Que Debo Hacer Para Ser Salvo Biblia?

Que Debo Hacer Para Ser Salvo Biblia

Ahora: – 1. Lee la biblia diario para conocer mejor a Jesucristo. Habla con Dios todos los das. Es decir, ora diario a Dios. Bautzate, adora y renete en una iglesia donde JESUCRISTO ES PREDICADO Y LA BIBLIA ES LA SUPREMA AUTORIDAD. Comparte del evangelio a tu familia, amigos, compaeros a todos.

¿Qué debemos hacer para ser salvos según la Biblia?

Información adicional – Si nos preguntamos si determinada persona es salva, la respuesta dependerá del sentido en que se utilice la palabra. La respuesta podría ser “Sí” o también “Sí, pero con ciertas condiciones”. Las siguientes explicaciones detallan seis significados diferentes de la palabra salvación.

  1. Salvación de la muerte física;
  2. Todos moriremos algún día;
  3. No obstante, por medio de la expiación y la resurrección de Jesucristo, todos resucitaremos y seremos salvos de la muerte física;
  4. Pablo testificó: “Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados” (1 Corintios 15:22);

En este sentido, todos somos salvos, independientemente de las decisiones que tomemos durante esta vida. Se trata de un don gratuito del Salvador para todos los seres humanos. Salvación del pecado. Para ser limpio del pecado mediante la expiación del Salvador, la persona debe ejercer la fe en Jesucristo, arrepentirse, bautizarse y recibir el don del Espíritu Santo (véase Hechos 2:37–38).

  • Las personas que se han bautizado y han recibido el Espíritu Santo mediante la adecuada autoridad del sacerdocio son salvos del pecado bajo ciertas condiciones;
  • En este sentido, la salvación es condicional y depende de la fidelidad continua de la persona, o de su perseverancia hasta el fin en guardar los mandamientos de Dios (véase 2 Pedro 2:20–22);

Las personas no pueden salvarse en sus pecados; no pueden recibir una salvación incondicional por el mero hecho de declarar creer en Cristo, sabiendo que inevitablemente cometerán pecados durante el resto de su vida (véase Alma 11:36–37). Sin embargo, mediante la gracia de Dios, todos pueden ser salvos de sus pecados (véase 2 Nefi 25:23; Helamán 5:10–11) al arrepentirse y seguir a Jesucristo.

Nacer de nuevo. El principio de nacer de nuevo aparece con frecuencia en las Escrituras. El Nuevo Testamento contiene la enseñanza de Jesús de que todos debemos “nacer de nuevo” y que aquél que no “naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).

En el Libro de Mormón se confirma esta enseñanza: “No te maravilles de que todo el género humano, sí, hombres y mujeres, toda nación, tribu, lengua y pueblo, deban nacer otra vez; sí, nacer de Dios, ser cambiados de su estado carnal y caído, a un estado de rectitud, siendo redimidos por Dios, convirtiéndose en sus hijos e hijas; y así llegan a ser nuevas criaturas; y a menos que hagan esto, de ningún modo pueden heredar el reino de Dios” (Mosíah 27:25–26).

Este nuevo nacimiento se produce cuando las personas se bautizan y reciben el don del Espíritu Santo. Viene como resultado de nuestra disposición de “concertar un convenio con nuestro Dios de hacer su voluntad y ser obedientes a sus mandamientos en todas las cosas que él nos mande, todo el resto de nuestros días” (Mosíah 5:5).

Por medio de este proceso, sus “corazones [cambian] por medio de la fe en su nombre; por tanto, [nacen] de él” (Mosíah 5:7). Todos los que se han arrepentido sinceramente, se han bautizado, han recibido el don del Espíritu Santo, han concertado el convenio de tomar sobre sí el nombre de Jesucristo y han sentido Su influencia en su vida; pueden decir que han nacido de nuevo.

Podemos renovar ese nuevo nacimiento todos los días de reposo al tomar la Santa Cena. Salvación de la ignorancia. Muchas personas viven en un estado de oscuridad, sin conocer la luz del Evangelio restaurado.

