Cuál Es La Religión De Roma?

Cuál Es La Religión De Roma
Con su importante crecimiento en el siglo IV, el Cristianismo paso a ser considerada como la religion oficial del Imperio Romano.

¿Cuál es la religión de los romanos?

Se ha sugerido que « Religión grecorromana » sea fusionado en este artículo o sección. Motivo : los argumentos están expuestos en la página de discusión. Una vez que hayas realizado la fusión de artículos, pide la fusión de historiales aquí. Este aviso fue puesto el 1 de mayo de 2022.

La religión en la antigua Roma consistía en diversas prácticas religiosas imperiales y provinciales, que eran seguidas tanto por las gentes de Roma como por aquellos pueblos que estaban bajo su dominio. Los romanos se consideraban a sí mismos muy religiosos y atribuían su éxito como potencia mundial a su piedad colectiva ( pietas ) a la hora de mantener buenas relaciones con los dioses. Su religión politeísta es conocida por haber venerado a muchas deidades.

La religión romana consistía, igual que entre los griegos , más en un conjunto de cultos que en un cuerpo de doctrinas. Había dos clases de cultos: los del hogar, que unían estrechamente a la familia, y los públicos, que estimulaban el patriotismo y el respeto al Estado.

En la época imperial se añadiría el culto al emperador. En términos generales, se trataba de una religión tolerante con todas las religiones extranjeras, pues los romanos acogieron a dioses griegos , egipcios , frigios , etc. También era una religión contractual, pues las plegarias y ofrendas se hacían a manera de pacto con los dioses, es decir, para recibir favores, y si el creyente entendía que la divinidad no cumplía, dejaba de rendirle culto.

[ 1 ] ​ La presencia de los griegos en la península itálica desde el principio del periodo histórico influyó en la cultura romana , introduciendo algunas prácticas religiosas que se convirtieron en fundamentales, como el culto a Apolo.

Los romanos buscaron puntos en común entre sus dioses principales y los de los griegos ( interpretatio graeca ), adaptando los mitos y la iconografía griegos a la literatura latina y al arte romano , como habían hecho los etruscos. La religión etrusca también tuvo una gran influencia, sobre todo en la práctica del auspicio , utilizado por el Estado para buscar la voluntad de los dioses.

Según las leyendas, la mayoría de las instituciones religiosas de Roma se remontan a sus fundadores , en particular Numa Pompilio , el segundo rey sabino de Roma, que negociaba directamente con los dioses.

Esta religión arcaica fue la base del mos maiorum , «el camino de los antepasados» o simplemente «la tradición», considerada como algo fundamental para la identidad romana. La religión romana era práctica y contractual, basada en el principio de do ut des , «yo doy para que tú des».

La religión dependía del conocimiento y de la práctica correcta de la oración, el ritual y el sacrificio, no de la fe o el dogma, aunque la literatura latina conserva especulaciones académicas sobre la naturaleza de lo divino y su relación con los asuntos humanos.

Incluso los más escépticos de la élite intelectual romana, como Cicerón , que era augur , veían la religión como una fuente de orden social. A medida que el Imperio Romano se expandía, los emigrantes a la capital traían sus cultos locales, muchos de los cuales se hicieron populares entre los italianos.

  1. El cristianismo fue eventualmente el más exitoso de estos cultos, y en el año 380 se convirtió en la religión oficial del Estado;
  2. Para los romanos de a pie, la religión formaba parte de la vida cotidiana;

Cada hogar tenía un santuario doméstico en el que se ofrecían oraciones y libaciones a las deidades domésticas de la familia. Santuarios de barrio y lugares sagrados, como manantiales y arboledas, se encontraban por doquier en la ciudad. [ 2 ] ​ El calendario romano estaba estructurado en torno a las celebraciones religiosas.

¿Cómo se llamaba la religión romana antes del cristianismo?

Establecimiento y las primeras controversias

Comunión Iglesias principales
Miafisismo (después del 451) Iglesia apostólica armenia Iglesia ortodoxa copta Iglesia ortodoxa de Siria Iglesia ortodoxa de Etiopía
Donatismo (en gran parte terminado después de 411)
Arrianismo (desapareció con la muerte de Leovigildo en el 586)

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¿Qué religión tiene Roma y Grecia?

La religión griega y romana era politeísta. Los antiguos griegos y romanos adoraban a muchos dioses y diosas. Los miembros devotos de ambos grupos creían que había dioses que influían en todos los fenómenos naturales.

¿Qué religión tenian los romanos en tiempos de Jesús?

Cuál Es La Religión De Roma La pasión de Cristo (2004). Imagen: Icon Productions. (Viene de la cuarta parte ) Pilato preguntó a la multitud: «¿Qué debo hacer, pues, con este Jesús al que llaman el Mesías?». La multitud respondió: «¡Crucifícalo!». Pilato preguntó: «¿Qué mal ha cometido?». Ellos continuaron gritando: «¡Crucifícalo!».

Habiendo visto Pilato que nada podía conseguir excepto provocar una revuelta, tomó agua y se lavó las manos ante la multitud, diciendo: «Yo no soy culpable de que se derrame la sangre de este hombre. Vosotros veréis».

Y la multitud respondió: «¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!». (Evangelio de Mateo) Pilato temía que pudieran destituirlo debido a varios aspectos de su gobierno: sus actos de insolencia, su rapiña, su hábito de insultar al pueblo, su crueldad, sus continuos asesinatos de gente sin juicio ni condena, y su interminable, gratuita y gravísima inhumanidad.

  • (Filón de Alejandría, Legatio ad Gaium ) La creencia de que los principales instigadores de la crucifixión de Jesús habían sido los judíos y no las autoridades imperiales empezó a extenderse muy pronto por las comunidades cristianas del ámbito grecorromano;

A finales del siglo I era ya una idea extendida, como se deduce de los primeros Evangelios escritos. Durante los siglos II y III empezó a derivar en un abierto antisemitismo y más adelante serviría para justificar exilios, pogromos e incluso matanzas de judíos.

La ironía es que todos los cristianos, incluso los más antisemitas, sabían que Jesús había sido judío y que había practicado esa misma religión que no pocos de sus nuevos seguidores se empeñaban en condenar.

Sin embargo, había muchas formas de racionalizar esta incongruencia, pues era necesaria para resolver la incomodidad que producía entre los cristianos romanos el hecho de que su principal referente religioso había sido ejecutado por el mismo sistema legal bajo el que ellos vivían.

  • Los intentos por disculpar al imperio empezaron por un lavado de cara (y de manos) de Poncio Pilato;
  • Había sido el prefecto de Judea —esto es, el gobernador y comandante de la provincia ocupada— entre los años 26 y 36, el periodo en el que Jesús predicó y fue crucificado;

Pilato había determinado la dureza de las políticas de seguridad en Judea, así que había sido como mínimo el responsable de la ejecución en términos legales, hecho que los primeros Evangelios escritos no se molestaban en negar. Cualquier romano, incluso uno que viviese lejos de Palestina décadas después de los sucesos narrados por la tradición oral, sabía que una crucifixión era un castigo imperial que no podía aplicarse sin el beneplácito, explícito o implícito, del gobernador de la provincia o de los oficiales que respondían ante él.

Sobre todo teniendo en cuenta que Jesús fue ejecutado en Jerusalén, la capital no solo de Judea sino de toda la religión judía, y durante la Pascua, que era la festividad más multitudinaria del año y la que más preocupaba a la prefectura por cuestiones de orden público.

Los textos evangélicos retratan a Pilato como un gobernador benevolente que no entendía el empeño que los jerosolimitanos, los habitantes de Jerusalén, mostraban por enviar a un hombre inocente a una muerte horrenda. Ese retrato amable de Pilato es más que discutible y las fuentes no cristianas recuerdan al personaje de modo muy distinto: historiadores como Flavio Josefo y Filón de Alejandría denostaban a Pilato y lo comparaban muy negativamente con sus cuatro predecesores en el cargo, que habían sido más respetuosos con las costumbres y sensibilidades de los nativos.

Pilato no tuvo tanta consideración; por ejemplo, plantó insignias y estatuas imperiales en el Templo de Jerusalén, acto que los palestinos consideraron un insulto innecesario. También usó el dinero del templo para sus propios fines.

Sus diez años en Judea no fueron los de un gobernador amable y sus arrebatos tiránicos provocaron manifestaciones, protestas, campañas de desobediencia civil y conatos de rebelión. De hecho, Pilato terminó su mandato debido a un suceso sangriento, la matanza de samaritanos en Gerizim, que escandalizó a sus propios superiores.

  1. Los samaritanos formaban un grupo escindido de israelitas que, al contrario que los judíos del Segundo Templo, no aceptaban más textos sagrados que los del Pentateuco, desechando todo el resto de la Biblia;

Tampoco consideraban Jerusalén el centro de su religión. Su lugar sagrado era el monte Gerizim donde, creían, estaban enterrados objetos que habían pertenecido a Moisés. En el año 36, muy poco después de la muerte de Jesús, los samaritanos se congregaron en torno al monte Gerizim siguiendo la llamada de su propio aspirante a Mesías, un líder carismático que había prometido desenterrar el Arca de la Alianza para instaurar el nuevo reino de Israel.

Esto es, un profeta apocalíptico cuyas promesas eran similares a las de Jesús, pero con una interpretación distinta de las viejas creencias israelitas y con la intención, quizá, de promover un alzamiento armado.

O ese fue el aviso que Poncio Pilato recibió de sus consejeros; el prefecto, temiendo una revuelta, envió a Gerizim un destacamento de caballería e infantería pesada. Los samaritanos, en realidad, no estaban iniciando un levantamiento armado, entre otras razones porque su particular Mesías no había hecho acto de presencia; según parece, en cuanto supo que los legionarios estaban de camino, el profeta samaritano cambió de rumbo y embarcó hacia el extranjero.

  • Esto no cambió los planes de los soldados romanos, que tenían órdenes de sofocar una revuelta y estaban dispuestos a cumplirlas;
  • Cargaron contra la multitud, matando e hiriendo a muchas personas, y detuvieron a varios líderes samaritanos que después fueron crucificados sin juicio;

Tras la masacre, la comunidad samaritana envió una embajada al legado de Siria Lucio Vitelio , inmediato superior jerárquico de Pilato y encargado de supervisar la labor de este como prefecto. Vitelio atendió las quejas de los samaritanos y depuso a Pilato, ordenándole embarcar hacia Roma para ofrecer explicaciones al emperador Tiberio en persona.

Cuando Pilato llegó a Roma, sin embargo, Tiberio acababa de fallecer. No se sabe con exactitud qué fue del prefecto destituido. El relato tradicional cuenta que el nuevo emperador Calígula lo envió al exilio en la Galia, donde se suicidó al poco tiempo, bien por decisión propia, bien porque el emperador lo había obligado a hacerlo.

Su cuerpo, cuentan, fue arrojado a un río. Como se ve, la crucifixión de Jesús bajo la acusación de sedición expresada en la inscripción burlona INRI , «Jesús de Nazaret, rey de los judíos», no desentona con los métodos habituales que Pilato empleaba para mantener el orden en Judea.

Lo que cuadra menos con el estilo del prefecto hubiese sido el actuar bajo presión de los saduceos del templo, cuya opinión no solía tener en cuenta, o el haber recurrido a una votación supuestamente «tradicional» para indultar a un preso, como se narra en la historia de la liberación de Barrabás , una costumbre de la que no existe noticia alguna previa a los Evangelios.

Pero, aunque la falta de mano izquierda de Pilato disgustó incluso a sus propios superiores, los autores cristianos dulcificaron su recuerdo porque necesitaban descargar a Roma de la muerte de Jesús y la única alternativa era inculpar a los judíos palestinos.

Los cristianos romanos se tomaron muchas preocupaciones para sentirse cómodos rindiendo culto a la figura de un judío casi desconocido que había sido ejecutado de manera ignominiosa por el mal gobernador de una exótica e insignificante provincia oriental.

Pero, ¿por qué este empeño en mantener vivo ese culto? ¿A qué se debió su éxito entre los romanos? No había nada de grecorromano en la figura de Jesús que recogieron los primeros Evangelios. Durante siglos, los autores cristianos calificaron el lento, pero siempre progresivo proceso de conversión del imperio como un «milagro evangélico». Cuál Es La Religión De Roma Ecce Homo , de Tiziano. El interés por el judaísmo en Roma Se estima, aunque todos los números son aproximaciones, que la población del Imperio romano en tiempos de Jesús sumaba entre cincuenta y sesenta millones de personas. Los practicantes de la religión judía constituían una minoría muy visible de entre el cinco y el diez por ciento de la población total.

No hubo tal milagro; el imperio era de antemano un terreno abonado para la extensión de aquella nueva religión directamente derivada del judaísmo palestino. Era cuestión de tiempo que las religiones politeístas dejasen sitio a un sistema de pensamiento metafísico más complejo y evolucionado; la prueba es el interés que ciertas clases sociales romanas mostraban por el judaísmo, una religión cuyas normas hacían casi imposible la llegada de nuevos conversos, pero que despertaba curiosidad y admiración.

Casi todos los judíos del imperio vivían en la cuenca oriental del Mediterráneo. En Palestina había un millón de judíos, que constituían el grueso de la población local. Otro millón vivía en Siria, la cuarta parte de la población local. Un millón más en Egipto, donde eran una octava parte, aunque en ciudades como Alejandría llegaban a ser la mitad.

  • Estos tres territorios constituían el núcleo demográfico de la religión hebrea, pero había otro millón y medio de judíos repartidos por casi todas las grandes ciudades del Mediterráneo;
  • Así pues, los romanos no pensaban que «judío» fuese sinónimo de «palestino», ni siquiera sinónimo de «oriental»;

El judaísmo era una religión con la que los romanos de los ámbitos urbanos llevaban mucho tiempo conviviendo. Es difícil generalizar sobre los judíos del siglo I, como es difícil generalizar sobre los propios romanos. El imperio era muy extenso y de una punta a otra cambiaban costumbres, idiomas y maneras de vivir.

  • El judaísmo del siglo I no era monolítico, como ya vimos en partes anteriores, pero sí es verdad que mantenía un cierto grado de cohesión al que las religiones politeístas no podían aspirar;
  • El estudio mandatorio de la Torá y el apego a la tradición ceremonial permitía que los calendarios, festividades y normativas de los judíos estuviesen bien sincronizados entre comunidades muy alejadas entre sí;

La costumbre de recopilar, copiar y transmitir textos había permitido que el judaísmo fuese un culto duradero y, siempre en términos relativos, poco tendente a los cambios. Podría decirse que era una religión más evolucionada que el resto y que parte de los romanos politeístas, al menos los que tenían cierta formación cultural, podían sentirse atraídos hacia el judaísmo por su antigüedad y su riqueza textual, así como por la actividad social y cultural de las sinagogas.

  1. La organización de las sinagogas grecorromanas era similar a la de las sinagogas palestinas, aunque con algunas diferencias: las sinagogas grecorromanas usaban términos griegos en vez de hebreos para enumerar los títulos de sus integrantes y, al contrario que las palestinas, carecían de atribuciones disciplinarias en asuntos de índole vecinal;

La sinagoga romana no era un templo, pues el judaísmo había prohibido siglos atrás construir otro que no fuese el de Jerusalén, y se parecía más a una combinación entre parroquia, escuela y club social. En ella se rezaba, pero no tenía carácter sagrado, así que podía estar situada en cualquier local comunitario.

  1. Cada sinagoga estaba controlada por un consejo de ancianos, la gerusía , cuyo presidente apoyaba su gestión en un grupo de arcontes o gobernadores;
  2. Había un tesorero, un encargado del mantenimiento del local, y varios escribas;

El rango de actividades iba mucho más allá de lo religioso: además del rezo y ciertos actos ceremoniales, se estudiaba y se debatía sobre asuntos terrenales, se emprendían campañas sociales y de beneficencia, y se realizaban actividades lúdicas a las que podían acudir también quienes no eran judíos.

La comunicación con los grupos educados del entorno era fluida gracias al uso del griego y esa mayor apertura hacia los no creyentes era la diferencia fundamental respecto de las sinagogas palestinas. Los judíos ni siquiera usaban un término descriptivo para englobar a quienes practicaban otras religiones y se referían a ellos como «gentiles», término latino derivado de gens («familia» o «linaje») que hacía referencia al hecho de que los no judíos eran «otros pueblos».

Fueron los cristianos quienes más tarde empezaron a referirse como «paganos» a quienes no eran cristianos ni judíos; por eso hoy, al menos cuando hablamos de la época anterior a Jesús, podemos emplear «gentil» y «pagano» de manera indistinta. El concepto que los romanos gentiles tenían de sus vecinos judíos variaba según el lugar y la clase social.

Para la mayoría, el judaísmo era una de tantas religiones del imperio, aunque con la peculiaridad de rendir culto a un solo dios, una extravagancia insólita por entonces. En ocasiones podía haber desconfianza o recelo hacia los peculiares usos religiosos de los judíos, aunque no un antisemitismo feroz.

De hecho, para algunos ciudadanos de clase alta que habían recibido una educación formal, la actividad cultural de las sinagogas recordaba, por lo menos de manera aproximada, a lo que todo romano consideraba las más altas instituciones de pensamiento que hubiesen existido: las academias de los filósofos griegos.

  • Si a esto sumamos el sincretismo pragmático del romano para todo lo religioso, no es extraño que algunos gentiles desearan conocer la mitología hebrea;
  • Circulaban ediciones de la Biblia traducida al griego que, aunque estaban pensadas para las sinagogas, también facilitaban la difusión de sus contenidos entre los gentiles de clase alta;

Por ejemplo, la Septuaginta (la «Biblia de los Setenta») era una especie de bestseller en la época de Jesús y ayudaba a difundir la mitología hebrea entre los lectores de clase alta. En términos, claro está, de lo que permitía el ritmo pausado al que se podía publicar en aquellos tiempos anteriores a la imprenta, cuando toda copia de un libro debía ser manuscrita de manera muy laboriosa.

