En Que Parte De La Biblia Sale El Diezmo?

En Que Parte De La Biblia Sale El Diezmo

En la antigüedad, Abraham y Jacob obedecieron el mandamiento de pagar el diezmo, que consistía en la décima parte de su interés (véase Hebreos 7:1–10; Génesis 14:19–20; 28:20–22 ).

¿Por qué debemos dar el diezmo?

¿Por qué razón debo contribuir el diezmo? Todo lo bueno que usted tiene en la vida es una dádiva de su amoroso Padre Celestial. Cuando a cambio de ello usted contribuye el diez por ciento, le expresa a Él su amor, fe y gratitud. Le demuestra a Dios que lo seguirá a pesar de que pueda ser difícil; le demuestra que confiará en Él en vez de confiar en el dinero o en las cosas materiales.

Debido a su fidelidad, su Padre Celestial le promete bendiciones que son mucho más grandes que cualquier cosa de la que se tenga que privar. A pesar de que a algunas personas les es difícil pensar que puedan contribuir una décima parte de sus ingresos, las personas que son fieles en el pago de sus diezmos se dan cuenta de que no pueden permitirse el no pagarlos.

De manera muy real y maravillosa se abren las ventanas de los cielos y se derraman bendiciones sobre ellos. Tal como una madre viuda le explicó a su hijo: “…no puedo [criar a mis hijos] sin las bendiciones del Señor, y recibo esas bendiciones al pagar un diezmo íntegro. Imagen El confiar en el Señor brinda fortaleza espiritual. A medida que hacemos frente a las graves tribulaciones de la vida necesitamos mayor fe, inspiración y valor. Esas bendiciones se pueden derramar de las ventanas de los cielos como resultado de la obediencia a la ley del diezmo. Además, muchas personas se dan cuenta de que a causa de que pagan sus diezmos con fidelidad se encuentran en mejores condiciones de administrar sus finanzas y satisfacer sus necesidades.

Cuando pago mi diezmo, tengo la promesa del Señor de que Él nos bendecirá, y necesitamos esas bendiciones para arreglárnoslas para vivir”(véase Dallin H. Oaks, “El diezmo”, Liahona, julio de 1994, pág. 39).

El pago del diezmo nos ayuda a controlar nuestros deseos por cosas materiales y a ser honrados con nuestro prójimo. Aprendemos a confiar que lo que se nos ha dado, mediante las bendiciones del Señor y nuestros propios esfuerzos diligentes, es suficiente para nuestras necesidades. Imagen No importa cuál sea la cantidad de su ingreso, usted será bendecido al pagar su diezmo. Cuando Jesucristo vio a una mujer depositar unas monedas en el arca del templo, dijo a Sus discípulos: “…esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta… echó todo lo que tenía” (Marcos 12:43–44)..

¿Cuál es la forma correcta de diezmar?

Revolucion Francesa y Revolucion Mexicana – 6047 palabras | 25 páginas Francesa a. – Concepto La revolución que se inició en Francia en 1787 hasta 1799 fue un episodio decisivo en la historia de la democracia liberal, en el cual participan primero la nobleza y luego la burguesía y el pueblo.

Las tres agrupaciones sociales contribuyen a eliminar de Francia el sistema absolutista conocido con el nombre de Antiguo Régimen y a estructurar el país sobre bases liberales que desembocaran en el régimen republicano.

– Personajes Luis XVI (Versalles, Francia, 1754-París, 1793)….

¿Qué es el diezmo según la Biblia?

La palabra diezmo significa “una décima parte”. El diezmo es un donativo, o una ofrenda, de la décima parte de tus ingresos para utilizarlos al servicio de Dios. Desde la antigüedad, Dios ha mandado a Su pueblo que le dé a Él la décima parte de todo lo que ganan.

  • Este mandamiento todavía sigue vigente hoy en día;
  • Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días dan una décima parte de sus ingresos a Dios por medio de Su Iglesia;
  • Esos fondos se utilizan para edificar la Iglesia y hacer avanzar la obra de Dios en todo el mundo;

Dios promete grandes bendiciones a quienes pagan el diezmo. Pagar el diezmo demuestra obediencia y amor, y ayuda a fortalecer nuestra fe en Dios. La Biblia nos enseña que Dios siempre ha mandado a Sus hijos pagar diezmos. Abraham pagó el diezmo (véase Génesis 14:20).

  • El diezmo era una ley para los hijos de Israel (véase Números 18:21–28);
  • También lo enseñaron y siguieron personas de la América antigua, tal como se registra en el Libro de Mormón (véase 3 Nefi 24:8–12);

En la actualidad, los profetas vivientes enseñan sobre la importancia continua de pagar el diezmo. Cuando somos obedientes a los mandamientos de Dios, Él nos promete innumerables bendiciones a cambio. Cuando pagamos el diezmo, nos acercamos más a Dios y ayudamos a hacer avanzar Su obra.

  • Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15);
  • Dios demuestra Su amor por nosotros al darnos todo lo que tenemos;
  • A cambio, Él nos pide que apoyemos Su obra y que mostremos amor por los demás;

El diezmo ayuda a proclamar el Evangelio y a edificar el Reino de Dios sobre la tierra. Tus contribuciones tienen el potencial de bendecir la vida de muchas personas, así como la tuya. La invitación de Dios sobre el diezmo es clara: “Traed todos los diezmos […]; y probadme ahora en esto […], si no os abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10). Aprende más sobre los mandamientos de Dios Reúnete con los misioneros.

¿Qué pasa si no diezmo según la Biblia?

El pago del diezmo trae grandes bendiciones – El Señor dio la ley [del diezmo]. Si seguimos Su ley, prosperamos; pero cuando seguimos lo que pensamos que es una mejor manera, sobreviene el fracaso. Cuando viajo por la Iglesia y veo los resultados del pago de los diezmos, llego a la conclusión de que no es una carga, sino una gran bendición 7.

  1. Paguen un diezmo íntegro;
  2. Esta ley eterna, revelada por el Señor y practicada por los fieles desde los profetas de la antigüedad hasta el presente, nos enseña a poner al Señor en primer lugar en nuestra vida;

Quizá no se nos pida que sacrifiquemos nuestro hogar o nuestra vida, como sucedió con los primeros santos. Actualmente se nos da el desafío de vencer el egoísmo. Pagamos el diezmo porque amamos al Señor, no porque tenemos los medios para hacerlo. Podemos esperar que el Señor abrirá “las ventanas de los cielos” ( Malaquías 3:10 ) y hará llover bendiciones sobre los fieles 8.

Seguimos el principio de reintegrar al Señor una porción de Su bondad para con nosotros, porción a la cual nos referimos como el diezmo. El diezmo… es completamente voluntario. Podemos pagar el diezmo o no pagarlo.

Los que lo hacen, reciben bendiciones que los demás no conocen 9. Mary Fielding Smith [fue] una madre pionera indómita que era la esposa y viuda del patriarca Hyrum Smith, hermano del Profeta… Una primavera, cuando la familia abrió el depósito de papas [patatas], mandó a sus hijos a apartar las mejores para llevarlas a la oficina donde se pagaban los diezmos.

Junto a las escaleras de la oficina se encontró con uno de los secretarios, quien [protestó] cuando los muchachos comenzaron a descargar las papas. “Hermana Smith”, le dijo, recordando sin duda las pruebas y los sacrificios por los que había pasado, “es una vergüenza que usted tenga que pagar diezmos”.