“No llegan a la verdad sólo porque no saben dónde hallarla” (D. y C. 123:12). Los que conocen a Dios el Padre, a Jesucristo, el propósito de la vida, el plan de salvación y su potencial eterno son salvos de esta condición. Siguen al Salvador, que declaró: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

Salvación de la segunda muerte. Las Escrituras a veces hablan de la salvación de la segunda muerte. La segunda muerte es la muerte espiritual final, el quedar separados de la rectitud y no hallar lugar en ningún reino de gloria (véase Alma 12:32; D.

y C. 88:24). Esta segunda muerte no se producirá sino cuando llegue el juicio final, y muy pocos la sufrirán (véase D. y C. 76:31–37). Prácticamente todas las personas que han vivido en la tierra tienen asegurada la salvación de la segunda muerte (véase D. y C. 76:40–45).

  • Vida eterna o Exaltación;
  • En las Escrituras, las palabras salvo y salvación a menudo se refieren a la vida eterna o Exaltación (véase Abraham 2:11);
  • La vida eterna consiste en conocer al Padre Celestial y a Jesucristo y morar con ellos para siempre, así como heredar un lugar en el grado más alto del reino celestial (véase Juan 17:3; D;

y C. 131:1–4; 132:21–24). Esta Exaltación requiere que los hombres reciban el Sacerdocio de Melquisedec, y que todos los miembros de la Iglesia concierten convenios sagrados en el templo y los respeten, entre ellos el convenio del matrimonio eterno. Si la palabra salvación se utiliza en este sentido, nadie es salvo durante la vida mortal.

¿Qué debemos hacer para alcanzar la salvación?

2 Nefi 2:6–9 ; 25:23 ; Mosíah 4:6–8 – La salvación es posible gracias a Jesucristo Muestre y lea la siguiente declaración del élder L. Tom Perry (1922–2015), del Cuórum de los Doce Apóstoles: Imagen Perry, L. Tom “Mucha gente se pregunta: ‘¿De dónde venimos? ¿Por qué estamos aquí? ¿A dónde vamos?’. Nuestro Padre Eterno no nos envió a la tierra en un viaje sin propósito y carente de significado. Él nos proporcionó un plan para seguirlo. Él es el autor de ese plan que se diseñó para el progreso del hombre y por último para su salvación y exaltación” ( “El plan de salvación” , Liahona , noviembre de 2006, pág.

  • Cuando las personas descubren que Dios no las abandonó para que deambularan solas por la vida terrenal, sino que ha preparado un plan para su salvación, ¿qué creen que pueden llegar a sentir?

Invite a los alumnos a leer 2 Nefi 2:6–9 y determinar lo que dijo el profeta Lehi que hace que la salvación sea posible.

  • Según Lehi, ¿qué hace que la salvación sea posible en el plan de Dios? (Los alumnos deben reconocer lo siguiente: Podemos ser salvos únicamente mediante los méritos, la misericordia y la gracia de Jesucristo. Tal vez desee compartir la siguiente definición de lo que significa ser salvo o recibir la salvación: “En su significado total y verdadero, salvación es sinónimo de exaltación o vida eterna , y consiste en obtener una herencia en el más alto de los tres cielos dentro del reino celestial.
  • ¿Qué significa los méritos, la misericordia y la gracia de Jesucristo? (Los méritos de Jesucristo son Sus hechos justos, en particular Su expiación. La misericordia se refiere a la compasión y la paciencia que Él nos brinda a pesar de nuestros pecados. La gracia se refiere a la ayuda que Él nos brinda en forma de misericordia, amor, bondad y el poder habilitador que nos permite recibir la vida eterna y la exaltación después de que hayamos realizado nuestro máximo esfuerzo.

Para aumentar el conocimiento de los alumnos sobre esta doctrina, muestre la siguiente declaración del presidente Dieter F. Uchtdorf y pida a un alumno que la lea en voz alta: Imagen Uchtdorf, Dieter F. “… No podemos ganarnos el cielo por nosotros mismos; las exigencias de la justicia se interponen como una barrera que nos es imposible superar. “Pero no todo está perdido. “La gracia de Dios es nuestra gran y sempiterna esperanza. “Mediante el sacrificio de Jesucristo, el plan de misericordia apacigua las exigencias de la justicia [véase Alma 42:15 ]” (véase “El don de la gracia” , Liahona , mayo de 2015, pág.

