Como Orar A Dios Correctamente?

Como Orar A Dios Correctamente
¿Cómo debemos orar? – No importa dónde estemos, ya sea que estemos de pie o arrodillados; ya sea que oremos verbalmente o en silencio, en forma individual o a favor de un grupo, debemos siempre hacerlo con fe, “…con un corazón sincero, con verdadera intención…” ( Moroni 10:4 ).

Al orar a nuestro Padre Celestial, debemos decirle lo que realmente sentimos en el corazón, confiar en Él, pedirle perdón, suplicarle, agradecerle y expresarle nuestro amor. No debemos repetir palabras ni frases sin sentido (véase Mateo 6:7–8 ).

Siempre debemos pedir que se haga Su voluntad, recordando que a veces lo que deseamos no es lo mejor para nosotros (véase 3 Nefi 18:20 ). Al terminar la oración, debemos hacerlo en el nombre de Jesucristo (véase 3 Nefi 18:19 ).

¿Cómo se debe orar a Dios según la Biblia?

La oración es una manera importante de comunicarse con Dios, acercarse a Él y navegar por los desafíos de la vida. Los misioneros pueden orar por ti o ayudarte a aprovechar al máximo tus propias oraciones.

¿Cuál es la mejor manera de adorar a Dios?

Adorar a Dios es brindarle nuestro amor, reverencia, servicio y devoción. El Señor mandó a Moisés: “Adora a Dios, porque a él sólo servirás” (Moisés 1:15). Él también ha mandado: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerza; y en el nombre de Jesucristo lo servirás” (D.

y C. 59:5). Además de demostrar nuestro amor por Dios y compromiso hacia Él, el adorar nos da fortaleza para obedecer Sus mandamientos. A través de la adoración crecemos en conocimiento y fidelidad. Si ponemos a alguna persona o alguna cosa por encima del amor de Dios, estamos adorando a esa cosa o persona.

Esto se llama idolatría (véase Éxodo 20:3–6).

¿Cómo orar a Dios para pedirle algo?

¿Cómo orar ejemplo?

Compilado de oraciones para rezar – Se indican aquí doce oraciones para rezar, algunas de ellas en situaciones particulares (como frente a una enfermedad o durante un parto):

  1. La señal de la Santa Cruz. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
  2. Credo. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.

    Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.

    Amén.

  3. Acto de contrición. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
  4. Padre nuestro. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; y perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
  5. Ave María. Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo bendita eres entre todas la mujeres y bendito el fruto de tu vientre Jesús Santa María, madre de Dios ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte Amén.
  6. Salve. Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
  7. Oración a María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna.
    1. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta;
    2. Amén;
    3. No nos dejes caer en la tentación; mas líbranos del mal;
    4. Amén;
    5. Por el mismo Cristo nuestro Señor;

    Amén.

  8. Gloria. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
  9. Yo confieso. Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante vosotros hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor.
  10. Oración de San Miguel Arcángel. San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tu príncipe de la milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
  11. Oración de   San Bernardo. ¡Acordaos, oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que haya acudido a Vos, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, oh Virgen, Madre de la vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vuestra presencia Soberana.
  12. Rezo del Ángelus. Infundid, Señor, vuestra gracia en nuestras almas, para que, pues hemos creído la Encarnación de vuestro Hijo y Señor nuestro Jesucristo anunciada por el Ángel, por los merecimientos de su Pasión y Muerte, alcancemos la gloria de la Resurrección. Amén.
  13. Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen. Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel, concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María, cantar tus maravillas durante toda nuestra vida.
  14. Devociones al Sagrado Corazón de Jesús y María. Corazón Sagrado de Jesús, en Vos ponemos toda nuestra confianza, temiéndolo todo de nuestra fragilidad, esperándolo todo de vuestra bondad: sed el único objeto de nuestro amor, el protector de nuestra vida, el sostén en nuestra debilidad,  la reparación de nuestras faltas, la seguridad de nuestra salvación y  nuestro refugio en la hora de la muerte.
  15. Señor mío Jesucristo. ¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.

