Como Orar A Dios?

Como Orar A Dios
¿Cómo debemos orar? – No importa dónde estemos, ya sea que estemos de pie o arrodillados; ya sea que oremos verbalmente o en silencio, en forma individual o a favor de un grupo, debemos siempre hacerlo con fe, “…con un corazón sincero, con verdadera intención…” ( Moroni 10:4 ).

Al orar a nuestro Padre Celestial, debemos decirle lo que realmente sentimos en el corazón, confiar en Él, pedirle perdón, suplicarle, agradecerle y expresarle nuestro amor. No debemos repetir palabras ni frases sin sentido (véase Mateo 6:7–8 ).

Siempre debemos pedir que se haga Su voluntad, recordando que a veces lo que deseamos no es lo mejor para nosotros (véase 3 Nefi 18:20 ). Al terminar la oración, debemos hacerlo en el nombre de Jesucristo (véase 3 Nefi 18:19 ).

¿Cómo orar ejemplo?

Compilado de oraciones para rezar – Se indican aquí doce oraciones para rezar, algunas de ellas en situaciones particulares (como frente a una enfermedad o durante un parto):

  1. La señal de la Santa Cruz. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
  2. Credo. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.

    Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.

    Amén.

  3. Acto de contrición. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
  4. Padre nuestro. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; y perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
  5. Ave María. Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo bendita eres entre todas la mujeres y bendito el fruto de tu vientre Jesús Santa María, madre de Dios ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte Amén.
  6. Salve. Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
  7. Oración a María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna.

    Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén. No nos dejes caer en la tentación; mas líbranos del mal. Amén. Por el mismo Cristo nuestro Señor.

    Amén.

  8. Gloria. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
  9. Yo confieso. Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante vosotros hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor.
  10. Oración de San Miguel Arcángel. San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tu príncipe de la milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
  11. Oración de   San Bernardo. ¡Acordaos, oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que haya acudido a Vos, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, oh Virgen, Madre de la vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vuestra presencia Soberana.
  12. Rezo del Ángelus. Infundid, Señor, vuestra gracia en nuestras almas, para que, pues hemos creído la Encarnación de vuestro Hijo y Señor nuestro Jesucristo anunciada por el Ángel, por los merecimientos de su Pasión y Muerte, alcancemos la gloria de la Resurrección. Amén.
  13. Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen. Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel, concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María, cantar tus maravillas durante toda nuestra vida.
  14. Devociones al Sagrado Corazón de Jesús y María. Corazón Sagrado de Jesús, en Vos ponemos toda nuestra confianza, temiéndolo todo de nuestra fragilidad, esperándolo todo de vuestra bondad: sed el único objeto de nuestro amor, el protector de nuestra vida, el sostén en nuestra debilidad,  la reparación de nuestras faltas, la seguridad de nuestra salvación y  nuestro refugio en la hora de la muerte.
  15. Señor mío Jesucristo. ¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
    1. Amén;
    2. Amén;
    3. No desechéis oh purísima Madre de Dios mis humildes súplicas, antes bien, escuchadlas favorablemente;
    4. Así sea;
    5. Por Nuestro Señor Jesucristo;
    6. Amén;
    7. Amén;
    8. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta;

    Amén.

  16. Oración ante el Crucifijo. Miradme, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado ante vuestra Santísima presencia; os ruego con el mayor fervor y compasión de que soy capaz imprimáis en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad. Verdadero dolor de mis pecados, propósito firmísimo de jamás ofenderos.
  17. Oración para bendecir los alimentos. Bendice Señor estos alimentos que vamos a recibir por tu misericordia, y bendice a quienes los han preparado. Da pan a los que tienen hambre, y hambre de justicia a los que tienen pan. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
  18. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero , Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
  19. Virgen del Parto , protege y defiende con amor todos los niños, para que regenerados en el agua del bautismo e incorporados a la Iglesia, crezcan serenos, llenos de vida,  se conviertan en testimonios valientes de tu Hijo Jesús y perseveren, con la gracia del Espíritu Santo, en el camino de santidad. Amén.
  20. Glorioso San Ramón Nonato , te suplico tu intercesión. Tú llevaste una vida resplandeciente por la protección de tu Dios. Intercede ahora por mí y mis intenciones. Necesitamos niños que sepan mirar al mundo, con ojos llenos de amor, y que cierren sus ojos al odio y la maldad. Queremos hacer del mundo, una familia donde todos los hombres se amen y amen a Dios.

