Que Dice La Biblia Del Trabajador?

Que Dice La Biblia Del Trabajador
LO QUE DICE LA BIBLIA – La Biblia condena el trabajo que no es honrado o que perjudica a otras personas de algún modo ( Levítico 19:11,  13; Romanos 13:10 ). Ser un buen trabajador beneficia a otras personas y permite tener “una buena conciencia” ( 1 Pedro 3:16 ).

  • La Biblia también enseña que el propósito fundamental del trabajo no es cómo nos sentimos sino qué conseguimos: tener los medios para vivir y mantener a la familia;
  • Por supuesto, aunque lo ideal es que disfrutemos del trabajo, en realidad eso no es lo más importante en la vida;

“Mi papá siempre está ocupado. Además de su trabajo, también realiza tareas en la congregación de los testigos de Jehová a la que vamos. Es muy trabajador. Cumple con sus responsabilidades y nos dedica tiempo a mi mamá, a mi hermana y a mí. Aunque siempre tiene cosas que hacer, es muy equilibrado.

” (Alannah) Aunque es cierto que las cosas son cada vez más caras y se hace más difícil llegar a fin de mes, la Biblia nos anima a controlar los gastos. En  1 Timoteo 6:8 dice: “Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas”.

Eso no significa que tengamos que vivir en la miseria. Más bien, que sepamos cuánto podemos gastar y no compremos lo que no necesitamos ( Lucas 12:15 ).

¿Qué nos dice la Biblia con respecto al trabajo?

El trabajo es un principio eterno Nuestro Padre Celestial y Jesucristo nos han mostrado por medio de Su ejemplo y Sus enseñanzas que el trabajo es tan importante en el cielo como en la tierra.

¿Qué dice Proverbios 13 11?

11 Las a riquezas obtenidas por b vanidad disminuirán,pero el que recoge c con mano laboriosa las aumentará. 12 La esperanza que se prolonga es tormento del corazón,mas árbol de vida es el deseo cumplido. 13 El que menosprecia la palabra perecerá por ello,pero el que teme el mandamiento será recompensado.

¿Que nos enseña Jesús con su trabajo?

Enseñe las verdades del Evangelio – El Salvador enseñó las verdades del Evangelio e hizo hincapié en los primeros principios y ordenanzas: fe, arrepentimiento, bautismo y la recepción del Espíritu Santo. Nos enseñó a amarnos y a servirnos unos a otros.

Nos enseñó en cuanto al sacerdocio, los convenios y las ordenanzas y todo lo que debemos saber, hacer y ser para venir a Él. Nosotros también debemos enseñar el Evangelio según ha sido revelado en las Escrituras y en las palabras de los profetas de los últimos días.

Los temas seculares, las opiniones personales y las enseñanzas especulativas o controvertidas no son apropiadas. El Salvador enseñó las verdades del Evangelio con sencillez. Utilizó un lenguaje claro y comprensible, relatos y ejemplos de la vida diaria. En sus lecciones se mencionaban muchas experiencias comunes que el pueblo podía entender; como por ejemplo, él habló acerca de la búsqueda de la oveja y de la moneda perdidas y del regocijo que produjo el retorno del hijo pródigo (véase Lucas 15).

El Salvador a menudo recurrió a las Escrituras mientras enseñaba. Durante la lección, dirija a las personas a quienes enseña al uso frecuente de las Escrituras. Ayúdeles a comprender que las personas de las Escrituras fueron personas reales que experimentaron pruebas y gozo en su esfuerzo por servir al Señor.

Formule preguntas que requieran que las personas a las que enseñe consulten las Escrituras para buscar la respuesta. Inste a los miembros de la clase a estudiar en el hogar y muéstreles la forma de lograr que ese estudio sea productivo. Enséñeles la manera de utilizar las ayudas para el estudio de las Escrituras.

¿Por que Dios le dio al hombre un trabajo?

Según el relato bíblico Dios confía al hombre el don de someter la tierra y dominar sobre todo ser viviente “… el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el Jardín del Edén para que lo cultivara y cuidara” (Gén. 2,15). El trabajo bendición, mandato y ley para el hombre antecede al mismo pecado original y no es para él un castigo consecuencia de la primera caída. Pbro. Lic. Carlos Hugo Scatizza Inmediatamente a ella, la fatiga y el esfuerzo aparecen en la maldición bíblica vinculados al trabajo “…por haber comido del árbol del que Yo te había prohibido comer, maldita sea la tierra por tu causa. Con fatiga sacarás de ella el alimento todos los días de tu vida…” (Gén.

3,17). Dios mismo es presentado en la Sagrada Escritura como un trabajador, haciendo su obra durante seis días y descansando el último; o en la imagen del alfarero en la tarea de modelar al hombre con sus manos y soplando sobre él el aliento de vida.

Jesús, el Verbo hecho carne, asume nuestra condición humana en todo como nos lo resalta la Carta a los Hebreos “…igual que nosotros en todo, a excepción del pecado”, (Hebreos 4,14-15). Para él, trabajar fue parte de esta experiencia humana, es llamado “el hijo del carpintero” (Mar.