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69). Con pocas excepciones, esta es la salvación de la que hablan las Escrituras” [Bruce R. McConkie, Mormon Doctrine , segunda edición, 1966, pág. 670]). Véase también la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Gracia” ).

108).

  • ¿Por qué la rectitud de una persona no es suficiente para satisfacer “las demandas de la justicia” y obtener la vida eterna? (Aunque con el tiempo aprendiéramos a guardar los mandamientos perfectamente, nadie excepto el Salvador ha tenido una vida perfecta [véase Romanos 3:23 ]. Aunque dejáramos de pecar, no podemos borrar el daño o la culpa de nuestras acciones pasadas. Por esa razón, la Expiación y la gracia son necesarias).

Recuerde a los alumnos que aunque somos salvos únicamente mediante los méritos, la misericordia y la gracia de Jesucristo, los profetas del Libro de Mormón enseñaron qué debemos hacer para acceder al poder redentor del Salvador. Invite a un alumno a leer Mosíah 4:6–8 en voz alta y pida a la clase que preste atención a fin de determinar lo que enseñó el rey Benjamín que debemos hacer para recibir la salvación mediante la expiación de Jesucristo.

  • Según el rey Benjamín, ¿qué debemos hacer para recibir la salvación mediante la Expiación? (Llegar al conocimiento de Dios y de la Expiación, poner nuestra confianza en Dios, guardar diligentemente los mandamientos y perseverar fielmente hasta el fin de nuestra vida).

Pida a los alumnos que lean 2 Nefi 25:23.

  • ¿Qué doctrina enseñó Nefi con respecto a nuestra salvación? (Los alumnos deben reconocer la siguiente doctrina: Gracias a la expiación de Jesucristo, podemos salvarnos por la gracia después de hacer cuanto podamos. Ayude a los alumnos a entender que únicamente mediante Jesucristo podemos llegar a ser santos y semejantes a nuestro Padre Celestial.

Para ayudarlos a comprender mejor esa doctrina, invite a uno de ellos a leer en voz alta las siguientes palabras del presidente Ezra Taft Benson (1899–1994): Imagen Benson, Ezra Taft “‘Después de hacer cuanto podamos’ significa hacer nuestro máximo esfuerzo, e incluye vivir de acuerdo con los mandamientos. “‘Después de hacer cuanto podamos’ incluye amar a nuestros semejantes y orar por quienes nos consideran sus enemigos; significa vestir al desnudo, dar de comer al hambriento, visitar al enfermo y socorrer ‘a los que necesiten [nuestro] socorro’ ( Mosíah 4:16 ), teniendo presente que lo que hagamos al más pequeño de los hijos de Dios, se lo haremos a Él mismo.

“‘Después de hacer cuanto podamos’ significa llevar una vida casta, limpia y pura, ser escrupulosamente honrados en todos nuestros asuntos y tratar a los demás de la manera en que nos gustaría que nos trataran a nosotros” (véase “Después de hacer cuanto podamos” , Liahona , diciembre de 1988, págs.

5–6).

  • ¿En qué ocasión han sentido que la gracia del Salvador los ha ayudado más allá de las habilidades que ustedes poseen cuando han realizado su máximo esfuerzo por venir a Él?

A fin de ayudar a los alumnos a meditar esa pregunta antes de que respondan, utilice la siguiente declaración, también del presidente Ezra Taft Benson: Imagen Benson, Ezra Taft “Como Iglesia, estamos de acuerdo con lo que dijo Nefi: ‘… pues sabemos que es por la gracia por la que nos salvamos, después de hacer cuanto podamos’ ( 2 Nefi 25:23 ) … “Por gracia, el Salvador llevó a cabo Su sacrificio expiatorio para que todos los seres humanos logren la inmortalidad. “Por Su gracia, y por nuestra fe en Su expiación y por el arrepentimiento de nuestros pecados, recibimos fortaleza para llevar a cabo las obras necesarias que, de otra manera, no podríamos realizar por nosotros mismos. “Por Su gracia se nos colma de bendiciones y de fortaleza espiritual mediante las cuales, si perseveramos hasta el fin, podremos alcanzar la vida eterna.

  • ¿Qué piensan que podemos hacer para demostrar nuestra gratitud por lo que Jesucristo hace posible?

