Que Dice La Biblia Acerca Del Trabajo?

Que Dice La Biblia Acerca Del Trabajo

El trabajo es un principio eterno Nuestro Padre Celestial y Jesucristo nos han mostrado por medio de Su ejemplo y Sus enseñanzas que el trabajo es tan importante en el cielo como en la tierra.

¿Por que Dios le dio al hombre un trabajo?

Según el relato bíblico Dios confía al hombre el don de someter la tierra y dominar sobre todo ser viviente “… el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el Jardín del Edén para que lo cultivara y cuidara” (Gén. 2,15). El trabajo bendición, mandato y ley para el hombre antecede al mismo pecado original y no es para él un castigo consecuencia de la primera caída. Pbro. Lic. Carlos Hugo Scatizza Inmediatamente a ella, la fatiga y el esfuerzo aparecen en la maldición bíblica vinculados al trabajo “…por haber comido del árbol del que Yo te había prohibido comer, maldita sea la tierra por tu causa. Con fatiga sacarás de ella el alimento todos los días de tu vida…” (Gén.

  1. 3,17);
  2. Dios mismo es presentado en la Sagrada Escritura como un trabajador, haciendo su obra durante seis días y descansando el último; o en la imagen del alfarero en la tarea de modelar al hombre con sus manos y soplando sobre él el aliento de vida;

Jesús, el Verbo hecho carne, asume nuestra condición humana en todo como nos lo resalta la Carta a los Hebreos “…igual que nosotros en todo, a excepción del pecado”, (Hebreos 4,14-15). Para él, trabajar fue parte de esta experiencia humana, es llamado “el hijo del carpintero” (Mar.

6,3) y así lo recuerda San Juan Pablo II “…dedicó la mayor parte de su vida terrena al trabajo manual junto al banco del carpintero” (LE 6). Su misma misión es definida como trabajo “…el Padre trabaja y yo también”, (Jn 5,17); a sus discípulos los llama obreros y de esta manera les encomienda un trabajo: el de anunciar que el Reino de Dios ha llegado a los hombres; para ellos reclama un salario “porque el obrero tiene derecho a su paga” (Lc 10,7).

El trabajo atraviesa toda la Revelación bíblica, no sólo como participación del hombre en la tarea de la creación, sino también como expresión de la redención humana, acontecida en el trabajo del Hijo transfigurado por su resurrección, en este sentido escribía en Papa Obrero, Juan Pablo II, “El sudor y la fatiga, que el trabajo necesariamente lleva en la condición actual de la humanidad, ofrecen al cristiano y a cada hombre, que ha sido llamado a seguir a Cristo, la posibilidad de participar en el amor a la obra que Cristo ha venido a realizar.

  • Esta obra de salvación se ha realizado a través del sufrimiento y de la muerte de cruz;
  • Soportando la fatiga del trabajo en unión con Cristo crucificado por nosotros, el hombre colabora en cierto modo con el Hijo de Dios en la redención de la humanidad;

Se muestra verdadero discípulo de Jesús llevando a su vez la cruz de cada día en la actividad que ha sido llamado a realizar” (LE 27). Recientemente el Papa Francisco, en su Encíclica sobre el cuidado de la casa común nos decía “Estamos llamados al trabajo desde nuestra creación.

No debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal.

En este sentido, ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo” (L. Si 128). Que nos descubramos destinatarios de una vocación y un mandato: el trabajo; partícipes del arte y sabiduría del Padre donde podemos desarrollarnos en la creatividad, la proyección del futuro, el despliegue de nuestras mejores capacidades, el ejercicio de los valores, en medio de la necesaria fatiga, y así realizando nuestra vida, desarrollar nuestra comunidad, entablar vínculos de comunión y solidaridad, extender la justicia tan largamente esperada y construir una Patria de hermanos.

¿Qué dice la Biblia sobre el que no trabaja?

San Pablo es claro en su Segunda Carta a los Tesalonicenses: “No vivimos entre ustedes sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos darles un ejemplo que imitar.

Cuando vivimos con ustedes se lo mandamos: el que no trabaja, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada” (2 Tes 3, 7-12). Sin embargo, muchos dominicanos de origen humilde piensan como el merengue aquel que dice “El trabajo, para mí, es un enemigo”.

No ven el trabajo como algo que dignifica al hombre. Y con esta cultura es poco lo que podremos hacer para sacar de la indigencia a muchos de los que habitan en nuestros barrios. Les falta espíritu de superación. Y luchar por lo que desean para mejoría de sus familias.

  • Y es que muchos piensan que es el destino el que los tiene en esa situación, y con tan poca valía de su dignidad de persona humana, va a ser muy difícil lograr el progreso de nuestro pueblo;
  • Es por eso que lo más importante es la educación;

Pero no una educación basada en información, sino una educación basada es valores humanos y cristianos que permita que salgan de esa miseria en que se encuentran simplemente por la ignorancia de no sentirse capaces de ser felices, por no reconocerse criaturas creadas por Dios a imagen y semejanza Suya.

