elaboraba con lo diera la tierra, y ya está. ¿Pero qué vinos bebían los antiguos y cómo los consumían? Por su rusticidad, los vinos de aquellos tiempos se mezclaban con hierbas, especias y miel.

Además, se les solía añadir agua de mar para contrarrestar las empalagosas sensaciones azucaradas de muchos de esos caldos. El investigador español Lluis Torrens destaca, en uno de sus escritos, el interés de algunos investigadores de establecer los nombres de algunas de las variedades de uva más comunes en aquellas épocas.

Cita, en particular, el estudio realizado por científicos de la Universidad de Cisjordania, quienes dedicaron largas jornadas de trabajo para establecer, por ejemplo, cuál fue el posible cepaje utilizado para el vino de la Última Cena. Labor titánica, sin duda.

  1. En un comienzo, los participantes en el estudio llegaron a rastrear, con nombres incluidos, más de 120 variedades de uva cultivadas en Israel y alrededores;
  2. Para ello se valieron de semillas encontradas en excavaciones arqueológicas;

Como solo 20 correspondieron a la especie Vitis vinifera, el foco se centró en cuál de ellas había sido la elegida para tan significativo cónclave. Según Torrens, existe cierto consenso en reconocer que el cepaje dominante era un antecesor del actual Syrah, cuyo supuesto origen fue Persia.

Y agrega que muy posiblemente se trató de “un caldo denso, de cierto cuerpo, con un breve añejamiento y una graduación alcohólica en torno a los 14 grados”. Sin embargo, algunos investigadores ortodoxos han puesto en tela de juicio la presencia del alcohol porque, según el Torá -libro sagrado del judaísmo-, el consumo de esta sustancia era prohibido.

No obstante, otros estudiosos sostienen que el Nuevo Testamento -libro donde se narra la vida y obra de Jesús- sí da por sentado que los vinos se bebían fermentados. Y la razón es fácil de entender: la presencia del alcohol garantiza la eliminación de organismos perjudiciales para la salud.

¿Qué vino tomo Jesús en las bodas de caña?

Recreando el vino de La Última Cena – Un grupo de científicos de la Universidad de Ariel, en Cisjordania, hace años que está intentando recrear el brebaje que bebió Jesucristo durante la Eucaristía, hoy hace más de dos mil años. Para lograr su objetivo , los investigadores han identificado 120 variedades distintas de uva que crecían en la Israel de la época.

  1. A día de hoy han reducido el espectro de variedades a un total de 20, aunque afirman que aún deberá pasar tiempo para poder determinar cuál de ellas fue la cepa usada para producir el vino consumido durante la Santa Cena;

Hoy la discusión acerca de qué variedades de uva había en aquellos tiempos es latente, aunque existe un cierto consenso entre expertos en reconocer que en las tierras de Jesús dominaba la que sería el antepasado de la actual Syrah , cepa que tuvo su origen en Persia. Algunos estudiosos, como el sommelier Diego Di Giacomo , afirman que a los romanos de la época de Jesús les gustaba el vino blanco (muchos tintos se clarificaban con agregados como el polvo de mármol, la clara de huevo, o la tiza, para bajar también su acidez), pero que en las regiones de Palestina preferían el vino tinto. Además, “en la Biblia” -matiza-, “siempre que se nombra el vino, es tinto”. Dos milenios atrás, existía la práctica de agregar a los vinos ya terminados agua, miel, hierbas o especias , así como guardar el jugo de uva en odres o en pieles de cabra. Tras su fermentación, solo los mejores vinos, puros y sin aditamentos, se depositaban en tinajas durante algún periodo para que se tornaran más fáciles de beber por la acción del tiempo.

Todo esto, sumado a otros métodos como el de dejar las uvas expuestas a la acción de humo caliente, le daba a la bebida cierto sabor ahumado. En realidad, en Judea, región cercana a Jerusalén, donde se cree que tuvo lugar la Última Cena , fue descubierta una jarra con la siguiente inscripción: “Vino hecho con pasas negras”.

Esto significa que los viticultores de la época pudieron haber usado uvas secas en la producción de bebidas dulces y densas. En zonas cercanas se descubrieron también jarras de “vino ahumado” y “vino muy oscuro” , afirma Patrick McGovern , profesor adjunto de Antropología de la Universidad de Pensilvania y experto en cocina antigua. Foto: mharrsch.