Él… la reprendió por pagar el diezmo, y la trató de todo, menos de sabia y prudente… La pequeña viuda se enderezó hasta alcanzar toda su altura, y dijo: “William, ¡debería darte vergüenza! ¿Quieres negarme una bendición? Si no pagara el diezmo, podría esperar que el Señor me retuviera Sus bendiciones; pago mi diezmo no sólo porque es una ley de Dios, sino porque espero una bendición al hacerlo.

Al obedecer esta y otras leyes, espero prosperar y poder proveer para mi familia” (Joseph Fielding Smith, Life of Joseph F. Smith , Salt Lake City, 1938, págs. 158–159) 10. El principio del diezmo debería ser más que un cumplimiento matemático y mecánico de la ley.

El Señor condenó a los fariseos por diezmar hierbas de manera mecánica sin adentrarse en el ámbito de la espiritualidad [véase Mateo 23:23 ]. Si pagamos los diezmos por el amor que le tenemos al Señor, con plena libertad y fe, reducimos la distancia entre Él y nosotros, y nuestra relación con Él llega a ser muy personal.

Somos librados del cautiverio del legalismo, percibimos la influencia del Espíritu y nos sentimos en unidad con Dios. El pago del diezmo fortalece la fe, aumenta la espiritualidad y la capacidad espiritual, y hace firme el testimonio.

Da la satisfacción de saber que uno está cumpliendo con la voluntad del Señor. Nos brinda las bendiciones que se producen por compartir con los demás mediante los propósitos para los que se utiliza el diezmo. No podemos darnos el lujo de negarnos esas bendiciones.

No podemos darnos el lujo de no pagar el diezmo. El hacerlo afecta no solamente el presente, sino también el futuro. Lo que damos, la forma en que lo damos, y la manera en que cumplimos nuestras obligaciones con el Señor tienen importancia eterna.

El testimonio de la ley del diezmo se obtiene al vivirla 11.

¿Qué hacen los pastores con el diezmo?

Análisis de los argumentos que utilizan los pastores evangélicos como Miguel Arrazola para sustentar, con pasajes bíblicos, el diezmo de sus fieles Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Los pastores evangélicos no tienen ningún fundamento bíblico para exigir el diezmo. Sin embargo, de manera astuta y sibilina toman tres o cuatro versículos del Antiguo Testamento y se lo restriegan a sus feligreses cada domingo y consiguen su torticero cometido.

Uno de esos pasajes bíblicos lo encontramos en Malaquías 3:8-12, el cual constituye el caballito de batalla más importante para convencer y atemorizar a sus incautos seguidores, pues esos versos dicen que quien no diezme, es un ladrón. Veamos:  “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado.

Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas”. Como es natural, un creyente no quiere llegar al cielo y llevar el sambenito de haberle robado a Dios. Y tampoco quiere caer en desgracia como reza en el verso 9:  “Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado”.

Como pueden ver, ese pasaje de Malaquías, sería, supuestamente, el fundamento bíblico para cobrar el diezmo, pero aquí encontramos un problema. La doctrina evangélica tiene como piedra angular de su fe, algo que predican y enseñan con virulencia: “El cristiano ya no está bajo la ley sino bajo la gracia”, dogma éste acuñado por el apóstol Pablo y luego por Lutero.

  • Entonces, si ya no están bajo la ley sino bajo la gracia, ¿por qué apelan a un expreso mandato de la ley? Y lo que es peor, ese mandato legalista es para los judíos;
  • No para los gentiles;
  • Vayamos al encabezado de Malaquías en su capítulo 1: “Profecía de la palabra de Jehová contra Israel, por medio de Malaquías”;

Recordemos que lo que el cristianismo llama Antiguo Testamento es un texto judío para los judíos, no para el habitante (no judío)  de Bogota, Medellín, Londres, Facatativa, Juanchito, Quibdo, Soacha, Tunjuelito o Moscú. Tampoco ese texto de Malaquías expresa tácita o expresamente que puede ser aplicado a otras naciones.

Lo que allí se expresa era una profecía Malaquías en tiempos del Segundo Templo. Ahora, como la pastores atrevidamente les encanta zambullirse en la ley cuando les conviene y alejarse de la gracia cuando quieren, vayamos a la misma ley.

Leamos el libro de Números 18, Deuteronomio 14 y 18, los cuales prescriben de manera clara a quién, dónde y cómo se debe gastar el diezmo. Allí se dice que es en Jerusalen, con destino a los levitas y los pobres. Otra cosa, el cristianismo tiene como texto de su fe, el Nuevo Testamento, y en este libro no hay ninguna (léase bien), ninguna referencia al diezmo.

Pablo, que es su máximo redactor, tampoco menciona el diezmo como un mandato obligatorio para los gentiles. Lo que sí dice Pablo en la carta a los Corintios, capítulo 9, es que ” cada quien dé como propuso en su corazón”.

Es decir, cualquier cantidad; y no la hace obligatoria. Es necesario recordar que Jesús no le predicaba a los gentiles, sino a los judios, quien lo hace es Pablo, y cuando se presenta el conflicto de qué se le debe exigir a los gentiles, el primer Concilio Cristiano de la época, relatado en el libro de los Hechos de los Apóstoles en su capítulo 15: acordó:  “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolo de fornicación de ahogado y de sangre”.

Pregunto ¿Dónde está el diezmo en ese pasaje? Algunos pastores para no dar el brazo a torcer dicen que en el Nuevo Testamento sí habla del diezmo cuando Jesús sostiene una discusión con los fariseos sobre si se podía o no pagar tributos al César, y Jesús les dice en Marcos 12: ……”Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”.

Pues bien, esta es una discusión entre judíos, no entre judíos y gentiles. Jesús nunca cobró diezmos a los gentiles. Pablo tampoco lo hizo. Entonces, ¿con qué autoridad bíblica Arrazola & Asociados salen como chepitos a cobrar lo que no está permitido para los gentiles? A mi que me expliquen..

¿Cuál es la ofrenda que más le agrada a Dios?

La ofrenda que a Dios le agrada es aquella que esta relacionada con la Sangre de Jesús, tu vida esta relacionada con el sacrificio de Cristo en la cruz. – “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto aún habla por ella” (Hebreos 11:4) RVR1960 “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto” (Proverbios 3: 9-10) RVR1960 La ofrenda dada por Abel, tuvo un significado muy especial; él escogió dar lo mejor de su rebaño, pues Dios, como único Creador, merecía lo mejor de todas las cosas. Su ofrenda fue generosa y redentora, pues escogió un animal que fuera el sustituto de sus pecados, reconociendo que su vida, cerca de la de Dios, era de poco valor. El Señor exalta la fe de Abel sobre la de Caín, pues aunque también trajo una ofrenda a Dios, no fue recibida con agrado, pues estaba acompañada de mezquindad, indiferencia, egoísmo y falta de reconocimiento de quién su Creador era.

Decide ser parte del Reino de Dios: Sabemos que en el mundo existen dos reinos espirituales: el Reino de Dios, y el reino del enemigo. El enemigo trata de conquistar a las personas, haciéndolas esclavas de lo material (y es cuando se despierta en el corazón de algunos un fuerte deseo por tener mucho dinero sin importarles a quiénes tengan que atropellar).