Muchas de las cosas que producen felicidad son gratis, pero no se nos ha enseñado a observar la belleza que nos rodea. “Dios mismo te invita a detenerte en cada cosa y en cada momento, porque Él desea verte feliz y sabe bien que si no aprendes a detenerte, serás siempre infeliz.

Pero para eso hay que valorar cada cosa y darle importancia. Que no te parezca poco si es regalo de Dios. Por eso dice la Biblia: “Hijo, trátate bien con lo que tengas” (Ecli. 14,11); y también te invita con ternura: “No te prives de pasarte un buen día” (Ecli.

  • 14,14);
  • Pero tenemos que decirnos a nosotros mismos con frecuencia: “¡Sí que soy digno! Pero no por mis méritos;
  • Soy digno de gozar y de ser feliz simplemente porque soy amado por Dios y porque Él ama mi felicidad”;

Es santa voluntad divina que nosotros disfrutemos, ya que Él “nos provee espléndidamente de todas las cosas para que las disfrutemos” (1 Tim. 6,7). No es un proyecto divino que yo tenga que sufrir. Su voluntad directa es mi felicidad. El sufrimiento de sus criaturas es sólo una permisión divina, no es una decisión directa.

  1. Y cuando lo permite, lo usa como instrumento para producir algo bueno en mí, para enseñarme a vivir mejor;
  2. Entonces, “tratar de ser feliz cada día es ser fiel a su amor, y optar por estar amargado, negativo y pesimista es contrario al deseo del Padre” (Tomado de Meditaciones, de Víctor M;

Fernández). Cuando el hombre decide optar por el desorden, los vicios, el ocio y la vagancia, pierde muchas de sus energías desperdiciando el tiempo útil para producir cosas. Ahora bien, todo hombre debe tener sus necesidades básicas resueltas. Y para eso es el Estado.

Los impuestos que cobra es para poder brindar al pueblo lo necesario para vivir: alimento, salud, vivienda, trabajo y educación para todos los miembros de la familia. Al gobierno se va a servir. La Doctrina Social de la Iglesia es clara y precisa.

Y nosotros los cristianos católicos tendríamos que aprendérnosla de memoria y hacerla vida en nosotros, si queremos cambiar nuestra sociedad. En los momentos de calamidad es que vemos las injusticias a las que estamos acostumbrados. Hemos acomodado nuestra conciencia y no vemos con los ojos del alma, lo que sucede a nuestro alrededor.

  • El cristiano convencido no puede encerrarse en un cómodo y egoísta “aislacionismo” cuando es testigo de las necesidades y de las miserias de sus hermanos; cuando le llegan los gritos de socorro de los económicamente débiles; cuando conoce las aspiraciones de las clases trabajadoras hacia unas más normales y justas condiciones de vida; cuando se da cuenta de los abusos de una concepción económica que pone el dinero por encima de todos los deberes sociales; cuando no ignora las desviaciones de un intransigente nacionalismo que niega o conculca la solidaridad entre todos los pueblos” (Pío XII);

Vamos a pedir al Señor que nos ayude a darnos sabiduría para ver de qué modo podemos ser instrumento de la gratuidad Suya. Bendice a los que forman parte de voluntariados de servicio que con su trabajo gratuito, sí se convierten en instrumentos de Tu justicia.

¿Que nos enseña Jesús con su trabajo?

Enseñe las verdades del Evangelio – El Salvador enseñó las verdades del Evangelio e hizo hincapié en los primeros principios y ordenanzas: fe, arrepentimiento, bautismo y la recepción del Espíritu Santo. Nos enseñó a amarnos y a servirnos unos a otros.

  • Nos enseñó en cuanto al sacerdocio, los convenios y las ordenanzas y todo lo que debemos saber, hacer y ser para venir a Él;
  • Nosotros también debemos enseñar el Evangelio según ha sido revelado en las Escrituras y en las palabras de los profetas de los últimos días;

Los temas seculares, las opiniones personales y las enseñanzas especulativas o controvertidas no son apropiadas. El Salvador enseñó las verdades del Evangelio con sencillez. Utilizó un lenguaje claro y comprensible, relatos y ejemplos de la vida diaria. En sus lecciones se mencionaban muchas experiencias comunes que el pueblo podía entender; como por ejemplo, él habló acerca de la búsqueda de la oveja y de la moneda perdidas y del regocijo que produjo el retorno del hijo pródigo (véase Lucas 15).

El Salvador a menudo recurrió a las Escrituras mientras enseñaba. Durante la lección, dirija a las personas a quienes enseña al uso frecuente de las Escrituras. Ayúdeles a comprender que las personas de las Escrituras fueron personas reales que experimentaron pruebas y gozo en su esfuerzo por servir al Señor.

You might be interested:  Donde Esta Dios?

Formule preguntas que requieran que las personas a las que enseñe consulten las Escrituras para buscar la respuesta. Inste a los miembros de la clase a estudiar en el hogar y muéstreles la forma de lograr que ese estudio sea productivo. Enséñeles la manera de utilizar las ayudas para el estudio de las Escrituras.

¿Qué dice Jesús de trabajo?

El trabajo es un principio eterno –

  • ¿Qué experiencias ha tenido que le demuestren la importancia del trabajo?

