Amado Dios, en este nuevo día, te pido que llenes mi alma y mi ser con tu claridad y con tu transparencia. Te puede interesar: Oración a Dios para pedir un milagro de amor Baña mi ser con honestidad, que mi vida sea un resplandor de rectitud y de felicidad, acorde a los principios de tu amor y de tu gracia.
Querido señor mío, quédate en mi corazón, con una unión tan íntima a la verdad y a la entrega diaria hacia mis hermanos, que pueda servirles con agrado y pasión, como quiera que sea tu voluntad. Que mis acciones sean fieles a mi esencia de integridad y que quienes entren en contacto conmigo puedan sentir en mí, tu presencia, para gloria tuya.
Hermoso padre, estoy dispuesto a recibir tu ayuda para librarme de los defectos de mi carácter, de los cuales ahora me doy cuenta, son un obstáculo en el camino de mi salvación. Ayúdame a ser una persona honesta conmigo misma y a actuar con serenidad y con justicia en todas las decisiones que tome en mi vida.
Que mis pensamientos guarden coherencia con mi sentir y que tú estés en medio de ellos. Ayúdame a irradiar la luz que proviene de tu santo espíritu, aléjame de la corrupción, de la envidia, de la rivalidad, del rencor y de la ira.
Señor, en estos momentos de angustia, quiero que seas tú el que actúe en mi vida, y soluciones estos problemas que no he podido resolver: (Ahora cuéntale al Señor tus dificultades y pídele su poderosa ayuda) Escucha mi oración, oh Señor Jesús, porque en mis fuerzas no está poder resolver mis conflictos, en cambio cuando eres tú el que actúa en mi vida, todo sale mucho mejor.
Señor, sé que en ocasiones me angustio porque en el mundo a diario hay violencia, inseguridad, y otras duras situaciones que me hacen temer, que me llenan de desesperanza, tristeza y angustia, pero hoy sé que cuando estás a mi lado, la vida cambia, pues contigo puedo tener tranquilidad, sensatez, paciencia y caridad, frente a las cosas que no puedo cambiar.
Ayúdame a perdonar y a olvidar las ofensas que me hacen y a alcanzar la armonía, la fe y la paz que sobrepasa todo entendimiento. De igual manera, te ruego para llenes de amor el corazón de mis hermanos y me puedan perdonar por mis ofensas, las que hago consciente o inconscientemente, pero que en alguna medida lastiman su ser.
- Perdóname tú también por mis pecados y permíteme escuchar tu voz, para hacer lo correcto, para salir de mi egoísmo y donarme a los demás constantemente y sin reproches, porque sé que eso me llenará de verdadera felicidad;
Padre eterno, guía mis acciones y mis palabras, para que mi vida sea de tu agrado y sea para ti, un sembrador de esperanza, sinceridad y alegría. Te puede interesar:.
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¿Cuál es la forma correcta de pedirle a Dios?
User Admin Abril 05, 2015 – 12:00 a. 2015-04-05 Por: Lina Álvarez, especial para El País. La autora del libro Por qué pido y no recibo, Ana Mercedes Rueda, explica que los buenos deseos son puestos por Dios en el corazón del hombre. Pida con ardor y espere con fe.
Cuando Ana Mercedes era niña, solía escribir en un cuaderno mensajes cifrados. Su madre no lo entendía, tan solo tenía cinco años. Entre sus letras y garabatos, se alcanzaba a leer claramente la palabra Dios.
El tiempo pasó y Ana comprendió que tenía un don. Aquella voz que le hablaba al oído y le entregaba mensajes de amor y paz, era su ángel. Aquél guía que le pediría, 25 años después, escribir un libro para brindar luz y mostrar el camino a aquellos que aunque buscan y rebuscan, no encuentran.
¿Qué la motivó a escribir este libro? Este libro surgió porque empecé a escuchar que las personas dicen que le piden a Dios y no los escucha. No son capaces de comunicarse con sus ángeles y la respuesta siempre es un silencio prolongado que les genera mucha frustración.
Cuando empecé a percibir ese vacío en la gente, pensé que las palabras eran la manera indicada de orientarlos y explicarles el hecho de que no es que Dios no nos escuche a veces, sino que no le damos un mensaje claro. No es que no conteste, sino que él nos contesta de ciertas maneras que son especiales e interesantes.
Yo siempre le pido a Dios que me vaya guiando y mostrando cuál es el camino por el cual debo ir y de esa manera este libro surgió. ¿De qué maneras particulares se comunica Dios con nosotros? Él se comunica de muchas formas, siempre se las ingenia para hacernos llegar el mensaje.
