«Pero Jesús dijo: Dejad que los niños vengan a mi,y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos» Cita la Biblia en Mateo 19:14. En el día de ayer el mundo fue participe de ver esta frase en practica durante la homilía pronunciada por el Papa Francisco en la Plaza San Pedro, un niño se acerco, abrazo y jugueteo un poco por el área y hasta se sentó en la silla.
El Papa con toda la calma acaricio al niño y lo dejo sin inmutarse practicando su labor de representante de Jesús en la tierra. La celebración del día de ayer trataba de la familia y de la importante función de los abuelos.
Tendrá este niño algún rol importante en la iglesia o sociedad en el futuro? Debajo les dejo el link para que los vea! http://www. youtube. com/watch?v=BMsHosrz_ck No hay comentarios / 31 Oct 2013 por royssyinmaculadapimentel mintecon / Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra polÃtica de cookies , pinche el enlace para mayor información. plugin cookies ACEPTAR Aviso de cookies.
Contents
- 1 ¿Qué dice Mateo 19 3 9?
- 2 ¿Que nos enseña Dejad que los niños vengan a mí?
- 3 ¿Cuando los discípulos impiden que los niños se acerquen a Jesús el les dice?
- 4 ¿Qué dice en Proverbios 22 6?
- 5 ¿Por qué Jesús bendice a los niños?
- 6 ¿Qué enseñanza nos deja Marcos 10 13 16?
- 7 ¿Qué nos dice este pasaje bíblico Lucas 10 16?
¿Qué dice Mateo 19 3 9?
Ninguno es bueno sino uno, a saber, a Dios; y si quieres entrar en la vida, guarda los b mandamientos.
¿Qué dice Marcos 10 14?
1 Y partiendo de allí, fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán; y volvió el pueblo a reunirse con él, y de nuevo les enseñaba como solía. 2 Y acercándose los fariseos, le preguntaron, para tentarle, si era lícito al marido repudiar a su esposa.
- 3 Pero él, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés? 4 Y ellos dijeron: Moisés permitió escribir carta de divorcio y repudiar la;
- 5 Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón, os escribió este mandamiento; 6 pero al principio de la creación, varón y mujer los hizo Dios;
7 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y a se unirá a su esposa. 8 Y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino una sola carne. 9 Por tanto, lo que Dios a ha unido, no lo b separe el hombre. 10 Y en casa volvieron los discípulos a preguntarle sobre lo mismo.
11 Y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio contra ella; 12 y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio. 13 Y le presentaban niños para que los tocase, pero los discípulos reprendían a los que los presentaban.
14 Y viéndolo Jesús, se indignó y les dijo: Dejad a los a niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios. 15 De cierto os digo que el que no reciba el reino de Dios como un a niño no entrará en él. 16 Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los a bendecía.
17 Y cuando salía él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 18 Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay a bueno , sino solo uno, Dios.
19 Los mandamientos sabes: No a cometas adulterio. No b mates. No c hurtes. No digas falso testimonio. No d defraudes. e Honra a tu padre y a tu madre. 20 Él entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. 21 Entonces Jesús, mirándole, le amó y le dijo: Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes y a da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, b sígueme , tomando tu cruz.
22 Pero él, entristecido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. 23 Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! 24 Y los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: ¡Hijos, cuán difícil les es entrar en el reino de Dios a los que a confían en las b riquezas ! 25 Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
26 Y ellos se asombraban aún más, diciendo entre sí: ¿Y quién podrá salvarse? 27 Entonces Jesús, mirándolos, dijo: a Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son b posibles para Dios. 28 Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
- 29 Y respondiendo Jesús, dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o esposa, o hijos o tierras, por causa de mí y del evangelio, 30 que no reciba a cien veces más ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos y heredades, en medio de persecuciones; y en el mundo venidero, la b vida eterna;
31 a Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros. 32 Y estaban en el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante de ellos, y se asombraban y le seguían con miedo; entonces, volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer: 33 He aquí subimos a Jerusalén, y el a Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los b escribas , y le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles.
34 Y le a escarnecerán , y le b azotarán , y le escupirán y le matarán; pero al tercer día c resucitará. 35 Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a él, diciendo: Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte.
36 Y él les dijo: ¿Qué queréis que os conceda? 37 Y ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. 38 Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? 39 Y ellos le dijeron: Podemos.
- Y Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis; y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados;
- 40 Pero que os sentéis a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado;
41 Y cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse con Jacobo y con Juan. 42 Pero Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son reconocidos como gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que en ellas son grandes tienen sobre ellas potestad.
43 Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse a grande entre vosotros será vuestro b servidor ; 44 y cualquiera de entre vosotros que quiera ser el a primero será b siervo de todos.
45 Porque el Hijo del Hombre tampoco vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida a en rescate por muchos. 46 Entonces llegaron a Jericó; y al salir él de Jericó, y sus discípulos y una gran multitud, a Bartimeo , el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino, mendigando.
47 Y al oír que era Jesús, el de Nazaret, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48 Y muchos le reprendían para que callase, pero él daba mayores voces: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama.
DEJEN QUE LOS NIÑOS VENGAN A MI. \
50 Él entonces, arrojando su capa, se levantó y fue a Jesús. 51 Y respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que haga por ti? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha sanado. Y al instante recobró la vista y seguía a Jesús por el camino..
¿Que nos enseña Dejad que los niños vengan a mí?
Al parecer, a los discípulos de Jesús no les gustaban mucho los niños. Por ello, según relata Mateo el evangelista, cuando algunos de ellos se le acercaron, aquellos trataron de impedirlo, pero Jesús les dijo: “Dejad que los niños vengan a mí, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos”.