Nuestro Padre Celestial y Jesucristo nos han mostrado por medio de Su ejemplo y Sus enseñanzas que el trabajo es tan importante en el cielo como en la tierra. Dios trabajó para crear los cielos y la tierra; hizo que los mares se agruparan en un solo lugar y que apareciera la tierra seca; hizo que el pasto, las hierbas y los árboles crecieran sobre la tierra; formó el sol, la luna y las estrellas; creó a todos los seres vivientes marinos y terrestres y, por último, colocó a Adán y a Eva en la tierra para que cuidaran de ella y para que tuvieran dominio sobre todos los seres vivientes.

¿Cuál es el valor de un trabajo?

Cuestiones sobre la teoría del valor-trabajo – La teoría del valor-trabajo ha enfrentado varios cuestionamientos como los siguientes:

  • Como el mismo Smith afirmaba, esta teoría se cumple en una economía primitiva. Sin embargo, en un sistema moderno deberían considerarse los otros factores de producción : tierra, capital y tecnología.
  • Tal como observó el propio David Ricardo, no siempre se requiere el mismo esfuerzo para producir la misma mercancía.
  • El destinar más tiempo a desarrollar un bien o servicio no siempre lo hace más valioso. Una persona podría dedicar muchas horas en fabricar un artículo, pero no por la complejidad del proceso, sino por ineficiencia.

¿Qué dice la Biblia de cambiar de trabajo?

Cuando experimentamos cambios radicales en la vida, como el cambio de trabajo, puede ser un momento de incertidumbre. Pero tranquilo. La Biblia te dice cómo debes pensar en este cambio. Que Dice La Biblia Acerca Del Trabajo El trabajo es bueno y el hombre fue creado para trabajar. Al entrar en este nuevo trabajo, propón en tu corazón poner en práctica los siguientes principios bíblicos y verás cómo Dios te prosperará en lo que tú haces.

  • Trabaja duro : “Todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo con todo empeño” (Eclesiastés 9:10).
  • Trabaja como si tu empleador fuera Dios mismo : “Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor y no a los hombres” (Colosenses 3:23).
  • No seas perezoso: “Mientras tú sueñas y cabeceas, y te cruzas de brazos para dormir mejor, la pobreza vendrá y te atacará como un vagabundo armado” (Proverbios 24:33-34).
  • Ocúpate en el mejoramiento profesional: “El que hace bien su trabajo, estará al servicio de reyes y no de gente insignificante” (Proverbios 22:29)
  • Sé generoso con lo que tienes: “Siempre les he enseñado que así se debe trabajar y ayudar a los que están en necesidad, recordando aquellas palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir” (Hechos 20:35).

No te entregues al sueño, o te quedarás pobre; mantente despierto y tendrás pan de sobra. Proverbios 20:13 Si pones en práctica estos principios, Dios bendecirá la labor de tus manos. Publicado originalmente en el sitio web de la Sociedad Bíblica de Costa Rica. Más artículos para crecer en la fe y conocimiento de la Biblia: haz clic aquí.

¿Cómo pedirle a Dios por un trabajo?

Jesús, eterno padre celestial: Mi padre, mi guía y fortaleza, te alabo a ti mi salvador tienes aquí a tu hijo que ha pecado, pero que te adora eres alabado por tu amor, tu eterna bondad y la seguridad que nos das Padre, que para ti que todo es posible y todo lo puedes porque tu gracia es inmensa y nunca me abandonas y en momentos de agonía nunca sueltas mi mano.

  1. Te puede interesar:  Dos oraciones para lograr las metas personales Eres pan, eres vida, eres amor y consuelo en las penumbras tu luz me guía vengo a ti, arrodillado, mi Padre amado vengo otra vez a rogar por tu eterna bondad, por tu amparo porque sé que de tu mano, nada temeré y nada me faltará porque tú, mi señor de bondad, ayudas a los agobiados te ruego para aliviar mis preocupaciones, te lo suplico;

Te pido que mi petición sea atendida, alivia mi dolor y mi agobio. Padre, mi amado Jesús resucitado mira mis necesidades y ayúdame a soportarlas te suplico por un nuevo trabajo, padre mío por que sé que tus planes son perfectos, pero me siento acorralado vengo a ti para hacer mi petición laboral necesito ese trabajo para mantener a mi familia.

Sé que tú en tu enorme bondad, no me dejarás decaer porque de tu mano no temeré y alivio sentiré, te ruego padre, que mi anhelo sea concebido con prontitud. Padre bendito y celestial. Sé que tú me abrirás puertas y ventanas de esperanza.

Sé que en tu inmensa misericordia encontrarás un trabajo digno para mi ayúdame, mi señor, a ser paciente y a ser recompensado haz que tenga un trabajo digno, próspero y estable intercede en mi petición para establecerme económicamente hazme un ser proveedor y bendice mi comida te ruego por ese empleo o por emprender mi propio negocio ayúdame en mi agobio, te lo ruego mi señor.

  1. Tú Padre, llenas de tranquilidad el corazón de tus hijos alivia el corazón de este ciervo tuyo que te necesita más que nunca no me abandones en este momento de desesperanza toma mi mano y muéstrame el camino que debo recorrer sosténme en este momento de desesperación que sólo tú sabes aliviar sé que nunca dejas solos a tu hijos porque tú eres un Padre lleno de misericordia en esta hora de desesperanza y carencias tomo tu mano, sintiendo alivio y esperanza tú que conoces los deseos de mi corazón sabes que necesito ese empleo que sea un trabajo que me agrade y me llene como persona;

Mi Dios, gracias por tu amor y tu bondad gracias por amarme y perdonar todos mis pecados todo lo creo en ti, Amén. Te puede interesar:.

¿Qué es trabajar en la obra de Dios?

Javier Abad Gómez 06. 06. 2008 El trabajo es el destino natural del ser humano. Con él, el hombre transforma la naturaleza que le ha sido confiada. Además y es más importante se realiza a sí mismo como hombre: se hace mejor. El hombre hace el trabajo y el trabajo hace al hombre.

Por ser la educación una continuación de la generación, es decir, una generación prolongada en el tiempo, se puede deducir la importancia que el trabajo tiene en la educación: es el quicio sobre el que se apoya todo el proceso educativo.

Eso explica, por ejemplo, que la creación se presente en forma de un trabajo de Dios, realizado en un tiempo determinado y finalizado por el descanso divino. Este tiene dos sentidos: el descanso hace parte del trabajo, y que una vez creado el ser humano Dios ya puede descansar, porque el hombre continuará su obra. El trabajo, como una de las realidades más importantes de la vida humana, es:

  • Testimonio de la dignidad del hombre.
  • Ocasión de desarrollo de su personalidad.
  • Vínculo de unión con los demás.
  • Fuente de recursos para sostener familia.
  • Contribución a mejorar la sociedad.
  • Fuente de progreso de la humanidad.
  • Elemento fundamental de la vida humana.

Para nosotros, educadores, el trabajo se constituye en el soporte sobre el que se apoya toda nuestra labor, puesto que el trabajo es el medio a través del cual el ser humano llega a ser aquello a lo que está destinado, de acuerdo con su propia vocación. El proyecto divino con respecto a cada hombre o mujer, sólo se puede llevar a cabo mediante el trabajo que cada uno haga sobre sí mismo, ayudado por quienes tenemos el deber de contribuir a que ese proyecto se haga realidad. Se puede decir que sólo mediante el trabajo, Dios puede realizar su obra sobre el hombre.

Y la obra de Dios, se realiza en tres etapas, que son también aquellas que nos corresponde comprender y vivir a nosotros los educadores. Hasta lograr la unidad de vida, que es la meta y el camino necesario hacia la vida eterna.

Por eso es importante unir el trabajo a la educación y ésta a la vida de unión con Dios: mediante el trabajo el hombre se hace hombre; y mediante el trabajo convertido en oración el hombre se hace santo. Hacia una espiritualidad del trabajo: El Evangelio del trabajo Hace falta el esfuerzo interior del espíritu humano, guiado por la fe, la esperanza y la caridad, con el fin de dar al trabajo del hombre concreto, aquel significado que el trabajo tiene ante los ojos de Dios, y mediante el cual entra en la obra de la salvación(.

La Iglesia ve como un deber particular suyo formar en una espiritualidad del trabajo que ayude a todos los hombres a acercarse a través de él a Dios, Creador y Redentor, a participar en sus planes salvíficos respecto al hombre y al mundo, y a profundizar en sus vidas la amistad con Cristo, asumiendo mediante la fe una viva participación en su triple misión de Sacerdote, Profeta y Rey, tal como lo enseña con expresiones admirables el Concilio Vaticano II.

244 El trabajo continúa la obra creadora de Dios Padre: santificar el trabajo En la palabra de la divina Revelación está inscrita muy profundamente esta verdad fundamental, que el hombre, creado a imagen de Dios, mediante a su trabajo participa en la obra del Creador, y según la medida de sus propias posibilidades, en cierto sentido continúa desarrollándola y la completa, avanzando cada vez más en el descubrimiento de los recursos y de los valores encerrados en todo lo creado.

245 La descripción de la creación es, en cierto sentido el primer evangelio del trabajo. Allí se demuestra en qué consiste su dignidad: en que el hombre, trabajando, imita a Dios, su Creador, por ser portador de una particular semejanza con Dios.

Por eso, tanto en su trabajo como en su descanso, copia y continúa la obra creadora. La conciencia de que el trabajo humano es una participación en la obra de Dios, debe llegar incluso a los quehaceres más ordinarios, a los deberes cotidianos, a las realidades sencillas que Cristo mismo vivió a lo largo de toda su vida oculta en Nazaret, en el hogar y en el taller de José.

  • Al realizar cualquier trabajo hay que pensar que con él se completa la obra del Creador, al tiempo que se sirve a los hermanos y se contribuye de modo personal a que se cumplan los designios en la historia;

El Concilio Vaticano II habló de que el trabajo es una prolongación de la obra del Creador, una aportación personal a la realización del plan de la Providencia en la historia, un modo de colaborar en la terminación de la creación divina246. La misión del trabajo humano es servir de medio al hombre para alcanzar la participación en la acción creadora, prolongándola y poniéndola de relieve en la glorificación de Dios.

  1. Esto lleva a santificar el trabajo, haciéndolo siempre lo mejor posible, comprendiendo su dignidad, no haciendo distinción entre los hombres por razón del trabajo que realizan: el trabajo, todo trabajo honesto, dignifica al hombre; y el hombre, al realizar bien cualquier tipo de trabajo, dignifica dicha labor;
You might be interested:  Que Hizo Jesús?

El trabajo continúa la obra redentora de Dios Hijo: santificar en el trabajo Mediante la labor encomendada al ser humano, se debía continuar la obra comenzada por Dios. Pero el plan divino encontró el obstáculo del pecado. Cuando el hombre rechaza por orgullo a Dios, el trabajo sufre las consecuencias: trabajarás con dolor.

  1. Esto significa que el sacrificio requerido para trabajar y para trabajar bien, debe vincularse con la obra de la Redención;
  2. El esfuerzo humano está amenazado por la soberbia, el egoísmo, el afán desordenado de lucro;

Y, así, se desvía del verdadero fin. Como toda actividad humana necesita entonces ser rescatada del pecado: debe darse un vínculo entre la Redención y la transformación del mundo por medio del trabajo. Para que no derive en mal del hombre, se requiere de la gracia de Dios.

Con lo que el trabajo pasa a ocupar, por obra de Cristo Redentor, un puesto realmente positivo en la santificación. Esto se ve muy claro cuando se piensa en la importancia redentora de los primeros treinta años de la vida de Jesús.

El Evangelio del trabajo, según expresión del Papa Juan Pablo II, llega a la plenitud en la vida de Jesús, quien perteneció al mundo de los trabajadores, miró con amor y respeto toda tarea humana, que en sus diversas manifestaciones se muestra como participación no sólo en la obra creadora atribuida a Dios Padre sino también en la obra redentora que Cristo venía a realizar.

El hombre y la mujer al trabajar, no se limitan a transformar las cosas y la sociedad, sino que se perfeccionan, se realizan como seres humanos, se hacen a sí mismos, se hacen mejores. Todo trabajo, material o intelectual, está unido inevitablemente a la fatiga y, mediante ella, se une también a la cruz de Cristo.

El sudor y la fatiga, que el trabajo necesariamente lleva en la condición actual de la humanidad, ofrecen al cristiano y a cada hombre, que ha sido llamado a seguir a Cristo, la posibilidad de participar en el amor a la obra que Cristo vino a realizar.

Esta obra de salvación se realizó a través del sufrimiento y de la muerte de cruz. Soportando la fatiga del trabajo en unión con Cristo crucificado por nosotros, el hombre colabora en cierto modo con el Hijo de Dios en la redención de la humanidad.

Se muestra verdaderamente discípulo de Jesús llevando a su vez la cruz de cada día en la actividad que ha sido llamado a realizar. 247 El entrar como elemento fundamental en el plan de Dios sobre el hombre y en la imitación de Jesús, el trabajo se convierte en un medio privilegiado de santificación, puesto que ésta es, antes que nada, la realización de la Voluntad de Dios y la participación en la vida de Cristo.

Os recuerdo una vez más que todo eso no es ajeno a los planes divinos. Vuestra vocación humana es parte, y parte importante, de vuestra vocación divina. Ésta es la razón por la que os tenéis que santificar.

, precisamente santificando vuestro trabajo. 248 Esto, a condición de que sea vivido en un contexto de oración, de sacrificio, de vida interior y de unión a Dios. Donde quiera que estemos, en medio del rumor de la calle y de los afanes humanos en la fábrica, en la universidad, en las labores agrícolas, en la oficina, o en el hogar, en el deporte, lo mismo que en el lecho de enfermo o en una excursión por el campo, nos encontraremos en la serena contemplación propia de los hijos de Dios, en un constante diálogo con quien sabemos nos ama.

  1. El trabajo, realizado cara a cara con Dios, conscientes de su presencia, se puede realizar sin interrupción, con el mismo espíritu de las personas contemplativas, poniendo en juego las virtudes de la fe, la esperanza y el amor, en las que está la cumbre de la vida cristiana;

La fe se actualiza en la misma conversación con Dios que está como escondido en el centro del alma en gracia. La esperanza se vive mientras se persevera en la labor comenzada, con el convencimiento de que se trata de un camino para llegar a Dios: “Porque fuiste fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor”, dice Jesús al destacar la eficacia sobrenatural de perseverar en la personal responsabilidad haciendo rendir el talento recibido.

  1. Y el amor, que es el componente esencial de toda obra bien hecha, hasta el detalle más pequeño, por el que podemos servir a los demás, con generosidad y sacrificio;
  2. Perpetúa la obra santificadora del Espíritu Santo: santificar a los demás por medio del trabajo En el trabajo, merced a la luz que penetra dentro de nosotros por la Resurrección de Cristo, encontramos un tenue resplandor de la vida nueva, casi como un anuncio de los “nuevos cielos y otra tierra nueva”;

249 La palabra de Dios advierte que de nada le sirve al hombre ganar todo el mundo se pierde a sí mismo, si pierde su alma250. Es el anuncio que hemos de hacer a quienes trabajan con nosotros: que no pierdan el sentido sobrenatural de sus vidas, que conserven la rectitud de intención, que no olviden la gloria de Dios al trabajar, que piensen en la vida eterna, que se acuerden de que no tenemos aquí morada permanente.

De esta manera, haciendo apostolado a través de las relaciones de amistad que surgen en el trabajo, participamos en la obra santificadora de Dios, realizada por el Espíritu Santo. El cristiano que esta en actitud de escucha de la palabra del Dios vivo, uniendo el trabajo a la oración, sepa qué puesto ocupa su trabajo no sólo en el progreso terreno, sino también en el desarrollo del Reino de Dios, al que todos son llamados con la fuerza del Espíritu Santo y con la palabra del Evangelio.

251 En cuanto medio de santificación, el trabajo no debe limitarse a la esfera personal: tiene que ayudar al mejoramiento espiritual de los demás. El trabajo es factor de solidaridad humana, de acercamiento entre los hombres, de cohesión social: produce entre los miembros del cuerpo social una profunda interdependencia.

Por lo mismo, afecta al crecimiento del Reino de Dios en el mundo: todo lo que acerca a los hombres, todo lo que les lleva a descubrir la fraternidad y la necesidad que tienen unos de otros, sólo tiene sentido si se pone al servicio de un amor verdadero: el que Cristo vino a anunciarnos en su gran mandamiento: “Que os améis unos a otros, como yo os he amado”.

En todo trabajo hay como una finalidad profunda querida por Dios: ser una llamada al amor; amor a los demás y fundamentalmente a Dios, en cuya acción el trabajo nos hace participar. El trabajo nace del amor, manifiesta el amor, se ordena al amor. El trabajo es, pues, no sólo medio de santificación sino también cauce de acción apostólica.

No sólo esto: el mismo trabajo es apostolado, en cuanto definido como amor y servicio al prójimo. ¿Qué mejor servicio puede prestarse que el de acercar los hombres a Dios? De ahí la importancia de la vida sobrenatural, la gracia divina, que es precisamente la acción del Espíritu Santo en el alma.

El trabajo del ser vivificado, transfigurado, por una auténtica vida interior de oración, de sacrificio y de unión con Dios, mantenida por la práctica de los sacramentos y en especial de la Eucaristía. Notas 244 Laborem exercens, n. 24. 245 O. , n. 25. 246 Gaudium et spes, n.

  1. 34 y 67 247 Laborem Exercens, n;
  2. 27 248 Es Cristo que pasa, n;
  3. 46;
  4. 249 Laborem exercens, n;
  5. 27;
  6. 250 Cfr;
  7. Lucas 9, 25;
  8. 251 Laborem exercens, n;
  9. 27;
  10. 252 Es Cristo que pasa, n;
  11. 48;
  12. Tomado del libro: ” El valor de la Fe”, del P;

Javier Abad Gómez.

¿Qué dice la Biblia sobre el salario del trabajador?

FUNDAMENTOS BÍBLICOS – Empecemos por el Antiguo Testamento y busquemos los primeros referentes en formato ordenanza de parte de Dios a Su Pueblo sobre los salarios. “No oprimirás al jornalero pobre y menesteroso, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus ciudades.

En su día le darás su jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida; para que no clame contra ti a Jehová, y sea en ti pecado. ” DEUTERONOMIO 24: 14 Y 15 En el libro de Levítico capítulo 19 verso 13 encontramos un texto semejante que dice: “.

no retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana. ” En ambos textos encontramos que Dios demanda el pago justo, igualitario y a tiempo por parte de aquellos que tuviesen trabajadores a su cargo. Tal era la observación de Dios en aquel tiempo respecto del trabajo y los salarios, como lo es en la actualidad el debate que se sostiene entre la OIT y los países que conforman dicha organización para velar porque el pago de salarios se otorgue en condiciones favorables y justas a todos sus beneficiarios.

La justicia tanto en trato al semejante como en pago, es para Dios un réquisito obligatorio para toda persona, en especial para sus hijos. El obrero, jornalero, o trabajador realiza su labor porque necesita el dinero para su sustento.

Algunas personas, comentan a modo de chiste la frase: “trabajar por amor al arte” y es porque se trata de una reflexión “sarcástica” contra aquellos que opinan que la sola satisfacción de desempeñar una determinada labor es pago suficiente para los que trabajan con pasión y que por lo tanto, no es requerido ningún tipo de compensación económica en retorno.

“¡Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo!” JEREMÍAS 22: 13 Dios reprende desde su Palabra a quienes contratan los servicios del prójimo y no le pagan.

En el texto anterior queda reflejada su exaltación y descontento por el hecho. De modo que, desde la biblia encontramos que para Dios ninguna persona debe ser excluida del pago por su trabajo si bien ha prestado un servicio o elaborado un producto. Pueden entrar discusiones sobre la calidad de dicho empleado en el resultado final, sin embargo, el enfoque en este artículo está dirigido directamente a la validez o no del cobro por parte de un trabajador dentro de la iglesia.

  • En el Nuevo Testamento la situación no cambia;
  • Incluso, se develan algunas nuevas consideraciones que ponen el contexto a la temática;
  • Veámoslo a continuación: “Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario;
You might be interested:  Al Que Madruga Dios Lo Ayuda?

” 1 TIMOTEO 5: 18 El apóstol escribe esta epístola a su discípulo Timoteo reafirmando lo que de antiguo se enseñó acerca del pago a los trabajadores, e interesante resulta este nuevo elemento: “No pondrás bozal al buey que trilla”. ¿Acaso se escribió este texto porque Dios estaba preocupado enteramente por los animales en lugar de las personas? No.

Pero pone de manifiesto que todo aquel que trabaja o presta un servicio, ya sea animal o humano, tiene derecho a que se le pague por lo que hizo y más aún, que ese pago provenga de aquello en que trabajó.

¿Ejemplo? ¿Quién que trabaje en una panadería no come del pan que allí se elabora? ¿Quién que trabaje en una granja no come del fruto que esa granja produce? Lo que para Dios resulta indigno es que el jefe, dueño o empleador niegue el derecho al pago y además, a degustar de los bienes que su empleado ayudó a producir y vender.

Poner un bozal al buey que trilla implica impedir al buey que se alimente del pasto mientras va arando la tierra. Es decir, se le prohíbe comer del mismo suelo donde está siendo empleado para trabajar. Absolutamente injusto y criminal.

“Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. ” 2 TESALONICENSES 3: 10 Este es otro elemento del debate. Los flojos y perezosos no tienen derecho de comer del fruto del trabajo de los demás. Si algo resulta inadmisible en la Palabra de Dios es que algunos se beneficien del trabajo que otros con esfuerzo realizaron, sin que ellos mismos hayan movido un solo dedo.

  1. Dios no mantiene vagos;
  2. Cuando le dijo a Adán en el Edén que comería con el sudor de su frente, no era solo una referencia a que el único trabajo válido era el que te bronceara mientras perdías peso bajo el ardiente sol, sino que su sustento no provendría de no hacer nada y que magicamente le llovería del cielo la ayuda económica;

Quien quiera percibir un ingreso, no solo un salario o remuneración, debe trabajar. Lo que es más de aquí, de mal procede.

¿Cómo se puede definir el trabajo?

Qué es Trabajo: – Como trabajo denominamos al conjunto de actividades que son realizadas con el objetivo de alcanzar una meta, solucionar un problema o producir bienes y servicios para atender las necesidades humanas. La palabra trabajo proviene del latín tripaliāre , y esta a su vez de tripalĭum , que era una especie de yugo para azotar a los esclavos en el Imperio Romano.

Con el paso del tiempo, el uso de la palabra se amplió para referirse a una actividad que causara dolor físico y se asoció al trabajo en el campo, pero su uso se extendió a otras actividades humanas. Gracias al trabajo el ser humano comienza a conquistar su propio espacio, así como el respeto y la consideración de los demás, lo cual además contribuye a su autoestima, satisfacción personal y realización profesional, sin contar con el aporte que hace a la sociedad.

El significado de trabajo tiene enfoques en diversas áreas, como la economía, la física, la filosofía, etc.

¿Qué dice Salomón sobre el trabajo?

‘Es bueno y conveniente: comer, beber y gozarse uno de todo el trabajo en que se afana bajo el sol en los contados días de la vida que Dios le ha dado’ (Ec 5:18).

¿Cuál es la importancia del trabajo en la vida de las personas?

El Trabajo es tan importante que es la condición básica y fundamental de la vida humana, es la fuente de los bienes y servicios que satisfacen nuestras necesidades. Además el Trabajo produce obras artísticas y científicas. Es el Trabajo el que ha permitido crear civilizaciones enteras.

¿Quién fue el que inventó el trabajo?

¿Qué consiguió? – En primer lugar uno de los vehículos más míticos de la historia el Ford T. Que Dice La Biblia Acerca Del Trabajo Que Dice La Biblia Acerca Del Trabajo Pero sobretodo lo que consiguió Henry Ford fue cambiar la historia del siglo XX. Ya que su éxito no solo se basó en poner en marcha la primera cadena de montaje. También el  abaratamiento de  los costes de producción los repercutió en el precio del vehículo. Este lo  hizo asequible a todos sus trabajadores, ya que una de las primeras medidas fue subir los salarios a todos ellos.

Con esto consiguió que los mismos trabajadores se convirtieran en compradores. Henry Ford era consciente de que para conseguir el éxito en su arriesgada apuesta, necesita hacer crecer el numero de ventas.

De esta manera poder asimilar el incremento de producción de las fábricas de Ford. Acababa de nacer la denominada cultura de masas:  « todos trabajamos, todos consumimos». Por lo tanto Henry Ford no inventó el trabajo. Pero cambio el concepto de trabajar. Tras esta vendrán otras revoluciones que han conformado la actual sociedad.

¿Cuál es el sentido espiritual que se le da al trabajo?

En ese sentido, la espiritualidad en el trabajo puede definirse como ‘un marco de valo- res organizacionales, evidenciados en una cultura, que promueven una experiencia de trascendencia en el empleado a través de los procesos de trabajo, facilitando su sentido de conexión con otros de una manera que provee sentimientos.

