El concepto Reino de Dios o Reino de Los Cielos (en griego βασιλεία τοῦ θεοῦ basileia tou theou) es un reino en el cual Dios es el gobernante y juez, cuya sede es el cielo.
Contents
- 1 ¿Qué es el Reino de Dios Biblia?
- 2 ¿Cuáles son los valores del Reino de Dios?
- 3 ¿Qué significa construir el Reino de Dios en la situación actual?
- 4 ¿Que nos hace ciudadanos del Reino de Dios?
- 5 ¿Cuáles son los valores del Reino de Dios?
- 6 ¿Donde dice buscad el Reino de Dios y su justicia?
¿Qué es el Reino de Dios Biblia?
El Reino en el cristianismo [ editar ] – El Catecismo de la Iglesia Católica indica que en el Nuevo Testamento se utilizan varias expresiones para caracterizar la bienaventuranza a la que Dios llama al hombre: la llegada del Reino de Dios; «Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios» —Mt 5, 8—; «la entrada en el gozo del Señor» — Mt 25; 21.
23 —; «la entrada en el descanso de Dios» — Hb 4, 7-11—. [ 1 ] « Allí descansaremos y veremos; veremos y nos amaremos; amaremos y alabaremos. He aquí lo que acontecerá al fin sin fin. ¿Y qué otro fin tenemos, sino llegar al Reino que no tendrá fin?.
San Agustín civ. 22,30» La idea del Reino de Dios se encuentra predominantemente en el Nuevo Testamento , especialmente en los Evangelios. [ 2 ] El Reino de Dios es un término usado indistintamente con el de «Reino de los Cielos». En el Evangelio según Mateo se utiliza esta última expresión, mientras que en el de Lucas , en el de Marcos y en el de Juan se utiliza «Reino de Dios».
- La explicación habitual es que el evangelio de Mateo está destinado a los judíos quienes prefieren evitar el uso directo del nombre de Dios;
- Marcos y Lucas están dirigidos a una audiencia más general y menos familiarizada con el término «Reino de los Cielos»;
Algunos intérpretes premilenaristas piensan que el «Reino de los Cielos» se refiere al reino milenario de Dios, mientras que el «Reino de Dios» se refiere a su reinado universal. Otros opinan que no hay base para tal distinción. El historiador, escritor y filósofo británico H.
- Wells escribió: «La doctrina del Reino de los Cielos, que fue la enseñanza principal de Jesús , es ciertamente una de las doctrinas más revolucionarias que alguna vez haya animado y transformado el pensamiento humano;
» [ 3 ] H. Wells (1920), Outline of History El pensamiento cristiano del Reino de Dios agrupa distintos conceptos según el entendimiento de cada denominación, entre las que destacan las siguientes.
- El Reino de Dios es un gobierno único celestial que regirá en toda la tierra después de Armagedón , cuando todas las personas inicuas hayan sido destruidas.
- El rey de este reino es Jesucristo, de acuerdo con el pacto que hizo Dios con David.
- Jesucristo habla muchas veces del Reino de Dios, que está cerca y la manera de explicarlo es con parábolas que son comparaciones que expresan una enseñanza.
¿Qué es el Reino de Dios opinión?
Un tema central destaca en el evangelio: el Reino de Dios. Quizá para nosotros hoy las parábolas que emplea Jesucristo no nos resulten tan sugerentes como lo fueron para los primeros que las escucharon de labios del Señor o en la proclamación de este texto en los orígenes del cristianismo.
Dentro y fuera de nuestros templos hemos oído esta expresión en numerosas ocasiones. Con todo, ¿terminamos de entender, asumir, comprender qué quiere decir, qué es el Reino de Dios? Si lo tienes claro, estupendo, pero continúa leyendo porque tal vez te reafirmarás en lo que ya sabías o completarás tu conocimiento.
Si no te interesa, sigue leyendo también porque, sin duda, te vas a sorprender. Ahí va la respuesta: el Reino de Dios es la realidad en la que habita Dios. ¿Lo que hemos llamado tradicionalmente «el cielo»? Exacto, pero también la tierra. También aquí habita Dios.
¿Y ya está? Pues sí, ya está. Donde está Dios, está su Reino. La dureza de nuestra vida, nuestros problemas cotidianos, los sufrimientos y preocupaciones que nos atormentan parece que nos están diciendo otra cosa.
¿Cómo puede existir aquí en este mundo el Reino de Dios en medio del orgullo, la soberbia, la envidia, el odio, el resentimiento, el rencor, y tantos y tantos pecados que nos hacen devorarnos los unos a los otros? Hemos llegado al momento clave de nuestra reflexión.
Cuanto más espacio dejemos a Dios en nuestra vida, en nuestra sociedad, en nuestra historia, mayor será nuestra experiencia del Reino de Dios. Dios y el demonio no pueden convivir, el día y la noche no se dan a la vez, la luz se hace más tenue y llega la oscuridad, y la luz del alba va deshaciendo las tinieblas de la noche.
Así sucede con el Reino de Dios, puede ir apareciendo en nuestra vida o puede ir ocultándose. Aunque Dios jamás se va del todo. Es una equivalencia casi matemática: a mayor presencia de Dios, mayor experiencia de su Reino entre nosotros. Cuanto más vivimos según el proyecto de Dios, más nos acercamos a su Reino.
Y su Reino significa vivir en Él, como Él, siendo semejantes a Él. Puede comenzar ya para nosotros en este mundo, pero no puede darse como plenitud porque aquí todavía el mal, el demonio, tiene margen de actuación.
La plenitud del Reino de Dios nos espera en el cielo. El Reino es algo pequeño, que puede que al principio solo unos cuantos lo vivan pero con la fuerza de Dios irá creciendo, poco a poco, sin avasallar, sin imponer, hasta ocupar toda la realidad. Esto es el Reino de Dios, Él nos lo ofrece, nos lo propone, nosotros decimos hacerlo realidad o no..
¿Cómo es el Reino de Dios en la actualidad?
Reino de Dios, no designa un espacio geográfico, sino la situación de aquellos que han transformado o convertido su corazón, entendido éste como lo más profundo y sentido de cada ser humano, y exaltan a Dios como valor absoluto de sus vidas y de sus relaciones con los demás.
El Reino es pues, no sólo el horizonte individual de los creyentes, sino también la meta de la comunidad, que es la Iglesia. En el comienzo del Evangelio de san Marcos (Mc. 1,15), Jesús anuncia el principio de su vida de predicación con estas palabras: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el Evangelio”.
En todas sus enseñanzas, la expresión Reino de Dios o en ocasiones Reino de los Cielos, constituye el eje central del anuncio de Jesús. Él es quien inaugura el Reino y quien nos invita a participar en su enriquecimiento y difusión. El Reino de Dios en la actualidad Todos sabemos que el Reino de Dios se presenta como la salvación del hombre y la vida eterna, en la que el hombre conseguirá su plenitud definitiva.
- Este es un Reino de amor y de vida sencilla en la inocencia del corazón;
- Pero no es un reino como esos que vemos aquí en nuestro mundo, es decir, no es un reino físico y material, sino que es un Reino al cual entramos al ser bautizados y al permanecer en la fe de Cristo, pero que lo vivimos dentro de cada uno de nosotros y nos mantendremos en él al seguir el camino de nuestro Padre que lo dio todo por nosotros, incluso a su propio hijo para salvarnos de nuestros pecados;
Mucha gente afirma que el Reino de Dios se acerca y trata de convencer a las otras personas de que se conviertan porque el Reino de Dios ya se acerca, pero están equivocados en algo, y es que el Reino de Dios ya está en medio de nosotros, tal cual lo dijo Jesús según el Evangelio San Lucas.
El reinado de Dios es pleno; en los que creen se va realizando, poco a poco, en su corazón y en su conciencia, sus costumbres se van adaptando cada vez más al nuevo amor a Dios. Este Reino ya está aquí, aunque muchos lo nieguen y lo siguen esperando, sólo que no es visible como los otros reinos de los hombres, sino que es un Reino espiritual.
Además el Reino de Dios no sólo se refiere al futuro, es decir que en la Biblia vemos expresado que al final de los días, el fin del mundo, sólo los que pertenezcan a él y sigan sus mandamientos estarán en el Reino de los cielos y tendrán vida eterna.
- Sabemos que eso es cierto, pero también el Reino de Dios también es algo que irrumpe en nuestra vida diaria, ya que nuestro Padre nos presenta innumerables “pruebas” a las que a veces respondemos de manera incorrecta;
Entonces, si pertenecemos al Reino del Señor, podremos transfo rmar las relaciones del odio, egoísmo, discriminación y explotación, en relaciones de amor, solidaridad, justicia y paz. En nuestro país, en toda Latinoamérica y en todo el mundo existe la injusticia con los pobres, en algunos lugares más que en otros.
- La liberación humanizadora de los pobres y oprimidos de la tierra es la irrupción más significativa del Reino en la sociedad;
- La teología de la liberación, que es el intento de los seguidores del Reino de liberar a todos aquellos que sufren de injusticias, busca problematizar los mecanismos de explotación económica, política, ideológica y cultural que oprimen y deshumanizan a la mayoría de la población;
Esta teología de liberación se fundamenta en la fe y la esperanza del pueblo de Dios, pero su novedad está en que busca aplicar su pensamiento al oprimido como sujeto histórico. Las condiciones para entrar en el Reino de Dios y las condiciones para pertenecer a la única iglesia fundada por Cristo son idénticas.
- La iglesia de Cristo es el Reino de Dios en la Tierra;
- Los pasos que conducen al Reino de Dios son los mismos que conducen a la verdadera Iglesia de Dios;
- En la actualidad, existe una urgente necesidad de hombres y mujeres consagrados y hay una gran demanda de predicadores santos y devotos de Dios;
¿Qué está ocurriendo con el mundo que Dios dejó en nuestras manos y que mandó a su hijo para salvarnos y para que todos recibiéramos vida eterna? El ateísmo y el satanismo nos están invadiendo grandemente. Por ejemplo en nuestro país en los últimos años ha habido un creciente índice de satanismo.