    Mientras que yo, con todo el amor de que soy capaz voy considerando vuestras cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Vos, oh buen Jesús, el santo profeta David: ¡«Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos».

    Amén.

  21. Padre Dios Todopoderoso , fuente de la salud y del consuelo, que has dicho «Yo soy el que te da la salud». Acudimos  a ti en este momento en  el que por la enfermedad sentimos la fragilidad de nuestros cuerpos. Ten piedad Señor de los que estamos sin fuerza, devuélvenos la salud.
  22. Alégrate, Reina del Cielo, aleluya. Porque Aquél que mereciste llevar en tu seno, aleluya. Ha resucitado según lo predijo, aleluya. Ruega por nosotros a Dios, aleluya. Gózate y alégrate Virgen María, aleluya. Porque verdaderamente el Señor ha resucitado, aleluya.
  23. Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro , y ayúdanos a progresar en el conocimiento de tu palabra, para que así la celebración de esta Cuaresma dé en nosotros fruto abundante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
  24. Padre eterno, convierte hacia ti nuestros corazones , para que, viviendo consagrados a tu servicio, te busquemos siempre a ti, que eres lo único necesario, y practiquemos la caridad en todas nuestras acciones. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
  25. El ángel del Señor anunció a María y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. Dios te salve María… He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve María… Y el verbo se hizo carne. Y habitó entre nosotros. Dios te salve María…  Ruega por nosotros Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
  26. Nuestra Señora del Socorro, Gracias , porque escuchas siempre los ruegos de quienes ponen en ti su confianza. Nos acordamos cuando fuiste, presurosa, por las montañas de Judá,  a prestar ayuda a tu prima Isabel. Recordamos cómo acudiste maternalmente en socorro de los novios en las bodas de Caná. Amén.
  27. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo , como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
  28. Gracias Señor por tu infinita misericordia , en ti confío y es por ti que puedo seguir adelante porque eres mi sostén, esa mano que salva cuando estamos a la deriva. Te amo Señor y te doy gracias por lo malo, porque de ello aprendo y me convierto y también por lo bueno.
  29. Bendita sea tu pureza. Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti celestial princesa Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes Madre mía.
  30. Señor mío y Dios mío , Padre bueno, creador del cielo y de la tierra, sin yo merecerlo me regalas un nuevo día de vida ¡Muchas gracias! Tú sabes que soy pequeño, y que sin tu ayuda caigo a cada paso. ¡no me sueltes la mano! Ayúdame a descubrir, que todos los hombres son tus hijos y por tanto mis hermanos. Enséñame a disfrutar de la vida, a vivir con alegría y a ayudar a los demás. Amén.
  31. Señor, mira complacido a tu pueblo. Señor, mira complacido a tu pueblo, que con fervor desea entregarse a una vida santa, y, ya que con sus privaciones se esfuerza por dominar el cuerpo, que la práctica de las buenas obras transforme su alma. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quien contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
  32. Señor, Padre Santo. Señor, Padre santo, que nos has mandado escuchar a tu amado Hijo, aliméntanos con el gozo interior de tu palabra, para que, purificados por ella, podamos contemplar tu gloria con mirada limpia en la perfección de tus obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

Sigue con:

  • Caridad
  • Oraciones fúnebres
  • Normas religiosas

document. addEventListener( ‘wpcf7submit’, function( event ) , false ); –>.

¿Cómo se debe orar a Dios según la Biblia?

La oración es una manera importante de comunicarse con Dios, acercarse a Él y navegar por los desafíos de la vida. Los misioneros pueden orar por ti o ayudarte a aprovechar al máximo tus propias oraciones.

¿Cuáles son los pasos para orar efectivamente?

Podemos madurar en la oración – Orar, como sabemos, es hablar con Dios. Es como desarrollamos nuestra relación con Dios y nos fortalecemos en la fe. Aquí encontraras cinco consejos básicos para orar efectivamente. Concéntrate: Nuestros días están llenos de demandas: del trabajo, la familia, los vecinos.