  • 6,3) y así lo recuerda San Juan Pablo II “…dedicó la mayor parte de su vida terrena al trabajo manual junto al banco del carpintero” (LE 6);
  • Su misma misión es definida como trabajo “…el Padre trabaja y yo también”, (Jn 5,17); a sus discípulos los llama obreros y de esta manera les encomienda un trabajo: el de anunciar que el Reino de Dios ha llegado a los hombres; para ellos reclama un salario “porque el obrero tiene derecho a su paga” (Lc 10,7);

El trabajo atraviesa toda la Revelación bíblica, no sólo como participación del hombre en la tarea de la creación, sino también como expresión de la redención humana, acontecida en el trabajo del Hijo transfigurado por su resurrección, en este sentido escribía en Papa Obrero, Juan Pablo II, “El sudor y la fatiga, que el trabajo necesariamente lleva en la condición actual de la humanidad, ofrecen al cristiano y a cada hombre, que ha sido llamado a seguir a Cristo, la posibilidad de participar en el amor a la obra que Cristo ha venido a realizar.

  • Esta obra de salvación se ha realizado a través del sufrimiento y de la muerte de cruz;
  • Soportando la fatiga del trabajo en unión con Cristo crucificado por nosotros, el hombre colabora en cierto modo con el Hijo de Dios en la redención de la humanidad;

Se muestra verdadero discípulo de Jesús llevando a su vez la cruz de cada día en la actividad que ha sido llamado a realizar” (LE 27). Recientemente el Papa Francisco, en su Encíclica sobre el cuidado de la casa común nos decía “Estamos llamados al trabajo desde nuestra creación.

  • No debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma;
  • El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal;

En este sentido, ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo” (L. Si 128). Que nos descubramos destinatarios de una vocación y un mandato: el trabajo; partícipes del arte y sabiduría del Padre donde podemos desarrollarnos en la creatividad, la proyección del futuro, el despliegue de nuestras mejores capacidades, el ejercicio de los valores, en medio de la necesaria fatiga, y así realizando nuestra vida, desarrollar nuestra comunidad, entablar vínculos de comunión y solidaridad, extender la justicia tan largamente esperada y construir una Patria de hermanos.

¿Qué dice Salomón sobre el trabajo?

‘Es bueno y conveniente: comer, beber y gozarse uno de todo el trabajo en que se afana bajo el sol en los contados días de la vida que Dios le ha dado’ (Ec 5:18).

¿Qué dice en Efesios 4 28?

28 El que hurtaba, no hurte más, sino a trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué b dar al que padece necesidad.

¿Qué dice Eclesiastes 5 10?

1 Cuando vayas a la casa de Dios, a guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios, porque no saben que hacen mal. 2 No te a des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a b proferir palabra delante de Dios, porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra.

Por tanto, sean pocas c tus palabras. 3 Porque de la mucha ocupación vienen los sueños; y de la multitud de las palabras, la voz del necio. 4 Cuando a Dios hagas promesa, no tardes en cumplirla, porque él no se complace en los insensatos.

Cumple lo que prometas. 5 Mejor es que no prometas, y no que a prometas y no cumplas. 6 No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel que fue un error. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz y destruya la obra de tus manos? 7 Donde abundan los sueños y las muchas palabras, también abundan las vanidades; pero tú, a teme a Dios.

8 Si ves en la provincia opresión de pobres y perversión de a juicio y de justicia, no te maravilles de ello, porque sobre uno alto vigila otro más alto, y otros más altos sobre ellos. 9 El provecho de la tierra es para todos; el rey mismo está al servicio de los campos.

10 El que ama el a dinero no se saciará de dinero, y el que ama el mucho tener no sacará fruto. También esto es vanidad. 11 Cuando los bienes aumentan, también aumentan los que los consumen. ¿Qué beneficio, pues, tendrá su dueño aparte de ver los con sus ojos? 12 Dulce es el sueño del trabajador, ya sea que coma mucho o poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.

  1. 13 Hay un gran mal que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su propio mal, 14 las cuales se pierden en malos negocios; y al hijo que engendran, nada le queda en la mano;
  2. 15 Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada de su trabajo llevará en su mano;

16 Esto también es un gran mal: que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar para el viento? 17 Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucha molestia, y enfermedad y enojo. 18 He aquí, pues, lo que yo he visto: Que es bueno y agradable comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se afana debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado, porque esta es su parte.

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¿Qué dice la Biblia en Lucas 14 10?

1 Y aconteció un día de reposo que, habiendo entrado en casa de un principal de los fariseos a comer pan, ellos le acechaban. 2 Y he aquí, un hombre hidrópico estaba delante de él. 3 Y respondiendo Jesús, habló a los intérpretes de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en el a día de reposo? 4 Pero ellos callaron.