- Amar a los niños es tan fácil, fluye como el agua del río;
- Su candidez, su dulzura, su canto a la vida, la esperanza que representan por sí y para la humanidad nos conquistan;
- Pero reparemos en que Jesús, inspirado en ellos, les daba el cielo a quienes tienen su rostro;
De ahí que seguir siendo niños después de ser niños es el gran reto de la existencia, aprehendiendo el mundo, mas sin dejar de tener la grandeza espiritual de los pequeños, que siempre dicen la verdad si no les han enseñado lo contrario con el ejemplo.
- Amar a los niños es recordar lo que fuimos, es encontrarnos con lo más profundo, empezar a ser padres a través de los sobrinos y cuando llegan los hijos, gritar fuerte, desde lo alto de la más alta montaña, para proclamar que somos los seres más felices del planeta, para después, como se hace con la mujer que se ama, darles sol y lluvia, a fin de que crezcan hermosos y se conviertan en robustos árboles;
Amar a los niños es amarlos en serio, aunque no provengan de nuestra sangre, para que luego, en algún recodo de su camino, no se transformen en desviados adultos. Por ello, duele ver aún niños trabajando en las calles, haciendo maromas para llevar un mendrugo de pan a sus familias.
Duele que uno de tres niños en los países aún dependientes viva en extrema pobreza, con menos de un dólar diario. Duele que uno de doce muera antes de los cinco años, que treinta de cien sufran desnutrición los primeros cinco años, elevándose a cuarenta y cuatro en zonas depauperadas como la provincia de Chimborazo.
Duele que más de la mitad de los niños en dichos países no sea reconocida oficialmente, que diecisiete de cien no vayan a la escuela y que otros veinticinco no terminen el quinto grado. Que mueran y sean mutilados en las guerras. Duele que sigamos hablando de esto y sigan los padecimientos, porque la sociedad en su conjunto no se preocupe de cambiar la vida de esos niños, como si fueran sus hijos, que los gobiernos no hagan lo que deben hacer, que continúe habiendo una injusta distribución de la riqueza, que su interés superior no prevalezca, sino el de padres que les enseñan violencia, egoísmo, mediocridad.
El día de la posesión del presidente Correa cantaron unos niños rescatados del trabajo y devueltos a su infantil mundo, y una niña con síndrome de Down portó la banda presidencial. Ellos simbolizan la esperanza, en donde la educación tiene una gran palabra que decir.
Gianni Rodari escribió el cuento Uno y siete, en el que nos dice de un niño que era siete niños, con nombres distintos, que vivían en ciudades distintas, cuyos padres realizaban oficios distintos. Tenían el pelo y el color de la piel distintos. Sin embargo, eran el mismo niño y reían en el mismo idioma.
- Ahora los siete han crecido y no podrán declararse la guerra, porque los siete son un solo hombre;
- Aunque Heráclito de Éfeso decía que sus habitantes debían ahorcar a los adultos para que los menores de edad gobiernen, es mejor dejar a los niños que lo sigan siendo con sus juegos, su familia y su escuela;
Que Calvin siga amando la libertad y Daniel El Travieso siga con sus travesuras. Y que los adultos, como pide Mafalda, no digamos “adulteces”. ¿Tienes alguna sugerencia de tema, comentario o encontraste un error en esta nota?.
¿Cuando los discípulos impiden que los niños se acerquen a Jesús el les dice?
EL REINO DE DIOS – El Evangelio que nos presenta este domingo la Iglesia es bastante complicado y nos vamos a quedar solo con la última parte, porque supongo que el resto ya lo irán viendo en las homilías de la misa del domingo. Quisiera hacer oración este instante, en estos 10 minutos de conversación con Dios, sobre la última parte del Evangelio, que dice: “Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara pero los discípulos los reprendieron.
- ” (Mc 10, 13);
- Da la impresión de que los discípulos querían tener a Jesús para ellos, no querían que los niños distrajeran al maestro, habían otras cosas más importantes qué hacer;
- No se dan cuenta que esa actitud molesta al Señor, de hecho, continua el texto: Al ver esto Jesús se enojó y les dijo: -Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos;
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño no entrará en él. Y después los abrazó, los bendijo imponiéndoles las manos. ” (Mc 10,14-16). -Hasta aquí el texto.
¿Qué dice Efesios 5 31?
1 Sed, pues, a imitadores de Dios como hijos amados. 2 Y a andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y b sacrificio a Dios en olor c grato. 3 Pero a fornicación y toda impureza, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a los b santos ; 4 ni a palabras indecentes, ni b necedades , ni relatos groseros, que no convienen; sino antes bien acciones de gracias.
- 5 Porque sabéis esto, que ningún a fornicario , o b impuro , o avaro, que es idólatra, tiene c herencia en el reino de Cristo y de Dios;
- 6 Nadie os a engañe con b palabras vanas , porque por estas cosas viene la c ira de Dios sobre los hijos de la d desobediencia;
7 No seáis, pues, partícipes con ellos, 8 porque en otro tiempo erais tinieblas; pero ahora sois luz en el Señor; andad como a hijos de luz 9 (porque el a fruto del Espíritu es en toda bondad, y justicia y verdad), 10 comprobando lo que es agradable al Señor.
11 Y no a participéis en las obras infructuosas de las b tinieblas , sino antes bien c denunciadlas. 12 Porque es a vergonzoso aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. 13 Mas todas las cosas son visibles cuando son expuestas a la luz; porque lo que lo manifiesta todo es la luz.
14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te a alumbrará Cristo. 15 Mirad, pues, con cuidado cómo andéis, no como necios, sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. 17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál es la voluntad del Señor.