Testifique que solo mediante la gracia que la expiación de Jesucristo hace posible podemos superar los efectos de la caída de Adán y Eva, obtener la remisión de pecados, superar imperfecciones y progresar hacia la perfección. Inste a los alumnos a meditar si están haciendo todo lo que está a su alcance para recibir las bendiciones de la gracia del Señor.

¿Qué hizo Jesús para que seamos salvos?

Jesucristo nos salvó del pecado y de la muerte Principios básicos del Evangelio Gracias a Su sacrificio, todos tenemos la oportunidad de encontrar la paz y el gozo eternos. Imagen Christ Creating the Earth [Cristo crea la tierra], por Robert T. Barrett; O My Father [Oh, mi padre], por Simon Dewey; The Burial of Christ [La sepultura de Cristo], por Carl Heinrich Bloch; Christ and Mary at the Tomb [Cristo y María en el sepulcro], por Joseph Brickey; Christ Calling Peter and Andrew [Cristo llama a Pedro y a Andrés], por James Taylor Harwood.

Nos referimos a Jesucristo como nuestro Salvador. Eso es porque Él pagó el precio de nuestros pecados y venció el poder de la muerte. ¡Él nos salvó! Su sacrificio por nosotros, denominado la Expiación, es el acontecimiento más importante que jamás haya ocurrido.

Gracias a Él, la muerte no es el fin. Por causa de Él, podemos ser perdonados de nuestros pecados, volver a estar limpios y ser mejores personas día tras día.

¿Qué dijo Jesús que es necesario hacer para tener vida eterna?

Para obtener la vida eterna, debo amar a Dios y amar a mi prójimo como a mí mismo. – Es útil que recordemos que la parábola del Buen samaritano fue la manera como Jesús respondió la pregunta: “¿Y quién es mi prójimo?”. A medida que lea la parábola, tenga en mente esa pregunta.

  1. ¿Qué respuestas encuentra? En los tiempos de Jesús, la enemistad entre judíos y samaritanos ya se remontaba a varios cientos de años;
  2. Los samaritanos eran descendientes de judíos que vivían en Samaria y se habían casado con gentiles;

Los judíos pensaban que los samaritanos se habían corrompido al relacionarse con los gentiles y habían apostatado. Los judíos preferían desviarse muchos kilómetros de su camino para evitar pasar por Samaria, (véanse también Lucas 9:52–54 ; 17:11–18 ; Juan 4:9 ; 8:48 ).

  • ¿Por qué cree que el Salvador escogió a un samaritano, alguien que era despreciado por los judíos, como ejemplo de compasión y amor hacia el prójimo? ¿Qué le inspira a hacer esta parábola para poder mostrar más misericordia hacia los demás? Véanse también Mosíah 2:17 ; “Parábola del Buen Samaritano” (video, LDS;

org ); “Señor, yo te seguiré”, Himnos, nro. 138. Lucas 10:38–42.

¿Qué dijo Jesús de la salvación?

Hechos 13:47 – Ésa es la orden que el Señor nos dio, cuando dijo: “Te he puesto como luz para las naciones, para que lleves salvación hasta los confines de la tierra” (Hch 13:47).

¿Cuál es el plan de salvación?

En la existencia preterrenal, nuestro Padre Celestial preparó un plan para permitirnos llegar a ser como Él y recibir una plenitud de gozo. Las Escrituras se refieren a ese plan como “el plan de salvación” ( Alma 24:14 ; Moisés 6:62 ), “el gran plan de felicidad” ( Alma 42:8 ), “el plan de redención” ( Jacob 6:8 ; Alma 12:30 ) y “el plan de la misericordia” ( Alma 42:15 ).

El plan de salvación es la plenitud del Evangelio e incluye la Creación, la Caída, la expiación de Jesucristo y todas las leyes, ordenanzas y doctrinas del Evangelio. El albedrío moral, la capacidad de decidir y de actuar por nuestra cuenta, también es esencial para el plan de nuestro Padre Celestial.