  • Los gentiles no solo llegaban a participar de las actividades de la sinagoga, sino que a veces aportaban dinero, por lo que eran reconocidos con inscripciones conmemorativas, algunas de las cuales han sido encontradas después en restos arqueológicos;

Lo mismo sucedía a la inversa: había judíos que ofrecían dinero o sacrificios a los dioses olímpicos. La Biblia prohibía de manera expresa el culto a otros dioses que no fuesen Yahvé y la religión olímpica no era obligatoria en el ámbito privado, pero sí aparecía en todos los actos importantes de la vida civil romana.

  • Cualquier judío que quisiera conseguir ciertas metas políticas o administrativas necesitaba rendir algún tipo de pleitesía pública a los dioses olímpicos, aunque fuese de manera fingida;
  • Esto, desde luego, hubiese sido impensable en las regiones rurales de la Palestina, pero podía suceder en el resto del imperio;

La práctica del judaísmo era legal, pues el imperio tenía como costumbre el permitir toda religión que no amenazase con perturbar la paz social, pero además gozaba de un estatus especial. Las autoridades imperiales, en general, tenían un muy buen concepto de las comunidades judías, a las que veían como un patrimonio digno de conservar.

A finales de la época republicana, Julio César firmó un decreto por el que el Estado garantizaba protección y una total libertad de culto para los judíos. El primer emperador César Augusto ratificó ese decreto y lo amplió, otorgando diversos privilegios fiscales a las sinagogas.

No obstante, existen relatos sobre expulsiones de judíos en la ciudad de Roma, pero son confusos y los motivos que se aducen no siempre parecen tener sentido. En el año 19, cuenta Flavio Josefo, el emperador Tiberio ordenó expulsar a los judíos de la ciudad de Roma porque convertían a demasiada gente.

  1. El motivo es dudoso porque los judíos no hacían proselitismo y, como veremos, no facilitaban las conversiones, sino todo lo contrario;
  2. En el año 49, el emperador Claudio decretaría otra expulsión que, según Suetonio se debió a los disturbios que los judíos habrían provocado como reacción al ascenso del cristianismo;

De nuevo, es un motivo discutible, pues en el año 49 las comunidades cristianas eran grupos minúsculos que apenas estaban empezando a formarse en algunos puntos del imperio y cuyo líder, un judío, predicaba en las sinagogas. Sin mucho éxito, pero también sin gran escándalo.

¿Por qué algunos emperadores concedían una consideración especial al judaísmo? Primero, porque era una religión y una cultura que tenía sus raíces en tiempos muy anteriores a la propia fecha de fundación de Roma.

Este hecho, por sí solo, impresionaba a los romanos, que veneraban todo lo antiguo, ya fuese Egipto, Grecia o la Biblia. Esa antigüedad era también una garantía de estabilidad, un signo de que los judíos eran un colectivo bien estructurado, amante de la tradición y, por tanto, respetuoso del orden.

  1. Pero el judaísmo nunca llegó a propagarse entre los romanos como lo haría el cristianismo;
  2. Los gentiles tenían difícil convertirse si no eran judíos de nacimiento; las comunidades judías aceptaban la interacción, pero sin mucho interés en engrosar sus filas con recién llegados;

Los judíos se consideraban un «pueblo elegido» y para ellos no tenía sentido incluir en su religión a quienes no descendían de los antiguos israelitas. El judaísmo tenía un marcado carácter étnico que se expresaba no en el color de la piel o el lugar de nacimiento, sino en la herencia familiar y, sobre todo, la costumbre de circuncidar a los bebés varones al poco de nacer.

  1. La circuncisión era el signo de identidad de los varones judíos y los varones paganos, claro, no contemplaban la posibilidad de someterse a ella;
  2. Una cosa era ser circuncidado cuando bebé, de lo que no quedaba recuerdo, y otra muy distinta era que un adulto quisiera someterse a una intervención quirúrgica que, si tenemos en cuenta la rudimentaria medicina de la época, inspiraba comprensibles reparos, por no decir un sincero horror;

Esto conllevaba que tampoco las mujeres paganas pudiesen convertirse, porque Roma era un patriarcado y era siempre el varón con más autoridad de cada hogar quien determinaba cuál era la religión «oficial» de la familia. Algunas mujeres podían tener intereses religiosos particulares y se sabe que no pocas se sentían atraídas por las sinagogas, a las que acudían con regularidad.

Pero, incluso cuando contasen con la tolerancia del padre, marido o hermano mayor, de cara a la sociedad seguían siendo paganas mientras el cabeza de familia lo fuese también. La circuncisión, pues, hacía que el judaísmo, en la teoría muy atractivo para cierto sector de gentiles cultivados, no lo fuese tanto a la hora de dar el paso de convertirse.

Si los seguidores de Jesús hubiesen necesitado circuncidarse para optar a la salvación, es muy posible que el cristianismo jamás hubiese llegado a triunfar en Roma. El cristianismo empezó a ganar terreno porque era una forma de judaísmo en la que no había que circuncidarse. Cuál Es La Religión De Roma La conversión de san Pablo , de Murillo. La revolución paulina De los veintisiete libros que conforman el Nuevo Testamento, trece son cartas atribuidas a Pablo (aunque hoy solo se consideran auténticas siete) y un decimocuarto libro, Hechos de los apóstoles , está dedicado en buena parte a su figura.

  1. Por eso se puede considerar que la figura más importante del cristianismo primitivo, después del propio Jesús, fue Pablo de Tarso , el hombre que eliminó ese requisito;
  2. Esto da buena idea de la enorme importancia que tuvo en el cristianismo primitivo, que fue edificado según sus ideas, no según las ideas de quienes habían caminado junto a Jesús;

Su nombre hebreo era Shaul, aunque en el ámbito grecolatino usaba también la versión griega Paulos o la latina Paulus; por eso en español lo podemos llamar de manera indistinta Saulo o Pablo. Era quizá artesano; en Hechos de los apóstoles se dice que se dedicaba al cuero y la confección de tiendas y, aunque es un texto cuya fiabilidad es discutida, no es un dato inverosímil.

Sabemos, porque lo dice el propio Pablo en sus cartas, que continuó trabajando mientras predicaba de ciudad en ciudad «para no suponer una carga» a las comunidades que fundaba, lo que sugiere un oficio artesanal o comercial cuya actividad fuese fácil de trasladar.

Provenía de una familia de judíos piadosos y él mismo era un fariseo que había estado muy comprometido con la ortodoxia religiosa. Como la mayoría de los judíos, pensaba que era absurda la idea de que un crucificado fuese considerado el Mesías, aunque en su propia familia había dos conversos, sus parientes Andrónico y Junia.

  • Durante un periodo que pudo durar entre dos y cinco años Pablo fue, según sus propias palabras, un «perseguidor» de los judíos cristianos;
  • En algún momento cercano al año 40, Pablo tuvo una visión en la que se le apareció Jesús resucitado;

La famosa escena en que cabalga de camino a Damasco y se le aparece Jesús diciendo «¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?», haciéndole caer de su caballo, no procede de su testimonio, sino que es una construcción posterior incluida en Hechos de los apóstoles.

Pero, fuera como fuese aquella visión, debió de ser un momento conmovedor, pues Pablo se convirtió en un devoto creyente del Mesías crucificado al que había denostado. Esto no implica que estuviese delirando, ni siquiera que estuviese mintiendo.

En aquella época, ciertas experiencias místicas podían ser interpretadas como verdaderas apariciones. Un sueño, por ejemplo, podía ser visto como una señal divina o una revelación, en especial por alguien que procedía de Tarso. Pablo nunca conoció a Jesús en vida, pero sí conoció a Jacob (Santiago), que era el hermano de Jesús, y a Simón (Pedro), que había sido su discípulo más importante.

Ambos lideraban la «Iglesia de Jerusalén», la comunidad cristiana más antigua de la que tenemos noticia, aunque en realidad seguía siendo una comunidad típicamente judía. Todos sus miembros cumplían las leyes mosaicas y, aunque se relacionaban con normalidad con los gentiles, hacían como todos los demás judíos y no los admitían como miembros de pleno derecho en su comunidad de creyentes.

Pablo, pese a ser judío él mismo, se quejaba con amargura de esa actitud. Era partidario de que el mensaje de Jesús fuese llevado también a los gentiles porque entre ellos habría justos que, teniendo fe, deberían encontrar un sitio en el nuevo reino de Israel.

  • El que la idea de universalizar la fe en el Mesías crucificado fuese rechazada por los discípulos directos de Jesús podía significar dos cosas;
  • Una, que Jesús también se había opuesto a la salvación de los gentiles, o dos, la más probable, que no nunca había considerado necesario mencionar a los gentiles porque, a fin de cuentas, nunca había predicado más allá de Galilea y Judea;

Esto no significa que Jesús justificase el desprecio a quienes no eran judíos o a los extranjeros, y no hay indicio razonable de que hubiese existido algo parecido en su mensaje. Parece más bien que Jesús se limitó a continuar una tradición religiosa milenaria que estaba únicamente centrada en el pueblo de Israel.

En el contexto geográfico y cultural de Jesús no había motivos para considerar lógica la salvación de los gentiles quienes, a fin de cuentas, eran «no creyentes» y estaban fuera del pacto con Yahvé. Gracias a Pablo, deducimos que Jesús nunca pretendió fundar una religión nueva, sino culminar las profecías de la religión con la que había crecido, y que Santiago y Pedro, pese a relacionarse con gentiles, continuaron esa misma senda religiosa.

Dice Pablo en la Epístola a los Gálatas : Cuando vino Pedro a Antioquía me enfrenté con él, pues su actitud era digna de reprensión. Antes que llegaran algunos del grupo de Santiago, Pedro comía en compañía de los gentiles. Sin embargo, una vez llegó Santiago, Pedro se separó de los gentiles por temor a lo que dijesen los otros circuncisos.

  • Los demás judíos imitaron su falsedad (…);
  • En cuanto vi que Pedro no procedía con la rectitud que dicta la verdad evangélica, le dije delante de todos: «Si tú, Pedro, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿cómo pretendes obligar a que los gentiles se conviertan en judíos? Tú y yo somos judíos de nacimiento y no pecadores gentiles;

Y, a pesar de ello, somos conscientes de que el hombre no justifica su salvación por cumplir la ley judía, sino únicamente por su fe en Jesucristo. También tú y yo hemos creído en Jesucristo para justificarnos mediante la fe y no mediante las obras de la ley, pues mediante las obras de la ley ningún hombre será justificado».

Así pues, en uno de los textos cristianos más antiguos, que precede en unas tres décadas a la redacción del primer Evangelio escrito, Pablo revela que el círculo más cercano de Jesús rechaza la admisión los no circuncisos; en otra ocasión los llama «hipócritas».

Pero Santiago y Pedro no eran hipócritas, al menos no en la cuestión de la circuncisión. Pablo provenía de un entorno geográfico y cultural distinto, Asia Menor, donde se hablaba griego y donde la mentalidad era más cosmopolita. En la ciudad de Tarso había una universidad y una gran tradición filosófica que incluyó a estoicos como Antípatro y Zenón , cuyo pensamiento pudo influir en la mentalidad de Pablo (por ejemplo, en la mencionada interpretación de los sueños como visiones o apariciones).

También se deduce del fluido trato de Pablo con los cristianos palestinos que sabía hablar arameo —no era de esperar que palestinos pobres del ámbito rural hablasen griego—, pero sin duda su equipaje cultural era muy distinto.

El conflicto doctrinal entre el universalismo de Pablo y la ortodoxia judaizante de Pedro y Santiago encontró una solución bien sencilla: cada bando siguió por su camino. Pablo se proclamó «apóstol de los gentiles», dedicándose a predicar por otros lugares del imperio, dejando que Santiago y Pedro, los «apóstoles de los judíos», continuaran predicando en Palestina.

Como sabemos hoy, Pablo obtuvo mucho más éxito. El problema para Pedro y Santiago era que sus congéneres palestinos encontraban difícil de procesar la afirmación de que el Mesías, una figura que debía haber triunfado sobre los enemigos de Israel, hubiese sido ejecutado por los romanos.

Si algunos se convirtieron, como el propio Pablo de Tarso, debieron de ser muy pocos. De hecho, Pablo tampoco consiguió que los judíos de la diáspora aceptaran al Mesías crucificado; de nuevo, si convenció a algunos, también fueron muy pocos. El éxito de Pablo radicó en la conversión de los gentiles, quienes sí empezaron a sentirse atraídos hacia su discurso.

Si Pablo hubiese seguido el ejemplo de Pedro y Santiago (y del propio Jesús) y se hubiese empeñado en predicar únicamente para los judíos, hoy no habríamos oído hablar del cristianismo y la cultura occidental hubiese sido muy distinta.

Entre los años 40 y 60, Pablo fundó o inspiró la fundación de varias comunidades de creyentes que iban desde Asia Menor hasta la propia ciudad de Roma. Por lo que parece, Pablo llegaba a una ciudad, establecía su puesto comercial y empezaba a trabajar mientras predicaba en las sinagogas (de manera estéril), y ante grupos de paganos (reducidos, pero convencidos).

Se cree que Pablo murió en torno al año 65 y que sus seguidores, pese a la amplia extensión geográfica de las comunidades, debían de ser unos pocos cientos, quizá unos pocos miles. En torno al año 100 había quizá unos diez mil cristianos en el imperio; aún pocos, pero los suficientes para que algunos historiadores paganos empezasen a mencionar su existencia.

En el año 150 había unos cuarenta mil cristianos. En el año 250 había más de doscientos mil, aunque suponían todavía una ínfima minoría del 2 % de la población. Sin embargo, parece que esa era la masa crítica requerida para la explosión definitiva, porque en el año 300 había seis millones, que eran ya la décima parte de la población total. Cuál Es La Religión De Roma La destrucción del Templo de Jerusalén , de Nicolas Poussin. El alejamiento del judaísmo La historia del cristianismo contiene muchos momentos importantes, pero en el siglo I podemos citar cuatro. Uno es, por supuesto, la muerte de Jesús y la rumorología sobre su resurrección. Otro es la conversión de Pablo y su proselitismo universalista.

Ese repentino ascenso condujo a la desconfianza y el agravamiento de las persecuciones contra los cristianos, pero también, a finales del siglo IV, a la adopción del cristianismo como religión oficial del imperio y, poco después, como la única permitida.

Un tercer hecho importante es la redacción del primer Evangelio escrito, que quizá no se hubiese producido tan pronto sin que antes tuviese lugar el cuarto suceso clave: la destrucción del Templo de Jerusalén. Este suceso dividió el cristianismo de manera incluso más profunda que la revolución doctrinal de Pablo, porque dio a los cristianos romanos la excusa perfecta para  alejarse del judaísmo ortodoxo, alegando que la destrucción del templo había sido un castigo divino.

  • El suceso, sin embargo, había tenido poco de intervención divina;
  • En el año 66, la ciudad palestina de Cesarea vio estallar las tensiones entre dos grupos étnicos locales, los judíos y los griegos, que llevaban años entrampados en disputas legales, religiosas y sociales;

Los judíos de la ciudad se sentían menospreciados porque el nuevo procurador romano de Judea, Gesio Floro , favorecía de manera indisimulada a las élites helenísticas. Los griegos, envalentonados, iniciaron una oleada de provocaciones en el barrio hebreo.

  1. La guarnición romana se abstuvo de intervenir, para escándalo de los judíos locales, quienes decidieron responder por su cuenta a las provocaciones;
  2. La ciudad se convirtió en el escenario de múltiples peleas callejeras;

La noticia no tardó en llegar a Jerusalén, donde la pasividad romana en Cesarea fue vista como un insulto que añadir al creciente descontento provocado por las políticas fiscales del prefecto romano. La sangre empezó a correr también en la capital, donde se atacó a ciudadanos romanos y a judíos acusados de colaboracionismo.

  1. Los partidos nacionalistas palestinos llevaban mucho tiempo esperando un momento así y no lo desaprovecharon; los zelotes, el más relevante de esos partidos, animó a la subversión total;
  2. Aunque no era el primer levantamiento que se vivía en la Palestina del siglo I, sí fue el más generalizado porque se sumaron las facciones judías mayoritarias, incluyendo a los sacerdotes saduceos del templo, algo que cuarenta años antes, en los tiempos de Jesús, hubiese parecido impensable;

La escalada de disturbios desembocó en una revolución que amenazaba con dinamitar el dominio imperial en Palestina y el emperador Nerón se vio obligado a enviar dos legiones comandadas por el general Tito Flavio Vespasiano. El general desembarcó en Palestina en el año 67 para intentar sofocar la revuelta.

  • En la mitad occidental del imperio también se estaba descontrolando la situación, aunque por otros motivos;
  • En el año 68, varios gobernadores de Galia, Hispania y Germania se rebelaron contra Nerón;
  • Lo hicieron en connivencia con el Senado, que nombró a Nerón «enemigo del pueblo», y con la guardia pretoriana, que abandonó sus tareas de protección del emperador;
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Nerón entendió que había llegado su final y, sintiéndose acorralado, decidió quitarse la vida para evitar una posible tortura. La caída de Nerón fue seguida por un periodo de extrema inestabilidad conocido como «el año de los cuatro emperadores». Vespasiano, que estaba todavía combatiendo a los israelitas, fue llamado a Roma para ser coronado.

Ante este caos político, los rebeldes palestinos tuvieron un atisbo de esperanza y redoblaron su fervor revolucionario, pensando que habían conseguido sorprender a los romanos en un momento vulnerable.

Sin embargo, el desorden institucional en Roma no impidió que las legiones desplegadas en Palestina demostrasen su superioridad bélica frente a un enemigo perseverante, pero muy inferior en cuanto a tácticas y organización. Los legionarios, ahora comandados por el hijo de Vespasiano, Tito , pusieron sitio a Jerusalén, a la que pretendían someter por hambre.

  • Cualquiera que intentase escapar de la ciudad era clavado en una cruz y las murallas fueron rodeadas por un tétrico círculo de cadáveres y cuerpos agonizantes;
  • En el año 70, la capital cayó por fin;
  • Los legionarios romanos mataron a miles de jerosolimitanos; a otros los vendieron como esclavos o los enviaron a desempeñar trabajos forzados en las minas de Egipto;

Como colofón, las legiones destruyeron el centro de la fe judía, el Segundo Templo, que ya nunca sería reconstruido. La destrucción del templo tuvo un efecto determinante y perdurable en el judaísmo sacerdotal, cuyo papel preponderante empezó a ser desempeñado por el judaísmo rabínico.

Hasta entonces, los judíos rabínicos habían venerado el templo aunque les disgustasen los sacerdotes; el propio Jesús había sido un rabí respetuoso con la tradición del templo, como se deduce del episodio —históricamente probable— de su ira ante los mercaderes que campaban por suelo sagrado.

Pero, sin un templo que ejerciese como centro geográfico y sentimental de la fe, la élite helenizada de los sacerdotes saduceos estaba condenadas a perder su importancia religiosa y, con el tiempo, a desaparecer. El judaísmo permaneció vivo en las sinagogas y los rabís se convirtieron en las nuevas autoridades, aunque todo el cuerpo profético de su religión tuvo que ser reinterpretado.

También el cristianismo fue reinterpretado. Los cristianos grecorromanos calificaron la destrucción del templo como el castigo divino que los judíos palestinos habían merecido por alentar la crucifixión de Jesús.

Un creciente antisemitismo, no unánime pero sí cada vez más extremo, fue apoderándose de ciertos grupos. Lo que había nacido como secta judía y había evolucionado como secta gentil judaizante, era ahora una secta que, pese a venerar a un judío y tomar los textos sagrados del judaísmo como propios, necesitaba un nuevo cuerpo dogmático que los hiciese sentirse separados.

La Biblia hebrea nunca fue desechada porque en ella, y en ninguna otra parte, estaba la base de toda la mitología asociada a Jesús desde el principio: el mesianismo, el sacrificio del Cordero de Dios, etc.

Pero también aparecían nuevos textos cristianos que las congregaciones empezaron a considerar como fundamentales en su fe. No es casualidad, pues, que los Evangelios empezasen a ser escritos a partir del año 70 y que contuviesen símbolos de una supuesta premonición de la condena eterna de los judíos, como el rasgado de las cortinas del templo que habría coincidido, según estos nuevos autores, con el último suspiro de Jesús en la cruz.

Habían transcurrido solamente cinco décadas desde la crucifixión de Jesús, pero la Iglesia de Jerusalén, la comunidad judía de Pedro y Santiago, estaba desapareciendo debido a la dificultad para convertir a otros judíos palestinos.

En cambio, los cristianos gentiles, aunque todavía eran pequeños grupos marginales en el imperio, habían heredado el timón dentro del culto a Jesús. Libros como Hechos de los apóstoles crearon un nuevo relato sobre el conflicto entre el cristianismo de Jerusalén y el cristianismo paulino.

Los propios Evangelios incluyeron pasajes como el de la mujer sirofenicia que consigue que Jesús se retracte de su mentalidad etnocéntrica (muy significativo que en el Evangelio de Marcos sea la única ocasión en que un infalible Jesús admite estar equivocado, y que lo haga en referencia a su empeño en salvar solo a los judíos).

A finales del siglo I, el Mesías judío —Hijo de Yahvé, pero plenamente humano— en que habían creído Pedro y Santiago, estaba derivando hacia un nuevo concepto de Mesías que terminaría siendo identificado con el propio Yahvé. El proceso de divinización de Jesús no iba a ser uniforme en toda la cristiandad y no se completaría sin nuevas disputas doctrinales que se alagarían durante varios cientos de años entre quienes pensaban que Jesús era el mismo Yahvé y quienes pensaban que Jesús era un ser sin duda divino, pero inferior en estatura a Dios padre.

¿Cómo se creó la religión romana?

ORÍGENES DE LA RELIGIÓN ROMANA: ORÍGENES INDOEUROPEOS. Si existe una religión fácil de definir en el mundo antiguo es la religión romana. Pero cuando se trata de precisar y delimitar las cuestiones, empieza a surgir dificultades. Las opiniones sobre los orígenes divergen, y a veces llegan a enfrentarse: religión primitiva, totalmente impregnada de magia y de supersticiones; religión derivada de creencias muy anteriores, de una herencia indoeuropea, y que manifiesta, desde su mismo nacimiento, una estructura y unos rasgos sólidos y duraderos.

  • Los pueblos itálicos forman parte del conjunto de pueblos denominados indoeuropeos;
  • Parentesco que supone la existencia de una civilización y una religión comunes en la protohistoria de todos estos pueblos;

Por lo que, ningún estudio sobre religiones de pueblos indoeuropeos puede prescindir de las investigaciones comparativas. Los mitos que los diferentes pueblos indoeuropeos han heredado de sus ascendientes comunes adquieren fisionomías diversas. En Grecia, la vida de los mitos está constantemente animada por una imaginación viva y móvil.

  1. Los germanos sienten predilección por los dramas cósmicos, mientras los celtas la sienten por los relatos heroicos;
  2. Los romanos parecen refractarios a los juegos de la imaginación religiosa;
  3. La piedad romana, encarnada en la persona de su héroe fundador, el troyano Eneas, es una piedad profunda y sincera, sin cesar atenta a mantenerla pax Deum, las relaciones básicas de buen entendimiento entre la ciudad y los dioses;

Dicha piedad encuentra su realización moral y material en una acción ritual incesante cuyo ritmo está determinado por un calendario particularmente rico y detallado. Roma, como su arte y su literatura demuestran de manera elocuente, se ha visto siempre llevada a la notación del real, inmediato y vivido.

Es, en la historia primitiva de Roma, donde podemos encontrar, desintegrados y humanizados, los más antiguos relatos míticos, transformados en Res gestae. A la luz de este descubrimiento, que el conjunto de comparaciones utilizadas parece confirmar, las figuras célebres de los dioses y de los héroes adquieren una dimensión distinta.

Las divisiones divinas y sacerdotales de Roma conservan las huellas de la estructura social tripartita de los indoeuropeos, divididos en sacerdotes, guerreros y agricultores, cada uno de ellos con su correspondiente patrono divino. Distinguimos así en el minucioso relato de Tito Livio sobre los primeros siglos de la historia romana la transposición humana, nacional y moral de mitos muy antiguos.

La soberanía presenta en el pensamiento indoeuropeo, un doble aspecto, mágico y terrible por un lado, jurídico y pacífico por otro. En los países escandinavos en la pareja Odín-Tyr, y en la mitología griega con Uranos y Zeus.

En el culto romano tenemos también a Júpiter, de un lado, y Dius Fidus, de otro. Pero Roma humaniza además esta antigua dualidad en la figura de sus primeros reyes, Rómulo, el violento, rodeado e la tumultosa cohorte de los Lupercos, y Numa, el jurista y sabio, adorador de Fides , la Buena Fe.

  1. Observamos así la continuidad entre la herencia indoeuropea y la realidad romana;
  2. Parece, por tanto, pertinente plantear el problema de las etapas intermedias;
  3. Entre la religión indoeuropea y la religión romana debió de existir seguramente una etapa intermedia, surgida de una comunidad de vida itálica que probablemente podemos situar entre finales del segundo milenio y principios del primero;

Quedando así explicadas las semejanzas y parentescos que se observa entre la lengua y la religión umbra, de una parte, y la lengua y la religión romana de otra. Las famosas inscripciones llamadas Tablas Eugobinas proporcionan datos preciosos. Las Tablas Eugobinas describen en detalle las ceremonias realizadas cada año en Iguvium por un colegio sacerdotal, el de los Fratres Atiedii, con fines, por un lado, de purificación de la ciudadela, y por otro, de lustración del pueblo.

  • A esto se le añade la enumeración de lo ritos a ejecutar en fecha perfectamente determinadas;
  • Ciertamente que el panteón umbro no presenta una fisionomía muy próxima a la del panteón romano;
  • Júpiter, Marte y Vofonios, al que se aplica el oscuro epíteto de Grabovio, forman una tríada homóloga de la que en Roma forman Júpiter, Marte y Quirino, e igualmente relacionada con el estrato común indoeuropeo;

Una gran parte de los nombres y de los epítetos de los dioses no encuentran equivalente en Roma. Es como si ningún tipo de estructura teológica rígida hubiera pesada jamás sobre ninguno de los dos pueblos, y ambos hubieron podido organizar su panteón con entera libertad.

De ahí la gran abundancia de numina. Al pasar del ámbito de los dioses al del ritual, la impresión cambia por completo, siendo en este último dominio la similitud y el paralelismo son asombrosos. El mismo tipo de ceremonias, de ofrendas y de sacrificios, el procedimiento religioso, el formalismo jurídico que preside la práctica del ritual, lo encontramos por igual en Gubbio y en Roma.

Esta similitud se observa a todo lo largo de la historia de Roma. Roma permaneció tenazmente fiel a los mismos ritos y gestos. Esta especie de obstinación del ritual demuestra que en la religión romana el primado pertenecía al rito, por encima del toda creencia.

El ritual litúrgico estaba dotado de una gran solidez desde los comienzos mismo de la historia de Roma. Aunque el panteón no estaba bien definido, observamos que la religión itálica esta fundada en un ritual sólido y firmamente establecido.

Por tanto, observaremos en Roma y Umbría dos similares psicologías religiosas que dieron lugar a dos rituales muy próximos entre sí. En lo a los dioses respecta, diferenciados en uno y otro sitio, según las diversas condiciones históricas, conservaron no obstante una fundamental semejanza en le aspecto funcional.

  1. RELIGION ROMANA ARCAICA;
  2. Los sacerdocios;
  3. El sacerdos es aquel que *proporciona lo sagrado *;
  4. El único para comunicar con el orden divino, fenómeno que hay que entender en un sentido unívoco, no recíproco;
  5. Cuando los dioses desean dirigirse a los hombres, no lo hacen a través de sus representantes oficiales, sino que eligen a cualquier individuo sin ninguna relación directa con ellos;

El sacerdote es el representante religioso de la comunidad, el encargado por el Estado para cumplir personalmente los ritos pertinentes o vigilar por su estricto cumplimiento, habida cuenta a demás del alto grado de ritualismo que a tener la religión romana.

Esta capacitación le permitirá garantizar que la atención y la eficacia de los poderes divinos se concentraban sobre la ciudad para guiar sus destinos y asegurar sus perennidad. Los sacerdotes vivían igual que cualquier otro ciudadano, debe cumplir con sus obligaciones cívicas.

El sacerdote puede y debe casarse. Algunos de los sacerdocios requieren la participación de la pareja, como el caso del flamen Dialis y la flaminica y, el del rex sacrorum y regina. Era hasta tal punto esta conjugación litúrgica entre el sacerdocio y su esposa, que si moría la flaminica, el flamen tenían que renunciar al sacerdocio y convertirse en un privado. A continuación , hablaremos de los principales sacerdocios:

  • El colegio de pontífices , estaba dominado por la personalidad y el papel organizador de su presidente, el Pontifex maximus. Los demás pontífices lo asisten y lo aconsejan, estando el sacerdocio constantemente entregado a la práctica y a la acción. El pontífice conoce la ciencia de lo sagrado e informa al Estado y a los ciudadanos sobre los deberes que les incumben. Es el guardián del culto nacional y vela por el mantenimiento de la tradición.
  • El colegio de las Vestales, escogidas por el sumo pontífice entre las muchachas comprendidas entre los seis y los diez años, debían permanecer vírgenes al servicio de la diosa por el espacio de treinta años. Guardianes del fuego de la ciudad, que jamás debían dejar de extinguirse, iban siempre vestidas de blanco y adornadas con diversas bandeletas. Un respecto general las rodeaba, pero si faltaban a su deber de castidad eran condenadas a muerte, enterradas vivas en un subterráneo y separadas para siempre del contacto con la sociedad de los hombres, a la que hubieran contaminado con su contacto.
  • Otro gran colegio, el de los Augures , intérpretes de la voluntad de los dioses y guías indispensables de la cuidad. Los augures eran expertos en la ciencia que interpretaba la voluntad divina, pero además poseían la facultad para atraer sobre personas y cosas un fuerza sobre natural. El agur se situaba por lo general en un lugar elevado, desde donde se obtenía una buena visión.

    Además los hijos de este matrimonio servían asimismo en actos culturales como asistentes. A los largo de todo la historia de Roma permanece como árbitro del ius divinum o derecho en materia divina. El colegio mantiene estrechas relaciones con las sacerdotisas de Vesta, las Vestales , que vivían cerca de la Regia , o lugar donde los pontífices tenían sus deliberaciones.

    Entonces se procedía a la observación de los signos, por lo general el vuelo de las aves, y tenían por favorables todos aquellos que procedían de la izquierda. Pero también se tenían en cuenta otros factores, como las especies de aves que observaba, las características de su vuelo, los sonidos que emitían, su número, y todo ello servía al augur para determinar cuál era la voluntad divina a propósito de la cuestión que se consultaba.

  • Los flamines, son sacerdotes especializados en el culto a una divinidad concreta, es decir no constituyen un colegio ni ningún otro tipo de asociación o cofradía sacerdotal. Cada uno de ellos es completamente autónomo respecto a los demás, actúa en solitario y dedica sus actos a un dios particular. Existían quince flamonia , tres mayores y doce menores. Los primeros lo que tuvieron una mayor importancia y de los que se posee mayor cantidad de información: sus dominaciones oficiales eran Dialis , por estar dedicado a Júpiter, Martialis a Marte y Quirinalis a Quirino. Numa creó los flamines para que los deberes religiosos del rey no fuesen abandonados por su obligaciones
  • Bajo la monarquía etrusca se produjo el nacimiento de un nuevo colegio compuesto al principio por una simple comisión de dos miembros, encargados de consultar los Libros Sibilinos. Convertidos en diez y finalmente en eran quince, estos sacerdotes no tenían otra misión que la de simple consultores, ya que serán aquellos quienes encuentren en las misteriosa colección, que va a sufrir diversas transformaciones e incrementos a los largo del tiempo, las diversas fórmulas expiatorias para exorcizar los prodigios que sucesivamente aterrorizan a Roma y parecen indicar una momentánea ruptura de la concordia establecida entre los dioses.
  • Por su parte, los hermanos Arvales, cumplían los ritos de un culto agrario destinado a garantizar la fecundidad de la tierra, en el bosque sagrado de la Dea Ida. Dentro de estos estaban los Lupercos, estaban encargados de velar por la eficaz protección de la cuna de Roma, el Palatino, alrededor del cual les arrastraba su carrera pastoril y tumultosa. Estos sacerdotes lobos de arcaico origen encuentran su paralelo fuera de Roma en los hirpi del Monte Soracte.
  • Los sacerdotes danzantes o Salios , que formaban dos grupos, el del Quirinal y el de Palatino, ritmaban con la cadencia de sus cantos y danzas de las épocas de guerra. Marcaban el inicio de la estación guerrera en marzo y la clausuraban en octubre, con su pesado tripudium que sus mismos coetáneos ya observaban con curiosidad.
  • En cuanto a la cofradía de los Fetiales , también relacionada con la guerra bien diferentes a la de los Salios. A ellos correspondía el anuncio de las declaraciones de guerra y conclusiones de tratados, asegurando su ritual preciso y minucioso y complicado la base religiosa, y más tarde moral y jurídica que era indispensable para el buen desarrollo de las expediciones militares de Roma más allá de sus fronteras, y sin la que las tales expediciones hubieran sido inconcebibles.
    • Los augures, todos sus miembros eran iguales y cada uno de ellos poseía todo el valor de su conocimiento;
    • El cuerpo sacerdotal contaba además con diversos poseedores y agentes de diversas técnicas especializadas y arcaicas, necesarias para la buena marcha de la vida de la ciudad;

    Su ritual está lleno de elementos mágicos. El conjunto del complejo ritual de los Fetiales funda tanto en la moral como en el derecho de esas acciones decisivas para la vida de la ciudad que eran la declaración de la guerra y la conclusión de la paz, para la que una guerra fuera de los marcos del derecho, una guerra que no tome la forma de un bellum pium instumque, resultaba inconcebible.

2. Calendario. El calendario es una institución de singular importancia , el armazón que regula y armoniza la vida de la comunidad, tanto en las relaciones entre los ciudadanos, como entre estos y las instancias políticas y por últimos con la divinidad. Su creación necesariamente ha de elevarse a los orígenes mismos de la ciudad, tras el año decamensual existente en época de Rómulo, atribuía a los reyes del siglo VI a.

  • la introducción de un nuevos calendarios de doce meses y trescientos cincuenta y cinco días;
  • El panorama religiosos arcaico figura una serie de ceremonias que podríamos denominar calendariales, que se celebran periódicamente y en las que el rey, o su sustituto natura el flamen Dialis, desempeñan el papel de protagonistas : se trata de los rituales que tenían lugar en las calendas, las nonas y las nundinas;

El día primero de cada mes, llamado calendas, un pontifex minor comunicaba al rey la aparición de la luna nueva y éste, reunido el pueblo en la curia Calabra obre el Capitolio, anunciaba cuando serían las nonas, si el quinto o séptimo día del mes, para que de esta manera todos los ciudadanos, y especialmente aquellos que residían en el campo, acudieron a su nueva convocatoria; al mismo tiempo, la regina sacrificaba en la Regia en honor de Juno.

En las nonas se celebraba los llamados sacra nonalia¸ ocasión en la que el rey comunicaba a todo el pueblo, las fiestas del mes. En los indus se celebraba el denominado ovis idulis, esto es el sacrificio de una oveja a Júpiter por parte de flamen Dialis.

Por último, durante las nundinas, días de mercado que se celebraban de forma periódica, la flaminica sacrificaba en la Regia, mientras que el rey trataba directamente con los ciudadanos según las costumbres etruscas. El rey se convierte en el auténtico protagonista del calendario, quien por su actuación asegura el decurso normal del tiempo.

Se presenta por tanto como garante de la estabilidad de la comunidad romana, eslabón imprescindible en la cadena que les vincula a la divinidad. Se celebran la festividad del Regifugium , es decir la huida del rey, cuyo significado originario era bastante misterioso.

Los romanos de la época republicana conmemoraban en este día la supresión de la monarquía, pero ellos ya habían perdido el recuerdo del valor de la fiesta. La huida se explica por el juicio que a continuación se celebraba para determinar la responsabilidad en la muerte violenta de la víctima, por lo que algunos suponen que en Roma, el sacrificio que cumplía el rey también debía comportar algún sentimiento de culpabilidad.

Con anterioridad al siglo II a. , el año civil en Roma comenzaba con el mes de marzo, de manera que el Regifugium, al igual que los de Termalia, eran fiestas celebrativas del final de año. La huida del rey simbolizaría entonces el año que termina: como se ha llegado a decir, el rey no sólo anunciaba el calendario, sino que también lo vivía.

Mayores problemas levanta otra festividad paralela a la anterior, las Poplifugia, esta era la única fiesta que se celebraba entre las calendas y nonas del mes. El termino con que se denomina esta fiesta significaba la huida del pueblo. Los antiguos daban dos tipos de interpretación, una histórica, según la cual los romanos antiguos daban dos tipos de interpretación, una histórica, según la cual los romanos habrían abandonado la ciudad ante la presencia de enemigos que varían según las versiones, y otro mitológica, que explicaba la huida del pueblo como consecuencia de la misteriosa desaparición de Rómulo.

  1. El calendario se organiza de acuerdo con determinados criterios de eficacia ritual, aunque no de una manera rígida, se destaca la aparición de ciclos que comprenden aquellas festividades dirigidas a un mismo objetivo, como son fiestas relativas a la agricultura, a la guerra y a la maternidad;

Con respecto, a la festividades agrícolas ocupan en la práctica durante todo el año, sin embargo, tales fiestas se agrupan con una mayor intensidad en dos ciclos, uno en abril y en agosto que se duplica en diciembre. Se darán así: en enero, la Paganalia; en febrero, la Fornacalia.

; en marzo, la Liberalia; en abril, están Fordicidia, Cerialia, Parilia, Vinalia, Robigalia y Floralia; en agosto, la Vinalia , la Consualia y la Volcanalia; en diciembre, la Opalia y Divalia. Si las festividades agrarias ocupan un lugar de excepción en el calendario arcaico, pues la tierra constituía el principal medio de vida de los primitivos latinos, aquellas otras de carácter matronal alcanzaron también un lugar muy destacado, ya que su cumplimiento significaba la garantía de la continuidad demográfica de la ciudad.

Cuatro son las celebraciones que merecen ser señaladas dentro de este ámbito: las Carmentalia, las Matronalia, la festividad de Bona Dea y las Matralia. Pero la guerra no podía permanecer al margen del calendario. Sus festividades se reparten en dos momentos del año, que son los que señalan por una parte el inicio de la campaña militar y por otra el cierre de la misma.

  1. Con ellas se pretendía preparan ritualmente al ejercito para la función que debía cumplir, pero como se trata de una acción impura y contaminante, se lleva consigo la muerte y la destrucción, era asimismo necesario establecer unos rituales de purificación para que su reingresos en la ciudad no trajese la desgracia;

Los meses de marzo y de octubre son en consecuencia los elegidos para estos fines, mientras que el resto del año permanece al margen de tal actividad. Marte era la divinidad guerrera por antonomasia y a ella se dirigían las festividades del mes de marzo, como la Equirria, Quinquatrus y Tubilustrium; y en octubre, la Equus October y Armilustrium.

  • RELIGIÓN ROMANA DURANTE LA REPÚBLICA;
  • Culto y ritual;
  • LA PLEGARIA Los pueblos antiguos atribuyeron siempre grandes poderes a los nombre y, por ello, la invocación constituyó siempre un hecho fundamental de la plegaria y de la magia;

El hombre romano debía escoger a la divinidad apropiada para la que se la requería e invocarla por su nombre correctamente. Algunos dioses eran tan poderosos y valiosos para el Estado que tenían nombre secretos, para evitar que los enemigos de Roma pudieran proceder a su evocatio y la ciudad quedara abandonada a su suerte.

  • La necesidad de invocar a la divinidad precisa fue de tal orden en el ritual romano, que Varrón elaboró una larga lista de las divinidades que debían adorarse asignando a cada una de ellas su función específica;

Pero la mayor parte de estas divinidades eran conocidas e invocadas casi exclusivamente por los pontífices. Esto no quiere decir, que los fieles romanos no debiesen tomar precauciones a fin no sólo de escoger al dios o a la diosa adecuados sino de invocarlos correctamente.

Para evitar este tipo de peligros, los romanos empleaban en sus plegarias dos técnicas. La primera consistía en pronunciar todas las formas son que la divinidad era conocida. La segunda posibilidad era añadir de la invocación fórmulas como ” o cualquier nombre con que puedas ser llamado”, “bajo el nombre que prefieras”.

Con este tipo de fórmulas los romanos trataban de no provocar la ira de la divinidad por haber olvidado algunas de sus atribuciones. No obstante era bastante frecuente que el individuo o el Estado no supieran a quién dirigirse. Cuando no existía seguridad acerca del dios que protegía una actividad o un lugar, era frecuente invocar a un “dios desconocido”.

Incluso algunas divinidades secundarias conocidas no tenían un sexo preciso. Especialmente en momentos de peligro público, fue usual invocar a todos los demás colectivamente. Tras haberse asegurado que el dios escucha, el siguiente paso de la plegaria era convencerle de que la petición era razonable; rara vez el devoto romano presumía en su plegaria un inmediato efecto favorable: En este sentido solía argumentarse que la súplica había sido atendida en el pasado o que era de su competencia atenderla.

La plegaria romana revistió diversas formas en función de las necesidades y las circunstancias. Sin embargo, frente a estas plegarias que piden beneficios o favores a los dioses existen otras que responden a diferentes intenciones. Aquella que no pide concesiones a la divinidad sino que ésta evite un mal o que el mal recaiga sobre el enemigo.

Otras, ni piden favores ni son vengativas; sólo poder continuar gozando de lo que se tiene, sin ser molestado. El contenido de las plegarias era muy diverso, pero todas tenían en común la obligada meticulosidad de su formulación, cualquier error invalidaba la plegaria y obligaba a comenzarla de nuevo e incluso a repetir el ceremonial expiatorio.

Los magistrados contaban con la ayuda de un sacerdota o de un escriba que le iba anticipando las palabras que debía pronunciar; este procedimiento se llamaba praeire verba y trataba de prevenir las consecuencias de una equivocación. El sonido de la flauta solía acompañar a la plegaria para evitar que algún ruido extraño pudiera distraer la atención del dios.

  1. La plegaria estuvo estrechamente relacionada con el sacrificio;
  2. En unas ocasiones, éste era acompañado de una sencilla petición se formulaba la promesa de realizar un sacrificio cuando el dios cumpliese la petición;

Dicha promesa podía ser escrita sobre una tabla de cera que era depositada ante la estatua del dios. Si éste no atendía las súplicas de la plegaria, todo se olvidaba, pero si cumplía, debía ser inmediatamente pagado. EL SACRIFICIO La etimología de ” sacrificio” pone de manifiesto que fue ésta una de las características esenciales del ritual romano.

  1. Lo que diferencia de una simple ofrenda es el principio de la vida: los dioses son esencialmente dioses activos cuya vitalidad necesita ser renovada;
  2. El sacrificio romano es una idea que repugna, es necesario recordar que fue el hombre su primera víctima pagando probablemente con su propia vida y deshaciéndose de una parte de su propiedad;

En Roma se produce la sustitución de la víctima humana por una víctima animal. En el sacrificio, existía una minuciosa reglamentación, recogida en los manuales de los pontífices y harúspices, que velaba por su eficacia. El primer aspecto lo constituía la elección de la víctima que debía de adecuarse a la divinidad en cuyo honor se realizaba el sacrificio.

Cuando se procedía a la fundación de una colonia , unos de los primeros actos de las nuevas autoridades era reglamentar la organización de la vida religiosa. Se aceptaba un principio invariable: víctimas masculinas ( mares ) a dioses y femeninas ( feminas ) a diosas.

Pero también el color del animal se tomaba en consideración: el blanco era reservado para las divinidades superiores y el negro para las infernales. Incluso la edad y el tamaño variaban según la naturaleza del sacrificio y la ocasión. Los sacrificios podían ser ofrecidos por los magistrados y sacerdotes en el transcurso de las ceremonias oficiales, como por el paterfamilias en el culto privado.

Entre unos y otros no tenían por qué existir grandes diferencias cualitativas, pero en la práctica en los cultos familiares se recurría más a las ofrendas de cereales, fruta, queso , miel y libaciones de vino o leche que al sacrificio cruento.

Este era utilizado preferentemente en los ritos públicos, sobre todo en las festividades en las cuales se sacrificaban periódicamente animales muy diferentes. Los templos asumían un gran protagonismo tanto en el caso de sacrificios públicos como privados.

Ni los extranjeros ni los esclavos podían asistir a la ceremonia sacrifical, así como, al menos inicialmente, la mujer. Por otra parte, dicho tabú estuvo directamente relacionado con otros, como la prohibición de beber vino.

Un momento especial de la ceremonia lo constituía la acción de verter con una la citada mola salsa sobre la testuz del animal y el cuchillo sacrificial, la denominación de dicha acción pasó más tarde a designar el sacrificio mismo, ya que el animal entraba a través de ella en la esfera de lo sagrado.

Era frecuente hacer luego una libación de vino sobre la víctima. La muerte de la víctima debía sobrevenir de forma rápida y limpia; un animal medio muerto o que lograse huir, invalidaba el sacrificio y constituía un signo de mal augurio.

Inmediatamente después, tenía lugar la extracción de los órganos internos ( exta ) de la víctima que eran ofrecidos a los dioses. El sacerdote o el harúspice inspeccionaba antes el buen estado interno del animal, lo que era signo de que los dioses aceptaban el sacrificio; de no ser así, se consideraba un mal presagio, haciéndose necesario recurrir a nuevas víctimas de sustitución hasta tener éxito.

Las víscera finalmente eran cortadas en pequeños trozos para ofrecerlos a la divinidad. El momento existente entre la partición de los exta y su ofrenda al dios era de gran trascendencia. La carne, era consumida por los hombre.

En los sacrificios públicos, los senadores y sacerdotes comían separadamente del pueblo. El pueblo recibía una cantidad de carne menor que la de sus dirigentes, si bien en ocasiones ésta era gratuita. Las raciones de carne distribuidas no eran iguales, siendo determinas por el rango o el estatuto de cada ciudad.

  • A través de la participación en el sacrificio como se establece y se define el estatuto en relación con el resto de los miembros de la federación;
  • La carne sacrifical podía también ser vendida en los mercados;

Incluso en algunos casos el cadáver del animal era quemado en el altar, siguiendo el llamado “rito aqueo”. Un error en la ejecución del sacrificio suponía, su repetición más la ofrenda de una víctima adicional, en el caso de sacrificios públicos, podía llegar a ser verdaderamente costoso; por esta razón existía la posibilidad de realizar un sacrificio preliminar, a veces en vísperas del sacrificio solemne, con el fin de expirar anticipadamente los posibles errores que se iban a cometer.

El espacio sagrado. Así como durante la época primitiva y arcaica los cultos se realizaban en lugares naturales ( bosques, montes, grutas, fuentes, etc. ), desde las últimas fases de la época arcaica romana y durante la República, aquéllos se desarrollaron, sobre todo, en el interior del templo.

Es necesario distinguir los diferentes edificios y lugares de culto. Con mucha frecuencia los términos aedes y templum Castognoli apunta, que el templum era un área grande delimitada por pórticos y aedes un edificio sagrado encerrado en ella. El término delubrum , contrapuesto a veces al de aedes , parece designar un área abierta, en conexión con el edificio templar.

Fanum también parece designar un área y no un edificio. El de sacellum es definido por los antiguos como lugar sagrado sine tecto y se refiere también a las capillas con las imágenes de dios. Sacrarium aparece como perteneciente a la propiedad privada, peero no siempre se ajusta a lo conocido.

Finalmente lucus designa un lugar de culto extraurbano, si bien existieron algunos luci en el interior de la ciudad. El templo mayor de Roma es el Capitolio. La construcción del templos y santuario esta en estrecha relación entre los acontecimientos históricos.

El personal del templo lo constituyen : los ediles fueron durante el periodo republicano los principales responsables del mantenimiento de los templos públicos con fondos procedentes de los mismos templos o de multas y sanciones; los magistrados públicos eran los responsables de la remoción de los ex-votos del templo y de su venta, del alquiler de los bosques sagrados o de la adjudicación a los publicanos de la manutención del templo a cambio de ex-votos que eran ya inservibles; los censores o de comisiones especiales eran los que corrían el cargo de los gastos extraordinarios y las mejoras; los aedituus le correspondía la responsabilidad diaria del templo, podía ser libre o esclavo.

Pero ninguno de los templos latinos o itálicos dispusieron del numeroso personal que tuvieron a su servicio los templos helenísticos de Egipto o de Asia. Con respecto a las funciones del templo destacan tres :

  • Una, las religiosas , cuya tarea principal era cumplir en él los deberes religiosos, generalmente éstos podía ser: públicos (ejecutados por magistrados y sacerdotes) o privados (particulares que oraban o sacrificaban por su propias intenciones).
  • Otra, las económicas , en los templos romanos dispusieron de terrenos que formaban parte del ager publicus y que estado consagraba a una divinidad, buena parte estaban constituidos por luci, bosques sagrados y el dinero que se obtenía de la venta del alquiler de dichos bosques era llamado lucar. El sacerdocio de cada templo disponía de un arca en donde depositaban las rentas provenientes del santuario, además de los emolumentos pagados por el Estado a los sacerdotes por entrar a formar parte de colegio, alcanzando cifras considerables, o el dinero recaudado por multas.
    • Aunque la mayor parte de los bienes del templo procedía de las ofrendas voluntarias de los fieles, diferentes de las cuotas que debían pagar por acceder al interior del santuario o sacrificar en él;
    • Los dones votivos, públicos o privados, constituían la principal riqueza de los templos y se clasifican en cuatro categorías : a) votos relativos a la salud de la persona; b) votos por el feliz regreso de un viaje o de una expedición militar; c)votos por el acceso a una magistratura o cargo público; y d) votos de los esclavos aspirantes a la libertad;

    Se ofrecían donativos de la décima parte de la fortuna personal del devoto o de sus ganancias en un negocio. O también obras de arte, procedentes de la ofrenda del botín capturado por el ejército al enemigo, o fabricados por spolia.

  • Por último, las políticas, sociales y culturales, debido a la vieja exigencia de que el Senado romano se reuniera en un espacio cerrado y en un templum inaugurado, por lo que los templos tenían en ocasiones asignadas funciones civiles e importantes actividades culturales.

3. Calendario. Durante la época republicana el calendario religioso mantuvo las antiguas fiestas de ” época numaica” pero incorporó otras nuevas. Uno de los episodios históricos de este nuevo periodo que más repercutió en el calendario fue el asedio de Roma por los galos.

Entre estas fiestas destacan Alliensis dies, Supplicia canum, Transvectio equitum. Otras fiestas insertadas en el calendario republicano obedecen a la introducción de nuevos dioses, como Megalensia en honor de Cibeles, Floralia en honor a la antigua diosa itálica Flora.

En otros casos, algunas de las festividades arcaicas fueron reinterpretadas a la luz de los acontecimientos históricos producidos durante la república, como Poplifugia que conmemora la fuga del pueblo romano atemorizado por los galos, los dies natalis del templo de la diosa Carna y del templo de Fortuna Muliebris , además de los natalis de los nuevos templos levantados a lo largo de la República para rendir homenaje a la divinidad tutelar.

  1. Pero, sin duda, la principal novedad que ofrece el calendario religioso durante la República fue la multiplicación de los juegos ( ludi ), y su inclusión en el calendario;
  2. Como las Cerialia, Floralia, ludi Romani, ludi plebeii, ludi Apollinares, ludi Megalenses, ludi saeculares;

Los ludi formaron parte de las principales festividades del calendario litúrgico. La comunicación con los dioses. Desde los orígenes de la cultura lacial, las gentes, preocupades por reconocer e invocar a las fuerzas misteriosas que presidían los actos de su vida, creyeron reconocer las voces de aquéllas que presidían los actos de su vida, creyeron reconocer las voces de aquéllas en el rumor del viento cuando movía las hojas de los árboles, en el crepitar del fuego y, desde luego, en el movimiento de los animales, capaces no sólo de advertir o anunciar algo a los hombres, sino también de guiarles en sus empresas.

  1. Desde muy temprano la tradición latina fue decantándose por una revelación directa que descansaba en la transmisión de voces y sonidos;
  2. Fueron muchas divinidades que dejaban escuchar su voz como Carmenta, Fauno y Fauna o las ninfas;

Naturalmente no eran pocas las dificultades para interpretar la voluntad divina y ya debieron surgir hombres y mujeres capaces de traducir el lenguaje divino que surge de los arroyos, del viento, de las aves o de los animales terrestres. La civilización romana de la época monárquica y republicana, reaccionó con fuerza contra quellos dioses a los que, medinte un largo proceso, anulo o redujo a la condición humana como se advierte en el caso de Carmenta ( diosa de las parturientas, protectoras de los partos y nacimientos, además de la adivinación y la profecía).

La actitud de hostilidad hacia la adivinación natural se percibe bien en las relaciones de Roma con los centros oraculares itálicos. Cuando Roma llevó a cabo la anexión territorial del Lacio e Italia, entro en contacto con numerosos templos de carácter oracular.

En todos ellos venían practicándose los oráculos per sortem , es decir , mediante la extracción al azar de una pequeña tablilla donde venía escrita la respuesta de la divinidad; ninguno de ellos practicaba ese otro tipo de adivinación que descansaba en el delirio inspirado de la sacerdotisa que parece haber sido desconocido.

  1. Uno de los que gozaba de mayor antigüedad y prestigio era el de Fortuna en Praeneste;
  2. En general, las sortes conservadas adoptan una gran diversidad de formas y de materias;
  3. Muchas son tablillas de bronce o de madera pero otras están fabricadas con bronces o plomos;

En cualquier caso, atestiguan el recurso casi exclusivo de la adivinación itálica a la escritura frente a una adivinación inspirada que en época histórica era rehusada. Roma mantuvo desde los comienzos de la República un enorme distanciamiento hacia todos estos santuarios oraculares va en clara decadencia a finales de la República; dicha desconfianza viene primeramente explicada por el tipo de adivinación que se practicaban en ellos.

Pero esta hostilidad viene también por el temor a que sus oráculos fueros puestos al servicio de una peligrosa política anti-romana. , como los prestigiosos santuarios oraculares del mundo griego, como Delfos.

Desde la fundación de la República hasta la instauración del Principado, Roma consulto oficialmente el oráculo de Apolos en Delfos en siete ocasiones. El motivo de la consulta fue que todos los casos de tipo ritual; roma no pretende tanto conocer su destino como los remedia necesarios para restablecer la pax deorum, durante la segunda guerra púnica.

  • Pero una vez terminada esta guerra, los romanos no necesita ningún apoyo espiritual y Roma es capaz de entrar directamente en contacto con otros estados, sin la mediación de Delfos;
  • Y a esto se le suma la desconfianza por todo lo extranjero;

En lugar de esta adivinación natural e intituiva, Roma conocía una adivinación representada por los augures y decemviri a la que vino a sumarse la de los harúspices de origen etrusco. Se trata de una mántica inductiva, basada en la observación de los fenómenos percibidos por el hombre.

Dichos signos pasaban por ser expresión de la voluntad de los dioses y necesitaban ser convenientemente indagados e interpretados por los miembros de los respectivos colegios sacerdotales. Los signos enviados por los dioses obedecen a diferentes categorías, pero todos ellos servían sólo para saber si los dioses aprobaban o no una determinada acción que se deseaba emprender bajo sus auspicios.

Toda empresa proyectada tenía una parte de desconocido y era necesario asegurar su éxito consultando a la divinidad. La adivinación romana se caracteriza por circunscribir extraordinariamente su campo de aplicación, lo cual no autoriza de ningún modo a negar su existencia.

La primera de las categorías mencionadas la proporciona los signos escuchados, omina. Una frase o palabra pronunciadas inintencionadamente podía ser considerada anuncio del futuro inmediato que confirmaba o apartaba al hombre de su empresa.

Al escuchar la palabra cabrían dos posibilidades: aceptar el omen o rechazarlo transformando su sentido. De esta forma el hombre romano se preservaba de un destino inexorable. Una segunda categoría de signos era ofrecida por los auspicia ; se trata de signos percibidos por la vista y mostrados generalmente por las aves.

La trayectoria del vuelo, así como el graznido o el tipo de ave eran minuciosamente interpretados por los augures. Los magistrados romanos tenía también el derecho de auspicio pero de distinto valor en función de su rango.

Pero tanto los augures como los magistrados se ocupaban más de asegurar el presente conociendo los signos, que de interrogar el porvenir. La tercera categoría de signos, los prodigios, fenómenos que contravenían las leyes de la naturaleza, tampoco anunciaban el futuro, sino que la paz entre los dioses y la comunidad había sido rota.

  • Sacerdocios;
  • LOS QUINDECEMVIRI SACRIS Y LOS LIBROS SIBILINOS El origen de este colegio sacerdotal va indisolublemente unido a la figura de la Sibilina;
  • Las silbinas eran adivinas que emitían sus oráculos en estado de trance o de éxtasis;

Estas mujeres, que según la creencia popular podían llegar a vivir más de mil años, recorrían libremente el mundo impartiendo sus profecías. Otras de sus características es sin duda su inspiración profética. En roma se guardaba tempranamente de este adivinación poniéndola bajo la forma de libros escritos custodiados por un colegio sacerdotal masculino: los devemviri.

  • La introducción de los Libros Sibilinos en Roma se le atribuye al monarca Tarquinio el Soberbio;
  • Según la versión más extendía, la sibila, bajo el aspecto de una vieja extranjera, propuso al rey venderle sus nueve libros de oráculos, pero éste rehusó a comprarlos por encontrar excesivo el precio;

A cada una de las negativas de Tarquinio, la sibila quemaba tres de los libros. A fin, el rey etrusco compró los tres últimos por la suma que la anciana había pedido inicialmente; ésta desapareció para siempre y la colección oracular ( los Libros Sibilinos) quedó depositada en el templo de Júpiter Capitolio.

Naturalmente sobre esta versión ha existido una considerable polémica. Dos hechos podemos considerarlos seguros: por una parte, parece indiscutible que es en el siglo VI a. cuando tiene lugar el origen de la colección; en segundo lugar; hemos admitir la posibilidad de que la colección de oráculos en hexámetros griegos hay recibido algún tipo de contaminación etrusca.

También es posible que los Libros Sibilinos procedieran de una colonia griega. Los Libros Sibilinos fueron consultados con bastante frecuencia durante la República, pero sólo en contadas ocasiones anunciaban o profetizaban algo, generalmente eran abiertos con ocasión de graves calamidades públicas o prodigios, y por ellos se limitaban a proporcionar los remedia necesarios para ponerles fin sin aludir a ningún tipo de anuncio.

Los senadores decidieron entregar los libros sagrados a un colegio masculino compuesto inicialmente por dos ( duunviri ) por diez ( decemviri ) y finalmente (bajo Sila) por quince ( quindecemviri). además de la precaución política que siempre suponía dicha custodia, los libros se consideraban resultado del trance o de la visión de una mujer de origen extranjero; se hacía necesaria una interpretación de los versos sibilinos.

Los decemviri parecen haber ido asumiendo un mayor protagonismo elevándose a diez. Las leyes liciniae-sextiae de aquel año, que establecían la igualdad de patricios y plebeyos ante el consulado, fue determinante para que este sacerdocio se abriera también a la plebe repartiéndose los puestos entre cinco patricios y cinco plebeyos bajo la autoridad de magister.

  • Dicha importancia venia dada por la introducción y organización de los nuevos cultos de origen griego;
  • Es preciso recordar entre las innovaciones litúrgicas del colegio, pero también ceremonias expiatorias como las supplicationes, los lectisternia y los juegos;

Los decénviros celebraban el ritual según el graecus ritus, es decir, con la cabeza al descubierto, siendo el delfín y el trípode las insignias del colegio. En el último siglo de la República se produjo incendio en el templo de Júpiter Capitolino que destruyó los Libros Sibilinos.

Iniciados lo trabajos de reconstrucción se nombro una comisión de tres miembros para recoger los oráculos perdidos de la sibila y recomponer los libros sagrados. LOS HARÚSPICES Y LA ETRUSCA DISCIPLINA La presencia de los harúpices en Roma, en el siglo II a.

para la colaborar en la expiación de los prodigios es un caso único. Pocas culturas antiguas permitieron a un sacerdocio de origen extranjero participar en la vida religiosa y política; Roma hizo esa excepción con los adivinos etruscos. Esto se debió al clima profundo de pesimismo y de angustia que se respira durante los años de la segunda guerra púnica, la necesidad de conocer el desenlace de la guerra desarrolló un extraordinario interés por el culto de las divinidades extranjeras e hizo que el pueblo depositara su confianza en nuevas formas de adivinación como los harioli o los Carmina Marciana.

Todo acompañado vino acompañado además de un peligrosos abandono de los sacrificios y de los antiguos rituales romanos. El arte de los harúspices permitía no sólo expiar los prodigios, sino que también interpretar aquellos signos que se manifestaban en tres ámbitos diversos: en ciertas anomalías de las vísceras de los animales sacrificados; en la aparición de los rayos y en la observación de los prodigios.

A diferencia de la adivinación oficial romana, la técnica haruspicinal era capaz de conocer en todos ellos el porvenir anunciado por los dioses. Su arte adivinatorio se fundamentaba en el principio de correspondencia entre el ámbito celeste y el terrestre.

  • Pero existía otro elemento no menos interesante, como Disciplina etrusca;
  • Se trata de libros de origen divino cuyo contenido había sido revelado por los profetas;
  • Pero en conjunto todos trataban de los tres aspectos que abarcaba la ciencia adivinatoria etrusca y estaban por ellos divididos en libri haruspicini, libri fulgurales y libri rituales;

Estos libros fueron depositados junto a los Libros Sibilinos.

  • 3. Adivinación y política. La clase política veló por conservar la ciencia augural, las consultas de los Libros Sibilinos los responsa de los harúspices ya que garantizaban los intereses supremos de la República y suponían uno de los pilares básicos de la religión y del mos maiorum.

    1. Pero esta adivinación se encuentra al servicio de la autoridad de la de la nobilitas que se sirvió de ella sobre todo para controlar las asambleas populares;
    2. Los augures podían observar si existían signos desfavorables solicitándolos antes o durante el transcurso de una asamblea;

    Así, una elección o el voto de una ley que se preveían contrarios a los intereses de los grupos dominantes podían ser fácilmente evitados por los augures. Pero también la augurio llegó a ser utilizado como arma política de unos grupos contra otros. Ejercito y religión.

    1. Durante la República, se acentúa la ritualización de la campaña militar y de la declaración de guerra;
    2. Esta corría a cargo, de los feciales o de una delegación del colegio encabezada por el pater patratus responsable de pedir al enemigo la reparación; si antes de 33 días no se había producido una respuesta satisfactoria, el pater patratus lanzaba una hasta praecista sobre el terreno enemigo;

    El templo de Jano constituía, un lazo mágico que unía la ciudad y sus habitantes con el ejercito en acción. Cuando el reclutamiento militar había concluido, los soldados debían jurar fidelidad a su general en una ceremonia conocida como sacramentum. Su finalidad no era otra que la de crear un pleno entendimiento entre la voluntad inapelable del jefe y la de sus oficiales y soldados, que permitiera una mayor efectividad en las operaciones y redujera el riesgo de deserciones o insurrecciones militares.

    Era tal su importancia que en el caso de que el general fuese reemplazado, el juramento debía repetirse ante el nuevo defensor. El sacrementum hacía del ciudadano un soldado y le daba derecho a combatir el enemigo en una guerra regularmente declarada.

    Este se ajusta a las normas de una lex sacrata que garantizaba también la inviolabilidad de los tribunos de la plebe, declarando sacer a quien atentara contra ella. El término de sacramentum pone claramente de manifiesto el ambiente religioso en que se desenvuelve la leva militar.

    Antes de partir en campaña, el ejercito debía someterse a ritos de lustración. Esencialmente consistía en disponer víctimas en círculo, antes de inmolarlas, alrededor de los efectivos militares. También cuando el ejército de tierra establecía un nuevo campamento debía de cumplir un rito que recordaba el de la fundación de colonias y ciudades, quizá porque el campamento era considerado como templum o espacio consagrado.

    En su interior existían siempre altares para la realización de sacrificios. Comenzadas ya las operaciones militares, el jefe del ejercito debía tomar todo tipo de precauciones para garantizar que la empresa estaba bajo la protección divina, como era la toma de los auspicios.

    • También debía observar la suspensión del combate durante la celebración de las feriae latinae , un periodo de tregua como durante los llamados dies religiosi;
    • También durante el transcurso de las operaciones militares podían recurrirse a dos rituales que se llevaron a cabo de manera excepcional: la devotio y la evocatio;

    Los romanos recurrían a ellos en los momentos de crisis, y su psicología religiosa se expresaba en ellos con gran claridad. El rito de la devotio consistía en el ofrecimiento de una vida humana a los dioses para salvar del peligro a los ejércitos romanos.

    Los detalles son conocidos gracias a Tito Livio. Cuenta éste que, en una dura batalla contra los samnitas, el ala derecha romana, mandada por el cónsul Decio, cedió bajo presión enemiga, lo que decidió a Decio a sacrificarse por sus legiones.

    El pontífice presente le hace despojarse de sus vestiduras militares y vestir la toga pretexta, recitando una fórmula ritual que comienza por una invocación que abarca a la totalidad de los dioses romanos, distinguiendo entre los dioses indigetes , seguramente nacionales y originarios, y los novensibles, es decir, probablemente, los extranjeros domiciliados.

    • Al lado de estas dos categorías de dioses son también invocados, Jano, Júpiter, Marte padre, Quirino, grandes dioses a cuyo culto están adscritos el rex y los tres flámines mayores;
    • Vienen después en la invocación Bellona y los dioses Lares, divinidades de la guerra y del suelo nacional, y por último Tellus y los Manes, divinidades de la tierra y el mundo subterráneo, a todos los cuales ofrece Decio su propia vida por la salvación del ejército;

    Se trata de una especie de resumen del panteón romano. Y al mismo tiempo que su vida, Decio ofrece, en una especie de unión mágica, los ejércitos enemigos a los Manes y a los dioses de la tierra, tras lo cual salta al caballo y se interna en las filas enemigas.

    Transfigurado por el rito mágico, el cónsul toma una apariencia sobrehumana, semejante a un enviado de los dioses encargado de expiar su cólera y alejar de la patria la plaga que la amenaza para volverla contra los enemigos de ésta.

    A su vista, los latinos, espantados, emprenden la huida. La tradición quiere que tres miembros de la gens de los Decii hicieran sucesivamente y siempre en pro de la salvación de la patria la devotio de su propia vida, por lo que parece que dice gens poseía el privilegio de este rito arcaico y eficaz.

    Por su parte, la evocatio, se trata de un rito que permite al jefe del ejército romano invitar a los dioses tutelares de la ciudad enemiga sitiada a abandonar su ciudad y venir a residir a Roma, donde les serán construidos templos más dignos de ellos.

    La apertura y la tolerancia de la conciencia religiosa con relación a las divinidades extranjeras encuentra aquí una expresión particularmente penetrante. El panteón romano se incremento incesantemente con la adjudicación de dioses de orígenes diversos, etruscos, griegos, itálicos, orientales, etc.

    1. La mentalidad utilitaria de los romanos les impulsaba a acoger a cualquier potencia divina que pudiera favorecer la prosperidad e la Urbs;
    2. Generalmente esta acogida tenía carácter pacífico, continuándose el culto de la divinidad acogida por Roma en su ciudad originaria;

    En cambio, la evocatio , practicada en tiempos de guerra grave, cuando de lo que se trataba era de arrancar al enemigo la protección de sus dioses y de hacer pasar tal protección de sus dioses y de hacer pasar tal protección a los habitantes de Roma, no podía tener carácter compartido.

    1. Los dioses evocados de las ciudades enemigas, lo mismo que los acogidos pacíficamente, eran latinizados a su llegada a la Urbe, por más que su culto siguiera manteniendo sus caracteres de origen;
    2. Dentro del estilo de la interpretatio romana se operaba una asimilación entre el dios extranjero y una divinidad previamente existente en Roma, según la mentalidad romana, la diversidad local de los nombre recubría en realidad una analogía entre los dioses de las distintas religiones del paganismo antiguo;

    Se recitaba el carmen para efectuar la evocatio. A pesar de las fórmulas de devoción y deferencia, se percibe, en el rito de la evocatio una tentativa de constricción que lo hace, en cierto modo, entrar en la esfera de la magia. Se trata de que el dios o la diosa que habita su estatua cultual, acepta trasladarse de su primera patria a Roma.

    • Una vez tomas todas las riquezas profanas de la ciudad, se comenzó la tarea de transportar los tesoros de los dioses y a los dioses mismos, pero no como saqueadores, sino como devotos adoradores;
    • Aspectos del culto;

    EL CULTO PRIVADO El panteón romano es de una gran complejidad, y no cesará de enriquecerse a los largo de los siglo, dando así lugar a una sociedad de dioses de aspecto abigarrado y en extremo diversa. En los inicios , Roma parecía poco dispuesta a lanzarse por el camino del antropomorfismo que reinó siempre en el país griego.

    Contaba más bien con agrupaciones de dioses, colectividades divinas de rasgos un tanto inciertos. El hogar familiar estaba protegido por el genius familiar y por los Lares y Penates, dioses de carácter local.

    Los Penates eran los protectores de las provisiones de boca. Su nombre era colectivo, lo que hacia superflua su caracterización individual. En todas las casa al ir a comer se hacía una ofrenda a los Penates para apropiárselos. Genéricas en cuanto al nombre, estas divinidades familiares no dejaron nunca de jugar un papel en el culto doméstico latino.

    Lo mismo sucede con los Lares, que, como los Penates, estaban vinculados a un solo lugar, recibiendo sólo uno de entre ellos un epíteto que especificaba el campo de aplicación de sus actividades protectora, el Lar familiaris , a quien la familia , es decir, la familia en sentido amplia, incluida la servidumbre ofrecía sus operaciones y sacrificios.

    En las encrucijadas, los Lares de los dominio vecinos tenían erigida un capilla, donde se celebraban los momentos importantes de la vida del grupo y, en enero, tenia lugar un fiesta campesina. Con el tiempo, Lares y Penates adquirirán forma humana, sin que su papel de protectores familiares cambie en lo más mínimo.

    En las capillas de Pompeya, los Lares flaquean al genius del dueño de la casa, es decir, a su demonio personal, que lo acompaña tanto en la vida como en la muerte, y cuya fuerza parece genética, que asegura la perpetuación de la raza, queda manifiesta en su mismo nombre.

    Los cultos domésticos romanos permanecerán casi idénticos a lo largo de los siglos, siéndoles siempre ofrecida en la clama del hogar familiar la ofrenda del fuego al Lar , la del vino al genio y la del perfume a los Penates. Hay además toda una serie de seres divinos y dioses familiares de menos envergadura que acompañan y protegen los diversos momentos y avatares de la vida, especialmente de la vida del niño: son los numina , fuerzas poco personalizadas, una especie de dioses epítetos.

    No hay por los demás grandes dioses que garanticen la supervivencia de los difuntos, a pesar de la importancia jamás desmentida que el culto de los muertos posee en Roma. Aquí, lo fundamental, por encima de toda representación divina o de toda creencia concreta, es el rito.

    CULTO Y SIMBOLISMO FUNERARIOS El culto rendido a los muertos es una necesidad esencial que se transmite de padre a hijo, lo mismo en otros pueblos de la antigüedad. Y es que los antiguos estaban convencidos de que el muerto continuaba viviendo bajo una tierra una vida disminuida y mediocre quizá pero en todo similar a la existencia que se desarrollaba en la superficie.

    1. En Roma el difunto conserva todos los sentimientos y necesidades que experimentaba en vida y que hay que intentar satisfacerle, proporcionándoles sobre todo sangre caliente de las víctimas para reponer su debilidad;

    El vino servía como sustituto de la sangre y proporcionaba además una embriaguez bienaventurada. Todo el culto funerario comienza con la comida organizada en los funerales, el silicernium , comida en la que se suponía que el difunto tomaba parte. En los monumentos funerarios más vastos se habilitaba, además.

    Al lado de la sepultura propiamente dicha, un verdadero tricinium o comedor. Las creencias en tales ritos son igualmente vivas, cualquiera que sea la modalidad de sepultura utilizada, inhumación o cremación.

    Encima de la tumba se colocan ramas de olivo, de laurel y de yedra, cuyo persistente verdor simboliza y parece garantizar la supervivencia después de la muerte. En tiempos del Imperio se construyeron cenotafios y cercados funerarios cubiertos de plantas para solaz del difunto.

    En ellos se sembraban preferentemente flores rojas, destinadas a imitar la sangre en la que reside la existencia. Al simbolizar la sangre del dios, estas flores garantizaban a los difuntos una resurrección similar a la de Attis, dibujándose así sobre las antiguas costumbres nuevas esperanzas de supervivencia.

    El culto de los muertos está hecho de ternura y respeto. Las pietas es a la vez la piedad hacia los dioses y la piedad familiar y filial. Ambos sentimientos son indisolubles. Pero la muerte, honrada siempre en Roma, presenta también un aspecto temible, y los antiguos rituales testimonian bien a las claras el temor de los vivos hacia seres desaparecidos que pueden muy bien ser propicios, pero también peligrosos.

    1. Se les denomina Buenos, Manes, pero se trata de una pura precaución o un puro disfraz;
    2. En primer lugar, la muerte es la más peligrosa de las manchas, viéndose obligadas las familias en duelo, la familia funesta , a sufrir las necesarias purificaciones para evitar el contagio;

    Otro lado el culto rendido al muerto responde a un respeto natural, pero también a una precaución de defensa, puesto que un difunto insatisfecho puede llegar a se peligroso. Dos períodos el primero insatisfecho puede llegar a ser peligroso. Dos períodos del año les estaban, pues, consagrados, situados el primero en el mes de febrero y el segundo en el mes de mayo, en febrero, mes con que se terminaba el antiguo año romano y en el que se multiplicaban las purificaciones, se situaban la Parentalia , entregándose la ciudad durante esta novena a unas fiestas totalmente carentes de alegría.

    La Lemuria , del mes de mayo, por su parte, evocaban un temor ancestral. Los difuntos, bajo el nombre de lemures , volvían a sus antiguas viviendas, y era necesario apaciguar a estas sombras, a la vez que alejarlas lo más rápidamente posible.

    Roma, una vez más, ha fijado sólidamente en ritos el temor primitivo hacia los muertos y a parecidos. El Estado garantizaba el respeto debido a las tumbas, necesario para la paz de los muertos. Sobre estas creencias romanas ejercieron también su influencia la religión y la filosofía griegas.

  • 3. Magia. La religión y la magia constituyen dominios diferentes. Pero no es menos cierto que encontramos integradas en la religión romana oficial, prácticas inequívocamente mágicas. Durante la época arcaica y republicana , Italia conoció una larga tradición de magas y hechiceras; las que gozaban de mayor prestigio eran las marras, peligras y sabanas.

    • La concepción de los Infiernos y el reparto de los muertos según las reglas de una justicia rigurosa se fueron poco a poco extendiendo, sin llegar, a hacer desaparecer los ritos ancestrales: el mundo del Más Allá admite ideas diversas e incluso contradictorias;

    Estas viejas ofrecían sus servicios en las inmediaciones del Circo o del Foro, generalmente durante las horas nocturnas. Con mucha frecuencia, practicaban también magia adivinatoria e incluso la necromancia. Las hechiceras actúan en un estado de agitación provocado, quizá por el consumo de ciertas hierbas.

    • Otro célebre personaje de finales de la República, Vatinio, fue acusado no ólo de evocar las almas de los muertos sino también de sacrificar niños para apaciguar a los dioses infernales;
    • La magia amorosa era el campo de acción preferido de estas viejas hechiceras itálicas;

    La magia y la hechicería estaban en manos de mujeres que Columela usa el femenino cuando advierta contra los peligros de trabar conocimientos con harúspices y sagae, ya que ambos perviven las almas de los ignorantes con una vana superstición. En las comunidades itálicas conocieron una magia autóctona o popular, que tuvo una especial aplicación en la vida rural.

    1. Los legisladores se vieron obligados a perseguir determinadas prácticas mágicas, especialmente aquellas que atentaban contra la salud, los bienes o la reputación de un individuo, especialmente del campesino;

    Una de las prácticas mágicas más frecuentes, también penada por la legislación decenviro, fue el malum carmen , el encantamiento mágico. En láminas de ploma se grababan palabras o expresiones de maldición, aveces en forma de figura humana. Se empleaban para maldecir individuos sobre los que se deseaban que cayera todo tipo de desgracias.

    Con mucha frecuencia se ansiaba, inmovilizar al adversario; la intención era simbolizada por un clavo que atravesaba la lámina de plomo y lo fijaba en sepulcros, pozos y en lugares profundos, considerados como acceso al mundo subterráneo.

    Quienes las escriben o mandaban escribir daban todo género de detalles sobre el enemigo de evitar cualquier error de las potencias maléficas encargadas de ejecutar la maldición. El deseo que la persona enemiga permanezca muda o no pueda decir dónde le duele, era casi una constante en este tipo de imprecaciones mágicas que pedían a las potencias infernales que el adversario no pueda responder ni hablar.

    1. Otra finalidad tenía el celebra fascinum o mal de ojo;
    2. Dicho mal residía en una mirada anómala;
    3. Esa mirada penetrante y aguda era peligros, sobre todo cuando se hacía insistente;
    4. Quienes eran felices o tenían fortuna, se consideraba que estaban particularmente expuestos al fascinum y podían ver cambiar su suerte;

    Contra dicho peligro cabría valerse de la representación de ciertos animales (generalmente con cuernos) en toda diversidad de objetos (mosaicos, copas, ánforas, navíos). La Ley de la XII Tablas preveía un severo castigo para aquellas persona que robase las cosechas de su vecino mediante procedimientos mágicos.

    • El fucus puede referirse tanto al instrumento utilizado para hilar la lana como a un rombo u objeto parecido, utilizado muy habitualmente en prácticas mágicas;
    • Uno de los principales elementos utilizados en la hechicería era el venenum , término que tenía el trivalente significado de remedio curativo, veneno y droga mágica o abortiva;

    El término veneficium designaba tanto el envenenamiento como las prácticas mágicas. Sólo el progreso de la botánica permitió una lenta distinción entre las plantas medicinales y las venenosas. Las mujeres se vieron envueltas en numerosos procesos de veneficium.

    LA RELIGIÓN ROMANA DEL IMPERIO. El culto imperial INTRODUCCIÓN : LA CONSECRATIO El culto imperial es aquél rendido a los emperadores y a los miembros de la familia imperial muertos y divinizados oficialmente por un decreto del senado romano.

    Unos y otros calificados de divus (divino), en el caso de los hombre, o de diva (divina), en el de las mujeres; como dioses, cada uno de ellos contaba con su propio sacerdocio así como con ceremonias celebradas regularmente. Para adquirir esta nueva naturaleza divina, era necesario que el Senado decretase la consecratio , lo que venía dado en función de los méritos y de la obra del emperador o de los miembros de la familia imperial.

    Una vez que el decreto senatorial confería la apoteosis al emperador difunto, la liturgia de las exequias hacia del funus imperatorium una especie de triunfo final en la cual participaba el Senado, el pueblo y el ejército.

    Una parada de caballería rendía homenaje militares al nuevos divus en torno a la hoguera. El momento culminante de esta compleja y rica ceremonia era el vuelo ascendente de un águila, soltada desde la cúspide del rogus. Si el águila simboliza a Júpiter o a la victoria sobre la muerte o era un águila solar que llevaba junto a los astros, es algo que probablemente dependió del diverso grado de formación o de pensamiento del pueblo romano.

    • Un testigo debía confirmar haber visto con sus propios ojos al emperador abandona la pira y subir hacia el cielo;
    • LA ORGANIZACIÓN DEL CULTO IMPERIAL La organización sobre la organización del culto imperial es muy irregular;

    El culto imperial se desarrolló a dos niveles: a) a nivel provincia ( o interprovincial, como fue el caso de las Tres Galias reunidas) y b) en las ciudades (culto imperial municipal). a) El máximo honor al que podían los provinciales era participar en el culto imperial como flamen.

    1. Este cargo sacerdotal era elegido por los delegados de las ciudades de las provincia en una reunión anual del concilium;
    2. Siempre se trataba de un ciudadano romano;
    3. El prestigio social de este cargo es enorme;

    El flamen debía residir en la capital provincial donde presidía las fiestas y ceremonias en honor de los emperadores divinizados. Estas comenzaban con un solemne sacrificio de toros ante el altar federal o pronvincial, al que seguían banquetes y espectáculos.

    El culto a los divi constituía una excelente ocasión para que los delegados de la provincia recordasen la existencia y los problemas de ésta al gobernador o al propio emperador. b) Respecto al culto municipal, lleva el título de flamen (hombre) o flaminica (mujer), seguido del nombre de la ciudad ( divi) o del emperador del emperador divinizado ( divus ).

    La magia. La generalización de la magia indica la crisis de la religión tradicional; se perdió la creencia a ciertos dioses y a los demonios. La diosa más invocada fue Hecate, señora del reino de los muertos, fusionada con Selene-Artemis. Los magos también invocan al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y utilizaban para sus conjuros palabras y letra hebreas.

    • Los dioses preferidos por los magos fueron los de Egipto;
    • Los dos pilares de la magia fueron la creencia en los démones y en el proceso de simpatía;
    • El cosmos se llenó de démones como en el Simposio;
    • Otro ser demoníaco es aquel hombre o mujer a través de la cual habla un ser sobrenatural;

    Se les llamaban profetas, “posesos del demonio”, o “llenos de dios”. Generalmente eran individuos que padecían ataques de disociación. Estas personas podía curar, hablar las lenguas de los démones, leer los pensamientos, predecir el futuro. Se distinguió entre démones buenos y malos.

    • Las prácticas mágicas lograban, en la creencia popular, expulsar a los démones perversos y utilizar los servicios de los buenos;
    • Existía la creencia en una simpatía o antipatía, que permitía sobre démones, los dioses y los hombre;

    El mago es quien conoce a la perfección estos procesos y sabe utilizar en cada caso concreto el remedio apropiado. El mago mediante las prácticas mágicas puede influir en el demos; en ellas mezclan observaciones químicas y físicas con supersticiones populares.

    Los encantamientos se utilizaban con materiales obtenidos del reino animal, vegetal, o minera, si bien se podían emplear varios medios simultáneamente. Con ellos se elaboraban bebedizos, encantamientos, etc.

    Se usaban mucho determinadas partes del cuerpo de los asnos, se recogían plantas mágicas, las piedras preciosas tenían propiedades maravillosas. La astrología asignaba a cada astro un animal, un metal, una piedra, una planta. Los dioses planetarios daban su fuerza y las fórmulas mágicas, debían hacerse con un metal determinado.

    Para influir en los muertos había que utilizar un objeto usado por el difunto, como las uñas, los cabellos, el sudor, la orina, trozos de vestido, etc. El uso de estos materiales había que acompañarlo de la voz humana y una determinada fórmula o súplica con la que se coaccionaba a las potencias superiores.

    Se proferían nombres bárbaros largo o se expresaban los nombres con el valor de los números. Se invocaban en varias lenguas a la vez. Con estas fórmulas y los nombre, los démones se convertían en esclavos de los magos. Un medio mágico lo constituyó las estatuillas y figuras mágicas, dentro de las cuales el mago podía retener con su conjuro el pneuma del demón y dios.

    1. El mago también utilizaba para sus tablillas conjuros y amuletos de maldición;
    2. Sobre una lámina de bronce se escribía la maldición se depositaban en los sepulcros, lo que indica que eran los dioses infernales los encargados de su cumplimiento;

    Los amuletos los llevaba el devoto y eran generalmente de origen egipcio, y representaban animales. Para conjurar las plagas se usaban determinadas imágenes como Apolonio de Tiana. La acción mágica estaba regulada muy detalladamente. Había que cumplir unos requisitos; principalmente, cumplir ciertos preceptos de abstinencia y de pureza e indicaciones de lugar y tiempo.

    El acto mágico se dividida en cuatro partes : invocación, mediante una fórmula o súplica; ofrenda para propiciarse al demón, sin la cual el mago no se libraba de los espíritus. Las operaciones mágicas se dividían en cuatro grupos: encantamientos profilácticos y apotropaicos; agresivos y dañinos de poder y de amor a la incultura y a la superstición.

    La magia se concebía como iniciación mistérica, pues se necesitaba un conocimiento de los detalles teóricos y prácticos, principalmente, del nombre. La conversión de este conocimiento a la práctica se llamaba comúnmente arte mágico. El conocimiento de los misterios de la magia requería una iniciación.

    El saber mágico, al igual que en las religiones mistéricas, debía ser secreto: se debía mantener en la familia. El mago actuaba principalmente de noche. La astrología. La astrología de época imperial era un producto heterogéneo: había una astrología científica y otra popular.

    La primer requería cálculos complicados a los astrólogos se les llamaba matemáticos y se sentían sacerdotes que enseñaban el influjo de los astros. Se determinaban 350 estrellas y figuras celestes, a partir de las cuales se crearon dioses de los grados; lo más importantes eran los decanos que dominaban 10 grados.

    Desde el siglo II el destino estaba concentrado en los planetas del zodíaco. Cada astro controlaba una determinada zona de la tierra, un tiempo determinado, plantas, animales, miembros del cuerpo humanos negocios etc.

    la astrología culta determinaba el estado del cielo en cada momento, y lo inscribía en las 12 zonas del horóscopo; este tipo de astrología era caro. La masa de la población tenía conocimientos astrológicos muy sencillos: se generalizó la creencia de que cada individuo tenía asignada una estrella.

    Para esta astrología prácticamente sólo contaban los años, los meses, los días y las horas, y a veces el zodiaco y la luna. La gente culta despreciaba a estos astrólogos. Entre los asiduos de esta astrología barata e inculta figuraban principalmente mujeres.

    La astrología llegó al interior del palacio imperial, principalmente alas emperatrices. El papel que antes desempeñaron los oráculos, ahora lo realizó la astrología. Distinguía una astrología individual, que se refería sólo al individuo, y una astrología universal, que sólo se relacionaba con los pueblos, con las ciudades y, con la tierra.

    1. La astrología intentó descubrir la decisión más apropiada a tomar en todas las vicisitudes de la vida;
    2. Una rama de esta última astrología fue la astromatemática, que a partir de la posición de las estrellas, diagnosticaba las enfermedades y los remedios para la curación;

    Las ideas astrológicas influyeron en la concepción del mundo y en la geografía. También en las creencias de ultratumba entre las personas cultas (se empezó a creer que las almas subían y se convertían en una estrella). La astrología influyó en la idea de un viaje por el cielo del mitraísmo y del hermetismo.

    La masa de la de la población sólo creía que las almas de los justos participaban en el cielo de la eternidad de los dioses estelares, o que iban a los Campos Elíseos situados en la Luna. Las ideas astrológicas lograron cambiar igualmente la concepción sobre los dioses.

    Se alternó el carácter del panteón, al asimilar los dioses a los astros, y convertir a Júpiter y a Saturno en astros. El culto del Sol cobró mayor importancia: los astrólogos y los estoicos defendían la supremacía del Sol sobre las estrellas. También se generalizó la personificación de la noción de tiempo y de eternidad, partiendo de ciertas creencias persas.

    La astrología defendió que el destino de los hombre y de los dioses esta ligado al influjo de los astros; esta teoría condujo finalmente a un fatalismo. La adivinación. La concepción más antigua sobre la adivinación hacia de ésta un don de los dioses.

    Se dividió en adivinación artificial y adivinación natural. Esta adivinación se basaba en el éxtasis y en los dotes naturales y era posible de aprender: aquélla se basaba en la observación de diversos signos. Al igual que la magia, la adivinación condicionada a ciertas normas.

    1. Los oráculos se daba generalmente en días determinados y en lugares especiales, cerca de fuentes o fosas naturales;
    2. La adivinación quedó relegada a ciertas familias y se convirtió en oficio;
    3. Se exigía al adivino determinados preceptos de pureza y abstenerse de relaciones sexuales y de algunos alimentos;

    Condiciones especiales para la adivinación eran el sueño de noche , y el estado agónico. Al disminuir el prestigio de los templos oraculares, aumentó el de las colecciones escritas de oráculos, como medios de propaganda política y religión. Se han conservado los sibilinos de judíos y cristianos.

    1. Los adivinos contemplaban el mundo superior y futuro;
    2. Durante el éxtasis el alma abandonaba el cuerpo; otras veces la divinidad penetraba en él;
    3. La manteca onírica pertenece a la fenomenología de la adivinación inmediata;

    El sueño el alma por la boca y vagaba por los espacios. Los intérpretes de sueños preferían explicar aquéllos tenidos de madrugaba. Con el tiempo se acumuló una serie de preceptos alimenticios, que había que guardar, tanto para los sueños privados en casa, como en los tenidos en los santuarios.

    • Los oráculos de incubación de Serapis y de Asclepios, que fueron los más famosos, eran de carácter terapéutica y rara vez de adivinación;
    • Las almas de los difuntos podían provocar sueños;
    • Para obtenerlos la gente se tumbaba sobre los sepulcros y en las llamadas entradas del Hades;

    Los sueños son provocados por los demonios malos y eran una forma de adivinación accesible a los ricos y a los esclavos, que no se puede impedir. En la magia también los sueños desempeñaron un papel importante: los magos los producían mediante fórmulas mágicas, siendo después interpretados con un carácter alegórico simbólico.

    La adivinación artificial se basaba en la observación e interpretación de los signos del exterior. Se observaban todos los fenómenos de los naturaleza, como las tormentas, el rayo, el trueno o los fenómenos antinaturales, como los abortos, la lluvia de piedra, de sangre, etc.

    También el vuelo de las aves, el graznido del águila o de las aves nocturnas, el agostar de las plantas, o su crecimiento rápido. Ciertos animales, como los gatos, las arañas y las liebres presagiaban desgracias. Se solía examinar el comportamiento de ciertos animales y las reacciones humanas.

    • Como sacrificios expiatorios y con acciones simbólicas, se podían evitar las desgracias anunciadas por el signo;
    • Se observaban hasta las mayores nimiedades;
    • El propio hombre podía producir signos mánticos;

    Se creía que en la observación del rayo y del vuelo de las aves y las entrañas fueron en Roma muy importantes debido al influjo etrusco. El examen de la entrañas se hacia con víctimas o embriones humanos. También para la interpretación del futuro se recurría a oscilaciones de la llama de una lámpara, a los espejos mágicos, o a las imágenes reflejados en la superficie del agua.

    • Se veían los dioses, los démones o, el alma de los difuntos;
    • Se practicaba la hidromancia en privado;
    • Se empleaban con fines mágicos cribas colgadas y quesos;
    • El culto a los muertos;
    • El culto a los héroes data en Grecia de época micénca;

    En vida se divinizaron personajes históricos, legisladores y atletas vencedores. El culto al héroe se celebraba en torno a la tumba que se situaba con frecuencia en el templo. Un mismo héroe tuvo varias sepulturas. Dioses salutíferos. El más famoso fue Ascelpis cuyo culto se mantuvo al menos hasta el siglo II d.

    asclepios curaba también en Epidauro, mediante la incubación, que tenía lugar en unos pórticos. El enfermo soñaba las intervenciones médicas o las amonestaciones del dios y debía beber antes el agua de una fuente sagrada.

    Asclepios sanaba todo tipo de enfermos, a juzgar por los relatos que han quedado de las curaciones: mudos; hidrópilos, paralíticos, ciegos, etc. ; lograba incluso que se tuviera descendencia. Otros dioses salutíferos fueron Isis y Serapis, que curaban mediante sueños.

    1. También socorrían a los devotos en los peligros de la vida;
    2. en los templos de Isis y de Serapis actuaban intérpretes de sueños;
    3. Imágenes curadores;
    4. Se atribuían curaciones a las imágenes divinas;
    5. La divinidad se aparecía a los devotos en forma de una estatua;

    Las estatuas de los héroes también tenían efectos salutíferos recogiendo varias curaciones. Las estatuas de los atletas también curaban enfermedades. LAS RELIGIONES ORIENTALES. Paralelamente a este proceso desigual seguido por las diversas partes del mundo romano en este asombrosos procesos de asimilación, la inquietud de los individuos los empujaba hacia las nuevas soluciones propuestas al problema de la supervivencia personal.

    1. Los cultos mistéricos griegos y las religiones orientales conocieron un éxito inmenso bajo el Imperio, repartiéndose entre si inquietudes y aspiraciones hasta el triunfo tardío del cristianismo;
    2. Jean Baver ha distinguido en las religiones de salvación las que se basan en resurreciones vegetales, y se sitúan en un plano biológico, t las que, por el contrario, se fundan en una visión cósmica del mundo y adjudican a los ciclos de renovación de los astros un valor esencial;

    Las interferencias entre ambas fueron numerosas por lo que su división no puede ser muy tajante. Entre las primeras figuran las religiones helénicas de origen antiguo, la de Deméter y la de Dionysos, el culto asiático de Cybele y el egipcio de Isis. Entre las segundas,, los cultos solares sirios y la religión Mithra.

    1. Dionysos-Baco supo ganarse un amplio favor en las diversas partes del mundo romano, lo que hizo que las persecuciones del 186 a;
    2. quedarán olvidadas en tiempos del Imperio;
    3. La decoración dionisíaca de una gran cantidad de sarcófagos de los siglos II y III d;

    demuestra la tendencia a la universalidad de este culto secreto que prometía una vida dichosa de éxtasis en el Más Allá, por medio de su iniciación simbólica. La Cybele asiática y la Isis egipcia conservaron e incluso reforzaron su fisonomía oriental, ya que era precisamente esto lo que les hacía atractivas a las almas inquietas y ávidas de evasión.

    1. Extrañeza y exotismo resultaban poderosos factores de seducción, porque el fiel que escogía a estas diosas entraba en un mundo totalmente alejado del paganismo grecolatino;
    2. El devoto escogía su divinidad, se entregaba a ella y se sometía a un clero que había consagrado su vida al servicio del culto;

    El sacerdote se convertía en guía que conducía al iniciado, haciéndole participara en los mitos de resurrección, en la tan deseada vía de la salvación personal y la inmortalidad dichosa. Las más peligrosas pruebas físicas no sólo eran aceptadas, sino vivamente deseadas, ya que el mérito que en ellas se conseguía actuaba como garante del éxito de la fe.

    • El dios compañero de la diosa, Attis en un caso, Oiréis en el otro, había conocido por si mismo la resurrección, tras la muerte, por lo que al celebrar con pena y alegría inmensas los sucesivos estados del dios fiel prefiguraba la suerte que a él mismo le aguardaba;

    También fueron influidos por la ideología astral, cuya influencia crecía sin cesar, los cultos del Sol y de Mithra difundían escatologías celestes de origen sirio e iranio. Las filosofías helenísticas habían familiarizado a las gentes con la idea de dios cósmico, señor de los astros, y el culto del emperador había concretizado la noción de una posible inmortalidad cósmica.

    • El emperador difunto aparecía en los monumentos figurativos elevado al cielo por un águila;
    • Pero la idea de un dios solar sólo verdadera ciudadanía en el Imperio con los emperadores sirios del siglo III;

    En el 274 d. el emperador Aureliano levantó en el Campo de Marte un amplio santuario al Sol invictus, cuya fiesta quedó establecida el 25 de diciembre, día del renacimiento de la luz, hacía importantes progresos merced al favor de los ejércitos romanos, a quienes resultaba próximo por su carácter viril.

    • En las criptas mitraicas que se multiplicaban por las provincias del Imperio, y principalmente en las áreas militarizadas de zonas fronterizas del Imperio, Mithra era venerado como tauróctono, representando plásticamente en el momento de dar muerte al toro de la fecundidad, de cuya herida surgían todas las formas vivientes;

    Todo un cuadro cósmico rodeaba al dios, y éste era adorado al mismo tiempo que el sol, y éste era adorado que su fiesta estuviera también situada el día del solsticio de invierno. Dios creador y bienhechor, Mithra era adversario del dios del mal, con todo su cortejo de miserias.

    Así, con él se extendió la idea irania de la lucha permanente entre e bien y el mal, idea antigua que sobrevivió al fin mismo del paganismo romano, por intermedio del maniqueísmo. A principios del siglo, el monoteísmo cristiano fue autorizado a desarrollarse libremente.

    A finales del mismo siglo, Teodosio concedió un puesto exclusivo en el Imperio, aboliendo para siempre el paganismo. El mundo romano pasaba así de un politeísmo muy diversificado a la fe de un dios único, dentro de una religión que no admitía culto alguno al lado del suyo.

    Independientemente de la historia del cristianismo naciente que se desarrolló en los medios judaicos helenizados, toda una serie de condiciones favorables facilitaron esta marcha hacia un monoteísmo que era exactamente lo contrario del espíritu de las anteriores religiones.

    La misma multiplicación de los cultos, de los sacerdocios y de los dioses, así como la proliferación de potencias sagradas surgidas de regiones y reflexiones diversas, hacían necesario de un proceso de reagrupamiento, de unificación, lo que se ha llamado una sincresis.

    1. Es preciso imaginarse lo difícil que debía resultar para un pagano del siglo III llegar a comprender esta coexistencia de dioses tan infinitamente variados;
    2. Una especie de necesidad natural de simplificación hizo que las divinidades de salvación comenzarán a agruparse y a confundiese entre si, concentrándose sobre determinados dioses concretos los atributos de los otros;

    Por otro lado, en un imperio regido por un soberano universal, tenía que resultar natural, la unificación en una sola de las diversas potencias de lo sacro. Pero estaban, sobre todo, los movimientos filosóficos-religiosos, como la gnosis o el hermetismo, que desarrollaron sistemas orientados a unificar la ciencia y la religión, a conciliar la reflexión y la fe, a través de los cuales se dibujaba una tendencia hacia la subordinación concebir a veces como celeste y solar.

    1. Se trataba, de una marcha titubeaste hacia un monoteísmo de orden intelectual, fundado sobre una astrología de ribetes científicos, y favorable a la idea de una unidad cósmica;
    2. Estas tendencias inherentes al paganismo agonizante constituyeron el principal factor de éxito para el cristianismo;

    Pero el monoteísmo cristiano triunfante se volvió muy pronto contra aquel mismo paganismo que le había abierto las puertas del éxito. Declarándose como religión única y universa, pus definitivamente fin a la apertura y a la tolerancia que había caracterizado a la religión romana.

    • Del paganismo antiguo sólo subsistió el sentido del orden y de la organización que abrió el camino a la dominación pontificial;
    • – BIBLIOGRAFIA: – BLÁZQUEZ, J;
    • Historia de las Religiones Antiguas;
    • O riente, Grecia y Roma;

    Editorial Cátedra. Madrid. 1993 – MAURY, L. Religión, superstición y magia en el mundo romano. Universidad de Cádiz. Cádiz. 1985 – MONTERO, S. La religión romana antigua. Editorial Akal. Madrid. 1990 – ROLDÁN, J. El imperio romano. T omo II. Editorial Cátedra. Madrid. 1989 – Las religiones en la Antigüedad.

    ¿Cuántas religiones hay en Roma?

    ¿Cómo funcionaba el culto a los dioses? – Durante la permanencia de la religión politeísta, hubo tres tipos de cultos: el culto doméstico, el culto público y posteriormente, el culto imperial (culto al emperador), el cual se quedó activo incluso con la llegada del cristianismo.

    ¿Cuál es la diferencia entre el cristianismo y la religión romana?

    Si hacemos una comparación rápida entre el Cristianismo y la religión o religiones romanas vemos una diferencia clara: El Cristianismo, como sistema ideológico y modelo de conducta, contiene en sí mismo una doctrina (de la cual el Padre Nuestro es el resumen más completo), un conjunto de valores (la Piedad, el Amor al Prójimo, etc) que conforman una moral , y una serie de ritos (los Sacramentos como la Misa, el Bautismo, etc). Un Cristiano no es tal sino se adhiere a los 3 elementos y cumple con sus exigencias. La religión romana en cambio no tenía pretensiones tan amplias:

    1. La Doctrina era mucho más limitada, y se reducía a la creencia de que los dioses debían ser aplacados por medio de ofrendas y rituales cotidianos. De no hacerlo se incurría en el riesgo de que se enfadaran y tomaran represalias contra uno mismo.
    2. De esta doctrina se emanaba una serie extensísima de ritos, que como decíamos antes tenía por único objeto aplacar el ánimo de los dioses. de alguna forma, con los rituales y ceremonias de la religión romana se buscaba el “soborno” de unas deidades caprichosas que en muchos casos sólo buscaban el Mal de los hombres y mujeres de Roma. En este contexto, cobraban especial importancia aquellos con capacidad de interpretar los designios y ánimos de los dioses, los augures.
    3. En un marco religioso como este, la Moral, entendida como conjunto de valores que definen una forma de conducta, no tenía cabida. Por este motivo, la moral romana emana de fuentes más mundanas, alejadas de lo religioso, tales como la Guerra, el prestigio personal, o la Justicia. pero de esto hablaremos otro día.

    Artículos relacionados:

    1. Los libros Sibilinos, profecías sobre el futuro de Roma
    2. Las Lupercales
    3. Las supersticiones romanas

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    ¿Quién creó el cristianismo en Roma?

    El 27 febrero del año 380, el cristianismo se convirtió en la religión exclusiva del Imperio Romano por un decreto del emperador Teodosio, lo que tuvo trascendentales consecuencias. El decreto unió las raíces judeo-cristianas del continente europeo con la cultura greco-romana.

    Hasta el Concilio de Nicea, en el año 325, las iglesias cristianas eran incendiadas, quienes profesaran la religión cristiana eran perseguidos y su patrimonio era confiscado. Particularmente bajo el emperador Diocleciano (245-316) se intensificó la persecución cristiana.

    Diocleciano quería revivir los viejos cultos paganos y que éstos se convirtieran en la religión del imperio. Pero su política anticristiana fracasó y fue eliminada por su sucesor, el emperador Constantino (285-337). El aparato militar y el administrativo funcionaban bien en el Imperio Romano. Mezquita de Bayazit, en Estanbul, Turquía. Concilio de Nicea El 19 de junio de 325, Constantino intervino en un conflicto eclesiástico. Para dirimir entre las partes invitó a los obispos cristianos a un Concilio en Nicea, cerca de Estambul. No era la imposición del cristianismo como religión del Estado el objetivo del encuentro, en el que participaron más de 300 representantes eclesiásticos, sino sobre todo alcanzar una paz religiosa que estabilizara el Imperio.

    Una zona de libre comercio había impulsado el bienestar económico. Los habitantes de Roma gozaban de derechos civiles, lo que promovía una creciente cohesión entre la población, sin embargo, no había libertad religiosa.

    Tras largos debates, el emperador Constantino decidió llegar a un arreglo según el cual Jesús y Dios representaban una misma entidad. Con la firma de esta definición por parte de los eclesiásticos presentes fueron suspendidas las persecuciones contra cristianos.

    Para los practicantes de la religión cristiana la situación mejoró. El 27 de febrero de 380, el emperador romano de Oriente Teodosio (347-395) firmó, en presencia del emperador romano de Occidente Valentiniano (371-392) y su co-gobernante medio hermano Graciano (359-383) un decreto con el que declaró al cristianismo religión del Estado y estipuló un castigo a quienes practicaran cultos paganos.

    El decreto “Cunctos populos”, concedía no sólo un lugar preponderante al cristianismo, sino que también suponía la persecución contra quienes practicaran otra fe. Imagen del Santo Nicolaus de Anatolia, Turquía. “Todos los pueblos, sobre los que lideramos un suave y mesurado regimiento, deberán adoptar la religión que el divino apóstol Pedro hizo llegar a los romanos, que profesa el pontífice de Damasco así como el Obispo Pedro de Alejandría (…) Eso significa, que según la sabiduría apostólica y la doctrina evangélica creemos en la igualdad majestuosa y santa trinidad de la divinidad integrada por Dios Padre, Dios Hijo y Espíritu Santo. El santo Ambrosius y el emperador Theodosius, pintura de Rubens. Simbiosis entre la Antigüedad y el Cristianismo Con el mismo fanatismo con el que antes fueron perseguidos los cristianos y judíos, ahora se hostigó a quienes practicaran otra fe. La realización de cultos paganos fue considerada alta traición y los templos y lugares sagrados fueron destruidos, como el Oráculo de Delfos, el recinto sagrado al que acudían los griegos para consultar a los dioses.

    Sólo quienes obedezcan este decreto podrán ser llamados cristianos católicos. Los restantes a quienes declaramos dementes y locos, tienen la vergüenza de seguir la doctrina hereje. Sus lugares de reunión no podrán ser considerados templos”.

    No obstante, aquel 27 de febrero de 380 se convirtió en un hito de la historia europea porque unió las raíces judeo-cristianas con la antigüedad greco-romana, una simbiosis que trasciende hasta la actualidad. La prehistoria greco-romana del continente y la religión judeo-cristiana marcaron decisivamente Europa, para bien y para mal, pues en los siglos siguientes los cristianos no sólo ayudaron a los pobres en nombre de la cruz, sino que también asesinaron en nombre de Dios a críticos y disidentes. Síganos en   Facebook  |  Twitter  |  YouTube  |  

    • Cuál Es La Religión De Roma.

      ¿Cómo adoraban los romanos a sus dioses?

      La mitología romana es apasionante tanto para niños como para adultos, pues está llena de conocimientos y entretenimiento. A diferencia de otras religiones, la romana era politeísta, lo que significa que eran muchos los dioses a los que adoraban. Tenían muchas deidades propias, pero muchas otras eran incorporadas, ya sea de la mitología griega o de los territorios que iban conquistando.

      En la antigua Roma se desarrolló un sofisticado sistema religioso con templos, sacerdotes, ritos y dioses que se remontaban hasta la fundación de si civilización. Lo que en un principio era una religión algo primitiva se fue modificando y añadiendo a nuevos dioses que conforman la mitología romana tal y como la conocemos hoy en día.

      A continuación, en unCOMO, te explicaremos cuáles son los principales dioses romanos y su significado. Índice

      1. Júpiter, principal dios romano
      2. Plutón, dios del inframundo
      3. Juno, la reina de los dioses
      4. Minerva, diosa de la sabiduría
      5. Apolo, dios de la música
      6. Diana, hija de Júpiter
      7. Neptuno, dios de los mares
      8. Marte, el dios de la guerra
      9. Venus, diosa del amor y la belleza
      10. Mercurio, dios del comercio
      11. Vesta, diosa del hogar y la fidelidad
      12. Fortuna, diosa romana de la suerte
      13. Ceres, diosa de la agricultura
      14. Baco, dios del vino

      ¿Cuáles son los dioses de los romanos?

      Los principales dioses [ editar ] –

      Nombre romano Nombre griego Función, características Atributo
      Júpiter Zeus Padre de dioses y de los hombres, soberano de las alturas, el que administra la justicia, lanza el rayo y amontona las nubes. El águila, el rayo y el cetro.
      Juno Hera Reina de los dioses, protectora del matrimonio y de la familia. El pavo real y la corona.
      Neptuno Poseidón Dios de los mares, caballos y terremotos. El tridente y los caballos blancos.
      Minerva Atenea Diosa de la inteligencia y de la guerra justa, protectora de las instituciones políticas, de las ciencias y de las artes, patrona de los artesanos. El casco, el escudo, la lanza, el olivo y el búho.
      Marte Ares Dios de la guerra destructiva y de la lucha. La espada, el escudo y el casco.
      Venus Afrodita Diosa del amor y la belleza. La paloma, la espada y la concha marina.
      Febo Apolo Dios de la luz, poesía, música, profecía y de la medicina. La lira, el arco y la flecha.
      Diana Artemisa Diosa de la caza, de la virginidad, de la luna y la paz. La luna, el arco de plata, la flecha y el carcaj.
      Mercurio Hermes Dios del comercio, protector de los caminos y guía del viajero. El Pegaso, el caduceo, las sandalias aladas y el bolso.
      Baco Dioniso Dios del vino y de la danza, inspirador del delirio y el éxtasis. El tirso.
      Vulcano Hefesto Dios de los volcanes, de los incendios y de la herrería. El yunque y el martillo.
      Plutón Hades Dios de los muertos, señor del Inframundo. La corona de ébano, el trono de ébano y el carro tirado por cuatro caballos negros.
      Saturno Cronos Dios de la riqueza, la cosecha, la agricultura, la liberación y el tiempo. Padre de Júpiter, Neptuno, Juno y Plutón. Hoz, guadaña.
      Ceres Deméter Diosa de la agricultura, las cosechas de granos, la fertilidad y las relaciones maternales. Hoz, gavilla de trigo, cornucopia, cereal
      Vesta Hestia Diosa del calor y fuego del hogar, la cocina, las hogueras y la arquitectura. Antorcha, Fuego, burro.
      Proserpina Perséfone Diosa de los granos y la agricultura, reina de los muertos. Antorcha, gavilla, granada.
      Cupido Eros Dios del amor. Arco y flecha.

      .

      ¿Cuál es la cultura de los romanos?

      Este artículo o sección tiene referencias , pero necesita más para complementar su verificabilidad. Este aviso fue puesto el 31 de julio de 2020.

      La cultura de la Antigua Roma fue el resultado de un importante intercambio entre civilizaciones diferentes: la cultura griega y las culturas desarrolladas en Oriente ( Mesopotamia y Egipto ), que contribuyeron a formar la cultura y el arte de los romanos. Uno de los factores que más contribuyó a la universalización de la cultura romana, que de pronto fue la de todo el imperio, fue el uso del latín como lengua común de todos los pueblos sometidos a Roma.

      ¿Qué es el cristianismo romano?

      Roma, como la mayoría de los pueblos de la antigüedad adoptó una religión politeísta, que contaba con dioses para todos los romanos, y con una religión familiar, que nucleaba a sus miembros, en torno a la adoración de sus antepasados muertos. La prédica de Cristo fue rechazada en Roma, al punto de costarle la vida al propio Jesús, y sus seguidores fueron perseguidos y condenados por la mayoría de los emperadores. Nerón , fue uno de los emperadores que más se ensañó con los cristianos, que no adoraban a los dioses locales, y se negaban a reconocer al emperador como un ser divinizado.

      Las ideas de caridad e igualdad cristianas, parecían oponerse al espíritu guerrero y jerárquico de los romanos. Por estas causas, acusó a los cristianos del incendio de Roma, ocurrido en el año 64. Los emperadores Trajano y Adriano , fueron más tolerantes con el cristianismo, con la condición de que no violaran las leyes romanas.

      En el año 285, Diocleciano , persiguió al cristianismo considerándolo una amenaza para el imperio. Esta nueva religión que primero fue adoptada por los grupos sociales más humildes, comenzó a ser predicada por todos los sectores de la sociedad. La explicación puede encontrarse en la crisis que se vivía en esos momentos, tanto en materia de seguridad, como económica y de valores espirituales.

      1. El cristianismo ofrecía una nueva oportunidad de reivindicación moral y religiosa;
      2. Diocleciano privó a los cristianos de todos sus derechos, quemó copias bíblicas y demolió iglesias;
      3. Esta hostilidad cesó recién con el decreto de indulgencia, de Galerio del 30 de abril del año 311, donde se reconoció a los cristianos existencia legal;

      El emperador Constantino , en el año 324, asumió el poder total de Roma, atribuyendo su asunción a fuerzas divinas. Un panegirista galo, anunció que el nuevo emperador había tenido una visión de Apolo, en un santuario de la Galia. La visión era de una cruz encima del Sol, seguida de las palabras “con ésta vencerás”.

      A la noche siguiente, Cristo se le apareció en un sueño, mostrándole el sentido de lo que había vislumbrado. La tarde anterior a la batalla del puente Milvio, el 28 de octubre del año 312, tuvo otro sueño, donde se le ordenó pintar en los escudos de sus tropas el monograma cristiano.

      Al vencer a Majencio, y con ello acceder al poder en todo occidente, relacionó ese triunfo con la simbología usada. Como tributo a su victoria, erigió un arco en roma, donde se escribió que el tirano Majencio había sido derrotado “por inspiración de la divinidad y su grandeza de espíritu”, refiriéndose al propio Constantino.

      En el año 313, se promulgó el edicto de Milán , por parte de Constantino I, a cargo del Imperio Romano de Occidente y Licinio , del de Oriente. En esa fecha el Imperio estaba compuesto por 50. 000. 000 de habitantes de los cuales los cristianos representaban el 10 %.

      Las propiedades de los cristianos que les habían sido confiscadas les fueron devueltas. El cristianismo comenzó a convivir en un pie de igualdad con el paganismo. Luego de vencer a Licinio en Adrianópolis, se apoderó, en el 324 de todo el imperio. Reconoció públicamente sus errores y la salvación que Dios le había concedido.

      En el año 325 se reunió el concilio de Nicea (Asia Menor), donde se reunieron trescientos obispos, con el fin de lograr la unidad religiosa del imperio, ya que el cristianismo había sido objeto de distintas interpretaciones.

      El arrianismo, sostenía que Cristo era el primogénito de Dios pero no su misma sustancia, sino una criatura de origen temporal. En el concilio triunfó la tesis opuesta consagrándose la trilogía del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, siendo la misma sustancia el dios Padre y el Hijo.

      Los que no aceptaran esa fe serían desterrados. En el año 326, Constantino se dirigió a Roma, lugar en el había estado en el 315, pero esta vez se negó a concurrir a una procesión y sacrificio en el Capitolio.

      La nueva capital se estableció en Constantinopla, donde antes había estado Bizancio. La nueva ciudad fue consagrada en el año 330, transformándose en ciudad cristiana, a pesar de que siguieron subsistiendo resabios del anterior paganismo, como estatuas y templos paganos, que ya no eran tenidos como sagrados.

      Se establecieron importantes iglesias, como la de la sagrada sabiduría. En tanto, en Roma, en el 326, año de la visita de Constantino, se ejecutó a su hijo Crispo, en Pola, Dalmacia, por orden del propio Constantino, acusado de haber tratado de seducir a su madrastra, fausta, esposa de Constantino.

      Fausta también falleció a causa de un supuesto accidente en la bañera, donde se ahogó, aunque muchas versiones indican que fue la madre de Constantino la encargada de asesinarla, cuando se enteraron de que la acusación contra Crispo era falsa. La madre de Constantino, ante estos hechos se dirigió en peregrinación a Tierra Santa.

      Estos hechos hicieron sospechar a los opositores de Constantino que su conversión obedecía a razones de expiación de pecados por la cruel e injusta muerte de sus familiares. Se puso en comunicación con el obispo de Jerusalén, donde se construyeron numerosas iglesias.

      El bautismo de Constantino se produjo en el año 337, en su lecho de muerte, y fue enterrado en la iglesia de los Santos Apóstoles, en Constantinopla. El emperador, Juliano el Apóstata (361-363), nuevamente comenzó una política persecutoria del cristianismo, pero a su muerte, el cristianismo resurgió con mayor intensidad.

      ¿Que le hacian los romanos a los cristianos?

      La persecución de Juliano (361-363) [ editar ] – Juliano el Apóstata fue el último emperador pagano del Imperio romano. Se crio en un momento en que el paganismo estaba en declive, en Roma. Al ser proclamado augusto en el año 361, Juliano de inmediato declaró su fe a los antiguos dioses romanos y buscó provocar un renacimiento pagano.

      Sin embargo, fue asesinado en Persia en el año 363 y su intento de restaurar el paganismo finalmente fracasó. Juliano utilizó muchos métodos para romper sutilmente la Iglesia. Recordó a los obispos que habían sido desterrados por las enseñanzas heréticas, el clero fue despojado de su derecho a viajar por cuenta del Estado (como lo habían hecho anteriormente) y prohibió a los cristianos enseñar obras clásicas tales como la Ilíada o la Odisea.

      Juliano fue sustituido por el emperador cristiano Joviano. La persecución de Constantino, siglo  II mediados del siglo  II , las turbas estaban predispuestas a tirar piedras a los cristianos. La Persecución de Lyon fue precedida por la violencia colectiva, incluyendo asaltos, robos y lapidaciones Además hubo persecuciones de forma inconexa hasta el siglo  III , aunque la Apologética de Tertuliano de 197 fue escrita ostensiblemente en defensa de los cristianos perseguidos y dirigida a los gobernadores romanos.

      El edicto de Septimio Severo, familiar en la historia del cristianismo es puesto en duda por algunos historiadores seculares por conocerse fuera del martirologio cristiano. Según la documentación del Imperio, la primera gran persecución tuvo lugar bajo Maximino el Tracio, aunque sólo afectó al clero.

      No fue sino hasta Decio a mediados del siglo, que una persecución de los cristianos laicos de todo el Imperio se llevó a cabo. Fuentes cristianas aseveran que se emitió un decreto que requería sacrificios públicos, un trámite equivalente a un testimonio de fidelidad al emperador y al orden establecido.

      Decio autorizó varias comisiones itinerantes para visitar las ciudades y aldeas y supervisar la ejecución de los sacrificios y para entregar los certificados por escrito a todos los ciudadanos que las efectuasen.

      Los cristianos a menudo tuvieron oportunidad de evitar el castigo efectuando sacrificios públicos o quemando incienso en honor a los dioses romanos, pero si se negaban eran acusados por los romanos de impiedad. La negativa era castigada con arresto, encarcelamiento, tortura y ejecuciones.

      ¿Cómo se convirtieron los romanos en cristianos?

      En el año 380, el emperador Teodosio I hizo del cristianismo la religión oficial del Imperio romano (ver Imperio bizantino y los godos) e impuso el edicto el año 392 que prohibía todos los cultos paganos.

      ¿Quién es el dios de los romanos?

      Los principales dioses [ editar ] –

      Nombre romano Nombre griego Función, características Atributo
      Júpiter Zeus Padre de dioses y de los hombres, soberano de las alturas, el que administra la justicia, lanza el rayo y amontona las nubes. El águila, el rayo y el cetro.
      Juno Hera Reina de los dioses, protectora del matrimonio y de la familia. El pavo real y la corona.
      Neptuno Poseidón Dios de los mares, caballos y terremotos. El tridente y los caballos blancos.
      Minerva Atenea Diosa de la inteligencia y de la guerra justa, protectora de las instituciones políticas, de las ciencias y de las artes, patrona de los artesanos. El casco, el escudo, la lanza, el olivo y el búho.
      Marte Ares Dios de la guerra destructiva y de la lucha. La espada, el escudo y el casco.
      Venus Afrodita Diosa del amor y la belleza. La paloma, la espada y la concha marina.
      Febo Apolo Dios de la luz, poesía, música, profecía y de la medicina. La lira, el arco y la flecha.
      Diana Artemisa Diosa de la caza, de la virginidad, de la luna y la paz. La luna, el arco de plata, la flecha y el carcaj.
      Mercurio Hermes Dios del comercio, protector de los caminos y guía del viajero. El Pegaso, el caduceo, las sandalias aladas y el bolso.
      Baco Dioniso Dios del vino y de la danza, inspirador del delirio y el éxtasis. El tirso.
      Vulcano Hefesto Dios de los volcanes, de los incendios y de la herrería. El yunque y el martillo.
      Plutón Hades Dios de los muertos, señor del Inframundo. La corona de ébano, el trono de ébano y el carro tirado por cuatro caballos negros.
      Saturno Cronos Dios de la riqueza, la cosecha, la agricultura, la liberación y el tiempo. Padre de Júpiter, Neptuno, Juno y Plutón. Hoz, guadaña.
      Ceres Deméter Diosa de la agricultura, las cosechas de granos, la fertilidad y las relaciones maternales. Hoz, gavilla de trigo, cornucopia, cereal
      Vesta Hestia Diosa del calor y fuego del hogar, la cocina, las hogueras y la arquitectura. Antorcha, Fuego, burro.
      Proserpina Perséfone Diosa de los granos y la agricultura, reina de los muertos. Antorcha, gavilla, granada.
      Cupido Eros Dios del amor. Arco y flecha.

      .

      ¿Cuál es la diferencia entre el cristianismo y la religión romana?

      Si hacemos una comparación rápida entre el Cristianismo y la religión o religiones romanas vemos una diferencia clara: El Cristianismo, como sistema ideológico y modelo de conducta, contiene en sí mismo una doctrina (de la cual el Padre Nuestro es el resumen más completo), un conjunto de valores (la Piedad, el Amor al Prójimo, etc) que conforman una moral , y una serie de ritos (los Sacramentos como la Misa, el Bautismo, etc). Un Cristiano no es tal sino se adhiere a los 3 elementos y cumple con sus exigencias. La religión romana en cambio no tenía pretensiones tan amplias:

      1. La Doctrina era mucho más limitada, y se reducía a la creencia de que los dioses debían ser aplacados por medio de ofrendas y rituales cotidianos. De no hacerlo se incurría en el riesgo de que se enfadaran y tomaran represalias contra uno mismo.
      2. De esta doctrina se emanaba una serie extensísima de ritos, que como decíamos antes tenía por único objeto aplacar el ánimo de los dioses. de alguna forma, con los rituales y ceremonias de la religión romana se buscaba el “soborno” de unas deidades caprichosas que en muchos casos sólo buscaban el Mal de los hombres y mujeres de Roma. En este contexto, cobraban especial importancia aquellos con capacidad de interpretar los designios y ánimos de los dioses, los augures.
      3. En un marco religioso como este, la Moral, entendida como conjunto de valores que definen una forma de conducta, no tenía cabida. Por este motivo, la moral romana emana de fuentes más mundanas, alejadas de lo religioso, tales como la Guerra, el prestigio personal, o la Justicia. pero de esto hablaremos otro día.

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