- 18 Y no os a embriaguéis con vino, en lo cual hay desenfreno; antes bien, sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con a salmos , y con himnos, y cánticos espirituales, cantando y b alabando al Señor en vuestros corazones; 20 dando gracias siempre por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo;
21 a Someteos los unos a los otros en el temor de Dios. 22 Las a casadas b estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor. 23 Porque el marido a es cabeza de la mujer, así como Cristo es b cabeza de la c iglesia ; y él es el salvador del cuerpo. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
25 Maridos, a amad a vuestras esposas, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para a santificarla , habiéndola b purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
28 Así también los maridos deben amar a sus esposas como a sus mismos cuerpos. El que ama a su a esposa , a sí mismo se ama. 29 Porque ninguno aborreció jamás a su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, como también Cristo a la iglesia; 30 porque somos a miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
¿Qué dice en Proverbios 22 6?
6 a Instruye al niño b en su camino;y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él. 7 El rico se enseñorea de los pobres;y el que a toma prestado es siervo del que presta. 8 El que siembra iniquidad, iniquidad segará,y perecerá la vara de su ira.
¿Qué dice en Efesios 6 4?
4 Y vosotros, a padres, no provoquéis a ira a vuestros b hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
¿Qué dice Colosenses 3 18?
1 Si habéis, pues, a resucitado con Cristo , buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la a mira en b las cosas de arriba, no en las de la c tierra. 3 Porque a habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
4 Cuando Cristo, nuestra a vida , b se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en c gloria. 5 Haced morir, pues, lo terrenal en a vuestros miembros: b fornicación , impureza, c pasiones lascivas, malos deseos y d avaricia , que es e idolatría ; 6 cosas por las cuales la a ira de Dios viene sobre los hijos de b desobediencia.
7 En las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. 8 Pero ahora, dejad también vosotros todas estas cosas: a ira , enojo, b malicia , c maledicencia , d palabras soeces de vuestra boca. 9 No a mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del b viejo hombre con sus hechos, 10 y habiéndoos revestido a del nuevo hombre , que es renovado hasta el conocimiento pleno, conforme a la imagen del que lo creó; 11 donde no hay a griego ni judío, b circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, esclavo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.
- 12 Vestíos, pues, como a escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable b misericordia , de c benignidad , de d humildad , de e mansedumbre , de paciencia; 13 a soportándoos los unos a los otros , y b perdonándoos los unos a los otros si alguno tuviere queja del otro; de la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros;
14 Y sobre todas estas cosas vestíos de a caridad , que es el vínculo de la perfección. 15 Y la a paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed b agradecidos. 16 La a palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos los unos a los otros en toda sabiduría con salmos e b himnos y cánticos espirituales, cantando con gratitud en vuestros corazones al Señor.
- 17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra, o de hecho, a hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él;
- 18 a Casadas , b estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor;
19 Maridos, a amad a vuestras esposas, y no seáis ásperos con ellas. 20 a Hijos , obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. 21 a Padres , no b provoquéis a ira a vuestros hijos, para que no se desanimen. 22 a Esclavos , obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que agradan a los hombres, sino con sencillez de corazón, b temiendo a Dios.
¿Qué dice Juan 1 18?
1 a En el principio era el b Verbo , y el Verbo estaba con Dios, y el c Verbo era d Dios. 2 Este estaba en el a principio con Dios. 3 Todas las cosas por medio de él fueron a hechas , y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. 4 En él estaba la a vida , y la vida era la b luz de los hombres.
- 5 Y la a luz resplandece en las b tinieblas , y las tinieblas no la c comprendieron;
- 6 Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba a Juan;
- 7 Este vino como testigo, para dar a testimonio de la luz, a fin de que todos b creyesen por medio de él;
8 No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. 9 Aquel era la a luz verdadera que b alumbra a todo hombre que viene a este mundo. 10 En el a mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de él; pero el mundo b no le conoció. 11 A los suyos vino, y los suyos no le a recibieron.
12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio a potestad de llegar a ser b hijos de Dios; 13 que no a nacieron de sangre, ni de voluntad de carne ni de voluntad de varón, sino de Dios.
14 Y el Verbo fue hecho a carne y habitó entre nosotros (y b vimos su c gloria , gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio a testimonio de él y clamó, diciendo: Este es aquel de quien yo decía: El que viene después de mí es antes de mí, porque era primero que yo.
- 16 Porque de su plenitud recibimos todos, y a gracia sobre gracia;
- 17 a Porque la b ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la c verdad vinieron por medio de Jesucristo;
- 18 A Dios a nadie le vio b jamás ; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer;
19 Y este es el testimonio de a Juan , cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: Tú, ¿quién eres? 20 Y confesó y no negó, sino que confesó: Yo no soy el Cristo. 21 Y le preguntaron: ¿Qué, pues? ¿Eres tú a Elías ? Dijo: No lo soy.
- ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No;
- 22 Entonces le dijeron: ¿Pues quién eres?, para que demos respuesta a los que nos enviaron;
- ¿Qué dices de ti mismo? 23 Dijo: Yo soy la a voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías;
24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos. 25 Entonces le preguntaron y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías ni el profeta? 26 Y Juan les respondió, diciendo: Yo a bautizo con agua, mas en medio de vosotros hay uno a quien vosotros no conocéis.
- 27 a Este es el que ha de venir después de mí, el que es antes de mí, de quien yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia;
- 28 Estas cosas acontecieron en a Betábara , al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba;
29 Al día siguiente vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: ¡He aquí el a Cordero de Dios, que quita el b pecado del mundo! 30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón que es antes de mí, porque era primero que yo. 31 Y yo no le conocía, pero para que fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando en agua.