Más que nunca es fácil de alcanzar a alguien o que nos alcanzan a nosotros, sea por teléfono, celulares, email y los medios sociales. Tenemos que aprender a poner todas estas distracciones a un lado cuando es tiempo de orar.

Una de las mejores formas de hacer esto es a través de la alabanza. Empieza alabando a Dios y dándole gracias por todo. Puedes cantar o poner música cristiana y así envolverte en la adoración. Algunas personas prefieren leer un pasaje bíblico primero y dejar que sea Dios quien, por medio de su palabra, empieza la conversación.

  • Pide perdón: Como no somos perfectos y a veces pecamos sin saberlo, toma un momento para pedir perdón por tus pecados;
  • Tomando el ejemplo del Padre Nuestro, confiesa tus ofensas al Señor y pide que te ayude a no caer en tentación y que te libre del mal;

Peticiones de acuerdo a la voluntad de Dios: En 1 Juan 5 encontramos una hermosa promesa sobre las peticiones. El verso 14 dice “Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. ” la Biblia Supongamos, por ejemplo, que se te dañó el carro y los mecánicos te están diciendo que es tiempo de comprar otro.

Lamentablemente tú no tienes el dinero. Una oración que no toma en cuenta la voluntad de Dios seria: “Padre, necesito un carro y el que me gusta es el último modelo de la BMW, color azul, cuatro puertas y que me salga a un precio barato, porque tú, Jehová, eres dueño de todo y me lo puedes dar y yo sé que me quieres bendecir.

Amen. ” Bíblicamente no sé si es la voluntad de Dios que tengas el BMW, aunque si es cierto que Dios es capaz de bendecirte como él quiera. Tampoco creo que un carro de lujo compruebe la bendición de Dios en tu vida. La oración centrada en la voluntad de Dios seria: “Padre, estoy en necesidad de un carro y mis recursos para comprar uno son pocos.

Sabes que dependo de un carro para ir a trabajar. Tu palabra dice que tú suples todas nuestras necesidades. Te pido que por favor suplas esta necesidad en particular, para testimonio de que tú cuidas de tus hijos.

En el nombre de Jesús, amen. ” ¿Notaste la diferencia? La primera oración está centrada en el “yo”. La segunda tiene como meta glorificar a Dios y dar testimonio de sus obras. Orar en fe: Continuando en 1 Juan 5, el verso 15 dice: “Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.

” También, Santiago 1:6-dice: “Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace.

” oraciones poderosas Orar en el nombre de Jesús: La razón por la cual decimos “en el nombre de Jesús, amen. “, al concluir una oración se basa en Juan 14:15. El verso dice: “Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.

¿Como dijo Jesús que debemos orar?

Capítulo 20: Jesús enseña acerca de la oración Capítulo 20 Imagen Jesús enseñó a Sus discípulos a orar. Dijo que algunas personas oran sólo para que otros los vean orar, y enseñó que debemos decir nuestras oraciones personales en un lugar donde podamos estar solos, si es posible. Imagen Dijo que algunas personas dicen las mismas palabras una y otra vez cuando oran, sin pensar realmente en lo que están diciendo. Jesús dijo que debemos orar sinceramente por lo que necesitamos. Imagen El Salvador hizo una oración para enseñar a Sus discípulos cómo orar. Comenzó diciendo: “Padre nuestro que estás en los cielos”. Alabó a nuestro Padre Celestial y después le pidió ayuda. Dijo “amén” al final de Su oración. Más tarde, Jesús les dijo a Sus discípulos que oraran al Padre en el nombre de Él, y prometió que nuestro Padre Celestial contestaría sus oraciones..

¿Cuál es la oración más poderosa?

“La oración es un impulso, es una invocación que va más allá de nosotros mismos”: papa Francisco. “La oración es un impulso, es una invocación que va más allá de nosotros mismos”: papa Francisco. “La oración abre la puerta a Dios, transformando nuestro corazón, tantas veces de piedra. La oración -subraya el Papa- es de todos y “nace en el secreto de nosotros mismos, en ese lugar interior que los autores espirituales suelen llamar el corazón”.