Ya todo depende de que alguien esté dispuesto o no a escuchar. Nos puede hablar a través de un sueño, de la lectura de un libro, de un amigo que nos da un consejo o a través de una canción. Hay que estar con los ojos abiertos y los oídos despiertos para entender las señales que él nos pasa por enfrente.
Hay una herramienta que Dios utiliza muchísimo para comunicarse con nosotros y es ese algo que te habla. Es cuestión de que te sintonices, a veces la voz de la intuición, es Dios que está tratando de darnos un mensaje.
Orar es, como dicen los adolescentes, cool y hasta divertido. Si fortaleces tu comunicación con Dios y tus ángeles, nunca más te volverás a sentir solo. Ana Mercedes rueda, angeóloga Utilice un método: Encuentre un lugar tranquilo en donde sienta que se puede concentrar sin tener interrupciones.
Ponga música suave o encienda una vela que ayude a la relajación. Tenga al lado lápiz y papel. Mantenga la actitud de concentración y pregunte a Dios qué es lo que realmente quiere y desea ver manifestado en su vida.
No se presione, sea sincero consigo mismo. Escríbalo y reflexione acerca de lo que pide y las implicaciones que esto tiene. No piense tanto al hacerlo, dé rienda suelta a sus deseos de corazón. Pregunte a Dios qué método de oración utilizar: el de la afirmación o el de la fe.
- Afirmar lo que se quiere es repetirlo constantemente, y tener fe, es dejar en sus manos determinada situación;
- Comprenda el aprendizaje que le deja aquello que está viviendo;
- Es el punto clave del proceso;
A veces las cosas no suceden porque aún no hemos aprendido la lección. Evalúe los aspectos que debe cambiar, en ocasiones, la mente pone muchas barreras para evitar la evolución. Trabaje en sí mismo, elimine las cosas negativas y tome una mejor actitud. Tome la decisión.
Inicie un programa personal intensivo. Busque su equilibrio y tenga paciencia, los resultados no son inmediatos. Sea disciplinado, acérquese a Dios y asuma una rutina diaria de oración. ¿Qué hacer en la sala de espera? El que espera, desespera.
Tome nota y tenga paciencia mientras Dios le contesta. Cuando se está en espera de la respuesta es cuando realmente estamos probando nuestra fe. Aunque parezca que nada está sucediendo, en esos momentos es cuando Dios está actuando tras bambalinas para ordenar todo de manera perfecta y entregarle la respuesta a sus oraciones.
¡Déjese sorprender! Dios sabe el momento y la manera perfecta para responder a cada una de sus peticiones, solo confíe. Todo llega en su debido momento. Sea proactivo durante el tiempo de espera: medite, ore con agradecimiento por lo que ya tiene y haga ejercicio.
Cree una afirmación positiva que resuma lo que está pidiendo y repítala diariamente cuantas veces desee. .
¿Qué tengo que hacer para que Dios me ayude?
Como obtener ayuda del Señor “Obtener una fe inalterable en Jesucristo es inundar tu vida de una luz resplandeciente. Ya no estéis solo para enfrentar lo que este mas allá de tu capacidad resolver o controlar. ” Hoy día. la vida puede ser tan complicada y las dificultades tan grandes que nos resulte imposible resolverlas solos.
Todos necesitamos la ayuda del Señor. Pero hay muchas personas que no saben cómo recibirla y a veces piensan que El no les escucha. ¿Cómo puede ser. si El mismo ha dicho: “Pedid, y recibireis; llamad, y se os abrirá” (D.
y C. 4:7). Este problema surge ya sea porque no cumplimos Sus leyes espirituales para recibir la ayuda o porque no la reconocemos al recibirla. Santiago dijo: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal …” (Santiago 4:3). Es cierto que el Señor dijo: “Pedid, y recibireis” (D.
y C. 4:7). Pero también afirmo: “He aquí, no has entendido; has supuesto que yo te lo concedería cuando no pensaste sino en pedirme” (D. y C. 9:7). Es obvio que El espera que hagamos nuestra parte. ¿Y que debemos hacer? Nadie puede pretender que se cumpla una ley física si no la obedece.
Así es con las leyes espirituales; cuando queremos ayuda, debemos seguir la ley espiritual de la que esta dependa. La ley espiritual no es algo misterioso; es comprensible. Las Escrituras la definen en detalle. Citare algunas que enseñan a pedir esa ayuda, explicando la ley espiritual que las acompaña: El Salvador dijo: “Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis” (D.
y C. 82:10; cursiva agregada). Juan enseñó: “Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de el, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de el” (1 Juan 3:22; cursiva agregada).
Y Nefi aconsejó: “¿No recordáis las cosas que el Señor ha dicho: Si no endurecéis vuestros corazones, y me pedís con fe, creyendo que recibireis, guardando diligentemente mis mandamientos, de seguro os serán manifestadas estas cosas?” (1 Nefi 15:11; cursiva agregada).