32 Y Juan dio testimonio, diciendo: Vi al a Espíritu que descendía del cielo como b paloma , y que reposó sobre él. 33 a Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y que reposa sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo.
34 Y yo le he visto y he dado a testimonio de que este es el Hijo de Dios. 35 Al siguiente día otra vez estaba Juan, y con él dos de sus discípulos. 36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: ¡He aquí el Cordero de Dios! 37 Y los dos discípulos le oyeron hablar y siguieron a Jesús.
38 Y volviéndose Jesús y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que interpretado quiere decir Maestro), ¿dónde moras? 39 Les dijo: Venid y ved. Entonces fueron y vieron dónde moraba, y se quedaron con él aquel día, porque era como la hora décima.
40 a Andrés , hermano de b Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y que habían seguido a Jesús. 41 Aquel halló primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos hallado al a Mesías (que interpretado es, el Cristo). 42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado a Cefas (que quiere decir piedra).
43 Al día siguiente, quiso Jesús ir a Galilea, y halló a a Felipe y le dijo: Sígueme. 44 Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. 45 Felipe halló a a Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribieron Moisés, en la ley, y también los profetas: a Jesús hijo de José, de Nazaret.
46 Y le dijo Natanael: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve. 47 Jesús vio a Natanael que se le acercaba y dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay a engaño. 48 Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.
49 Respondió Natanael y le dijo: ¡Rabí, tú eres el a Hijo de Dios ! ¡Tú eres el Rey de Israel! 50 Respondió Jesús y le dijo: ¿Crees porque te dije que te vi debajo de la higuera? Cosas mayores que estas verás.
51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios que ascienden y descienden sobre el Hijo del Hombre..
¿Por qué Jesús bendice a los niños?
Jesús bendice a los niños Para los más pequeños Muchas personas se reunieron alrededor de Jesús; querían oírlo contar historias; querían oírlo enseñar en cuanto al cielo. Cuando las personas estaban enfermas, Jesús las sanaba. Sanó a las personas que no veían y sanó a las personas que no oían.
Un día, unas personas llevaron a sus niñitos para ver a Jesús; querían que Él diera a sus hijos una bendición. Los discípulos dijeron a las personas que no molestaran a Jesús, pues pensaban que estaba demasiado ocupado.
Jesús no estaba demasiado ocupado; dijo a Sus discípulos que dejaran que los niños vinieran a Él, y dijo que el reino de los cielos pertenece a las personas que son como niños pequeños. Jesús ama a todos los niños. No importa quién seas, qué aspecto tengas, o dónde vivas.
- Página para colorear
¿Qué dice la Biblia Catolica sobre los niños?
«Pero Jesús dijo: Dejad que los niños vengan a mi,y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos» Cita la Biblia en Mateo 19:14. En el día de ayer el mundo fue participe de ver esta frase en practica durante la homilía pronunciada por el Papa Francisco en la Plaza San Pedro, un niño se acerco, abrazo y jugueteo un poco por el área y hasta se sentó en la silla.
- El Papa con toda la calma acaricio al niño y lo dejo sin inmutarse practicando su labor de representante de Jesús en la tierra;
- La celebración del día de ayer trataba de la familia y de la importante función de los abuelos;
Tendrá este niño algún rol importante en la iglesia o sociedad en el futuro? Debajo les dejo el link para que los vea! http://www. youtube. com/watch?v=BMsHosrz_ck No hay comentarios / 31 Oct 2013 por royssyinmaculadapimentel mintecon / Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra polÃtica de cookies , pinche el enlace para mayor información. plugin cookies ACEPTAR Aviso de cookies.
¿Por qué los niños son importantes para Dios?
En el libro de Mateo leemos que después que Jesús y Sus discípulos descendieron del Monte de la Transfiguración, se detuvieron en Galilea y luego fueron a Capernaum. Los discípulos le preguntaron a Jesús: “¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? “Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, “y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino de los cielos.
“Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. “Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mi, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar” (Mateo 18:1-6).
Es significativo que Jesús amara a esos pequeñitos que hacía tan poco tiempo habían dejado la vida premortal para venir a la tierra. Es que los niños, tanto entonces como ahora, son una bendición, despiertan nuestro amor y nos impulsan a las buenas obras.
No es de extrañar que el poeta Wordsworth haya dicho esto del nacimiento: “No viene el alma en completo olvido, ni de todas las cosas despojada, pues al salir de Dios, que fue nuestra morada, con destellos celestiales se ha vestido” (William Wordsworth, “Ode: Intimations of Immortality from Recollections of Early Childhood”, The Complete Poetical Works of William Wordsworth, Londres: MacMillan and Co.
, 1924, pág. 359). La mayoría de estos pequeños vienen a padres que los esperan ansiosamente y que se regocijan de tomar parte en el milagro que llamamos nacimiento. Ningún sacrificio es demasiado, ningún dolor muy grande, ninguna espera demasiado larga. Cómo no habría de chocarnos una historia en los periódicos de los Estados Unidos que dice que “una niña recién nacida, que encontraron en un tarro de basura, envuelta en una bolsa de papel, esta en observación en el hospital.
Su estado físico es bueno. ‘Es preciosa y muy sana’, dijo el encargado de prensa del hospital. La policía informó que unos hombres que recogían la basura vaciaron el tarro en un camión y notaron que algo se movía entre los desperdicios.
Las autoridades es tan en busca de la madre de la criatura”. Tenemos el solemne deber, el privilegio preciado, si, la sagrada oportunidad, de recibir con amor en nuestro hogar y nuestro corazón a los niños, que hacen nuestra vida mejor. Nuestros niños tienen tres salas de clase en las que aprender; me refiero a la sala de clase de la escuela, a la de la Iglesia y a la que llamamos el hogar.