¿Qué hizo Jesús con el vino?

El milagro de Jesús convirtiendo el agua en vino en las bodas de Caná , se registró en el evangelio de San Juan. El vino se acabó durante una ceremonia de boda, que habría sido considerado una vergüenza pública. María pide ayuda a Jesús y éste responde: “Mujer, ¿por qué me estás diciendo esto a mí?” distanciándose de su madre, creyendo que su tiempo para revelarse aún no había llegado.

  1. Sin embargo, Jesús hizo un milagro;
  2. Le dice a los sirvientes que llenen las tinajas de agua, luego lo convirtió en vino;
  3. Al enseñar el milagro del agua convertida en vino, es importante leer e interpretar el pasaje;

A continuación, se analizará el significado del milagro. Pasos a seguir: 1 Discuta y defina el significado de la palabra ” milagro “. 2 Lea el pasaje de la Biblia , Juan 2:1-11 que describe las bodas de Caná y discuta por qué sólo se ha registrado en el Evangelio de San Juan.

3 Discuta las costumbres de la boda de esa época que se encuentran en el Evangelio de Juan, centrándose en María como la encargada de la boda y la importancia que el vino tenía en una ceremonia y la celebración.

4 Vuelva a leer el pasaje y discuta el lenguaje utilizado entre Jesús y su madre María, centrándose en lo qué dijo de su tiempo “no había llegado todavía” y por qué iba a llamarla “mujer. ” Determine el significado. 5 Discuta el proceso antes de que Jesús convirtiera el agua en vino y quien le asiste.

  1. Examine el papel de María alentando a Jesús;
  2. 6 Examine por qué Jesús convirtiendo el agua en vino , era importante como un milagro por primera vez para su vinculación con la transubstanciación, que es cuando el vino se convierte en la sangre de Cristo durante la Misa Católica;

Puede ser útil llevar en el sermón de un sacerdote, el libro de los Milagros CS Lewis u otra explicación para ayudar a mantener su discusión. 7 Relacione las bodas de Caná con el Antiguo Testamento , discutiendo por qué no había una abundancia de vino, lo que simbolizaba el vino, y cómo la producción de vino sería un signo del reino estableciéndose.

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Discuta cómo las acciones de Jesús se refieren a las tradiciones de los fariseos en la tradición judía y por qué iba a seguir con esa tradición. 8 Hable sobre lo que significa que Jesús se revela como el creador y el Mesías.

9 Esquematice las aplicaciones de lo que las bodas de Caná significan para nosotros hoy en día, por ejemplo, cómo María presentó a Jesús, cómo Jesús sancionó la institución del matrimonio, cómo Dios se centra en nuestra felicidad, cómo todos los milagros se acumulan a la muerte de Jesús, así como el tema de la creación y que Jesús es un creador y mesías.

¿Cuál es el significado del vino en la cena?

Transcript – EL SIGNIFICADO DEL PAN Y EL VINO EN LA CENA DEL SEÑOR Cada vez que celebramos la Santa Cena, estamos anunciando la muerte y resurrección del Señor, hasta que Él vuelva por su Iglesia. 1 Corintios 11. 26 “Así pues, todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga”.

  • EL SIGNIFICADO DEL PAN La Biblia explica que Jesús es el pan de vida y el pan que descendió del cielo, por ello los que nos alimentamos espiritualmente de Él no morimos, sino que vivimos para siempre (Juan 6;

48 / 6. 50-51,58). El pan representa el Cuerpo de Cristo, es decir la muerte que el Señor sufrió como pago por nuestros pecados. Así como el pan fue partido para que todos los discípulos comieran de él, después de la cruz, el cuerpo del Señor fue arado, marcado por los látigos y golpes, y luego molido por nuestros pecados (1 Corintios 11.

23-24). Isaías 53. 5 “Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados”. El pan también representa la comunión con el Cuerpo de Cristo, es decir el compañerismo con nuestros hermanos en la fe.

Lo que nos enseña que ningún cristiano puede vivir para Cristo independientemente sino mantiene una relación permanente con sus hermanos de la fe, ya que como un cuerpo, nos necesitamos los unos a los otros (1 Corintios 10. 1617). EL SIGNIFICADO DEL VINO El vino representa la Sangre del Señor, que fue derramada para perdón de pecados, para darnos vida y paz para con Dios (Hebreos 9.