El Señor tiene el poder de bendecirnos en cualquier momento; pero vemos que para recibir Su ayuda debemos obedecer siempre Sus mandamientos. Enós registró: “… le suplicaba continuamente, pues el me había dicho: Cualquier cosa que pidas con fe, creyendo que recibirás en el nombre de Cristo, la obtendrás” (Enós 1:15; cursiva agregada).
Mormón escribió: “He aquí, os digo que quien crea en Cristo, sin dudar en nada, cuanto pida al Padre en el nombre de Cristo, le será concedido; y esta promesa es para todos”, aun hasta los extremos de la tierra (Mormón 9:21; cursiva agregada). El Salvador enseñó: “Recuerda que sin fe no puedes hacer nada; por tanto, pide con fe.
No juegues con estas cosas; no pidas lo que no debes” (D. y (:. 8:10; cursiva agregada). “Y cualquier cosa que pidáis al Padre en mi nombre, creyendo que recibireis, si es justa, he aquí, os será concedida” (3 Nefi 18:20; cursiva agregada).
“Cualquier cosa que le pidáis al Padre en mi nombre os será dada, si es para vuestro bien” (D. y C. 88:64; cursiva agregada). “Y si sois purificados y limpiados de todo pecado, pediréis cuanto quisiereis en el nombre de Jesús y se cumplirá. Mas sabed esto, que os será indicado lo que debéis pedir …” (D.
y C. 50:29-30; cursiva agregada). Estas enseñanzas de Jesucristo recalcan la gran importancia de saber que pediremos y como pedirlo. Testifico que si procuramos saber Su voluntad y la hacemos, recibiremos las mayores bendiciones en la vida.
También es esencial ser agradecido, porque “… en nada ofende el hombre a Dios, o contra ninguno esta encendida su ira, sino aquellos que no confiesan su mano en todas las cosas y no obedecen sus mandamientos” (D. y C. 59:21). Resumiendo, recibiremos bendiciones cuando: Pidamos al Padre en el nombre de Cristo.
Guardemos con diligencia Sus mandamientos. Pidamos con fe en Cristo. Pidamos lo que es justo. No endurezcamos el corazón. Expresemos gratitud. Una manera en que el Señor nos ayuda es mediante las bendiciones del sacerdocio.
Cuando un sacerdote digno pronuncia bendiciones especificas para nosotros, podemos recibir gran consuelo. Pero no hay garantía de que se cumplan sin nuestro propio esfuerzo. El uso apropiado del poder del sacerdocio nos ofrece una ayuda cuyos resultados concuerdan con la voluntad del Señor.
La bendición soluciona lo que nosotros no podamos resolver, pero debemos hacer nuestra parte para que se cumpla; debemos ser dignos y ejercer la fe requerida para hacer lo que podamos. Si es posible recibir ayuda de otros, también debemos buscarla.
La bendición se cumple si hacemos lo que nuestra capacidad, aumentada por el poder del Señor, nos permita. Una vez, me despertó la llamada de una madre. No se esperaba que su hijito prematuro viviera hasta la mañana, y ella quería que le diera una bendición.
Al acercarme, la hermana me detuvo y me preguntó: “¿Es usted digno de bendecirlo?” La pregunta era apropiada. Uno no se siente totalmente digno, pero debe hacer lo posible por serlo. Sentí la fuerte impresión de bendecirlo para que sanara.
La noble madre continuó el tratamiento médico y ejerció su fe. El Señor respondió y el niño sanó. Una parienta del presidente Spencer W. Kimball le pidió una bendición por una grave enfermedad. Después de prepararse espiritualmente y ayunar, el presidente Kimball fue inspirado a bendecirla para que sanara.
Unas semanas después, ella volvió quejándose de que estaba ya harta de esperar que el Señor la aliviara. El le dijo: “Ahora comprendo por que no has sido bendecida. Debes ser paciente, hacer tu parte y expresar gratitud por el mas mínimo progreso”.
La hermana se arrepintió, siguió el consejo y al final sanó. Los que poseemos el sacerdocio tenemos la seria responsabilidad de actuar como agentes del Señor para ayudar a los afligidos. Ese deber requiere fe, dignidad y sensibilidad ante la inspiración del Espíritu que nos comunique la voluntad del Señor.
- También los que reciben la bendición tienen la seria responsabilidad de ejercer la fe, de agradecer al Señor cualquier progreso y de hacer lo posible por resolver su problema;
- Hace tres años conocí a un joven seriamente lastimado en un accidente;
El pronóstico no era bueno; si vivía, podría quedar paralizado de por vida. Hace poco volví a verlo. Fue bendecido por el sacerdocio con la movilidad necesaria para hacer todo lo que el Señor quiere que haga. Se acercó en su silla de ruedas eléctrica y me estrechó la mano con una gran sonrisa; se podía sentir el magnetismo de su espíritu invencible.