  1. “La oración es un impulso, es una invocación que va más allá de nosotros mismos: algo que nace en lo más profundo de nuestra persona y llega, porque siente la nostalgia de un encuentro;
  2. Esa nostalgia que es más que una necesidad, más que una necesidad: es un camino;

La oración es la voz de un “yo” que va a tientas, que procede a tientas, en busca de un “tú”. El encuentro entre el “yo” y el “tú” no se puede hacer con calculadoras: es un encuentro humano y muchas veces procedemos a tientas para encontrar el “tú” que mi “yo” está buscando”, dice el Pontífice.

(Además:  Oración al Espíritu Santo) En la catequesis, además, nos recuerda: “La oración abre la puerta a Dios, transformando nuestro corazón, tantas veces de piedra, en un corazón humano”. La señal de la cruz, subraya el Papa, es la primera oración.

Jesús, subraya el Pontífice, “reza con nosotros”. Y al rezar, “abre la puerta del cielo, y de esa brecha desciende el Espíritu Santo”. Y nos recuerda el Pontífice que “toda persona necesita un espacio para sí misma, donde pueda cultivar su vida interior, donde las acciones encuentren sentido”.

  • “Durante su vida pública”, añade, “Jesús recurre constantemente al poder de la oración;
  • Santo Tomás de Aquino definió al Padre Nuestro como la súplica más perfecta de todas;
  • Es el primer acercamiento de los católicos con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo;

Se conoce como La oración del Señor. El poder de esta oración es que encierra las siete peticiones que toda persona puede necesitar: (Le recomendamos: Oración de la Sangre de Cristo) Padre nuestro Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén. Con información de https://www.

vaticannews. va/ (Lea también: La Dama de Hierro del Vaticano) DESCARGA LA APP EL TIEMPO Personaliza, descubre e informate.

¿Cómo puedo saber si Dios me escucha?

Pedid y recibiréis – En las Escrituras se nos enseña que Dios siempre escuchará nuestras oraciones y las contestará si nos dirigimos a Él con fe y verdadera intención. Sentiremos en nuestro corazón la confirmación de que Él sí nos escucha, un sentimiento de paz y sosiego.

También podemos sentir que todo estará bien si hacemos la voluntad del Padre. Si dudamos que Él nos escucha, debemos procurar guía en las Escrituras, y entonces preguntar si las cosas que leemos son verdaderas.

Constanza L. , 20 años, Bío Bío, Chile.

¿Cuándo se debe de orar?

Afortunadamente, esta pregunta tiene muchas respuestas diferentes. Dios escucha tus oraciones sin importar cuándo o dónde estés orando. Simplemente mira la Biblia. La gente ora en las casas, en las habitaciones, en las cimas de las montañas, en los desiertos, a altas horas de la noche, temprano por la mañana, antes de las comidas y después de las batallas.

Así que, tal vez no importa tanto en dónde estés durante la oración y en qué momento ores. En vez de ello, se trata de dónde se encuentra tu corazón cuando oras. En cualquier momento que desees o necesites hablar con Dios, ahí es cuando debes orar.

En cualquier lugar en el que necesites sentir la influencia de Su amor, ahí es donde debes orar. No tienes que esperar el momento o el lugar perfecto (o ser perfecto). Simplemente ora. Dios te escuchará. Si alguna vez piensas que existe un momento o un lugar demasiado incómodo para orar, simplemente recuerda a Jonás: No hay un lugar ni momento equivocado para orar, pero si sientes que podrías beneficiarte de orar en un ambiente más tranquilo, aquí tienes algunos consejos que te pueden ayudar.

Ya sea que te encuentres en la naturaleza o en una habitación vacía, trata de orar en un lugar privado dónde no se te interrumpa. Aunque es común orar justo antes de acostarse, tal vez te resulte más fácil concentrarte al orar un poco más temprano, cuando no estás tan cansado.

Estos son pequeños ajustes, pero te sorprendería la gran diferencia que pueden hacer cuando estás tratando de que tu corazón esté en el lugar correcto para ofrecer una oración significativa..

¿Cómo se debe orar de pie o de rodillas?

(Antonio Serrano Santos) Hay quien opina y dice que” orar de rodillas es masoquista y que a Dios no le gusta”. Si se refiere a algunos casos, en particular, de rutina y fanatismo, no está mal dicho. Pero si es una afirmación general, para todo el que toma esa actitud, me parece que ha olvidado, o no ha revisado, la Sagrada Escritura, la tradición cristiana y la liturgia católica sobre este modo de orar, donde se muestra todo lo contrario.