- La Iglesia siempre ha tenido particular interés en la educación publica y exhorta a sus miembros a participar en cualquier actividad que tenga como fin mejorar la educación de nuestros niños y jóvenes;
No hay nadie mas importante en la enseñanza publica que el maestro que tiene la oportunidad de amar, enseñar e inspirar a los niños y jóvenes, deseosos de aprender. El presidente David 0. McKay dijo: “El magisterio es la profesión mas noble del mundo. La estabilidad y la pureza del hogar, así como la seguridad y permanencia de una nación dependen de la educación apropiada de nuestros niños y jóvenes.
- Los padres dan al niño la vida; el maestro lo capacita para vivirla bien” (David 0;
- McKay, Gospel Ideals, Salt Lake City: Improvement Era, 1953, pág;
- 436);
- Confío en que reconozcamos su importancia y su misión vital, proveyéndoles las condiciones apropiadas para su labor, los mejores libros y sueldos que demuestren la gratitud y confianza que nos inspiran;
Todos recordamos con afecto a los maestros de nuestra niñez y juventud. Siempre me pareció gracioso que mi maestra de música fuera la señorita Bemoles. Tenia la habilidad de inculcar en sus alumnos el amor a la música y nos enseñó a reconocer los instrumentos por el sonido.
Recuerdo muy bien la influencia de Ruth Crow, nuestra maestra de higiene. Aunque eran los días de la depresión económica, ella se ocupó de que todos los alumnos del sexto grado tuviéramos una gráfica del cuidado dental; personalmente se ocupaba de que todos tuviéramos la atención odontológica apropiada, ya fuera de origen privado o publico.
Cuando la señorita Burkhaus, que nos enseñaba geografía, nos mostraba los mapas del mundo y nos señalaba las capitales de las naciones, con los aspectos distintivos de cada país y sus rasgos idiomáticos y culturales, ni siquiera me imaginaba que algún día conocería yo esos lugares y esos pueblos.
Es vital la importancia de estos maestros, que elevan a nuestros niños, les agudizan el intelecto y los motivan a progresar. El aula de la Iglesia aporta su aspecto esencial a la educación de todos los niños y jóvenes.
Allí, el maestro inspira a los que asisten a sus clases y sienten la influencia de su testimonio. En la Primaria, la Escuela Dominical y las reuniones de las Mujeres Jóvenes y del Sacerdocio Aarónico, hay maestros bien preparados, llamados por inspiración del Señor, que influyen en cada niño y joven para que busquen “palabras de sabiduría de los mejores libros … conocimiento, tanto por el estudio como por la fe” (D.
y C. 88: 118). Una palabra de aliento aquí y pensamiento espiritual allí afectan una valiosa vida y dejan su marca indeleble en el alma inmortal. Hace muchos años, en un banquete, nos sentamos junto al presidente Harold B.
Lee y su esposa. El le dijo a Ann, nuestra hija adolescente: “El Señor te ha bendecido con una cara y un cuerpo hermosos. Mantén igualmente bello tu interior y serás bendecida con verdadera felicidad”. Este gran maestro le dio a Ann una guía inspirada para volver al reino celestial de nuestro Padre.
El maestro humilde e inspirado de la Iglesia puede despertar en sus alumnos el amor por las Escrituras. Incluso puede llevar al Salvador y a los Apóstoles de la antigüedad no sólo a la sala de clases sino al corazón, la mente y el alma de nuestros niños.
Quizás el aula mas importante de todas sea el hogar. Allí es donde se forman la actitud, las creencias mas arraigadas, y donde se fomenta o se destruye la esperanza. Nuestro hogar es el laboratorio de nuestra vida; lo que hagamos allí determinara el curso que sigamos al irnos de casa.
- El doctor Stuart E;
- Rosenberg escribió esto en su libro El camino a la confianza: “A pesar de todas las nuevas y modernas invenciones, estilos y tendencias, nadie ha inventado todavía, ni lo hará, un substituto satisfactorio de nuestra familia”;
Un hogar feliz es como un cielo mas temprano en la tierra. El presidente George Albert Smith dijo: “¿Queremos tener hogares felices? Si es así, deben reinar en ellos la oración y la gratitud”. Hay veces en que los niños vienen a este mundo con un impedimento físico o mental.
- Por mucho que tratemos, es imposible saber por que o cómo ocurre esto;
- Admiro a los padres que, sin quejarse, reciben en sus brazos y en su vida a uno de estos hijos de nuestro Padre Celestial y le dedican esa medida extra de sacrificio y amor;
El verano pasado, en un campamento, observe a una madre que alimentaba pacientemente a su hija adolescente, que sufría de una incapacidad a consecuencia de problemas ocurridos al momento del nacimiento, y dependía totalmente de ella. Le daba una a una las cucharadas de comida y los tragos de agua, mientras le sostenía la cabeza.
- No pude menos que pensar: Durante diecisiete años, esta madre se ha dedicado a servir a su hija en todo, no pensando jamas en su propia comodidad, su propio placer, su propio alimento;
- Que el Señor bendiga a esos padres y a esos niños;
Y lo hará. Todos los padres saben que las emociones mas fuertes que se puedan sentir no se originan en ningún acontecimiento cósmico ni se encuentran en ningún libro, sino en el momento en que ellos contemplan a uno de sus hijos dormido. Esto me recuerda las palabras de Charles M.