- Su fe y extraordinario y doloroso esfuerzo, aumentados por la bendición del Señor, han dado comienzo al milagro;
- Con la ayuda de seres queridos, va a la universidad y se esta preparando para ser misionero;
Sin duda, sus esfuerzos harán que mejore mas aun. En contraste, otro conocido me comentó: “¿Por que no me da el Señor una esposa?”, como si una compañera eterna fuera un muñeco que se adquiere sin tener en cuenta su albedrío. Era obvio que no hacia siquiera lo básico para buscar esposa.
Admitió que debería hacer algo para adelgazar, pero dijo que era muy difícil. Su ropa y su aspecto eran tan desaseados que resultaba difícil estar cerca de el. Ciertamente, el debe hacer cierto esfuerzo. Generalmente, la ayuda del Señor viene poco a poco El puede curar instantáneamente y aun levantar a los muertos.
Pero en general la mejoría viene paso a paso. Esto nos permite descubrir lo que el Señor espera que aprendamos. Ajustarnos a Su horario requiere paciencia, pero con nuestros esfuerzos y confianza en El progresamos, y podemos expresarle gratitud por la ayuda recibida.
- Cuando todo marcha bien, es difícil muchas veces aprender las lecciones que el Señor nos da;
- Cuando sufrimos, nos hacemos muchas preguntas;
- Estas son las que deberíamos hacernos: ¿Que quiere el Señor que aprenda con esta experiencia? ¿Que debo hacer? ¿En que debo cambiar? ¿A quien debo servir? ¿En que puedo mejorar? Meditar y orar nos ayudaran a entender lo que debemos aprender de las dificultades que enfrentamos;
No toda oración se nos contestara como deseamos. No es siempre fácil saber la voluntad del Señor, pero podemos estar seguros de algunas cosas: El no nos mandara hacer nada que no este completamente en armonía con Sus enseñanzas. No podemos esperar ayuda si somos inmorales o desobedientes de otra forma, a menos que nos arrepintamos sinceramente.
El que ore para confirmar si otra persona debe ser su compañero eterno y al mismo tiempo viole la ley de castidad tiene pocas posibilidades de recibir respuesta si no se arrepiente. “Porque he aquí, el Señor ha dicho: No socorreré a los de mi pueblo en el día de su transgresión, sino que obstruiré sus caminos para que no prosperen; y sus hechos serán como piedra de tropiezo delante de ellos” (Mosíah 7:29).
“Mas si os tornáis al Señor con integro propósito de corazón, y ponéis vuestra confianza en el, y le servís con toda la diligencia del alma … el … os librara del cautiverio” (Mosíah 7:33). La oración sincera recibe respuesta si se conforma a la voluntad del Señor.
Puesto que no comprendemos totalmente Su voluntad, debemos andar por la fe. El es omnisciente y sus decisiones son perfectas. El hecho de que no tengamos la capacidad de entender todos sus tratos con el hombre no le impide bendecirnos.
Su voluntad es nuestra elección mejor, ya sea que la entendamos o no. Cuando hacemos uso sabio de nuestro albedrío, el Señor actuara según Su voluntad. Vemos sólo una ínfima parte del plan eterno que El creó para nosotros. Aunque te duela, confía en El con Su perspectiva eterna.
Ten paciencia cuando se te pida que esperes cuando quieres una solución inmediata. Tal vez El te pida que hagas algo totalmente contrario a lo que tu deseas. Ejerce la fe y dile: “Que se haga tu voluntad”.
Si lo haces fielmente, estas experiencias te preparan para mayores bendiciones. Siendo tu Padre, El quiere tu felicidad eterna, tu desarrollo continuo y el aumento de tu capacidad. Su deseo es compartir contigo todo lo que El tiene. El camino que debes recorrer en la vida puede ser muy diferente que el de otras personas.
Quizá no siempre sabrás por que El hace lo que hace, pero puedes saber que El es perfecto en su justicia y misericordia. El no te hará sufrir ninguna consecuencia, dificultad o carga que no sea para tu bien.
Obtener una fe inalterable en Jesucristo es inundar tu vida de una luz resplandeciente. Ya no estas solo para enfrentar lo que este mas allá de tu capacidad resolver o controlar, porque El ha dicho: “Si tenéis fe en mí, tendréis poder para hacer cualquiera cosa que me sea menester” ( Moroni 7:33 ; cursiva agregada).
Si estas desalentado o agobiado por la transgresión, si estas enfermo, solo o desesperado por recibir consuelo o apoyo, testifico solemnemente que el Señor te ayudara si obedeces la ley espiritual sobre la cual se basa.