Y es mucho asegurar que todos esos son masoquistas y desagradan a Dios. Luego expondremos algunos de los muchísimos casos que aparecen en la Biblia, la tradición y la liturgia. Una cosa es la actitud de temor servil, y otra, la actitud de temor filial.

A Dios hay que rezarle como hijos, como dice el Padre nuestro y, entonces, solo cabe un temor filial, es decir, temer ofender a Dios porque se le quiere, y obedecerle en lo que sabemos que nos manda porque El sabe lo que nos conviene. Dicho esto, nuestra oración es como la conversación y trato con un padre. La liturgia prescribe dos formas o modos de hacer oración: de pie, como se hacía, y ahora también, en la Iglesia Primitiva, con los brazoz abiertos, en alto; o de rodillas, en ciertos momentos también litúrgicos. Tanto en la misa, como en otros actos de culto, se ora de rodillas. Y no es, por eso, masoquismo ni humillación, ni desagrada a Dios, más bien todo lo contrario. Es un acto de humildad, intenso y profundo que, en algunos momentos, el cristiano realiza y necesita por la importancia de lo que adora y ama y cree, y por una gran necesidad espiritual, a veces, urgente, personal o comunitaria.

” Orar, dice Santa Teresa en el libro de su vida,es estar muchas veces, a solas, tratando amistosamente, con quien sabemos nos ama”. ” Para amar; no es otro el fin de la oración”. En ese modo de oración vemos cómo Dios demuestra su grandeza infinita abajándose hasta nosotros que nos sentimos pobres, totalmennte necesitados, siempre en peligro.

Y no solo nos sentimos, es que lo somos. Y en esa intimidad en que nos recogemos, en el silencio y la soledad, tantas veces, ante el sagrario o en nuestra habitación, o en plena naturaleza, en pura fe, unas veces, y con dulce sentimiento, otras, experimentamos la presencia y acción de Dios en nuestro espíritu y hasta en nuestro pobre cuerpo.

El siempre habla mucho más en el silencio y la soledad que en medio del ruido del mundo. ” Le llevaré a la soledad y allí le hablaré al corazón”, dice en boca del profeta. Algunos ejemplos maravillosos : 1.

– Al ciego de nacimiento, una vez curado, le dijo Jesús: ” Crees tú en el hijo del Hombre?( Hijo de Dios)- ¿Quién es, Señor, para que crea en él?- Responde. -El que habla contigo- dice Jesús- Creo, Señor. Y, cayendo de rodillas, lo adoró. Jesús aceptó ese gesto.

  • Le agradó;
  • Su humildad, su fe, y gratitud;
  • – “…encontraron al Niño y a su Madre, y, postrándose de rodillas, le ofrecieron oro, incienso y mirra”;
  • – ” Jesús, cayendo de rodillas, sobre su rostro, en tierra, exclamaba: Padre mío…Y entrando en agonía, oraba más intensamente, hasta derramar sangre”;

Parece que al orar de rodillas se ora más intensamente, acerca más a Dios, nos hace sentirnos más hijos, hasta el extremo de que el mismo Jesús, llega un momento en que no dice Padre, sino “Abba”, que tiene en hebreo una traducción castellana parecida a nuestro ” papá”.

  1. – Filipenses, 2,10-12: …para que, al nombre de Jesús, doble la rodilla cuanto hay en los cielos, en la tierra y en los abismos…” Hay otros muchos más casos en la Biblia de este orar de rodillas;
  2. Pero vamos a ver otros fuera de ella;

– Al momento de la Consagración. – En el Viernes Santo, en la adoración de la Cruz, todos se arrodillan, prescripción litúrgica. En el Credo, también, puede arrodillarse al momento de decir: …se encarnó de María Virgen”. Y en la adoración y exposición del Santísimo, en el ” Tantum, ergo, Sacramentum, veneremos cernui”.

” Cernui” se traduce por ” de rodillas”. En el himno del Corpus: ” De rodillas, Señor, ante el sagrario, que guarda cuanto queda de amor y de unidad…” Y hay en el canto popular y las costumbres cristianas, antiguas, ese cántico : “Cuando, de rodillas, te contemplo, Jesús, veo tu grandeza y mi pequeñez…”Ante la Stma.