¿Por qué el trabajo es un medio de santificación?

Como nos acercamos a la fiesta de San Josemaría, quisimos ahondar en uno de los puntos esenciales de su enseñanza. “Estamos llamados al trabajo desde nuestra creación. […] El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal”, (Francisco, Laudato si’, n. 128). Y, como había subrayado el Concilio Vaticano II hablando del trabajo, «esta enseñanza vale igualmente para los quehaceres más ordinarios.

Porque los hombres y mujeres que, mientras procuran el sustento para sí y su familia, realizan su trabajo de forma que resulte provechoso y en servicio de la sociedad, con razón pueden pensar que con su trabajo desarrollan la obra del Creador, sirven al bien de sus hermanos y contribuyen de modo personal a que se cumplan los designios de Dios en la historia» (Gaudium et spes, n.

34). De hecho, podemos entender como trabajo cualquier actividad humana que se realiza para mejorar el mundo material, crecer como persona, ayudar al prójimo y dar gloria a Dios; por eso, en el concepto de trabajo se pueden incluir los deberes ordinarios, el descanso, etc.

  • Desde los primeros capítulos, la Sagrada Escritura enseña que el trabajo forma parte del designio de Dios para el hombre, que Él quiso como su colaborador (co-laborar: trabajar con Él) en la tierra: «Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer;

Y los bendijo, diciéndoles: “Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra”» (Gn 1,27-28). «El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara» (Gn 2,15).

  1. Estos textos ponen de manifiesto, de modo sencillo, el designio divino sobre el ser humano: éste, como imagen del Creador y en unión con los otros hombres, debe cultivar y custodiar el mundo, desarrollar sus posibilidades –de las personas y de la naturaleza– participando así del poder de Dios;

El hombre, sin embargo, no es dueño absoluto de la creación, sino un administrador: debe dominar y cultivar la tierra de acuerdo con el plan del Creador. Además, la Escritura muestra la necesidad del descanso en el séptimo día (Gn 2,2-3), que es figura de la vida eterna e indica que el trabajo no es el fin último del hombre, sino un medio para amar a Dios y al prójimo por amor a Dios.

De ahí que la Biblia señale dos errores opuestos, que deben evitarse: el primero es considerar el trabajo como una maldición y un castigo, ya que la ley del trabajo es anterior al pecado original; el otro error es exaltar indebidamente el trabajo, considerándolo como vía de auto-redención: sólo Dios es el fin último del hombre.

La actividad laboral de Jesucristo confirma el valor positivo del trabajo: Él asume plenamente el precepto divino de trabajar, sobrenaturaliza su aspecto de fatiga y le confiere su más alto sentido orientándolo a la edificación del Reino de Dios. El trabajo, «habiendo sido asumido y practicado por Cristo, que lo convirtió así en realidad redimida y redentora, ha vuelto a ser una bendición de Dios» (San Juan Pablo II, Homilía en la Celebración de la Palabra, Uruguay, 8-V-1988), y muestra su significado más noble: «El cristiano que está en actitud de escucha de la palabra del Dios vivo, uniendo el trabajo a la oración, sepa qué puesto ocupa su trabajo no sólo en el progreso terreno, sino también en el desarrollo del Reino de Dios, al que todos somos llamados con la fuerza del Espíritu Santo y con la palabra del Evangelio» (San Juan Pablo II, Laborem exercens, n.

  • 27);
  • Jesucristo enseña a los hombres a trabajar tenazmente como Él hizo, pero sin dejarse cautivar por el trabajo; y hacerlo como un servicio a Dios y a los demás;
  • Además de su ejemplo, también sus enseñanzas ponen de relieve la importancia humana y sobrenatural del trabajo, como muestra por ejemplo en la parábola de los talentos, donde encarece la obligación de hacer un trabajo fecundo, en consonancia con la propia capacidad (Mt 25,14-30);

En definitiva, «la actividad laboral debe contribuir al verdadero bien de la humanidad, permitiendo “al hombre individual y socialmente cultivar y realizar plenamente su vocación”. Para que esto suceda […] es preciso vivir una espiritualidad que ayude a los creyentes a santificarse a través de su trabajo» (Benedicto XVI, Homilía 19-III-2006).

  • Esta espiritualidad comporta: trabajar bien, hacerlo con rectitud de intención, orientarlo al bien de las personas y dirigirlo a la gloria de Dios;
  • Así lo exponía san Josemaría Escrivá: «Todo trabajo humano honesto, intelectual o manual, debe ser realizado por el cristiano con la mayor perfección posible: con perfección humana (competencia profesional) y con perfección cristiana (por amor a la voluntad de Dios y en servicio de los hombres);

Porque hecho así, ese trabajo humano, por humilde e insignificante que parezca la tarea, contribuye a ordenar cristianamente las realidades temporales –a manifestar su dimensión divina– y es asumido e integrado en la obra prodigiosa de la Creación y de la Redención del mundo: se eleva así el trabajo al orden de la gracia, se santifica» (Conversaciones, n.