- Dickenson: Son ídolos del corazón y del hogar, son ángeles de Dios disfrazados; sus cabellos despiden rayos de sol, la gloria de Dios brilla en sus ojos;
- Estos pequeñitos que han bajado del cielo me han hecho mas hombre y mas dulce; y se ahora por que Jesús comparó el Reino del Cielo con un niño;
Al tratar con niños diariamente, descubrimos que son muy perceptivos y a veces expresan verdades profundas. Carlos Dickens, el autor de Canción de Navidad, ilustró este punto al describir la humilde familia de Bob Cratchit, que se había reunido para la cena navideña, modesta pero recibida con expectativa.
- El padre regresaba a la casa, llevando al pequeño Tim, su hijo lisiado, sobre los hombros;
- Tim tenía que usar una muleta y un aparato de hierro que le sostuviera las piernas;
- La esposa de Bob le preguntó cómo se había portado el niño;
“Bueno como un pan”, dijo Bob; “aun mejor. Por estar tanto tiempo sentado, piensa mucho, y se le ocurren ideas muy extrañas. Me dijo que esperaba que la gente de la iglesia lo mirara, y al verlo invalido, recordara en esta Navidad quien hizo a los cojos caminar y a los ciegos ver” (Charles Dickens, Christmas Carol and Cricket on the Hearth, Nueva York: Grosset and Dunlop, s.
- , págs;
- 50-51; traducción libre);
- El mismo Charles Dickens afirmó: “Quiero mucho a estos pequeños, y no es un hecho insignificante que ellos, que acaban de salir de la presencia de Dios, nos amen”;
- Los niños expresan el amor en formas novedosas;
Hace unas semanas, el día de mi cumpleaños, una preciosa niñita me regaló una tarjeta escrita por ella; en el sobre había metido un candadito de juguete que pensó que me gustaría recibir de regalo. “Nada hay mas hermoso, entre todas las cosas bellas del mundo, que ver a un niño cuando da un regalo, por insignificante que sea.
El niño pone el mundo a nuestros pies; abre el mundo ante nuestros ojos como si fuera un libro que nunca antes pudimos leer. Pero cuando da un regalo, es siempre algo absurdo … como un ángel con aspecto de payaso.
En realidad, es muy poco lo que puede dar, porque sin darse cuenta, ya nos lo ha dado todo” (Margaret Lee Rubeck, Bits e Pieces, 20 de septiembre de 1990). Así fue el regalo que Jenny me hizo. Los niños parecen estar investidos con una fe inalterable en su Padre Celestial y en la capacidad y disposición de El para contestar sus oraciones.
Cuando un niño ora, Dios escucha; lo se por experiencia personal. Deseo contaros sobre Barry Bonnell y Dale Murphy, dos conocidos jugadores de béisbol que jugaron en el Club Braves de Atlanta. Los dos son conversos a la Iglesia; Barry Bonnell bautizó a Dale Murphy.
En la temporada de 1978, ocurrió algo que Barry describe como una “experiencia para cambiar la vida”. Se encontraba luchando por mejorar, con un promedio de. 200. Por ese motivo, se sentía deprimido y desdichado. No tenía deseos de acompañar a Dale Murphy al hospital cuando este se lo pidió, pero fue.
Allí conoció a Ricky Little, un entusiasta admirador de los Braves, que tenia leucemia. Era obvio que el niño se hallaba muy próximo a morir. Barry buscó desesperadamente palabras de consuelo, pero nada le parecía adecuado.
Al fin, le preguntó si quería que hicieran algo. El niño lo pensó y luego les pidió que cada uno hiciera una carrera para el en el siguiente partido. Barry comentó después: “Para Dale aquello no era difícil; el había hecho tantas; pero yo me encontraba luchando todavía y no había hecho ni una sola en el año.
No obstante, tuve una sensación cálida y le prometí que lo haría”. Esa noche Barry hizo su única carrera de toda la temporada (Jim Ison, Mormon in the Major Leagues). La oración de un niño se había contestado; se había hecho realidad el deseo de un niño.
Si todos los niños pudieran contar con padres cariñosos, un hogar estable y buenos amigos, ¡que maravilloso sería su mundo! Lamentablemente, hay muchos que no tienen esa bendición. Hay muchos que son testigos de los golpes brutales que da el padre a la madre, mientras que otros reciben ellos mismos esos golpes.
¡Que cobardía, que depravación, que vergüenza! En todas partes llegan al hospital los pequeñitos magullados y golpeados, junto con mentiras descaradas de que “se golpeó contra la puerta” o “se cayó de las escaleras”.
Estos mentirosos y malvados que los maltratan algún día. cosecharan la tempestad de sus malas acciones. El niño silencioso, lastimado, ofendido, víctima a veces del maltrato y del incesto, debe recibir ayuda. Un juez me escribió lo siguiente: “El abuso sexual de los niños es uno de los crímenes mas depravados, destructivos y desmoralizadores de una sociedad civilizada.
Hay un alarmante aumento de denuncias de maltrato físico, sociológico y sexual de los niños. Nuestros tribunales están inundados de esta conducta repugnante”. La Iglesia no acepta tal comportamiento vil y perverso, sino que condena con los términos mas severos ese trato de los hijos preciados de Dios.
Debemos rescatar, enseñar, amar y sanar al niño que así sufra. Y debemos llevar al ofensor ante la justicia, hacerlo responsable de sus acciones y obligarlo a recibir tratamiento profesional que lo cure de una conducta tan diabólica. Si sabemos de alguien que lo haga y no hacemos algo por detener al culpable, nos convertimos en cómplices; compartimos su culpa; experimentamos parte del castigo.