Debido a ese plan, podemos ser perfeccionados mediante la Expiación, recibir una plenitud de gozo y vivir para siempre en la presencia de Dios. Nuestras relaciones familiares pueden perdurar a través de las eternidades. Tú eres participante en el plan de nuestro Padre Celestial y tu experiencia eterna puede dividirse en tres partes principales: la vida preterrenal, la vida terrenal y la vida después de la muerte.

¿Qué dice Pablo de la salvación?

(39-1) ¿Cuál es el tema de Romanos? – “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego” (Romanos 1:16). En esta declaración breve pero poderosa Pablo establece el tema de su carta.

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¿Cuáles son los elementos que intervienen en la salvación?

La Creación, la Caída y la expiación de Jesucristo – El plan de nuestro Padre Celestial se compone de tres elementos principales que hacen posible que lleguemos a ser como Él. Lee la siguiente declaración del élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles. Imagen “Una vez, se convocó un Concilio Celestial, en el cual, según parece, todos participamos. Allí, nuestro Padre Celestial anunció Su plan. …La esencia misma de ese plan es la expiación de Jesucristo. Ya que es crucial en el plan, hemos de tratar de comprender el significado de la Expiación; sin embargo, antes de que podamos entenderlo, debemos comprender la caída de Adán; y antes de poder comprender plenamente la Caída, debemos primero comprender la Creación.

Busca los tres elementos esenciales del plan del Padre Celestial y escríbelos en una lista en tu diario de estudio de las Escrituras, bajo el encabezado “Elementos esenciales del plan de Dios”. Estos tres acontecimientos —la Creación, la Caída y la Expiación— son tres pilares principales del plan de Dios y se hallan interrelacionados doctrinalmente” (véase “La constancia en medio del cambio”, Liahona, enero de 1994, págs.

38–39).

  1. Utiliza el documento Doctrinas básicas (que se encuentra en el material preliminar de este manual) o Leales a la fe (véase LDS. org ) y estudia la Creación, la Caída y la expiación de Jesucristo. Al estudiar, responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
    1. ¿De qué manera esos tres elementos esenciales del plan de nuestro Padre Celestial nos ayudan a recibir inmortalidad y vida eterna?
    2. ¿Qué sucedería si faltara alguno de esos elementos del plan, o todos ellos?
  2. En tu diagrama, escribe Tierra en el círculo que se halla debajo del óvalo. Traza una flecha desde el lado del óvalo que dice “Vida preterrenal” hacia la “Tierra”, para representar la partida de nuestra vida preterrenal para nacer en la tierra. Después responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
    1. ¿Qué efecto tiene en ti el saber en cuanto a la Creación y al modo en que ésta encaja en el plan de salvación?
    2. ¿Qué efecto tiene en ti el saber en cuanto a la Caída y al modo en que ésta encaja en el plan de salvación?
    3. ¿Qué efecto tiene en ti el saber en cuanto a la expiación de Jesucristo y al modo en que ésta encaja en el plan de salvación?

¿Qué significa ser salvado o salvarse?

Verbo pronominal [ editar ] – 1 Religión. En la religión católica y otras religiones monoteístas afines, obtener la salvación religiosa, la gloria eterna. 2 Librarse de un peligro o situación riesgosa. 3 Quedar excluido de una connotación negativa.

  • Ejemplo: Sois todos unos flojos, el único que se salva es Pedrito.

¿Cuál es el primer paso para alcanzar la vida eterna?

Primero, se daría a toda alma el privilegio de escoger por sí misma ‘la libertad y la vida eterna ‘ mediante la obediencia a las leyes de Dios, o ‘la cautividad y la muerte’ en cuanto a las cosas espirituales mediante la desobediencia (véase 2 Nefi 2:27).

¿Dónde se encuentra la vida eterna?

La vida eterna es una frase que se utiliza en las Escrituras para definir la calidad de vida que tiene nuestro Padre Celestial. El Señor declaró: “…ésta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” ( Moisés 1:39 ). La inmortalidad es vivir para siempre como ser resucitado.

¿Cómo hacer para ganar almas para Cristo?

Para poder ganar almas de manera efectiva existen las siguientes estrategias: – Que Debo Hacer Para Ser Salvo Biblia 1. Adquirir el carácter de un ganador de almas: El carácter genuino de un ganador de almas es fundamental para ganar a otros y afirmarlos en su caminar con CRISTO, un carácter de compasión, de testimonio, de fe, de oración, de humildad y de generosidad es una estrategia para ganar almas para el Señor.