Muchos han adquirido grandes sumas de dinero y amasado fortunas, pero no tienen la capacidad de disfrutarlas, ni tienen felicidad plena en sus hogares. El Señor dio a entender que la felicidad del hombre no consiste en los bienes que posee. Dios no necesita de nuestro dinero ni de nuestras ofrendas, pero Él nos dio el privilegio de que pudiésemos ofrendar voluntariamente; Dios dejó establecido que nosotros ofrendáramos, pero Él lo hizo para probar nuestra actitud; Dios prueba nuestro corazón de acuerdo a la manera cómo nosotros ofrendamos, porque el Señor dejó principios establecidos sobre la importancia de dar; a Caín y Abel, Dios no les dijo que tenían que ofrendar, sino que ellos se sintieron movidos a ofrendar a Dios, y Abel pensó qué podría ofrecerle a Dios, pues él quería darle lo mejor.

Piensa en lo que más ama un niño; seguramente sus juguetes. Y si le dijéramos que nos compartiera algo, seguramente evitaría darnos esos juguetes. Pero cuando uno tiene un compromiso con Dios, uno le da lo que más ama.

Tu ofrenda es tan solo el reflejo de tu carácter: Cuando el Señor entró al templo, miró lo que la gente daba. Unos depositaban grandes sumas de dinero; pero una viuda solo dio dos blancas. Cuando terminó la reunión, Jesús les preguntó a sus discípulos cómo había sido la ofrenda.

  1. Ellos respondieron que había gente muy generosa y otros muy tacaños (refiriéndose a la ofrenda de la viuda);
  2. El Señor entonces les dijo que estaban equivocados en su apreciación, porque esos que aparentemente habían dado generosamente, dieron de lo que les sobraba, sin esfuerzo, sin embargo la viuda dio una ofrenda que agradaba a Dios porque era todo lo que tenía;
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El Señor siempre pide una ofrenda con esfuerzo, y no cualquier ofrenda, porque Él pide la mejor. En la Biblia quedó registrada la ofrenda de Abel, porque él dio lo mejor. ¿Qué ofrenda le darías a Dios para que llegaras a tocar su corazón? Abel pensó en el rebaño, y tomando lo mejor de él, lo presentó ante Dios.

Pero, ¿por qué ese rebaño se constituyó en la mejor ofrenda? Hay un significado, un trasfondo al respecto: Abel le estaba diciendo con ésto a Dios, que él le ofrendaba su vida, que él quería morir por Él, pero como no lo podía hacer, en su lugar le ofrendaba ese animal con su sangre, como sacrificio.

El escritor a los Hebreos dice: “Sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados” (Hebreos 9:22) RVR1960 Esa ofrenda que estaba presentando Abel, se estaba constituyendo en el prototipo de Jesucristo. Cristo es la ofrenda de Dios, y se ofreció a sí mismo por la redención de la humanidad.

Si Jesús no se ofreciera en sacrificio, nadie sería salvo. Por eso la Escritura dice: “¡Gracias a Dios por su don inefable!” (2 Corintios 9:15) RVR1960 3. Jesús se ofreció por nosotros:  Solo hay un Dios, El Padre.

Jesucristo es el único camino para llegar a Dios. Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, y nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6) RVR1960 Jesús se constituyó en el camino porque Él dio su vida por nosotros; Él pagó el precio por nosotros, porque nosotros merecíamos morir; nuestros pecados nos llevaban a la muerte y a la destrucción; pero un día Jesús tomó el lugar de cada uno de nosotros y se ofreció a sí mismo a Dios, para que todo aquel que en Él cree no se pierda mas tenga vida eterna.

  1. Cuando nosotros aceptamos a Jesús en nuestro corazón, estamos ofrendando a Dios lo mejor;
  2. Es como si nos presentáramos ante Él y le dijéramos: Señor, me presento ante ti a través de Jesús, acéptame, pues me entrego hoy a Ti de la misma manera que Jesús lo hizo por mí;

Esa es la ofrenda que agrada a Dios, que toca su corazón, es la ofrenda genuina. Por otro lado, estaba Caín. Él no dio una buena ofrenda, porque dio una ofrenda de su esfuerzo, de su capacidad, de sus habilidades, de sus negocios, tomando del producto de la tierra, y dándosela a Dios del sudor de su frente ¡Dios desechó esa ofrenda! Las obras no cuentan para la salvación, sino la sangre de Cristo.

Una persona, si no ha sido lavada con la sangre de Cristo, no puede ser salva, porque lo único que lava nuestros pecados es la sangre de Jesús. Dando nuestra mejor ofrenda: El apóstol Pablo dice que fuimos salvos para que andemos en buenas obras.

Después de la salvación, podemos hacer obras excelentes; Dios pide que demos nuestra mejor ofrenda. Nuestra vida; pero también nos confronta a entregar lo que más amamos, Dios le pedirá aquello que usted más ama. El proverbista dijo: “Echa tu pan sobre las aguas, reparte a siete y aún a ocho porque no sabes el mal que ha de venir sobre la tierra”.

  • Cuando usted ofrenda a Dios, nunca puede darle más de lo que Él le da; no hay una sola persona que pueda decir que da más que lo que Dios le da; nadie puede ganarle a Dios en la manera cómo Él nos da;
  • Con mi hija Sara, jugamos a que si ella me da un beso, me debe dar un dólar; si yo le doy un beso, ella me cobra un dólar;

Un día le di cinco besos, y le pagué cinco dólares; ella se puso feliz, ¡pero me sorprendió! porque al rato vino y me dio doce besos y me pagó doce dólares. Ella entiende que no puede dar más de lo que le da su papá; que si ella da doce, su papá luego le va a dar veinticuatro; ella sabe lo que es la fe.

  • Así sucede con Dios: Cuando tienes un corazón generoso, no cuestionas a Dios, sino que das con todo el corazón y luego Dios te recompensa;
  • Recuerda, nunca podrás dar más de lo que Dios te da, y Dios ama al dador alegre;

Dios se agradó tanto de la ofrenda que dio Abel, que todavía hace memoria de él sobre la tierra. Abel es recordado por la ofrenda que dio. Tu ofrenda es un argumento a favor: Cuando ofrendas o diezmas, esto se convierte en un argumento a favor tuyo. Cuando alguien no diezma, un espíritu viene con argumentos para acusarlo ante Dios.

Recordaras al centurión que tenía un siervo enfermo y los ancianos fueron hasta Jesús y le dijeron: Señor, es digno que le concedas esto, porque él ama nuestra nación, y nos ha edificado una sinagoga. Eso era un argumento a favor del centurión.

Esto quiere decir que cuando tienes una necesidad, en el mundo espiritual los ángeles se presentan ante Dios y le dicen al Señor que es digno que te conceda eso. Estos ángeles estarán presentando el reporte de las ofrendas que hemos dado, de cómo hemos bendecido a la iglesia, de cómo hemos usado las finanzas para el Reino de Dios y eso se convierte en un argumento a nuestro favor.

  1. Los apóstoles le dijeron a Jesús: Señor, nosotros hemos dejado todo por seguirte, ¿qué tendremos? Y el Señor dijo: De cierto os digo que no hay ni uno solo de vosotros, que haya dejado casas, tierras, bienes, familia por causa de mí y del reino de los cielos, que no haya de recibir cien veces más en esta vida y en la otra la vida eterna;

De todo lo que tu das, el Señor en su banco dice: Ése gana cien veces más de lo que ha depositado. Si tu no le has dado correctamente a Dios, debes romper la maldición, (siendo que para tal liberación también se necesitan argumentos a favor). Da una ofrenda extra para cancelar los argumentos, y romperás toda maldición financiera.