  1. Entonces él, tomándole, le sanó y le despidió;
  2. 5 Y respondiendo a ellos, dijo: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo saca inmediatamente aunque sea en día de reposo? 6 Y no le podían replicar a estas cosas;

7 Y observando cómo los convidados escogían los a primeros asientos a la mesa, relató una parábola, diciéndoles: 8 Cuando seas convidado por alguno a una boda, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más honorable que tú esté convidado por él, 9 y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a este; y entonces tengas, con vergüenza, que ocupar el último lugar.

10 Mas cuando seas convidado, ve y siéntate en el a postrer lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, b sube más arriba; entonces tendrás c gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.

11 Porque cualquiera que se a ensalza será b humillado ; y el que se c humilla será d ensalzado. 12 Y dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes ni a tus vecinos ricos, no sea que ellos, a su vez, te vuelvan a convidar, y seas recompensado.

13 Mas cuando hagas banquete, llama a los a pobres , a los mancos, a los cojos y a los ciegos; 14 y serás a bienaventurado , porque ellos no te pueden b retribuir ; pero te será recompensado en la c resurrección de los justos.

15 Y oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: ¡Bienaventurado el que a coma pan en el reino de Dios! 16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena y convidó a muchos. 17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya está todo preparado.

18 Pero todos a una comenzaron a a excusarse. El primero le dijo: He comprado una hacienda y necesito ir a verla; te ruego que me disculpes. 19 Y el otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego que me disculpes.

20 Y el otro dijo: Acabo de casarme y, por tanto, no puedo ir. 21 Y volvió el siervo e hizo saber estas cosas a su señor. Entonces, enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y por las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, a los mancos, y a los cojos y a los ciegos.

22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste y aún hay lugar. 23 Y dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los a vallados , y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. 24 Pues os digo que a ninguno de aquellos hombres que fueron convidados gustará mi cena.

25 Y mucha gente iba con él; y volviéndose, él les dijo: 26 Si alguno viene a mí y no a aborrece a su padre, madre, esposa, hijos, hermanos, hermanas b y aun también su propia c vida , no puede ser mi d discípulo. 27 Y el que no lleva su a cruz y viene en pos de mí no puede ser mi b discípulo.

28 Porque, ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, para ver si tiene lo que necesita para acabarla? 29 No sea que después que haya puesto el fundamento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, 30 diciendo: Este hombre comenzó a edificar y no pudo a acabar.

31 ¿O qué rey, habiendo de ir a hacer la guerra contra otro rey, no se sienta primero y a considera si puede salir con diez mil al encuentro del que viene contra él con veinte mil? 32 De otra manera, cuando aún el otro está lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz.

  • 33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no a renuncie a todas las cosas que posee no puede ser mi discípulo;
  • 34 a Buena es la sal; pero si la b sal pierde su sabor, ¿con qué se sazonará? 35 Ni para la tierra ni para el muladar es buena; la arrojan fuera;

El que tiene oídos para oír, oiga..

¿Cuál es el valor de un trabajo?

Cuestiones sobre la teoría del valor-trabajo – La teoría del valor-trabajo ha enfrentado varios cuestionamientos como los siguientes:

  • Como el mismo Smith afirmaba, esta teoría se cumple en una economía primitiva. Sin embargo, en un sistema moderno deberían considerarse los otros factores de producción : tierra, capital y tecnología.
  • Tal como observó el propio David Ricardo, no siempre se requiere el mismo esfuerzo para producir la misma mercancía.
  • El destinar más tiempo a desarrollar un bien o servicio no siempre lo hace más valioso. Una persona podría dedicar muchas horas en fabricar un artículo, pero no por la complejidad del proceso, sino por ineficiencia.

¿Qué dice la Biblia de las personas que no trabajan?

San Pablo es claro en su Segunda Carta a los Tesalonicenses: “No vivimos entre ustedes sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos darles un ejemplo que imitar.

Cuando vivimos con ustedes se lo mandamos: el que no trabaja, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada” (2 Tes 3, 7-12). Sin embargo, muchos dominicanos de origen humilde piensan como el merengue aquel que dice “El trabajo, para mí, es un enemigo”.

No ven el trabajo como algo que dignifica al hombre. Y con esta cultura es poco lo que podremos hacer para sacar de la indigencia a muchos de los que habitan en nuestros barrios. Les falta espíritu de superación. Y luchar por lo que desean para mejoría de sus familias.

Y es que muchos piensan que es el destino el que los tiene en esa situación, y con tan poca valía de su dignidad de persona humana, va a ser muy difícil lograr el progreso de nuestro pueblo. Es por eso que lo más importante es la educación.

Pero no una educación basada en información, sino una educación basada es valores humanos y cristianos que permita que salgan de esa miseria en que se encuentran simplemente por la ignorancia de no sentirse capaces de ser felices, por no reconocerse criaturas creadas por Dios a imagen y semejanza Suya.

Muchas de las cosas que producen felicidad son gratis, pero no se nos ha enseñado a observar la belleza que nos rodea. “Dios mismo te invita a detenerte en cada cosa y en cada momento, porque Él desea verte feliz y sabe bien que si no aprendes a detenerte, serás siempre infeliz.

Pero para eso hay que valorar cada cosa y darle importancia. Que no te parezca poco si es regalo de Dios. Por eso dice la Biblia: “Hijo, trátate bien con lo que tengas” (Ecli. 14,11); y también te invita con ternura: “No te prives de pasarte un buen día” (Ecli.

  1. 14,14);
  2. Pero tenemos que decirnos a nosotros mismos con frecuencia: “¡Sí que soy digno! Pero no por mis méritos;
  3. Soy digno de gozar y de ser feliz simplemente porque soy amado por Dios y porque Él ama mi felicidad”;

Es santa voluntad divina que nosotros disfrutemos, ya que Él “nos provee espléndidamente de todas las cosas para que las disfrutemos” (1 Tim. 6,7). No es un proyecto divino que yo tenga que sufrir. Su voluntad directa es mi felicidad. El sufrimiento de sus criaturas es sólo una permisión divina, no es una decisión directa.

Y cuando lo permite, lo usa como instrumento para producir algo bueno en mí, para enseñarme a vivir mejor. Entonces, “tratar de ser feliz cada día es ser fiel a su amor, y optar por estar amargado, negativo y pesimista es contrario al deseo del Padre” (Tomado de Meditaciones, de Víctor M.

Fernández). Cuando el hombre decide optar por el desorden, los vicios, el ocio y la vagancia, pierde muchas de sus energías desperdiciando el tiempo útil para producir cosas. Ahora bien, todo hombre debe tener sus necesidades básicas resueltas. Y para eso es el Estado.

  • Los impuestos que cobra es para poder brindar al pueblo lo necesario para vivir: alimento, salud, vivienda, trabajo y educación para todos los miembros de la familia;
  • Al gobierno se va a servir;
  • La Doctrina Social de la Iglesia es clara y precisa;

Y nosotros los cristianos católicos tendríamos que aprendérnosla de memoria y hacerla vida en nosotros, si queremos cambiar nuestra sociedad. En los momentos de calamidad es que vemos las injusticias a las que estamos acostumbrados. Hemos acomodado nuestra conciencia y no vemos con los ojos del alma, lo que sucede a nuestro alrededor.

El cristiano convencido no puede encerrarse en un cómodo y egoísta “aislacionismo” cuando es testigo de las necesidades y de las miserias de sus hermanos; cuando le llegan los gritos de socorro de los económicamente débiles; cuando conoce las aspiraciones de las clases trabajadoras hacia unas más normales y justas condiciones de vida; cuando se da cuenta de los abusos de una concepción económica que pone el dinero por encima de todos los deberes sociales; cuando no ignora las desviaciones de un intransigente nacionalismo que niega o conculca la solidaridad entre todos los pueblos” (Pío XII).

Vamos a pedir al Señor que nos ayude a darnos sabiduría para ver de qué modo podemos ser instrumento de la gratuidad Suya. Bendice a los que forman parte de voluntariados de servicio que con su trabajo gratuito, sí se convierten en instrumentos de Tu justicia.

¿Qué es trabajar en la obra de Dios?

Javier Abad Gómez 06. 06. 2008 El trabajo es el destino natural del ser humano. Con él, el hombre transforma la naturaleza que le ha sido confiada. Además y es más importante se realiza a sí mismo como hombre: se hace mejor. El hombre hace el trabajo y el trabajo hace al hombre.

Por ser la educación una continuación de la generación, es decir, una generación prolongada en el tiempo, se puede deducir la importancia que el trabajo tiene en la educación: es el quicio sobre el que se apoya todo el proceso educativo.

Eso explica, por ejemplo, que la creación se presente en forma de un trabajo de Dios, realizado en un tiempo determinado y finalizado por el descanso divino. Este tiene dos sentidos: el descanso hace parte del trabajo, y que una vez creado el ser humano Dios ya puede descansar, porque el hombre continuará su obra. El trabajo, como una de las realidades más importantes de la vida humana, es:

  • Testimonio de la dignidad del hombre.
  • Ocasión de desarrollo de su personalidad.
  • Vínculo de unión con los demás.
  • Fuente de recursos para sostener familia.
  • Contribución a mejorar la sociedad.
  • Fuente de progreso de la humanidad.
  • Elemento fundamental de la vida humana.
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Para nosotros, educadores, el trabajo se constituye en el soporte sobre el que se apoya toda nuestra labor, puesto que el trabajo es el medio a través del cual el ser humano llega a ser aquello a lo que está destinado, de acuerdo con su propia vocación. El proyecto divino con respecto a cada hombre o mujer, sólo se puede llevar a cabo mediante el trabajo que cada uno haga sobre sí mismo, ayudado por quienes tenemos el deber de contribuir a que ese proyecto se haga realidad. Se puede decir que sólo mediante el trabajo, Dios puede realizar su obra sobre el hombre.

Y la obra de Dios, se realiza en tres etapas, que son también aquellas que nos corresponde comprender y vivir a nosotros los educadores. Hasta lograr la unidad de vida, que es la meta y el camino necesario hacia la vida eterna.

Por eso es importante unir el trabajo a la educación y ésta a la vida de unión con Dios: mediante el trabajo el hombre se hace hombre; y mediante el trabajo convertido en oración el hombre se hace santo. Hacia una espiritualidad del trabajo: El Evangelio del trabajo Hace falta el esfuerzo interior del espíritu humano, guiado por la fe, la esperanza y la caridad, con el fin de dar al trabajo del hombre concreto, aquel significado que el trabajo tiene ante los ojos de Dios, y mediante el cual entra en la obra de la salvación(.

  1. La Iglesia ve como un deber particular suyo formar en una espiritualidad del trabajo que ayude a todos los hombres a acercarse a través de él a Dios, Creador y Redentor, a participar en sus planes salvíficos respecto al hombre y al mundo, y a profundizar en sus vidas la amistad con Cristo, asumiendo mediante la fe una viva participación en su triple misión de Sacerdote, Profeta y Rey, tal como lo enseña con expresiones admirables el Concilio Vaticano II;

244 El trabajo continúa la obra creadora de Dios Padre: santificar el trabajo En la palabra de la divina Revelación está inscrita muy profundamente esta verdad fundamental, que el hombre, creado a imagen de Dios, mediante a su trabajo participa en la obra del Creador, y según la medida de sus propias posibilidades, en cierto sentido continúa desarrollándola y la completa, avanzando cada vez más en el descubrimiento de los recursos y de los valores encerrados en todo lo creado.

  • 245 La descripción de la creación es, en cierto sentido el primer evangelio del trabajo;
  • Allí se demuestra en qué consiste su dignidad: en que el hombre, trabajando, imita a Dios, su Creador, por ser portador de una particular semejanza con Dios;

Por eso, tanto en su trabajo como en su descanso, copia y continúa la obra creadora. La conciencia de que el trabajo humano es una participación en la obra de Dios, debe llegar incluso a los quehaceres más ordinarios, a los deberes cotidianos, a las realidades sencillas que Cristo mismo vivió a lo largo de toda su vida oculta en Nazaret, en el hogar y en el taller de José.

Al realizar cualquier trabajo hay que pensar que con él se completa la obra del Creador, al tiempo que se sirve a los hermanos y se contribuye de modo personal a que se cumplan los designios en la historia.

El Concilio Vaticano II habló de que el trabajo es una prolongación de la obra del Creador, una aportación personal a la realización del plan de la Providencia en la historia, un modo de colaborar en la terminación de la creación divina246. La misión del trabajo humano es servir de medio al hombre para alcanzar la participación en la acción creadora, prolongándola y poniéndola de relieve en la glorificación de Dios.

Esto lleva a santificar el trabajo, haciéndolo siempre lo mejor posible, comprendiendo su dignidad, no haciendo distinción entre los hombres por razón del trabajo que realizan: el trabajo, todo trabajo honesto, dignifica al hombre; y el hombre, al realizar bien cualquier tipo de trabajo, dignifica dicha labor.

El trabajo continúa la obra redentora de Dios Hijo: santificar en el trabajo Mediante la labor encomendada al ser humano, se debía continuar la obra comenzada por Dios. Pero el plan divino encontró el obstáculo del pecado. Cuando el hombre rechaza por orgullo a Dios, el trabajo sufre las consecuencias: trabajarás con dolor.

Esto significa que el sacrificio requerido para trabajar y para trabajar bien, debe vincularse con la obra de la Redención. El esfuerzo humano está amenazado por la soberbia, el egoísmo, el afán desordenado de lucro.

Y, así, se desvía del verdadero fin. Como toda actividad humana necesita entonces ser rescatada del pecado: debe darse un vínculo entre la Redención y la transformación del mundo por medio del trabajo. Para que no derive en mal del hombre, se requiere de la gracia de Dios.

  • Con lo que el trabajo pasa a ocupar, por obra de Cristo Redentor, un puesto realmente positivo en la santificación;
  • Esto se ve muy claro cuando se piensa en la importancia redentora de los primeros treinta años de la vida de Jesús;

El Evangelio del trabajo, según expresión del Papa Juan Pablo II, llega a la plenitud en la vida de Jesús, quien perteneció al mundo de los trabajadores, miró con amor y respeto toda tarea humana, que en sus diversas manifestaciones se muestra como participación no sólo en la obra creadora atribuida a Dios Padre sino también en la obra redentora que Cristo venía a realizar.

  1. El hombre y la mujer al trabajar, no se limitan a transformar las cosas y la sociedad, sino que se perfeccionan, se realizan como seres humanos, se hacen a sí mismos, se hacen mejores;
  2. Todo trabajo, material o intelectual, está unido inevitablemente a la fatiga y, mediante ella, se une también a la cruz de Cristo;

El sudor y la fatiga, que el trabajo necesariamente lleva en la condición actual de la humanidad, ofrecen al cristiano y a cada hombre, que ha sido llamado a seguir a Cristo, la posibilidad de participar en el amor a la obra que Cristo vino a realizar.