Espero no haber hablado demasiado severamente, pero quiero a esos pequeñitos y se que el Señor también los ama. No hay un relato mas conmovedor de Su amor que la experiencia que se cuenta en 3 Nefi, cuando Jesús bendijo a los niños.
Dice que Jesús sanó a los enfermos, enseñó a la gente y oró por los presentes. Citare unas hermosas palabras: “[Jesús] tomó a sus niños pequeños, uno por uno, y les bendijo, y rogó al Padre por ellos. “Y cuando hubo hecho esto, lloró de nuevo; “y habló a la multitud, y les dijo Mirad a vuestros pequeñitos.
“Y he aquí, al levantar la vista para ver, dirigieron la mirada al cielo, y vieron abrirse los cielos, y vieron ángeles que descendían del cielo cual si fuera en medio de fuego … y los ángeles los ministraron” (3 Nefi 17:21-24).
Quizás os preguntéis: ¿Pasan cosas así hoy? Os contare la hermosa historia de dos abuelos que son actualmente misioneros, y de la manera en que su nietecito fue bendecido. El abuelo escribió lo siguiente: “Mi esposa Deanna y yo estamos en una misión en Jackson, Ohio.
Una de nuestras principales preocupaciones al aceptar el llamamiento era nuestra familia y el hecho de que no estaríamos para ayudarlos en sus problemas. “Poco antes de salir, hubo que hacerle una operación a nuestro nieto de dos años y medio para corregirle un defecto en un ojo.
Su madre me pidió que los acompañara porque mi nietecito y yo somos muy unidos. La operación salió bien, pero el pequeño lloró tanto antes como después porque no permitieron que entrara en la sala de operaciones ningún miembro de la familia con el, y tenía miedo.
“Unos seis meses después, estando nosotros en la misión, hubo que operarlo de nuevo para corregirle el otro ojo. La madre me llamo y me pregunto si no podría ir para acompañarlos; pero la distancia y mis obligaciones me lo impedían.
No obstante, Deanna y yo ayunamos y oramos para pedirle al Señor que consolara a nuestro nieto durante su operación. “Llamamos para saber cómo estaba y nos dijeron que el niño, recordando su experiencia anterior, no quería apartarse de los padres. Pero, tan pronto como entró en la sala de operaciones, se calmó, se acostó en la mesa, se quitó los anteojos y se mantuvo tranquilo.
Sentimos mucha gratitud porque el Señor había contestado nuestras oraciones. “Unos días después, llamamos a nuestra hija para preguntar por el. Estaba bien; ella nos relató lo siguiente: Después de la operación, al despertar, el niño le había dicho que el abuelo lo había acompañado durante la cirugía; le dijo: ‘El abuelo vino para que todo saliera bien’.
Lo que pasó fue que el Señor hizo que el anestesista se pareciera a su abuelo, que se encontraba a mas de dos mil kilómetros de distancia en la misión”. Tal vez tu abuelo no estuviera junto a ti, pequeñito, pero estabas en sus pensamientos y oraciones. La mano del Señor te acunó y fuiste bendecido por nuestro Padre.
Mis queridos hermanos, que la risa de los niños nos alegre el corazón; que la fe de los niños nos serene el alma; que el amor de los niños inspire nuestras acciones. “Herencia de Jehová son los hijos” (Salmos 127:3).
Que nuestro Padre Celestial bendiga siempre a esas dulces almas, a esos amigos especiales del Maestro, es mi humilde y sincera oración, en el nombre de Jesucristo. Amén..
¿Qué hace Jesús con los niños?
Capítulo 41: Jesús bendice a los niños Capítulo 41 Imagen Jesús iba a Jerusalén, y por el camino había algunas personas que querían que bendijera a sus niños. Los discípulos le dijeron a la gente que no molestaran a Jesús. Marcos 10:13 Imagen Pero Jesucristo ama a los niños. Les dijo a los discípulos que permitieran que los niños vinieran a Él. También les dijo a los discípulos que ellos debían ser como niños pequeños, y entonces podrían vivir con Dios en el cielo. Marcos 10:14–15.
¿Qué enseñanza nos deja Marcos 10 13 16?
Foto: Max Goncharov/ Unsplash Los tres evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) recogen un breve episodio en el que unos niños son llevados a Jesús. Así lo relata Marcos: “Le presentaban unos niños para que los tomara en sus brazos; pero los discípulos les reñían. Al verlo Jesús se enfadó y les dijo: ‘Dejad que los niños vengan conmigo, y no se lo impidáis, porque de los que son como ellos es el Reino de Dios.
¿Qué parte de la Biblia habla de los niños?
‘…si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. ‘Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos’ (Mateo 18:3–4).
¿Por qué el hombre no debe separar lo que Dios a unido?
Is 12,2-3. 4bcd. 5-6 – R/. Ha cesado tu ira y me has consolado Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R/. Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso.
¿Qué dice Mateo 18 3?
1 En aquel tiempo se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? 2 Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, 3 y dijo: De cierto os digo que a si no os volvéis y os hacéis como b niños , no entraréis en el reino de los cielos.
4 Así que, cualquiera que se a humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. 5 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. 6 Y cualquiera que a haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno y que se le hundiese en lo profundo del mar.
7 ¡Ay del mundo por los tropiezos! Porque es necesario que vengan tropiezos, pero, ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! 8 Por tanto, si tu mano o tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco que, teniendo dos manos o dos pies, ser echado al fuego eterno.
9 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida que, teniendo dos ojos, ser echado al infierno de a fuego. 10 Mirad que no tengáis en poco a alguno de estos a pequeños , porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre la faz de mi Padre que está en los cielos.