Luego haz un pacto de fidelidad con Dios. Tu ofrenda determina tu excelencia: Hay una palabra en griego llamada “arete”, cuyo significado es “excelencia”. El arete de un atleta, es la manera cómo define la carrera; eso es excelencia, cuando se es el mejor.

El arete de un ama de casa, es la excelencia en cómo conduce su hogar; el arete de un maestro, es la excelencia en la manera que enseña; el arete de un cristiano, es la manera cómo se relaciona con Dios. Cuando el Señor dice que Abel alcanzó mas excelente sacrificio que Caín, se está refiriendo a que la excelencia de un cristiano la determina la manera en cómo él da.

A uno de los pastores de mi equipo, Dios lo rescató de una vida terrible que tenía. Apenas convertido y recién ingresando a la visión, hizo un pacto con Dios, donde declaró que de los siete días de la semana, le iba a dedicar seis al Señor, quedando solo uno para él.

Y así lo hizo: Un solo día trabajaba, pero en ése Dios lo bendecía tanto, que hacía toda la ganancia de una semana en solo un periodo de trabajo; en los otros seis días, él se dedicaba a hacer la obra de Dios, llamando por teléfono, visitando y consolidando.

Dios lo empezó a bendecir de una manera increíble: dándole gente, derramando unción sobre su vida y auxiliándolo en todo. El año pasado, en una semana hizo doce impactos evangelísticos y ganó 6000 personas.

Todo porque adquirió un compromiso con Dios. Tienes que pedirle a Dios que te dé esa excelencia como creyente; de esta manera le ofrendas tu vida (no para hacer lo que tu quieres) para lo que Dios quiere que tu hagas, con el propósito de engrandecer su Reino.

Tu ofrenda te lleva a la bendición: La fe para ofrendar, es la misma fe que nos lleva a conquistar las finanzas, porque:  “La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella” (Proverbios 10:22) RVR1960 En el libro de Hageo, capítulo 2 verso 8, el Señor dijo: “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos”.

El dinero es del Señor, y el diablo ha robado ese dinero, dándoselo a sus súbditos para esclavizarlos y tener control sobre ellos de una manera tirana. A través del profeta Jeremías, el Señor dijo: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:9-10) RVR1960 Dios sabe que el corazón del hombre está lleno de engaño, y para poder bendecir a Sus hijos, Él primero tiene que probar qué dirección han tomado esos corazones; por tal motivo, Dios permite que las personas pasen por ciertas circunstancias en sus vidas, que los llevarán a un desprendimiento total, tanto de sí mismos, como de los bienes que hayan adquirido.

Sé que el Señor quiere dar a cada uno de sus hijos la provisión que ellos necesitan; y siempre Él lo hace de una manera mucho más amplia de lo que ellos se imaginan, pues el corazón de Dios es extremadamente generoso.

Además, todos los hombres de Dios primero fueron probados, antes de ser prosperados. Entendiendo el sentido de la prosperidad: Creo que es importante entender que existe una gran diferencia entre ser próspero y ser rico. Normalmente, cuando se habla de ser rico, se hace referencia a una persona acaudalada y propietaria de muchos bienes; pero una persona puede ser próspera sin que sea acaudalada ni rica.

  1. Por ejemplo: Cuando Jesús vivió en la tierra, no tenía riquezas, pero fue próspero; no podríamos decir que el Señor era pobre; Él era próspero, porque un pobre no puede alimentar a más de diez mil personas y fue lo que el Señor hizo;

Jesús no andaba con dinero en el bolsillo, tampoco tenía cuando le fueron a cobrar los impuestos, pero Él sabía que había una fuente de provisión directamente en Dios, y le dijo a Pedro: “Abre la boca del pez y saca la moneda”. El Señor utilizó el banco de un pez; dijo: “Echa el anzuelo, no le pongas carnada, y en el primer pez que saques vas a encontrar una moneda, y paga con ella los impuestos tuyos y los míos”. .

¿Quién le enseño a Abraham a dar el diezmo?

El diezmo es una prueba de fe con bendiciones eternas 1. En el Antiguo Testamento, Abraham demostró su fe al pagar diezmos al gran sumo sacerdote Melquisedec 2. Jacob, nieto de Abraham, prometió al Señor: “De todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti” 3.

El diezmo se ha establecido en estos últimos días como una ley esencial para los miembros de la Iglesia restaurada del Señor. Es una de las formas básicas de demostrar nuestra fe en Él y nuestra obediencia a Sus leyes y mandamientos.

El diezmo es uno de los mandamientos que nos habilitan, mediante nuestra fe, a entrar en el templo: la Casa del Señor. Poco más de tres meses después del martirio del profeta José Smith, cuando los santos edificaban el Templo de Nauvoo, Brigham Young escribió en nombre del Quórum de los Doce Apóstoles: “Observen firme y constantemente la ley del diezmo… luego acérquense a la Casa del Señor y sean instruidos en Sus caminos, y caminen por Sus senderos” 4.

  • La observancia estricta de la ley del diezmo no sólo nos habilita para recibir las ordenanzas salvadoras más elevadas del templo, sino que también nos permite recibirlas en nombre de nuestros antepasados;

Cuando se le preguntó al presidente John Taylor, en ese entonces integrante del Quórum de los Doce, si los miembros de la Iglesia que no habían pagado sus diezmos podían ser bautizados por los muertos, contestó: “El que no pague sus diezmos no es digno de bautizarse por los muertos… Si un hombre no tiene la fe suficiente para cumplir con estos pormenores, tampoco tiene la fe suficiente para salvarse a sí mismo ni a sus amigos” 5.

El diezmo desarrolla y prueba nuestra fe. Al sacrificar al Señor lo que podríamos pensar que necesitamos o que deseamos para nosotros, aprendemos a confiar en Él. Nuestra fe en Él hace posible que guardemos los convenios del templo y recibamos las bendiciones eternas del mismo.

La pionera Sarah Rich, esposa de Charles C. Rich, escribió en su diario después de salir de Nauvoo: “Fueron muchas las bendiciones que recibimos en la Casa del Señor, lo cual nos llenó de gozo y consuelo en medio de nuestras tribulaciones, y nos permitió tener fe en Dios, sabiendo que Él nos guiaría y nos apoyaría en la jornada desconocida que estaba ante nosotros” 6.

Al igual que los pioneros, el pago obediente del diezmo fortifica nuestra fe y esa fe nos sostiene a través de las pruebas, las tribulaciones y el dolor en nuestra jornada por la vida. El diezmo también nos enseña a controlar nuestros deseos y pasiones por las cosas del mundo.

El pago del diezmo nos alienta a tener un trato honrado con nuestros semejantes. Aprendemos a confiar en que lo que se nos ha dado, por medio de las bendiciones del Señor y de nuestro esfuerzo diligente, es suficiente para nuestras necesidades. El diezmo tiene un propósito especial como ley preparatoria.

  • A principios de esta dispensación, el Señor mandó a ciertos miembros de la Iglesia vivir la ley más alta de la consagración, una ley recibida por convenio;
  • Los santos enfrentaron grandes tribulaciones cuando no guardaron ese convenio 7;

Se retiró entonces la ley de consagración y en su lugar el Señor reveló la ley del diezmo para toda la Iglesia 8. El 8 de julio de 1838, Él declaró: “Y esto será el principio del diezmo de mi pueblo… “Y todos aquellos que hayan entregado este diezmo pagarán la décima parte de todo su interés anualmente; y ésta les será por ley fija perpetuamente” 9.