  1. Esta obra de salvación se realizó a través del sufrimiento y de la muerte de cruz;
  2. Soportando la fatiga del trabajo en unión con Cristo crucificado por nosotros, el hombre colabora en cierto modo con el Hijo de Dios en la redención de la humanidad;

Se muestra verdaderamente discípulo de Jesús llevando a su vez la cruz de cada día en la actividad que ha sido llamado a realizar. 247 El entrar como elemento fundamental en el plan de Dios sobre el hombre y en la imitación de Jesús, el trabajo se convierte en un medio privilegiado de santificación, puesto que ésta es, antes que nada, la realización de la Voluntad de Dios y la participación en la vida de Cristo.

  1. Os recuerdo una vez más que todo eso no es ajeno a los planes divinos;
  2. Vuestra vocación humana es parte, y parte importante, de vuestra vocación divina;
  3. Ésta es la razón por la que os tenéis que santificar;

, precisamente santificando vuestro trabajo. 248 Esto, a condición de que sea vivido en un contexto de oración, de sacrificio, de vida interior y de unión a Dios. Donde quiera que estemos, en medio del rumor de la calle y de los afanes humanos en la fábrica, en la universidad, en las labores agrícolas, en la oficina, o en el hogar, en el deporte, lo mismo que en el lecho de enfermo o en una excursión por el campo, nos encontraremos en la serena contemplación propia de los hijos de Dios, en un constante diálogo con quien sabemos nos ama.

  1. El trabajo, realizado cara a cara con Dios, conscientes de su presencia, se puede realizar sin interrupción, con el mismo espíritu de las personas contemplativas, poniendo en juego las virtudes de la fe, la esperanza y el amor, en las que está la cumbre de la vida cristiana;

La fe se actualiza en la misma conversación con Dios que está como escondido en el centro del alma en gracia. La esperanza se vive mientras se persevera en la labor comenzada, con el convencimiento de que se trata de un camino para llegar a Dios: “Porque fuiste fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor”, dice Jesús al destacar la eficacia sobrenatural de perseverar en la personal responsabilidad haciendo rendir el talento recibido.

  1. Y el amor, que es el componente esencial de toda obra bien hecha, hasta el detalle más pequeño, por el que podemos servir a los demás, con generosidad y sacrificio;
  2. Perpetúa la obra santificadora del Espíritu Santo: santificar a los demás por medio del trabajo En el trabajo, merced a la luz que penetra dentro de nosotros por la Resurrección de Cristo, encontramos un tenue resplandor de la vida nueva, casi como un anuncio de los “nuevos cielos y otra tierra nueva”;

249 La palabra de Dios advierte que de nada le sirve al hombre ganar todo el mundo se pierde a sí mismo, si pierde su alma250. Es el anuncio que hemos de hacer a quienes trabajan con nosotros: que no pierdan el sentido sobrenatural de sus vidas, que conserven la rectitud de intención, que no olviden la gloria de Dios al trabajar, que piensen en la vida eterna, que se acuerden de que no tenemos aquí morada permanente.

  • De esta manera, haciendo apostolado a través de las relaciones de amistad que surgen en el trabajo, participamos en la obra santificadora de Dios, realizada por el Espíritu Santo;
  • El cristiano que esta en actitud de escucha de la palabra del Dios vivo, uniendo el trabajo a la oración, sepa qué puesto ocupa su trabajo no sólo en el progreso terreno, sino también en el desarrollo del Reino de Dios, al que todos son llamados con la fuerza del Espíritu Santo y con la palabra del Evangelio;

251 En cuanto medio de santificación, el trabajo no debe limitarse a la esfera personal: tiene que ayudar al mejoramiento espiritual de los demás. El trabajo es factor de solidaridad humana, de acercamiento entre los hombres, de cohesión social: produce entre los miembros del cuerpo social una profunda interdependencia.

Por lo mismo, afecta al crecimiento del Reino de Dios en el mundo: todo lo que acerca a los hombres, todo lo que les lleva a descubrir la fraternidad y la necesidad que tienen unos de otros, sólo tiene sentido si se pone al servicio de un amor verdadero: el que Cristo vino a anunciarnos en su gran mandamiento: “Que os améis unos a otros, como yo os he amado”.

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En todo trabajo hay como una finalidad profunda querida por Dios: ser una llamada al amor; amor a los demás y fundamentalmente a Dios, en cuya acción el trabajo nos hace participar. El trabajo nace del amor, manifiesta el amor, se ordena al amor. El trabajo es, pues, no sólo medio de santificación sino también cauce de acción apostólica.

No sólo esto: el mismo trabajo es apostolado, en cuanto definido como amor y servicio al prójimo. ¿Qué mejor servicio puede prestarse que el de acercar los hombres a Dios? De ahí la importancia de la vida sobrenatural, la gracia divina, que es precisamente la acción del Espíritu Santo en el alma.