  1. 22 / Colosenses 1;
  2. 20);
  3. El vino representa la sangre que da vida y la resurrección del Señor venciendo sobre la muerte y el Hades;
  4. Deuteronomio 12;
  5. 23 “Porque la sangre es la vida”;
  6. La Biblia muestra que el Señor derramó siete veces de su sangre, cada una de ellas conlleva bendición para nosotros; la sangre derramada en la cruz es del nuevo pacto, que dejó caducado el antiguo pacto hecho con Israel (Marcos 14;

24 / Lucas 22. 20). La sangre del Señor nos limpia de todo pecado (1 Juan 1. 7), nos purifica (Hebreos 9. 13, 22), nos libera (Efesios 1. 7 / Hebreos 9. 12), nos hace aptos para toda buena obra (Hebreos 13. 20-21). 1 Juan 1. 7 “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo,[m] nos limpia de todo pecado”.

La sangre de Jesucristo fue derramada para redención, sin embargo, los israelitas pidieron que la sangre cayera sobre ellos para condenación expresando “Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos” (Mateo 27.

24-25). Es importante indicar que el pan y el vino de la Santa Cena, en ningún momento se transforman en el cuerpo y la sangre del Señor (conocido como Transustanciación), sino que representan o simbolizan su Cuerpo y su Sangre. PASTOR NESTOR M..

¿Cuántas veces se menciona la palabra vino en la Biblia?

Transcript – Vino en el Nuevo Testamento Vino en el Nuevo Testamento Cuatro Palabras Aparecen en el Original Griego Traduciendo “Vino” en el Nuevo Testamento a. OINOS: Esta es la palabra que es usada más frecuentemente para vino, es usada 19 veces. El Diccionario Expositivo de las Palabras del Nuevo Testamento, por W.

Vine dice: “OINOS es el término general para el vino. La mención de la rotura de los odres de cuero, Mt. 9:17; Mr. 2:22; Luc. 5:37, implica fermentación. Ver también Ef. 5:18 (cp. Jn. 2:10; 1 Tim. 3:8; Tit. 2:3)”. (Vol. 4, Pág.

244). GLEUKOS: Esta palabra aparece solamente una vez en el Griego del N. , Hch. 2:13, donde los escépticos de Jerusalén atribuyeron el hablar en lenguas de los apóstoles al decir que estaban “llenos de vino nuevo” GLEUKOS), o mosto, Hch. 2:13, donde la acusación muestra que era intoxicante y debió haber estado bajo la fermentación por algún tiempo.

(Pág. 220). PAROINOS: Esta palabra aparece dos veces en el Griego del N. , en 1 Tim. 3:3 y Tit. 1:7; donde se determina a los ancianos que no deben “darse al vino”. Thayer dice de esta palabra, “uno que se sienta por largo tiempo en el vino” (Pág.

490). OINOPHLUGIA: Es usada en 1 Ped. 4:3. El léxico Griego de Harper dice: “. enviciarse con vino, emborracharse, bebedor de vino” (Pág. 442). El contexto en el cual son usadas todas estas palabras, probarán conclusivamente que una buena parte de ellas incluyen la idea de bebidas intoxicantes.

La International Standard Bible Encyclopedia, dice: “Insistir en una distinción entre el vino intoxicante y el no fermentado, es un caso de inexcusable debate especial”. Dicen muchos, “la Biblia no prohibe el beber vino”.

Claro que no. Si la Biblia hubiera prohibido el beber vino, entonces no podríamos tomar jugo de uva, ni aún participar del “fruto de la vid” de la cena del Señor (Mat. 26:29). Es absurdo decir “la Biblia no prohibe el tomar vino”. Pero ¿qué significa la palabra “vino” en la Biblia? Es cierto que se usaba comúnmente el vino fuerte como bebida en los hogares, pero era diluido con varias partes de agua.