Virgen, como en Fátima, Lourdes. Versos como:” Pensamiento que al cielo subes y subes/mira bien no te pierdas entre las nubes/ Pliega, pliega las alas ,amaina el vuelo/ mejor a Dios te elevas cuando te humillas/ nunca es más grande el hombre que de rodillas”.

  1. Hay personas que no pueden ponerse de rodillas, ni mucho ni poco;
  2. Fuera de lo que la Iglesia, en su sabiduría de siglos, nos prescribe, cada uno ora como puede y quiere;
  3. Tanto de rodillas como de pie;
  4. El valor de la oración está e el corazón, la humildad, el amor;

Jesús pone un ejemplo de oración. ” Subieron dos al templo a orar. Uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, puesto en pie…” sabemos lo que sigue, pero está claro que si estaba de pie, el publicano estaba de rodillas. El fariseo, ante el altar, estaba seguro y satisfecho de su modo de orar.

Y decía que no era ni siquiera como ” ese publicano” y lo despreciaba, el cual , al fondo del altar, de rodillas, se golpeaba el pecho, diciendo: ” ¡Oh, Dios, ten compasión de este pecador”. Jesús, termina la parábola afirmando: Este salió justificado”.

Decir que” orar de rodillas es masoquista y no le gusta a Dios”, dicho con buena intención, sin la malicia y orgullo despectivo del fariseo, es, repito, no haber revisado bien la Sagrada Escritura, la tradición cristiana y la liturgia. Tarde o temprano, si no lo hace, puede caer en la actitud del fariseo, porque orar de rodillas no es masoquista y le gusta a Dios muchísimo.

Es humildad, amor de hijo que necesita, muchas veces, acudir a su Padre, buscando fuerza, consuelo, intimidad. Es la íntima amistad con Jesús, de la que todo depende; seguir su ejemplo en esos momentos de oración intensa que nos saque de la tibieza, de la rutina y nos prepara para aceptar el cáliz, ese cáliz que siempre nos espera en nuestra vida y que, de otro modo, no podríamos.

Porque de rodillas, orando intensamente, hasta sudar sangre, parece que es así como pudo Jesús aceptar la voluntad del Padre el cáliz que siempre aceptó, y no quería, incomprensiblemente para nosotros, en ese momento, aceptar..

¿Cuál es la oración más poderosa de la Biblia?

¿Existe una oración más poderosa en el mundo para pedir un milagro? – La oración más poderosa es la que sale del alma, se reza con fe y busca no solo el bien propio sino el de las personas que nos rodean. Es por ello que una de las oraciones que tienen mayor poder es el Padre Nuestro.

El Padre Nuestro es el primer acercamiento de los católicos con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Se conoce como “La oración del Señor” y por sobre él no existe otra figura. Santo Tomás de Aquino lo definió como la súplica más perfecta de todas.

El principal poder de esta oración es que encierra las siete peticiones fundamentales que todo ser humano puede anhelar: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Te puede interesar: Oraciones dedicadas a la Virgen María Lic. en Comunicación Social. MBA en Mercadeo. CEO de Link BTL. Disfruto de leer y escribir. Soy madre y esposa agradecida con la vida. [email protected]. com Más de Jeralí Giménez.

¿Cuál es la oración que Dios nos enseñó?

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,1-4): – Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos. » Él les dijo: «Cuando oréis decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación.

¿Cuál es la oración de nuestra fe?

La oración de fe Mensaje de la Primera Presidencia Imagen La oración es más que palabras que expresamos a Dios; es una comunicación en dos direcciones entre Dios y Sus hijos. Cuando la oración se hace en la forma debida, expresamos los sentimientos de nuestro corazón con palabras sencillas. Para responder, el Padre Celestial generalmente pone pensamientos en nuestra mente, acompañados de sentimientos. Él siempre escucha la oración sincera que ofrecemos cuando oramos con el compromiso de obedecerlo, sea cual sea Su respuesta y el momento en que llegue.

El Señor hace la siguiente promesa a todos los que lean y oren acerca del Libro de Mormón: “Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo; “y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas” ( Moroni 10:4–5 ).