El trabajo del ser vivificado, transfigurado, por una auténtica vida interior de oración, de sacrificio y de unión con Dios, mantenida por la práctica de los sacramentos y en especial de la Eucaristía. Notas 244 Laborem exercens, n. 24. 245 O. , n. 25. 246 Gaudium et spes, n.

34 y 67 247 Laborem Exercens, n. 27 248 Es Cristo que pasa, n. 46. 249 Laborem exercens, n. 27. 250 Cfr. Lucas 9, 25. 251 Laborem exercens, n. 27. 252 Es Cristo que pasa, n. 48. Tomado del libro: ” El valor de la Fe”, del P.

Javier Abad Gómez.

¿Qué relación hay entre el trabajo y Dios?

El trabajo es un momento interior al pro- ceso del amar. El trabajo recibe su valor decisivo del amor que expresa, del que nace, del que se alimenta y al que se ordena. Dios llama al hombre y mediante la que el hombre responde a Dios.

¿Cuál es el valor moral del trabajo?

Todo trabajo que se realiza, además de servir para ganarse la vida, también tiene que tener una vocación de servicio. En este punto la ética es fundamental: no hay verdadera excelencia profesional en alguien carente de virtudes morales. – 27 de abril de 2015 – 21:04 Los dos pilares del trabajo son la técnica y la ética.

Mediante la primera, el ser humano domina su profesión, y con la segunda, alcanza la excelencia. Con la técnica logrará ser exitoso, pero sin la segunda difícilmente logre ser un profesional respetado. Buscar la excelencia Un profesional no siempre posee calidad técnica y humana.

Una persona puede ser experta en su profesión, hábil en una técnica, o a la hora de hacer negocios, pero si no tiene valores morales, difícilmente será un excelente profesional. De un trabajador se espera no solo que sea competente, sino también confiable y responsable, que tenga espíritu de servicio y calidad humana.

Cualidades Los valores y la ética son importantes en el lugar de trabajo, cualquiera que sea la tarea que uno desempeñe. En muchas empresas, no importa lo bien que un empleado trabaje, si carece de valores éticos, no es confiable.

La mayoría de los empleadores buscan un trabajador que tenga las siguientes cualidades: honestidad, responsabilidad, conducta, puntualidad, colaboración, discreción, entre otros. Honestidad Un aspecto importante de los valores éticos en el lugar de trabajo es mostrar un comportamiento honesto en todo momento.

Por ejemplo, un chofer de ómnibus tiene la obligación de dar el boleto al pasajero. La falta de honestidad también puede significar pedir coima (un pago extra) por realizar un trabajo por el cual ya está recibiendo un salario; o, en caso contrario, pedir dinero para no cobrar una multa.

Responsabilidad Ser responsable significa acatar todas las reglas del ente público o privado para el cual se trabaja. Cumplir con el horario, no ausentarse sin motivo, presentar los trabajos a tiempo, aceptar la responsabilidad cuando se cometió un error, y, a veces, trabajar más tiempo de lo previsto hasta terminar una tarea; son valores éticos de una persona responsable.

  • Colaboración El trabajo en equipo es muy importante para lograr el éxito;
  • En este sentido, un trabajador sin valores morales pretenderá en todo momento entorpecer el trabajo del compañero para desacreditarlo, o intentar, con servilismo, chismes u otro tipo de artimañas para obtener un puesto o sueldo superior a los de sus colegas;

Conducta La conducta de un empleado define sus valores éticos. El trabajador no solo debe tratar a otros con respeto, sino también demostrar un mismo comportamiento tanto en público como en privado. En el trabajo, específicamente, implica el uso de vestimenta y lenguaje considerados adecuados para la oficina, y conducirse con profesionalismo.

¿Cuál es el sentido espiritual que se le da al trabajo?

En ese sentido, la espiritualidad en el trabajo puede definirse como ‘un marco de valo- res organizacionales, evidenciados en una cultura, que promueven una experiencia de trascendencia en el empleado a través de los procesos de trabajo, facilitando su sentido de conexión con otros de una manera que provee sentimientos.

¿Qué dice la Biblia de las personas que no trabajan?

San Pablo es claro en su Segunda Carta a los Tesalonicenses: “No vivimos entre ustedes sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos darles un ejemplo que imitar.

Cuando vivimos con ustedes se lo mandamos: el que no trabaja, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada” (2 Tes 3, 7-12). Sin embargo, muchos dominicanos de origen humilde piensan como el merengue aquel que dice “El trabajo, para mí, es un enemigo”.

No ven el trabajo como algo que dignifica al hombre. Y con esta cultura es poco lo que podremos hacer para sacar de la indigencia a muchos de los que habitan en nuestros barrios. Les falta espíritu de superación. Y luchar por lo que desean para mejoría de sus familias.