¿Qué dice Hechos 16 30?

1 Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado a Timoteo , hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego. 2 Y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. 3 Quiso Pablo que este fuese con él; y tomándole, le a circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares, porque todos sabían que su padre era griego.

4 Y cuando pasaban por las ciudades, les entregaban los a decretos que habían sido determinados por los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que los observasen. 5 Así que las iglesias eran a confirmadas en la fe y aumentaban en número cada día.

6 Y atravesando a Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el a Espíritu Santo hablar la palabra en Asia. 7 Y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia; pero el Espíritu no se lo permitió. 8 Entonces pasando junto a Misia, descendieron a Troas.

  • 9 Y de noche se le mostró a Pablo una a visión : Un varón macedonio estaba de pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos;
  • 10 Y después que vio la visión, enseguida procuramos partir hacia Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio;

11 Zarpando, pues, de Troas, navegamos directamente a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; 12 y de allí a Filipos, que es la ciudad principal de esa parte de Macedonia y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. 13 Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde se solía orar; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido.

  • 14 Entonces una mujer llamada Lidia, que vendía púrpura, de la ciudad de Tiatira, y que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor le abrió el corazón para que estuviese atenta a lo que Pablo decía;
  • 15 Y cuando fue bautizada, junto con su familia, nos rogó, diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa y a quedaos ; y nos persuadió;

16 Y aconteció que, yendo nosotros al lugar de oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la que daba gran ganancia a sus amos, adivinando. 17 a Esta , siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: ¡Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación! 18 Y hacía esto durante muchos días, hasta que, desagradando a Pablo, este se volvió y dijo al a espíritu : ¡Te mando en el nombre de Jesucristo que salgas de ella! Y salió en aquella misma hora.

19 Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los llevaron al foro, ante las autoridades; 20 los presentaron ante los magistrados y dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad 21 y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos.

22 Entonces a se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles sus ropas, les mandaron azotar con varas. 23 Y después que los hubieron herido con muchos azotes, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los vigilase con diligencia.

24 El que, al recibir este mandato, los metió en el calabozo de más adentro y les aseguró los pies en el cepo. 25 Pero a a medianoche , orando Pablo y Silas, b cantaban himnos a Dios; y los que estaban presos los oían.

26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudieron; y al instante todas las a puertas se abrieron, y las cadenas de todos se soltaron. 27 Y al despertar el carcelero y ver abiertas las puertas de la cárcel, sacó su espada y se quería matar, pensando que los presos habían huido.

  • 28 Pero Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, porque todos estamos aquí;
  • 29 Él entonces, pidiendo luz, entró precipitadamente, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; 30 y los sacó fuera y les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser a salvo ? 31 Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa;

32 Y le hablaron la palabra del Señor, a él y a todos los que estaban en su casa. 33 Él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas de los azotes; y se bautizó enseguida, él y todos los suyos. 34 Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó de que con toda su casa había creído en Dios.

35 Y cuando fue de día, los magistrados enviaron alguaciles a decir: Deja ir a esos hombres. 36 Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han enviado a decir que se os suelte; así que ahora salid e id en paz.

37 Pero Pablo les dijo: Después de azotarnos públicamente sin ser condenados, siendo ciudadanos a romanos , nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos sueltan encubiertamente? No, de ninguna manera, sino vengan ellos mismos a sacarnos. 38 Y los alguaciles hicieron saber a los magistrados estas palabras, los que tuvieron miedo al oír que eran romanos.

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¿Qué dice Romanos 10 9 10?

1 Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para a salvación. 2 Porque yo les doy testimonio de que tienen celo por Dios, pero no conforme al conocimiento. 3 Porque ignorando la a justicia de Dios, y b procurando establecer la suya propia, c no se han sujetado a la justicia de Dios.

4 Porque el a fin de la ley es Cristo, para b justicia a todo aquel que cree. 5 Porque Moisés describe la justicia que es por la ley: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. 6 Mas la a justicia que es por la b fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer de lo alto a Cristo); 7 o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos).