  • De esto hablan muchos autores tanto romanos como judíos;
  • Pero no es cierto que el jugo no podía conservarse sin fermentar;
  • Hay bastante prueba de que sí se conservaba;
  • En el libro “Los Vinos Bíblicos: Las Leyes de la Fermentación” por William Patton, leemos en las páginas 19-23: “Han habido algunas investigaciones interesantes hechas sobre el tema de los vinos Bíblicos en el Nuevo Testamento;

Muchos de los Romanos eran dados a las prácticas glotonas. La mayoría de nosotros estamos familiarizados con la práctica que ellos tenían de comer hasta más no poder, luego salían y se forzaban a sí mismos a vomitar, y luego regresaban y repetían el proceso.

Tenían una práctica interesante, debían tomar el dulce jugo de la uva no fermentado y beberlo hasta enfermarse. Luego tomaban un vomitivo para hacerlos vomitar y luego repetir el proceso. Hacían esto por dos razones.

Este dulce jugo de uva, no fermentado, tenía un sabor superior, las uvas eran exprimidas en las prensas para el vino, hervidas para un jarabe espeso, y luego almacenado en un lugar frío y seco durante tres años. Luego era mezclado con 20 partes de agua una parte del jarabe y el resultado era una fantástica bebida sin ninguna calidad de intoxicación.

  • Esta bebida era rica en azúcares y el proceso de añejamiento aumentaba el sabor suave y delicado”;
  • Como las uvas y otros frutos fueron una parte tan importante del alimento de los antiguos, necesariamente inventaron métodos para preservarlos frescos;

Josefo en su escrito Guerras de los Judíos, Libro Séptimo, Cap. 28, Pág. 289, hace 13 Anotaciones Vino en el Nuevo Testamento 14 Anotaciones mención de la fortaleza en Palestina llamada Masada, construida por Herodes. Los aparejos y provisiones que dentro había guardados conservaron este castillo más largo tiempo y más ocultamente: porque dentro de él había mucho trigo guardado, que pudiese bastar para mucho tiempo: había también mucho vino y mucho aceite, y además de esto frutas y todas maneras de legumbres y muchos dátiles.

Todas estas cosas, pues, halló maduras Eleazar y a su tiempo habiéndose apoderado del castillo con su gente con muchos engaños y traiciones; no era lo guardado peor que lo nuevo, aunque parece haber sido aparejado todo igualmente para la destrucción que los romanos hicieron de todo, y habían bien pasado casi cien años del tiempo que fueron estas cosas aparejadas, hasta que los romanos destruyeron el castillo, y los mismos romanos hallaron algunos frutos, los cuales no habían sido jamás en otro tiempo tocados”.

La voz de la historia se encarga de revelarnos unas cuantas verdades acerca de los vinos de entonces, por ejemplo: Plinio dice que “Algunos vinos Romanos eran tan espesos como la miel. el vino Albanés era muy dulce o sabroso, y ocupaba el tercer lugar entre todos los vinos”.

  1. También habla de un vino Español de su día, llamado “inerticulum” — eso es, que no era intoxicante — de “inerte”, inactivo, sin fuerza o espíritu, mas correctamente denominado “justicus sobriani”, vino sobrio, el cual no embriagaba — Anti-Bac;

Pág. 221 – [Los Vinos Bíblicos, Pág. 41]. Plauto – 200 A. , aun el mosto significaba ambos, vino y vino dulce. — Nott, London Ed. , Pág. 78. [Ibíd, Pág. 41]. Columella dice que los Griegos llamaban a este vino no intoxicante “Amatistón”, de Alfa, negativo, y metusis, intoxicante — eso es, un vino que no embriagaba.

  • Añade que era llamado un buen vino, inofensivo, y llamado “inactivo”, porque no afectaba los nervios, sino que al mismo tiempo no era deficiente en sabor;
  • — A;
  • B, Pág;
  • 221 – [Ibíd, Pág;
  • 42];
  • Aristóteles dice del vino dulce, glukus, que no era intoxicante;

Y que el vino de Arcadia era tan espeso que era necesario rasparlo de los odres en los que estaba contenido, y disuelto lo raspado en agua. — Nott, London Ed. , Pág. 80 – [Ibíd, Pág. 42]. Homero (La Odisea, libro 9) nos dice que Ulises llevó en su bote “un odre de cabra de dulce vino negro, una bebida divina, la cual Mariano, el sacerdote de Apolos, le había dado — era dulce como la miel — era imperecedero, o se guardaría por siempre; que cuando era bebido, era diluido con 20 porciones de agua, y que de esto era exhalado un aroma dulce y divino”.