La ley del diezmo nos prepara para vivir la ley más alta de la consagración, de dedicar y dar todo nuestro tiempo, talentos y recursos a la obra del Señor. Mientras llegue el día en que se nos requiera vivir esa ley más alta, se nos manda vivir la ley del diezmo, que es dar liberalmente 10 una décima parte de nuestro ingreso anualmente.

A aquellos que viven fiel y honradamente la ley del diezmo, el Señor promete una abundancia de bendiciones. Algunas de esas bendiciones son temporales, así como el diezmo es temporal, pero al igual que las ordenanzas físicas externas del bautismo y de la Santa Cena, el mandamiento de pagar el diezmo requiere un sacrificio temporal que, a la larga, se traduce en grandes bendiciones espirituales.

Conozco a un matrimonio que vivía a miles de kilómetros del templo más cercano. Aun cuando no ganaban mucho, pagaban fielmente su diezmo y ahorraron todo lo que pudieron para ir a la casa del Señor. Después de un año, el hermano del esposo —que no era miembro de la Iglesia— en forma inesperada les ofreció dos pasajes de avión.

Esa bendición temporal hizo posible la bendición espiritual de sus investiduras en el templo y su sellamiento. Más tarde recibieron una bendición espiritual adicional cuando el hermano, conmovido por la humilde fidelidad del matrimonio, se unió a la Iglesia.

  1. Las bendiciones temporales y espirituales del diezmo se adaptan específicamente a nosotros y a nuestras familias, de acuerdo con la voluntad del Señor, pero para recibirlas debemos obedecer la ley sobre la cual se basan 11;
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Con respecto a los diezmos, el Señor ha dicho: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” 12.

  1. ¿Rechazaríamos intencionalmente el derramamiento de bendiciones del Señor? Lamentablemente, eso es lo que hacemos cuando dejamos de pagar el diezmo y decimos no a las bendiciones que estamos buscando y por las que estamos orando;

Si alguno de ustedes duda de las bendiciones del diezmo, le recomiendo aceptar la invitación del Señor de “[probarlo] ahora en esto”. Paguen su diezmo; abran las ventanas de los cielos; serán bendecidos abundantemente por su obediencia y fidelidad a las leyes y mandamientos del Señor.

Tengan la seguridad de que las bendiciones se derraman por igual sobre ricos y pobres. Como dice el himno, es el sacrificio lo que trae las bendiciones del cielo, no la cantidad de nuestras aportaciones 13.

Los miembros que pagan sin reparos el diez por ciento de su ingreso anual reciben todas las bendiciones prometidas del diezmo, ya sea que la cantidad sea la blanca de la viuda o el tesoro de un rey. Hace algunos años visité un centro de reuniones de otra denominación religiosa.

  1. Grabado sobre los hermosos vitrales provenientes de Europa estaba el nombre de su donante; esculpidas en el majestuoso púlpito de cedro del Líbano estaban las iniciales del rico benefactor; las bancas más deseables llevaban el nombre de prominentes familias que habían hecho los mayores donativos al fondo de construcción de la iglesia;

En contraste, en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, todo el que paga un diezmo íntegro es reconocido y bendecido por igual por el Señor, sin honores especiales ni recompensas públicas. Él “no hace acepción de personas” 14 ; su ley de ingresos es en verdad equitativa.

Es importante en estos días la forma en que se distribuyen los diezmos. Mientras que por un lado vemos ejemplos de codicia y avaricia entre algunos ejecutivos corporativos irresponsables, nosotros podemos estar agradecidos de que el Señor proporcionó una forma de administrar los diezmos bajo Su dirección.

De acuerdo con las revelaciones, los obispos han sido ordenados para “administrar el almacén del Señor; recibir los fondos de la iglesia” 15. Se espera que tanto los obispos como los secretarios paguen un diezmo íntegro y hayan aprendido a vivir en forma prudente de acuerdo con sus medios.

Horas después de recibir los fondos de diezmos de los miembros de sus barrios o ramas, esos líderes locales traspasan esos fondos a las Oficinas Generales de la Iglesia. Luego, de acuerdo con la revelación del Señor, el uso de los diezmos lo determina un consejo compuesto por la Primera Presidencia, el Quórum de los Doce Apóstoles y el Obispado Presidente.

El Señor declara específicamente que el trabajo del Consejo debe ser dirigido “por mi propia voz dirigida hacia ellos” 16. Este consejo se denomina el “Consejo Encargado de la Disposición de los Diezmos”. Es sorprendente observar cómo ese Consejo está atento a la voz del Señor.

Cada miembro está al tanto de todas las decisiones del Consejo y participa en ellas. No se toma ninguna decisión hasta que haya unanimidad en el Consejo. Todos los fondos de diezmos se gastan en los objetivos de la Iglesia, entre los que se cuenta el bienestar: el cuidado de los pobres y los necesitados; templos, edificios y el mantenimiento de centros de reuniones, educación, cursos de estudio; en una palabra, en la obra del Señor.

Cuando un amigo del presidente George Albert Smith le preguntó lo que pensaba del plan que tenía de tomar lo que habría sido el diezmo y donar esa décima parte a organizaciones de beneficencia de su elección, el consejo del presidente Smith fue el siguiente: “Me parece que eres muy generoso con lo que le pertenece a alguien más… Me has dicho lo que has hecho con el dinero del Señor, sin ninguna indicación de que hayas dado ni un solo centavo tuyo.

  1. Él es el mejor socio que tienes en el mundo; él te da todo lo que posees, aun el aire que respiras;
  2. Él ha dicho que debes dar la décima parte de lo que percibes a la Iglesia; eso no es lo que has hecho; has tomado el dinero de tu mejor socio para regalarlo a otros” 17;

Los diezmos de los miembros de la Iglesia pertenecen al Señor, quien decide, por medio de un consejo de Sus siervos, cómo se deberán usar. Doy mi testimonio a los miembros de la Iglesia y a otras personas de todo el mundo con respecto al Consejo Encargado de la Disposición de los Diezmos.

He formado parte de ese Consejo durante diecisiete años, como Obispo Presidente de la Iglesia y ahora como miembro del Quórum de los Doce Apóstoles. Sin excepción, los fondos de los diezmos de la Iglesia se han utilizado para los propósitos del Señor.

El Señor desea que todos Sus hijos tengan las bendiciones que provienen del pago del diezmo. Muy a menudo nosotros, como padres, no enseñamos ni alentamos a nuestros hijos a vivir esa ley porque sus aportaciones sólo ascienden a unos pocos centavos. Pero sin el testimonio de los diezmos, ellos son vulnerables.

En los años de su adolescencia les atraen la ropa, las diversiones y las posesiones costosas, y se arriesgan a perder la protección especial que les da el diezmo. Al pasar los años, ¿es posible que un joven sea ordenado élder, sirva en una misión y enseñe a los demás en forma eficaz una ley que él mismo no ha vivido? Al volver a casa y al enfrentar las presiones de los estudios, de empezar una familia y una carrera, ¿se le hará más fácil vivir la ley del diezmo? De igual forma, ¿será digna una jovencita de servir al Señor y de hacer convenios de un matrimonio celestial sin haber ganado un testimonio del diezmo por sí misma? ¿Estará preparada para enseñar a sus hijos una ley que no haya aprendido por experiencia propia? ¡Cuánta fidelidad se necesita de padres y madres que en unión invocan las bendiciones protectoras del diezmo sobre sus familias y las bendiciones que justamente les pertenecen! El presidente Lorenzo Snow dijo: “Enseñen a sus hijos a pagar los diezmos, para que lo hagan perpetuamente.