Nos estamos dejando llevar del mal, y no estamos llevando el plan de Dios y nosotros pertenecientes a la religión cristiana no actuamos como verdaderos cristianos y nos estamos dejando llevar por el camino de lo fácil.
No todo es malo; el conocimiento de Dios se duplica en cada cuatro o cinco años. Además, han habido muchos acontecimientos que han provocado importantes cambios en todo el mundo, tales como la caída del muro de Berlín en 1989 y el reciente atentado terrorista contra las Torres Gemelas en Nueva York el pasado 11 de septiembre.
Estos hechos han causado el arrepentimiento y conversión hacia el Cristianismo de muchas personas. En mi opinión, Dios está estremeciendo las naciones para que se den cuenta de lo mal que están y se arrepientan y sigan Su camino.
Nosotros como cristianos, debemos considerar a la iglesia como una iglesia que adora y alaba a Dios en espíritu y en verdad, pues así era la del primer siglo, y a pesar de los errores que ha cometido ya que es una institución dirigida por seres humanos con derecho a equivocarse, se mantendrá siempre como el Reino de Dios en la tierra.
Iglesia: lugar dnd se encuentra a dios la casa de dios conjunto de personas comunidad de cristianos, es la asamblea de los fieles o los creyentes de una sola fe pero sobre todo es la persona y su interior.
ðDios, aunque nosotros lo rechacemos, sigue buscándonos para que encontremos la dicha verdad y felicidad del ser humano. La Iglesia es el pueblo de Dios, descripción que enfatiza por un lado la continuidad de la Iglesia heredera del pacto de Dios con Israe l y, por otro, su potencial universalidad Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2003.
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- La iglesia y el reino de dios(lo ke dijo la puta) Jesús quiso desde el comienzo empezo a organizar en una comunidad viva a quienea se quisieran poner al servicio de ese gran proyecto No se conformo con ke este o akel le sigieran individual/;
El m,ismo eligio discipulos y les invito a seguirles Lucas cuenta como les lanzo sta llamaa tras 1 peska mu abundante J les facilito la pesca extraordinaria Y se propuso akel trabajo Xo com ombres y no con peces Reunir a loos ombres wen el movimiebnto del reino Sera una pesca muxo mad interesante entonces empieza a formarle sxa la accion confiandoles tareas mu concrtas Proclamar la buena noticia a otros peblos Después de su resurrección Les avbre la perspectiva d 1 nuva mision universal asi les manda “y , acercandose Jesús les dijo: me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra”.
¿Qué se necesita para vivir el Reino de Dios en la tierra?
¿Qué es el reino de Dios?
¿Qué dice Jesús sobre el reino de los cielos?
Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,20-25): – En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios Jesús les contestó: «El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.
- » Dijo a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis;
- Si os dicen que está aquí o está allí no os vayáis detrás;
- Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día;
Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación. » Palabra del Señor.
¿Por qué el Reino de Dios no es comida ni bebida?
‘El Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia’ (Rom 14, 17).
¿Cómo se identifica el Reino de Dios y la Iglesia?
Abstract – La Iglesia no se identifica con el Reino de Dios, pero se relaciona estrechamente con él. Esto se ve claramente si nos fijamos en el vocabulario del Nuevo Testamento. El Reino (basileia) aparece 163 veces en los escritos del Nuevo Testamento; de ellas, 107 en los evangelios y 56 en los demás escritos.
Por el contrario, la Iglesia (ekklesía) aparece 114 veces en el Nuevo Testamento; de ellas, solo 3 veces en el evangelio de Mateo y 111 en los demás escritos. Por lo tanto, no se identifican sin más el Reino y la Iglesia.
Pero esto no quiere decir que sean dos realidades que no tienen que ver la una con la otra. Un día dijo Jesús a su comunidad de discípulos: “Pequeño rebaño, no temas, porque al Padre le agradó darte el Reino” (Lc. 12, 32; cf. 22, 28-30). Por lo tanto, el Reino de Dios se relaciona estrechamente con la comunidad de Jesús.
Esto quiere decir que es falsa la afirmación de Loisy: “Jesús anunciaba el Reino de Dios, y fue la Iglesia lo que vino”. Porque en los Hechos y en las Cartas de los apóstoles se habla del Reino como de una realidad que perdura y que está íntimamente ligada a la Iglesia.
Y eso en un sentido concreto, a saber: en cuanto que la Iglesia tiene que anunciar y hacer presente el Reino de Dios entre los hombres. Los testimonios del Nuevo Testamento en este sentido son abundantes (Hech 8, 12; 14, 22; 19, 8; 20, 25; 28, 23; 28, 31; Rom.
- 14, 17; 1 Cor;
- 4, 20; 6, 9;
- 10; 15, 50; Gal;
- 5, 21; Ef;
- 5, 5; Col;
- 4, 11; 1 Tes;
- 2, 12; 2 Tes;
- 1, 5; etc);
- Por consiguiente, para comprender lo que es la Iglesia, se hace enteramente necesario comprender previamente lo que es el Reino de Dios;
La Iglesia tiene que acomodarse al Reino de Dios. Y tiene que hacerlo presente entre los hombres. Por lo tanto, la Iglesia es lo que tiene que ser en la medida en que ella misma vive la realidad del Reino y así lo hace presente en el mundo y en la sociedad.
Item Type: | Article |
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Uncontrolled Keywords: | Iglesia Católica, Nuevo testamento, Espiritualidad Ignaciana, Vida religiosa |
Subjects: | 200 Religión > 220 La biblia > 225 Nuevo Testamento 200 Religión > 280 Confesiones y sectas cristianas > 282 Iglesia Católica Romana |
Divisions: | Centro Pastoral Universitario |
Depositing User: | Rogerio Medina |
Date Deposited: | 16 Mar 2017 10:27 |
Last Modified: | 16 Mar 2017 10:27 |
URI: | http://repositorio. uca. edu. ni/id/eprint/3609 |
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¿Cuáles son los valores del Reino de Dios?
Los milagros que Jesús realizaba eran la prueba y la señal de la presencia y acción de Dios en Jesucristo. Es por ello por lo que la falta de respuesta en la conversión al mensaje y milagros de Jesús por parte de las ciudades impenitentes significaban rechazo a Dios y a su reino.
- El reinado de Dios en nosotros comienza también por nuestra conversión a los valores del reino : santidad, verdad, justicia, amor y paz; frente a los del tener: dinero, poder, soberbia, dominio e influencia;
En el interior de la persona es donde ha de germinar la semilla del reino , porque del corazón humano brota todo lo bueno y lo malo que vemos en el mundo, como lo anunció Cristo. Solamente, si nos convertimos a los calores del reino abandonaremos los criterios del mundo y del hombre terreno, asimilando las actitudes básicas que proponen las bienaventuranzas de Jesús: pobreza, hambre y sed de fidelidad, fraternidad, solidaridad, no violencia, reconciliación, perdón y amor al hermano, incluso al enemigo.
Sin esta conversión en profundidad es imposible el cambio de estructuras en la familia y la sociedad, en la política y la economía; pues la trampa del viejo egoísmo se agazapará en la ley y situaciones nuevas, perpetuando así el desamor, la explotación del otro y la opresión del más débil.
Únicamente la levadura que actúa desde dentro, es decir, la opción evangélica, puede transformar la masa entera y hacer efectivo el proyecto del reino en nuestra vida personal y nuestro ambiente. Motivémonos pues, para crecer como personas y como cristianos; porque esa es la regla evangélica del juego y la ley del reinado de Dios, ley de crecimiento a todos los niveles.
De lo contrario, estaremos limitados al raquitismo, las malformaciones y la esclerosis espiritual. Que el Señor nos abra los ojos para vernos tal como somos. Que Él nos conceda el espíritu joven del Evangelio para amar cada día más, para empezar la vida cada mañana.
Dios es muy espléndido; espera tan sólo un atisbo de generosidad por nuestra parte para darnos con creces y hacer fructificar nuestro esfuerzo hasta el ciento por uno. Para eso hay un secreto: vivir en perenne estado de conversión continua..
¿Qué significa construir el Reino de Dios en la situación actual?
La propuesta principal de este trabajo es la construcción del Reino de Dios, pues se trata de amar a Dios que viene al mundo, un Dios que se encarna en el mundo, como se señala en el Evangelio11 que presenta a un Dios que ama e invita a todos a vivir desde el amor fraterno y solidario con los demás, es decir, un amor.
¿Quién construye el Reino de Dios?
Jesús invita a construir el Reino de Dios, dos los mandamientos. El primero, el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo, amarás a tu prójimo como a ti mismo.
¿Que nos hace ciudadanos del Reino de Dios?
César Moya and Patricia Urueña, mission workers with Mennonite Mission Network serving in Colombia. Cuando se nos plantean preguntas como ésta, inmediatamente la relacionamos con nuestra ciudadanía o pertenencia a un país determinado, nos cuestionamos en qué consiste dicha ciudadanía, en cuáles son las responsabilidades que esta ciudadanía conlleva, pensamos en los derechos políticos y sociales que nos permiten intervenir en la vida política de un país, es decir, pensamos en el ejercicio de esa ciudadanía.
- En el país en donde residimos y en la iglesia donde nos congregamos, convivimos personas de diferentes procedencias, razas, culturas, condiciones de vida y sistemas familiares distintos;
- Además de que somos hermanos/as en la fe, tenemos en común que todos somos habitantes o ciudadanos de ese país, independiente si tenemos cédula de ciudadanía, visa, carnet de refugio o así no tengamos ningún documento legal;
El hecho es que somos ciudadanos de ese país. En cuanto a la ciudadanía, en términos generales, podríamos decir que casi todas las personas han sido formadas para comportarse como ciudadanas o ciudadanos. Sin embargo, no han madurado hacia una conciencia mayor de lo que significa e implica ser un ciudadano.
¿Cuáles son las conductas más adecuadas para decir que se es un buen ciudadano? Posiblemente la gente no se comporta social y éticamente de la forma más correcta. Quizá falta mayor formación en conciencia política o ciudadana, puede ser que el comportamiento ciudadano deja mucho que desear, cuando se muestra agresividad al conducir, o cuando se hace algún reclamo en forma descortés, o se violan las leyes que regulan la buena convivencia, o algunos cobran justicia social por su cuenta robando, o matando, o dañamos y no cuidan los bienes que son comunales, en fin, se hacen cosas que afectan las relaciones y la convivencia social.
En conclusión podemos decir que el comportamiento de la gente refleja mucho de su conciencia o formación o deformación ciudadana (actitud cívica), puede saber lo que debe hacer pero no lo hace. Por supuesto que hay muchas otros temas que se desprenden de la ciudadanía y del ejercicio de la misma, como temas políticos, o temas ideológicos, o sistemas de gobierno, en los que de pronto no nos encontramos y comenzamos a fijar posiciones y nos polarizamos.
- Sin embargo, podemos tener la suficiente madurez como para tolerar las diferentes perspectivas, debemos crecer en tolerancia y no dejar que las diferencias nos dividan, sino que podamos respetar la pluralidad, y convivir en la diversidad de entendimientos y de preferencias, como lo es la iglesia y la sociedad;
Teniendo esto es mente, entonces, ¿qué significa ser ciudadanos del Reino de Dios? ¿cuáles son los deberes, responsabilidades, ética o comportamiento o compromisos con ese reino? ¿Cómo ser mejores ciudadanos o ciudadanas del Reino de Dios? Por supuesto que no vamos a agotar el tema en este espacio, habrá mucho más que profundizar en estos entendimientos (podemos plantearnos, por ejemplo, quién es el Dios de ese reino, cuál es el Dios de Jesús, cuáles son los valores, las exigencias, los compromisos y los beneficios de pertenecer al Reino de Dios, etc).
Dice el apóstol Pablo en la carta a los creyentes en Filipos, hablando de la ciudadanía en el Reino de Dios: 3 17 ” Hermanos, sigan mi ejemplo y fíjense también en los que viven según el ejemplo que nosotros les hemos dado a ustedes.
18 Ya les he dicho muchas veces, y ahora se lo repito con lágrimas, que hay muchos que están viviendo como enemigos de la cruz de Cristo, 19 y su fin es la perdición. Su dios son sus propios apetitos, y sienten orgullo de lo que debería darles vergüenza.
Sólo piensan en las cosas de este mundo. 20 En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo [otra expresión para ciudadanos/as del Reino] , y estamos esperando que del cielo venga el Salvador, el Señor Jesucristo, 21 que cambiará nuestro cuerpo miserable para que sea como su propio cuerpo glorioso.
Y lo hará por medio del poder que tiene para dominar todas las cosas. 4 1 Por eso, mis queridos hermanos, a quienes tanto deseo ver; ustedes, amados míos, que son mi alegría y mi premio, sigan así, firmes en el Señor”. (DHH, 3:17-4:1). Pablo, a través deesta carta, exhortaa los miembros dela iglesia que está en Filipos, para que sigan su ejemplo, y no solo el ejemplo de Pablo sino de otros que han sido obedientes al camino de Cristo.
- Fijémonos que Pablollorapor aquellos quetienen como dios su estómago y su gloria es seguir las cosas del mundo, (la indecencia o la vergüenza) y por no seguir el camino de la cruz de Cristo;
- Pablo invita a no dar crédito, a no confiar en lo que anunciansus oponentes,quese hacen pasar porhermanos, pero son “enemigos de la cruz de Cristo”;
Ciertamenterechazan”la participación enlos sufrimientos deCristo”(3,10). Pabloanuncia el juicio: lo que les espera a losenemigos de la cruzde Cristo es la perdición, la desesperanza. También encontramos palabras de aliento, Pablo anima a su amada comunidad a seguir firmes en el Señor, resistiendo las influencias de aquellos que pueden crear inestabilidad en la comunidad cristiana por la diferencia en la concepción, práctica y ética del evangelio de Cristo.
El contexto de la iglesia de Filipos Filipos era una de las principales ciudades de Macedonia (Hechos 16:12) y fue la primera comunidad fundada por el apóstol Pablo en el continente europeo (en su segundo viaje misionero en el año 50).
No había sinagoga en la ciudad, y la comunidad de los filipenses nació de un grupo de mujeres que se reunían el sábado en las riberas del rio Angites. A través de esta comunidad, el apóstol recibió ayuda material mientras estaba encarcelado en Roma y esta carta que Pablo escribió a los filipenses se conoce como la carta de la alegría, fruto de estar en el Señor.
Contexto del Texto En el texto de 3:17-4:1 Pablo quiere advertir a la comunidad de Filipos acerca de los peligros de otras doctrinas que podían dividir la iglesia, traídas a la comunidad de parte de los judaizantes o los judeocristianos anti-Paulinos (cf.
Fil. 3:1-16). La advertencia tiene dos focos o puntos centrales:
- Una invitación aimitaral apóstol, quien sigue solamente a Cristo(Fil3,17-21).
- Un llamado a la fidelidad(Fil. 4,1).
- Invitación del apóstol a imitarlo a él: ” Sed imitadores de mí, dice Pablo, porque yo lo soy de Cristo” (v. 17): este es untema frecuenteen las epístolaspaulinas.
Como judío que es, Pablo sabe que los rabinos no sólo pretenden enseñar a sus discípulos “contenido” sino un modo de vivir; el discípulo debe aprender a “caminar”. Pero no es la persona la que debe ser imitada, es el camino. El apóstol pone supropia manerade entender y vivir el evangelio, y también deaquellos que “andan conforme a este modelo”comoun ejemplo para los filipenses. Él no sepusocomo un ideala seguir,puesseñala a Cristo.
Pablo es modelo a seguirpor medio dela cruz queeligió, que es elcamino de lahumillación, el sufrimiento y el vaciamientode sí mismo, “y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20). Su dedicación a la causa del Reino era conocida y estaba en contraposición con el procedimiento de sus oponentes, “que sólo piensan en las cosas de este mundo”.
Pablo es fiel a la cruz (Gá. 6,14) (no fiel a su estómago), Cristo es su gloria (v. 21) (y no busca la gloria de este mundo), y su preocupación son las cosas del Reino de Dios. ¿Cómo se identifican estas personas? DHH: “Su dios son sus propios apetitos, y sienten orgullo de lo que debería darles vergüenza.
Sólo piensan en las cosas de este mundo”. La frase “su dios es el vientre” v. 19 (BRV) puede ser una alusión a las observancias de la ley de los judíos y de los judeocristianos frente a los alimentos, que ocupa un lugar importante en la religión judía, o un sinónimo de quienes viven “conforme a la carne”, es decir, son débiles e incapaces de seguir el ejemplo de Cristo.
Porque su vida se centra en su humanidad, en sus necesidades, son egocéntricos, y finalmente esto se convierte en su dios. Y “sienten orgullo de lo que debería darles vergüenza, porque… sólo piensan en las cosas de este mundo” (DHH), está hablando a quienes ponen su confianza en sus fuerzas, en sus obras, en su propia vida, entonces se constituyen en “enemigos de la cruz de Cristo”.
Irónicamente Pablo les dice que los alimentos están en función del estómago (de saciar sus intereses) y seguir las cosas del mundo sólo los lleva a la perdición, por eso no se puede poner allí la mira.
Quien camina según el ejemplo de Pablo, que sigue a Cristo, es el que es “ciudadano” del Reino. Y es en el Reino de Dios que se debe poner la mira. Las cosas del Reino son trascendentes, para vida eterna, mientras que las cosas “del mundo” son transitorias.
- ¿A qué se refiere: las cosas del mundo? Las cosas terrenales o del mundo son las cosas contrarias al Espíritu, la vanagloria, el individualismo o egocentrismo, la falta de solidaridad, seguir los propios deseos de la carne, las contiendas, las injusticias, las violencias, la corrupción, las guerras, el abuso del poder, el deterioro de la creación;
Las cosas del Reino están representadas en el camino que siguió Cristo.
- Las cosas del Reino: un llamado a la fidelidad, al diaconado, al servicio, al amor y a la entrega.
Pablo contrapone los V. 20 y 21 a lo anterior: “En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y estamos esperando que del cielo venga el Salvador, el Señor Jesucristo, 21 que cambiará nuestro cuerpo miserable para que sea como su propio cuerpo glorioso. Y lo hará por medio del poder que tiene para dominar todas las cosas.
Pablo anima a los filipenses a promover otra clase de actitudes, conforme al evangelio, contrapuestas a las de los judaizantes y su confianza en sus propias capacidades. Nosotros como ciudadanos del Reino, ya participamos de él porque nuestras vidas han sido transformadas.
Como ciudadanos del Reino, viviendo en esta tierra, no debemos poner la mira en las cosas terrenales sino en las cosas del Reino de Dios: en lo que fue el camino de Cristo: el servicio, el amor, la entrega, es decir, el diaconado, el discipulado. Al final del texto tenemos una exhortación amorosa: “permanezcan firmes en el Señor” no titubeen en seguir a Cristo.
- Para los filipenses, permanecer firmes era resistir las tentaciones de quienes buscaban los deseos de la carne y los deseos de este mundo;
- La comunidad debía constituirse en una defensa inquebrantable para apoyar a que se viva el testimonio cristiano, a que se siga a Cristo, y a este crucificado, el que se entrega y sirve a Dios, sirviendo a otros y a otras;
Conclusión Así como la comunidad de Filipos, no podemos seguir un evangelio desconectado de la cruz de Cristo, porque es incompatible con el evangelio del amor, de la entrega. No podemos seguir otros entendimientos de un evangelio, que no es evangelio, que busca los placeres de este mundo, buscando el propio deleite, pensando sólo en las cosas de este mundo, de la vanagloria, del individualismo.
- Nosotros somos ciudadanos del Reino, ya partícipes de él en Cristo;
- Sigamos el ejemplo de Jesús, quien fue obediente a Dios y es un modelo de entrega en amor; sigamos el camino de la diaconía, del servicio, de dedicación en defensa y promoción de la vida;
Mucha gente quiere a Dios para sí, para suplir todas sus necesidades, pero no desean realizar la misión de Dios al mundo: que es anunciar el Evangelio del crucificado y el resucitado. A veces nos falta el coraje para hacer lo que hace Pablo, instar a los creyentes a ser seguidores de Cristo, convertirnos en modelo de vida para otros.
No tenemos que tener miedo a ser modelos que otros puedan seguir, debemos ser modelos y ser modelo es una opción de vida. Todas y todos los creyentes somos llamados a ser modelos en nuestras comunidades.
El modelo no tiene que ser perfecto, también tiene el derecho a equivocarse, por ser seres humanos. Presentadoscomo un modelo queapunta aCristo no significanecesariamente sólosufrimiento. Hay una dimensióndealegría, gratificación, felicidad y esperanza. Esperamos la venidadel Salvador, sí, pero él ya con supoder ha empezado a transformarnuestrocarácter débil, imperfecto, y puede moldear nuestro carácter de ciudadanos del Reino, con la responsabilidad de viviresa nueva vida transformada,no para nosotros mismos,sino para transformar todo nuestro alrededor,como ciudadanos de unreinoya presente.
Así que cada vezque practicamosel amor al prójimo, la solidaridad y la justiciaenseñada porJesús, estamos experimentando un poco deese Reino y estamos ejerciendo nuestraciudadanía en el Reino. Dios ha invertido bastante para llamarnos a participar como ciudadanos de su reino.
¿Cuál es nuestra respuesta? ¿Estamos motivados para buscar primero el reino de Dios y su justicia? ¿Estamos motivados para servir a Cristo y por lo tanto firmes en el Evangelio, siguiendo el ejemplo del camino de Jesús, de Pablo y de tantos hermanos y hermanas en la fe que han experimentado ser ciudadanos del Reino y servir en la tierra? Así que mantengamos firmes, unidos al Señor, sin titubear. org –> –> –> –>.
¿Cuáles son los reinos de la tierra según la Biblia?
Información adicional – Existen tres reinos de gloria: El reino celestial, el terrestre y el telestial. La gloria que alcancemos depende de la magnitud de nuestra conversión, tal como se expresa mediante la obediencia que demos a los mandamientos de Dios.
Dependerá de hasta qué punto hayamos recibido “el testimonio de Jesús” (D. y C. 76:51; véase también D. y C. 76:74, 79, 101). Reino celestial El reino celestial es el más alto de los tres reinos de gloria. Los que lo obtengan morarán para siempre en la presencia de Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo.
Nuestra meta debe ser la de obtener la gloria celestial y la de ayudar a otros a recibir esa gran bendición también. Esta meta no se consigue con un solo intento, sino que es el resultado de una vida entera de rectitud y constancia de propósito. El reino celestial es el lugar preparado para aquellos que “recibieron el testimonio de Jesús” y son “hechos perfectos mediante Jesús, el mediador del nuevo convenio, que obró esta perfecta expiación derramando su propia sangre” (D.
y C. 76:51, 69). Para heredar este don, debemos recibir las ordenanzas de salvación, guardar los mandamientos y arrepentirnos de nuestros pecados. Para obtener una explicación detallada de aquellos que heredarán la gloria celestial, véase Doctrina y Convenios 76:50-70; 76:92-96.
En enero de 1836 el profeta José Smith recibió una revelación que aumentó su entendimiento de los requisitos que son necesarios para heredar la gloria celestial. Los cielos le fueron abiertos, y él vio el reino celestial. Se asombró de ver a su hermano Alvin allí, dado que había muerto antes de recibir la ordenanza del bautismo.
(Véase D. y C. 137:1-6. ) Entonces la voz del Señor llegó al profeta José: “Todos los que han muerto sin el conocimiento de este evangelio, quienes lo habrían recibido si se les hubiese permitido permanecer, serán herederos del reino celestial de Dios; “también todos aquellos que de aquí en adelante mueran sin un conocimiento de él, quienes lo habrían recibido de todo corazón, serán herederos de este reino; “pues yo, el Señor, juzgaré a todos los hombres según sus obras, según el deseo de sus corazones” (D.
y C. 137:7–9). Hablando de esta revelación, el profeta José dijo: “Y también vi que todos los niños que mueren antes de llegar a la edad de responsabilidad se salvan en el reino de los cielos” (D. y C. 137:10). De otra revelación que recibió el profeta José, podemos aprender que existen tres grados de gloria en el reino celestial.
- Para ser exaltado en el reino más alto y poder mantener eternamente las relaciones familiares, debemos entrar en el “nuevo y sempiterno convenio del matrimonio” y ser fieles a ese convenio;
- En otras palabras, el matrimonio en el templo es un requisito para poder obtener el grado más alto de la gloria celestial;
(Véase D. y C. 131:1–4). Todos aquellos que son dignos de entrar en el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio tendrán esta oportunidad, bien sea en esta vida o en la venidera. Reino Terrestre Aquellos que reciban la gloria terrestre “reciben de la presencia del Hijo, mas no de la plenitud del Padre.
Por consiguiente, son cuerpos terrestres y no son cuerpos celestiales, y difieren en gloria como la luna difiere del sol” (D. y C. 76:77–78). Hablando en sentido general, los que hereden el reino terrestre serán personas honorables “que fueron cegados por las artimañas de los hombres” (D.
y C. 76:75). En este grupo se incluirán a los miembros de la Iglesia que “no son valientes en el testimonio de Jesús” (D. y C. 76:79). También estarán los que hayan rechazado la oportunidad de recibir el Evangelio en la vida terrenal, pero que posteriormente lo hayan recibido en el mundo espiritual al que vamos después de la muerte.
(Véase D. y C. 76:73–74). Para aprender más acerca de aquellos que heredarán la gloria terrestre, véase Doctrina y Convenios 76:71–80, 91, 97. Reino telestial La gloria telestial estará reservada para las personas que “no recibieron el evangelio de Cristo ni el testimonio de Jesús” (D.
y C. 76:82). Estas personas recibirán esta gloria después de haber sido redimidas de la prisión espiritual, a la que a veces también se denomina infierno (Véase D. y C. 76:84, D. y C. 76:106). En Doctrina y Convenios 76:81–90, 98–106, 109–112 se encuentra una explicación detallada de aquellas personas que heredarán la gloria telestial.
- Perdición Algunas personas no serán dignas de morar en ningún reino de gloria;
- Serán llamadas “hijos de perdición” y tendrán que “soportar un reino que no es de gloria” (D;
- y C;
- 76:32; 88:24);
- Ése será el estado de “todos los que conocen el poder [de Dios], y han llegado a participar de él, y se dejaron vencer a causa del poder del diablo, y niegan la verdad y se rebelan contra el poder [de Dios]” (D;
y C. 76:31; véase también D. y C. 76:30, 32–49). Véase también Cielo; Expiación de Jesucristo; Infierno; Plan de Salvación; Vida Eterna —Véase Leales a la fe, 2004, pág. 150–153 Ver más.
¿Cuáles son los valores del Reino de Dios?
Los milagros que Jesús realizaba eran la prueba y la señal de la presencia y acción de Dios en Jesucristo. Es por ello por lo que la falta de respuesta en la conversión al mensaje y milagros de Jesús por parte de las ciudades impenitentes significaban rechazo a Dios y a su reino.
El reinado de Dios en nosotros comienza también por nuestra conversión a los valores del reino : santidad, verdad, justicia, amor y paz; frente a los del tener: dinero, poder, soberbia, dominio e influencia.
En el interior de la persona es donde ha de germinar la semilla del reino , porque del corazón humano brota todo lo bueno y lo malo que vemos en el mundo, como lo anunció Cristo. Solamente, si nos convertimos a los calores del reino abandonaremos los criterios del mundo y del hombre terreno, asimilando las actitudes básicas que proponen las bienaventuranzas de Jesús: pobreza, hambre y sed de fidelidad, fraternidad, solidaridad, no violencia, reconciliación, perdón y amor al hermano, incluso al enemigo.
Sin esta conversión en profundidad es imposible el cambio de estructuras en la familia y la sociedad, en la política y la economía; pues la trampa del viejo egoísmo se agazapará en la ley y situaciones nuevas, perpetuando así el desamor, la explotación del otro y la opresión del más débil.
Únicamente la levadura que actúa desde dentro, es decir, la opción evangélica, puede transformar la masa entera y hacer efectivo el proyecto del reino en nuestra vida personal y nuestro ambiente. Motivémonos pues, para crecer como personas y como cristianos; porque esa es la regla evangélica del juego y la ley del reinado de Dios, ley de crecimiento a todos los niveles.
De lo contrario, estaremos limitados al raquitismo, las malformaciones y la esclerosis espiritual. Que el Señor nos abra los ojos para vernos tal como somos. Que Él nos conceda el espíritu joven del Evangelio para amar cada día más, para empezar la vida cada mañana.
Dios es muy espléndido; espera tan sólo un atisbo de generosidad por nuestra parte para darnos con creces y hacer fructificar nuestro esfuerzo hasta el ciento por uno. Para eso hay un secreto: vivir en perenne estado de conversión continua..
¿Donde dice buscad el Reino de Dios y su justicia?
primeramente el reino de Dios ‘, se nos dará todo lo demás que necesitemos (Mateo 6:33).