    Amén. Amén. No desechéis oh purísima Madre de Dios mis humildes súplicas, antes bien, escuchadlas favorablemente. Así sea. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén. Amén. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.

    Amén.

  16. Oración ante el Crucifijo. Miradme, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado ante vuestra Santísima presencia; os ruego con el mayor fervor y compasión de que soy capaz imprimáis en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad. Verdadero dolor de mis pecados, propósito firmísimo de jamás ofenderos.
  17. Oración para bendecir los alimentos. Bendice Señor estos alimentos que vamos a recibir por tu misericordia, y bendice a quienes los han preparado. Da pan a los que tienen hambre, y hambre de justicia a los que tienen pan. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
  18. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero , Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
  19. Virgen del Parto , protege y defiende con amor todos los niños, para que regenerados en el agua del bautismo e incorporados a la Iglesia, crezcan serenos, llenos de vida,  se conviertan en testimonios valientes de tu Hijo Jesús y perseveren, con la gracia del Espíritu Santo, en el camino de santidad. Amén.
  20. Glorioso San Ramón Nonato , te suplico tu intercesión. Tú llevaste una vida resplandeciente por la protección de tu Dios. Intercede ahora por mí y mis intenciones. Necesitamos niños que sepan mirar al mundo, con ojos llenos de amor, y que cierren sus ojos al odio y la maldad. Queremos hacer del mundo, una familia donde todos los hombres se amen y amen a Dios.
    1. Mientras que yo, con todo el amor de que soy capaz voy considerando vuestras cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Vos, oh buen Jesús, el santo profeta David: ¡«Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos»;

    Amén.

  21. Padre Dios Todopoderoso , fuente de la salud y del consuelo, que has dicho «Yo soy el que te da la salud». Acudimos  a ti en este momento en  el que por la enfermedad sentimos la fragilidad de nuestros cuerpos. Ten piedad Señor de los que estamos sin fuerza, devuélvenos la salud.
  22. Alégrate, Reina del Cielo, aleluya. Porque Aquél que mereciste llevar en tu seno, aleluya. Ha resucitado según lo predijo, aleluya. Ruega por nosotros a Dios, aleluya. Gózate y alégrate Virgen María, aleluya. Porque verdaderamente el Señor ha resucitado, aleluya.
  23. Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro , y ayúdanos a progresar en el conocimiento de tu palabra, para que así la celebración de esta Cuaresma dé en nosotros fruto abundante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
  24. Padre eterno, convierte hacia ti nuestros corazones , para que, viviendo consagrados a tu servicio, te busquemos siempre a ti, que eres lo único necesario, y practiquemos la caridad en todas nuestras acciones. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
  25. El ángel del Señor anunció a María y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. Dios te salve María… He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve María… Y el verbo se hizo carne. Y habitó entre nosotros. Dios te salve María…  Ruega por nosotros Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
  26. Nuestra Señora del Socorro, Gracias , porque escuchas siempre los ruegos de quienes ponen en ti su confianza. Nos acordamos cuando fuiste, presurosa, por las montañas de Judá,  a prestar ayuda a tu prima Isabel. Recordamos cómo acudiste maternalmente en socorro de los novios en las bodas de Caná. Amén.
  27. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo , como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
  28. Gracias Señor por tu infinita misericordia , en ti confío y es por ti que puedo seguir adelante porque eres mi sostén, esa mano que salva cuando estamos a la deriva. Te amo Señor y te doy gracias por lo malo, porque de ello aprendo y me convierto y también por lo bueno.
  29. Bendita sea tu pureza. Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti celestial princesa Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes Madre mía.
  30. Señor mío y Dios mío , Padre bueno, creador del cielo y de la tierra, sin yo merecerlo me regalas un nuevo día de vida ¡Muchas gracias! Tú sabes que soy pequeño, y que sin tu ayuda caigo a cada paso. ¡no me sueltes la mano! Ayúdame a descubrir, que todos los hombres son tus hijos y por tanto mis hermanos. Enséñame a disfrutar de la vida, a vivir con alegría y a ayudar a los demás. Amén.
  31. Señor, mira complacido a tu pueblo. Señor, mira complacido a tu pueblo, que con fervor desea entregarse a una vida santa, y, ya que con sus privaciones se esfuerza por dominar el cuerpo, que la práctica de las buenas obras transforme su alma. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quien contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
  32. Señor, Padre Santo. Señor, Padre santo, que nos has mandado escuchar a tu amado Hijo, aliméntanos con el gozo interior de tu palabra, para que, purificados por ella, podamos contemplar tu gloria con mirada limpia en la perfección de tus obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

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  • Caridad
  • Oraciones fúnebres
  • Normas religiosas

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¿Cómo se hace la oración de fe?

Ejemplo [ editar ] – ‘ Padre celestial, se que he pecado contra ti y que mis pecados me separan de ti. Me arrepiento sinceramente. Te pido me perdones y me ayudes a no pecar de nuevo. Creo que tu Hijo Jesucristo murió por mis pecados, que fue levantado de los muertos, que vive y oye mi oración.

Invito a Jesús a ser mi salvador y el Señor de mi vida, a gobernar y reinar en mi corazón desde este día en adelante. Ruego que envíes tu Espíritu Santo para ayudarme a obedecerte y redargüirme cuando peque.

Prometo crecer en gracia y en conocerte. Mi mayor propósito en la vida es seguir tu ejemplo y hacer tu voluntad por el resto de mi vida. En Jesús oro, Amén. Sitio Web Sinner’s Prayer [ 1 ] ​.

¿Cómo oraba Jesús a su Padre?

Capítulo 20: Jesús enseña acerca de la oración Capítulo 20 Imagen Jesús enseñó a Sus discípulos a orar. Dijo que algunas personas oran sólo para que otros los vean orar, y enseñó que debemos decir nuestras oraciones personales en un lugar donde podamos estar solos, si es posible. Imagen Dijo que algunas personas dicen las mismas palabras una y otra vez cuando oran, sin pensar realmente en lo que están diciendo. Jesús dijo que debemos orar sinceramente por lo que necesitamos. Imagen El Salvador hizo una oración para enseñar a Sus discípulos cómo orar. Comenzó diciendo: “Padre nuestro que estás en los cielos”. Alabó a nuestro Padre Celestial y después le pidió ayuda. Dijo “amén” al final de Su oración. Más tarde, Jesús les dijo a Sus discípulos que oraran al Padre en el nombre de Él, y prometió que nuestro Padre Celestial contestaría sus oraciones..

¿Qué pasa cuando se alaba a Dios?

Como Orar A Dios Correctamente No cabe duda que si asistes a la iglesia ya te has dado cuenta que la mayoría de los servicios comienzan de la misma manera; Todos entonando cánticos de alabanza y adoración a nuestro Dios. Si son cánticos de celebración, observarás a muchos dando saltos, gritando, danzando, aplaudiendo, dando gritos de alegría y más. Si son cánticos más de adoración y reverencia, observarás a algunos con las manos levantadas, otros de rodillas, otros postrados, otros llorando, etc.

Y de repente te has hecho la pregunta: ¿Cuál es la importancia de yo demostrar y expresar mi adoración y mi alabanza al Señor?. Inclusive hasta lo has hecho pero no sabes lo que eso realmente produce. Quisiera enumerarte algunas de las cosas que se producen cuando tu demuestras tu adoración a nuestro Dios.

Una de ellas es. VICTORIA. La biblia nos dice en 2da de Crónicas capítulo 20 que había un rey llamado Josafat el cual estaba temeroso, junto a su pueblo, ya que ciertos grupos se habían levantado para hacerle frente en batalla. Josafat, como estaba temeroso por sus enemigos, convocó a un ayuno para todo el pueblo y todos juntos comenzaron a humillarse en adoración buscando la guianza y la voz de Dios.

¿Y sabes que? Dios no se quedó callado. El espíritu de Dios vino al profeta Jahaziel y éste profetizó diciendo: “¡Escúchenme ustedes, habitantes de Judá y de Jerusalén! ¡Y escúchame tú, rey Josafat! El Señor les dice: “No tengan miedo ni se amedrenten al ver esta gran multitud, porque esta batalla no la libran ustedes, sino Dios.

Mañana, cuando ellos suban por la cuesta de Sis, ustedes caerán sobre ellos. Los encontrarán junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. 17 En este caso, ustedes no tienen por qué pelear. Simplemente quédense quietos, y contemplen cómo el Señor los va a salvar.

  1. Judá y Jerusalén, no tengan miedo ni se desanimen;
  2. ¡Salgan mañana y atáquenlos, que el Señor estará con ustedes!”;
  3. Cuando nos humillamos y mostramos adoración al Señor, Dios mismo es el que pelea nuestras batallas mientras nosotros simplemente descansamos en él;

Otra de las cosas que se producen cuando demostramos adoración y alabanza a nuestro Dios es. ROMPIMIENTO. No sé si conoces la famosa historia de las murallas de Jericó y de como Josué y todo su pueblo durante 6 días estuvieron rodeando las murallas en silencio.

  • Pero al séptimo día todos gritaron dando voces de júbilo y victoria mientras sonaban las trompetas;
  • Y en medio de toda esta algarabía las murallas de Jericó cayeron y pudieron conquistar la ciudad que ya Dios les había entregado de antemano;

De repente hay algo que sabes que es tuyo y que ya Dios te lo entregó pero sientes que hay un impedimento para poseerlo. Sientes como si hubiese una muralla separándote de eso que es tuyo. Quisiera animarte a que te apropies del suceso que le ocurrió a Josué y su pueblo y simplemente levantes alabanzas y gritos de júbilo y alegría a nuestro Dios para que veas que tarde o temprano esas murallas caerán y podrás apoderarte de lo que ya Dios te ha dicho que es tuyo.

Por último, otra de las cosas que se producen cuando demuestras tu alabanza y tu adoración al Señor es. LIBERTAD. ¿Recuerdas la historia de Pablo y Silas cuando estaban en la cárcel? ¿Recuerdas lo que hicieron ellos mientras estaban encarcelados? Coloquémonos en sus zapatos.

¿Que haríamos usted y yo si hoy estuviésemos encarcelados? Bueno, yo se muy bien lo que yo haría y definitivamente no es lo que hicieron ellos. Pablo y Silas comenzaron a entonar cánticos de alabanza y adoración a nuestro Dios. ¿Sabes que ocurrió a consecuencia de eso? Las cadenas de todos los presos, o sea no solo de Pablo y Silas sino de todos los presos, se soltaron y todos quedaron en libertad.

¿Cual es la enseñanza detrás de la enseñanza? Muy sencilla. De repente estás luchando con alguna atadura en tu vida y/o de repente tienes seres queridos que están luchando con ataduras. Cuando comienzas a entonar cánticos de alabanza en medio de esa “cárcel” que te tiene prisionero, Dios provocará que no solo tus ataduras, sino las ataduras de tus seres queridos queden rotas para que de esa manera tanto usted como sus seres queridos puedan disfrutar de la libertad que solamente Dios nos dá.

¡Que gran noticia! Así que te animo a que desde hoy rompas con todos los paradigmas que tengas y simplemente demuestra tu alabanza y tu adoración a Dios como nunca lo has hecho y ya verás que algo cambiará en tí y no volverás a ser el mismo. ¡Que Dios te bendiga!.

¿Cuándo se debe alabar a Dios?

¿CUÁNDO DEBEMOS ALABAR A DIOS? ‘Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová’ (Salmo 113:3). ‘Se llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo el día’ (Salmo 71:8).

¿Qué diferencia hay entre la alabanza y la adoración?

Alabanza y adoración – Las alabanzas son opiniones positivas que se dan a conocer sobre una persona, un objeto o habitualmente a una deidad. Por otro lado, la adoración es una oración específicamente a una deidad, bien sea Dios o algún santo, y que se hace de manera de conservar comunicación y gratitud.

¿Cuál es la oración más poderosa?

“La oración es un impulso, es una invocación que va más allá de nosotros mismos”: papa Francisco. “La oración es un impulso, es una invocación que va más allá de nosotros mismos”: papa Francisco. “La oración abre la puerta a Dios, transformando nuestro corazón, tantas veces de piedra. La oración -subraya el Papa- es de todos y “nace en el secreto de nosotros mismos, en ese lugar interior que los autores espirituales suelen llamar el corazón”.

  1. “La oración es un impulso, es una invocación que va más allá de nosotros mismos: algo que nace en lo más profundo de nuestra persona y llega, porque siente la nostalgia de un encuentro;
  2. Esa nostalgia que es más que una necesidad, más que una necesidad: es un camino;

La oración es la voz de un “yo” que va a tientas, que procede a tientas, en busca de un “tú”. El encuentro entre el “yo” y el “tú” no se puede hacer con calculadoras: es un encuentro humano y muchas veces procedemos a tientas para encontrar el “tú” que mi “yo” está buscando”, dice el Pontífice.

  1. (Además:  Oración al Espíritu Santo) En la catequesis, además, nos recuerda: “La oración abre la puerta a Dios, transformando nuestro corazón, tantas veces de piedra, en un corazón humano”;
  2. La señal de la cruz, subraya el Papa, es la primera oración;

Jesús, subraya el Pontífice, “reza con nosotros”. Y al rezar, “abre la puerta del cielo, y de esa brecha desciende el Espíritu Santo”. Y nos recuerda el Pontífice que “toda persona necesita un espacio para sí misma, donde pueda cultivar su vida interior, donde las acciones encuentren sentido”.

  1. “Durante su vida pública”, añade, “Jesús recurre constantemente al poder de la oración;
  2. Santo Tomás de Aquino definió al Padre Nuestro como la súplica más perfecta de todas;
  3. Es el primer acercamiento de los católicos con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo;

Se conoce como La oración del Señor. El poder de esta oración es que encierra las siete peticiones que toda persona puede necesitar: (Le recomendamos: Oración de la Sangre de Cristo) Padre nuestro Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

  1. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal;
  2. Amén;
  3. Con información de https://www;

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¿Cómo puedo saber si Dios me habla?

¿Cómo se reconoce la revelación? – No hay una manera única de describir la revelación. Dios nos habla a cada uno de manera que podamos entender (véase Doctrina y Convenios 1:24 ). Las personas a veces experimentan sueños y visiones, pero más a menudo, Dios nos habla por medio de sentimientos apacibles del Espíritu Santo, como calidez, paz o gozo.

¿Cómo pedirle un gran favor a Dios?

Amado Dios, en este nuevo día, te pido que llenes mi alma y mi ser con tu claridad y con tu transparencia. Te puede interesar:  Oración a Dios para pedir un milagro de amor Baña mi ser con honestidad, que mi vida sea un resplandor de rectitud y de felicidad, acorde a los principios de tu amor y de tu gracia.

Querido señor mío, quédate en mi corazón, con una unión tan íntima a la verdad y a la entrega diaria hacia mis hermanos, que pueda servirles con agrado y pasión, como quiera que sea tu voluntad. Que mis acciones sean fieles a mi esencia de integridad y que quienes entren en contacto conmigo puedan sentir en mí, tu presencia, para gloria tuya.

Hermoso padre, estoy dispuesto a recibir tu ayuda para librarme de los defectos de mi carácter, de los cuales ahora me doy cuenta, son un obstáculo en el camino de mi salvación. Ayúdame a ser una persona honesta conmigo misma y a actuar con serenidad y con justicia en todas las decisiones que tome en mi vida.

  1. Que mis pensamientos guarden coherencia con mi sentir y que tú estés en medio de ellos;
  2. Ayúdame a irradiar la luz que proviene de tu santo espíritu, aléjame de la corrupción, de la envidia, de la rivalidad, del rencor y de la ira;

Señor, en estos momentos de angustia, quiero que seas tú el que actúe en mi vida, y soluciones estos problemas que no he podido resolver: (Ahora cuéntale al Señor tus dificultades y pídele su poderosa ayuda) Escucha mi oración, oh Señor Jesús, porque en mis fuerzas no está poder resolver mis conflictos, en cambio cuando eres tú el que actúa en mi vida, todo sale mucho mejor.

Señor, sé que en ocasiones me angustio porque en el mundo a diario hay violencia, inseguridad, y otras duras situaciones que me hacen temer, que me llenan de desesperanza, tristeza y angustia, pero hoy sé que cuando estás a mi lado, la vida cambia, pues contigo puedo tener tranquilidad, sensatez, paciencia y caridad, frente a las cosas que no puedo cambiar.

Ayúdame a perdonar y a olvidar las ofensas que me hacen y a alcanzar la armonía, la fe y la paz que sobrepasa todo entendimiento. De igual manera, te ruego para llenes de amor el corazón de mis hermanos y me puedan perdonar por mis ofensas, las que hago consciente o inconscientemente, pero que en alguna medida lastiman su ser.

Perdóname tú también por mis pecados y permíteme escuchar tu voz, para hacer lo correcto, para salir de mi egoísmo y donarme a los demás constantemente y sin reproches, porque sé que eso me llenará de verdadera felicidad.

Padre eterno, guía mis acciones y mis palabras, para que mi vida sea de tu agrado y sea para ti, un sembrador de esperanza, sinceridad y alegría. Te puede interesar:.

¿Cómo se debe orar en voz alta o en silencio?

Nota del editor: Este es el séptimo capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: Preguntas claves sobre la oración. – La oración es el impulso natural de la fe y la devoción vigilante de la esperanza. Cuando oramos, derramamos los deseos de nuestros corazones ante Dios en adoración, confesión, petición, intercesión y agradecimiento, sometiéndonos a Su voluntad. La oración es una acción apasionada que involucra todo lo que somos y aspiramos ser ante Dios.

Jesús enseñó a los discípulos a orar por medio de Su instrucción y de Su ejemplo. No es sorprendente, entonces, que todo el alcance y la fuerza de la pasión de nuestra vida forme parte de la oración. Aquellos que andan según el Espíritu demuestran paciencia y dominio propio en todas las cosas, pero los discípulos fieles también depositan su ira, frustración, angustia, confusión e incluso su incredulidad y desesperación ante Dios en oración.

Mientras hacemos esto, podríamos encontrarnos clamando al Señor en voz alta o podríamos notar que nuestras palabras nos fallan. Afortunadamente, no existe ninguna razón bíblica para creer que orar en voz alta sea más o menos eficaz que orar en silencio.

Podemos hacer cualquiera de las dos. La Escritura está llena de ejemplos de oraciones públicas expresadas en todo tipo de ocasiones, desde la oración larga de Salomón en la dedicación del templo (1 Re 8) hasta el clamor de agonía (y de esperanza inquebrantable) en las cuatro palabras que Cristo exclamó en la cruz (Mt 27:46).

Con todo, Jesús también le enseñó a Sus discípulos que nuestro Padre escucha las oraciones expresadas en silencio o en secreto, y Pablo nos dice que el Espíritu, quien fortalece nuestra fe y esperanza por medio de la oración, también intercede por nosotros con gemidos tan profundos que resultan indecibles (Mt 6:5-6; Rom 8:26).

No obstante, hay buenas razones por las cuales nos convendría orar en silencio en algunas ocasiones y en voz alta en otras. Jesús, por ejemplo, advierte a Sus discípulos sobre los hipócritas que aman orar en lugares públicos para ser vistos por los demás.

Él afirma que esa apariencia de santidad será la única recompensa que ellos recibirán (Mt 6:5). Los hipócritas no oran en secreto; sin embargo, el que ama a Dios ora continuamente en secreto y está listo para orar en voz alta cuando se presenta una ocasión apropiada.

Y la ocasión se presentará. La oración, como parte esencial de la devoción de la Iglesia (Hch 2:42), no solo es un acto privado de los creyentes individuales, sino una actividad compartida. Una manera de compartir en oración es orando en voz alta con otros por ánimo y edificación mutua.

La oración también debe ser enseñada. Jesús enseñó a los discípulos a orar por medio de Su instrucción y de Su ejemplo. De la misma manera, los ministros enseñan a aquellos a quienes sirven, los padres enseñan a sus hijos, y todos nosotros nos enseñamos los unos a los otros al orar juntos. .

¿Cómo se debe orar de pie o de rodillas?

(Antonio Serrano Santos) Hay quien opina y dice que” orar de rodillas es masoquista y que a Dios no le gusta”. Si se refiere a algunos casos, en particular, de rutina y fanatismo, no está mal dicho. Pero si es una afirmación general, para todo el que toma esa actitud, me parece que ha olvidado, o no ha revisado, la Sagrada Escritura, la tradición cristiana y la liturgia católica sobre este modo de orar, donde se muestra todo lo contrario.

  1. Y es mucho asegurar que todos esos son masoquistas y desagradan a Dios;
  2. Luego expondremos algunos de los muchísimos casos que aparecen en la Biblia, la tradición y la liturgia;
  3. Una cosa es la actitud de temor servil, y otra, la actitud de temor filial;

A Dios hay que rezarle como hijos, como dice el Padre nuestro y, entonces, solo cabe un temor filial, es decir, temer ofender a Dios porque se le quiere, y obedecerle en lo que sabemos que nos manda porque El sabe lo que nos conviene. Dicho esto, nuestra oración es como la conversación y trato con un padre. La liturgia prescribe dos formas o modos de hacer oración: de pie, como se hacía, y ahora también, en la Iglesia Primitiva, con los brazoz abiertos, en alto; o de rodillas, en ciertos momentos también litúrgicos. Tanto en la misa, como en otros actos de culto, se ora de rodillas. Y no es, por eso, masoquismo ni humillación, ni desagrada a Dios, más bien todo lo contrario. Es un acto de humildad, intenso y profundo que, en algunos momentos, el cristiano realiza y necesita por la importancia de lo que adora y ama y cree, y por una gran necesidad espiritual, a veces, urgente, personal o comunitaria.

” Orar, dice Santa Teresa en el libro de su vida,es estar muchas veces, a solas, tratando amistosamente, con quien sabemos nos ama”. ” Para amar; no es otro el fin de la oración”. En ese modo de oración vemos cómo Dios demuestra su grandeza infinita abajándose hasta nosotros que nos sentimos pobres, totalmennte necesitados, siempre en peligro.

Y no solo nos sentimos, es que lo somos. Y en esa intimidad en que nos recogemos, en el silencio y la soledad, tantas veces, ante el sagrario o en nuestra habitación, o en plena naturaleza, en pura fe, unas veces, y con dulce sentimiento, otras, experimentamos la presencia y acción de Dios en nuestro espíritu y hasta en nuestro pobre cuerpo.

  1. El siempre habla mucho más en el silencio y la soledad que en medio del ruido del mundo;
  2. ” Le llevaré a la soledad y allí le hablaré al corazón”, dice en boca del profeta;
  3. Algunos ejemplos maravillosos : 1;

– Al ciego de nacimiento, una vez curado, le dijo Jesús: ” Crees tú en el hijo del Hombre?( Hijo de Dios)- ¿Quién es, Señor, para que crea en él?- Responde. -El que habla contigo- dice Jesús- Creo, Señor. Y, cayendo de rodillas, lo adoró. Jesús aceptó ese gesto.

Le agradó. Su humildad, su fe, y gratitud. – “…encontraron al Niño y a su Madre, y, postrándose de rodillas, le ofrecieron oro, incienso y mirra”. – ” Jesús, cayendo de rodillas, sobre su rostro, en tierra, exclamaba: Padre mío…Y entrando en agonía, oraba más intensamente, hasta derramar sangre”.

Parece que al orar de rodillas se ora más intensamente, acerca más a Dios, nos hace sentirnos más hijos, hasta el extremo de que el mismo Jesús, llega un momento en que no dice Padre, sino “Abba”, que tiene en hebreo una traducción castellana parecida a nuestro ” papá”.

  • – Filipenses, 2,10-12: …para que, al nombre de Jesús, doble la rodilla cuanto hay en los cielos, en la tierra y en los abismos…” Hay otros muchos más casos en la Biblia de este orar de rodillas;
  • Pero vamos a ver otros fuera de ella;

– Al momento de la Consagración. – En el Viernes Santo, en la adoración de la Cruz, todos se arrodillan, prescripción litúrgica. En el Credo, también, puede arrodillarse al momento de decir: …se encarnó de María Virgen”. Y en la adoración y exposición del Santísimo, en el ” Tantum, ergo, Sacramentum, veneremos cernui”.

” Cernui” se traduce por ” de rodillas”. En el himno del Corpus: ” De rodillas, Señor, ante el sagrario, que guarda cuanto queda de amor y de unidad…” Y hay en el canto popular y las costumbres cristianas, antiguas, ese cántico : “Cuando, de rodillas, te contemplo, Jesús, veo tu grandeza y mi pequeñez…”Ante la Stma.

Virgen, como en Fátima, Lourdes. Versos como:” Pensamiento que al cielo subes y subes/mira bien no te pierdas entre las nubes/ Pliega, pliega las alas ,amaina el vuelo/ mejor a Dios te elevas cuando te humillas/ nunca es más grande el hombre que de rodillas”.

  1. Hay personas que no pueden ponerse de rodillas, ni mucho ni poco;
  2. Fuera de lo que la Iglesia, en su sabiduría de siglos, nos prescribe, cada uno ora como puede y quiere;
  3. Tanto de rodillas como de pie;
  4. El valor de la oración está e el corazón, la humildad, el amor;

Jesús pone un ejemplo de oración. ” Subieron dos al templo a orar. Uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, puesto en pie…” sabemos lo que sigue, pero está claro que si estaba de pie, el publicano estaba de rodillas. El fariseo, ante el altar, estaba seguro y satisfecho de su modo de orar.

Y decía que no era ni siquiera como ” ese publicano” y lo despreciaba, el cual , al fondo del altar, de rodillas, se golpeaba el pecho, diciendo: ” ¡Oh, Dios, ten compasión de este pecador”. Jesús, termina la parábola afirmando: Este salió justificado”.

Decir que” orar de rodillas es masoquista y no le gusta a Dios”, dicho con buena intención, sin la malicia y orgullo despectivo del fariseo, es, repito, no haber revisado bien la Sagrada Escritura, la tradición cristiana y la liturgia. Tarde o temprano, si no lo hace, puede caer en la actitud del fariseo, porque orar de rodillas no es masoquista y le gusta a Dios muchísimo.

  • Es humildad, amor de hijo que necesita, muchas veces, acudir a su Padre, buscando fuerza, consuelo, intimidad;
  • Es la íntima amistad con Jesús, de la que todo depende; seguir su ejemplo en esos momentos de oración intensa que nos saque de la tibieza, de la rutina y nos prepara para aceptar el cáliz, ese cáliz que siempre nos espera en nuestra vida y que, de otro modo, no podríamos;

Porque de rodillas, orando intensamente, hasta sudar sangre, parece que es así como pudo Jesús aceptar la voluntad del Padre el cáliz que siempre aceptó, y no quería, incomprensiblemente para nosotros, en ese momento, aceptar..