Si observamos esa ley, no importa qué hagan nuestros enemigos, el Señor nos preservará” 18. En unas semanas más cada uno de nosotros tendrá la oportunidad sagrada de reunirse nuevamente con su obispo y ajustar sus diezmos con el Señor. El obispo de ustedes será delicado y amable; entenderá los desafíos que ustedes enfrentan.

  1. Si no pueden ponerse al corriente, sigan adelante; empiecen a pagar a partir de hoy;
  2. Compartan con su obispo la promesa que han hecho de pagar un diezmo íntegro en el futuro y busquen la forma de regresar al templo lo antes posible;

Tan pronto como hayan demostrado su fe al pagar el diezmo durante un tiempo y al cumplir con otros mandamientos necesarios, tendrán la posibilidad de disfrutar de las bendiciones eternas del templo. Les suplico, no dejen pasar esta oportunidad; no la dejen para después.

Padres y madres, al prepararse para el ajuste de diezmos, les recomiendo reunir a sus pequeñitos y ayudarles a calcular sus centavos. Ayuden a sus jóvenes y jovencitas a consultar sus registros y a hacer un inventario de sus ingresos anuales.

¡Qué oportunidad más maravillosa es sembrar la semilla de la fe en los corazones de sus hijos! Con esto los iniciarán en el camino que lleva al templo. Las generaciones de sus antepasados y su posteridad por venir les llamarán bienaventurados, porque habrán preparado a sus hijos para llevar a cabo ordenanzas salvadoras en beneficio de ellos.

No es coincidencia, mis hermanos y hermanas, que bajo la dirección del profeta viviente de Dios sobre la tierra hoy día, el presidente Gordon B. Hinckley, se estén construyendo templos por todo el mundo.

El guardar los mandamientos, que incluye el pago de nuestros diezmos, nos habilitará para entrar en esos templos, ser sellados a nuestra familia y recibir bendiciones eternas. Ruego que no demoremos y que demos oídos al mandamiento de nuestro Señor de vivir la ley del diezmo.

Sé de dos misioneros que visitaron a una familia muy pobre. La casa de la familia estaba hecha de madera prensada y palos, con piso de tierra y sin electricidad ni camas. El padre, un agricultor, había gastado todo el ingreso del día en alimentos para la cena.

Al salir de ese humilde hogar, el compañero mayor pensó para sí: “La ley del diezmo va a ser un obstáculo para esta familia. Quizás no debamos mencionarla por un tiempo”. Unos minutos más tarde el compañero menor, que se había criado en circunstancias similares en su propio país, expresó sus pensamientos en voz alta: “Sé que tenemos que esperar cuatro lecciones más para enseñar la ley del diezmo, pero, ¿podríamos enseñarla en nuestra próxima visita? Ellos necesitan saber sobre los diezmos porque necesitan tanto la ayuda y las bendiciones del Señor”.

Ese misionero entendía que “Hay una ley, irrevocablemente decretada en el cielo antes de la fundación de este mundo, sobre la cual todas las bendiciones se basan; y cuando recibimos una bendición de Dios, es porque se obedece aquella ley sobre la cual se basa” 19.

El Señor desea bendecir a esa familia y espera ansiosamente su obediencia para poder hacerlo. Mis amados hermanos y hermanas, las bendiciones eternas del diezmo son reales; las he experimentado en mi vida y en la de mi familia. La prueba de nuestra fe es si viviremos o no la ley del diezmo por medio de la obediencia y el sacrificio.

  • Porque, en las palabras del profeta José Smith, “una religión que no requiera el sacrificio de todas las cosas nunca tendrá poder suficiente para producir la fe indispensable para la vida y la salvación” 20;

Testifico que el Señor Jesucristo sacrificó Su vida para traer esta salvación a cada uno de nosotros. Como Su testigo especial, testifico que Él vive y en Su nombre expreso mi gratitud a ustedes, los niños, las viudas, los jóvenes, las familias —los fieles— por sus diezmos sagrados.

¿Qué dice Deuteronomio 26 12 y 13?

1 Y acontecerá que cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad, y la tomes en posesión y habites en ella, 2 entonces tomarás de las a primicias de todos los frutos de la tierra que saques de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las pondrás en una canasta e irás al b lugar que Jehová tu Dios escoja para hacer habitar allí su nombre.

  1. 3 E irás al sacerdote que haya en aquellos días y le dirás: Declaro hoy a Jehová tu Dios que he entrado en la tierra que juró Jehová a nuestros padres que nos daría;
  2. 4 Y el sacerdote tomará la canasta de tu mano y la pondrá delante del altar de Jehová tu Dios;

5 Entonces hablarás y dirás delante de Jehová tu Dios: Un a arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a b Egipto y habitó allá con pocos hombres, y allí c llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa. 6 Y los egipcios nos maltrataron, y nos afligieron y pusieron sobre nosotros dura servidumbre.

7 Y a clamamos a Jehová, el Dios de nuestros padres, y b oyó Jehová nuestra voz, y vio nuestra aflicción, y nuestro trabajo y nuestra c opresión ; 8 y Jehová nos a sacó de Egipto con mano fuerte, y con brazo extendido, y con gran espanto, y con señales y con milagros; 9 y nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, a tierra que fluye leche y miel.

10 Y ahora, he aquí, he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh Jehová. Y las dejarás delante de Jehová tu Dios, y adorarás delante de Jehová tu Dios. 11 Y te a alegrarás en todo el bien que Jehová tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, tú y el levita y el b extranjero que está en medio de ti.

  1. 12 Cuando hayas acabado de separar todo el a diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, para que coman en tus ciudades y se sacien;

13 Y dirás delante de Jehová tu Dios: Yo he sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, y al extranjero, y al a huérfano y a la viuda, conforme a todos tus mandamientos que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos ni me he olvidado de ellos.

14 No he comido de ello en mi luto, ni he sacado de ello estando impuro, ni de ello he ofrecido a los muertos; he obedecido la voz de Jehová mi Dios, y he hecho conforme a todo lo que me has mandado. 15 Mira desde tu santa morada, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel.

16 Jehová tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu a corazón y con toda tu alma. 17 Has a declarado hoy que Jehová es tu Dios, y que andarás en sus caminos, y que guardarás sus estatutos y sus mandamientos y sus decretos, y que escucharás su voz.

¿Quién creó el diezmo?

Historia y actualidad del diezmo – El diezmo se remonta a tiempos bíblicos. El patriarca Abram , quien luego sería Abraham ( “padre de muchos pueblos” ), le entregó un diezmo al sacerdote Melquisedec en una muestra de gratitud. Con el tiempo, el diezmo se instruyó para todos los sacerdotes levitas e incluso se estableció como obligación o ley.

  1. En la actualidad, el diezmo suele ser optativo en la religión , aunque diversas ramas (como los evangelistas ) insisten en la importancia de que los fieles guarden una parte de sus ingresos para contribuir con la iglesia;

Se suele considerar el diezmo como una responsabilidad ante Dios ya que ayuda a la difusión de su palabra en el mundo. En Que Parte De La Biblia Sale El Diezmo Puede asociarse la idea de diezmo a una contribución o un impuesto.

¿Cuál es la ofrenda que más le agrada a Dios?

La ofrenda que a Dios le agrada es aquella que esta relacionada con la Sangre de Jesús, tu vida esta relacionada con el sacrificio de Cristo en la cruz. – “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto aún habla por ella” (Hebreos 11:4) RVR1960 “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto” (Proverbios 3: 9-10) RVR1960 La ofrenda dada por Abel, tuvo un significado muy especial; él escogió dar lo mejor de su rebaño, pues Dios, como único Creador, merecía lo mejor de todas las cosas. Su ofrenda fue generosa y redentora, pues escogió un animal que fuera el sustituto de sus pecados, reconociendo que su vida, cerca de la de Dios, era de poco valor. El Señor exalta la fe de Abel sobre la de Caín, pues aunque también trajo una ofrenda a Dios, no fue recibida con agrado, pues estaba acompañada de mezquindad, indiferencia, egoísmo y falta de reconocimiento de quién su Creador era.

Decide ser parte del Reino de Dios: Sabemos que en el mundo existen dos reinos espirituales: el Reino de Dios, y el reino del enemigo. El enemigo trata de conquistar a las personas, haciéndolas esclavas de lo material (y es cuando se despierta en el corazón de algunos un fuerte deseo por tener mucho dinero sin importarles a quiénes tengan que atropellar).

Muchos han adquirido grandes sumas de dinero y amasado fortunas, pero no tienen la capacidad de disfrutarlas, ni tienen felicidad plena en sus hogares. El Señor dio a entender que la felicidad del hombre no consiste en los bienes que posee. Dios no necesita de nuestro dinero ni de nuestras ofrendas, pero Él nos dio el privilegio de que pudiésemos ofrendar voluntariamente; Dios dejó establecido que nosotros ofrendáramos, pero Él lo hizo para probar nuestra actitud; Dios prueba nuestro corazón de acuerdo a la manera cómo nosotros ofrendamos, porque el Señor dejó principios establecidos sobre la importancia de dar; a Caín y Abel, Dios no les dijo que tenían que ofrendar, sino que ellos se sintieron movidos a ofrendar a Dios, y Abel pensó qué podría ofrecerle a Dios, pues él quería darle lo mejor.

  • Piensa en lo que más ama un niño; seguramente sus juguetes;
  • Y si le dijéramos que nos compartiera algo, seguramente evitaría darnos esos juguetes;
  • Pero cuando uno tiene un compromiso con Dios, uno le da lo que más ama;
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Tu ofrenda es tan solo el reflejo de tu carácter: Cuando el Señor entró al templo, miró lo que la gente daba. Unos depositaban grandes sumas de dinero; pero una viuda solo dio dos blancas. Cuando terminó la reunión, Jesús les preguntó a sus discípulos cómo había sido la ofrenda.

Ellos respondieron que había gente muy generosa y otros muy tacaños (refiriéndose a la ofrenda de la viuda). El Señor entonces les dijo que estaban equivocados en su apreciación, porque esos que aparentemente habían dado generosamente, dieron de lo que les sobraba, sin esfuerzo, sin embargo la viuda dio una ofrenda que agradaba a Dios porque era todo lo que tenía.

El Señor siempre pide una ofrenda con esfuerzo, y no cualquier ofrenda, porque Él pide la mejor. En la Biblia quedó registrada la ofrenda de Abel, porque él dio lo mejor. ¿Qué ofrenda le darías a Dios para que llegaras a tocar su corazón? Abel pensó en el rebaño, y tomando lo mejor de él, lo presentó ante Dios.

Pero, ¿por qué ese rebaño se constituyó en la mejor ofrenda? Hay un significado, un trasfondo al respecto: Abel le estaba diciendo con ésto a Dios, que él le ofrendaba su vida, que él quería morir por Él, pero como no lo podía hacer, en su lugar le ofrendaba ese animal con su sangre, como sacrificio.

El escritor a los Hebreos dice: “Sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados” (Hebreos 9:22) RVR1960 Esa ofrenda que estaba presentando Abel, se estaba constituyendo en el prototipo de Jesucristo. Cristo es la ofrenda de Dios, y se ofreció a sí mismo por la redención de la humanidad.

Si Jesús no se ofreciera en sacrificio, nadie sería salvo. Por eso la Escritura dice: “¡Gracias a Dios por su don inefable!” (2 Corintios 9:15) RVR1960 3. Jesús se ofreció por nosotros:  Solo hay un Dios, El Padre.

Jesucristo es el único camino para llegar a Dios. Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, y nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6) RVR1960 Jesús se constituyó en el camino porque Él dio su vida por nosotros; Él pagó el precio por nosotros, porque nosotros merecíamos morir; nuestros pecados nos llevaban a la muerte y a la destrucción; pero un día Jesús tomó el lugar de cada uno de nosotros y se ofreció a sí mismo a Dios, para que todo aquel que en Él cree no se pierda mas tenga vida eterna.

  1. Cuando nosotros aceptamos a Jesús en nuestro corazón, estamos ofrendando a Dios lo mejor;
  2. Es como si nos presentáramos ante Él y le dijéramos: Señor, me presento ante ti a través de Jesús, acéptame, pues me entrego hoy a Ti de la misma manera que Jesús lo hizo por mí;

Esa es la ofrenda que agrada a Dios, que toca su corazón, es la ofrenda genuina. Por otro lado, estaba Caín. Él no dio una buena ofrenda, porque dio una ofrenda de su esfuerzo, de su capacidad, de sus habilidades, de sus negocios, tomando del producto de la tierra, y dándosela a Dios del sudor de su frente ¡Dios desechó esa ofrenda! Las obras no cuentan para la salvación, sino la sangre de Cristo.

Una persona, si no ha sido lavada con la sangre de Cristo, no puede ser salva, porque lo único que lava nuestros pecados es la sangre de Jesús. Dando nuestra mejor ofrenda: El apóstol Pablo dice que fuimos salvos para que andemos en buenas obras.

Después de la salvación, podemos hacer obras excelentes; Dios pide que demos nuestra mejor ofrenda. Nuestra vida; pero también nos confronta a entregar lo que más amamos, Dios le pedirá aquello que usted más ama. El proverbista dijo: “Echa tu pan sobre las aguas, reparte a siete y aún a ocho porque no sabes el mal que ha de venir sobre la tierra”.

Cuando usted ofrenda a Dios, nunca puede darle más de lo que Él le da; no hay una sola persona que pueda decir que da más que lo que Dios le da; nadie puede ganarle a Dios en la manera cómo Él nos da. Con mi hija Sara, jugamos a que si ella me da un beso, me debe dar un dólar; si yo le doy un beso, ella me cobra un dólar.

Un día le di cinco besos, y le pagué cinco dólares; ella se puso feliz, ¡pero me sorprendió! porque al rato vino y me dio doce besos y me pagó doce dólares. Ella entiende que no puede dar más de lo que le da su papá; que si ella da doce, su papá luego le va a dar veinticuatro; ella sabe lo que es la fe.

Así sucede con Dios: Cuando tienes un corazón generoso, no cuestionas a Dios, sino que das con todo el corazón y luego Dios te recompensa. Recuerda, nunca podrás dar más de lo que Dios te da, y Dios ama al dador alegre.

Dios se agradó tanto de la ofrenda que dio Abel, que todavía hace memoria de él sobre la tierra. Abel es recordado por la ofrenda que dio. Tu ofrenda es un argumento a favor: Cuando ofrendas o diezmas, esto se convierte en un argumento a favor tuyo. Cuando alguien no diezma, un espíritu viene con argumentos para acusarlo ante Dios.