  • Y es que muchos piensan que es el destino el que los tiene en esa situación, y con tan poca valía de su dignidad de persona humana, va a ser muy difícil lograr el progreso de nuestro pueblo;
  • Es por eso que lo más importante es la educación;

Pero no una educación basada en información, sino una educación basada es valores humanos y cristianos que permita que salgan de esa miseria en que se encuentran simplemente por la ignorancia de no sentirse capaces de ser felices, por no reconocerse criaturas creadas por Dios a imagen y semejanza Suya.

Muchas de las cosas que producen felicidad son gratis, pero no se nos ha enseñado a observar la belleza que nos rodea. “Dios mismo te invita a detenerte en cada cosa y en cada momento, porque Él desea verte feliz y sabe bien que si no aprendes a detenerte, serás siempre infeliz.

Pero para eso hay que valorar cada cosa y darle importancia. Que no te parezca poco si es regalo de Dios. Por eso dice la Biblia: “Hijo, trátate bien con lo que tengas” (Ecli. 14,11); y también te invita con ternura: “No te prives de pasarte un buen día” (Ecli.

  1. 14,14);
  2. Pero tenemos que decirnos a nosotros mismos con frecuencia: “¡Sí que soy digno! Pero no por mis méritos;
  3. Soy digno de gozar y de ser feliz simplemente porque soy amado por Dios y porque Él ama mi felicidad”;

Es santa voluntad divina que nosotros disfrutemos, ya que Él “nos provee espléndidamente de todas las cosas para que las disfrutemos” (1 Tim. 6,7). No es un proyecto divino que yo tenga que sufrir. Su voluntad directa es mi felicidad. El sufrimiento de sus criaturas es sólo una permisión divina, no es una decisión directa.

Y cuando lo permite, lo usa como instrumento para producir algo bueno en mí, para enseñarme a vivir mejor. Entonces, “tratar de ser feliz cada día es ser fiel a su amor, y optar por estar amargado, negativo y pesimista es contrario al deseo del Padre” (Tomado de Meditaciones, de Víctor M.

Fernández). Cuando el hombre decide optar por el desorden, los vicios, el ocio y la vagancia, pierde muchas de sus energías desperdiciando el tiempo útil para producir cosas. Ahora bien, todo hombre debe tener sus necesidades básicas resueltas. Y para eso es el Estado.

Los impuestos que cobra es para poder brindar al pueblo lo necesario para vivir: alimento, salud, vivienda, trabajo y educación para todos los miembros de la familia. Al gobierno se va a servir. La Doctrina Social de la Iglesia es clara y precisa.

Y nosotros los cristianos católicos tendríamos que aprendérnosla de memoria y hacerla vida en nosotros, si queremos cambiar nuestra sociedad. En los momentos de calamidad es que vemos las injusticias a las que estamos acostumbrados. Hemos acomodado nuestra conciencia y no vemos con los ojos del alma, lo que sucede a nuestro alrededor.

  • El cristiano convencido no puede encerrarse en un cómodo y egoísta “aislacionismo” cuando es testigo de las necesidades y de las miserias de sus hermanos; cuando le llegan los gritos de socorro de los económicamente débiles; cuando conoce las aspiraciones de las clases trabajadoras hacia unas más normales y justas condiciones de vida; cuando se da cuenta de los abusos de una concepción económica que pone el dinero por encima de todos los deberes sociales; cuando no ignora las desviaciones de un intransigente nacionalismo que niega o conculca la solidaridad entre todos los pueblos” (Pío XII);

Vamos a pedir al Señor que nos ayude a darnos sabiduría para ver de qué modo podemos ser instrumento de la gratuidad Suya. Bendice a los que forman parte de voluntariados de servicio que con su trabajo gratuito, sí se convierten en instrumentos de Tu justicia.

¿Cuál es el valor de un trabajo?

Cuestiones sobre la teoría del valor-trabajo – La teoría del valor-trabajo ha enfrentado varios cuestionamientos como los siguientes:

  • Como el mismo Smith afirmaba, esta teoría se cumple en una economía primitiva. Sin embargo, en un sistema moderno deberían considerarse los otros factores de producción : tierra, capital y tecnología.
  • Tal como observó el propio David Ricardo, no siempre se requiere el mismo esfuerzo para producir la misma mercancía.
  • El destinar más tiempo a desarrollar un bien o servicio no siempre lo hace más valioso. Una persona podría dedicar muchas horas en fabricar un artículo, pero no por la complejidad del proceso, sino por ineficiencia.

¿Qué dice Proverbios 12 24?

24 La mano de los a diligentes gobernará,pero la negligencia será tributaria. 25 La congoja en el corazón del hombre lo abate,pero la buena palabra lo alegra. 26 El justo es guía para su prójimo,pero el camino de los malvados los hace errar.

¿Qué dice Proverbios 10 22?

22 La bendición de Jehová es la que enriquece,y no añade tristeza con ella. 23 El hacer maldad es como una diversión para el insensato,pero el hombre entendido tiene sabiduría. 24 Lo que el malvado teme, eso le vendrá,pero a los justos les será concedido lo que desean.