Esa promesa es segura. Millones de personas han puesto a prueba y constatado esa maravillosa promesa sobre la oración al recibir una bendición que ha llenado su vida de gozo y felicidad duraderos. Esa promesa se aplica a todas las oraciones que hacemos para conocer la mente y la voluntad de Dios con respecto a nosotros.

Podemos aplicarla siempre que recibimos consejo de un siervo de Dios autorizado para darnos dirección. Por ejemplo, podemos confiar en ella cuando hemos escuchado un discurso en la conferencia general; podemos aplicarla cuando humildes misioneros llamados por Dios mediante el profeta viviente nos enseñan.

Se aplica también al consejo que recibimos de nuestro obispo o presidente de rama. Para que la oración funcione en nuestra vida, las reglas son sencillas. Debemos orar al Padre en el nombre de Jesucristo y pedir saber cuál es la verdad. Debemos preguntar con un corazón sincero, lo cual significa que debemos tener la verdadera intención de hacer cualquier cosa que la respuesta de Dios requiera de nosotros; y esa verdadera intención debe nacer de nuestra fe en Jesucristo.

El investigador que lee el Libro de Mormón antes de ser bautizado y confirmado puede recibir tanto la seguridad de que el Libro de Mormón es verdadero, como el testimonio de que José Smith lo tradujo por el poder de Dios.

Después de ser confirmados miembros de la Iglesia, podemos tener el Espíritu Santo como compañero para que nos confirme otras verdades. De ese modo, siempre que oremos con fe podemos esperar que el Espíritu Santo nos testifique que Jesús es el Cristo, que Dios el Padre vive y que Ellos nos aman a nosotros y a todos los hijos del Padre Celestial.

Ésa es una de las razones por las que hay una promesa en el Libro de Mormón de que tendremos caridad en el corazón a medida que el Espíritu Santo nos testifique que Jesús es el Cristo. “…si un hombre es manso y humilde de corazón, y confiesa por el poder del Espíritu Santo que Jesús es el Cristo, es menester que tenga caridad…” ( Moroni 7:44 ).

Cada domingo de ayuno nos brinda una extraordinaria oportunidad de crecer espiritualmente. El domingo de ayuno puede ayudarnos a tener una experiencia similar a la de Alma y los hijos de Mosíah, que oraron y ayunaron para conocer la verdad eterna a fin de poder enseñar a los lamanitas con poder, autoridad y amor (véase Alma 17:3, 9 ).

El domingo de ayuno combinamos la oración y el ayuno. Para la bendición de los pobres, entregamos una generosa ofrenda de ayuno al obispo o presidente de rama, la cual equivale por lo menos al valor de las comidas de las que nos abstenemos.

Nuestros pensamientos y oraciones se dirigen hacia el Salvador y hacia aquellos a los que Él desea que sirvamos para aliviar sus necesidades espirituales y temporales. Así, a medida que ayunamos para volvernos más mansos, sumisos y llenos de amor, nuestras oraciones y nuestros deseos comienzan a asemejarse a las oraciones y los deseos del Salvador; y, al igual que Él, oramos para conocer y cumplir la voluntad del Padre con respecto a nosotros.

  • Prepárense antes de orar
  • El sándwich de la oración

¿Cómo se debe orar en voz alta o en silencio?

Nota del editor: Este es el séptimo capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: Preguntas claves sobre la oración. – La oración es el impulso natural de la fe y la devoción vigilante de la esperanza. Cuando oramos, derramamos los deseos de nuestros corazones ante Dios en adoración, confesión, petición, intercesión y agradecimiento, sometiéndonos a Su voluntad. La oración es una acción apasionada que involucra todo lo que somos y aspiramos ser ante Dios.

  • Jesús enseñó a los discípulos a orar por medio de Su instrucción y de Su ejemplo;
  • No es sorprendente, entonces, que todo el alcance y la fuerza de la pasión de nuestra vida forme parte de la oración;
  • Aquellos que andan según el Espíritu demuestran paciencia y dominio propio en todas las cosas, pero los discípulos fieles también depositan su ira, frustración, angustia, confusión e incluso su incredulidad y desesperación ante Dios en oración;

Mientras hacemos esto, podríamos encontrarnos clamando al Señor en voz alta o podríamos notar que nuestras palabras nos fallan. Afortunadamente, no existe ninguna razón bíblica para creer que orar en voz alta sea más o menos eficaz que orar en silencio.