El es tu Padre; eres su hijo. El te ama. No te abandonara nunca. Se que te bendecirá, en el nombre de Jesucristo. Amén..
¿Cómo pedirle ayuda a Dios en momentos dificiles?
Durante estos tiempos difíciles les invitamos a reflexionar sobre esta oración. Compártanla con sus amigos/as y familiares por los medios sociales, en su sitio web o durante su culto en línea. «Alzare mis ojos a los montes, ¿de dónde vendrá mi Socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra».
Tú, oh Creador, eres nuestro socorro; en tiempos de oscuridad, eres el sol que alumbra nuestro camino; en esos momentos de sed espiritual que debilitan nuestro espíritu, tu vienes a nosotros cual lluvia refrescante y vivificadora, y renuevas nuestro espíritu marchito.
Si Dios es con nosotros, ¿Quién contra nosotros? ¿De quién temeremos si tu estas entre nosotros? Tu mirada está siempre sobre nosotros y conoces nuestras luchas y agonías antes que nosotros las experimentemos. ¡Y te compadeces de tu pueblo! Enséñanos como ser discípulos y discípulas fieles y a confiar plenamente en ti.
Ayúdanos a crecer en la fe, en esa que quizás todavía está débil necesita madurar en ti, hasta que tu voluntad y la nuestra sean una. En el nombre de Jesucristo quien creció en gracia y sabiduría delante de ti.
Amén.
¿Cómo se debe empezar a orar?
Cuatro pasos para la oración – Dios es tu Padre Celestial y desea saber de ti. Puedes acercarte a Él a través de la oración. Como Su hijo, puedes pedirle a tu Padre Celestial Su ayuda y guía en tu vida. La oración puede hacerse en voz alta o mentalmente.
Puedes hablarle a Dios como lo haces con otras personas. Tus palabras no tienen que ser elocuentes o memorizadas. Es más importante que abras tu corazón. Ten fe de que Él está ahí para ti y que te escucha, porque así es.
Ten fe en que Él te ayudará, porque lo hará. La oración es uno de los dones más valiosos que hemos recibido de un amoroso Padre Celestial. Antes de empezar, encuentra un lugar tranquilo donde te sientas cómodo. Una buena manera de comenzar es dirigirte a Dios por su nombre.
Puedes decir, “Querido Dios”, o “Querido Padre Celestial”, “Padre Nuestro que estás en los Cielos”, o simplemente “Dios”. Habla de tu corazón y comparte tus esperanzas y deseos como también tus preocupaciones y problemas.
Puedes pedirle Su ayuda, dirección, perdón o sanación. Lo que sea que esté en tu mente, tráelo a Él. Reconoce que Su sabiduría y Su tiempo son más grandes que los tuyos. Puedes preguntarle qué es lo que Él quiere para ti. Comparte con Dios tus sentimientos hacia otras personas.
Puedes pedir por sus necesidades o preguntarle en qué manera puedes ayudarles y amarles. Agradécele a Dios por todas las bendiciones en tu vida. Aun los desafíos pueden ser una bendición. Estos nos ayudan a ser humildes y a mantener nuestro corazón y mente más abiertos a las respuestas de Dios.
Una vez que le hayas dicho todo lo que querías decir, puedes terminar diciendo, “En el nombre de Jesucristo, Amen”. Lo hacemos así porque Jesús nos mandó orar en Su nombre y todo lo que hacemos debe ser hecho en Su nombre.
¿Cómo puedo saber si Dios me habla?
¿Cómo se reconoce la revelación? – No hay una manera única de describir la revelación. Dios nos habla a cada uno de manera que podamos entender (véase Doctrina y Convenios 1:24 ). Las personas a veces experimentan sueños y visiones, pero más a menudo, Dios nos habla por medio de sentimientos apacibles del Espíritu Santo, como calidez, paz o gozo.
¿Cuál es el salmo para pedir un milagro?
Salmo 6. Oración por salud y misericordia – Señor, no me reprendas en tu ira, ni me castigues en tu furor. Ten piedad de mí, Señor, pues languidezco; sáname, Señor, porque mis huesos se estremecen. Mi alma también está muy angustiada; y tú, oh Señor, ¿hasta cuándo? Vuélvete, Señor, rescata mi alma; sálvame por tu misericordia.
- Porque no hay en la muerte memoria de ti; en el Seol, ¿quién te dará gracias? Cansado estoy de mis gemidos; todas las noches inundo de llanto mi lecho, con mis lágrimas riego mi cama;
- Se consumen de sufrir mis ojos; han envejecido a causa de todos mis adversarios;
Apartaos de mí, todos los que hacéis iniquidad, porque el Señor ha oído la voz de mi llanto. El Señor ha escuchado mi súplica; el Señor recibe mi oración. Todos mis enemigos serán avergonzados y se turbarán en gran manera; se volverán, y de repente serán avergonzados.
¿Qué Salmo leer cuando hay problemas?
1 Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío;ponme a salvo de los que contra mí se levantan. 2 a Líbrame de los que hacen iniquidad,y sálvame de hombres sanguinarios. 3 Porque, he aquí, han puesto acechanza contra mi vida;se han juntado contra mí poderosos,no por transgresión mía ni por pecado mío, oh Jehová.
¿Qué orar en casos dificiles?
Ante ti vengo con la fe de mi alma a buscar tu sagrado consuelo en mi difícil situación; no me desampares en las puertas que se me han de abrir en mi camino; sea tu brazo poderoso el que las abra para darme tranquilidad que tanto ansío (3 peticiones difíciles ).
¿Cómo orar ejemplo?
Compilado de oraciones para rezar – Se indican aquí doce oraciones para rezar, algunas de ellas en situaciones particulares (como frente a una enfermedad o durante un parto):
- La señal de la Santa Cruz. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
- Credo. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
- Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos;
- Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna;
Amén.
- Acto de contrición. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
- Padre nuestro. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; y perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
- Ave María. Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo bendita eres entre todas la mujeres y bendito el fruto de tu vientre Jesús Santa María, madre de Dios ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte Amén.
- Salve. Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
- Oración a María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna.
- Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta;
- Amén;
- No nos dejes caer en la tentación; mas líbranos del mal;
- Amén;
- Por el mismo Cristo nuestro Señor;
Amén.
- Gloria. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
- Yo confieso. Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante vosotros hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor.
- Oración de San Miguel Arcángel. San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tu príncipe de la milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
- Oración de San Bernardo. ¡Acordaos, oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que haya acudido a Vos, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, oh Virgen, Madre de la vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vuestra presencia Soberana.
- Rezo del Ángelus. Infundid, Señor, vuestra gracia en nuestras almas, para que, pues hemos creído la Encarnación de vuestro Hijo y Señor nuestro Jesucristo anunciada por el Ángel, por los merecimientos de su Pasión y Muerte, alcancemos la gloria de la Resurrección. Amén.
- Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen. Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel, concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María, cantar tus maravillas durante toda nuestra vida.
- Devociones al Sagrado Corazón de Jesús y María. Corazón Sagrado de Jesús, en Vos ponemos toda nuestra confianza, temiéndolo todo de nuestra fragilidad, esperándolo todo de vuestra bondad: sed el único objeto de nuestro amor, el protector de nuestra vida, el sostén en nuestra debilidad, la reparación de nuestras faltas, la seguridad de nuestra salvación y nuestro refugio en la hora de la muerte.
- Señor mío Jesucristo. ¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Amén. Amén. No desechéis oh purísima Madre de Dios mis humildes súplicas, antes bien, escuchadlas favorablemente. Así sea. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén. Amén. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
- Oración ante el Crucifijo. Miradme, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado ante vuestra Santísima presencia; os ruego con el mayor fervor y compasión de que soy capaz imprimáis en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad. Verdadero dolor de mis pecados, propósito firmísimo de jamás ofenderos.
- Oración para bendecir los alimentos. Bendice Señor estos alimentos que vamos a recibir por tu misericordia, y bendice a quienes los han preparado. Da pan a los que tienen hambre, y hambre de justicia a los que tienen pan. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
- Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero , Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
- Virgen del Parto , protege y defiende con amor todos los niños, para que regenerados en el agua del bautismo e incorporados a la Iglesia, crezcan serenos, llenos de vida, se conviertan en testimonios valientes de tu Hijo Jesús y perseveren, con la gracia del Espíritu Santo, en el camino de santidad. Amén.
- Glorioso San Ramón Nonato , te suplico tu intercesión. Tú llevaste una vida resplandeciente por la protección de tu Dios. Intercede ahora por mí y mis intenciones. Necesitamos niños que sepan mirar al mundo, con ojos llenos de amor, y que cierren sus ojos al odio y la maldad. Queremos hacer del mundo, una familia donde todos los hombres se amen y amen a Dios.
- Mientras que yo, con todo el amor de que soy capaz voy considerando vuestras cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Vos, oh buen Jesús, el santo profeta David: ¡«Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos»;
Amén.
- Padre Dios Todopoderoso , fuente de la salud y del consuelo, que has dicho «Yo soy el que te da la salud». Acudimos a ti en este momento en el que por la enfermedad sentimos la fragilidad de nuestros cuerpos. Ten piedad Señor de los que estamos sin fuerza, devuélvenos la salud.
- Alégrate, Reina del Cielo, aleluya. Porque Aquél que mereciste llevar en tu seno, aleluya. Ha resucitado según lo predijo, aleluya. Ruega por nosotros a Dios, aleluya. Gózate y alégrate Virgen María, aleluya. Porque verdaderamente el Señor ha resucitado, aleluya.
- Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro , y ayúdanos a progresar en el conocimiento de tu palabra, para que así la celebración de esta Cuaresma dé en nosotros fruto abundante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
- Padre eterno, convierte hacia ti nuestros corazones , para que, viviendo consagrados a tu servicio, te busquemos siempre a ti, que eres lo único necesario, y practiquemos la caridad en todas nuestras acciones. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
- El ángel del Señor anunció a María y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. Dios te salve María… He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve María… Y el verbo se hizo carne. Y habitó entre nosotros. Dios te salve María… Ruega por nosotros Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
- Nuestra Señora del Socorro, Gracias , porque escuchas siempre los ruegos de quienes ponen en ti su confianza. Nos acordamos cuando fuiste, presurosa, por las montañas de Judá, a prestar ayuda a tu prima Isabel. Recordamos cómo acudiste maternalmente en socorro de los novios en las bodas de Caná. Amén.
- Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo , como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
- Gracias Señor por tu infinita misericordia , en ti confío y es por ti que puedo seguir adelante porque eres mi sostén, esa mano que salva cuando estamos a la deriva. Te amo Señor y te doy gracias por lo malo, porque de ello aprendo y me convierto y también por lo bueno.
- Bendita sea tu pureza. Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti celestial princesa Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes Madre mía.
- Señor mío y Dios mío , Padre bueno, creador del cielo y de la tierra, sin yo merecerlo me regalas un nuevo día de vida ¡Muchas gracias! Tú sabes que soy pequeño, y que sin tu ayuda caigo a cada paso. ¡no me sueltes la mano! Ayúdame a descubrir, que todos los hombres son tus hijos y por tanto mis hermanos. Enséñame a disfrutar de la vida, a vivir con alegría y a ayudar a los demás. Amén.
- Señor, mira complacido a tu pueblo. Señor, mira complacido a tu pueblo, que con fervor desea entregarse a una vida santa, y, ya que con sus privaciones se esfuerza por dominar el cuerpo, que la práctica de las buenas obras transforme su alma. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quien contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
- Señor, Padre Santo. Señor, Padre santo, que nos has mandado escuchar a tu amado Hijo, aliméntanos con el gozo interior de tu palabra, para que, purificados por ella, podamos contemplar tu gloria con mirada limpia en la perfección de tus obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
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¿Cómo se le pide al Espíritu Santo?
El Espíritu Santo nos auxilia en todo momento y esta crisis sin duda alguna nos ha hecho levantar los ojos al cielo. Creo que con frecuencia comentamos y quizás anhelamos que esta situación que vivimos frente a la pandemia nos vuelva mejores personas. Pero también sabemos que eso no se dará por arte de magia.
Ya quisiéramos un día acostarnos y al día siguiente levantarnos viviendo plenamente aquella virtud o cualidad que sabemos nos hace falta, que haría que nuestra vida sea más sencilla. El cambio interior, no se da sin una toma de conciencia del mal, y de cómo este nos afecta.
Junto a ello está la decisión acompañada de la fuerza de voluntad para dar el paso y sobre todo entender que solos no podemos. Es por esto que quisiera compartirte cuatro cosas que podemos pedirle al Espíritu Santo para que esta crisis, nos transforme para bien y nos ayude a discernir, elegir y actuar mejor.
- Espíritu Santo, recuérdame siempre que necesito tu ayuda «Porque separados de mí no podéis hacer nada» Jn;
- 15, 5;
- Él se hace presente por medio de su Espíritu Santo y también a través de personas concretas que nos ayudan, acompañan y aconsejan;
Sumergidos en un mundo que ha obviado a Dios nos hemos acostumbrado a pensar o vivir de una forma que hace muy difícil poder ver con claridad el mal y cómo este nos afecta. Esta ha sido parte de mi reflexión, ver cómo en medio de esta pandemia encontramos personas que se están aprovechando de ella.
Tal vez para sacar un beneficio económico ponen en riesgo la salud y la vida de otros, y la de ellos mismos por consecuencia. Qué difícil entender esta actitud, el corazón duele. Pidámosle al Espíritu Santo que nos permite tenerlo presente en cada una de nuestras acciones, que siempre estén encaminadas al bien y que obremos honestamente.
“Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro” Qué actual, qué viva se hace esta plegaria en nuestros días. No se trata de señalar, creo que también sucede en la experiencia de cada uno, quizás en menos proporciones, luchar contra algún pecado o defecto que está enraizado en nosotros.
- Porque si uno, no tiene al Espíritu Santo en su corazón, reinan otros espíritus o fuerzas que no son buenas;
- Por ejemplo, el egoísmo, la indiferencia, el espíritu de la codicia, y otros más que están presentes con tal fuerza en la sociedad, que se van impregnando en nuestro ser si no estamos atentos;
Te pido que llenes el vacío que hay en mi interior, que no permitas que me incline por el mal, que coopere o aconseje a otros a tomar malas decisiones. Que esta crisis me ayude a ver el vacío de mi corazón, de mis decisiones o de las acciones que he tomado a lo largo de mi vida y que han hecho sufrir a otros.
¡Quiero ser agradable a la mirada de Dios! 3. Espíritu Santo, que mi actuar sea reflejo de tu amor Durante este tiempo de pandemia hemos visto de todo. Nos hemos encontrado con personas que fabrican mascarillas fraudulentas, poniendo en riesgo la vida de los demás, de los médicos o del personal sanitario que está sirviendo y ayudando a otros.
Todo a cambio de un poco más de dinero, se lucran con productos adulterados. Me parece importante recalcar que sucede en todos los estratos sociales, porque el mal no solo infecta el corazón de un estrato social. Por eso, en algunos casos, hasta compañeros de institución infectados por el mal del pecado, están dispuestos a poner en riesgo a los demás.
Que mi actuar sea siempre un reflejo de tu amor. Regálame el don del consejo, para saber dirigirme a otros si veo que van por mal camino. Y el consejo de la sabiduría para siempre tenerte presente en mi diario vivir, en cada paso, en cada abrazo que doy, en cada palabra de aliento que le brindo a otros.
Ayúdame a ganarle la batalla al pecado Esto no nos escandaliza, porque sabemos que el mal y el pecado existen. Vivimos en una lucha constante, así que no temamos repetir esta oración al Espíritu Santo: « Ven Espíritu Santo… ¡Mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento!».
- Vemos y palpamos en carne propia, que cuando falta Dios, que es amor, el poder del egoísmo se torna más fuerte que la solidaridad;
- La indiferencia más fuerte que el comprender el sufrimiento del otro, la codicia más fuerte que el vivir humildemente, pero con dignidad;
Si no luchamos contra el pecado, crece y se hace fuerte, tan fuerte que ya no nos deja respirar otra cosa que frialdad, rencor, avaricia, odio etc. Que en esta crisis tú saques lo mejor de mí, para demostrarle a todos que con Dios todo es posible.
¿Cuáles son las formas de llamar al Espíritu Santo?
En la teología cristiana, el Espíritu Santo —o expresiones equivalentes como son, entre otras, Espíritu de Dios, Espíritu de verdad o Paráclito, del griego παράκλητον parákleton: ‘aquel que es invocado’, del latín Spiritus Sanctus: Espíritu Santo — es una expresión bíblica que se refiere a la tercera Persona de la.
¿Cuál es el salmo para pedir un milagro?
Salmo 6. Oración por salud y misericordia – Señor, no me reprendas en tu ira, ni me castigues en tu furor. Ten piedad de mí, Señor, pues languidezco; sáname, Señor, porque mis huesos se estremecen. Mi alma también está muy angustiada; y tú, oh Señor, ¿hasta cuándo? Vuélvete, Señor, rescata mi alma; sálvame por tu misericordia.
Porque no hay en la muerte memoria de ti; en el Seol, ¿quién te dará gracias? Cansado estoy de mis gemidos; todas las noches inundo de llanto mi lecho, con mis lágrimas riego mi cama. Se consumen de sufrir mis ojos; han envejecido a causa de todos mis adversarios.
Apartaos de mí, todos los que hacéis iniquidad, porque el Señor ha oído la voz de mi llanto. El Señor ha escuchado mi súplica; el Señor recibe mi oración. Todos mis enemigos serán avergonzados y se turbarán en gran manera; se volverán, y de repente serán avergonzados.
¿Cómo aprender a orar a Dios con fe?
Invito al Espíritu Santo para que nos ayude al reflexionar en un principio que puede servir para que nuestras oraciones sean más sinceras: el principio del Evangelio de pedir con fe. Quiero repasar tres ejemplos en cuanto al pedir con fe en oración sincera y analizar las lecciones que podemos aprender de cada uno de ellos.
Al hablar de la oración, hago hincapié en la palabra sincera. El simple hecho de orar es muy diferente a entregarse en sincera oración. Espero que todos ya sepamos que la oración es esencial para nuestro desarrollo y protección espiritual; no obstante, lo que sabemos no siempre se refleja en lo que hacemos.
A pesar de que reconocemos la importancia de la oración, todos podemos mejorar en cuanto a la regularidad y la eficacia de nuestras oraciones personales y familiares.