  • Recordaras al centurión que tenía un siervo enfermo y los ancianos fueron hasta Jesús y le dijeron: Señor, es digno que le concedas esto, porque él ama nuestra nación, y nos ha edificado una sinagoga;
  • Eso era un argumento a favor del centurión;

Esto quiere decir que cuando tienes una necesidad, en el mundo espiritual los ángeles se presentan ante Dios y le dicen al Señor que es digno que te conceda eso. Estos ángeles estarán presentando el reporte de las ofrendas que hemos dado, de cómo hemos bendecido a la iglesia, de cómo hemos usado las finanzas para el Reino de Dios y eso se convierte en un argumento a nuestro favor.

  • Los apóstoles le dijeron a Jesús: Señor, nosotros hemos dejado todo por seguirte, ¿qué tendremos? Y el Señor dijo: De cierto os digo que no hay ni uno solo de vosotros, que haya dejado casas, tierras, bienes, familia por causa de mí y del reino de los cielos, que no haya de recibir cien veces más en esta vida y en la otra la vida eterna;

De todo lo que tu das, el Señor en su banco dice: Ése gana cien veces más de lo que ha depositado. Si tu no le has dado correctamente a Dios, debes romper la maldición, (siendo que para tal liberación también se necesitan argumentos a favor). Da una ofrenda extra para cancelar los argumentos, y romperás toda maldición financiera.

Luego haz un pacto de fidelidad con Dios. Tu ofrenda determina tu excelencia: Hay una palabra en griego llamada “arete”, cuyo significado es “excelencia”. El arete de un atleta, es la manera cómo define la carrera; eso es excelencia, cuando se es el mejor.

El arete de un ama de casa, es la excelencia en cómo conduce su hogar; el arete de un maestro, es la excelencia en la manera que enseña; el arete de un cristiano, es la manera cómo se relaciona con Dios. Cuando el Señor dice que Abel alcanzó mas excelente sacrificio que Caín, se está refiriendo a que la excelencia de un cristiano la determina la manera en cómo él da.

A uno de los pastores de mi equipo, Dios lo rescató de una vida terrible que tenía. Apenas convertido y recién ingresando a la visión, hizo un pacto con Dios, donde declaró que de los siete días de la semana, le iba a dedicar seis al Señor, quedando solo uno para él.

Y así lo hizo: Un solo día trabajaba, pero en ése Dios lo bendecía tanto, que hacía toda la ganancia de una semana en solo un periodo de trabajo; en los otros seis días, él se dedicaba a hacer la obra de Dios, llamando por teléfono, visitando y consolidando.

Dios lo empezó a bendecir de una manera increíble: dándole gente, derramando unción sobre su vida y auxiliándolo en todo. El año pasado, en una semana hizo doce impactos evangelísticos y ganó 6000 personas.

Todo porque adquirió un compromiso con Dios. Tienes que pedirle a Dios que te dé esa excelencia como creyente; de esta manera le ofrendas tu vida (no para hacer lo que tu quieres) para lo que Dios quiere que tu hagas, con el propósito de engrandecer su Reino.

Tu ofrenda te lleva a la bendición: La fe para ofrendar, es la misma fe que nos lleva a conquistar las finanzas, porque:  “La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella” (Proverbios 10:22) RVR1960 En el libro de Hageo, capítulo 2 verso 8, el Señor dijo: “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos”.

El dinero es del Señor, y el diablo ha robado ese dinero, dándoselo a sus súbditos para esclavizarlos y tener control sobre ellos de una manera tirana. A través del profeta Jeremías, el Señor dijo: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:9-10) RVR1960 Dios sabe que el corazón del hombre está lleno de engaño, y para poder bendecir a Sus hijos, Él primero tiene que probar qué dirección han tomado esos corazones; por tal motivo, Dios permite que las personas pasen por ciertas circunstancias en sus vidas, que los llevarán a un desprendimiento total, tanto de sí mismos, como de los bienes que hayan adquirido.

  • Sé que el Señor quiere dar a cada uno de sus hijos la provisión que ellos necesitan; y siempre Él lo hace de una manera mucho más amplia de lo que ellos se imaginan, pues el corazón de Dios es extremadamente generoso;

Además, todos los hombres de Dios primero fueron probados, antes de ser prosperados. Entendiendo el sentido de la prosperidad: Creo que es importante entender que existe una gran diferencia entre ser próspero y ser rico. Normalmente, cuando se habla de ser rico, se hace referencia a una persona acaudalada y propietaria de muchos bienes; pero una persona puede ser próspera sin que sea acaudalada ni rica.

Por ejemplo: Cuando Jesús vivió en la tierra, no tenía riquezas, pero fue próspero; no podríamos decir que el Señor era pobre; Él era próspero, porque un pobre no puede alimentar a más de diez mil personas y fue lo que el Señor hizo.

Jesús no andaba con dinero en el bolsillo, tampoco tenía cuando le fueron a cobrar los impuestos, pero Él sabía que había una fuente de provisión directamente en Dios, y le dijo a Pedro: “Abre la boca del pez y saca la moneda”. El Señor utilizó el banco de un pez; dijo: “Echa el anzuelo, no le pongas carnada, y en el primer pez que saques vas a encontrar una moneda, y paga con ella los impuestos tuyos y los míos”. .

¿Qué dice Deuteronomio 26 12?

1 Y acontecerá que cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad, y la tomes en posesión y habites en ella, 2 entonces tomarás de las a primicias de todos los frutos de la tierra que saques de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las pondrás en una canasta e irás al b lugar que Jehová tu Dios escoja para hacer habitar allí su nombre.

3 E irás al sacerdote que haya en aquellos días y le dirás: Declaro hoy a Jehová tu Dios que he entrado en la tierra que juró Jehová a nuestros padres que nos daría. 4 Y el sacerdote tomará la canasta de tu mano y la pondrá delante del altar de Jehová tu Dios.

5 Entonces hablarás y dirás delante de Jehová tu Dios: Un a arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a b Egipto y habitó allá con pocos hombres, y allí c llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa. 6 Y los egipcios nos maltrataron, y nos afligieron y pusieron sobre nosotros dura servidumbre.

7 Y a clamamos a Jehová, el Dios de nuestros padres, y b oyó Jehová nuestra voz, y vio nuestra aflicción, y nuestro trabajo y nuestra c opresión ; 8 y Jehová nos a sacó de Egipto con mano fuerte, y con brazo extendido, y con gran espanto, y con señales y con milagros; 9 y nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, a tierra que fluye leche y miel.

10 Y ahora, he aquí, he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh Jehová. Y las dejarás delante de Jehová tu Dios, y adorarás delante de Jehová tu Dios. 11 Y te a alegrarás en todo el bien que Jehová tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, tú y el levita y el b extranjero que está en medio de ti.

12 Cuando hayas acabado de separar todo el a diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, para que coman en tus ciudades y se sacien.

13 Y dirás delante de Jehová tu Dios: Yo he sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, y al extranjero, y al a huérfano y a la viuda, conforme a todos tus mandamientos que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos ni me he olvidado de ellos.

14 No he comido de ello en mi luto, ni he sacado de ello estando impuro, ni de ello he ofrecido a los muertos; he obedecido la voz de Jehová mi Dios, y he hecho conforme a todo lo que me has mandado. 15 Mira desde tu santa morada, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel.

16 Jehová tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu a corazón y con toda tu alma. 17 Has a declarado hoy que Jehová es tu Dios, y que andarás en sus caminos, y que guardarás sus estatutos y sus mandamientos y sus decretos, y que escucharás su voz.