Podemos hacer cualquiera de las dos. La Escritura está llena de ejemplos de oraciones públicas expresadas en todo tipo de ocasiones, desde la oración larga de Salomón en la dedicación del templo (1 Re 8) hasta el clamor de agonía (y de esperanza inquebrantable) en las cuatro palabras que Cristo exclamó en la cruz (Mt 27:46).

Con todo, Jesús también le enseñó a Sus discípulos que nuestro Padre escucha las oraciones expresadas en silencio o en secreto, y Pablo nos dice que el Espíritu, quien fortalece nuestra fe y esperanza por medio de la oración, también intercede por nosotros con gemidos tan profundos que resultan indecibles (Mt 6:5-6; Rom 8:26).

No obstante, hay buenas razones por las cuales nos convendría orar en silencio en algunas ocasiones y en voz alta en otras. Jesús, por ejemplo, advierte a Sus discípulos sobre los hipócritas que aman orar en lugares públicos para ser vistos por los demás.

Él afirma que esa apariencia de santidad será la única recompensa que ellos recibirán (Mt 6:5). Los hipócritas no oran en secreto; sin embargo, el que ama a Dios ora continuamente en secreto y está listo para orar en voz alta cuando se presenta una ocasión apropiada.

Y la ocasión se presentará. La oración, como parte esencial de la devoción de la Iglesia (Hch 2:42), no solo es un acto privado de los creyentes individuales, sino una actividad compartida. Una manera de compartir en oración es orando en voz alta con otros por ánimo y edificación mutua.

La oración también debe ser enseñada. Jesús enseñó a los discípulos a orar por medio de Su instrucción y de Su ejemplo. De la misma manera, los ministros enseñan a aquellos a quienes sirven, los padres enseñan a sus hijos, y todos nosotros nos enseñamos los unos a los otros al orar juntos. .

¿Qué dice la Biblia de la oración?

Pasajes de la Biblia que hablan sobre la oración. – Hay varios pasajes bíblicos sobre la oración que nos enseñan cómo debemos presentar nuestras peticiones delate de Dios. En los siguientes versos notaras que hay ciertos conceptos relacionados con la oración , tal como la fe, la voluntad de Dios , la oración con propósito, y la humildad.

La próxima vez que ores, reflexiona en lo que la Biblia dice sobre la oración, y chequea si tu actitud, corazón y fe están de acuerdo. Orar en humildad: “Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea.

Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará”. – Mateo 6:5,6 (NVI) Orar con propósito: “Y al orar, no hablen sólo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras.

“- Mateo 6:7 (NVI) Orar con conciencia: “Ya se acerca el fin de todas las cosas. Así que, para orar bien, manténganse sobrios y con la mente despejada. “- 1 Pedro 4:7 (NVI) Orar con fe: “Pero tiene que pedir con fe y sin dudar nada, porque el que duda es como las olas del mar, que el viento agita y lleva de un lado a otro.

Quien sea así, no piense que recibirá del Señor cosa alguna, pues quienes titubean son inconstantes en todo lo que hacen. “- Santiago 1:6-8 (RVC) “Y ésta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, también sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

“- 1 Juan 5: 14, 15 (RVC) Las cosas que podemos pedir en oración: “¿Hay alguien entre ustedes, que esté afligido? Que ore a Dios. ¿Alguno de ustedes está de buen humor? Que cante alabanzas. ¿Hay entre ustedes algún enfermo? Que se llame a los ancianos de la iglesia, para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor.

La oración de fe sanará al enfermo, y el Señor lo levantará de su lecho. Si acaso ha pecado, sus pecados le serán perdonados. Confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es muy poderosa y efectiva. “- Santiago 5:13-16 (RVC) “Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá.

Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre. ¿Acaso alguno de ustedes sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿O de darle una culebra cuando le pide un pescado? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a quienes se las pidan!”- Mateo 7:7-11 (DHH) Orar en el nombre de Jesús: “Y todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Si algo piden en mi nombre, yo lo haré”-. Juan 14:13, 14 (RVC) “Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará. ” – Juan 15:7 (DHH) Diferentes tipos de oraciones: “Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias a Dios por toda la humanidad.