8 Mas, ¿qué dice? Cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: 9 Si confiesas con tu boca al Señor Jesús, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el a corazón se b cree para justicia, pero con la boca se hace confesión para salvación.

11 Porque la Escritura dice: Todo aquel que en él cree no será avergonzado. 12 Porque no hay a diferencia entre judío y griego, porque el mismo que es Señor de todos, es b rico para con todos los que le invocan; 13 porque todo aquel que a invoque el nombre del Señor será salvo.

14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han a creído ? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15 ¿Y cómo a predicarán si no son b enviados ? Como está escrito: ¡ c Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de paz, de los que anuncian el evangelio de las buenas nuevas! 16 Mas no todos obedecieron el evangelio, pues Isaías dice: Señor, ¿ a quién ha creído a nuestro anuncio? 17 Así que la fe viene por el a oír , y el oír por la palabra de Dios.

  1. 18 Mas digo: ¿No han oído? Antes bien, por toda la tierra ha salido la voz de ellos, y hasta los cabos de la tierra sus palabras;
  2. 19 Además digo: ¿No ha entendido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a a celos con un pueblo que no es pueblo; con un pueblo insensato os provocaré a ira;

20 E Isaías osadamente dice: a Fui hallado por los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí. 21 Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y desobediente..

¿Qué dice Hechos 20 24?

1 Y después que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia. 2 Y después de recorrer aquellas partes y de exhortarlos con abundancia de palabras, llegó a Grecia. 3 Después de haber estado allí tres meses, y siéndole puestas asechanzas por los judíos para cuando se embarcase para Siria, decidió volver por Macedonia.

  1. 4 Y le acompañaron hasta Asia Sópater, de Berea; y los tesalonicenses, Aristarco y Segundo; y Gayo, de Derbe; y a Timoteo ; y de Asia, b Tíquico y Trófimo;
  2. 5 Estos, habiéndose adelantado, nos esperaron en Troas;

6 Y nosotros, pasados los días de los a panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde estuvimos siete días. 7 Y el primer a día de la semana, reunidos los discípulos para b partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de partir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche.

8 Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos. 9 Y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, como Pablo hablaba largamente, vencido por el sueño, se cayó del tercer piso abajo y fue alzado muerto.

10 Entonces descendió Pablo y se tendió sobre él, y a abrazándole , dijo: No os alarméis, pues su alma está en él. 11 Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba, y así partió. 12 Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.

13 Y nosotros, adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, pues él había determinado que debía ir por tierra. 14 Y cuando se reunió con nosotros en Asón, tomándole a bordo, vinimos a Mitilene.

15 Y navegando de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos puerto en Samos; y habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto. 16 Porque Pablo se había propuesto pasar de largo a Éfeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba para estar el día de a Pentecostés , si le fuese posible, en Jerusalén.

17 Y enviando desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los a ancianos de la iglesia. 18 Y cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo, desde el primer día que entré en Asia, he vivido entre vosotros todo el tiempo, 19 a sirviendo al Señor con toda b humildad , y con muchas lágrimas y c tribulaciones que me han venido por las asechanzas de los judíos; 20 y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, 21 testificando a los judíos y a los gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios a y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.

22 Y ahora, he aquí, ligado yo por el a Espíritu , voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer, 23 salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. 24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi a vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del b evangelio de la c gracia de Dios.

  • 25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro;
  • 26 Por tanto, yo os declaro el día de hoy que estoy limpio de a la sangre de todos; 27 porque no he rehuido anunciaros todo el a consejo de Dios;

28 Por tanto, mirad por vosotros y por todo el a rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por b obispos , para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia c sangre. 29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros a lobos rapaces que no perdonarán al rebaño; 30 y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para a arrastrar a los discípulos tras sí.

31 Por tanto, velad, acordándoos de que por tres años, de noche y de día, no he cesado de a amonestar con lágrimas a cada uno. 32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, la cual es poderosa para edificaros y daros a heredad con todos los santificados.

33 Ni plata ni a oro ni vestido de nadie he codiciado. 34 Antes bien, vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. 35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados y tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es a dar que recibir.

36 Y cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas y oró con todos ellos. 37 Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban, 38 doliéndose en gran manera por la palabra que dijo de que no habían de ver más su rostro.

Y le acompañaron al barco..