11 Porque el a Hijo del Hombre ha venido para b salvar lo que se había c perdido. 12 ¿Qué os parece? Si tiene algún hombre cien a ovejas y se descarría una de ellas, ¿no irá por los montes, dejando las noventa y nueve, a buscar la que se ha descarriado? 13 Y si acontece que la halla, de cierto os digo que más se regocija por aquella que por las noventa y nueve que no se descarriaron.
14 Así que, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que a se pierda uno de estos pequeños. 15 Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y a repréndele entre tú y él solos; si te escucha, has ganado a tu hermano.
16 Pero si no te escucha, toma aun contigo a uno o a dos, para que por boca de dos o de tres a testigos conste toda palabra. 17 Y si no los escucha a ellos, dilo a la iglesia; y si no escucha a la iglesia, tenle por pagano y publicano. 18 De cierto os digo que todo lo que a atéis en la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo.
19 Otra vez os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que a pidan , les será hecho por mi Padre que está en los cielos. 20 Porque donde están dos o tres a congregados en mi nombre, allí estoy yo b en medio de ellos.
21 Entonces Pedro, acercándose a él, dijo: Señor, ¿cuántas veces a perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. 23 Por lo cual, el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso a hacer cuentas con sus siervos.
- 24 Y cuando comenzó a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos;
- 25 Mas como este no podía pagar, mandó su señor venderlo a él, y a su mujer e hijos, con todo lo que tenía, para que se le pagase;
26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 27 El señor, movido a misericordia por aquel siervo, le soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos que le debía a cien denarios ; y tomándole del cuello, le ahogaba, diciendo: ¡Págame lo que me debes! 29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba, diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
30 Mas él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagase la deuda. 31 Y viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y declararon a su señor todo lo que había pasado.
32 Entonces llamándole su señor, le dijo: ¡Siervo malvado! Toda aquella a deuda te perdoné, porque me rogaste. 33 ¿No debías tú también haber tenido a misericordia de tu consiervo, así como yo tuve b misericordia de ti? 34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía.
¿Qué dice en Deuteronomio 24?
Deuteronomio 24. Se dan leyes concernientes al divorcio, a las personas recién casadas, al comercio de esclavos, a tomar prendas en garantía, a la lepra, a la opresión de los siervos y al dejar restos de las cosechas en el campo.
¿Qué nos dice este pasaje bíblico Lucas 10 16?
1 Y después de estas cosas, el Señor a designó a otros b setenta , a quienes envió de c dos en dos delante de sí a toda ciudad y lugar a donde él había de ir. 2 Y les dijo: La a mies a la verdad es mucha, pero los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
- 3 Id, he aquí yo os envío como a corderos en medio de lobos;
- 4 No llevéis a bolsa, ni alforja ni calzado; y a nadie saludéis por el camino;
- 5 En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: a Paz sea a esta casa;
6 Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros. 7 Y quedaos en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque a el obrero es digno de su b salario. No os paséis de casa en casa. 8 Y en cualquier ciudad donde entréis y a os reciban, comed lo que os pongan delante, 9 y sanad a los enfermos que en ella haya y decidles: Se ha acercado a vosotros el a reino de Dios.
10 Pero en cualquier ciudad donde entréis y no os reciban, salid por sus calles y decid: 11 Aun el a polvo de vuestra ciudad que se ha pegado a nuestros pies lo sacudimos contra vosotros; pero sabed esto, que el reino de los cielos se ha acercado a vosotros.
12 Y os digo que en aquel día será más tolerable para los de Sodoma que para aquella ciudad. 13 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida!, porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho las maravillas que se han hecho en vosotras, ya hace tiempo que, sentados en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido.
14 Por tanto, en el juicio será más tolerable para Tiro y Sidón que para vosotras. 15 Y tú, Capernaúm, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida. 16 a El que a vosotros b oye , a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a c mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió.
17 Y volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, ¡aun los demonios se nos sujetan en tu nombre! 18 Y les dijo: Yo veía a a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 He aquí os doy potestad para a hollar serpientes y escorpiones, y vencer toda fuerza del enemigo, y nada os b dañará.
20 No obstante, no os regocijéis de esto, de que los a espíritus se os sujeten, sino b regocijaos de que vuestros nombres están c escritos en los cielos. 21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el espíritu y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas a de los sabios y b entendidos , y las has revelado a los c pequeños.
Sí, Padre, porque así te agradó. 22 Todas las cosas me han sido a entregadas por mi Padre; y nadie sabe b quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera c revelar. 23 Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis, 24 pues os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
25 Y he aquí, un intérprete de la ley se levantó y dijo, para tentarle: Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la a vida eterna ? 26 Y él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? 27 Y él, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto y a vivirás. 29 Pero él, queriendo a justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? 30 Y respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
31 Y aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino y, al verle, pasó de largo. 32 Y asimismo un a levita , llegando cerca de aquel lugar, al verle, pasó de largo. 33 Mas un a samaritano que iba de camino llegó cerca de él y, al verle, fue movido a misericordia; 34 y acercándose, vendó sus heridas, echándo les aceite y vino; y poniéndole sobre su propia cabalgadura, le llevó al mesón y cuidó de él.
35 Y otro día, al partir, sacó dos denarios y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamelo; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando vuelva. 36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo de aquel que cayó en manos de los ladrones? 37 Y él dijo: El que tuvo misericordia de él.
Entonces Jesús le dijo: Ve y haz tú lo mismo. 38 Y aconteció que, prosiguiendo ellos su camino, Jesús entró en una aldea; y una mujer llamada a Marta le recibió en su casa. 39 Y esta tenía una hermana que se llamaba a María , la que, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.
40 Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres; y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. 41 Pero respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. 42 Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada..