Las negaciones de Pedro – También en el contexto de la entrega de Jesús, encontramos otro hecho al que no se le suele dar tanto peso como al descrito en el punto anterior: son las negaciones de Pedro. En La última cena , Jesús anuncia a sus discípulos que todos ellos esa noche, a causa de él , darían un mal paso.
- Pedro se apresura a decir: «Si todos dan un mal paso a causa de ti, yo no lo daré;
- Jesús le dijo: «Te digo de verdad: esta noche, antes de que cante [el] gallo, me negarás tres veces»;
- Pedro le dice: «Aunque tenga que morir contigo, de veras no te negaré»;
[19] Lo que viene después son, efectivamente, las tres negaciones de Pedro. Estando ya Jesús ante el sanedrín y Pedro sentado fuera en el patio, por tres veces afirman (dos criadas y otros que estaban presentes) que éste también estaba con Jesús el Nazareno, y Pedro, por tres veces, lo niega.
- La primera negación: «También tú estabas con Jesús el Galileo. Pero el negó delante de todos diciendo: no sé qué dices».
- La segunda negación: «Este estaba con Jesús el Nazareno. Y volvió a negar, con juramento: «¡No conozco a ese hombre!».
- La tercera negación: «Verdaderamente, tú también eres de ellos, pues hasta tu habla te descubre. Entonces empezó a maldecir y a jurar: ¡No conozco a ese hombre!».
Y enseguida cantó el gallo. Pedro recordó la frase de Jesús, y «saliendo afuera, lloró amargamente». Si examinamos con detenimiento estas escenas puede que nos llame la atención que el que haya pasado a la historia como traidor sea Judas y que poco o nada se diga al respecto de Pedro.
- La principal diferencia entre uno y otro es que la traición de Judas es directa, clara, incluso valiente; traiciona, pero es él mismo y delante de Jesús el que ejecuta, mediante un beso, la entrega;
- Después, tal y como hemos mencionado, Judas está a la altura de su acto: se arrepiente y paga con su muerte;
Pedro promete por su propia vida estar al lado de Jesús: aunque tenga que morir contigo no te negaré ; y lo hace, tres veces, después de lo cual tan sólo «llora amargamente». En cada una de las negaciones él traiciona y se aleja cada vez más, no sólo de Jesús sino también de sí mismo.
- La acusación por parte de los presentes en la escena es cada vez más fuerte, transita desde el «tú estabas con Jesús» hasta el «verdaderamente, tú también eres uno de ellos, pues hasta tu habla te descubre»;
En esta última, no sólo está en juego el vínculo de Pedro con Jesús sino también su pertenencia al grupo de los discípulos y su origen, el lugar de nacimiento. [20] A esta serie que va in crescendo Pedro responde con una negación también cada vez más fuerte: va desde el «no entiendo lo que dices» hasta el «no conozco a ese hombre» , maldiciendo y jurando.
- ¿Y cuál es el resultado de las tres negaciones de Pedro? Claramente traiciona a su Maestro, cuando dice no conocerlo, no saber quién es, niega el vínculo entre ambos, niega su camino, su guía e incumple su fuerte promesa;
En contraste con Judas, se puede leer en Pedro el miedo y la cobardía, lo cual lo convierte en un acto infame y más cercano, si cabe, a la traición. [21] Pero, además (y esto es lo que más nos va a interesar), se traiciona a sí mismo, ya que, por mediación de la negación: no tiene maestro, no tiene grupo de pertenencia y no tiene origen; es decir: queda completamente desvinculado, aislado, de su mundo y de sí mismo.
Contents
¿Quién negó a Jesús tres veces y por quién fue traicionado?
Judas Iscariote | |
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Padres | Simón Iscariote Ciborea Iscariote |
Información profesional | |
Conocido por | Por protagonizar la traición y beso a su maestro Jesucristo (según los evangelios canónicos) Protagonizar el evangelio de Judas |
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¿Que sucedió después que Pedro negó a Jesús 3 veces?
Jesús anuncia la negación de Pedro – Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos. Y habiendo ellos encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos. Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con él.
- Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco;
- Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos;
- Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy;
- Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo;
Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.
- De la ambigüedad al pecado El relato nos presenta las tres negaciones de Pedro en forma progresiva;
- La primera vez, cuando la criada acusa a Pedro de ser uno de los que andaba con Jesús, éste le responde simplemente que no entiende de qué habla (Mc 14,68), es decir, se hace el desentendido, en un intento hábil por escabullir el asunto, para no llegar ni a contradecir a quien lo delataba en público, ni a negar abiertamente que conocía a Jesús;
No se enfrenta con la criada, ni queda mal con Jesús. La primera negación es, pues, la tentación de la ambigüedad, de la vida doble. La segunda vez, cuando la criada abiertamente lo acusa: “Este es uno de ellos” (Mc 14,69), el evangelista se limita a decir: “Pedro lo negó de nuevo” (Mc 14,70).
Ahora no puede decir que no ha entendido, pues le echan en cara por segunda vez la misma acusación: “es uno de los de Jesús”. Esta vez Pedro abiertamente niega ser uno del grupo del Maestro. De la ambigüedad inicial se pasa a una clara negación: Pedro niega ser del grupo de Jesús.
La tercera vez, ya no es la criada, sino un grupo de los que estaban allí los que le gritan: “No hay duda. Tú eres uno de ellos, pues eres galileo” (Mc 14,70). Aquí el drama es mayor, pues ya no es sólo una persona la que delata a Pedro, sino todo un grupito de los que se calentaban en el patio interior de la casa del sumo sacerdote.
Esta vez Pedro no se limita a negar su pertenencia al grupo, como en el segundo caso, sino que expresamente niega conocer a Jesús: “Yo no conozco a ese hombre del que me hablan” (Mc 14,71). Del negar pertenecer al grupo, al negar conocer a Jesús, sólo hay un paso.
Pedro que, primero negó su condición de discípulo, ahora niega conocer al Maestro, entrando así en la contradicción más grande su vida. No niega solamente a Jesús, sino que niega su misma vida. Negando a Jesús, Pedro ya no es Pedro. Ya no es cabeza visible de la comunidad, pues su fe ya no es la roca firme que un día alabó Jesús.
Negando a Jesús, todo ha terminado para Pedro. La tercera negación es símbolo del pecado como rechazo de Jesús y como rechazo de la propia vocación cristiana. Dice el evangelio que después de la tercera negación, el gallo cantó por segunda vez (Mc 14,72), cumpliéndose así al pie de la letra la predicción de Jesús durante la última cena (Mc 14,30).
En aquel momento, dice el texto bíblico, “Pedro se acordó de lo que le había dicho Jesús [. ] y se puso a llorar” (Mc 14,72). Pedro escucha en su interior como en un eco las palabras del Señor y se da cuenta que ha mentido, que realmente lo conoce, que negarlo ha sido contradecir su propia existencia.
Recordando las palabras de Jesús percibe otra vez cercano al Maestro: aunque él lo ha negado, diciendo no conocerlo, Jesús sigue con él, pues sus palabras siguen resonando en su interior. Es allí cuando se echa a llorar.
El evangelio no dice que haya llorado de arrepentimiento. Simplemente dice que se echó a llorar. Su llanto pudo haber sido de dolor por haber negado al Señor, pero también de rabia con sí mismo por no haber sido coherente aquella noche. El llanto de Pedro no manifiesta necesariamente su arrepentimiento y su conversión.
No todos los que lloran se arrepienten de verdad. Al evangelista le interesa dejar en la ambigüedad el hecho y dejar a Pedro envuelto en el dolor y la contradicción. El mensaje de este texto no es la conversión de Pedro.
Lo que el evangelio quiere subrayar es que confiar en las propias fuerzas es un camino falso y peligroso y que incluso el mayor de los Apóstoles puede caer cuando comienza a jugar una doble vida y no pone toda su confianza en el Señor. El texto no termina con la conversión sino con el fracaso de Pedro, que llora en soledad su dolor y su incoherencia, y que sólo después de la resurrección volverá a proclamar abiertamente su fe y su amor en Jesús, cuando el Señor le preguntará tres veces si lo ama más que los otros (cf.
Jn 21,15-23). Jesús y Pedro son sometidos a interrogatorio en el mismo momento Después que Jesús fue arrestado en el huerto de los Olivos, el evangelio de Marcos nos lo presenta en forma contrapuesta a Pedro: “Condujeron a Jesús ante el sumo sacerdote y se reunieron todos los jefes de los sacerdotes, los ancianos y los maestros de la ley.
Pedro lo siguió de lejos hasta el interior del patio del sumo sacerdote y se quedó sentado con los guardias, calentándose junto al fuego” (Mc 14,53). Jesús es conducido ante las autoridades judías, al mismo tiempo que Pedro, siguiéndolo de lejos, se dirige al patio interior que quedaba en el piso de abajo de la habitación donde interrogaban a Jesús.
La disposición espacial es clara: el Maestro en el piso de arriba, delante de las autoridades judías; Pedro, en el piso de abajo, en el patio. El evangelista quiere contraponer a ambos y mostrar que la actitud del uno y del otro es radicalmente diversa.
Jesús, en el piso de arriba, es sometido a interrogatorio de parte de las más altas autoridades judías (Mc 14,55-65). Cuando el sumo sacerdote le pregunta acerca de su identidad, la respuesta de Jesús no se hace esperar: “Yo soy (el Mesías), y verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo” (Mc 14,62).
- Jesús proclama abiertamente su identidad mesiánica y el sumo sacerdote percibe el verdadero alcance de su respuesta;
- Jesús reivindica para sí, no sólo la condición de Hijo de Dios, sino el trono celeste y el derecho de ser el juez escatológico;
Esta pretensión de equipararse a Dios es lo que constituye su blasfemia y lo hace merecedor de la muerte ante el Consejo de Ancianos. Jesús ha sabido hablar valientemente, sin ocultar su identidad y su misión, por eso es modelo de testigo, pues no ha ocultado su verdad y la verdad de Dios, aún a costa de afrontar la muerte a causa de sus palabras.
Pedro, en cambio, no sabrá ser testigo y aquella noche será víctima de su miedo y de su debilidad. Se encuentra en el patio interior, en el piso de abajo, en el mismo momento en que su Maestro es interrogado por las autoridades en el piso de arriba.
Allí es asediado por una criada del sumo sacerdote y por otros que se encontraban en el lugar, los cuales le preguntan acerca de su condición de discípulo de Jesús (Mc 14,66-72). Mientras el proceso realizado contra el Maestro, en el piso de arriba, culminó con la valiente confesión de Jesús, el proceso realizado contra el discípulo, en el piso de abajo, concluye con la cobarde negación de este último, que proclama abiertamente no ser discípulo de Jesús y ni siquiera conocerlo.
- Mientras Jesús es modelo de testigo, Pedro encarna la debilidad y el temor;
- Jesús enfrenta la pasión confiado en Dios, Pedro lleno de miedo niega conocer al Maestro, pues confía solamente en sus propias fuerzas;
Es lo que veremos a continuación. Las causas de las negaciones de Pedro No podemos decir que Pedro no haya amado a Jesús. Desde el inicio se entusiasmó con el Maestro y con la proclamación del reino, dejándolo todo para seguirlo (Mc 1,16-18). Sí, Pedro había dejado todo por el Señor.
- Entonces, ¿cómo fue posible que llegara a este punto dramático de su vida en que negó conocerlo? Las causas hay que buscarlas a nivel espiritual, es decir, al interior del proceso de fe vivido por Pedro, y son fundamentalmente tres: Pedro se creyó mejor que el resto del grupo, estaba demasiado seguro de sí mismo y pensó que era él quién debía salvar a Jesús;
Veamos las tres causas separadamente: La primera causa es la arrogancia de Pedro que desprecia a sus hermanos. Cuando Jesús anunció en la última cena que todos lo abandonarían (Mc 14,26), Pedro le respondió en modo intempestivo y casi altanero: “Aunque todos te abandonen, yo no” (Mc 14,29).
Pedro pensaba que todos los demás eran capaces de abandonar al Maestro, excepto él. Él era distinto. Como el fariseo de la parábola, que daba gracias a Dios porque no era como el resto de los hombres: ladrones, injustos, adúlteros, etc.
(cf. Lc 18,9-14), también Pedro creía estar hecho de una pasta distinta de la que estaban hechos los demás hombres. Pedro no sólo se creyó mejor, sino que incluso llegó a juzgar a los demás, olvidándose de la palabra de Jesús: “no juzguéis y no seréis juzgados” (Mt 7,7).
- La vida le enseñó que no era mejor que los otros, que él también era capaz de negar y abandonar a Jesús;
- La segunda causa es la exagerada confianza que Pedro tenía en sí mismo;
- Por sí solo se cree capaz de hacer grandes cosas por Jesús;
En la última cena, cuando Jesús anunció que sería abandonado por todos, Pedro le dijo: “Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré” (Mc 14,31). Y parece ser que todos los demás compartían también este mismo sentimiento, pues el evangelio añade: “Y todos decían lo mismo”.
- Pedro se creía fuerte y pensaba que con sus propias fuerzas sería capaz incluso de morir por Jesús;
- Este fue su gran error;
- Se olvido de lo que dice el Salmo 62, que el hombre es como “una pared que está a punto de caerse o como un muro agrietado” (Sal 62,4);
Por eso este mismo salmista oraba así: “Sólo Dios es mi roca, mi salvación y mi fuerza: ¡no seré derrotado!” (Sal 62,6). Qué distinta a la actitud de Pedro, que estaba tan seguro de sí mismo y se olvidaba de poner su confianza en Jesús. La tercera causa es la idea equivocada que tenía Pedro, que pensaba que su misión era salvar a Jesús, olvidándose que es siempre Jesús el nos salva a nosotros.
Pedro le prometió a Jesús no abandonarlo (Mc 14,29) e incluso llegar hasta la muerte por él (Mc 14,31). Estaba convencido que podía hacer algo por evitar el dolor y la muerte de Jesús. El evangelio de Mateo nos recuerda incluso que uno de los discípulos, que seguramente pensaba como Pedro, cuando llegaron a prender al Señor en el Huerto, “sacó la espada y, dando un golpe al criado del sumo sacerdote, le cortó una oreja” (Mt 26,51).
También éste pensaba que se debía imponer la fuerza humana en los planes de Dios. A éste, Jesús le reprendió fuertemente aquella noche del prendimiento: “Guarda tu espada, que todo el que pelea con espada, a espada morirá” (Mt 26,52). Jesús no sólo condena abiertamente todo tipo de violencia, sino que deja claro que no es la fuerza del discípulo la que dará la salvación, sino la entrega del Maestro que, pasando por la debilidad de la cruz y de la muerte, fortalecerá a los discípulos después de su resurrección.
¿Cuántas veces nego el apóstol Pedro a Jesús?
Nombre [ editar ] – Todos los evangelios mencionan el nombre de Simón; Jesús se dirige a él siempre así, salvo con una excepción (Lucas 22, 34): «Pero él dijo: “Te digo, Pedro: No cantará hoy el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces”». Cabe resaltar que se menciona a Pedro (Petro-πέτρος) [ 8 ] como la masculinización del griego πέτρα (petra) , es decir ‘roca’, cambiando apenas su terminación pero manteniendo la raíz de la palabra; nunca realizan la traducción a lithos (λίϑος), que vendría a señalar una piedra del camino y con lo cual podría interpretarse que sería una piedra pequeña. [ 9 ] En la historia de la llamada de los discípulos, Jesús se dirige a Simón Pedro con el término griego Κηφᾶς (Cefas), [ 10 ] una forma helenizada del arameo ܟ݁ܺܐܦ݂ܳܐ (keepa), que significa “roca”, un término que antes no era usado como nombre propio: ἐμβλέψας αὐτῷ Ἰησοῦς εἶπεν Σὺ εἶ Σίμν ὁ υἱὸς Ἰωάννου, σὺ κληθήσῃ Κηφᾶς ὃ ἑρμηνεύεται Πέτρος.
Al mirarlo, Jesús dijo: “Tú eres Simón, hijo de Juan; te llamarás Cefas “, que significa Petros (“roca”). Juan 1:42 Por otra parte, Pablo de Tarso siempre llamó a Pedro con el nombre de “Cefas”, [ 11 ] de la misma manera que lo hizo Jesús.
[ 12 ] Esta palabra hebrea helenizada del arameo כיפא (cefas) , no era un nombre propio, pero Pablo y Jesús se lo asignan como tal. [ 13 ] La palabra griega “Cefas”, que viene del arameo keepa , significa ‘roca’. [ 10 ] Mientras que las palabras Petro y Petra varían en significado en el griego ático , en el griego koiné tienen el mismo significado.
En el griego ático Petro significa ‘piedra’ (una piedra que se puede arrojar), y Petra significa ‘roca’ (una roca inamovible), aunque es necesario señalar que el Evangelio de Mateo no fue escrito en griego ático sino en griego koiné , en el cual no existe ninguna distinción entre Petro y Petra donde ambos significan ‘roca’ (una roca inamovible).
[ 14 ] Griego original del Códice Sinaítico : καγω δε ϲοι λεγω οτι ϲυ ει πετροϲ και επι ταυτη τη πετρα οικοδομηϲω μου την εκ κληϲιαν και πυλαι αδου ου κατιϲχυϲου Mateo 16, 18 En cualquier caso, la distinción entre Petro y Petra, es irrelevante considerando que la frase de Mateo 16, 18 podría haber sido dicha por Jesús en su idioma nativo el Arameo, y la palabra para ambas habría sido ‘Cefas’, que aplica para ‘Petro’ y ‘Petra’, que significa roca.
Un ejemplo de esto, es el texto Peshitta y el texto Diatéssaron que usan la palabra “Cefas” para “Petro” y “Petra”. ܐܳܦ݂ ܐܶܢܳܐ ܐܳܡܰܪ ܐ݈ܢܳܐ ܠܳܟ݂ ܕ݁ܰܐܢ݈ܬ݁ ܗ݈ܽܘ ܟ݁ܺܐܦ݂ܳܐ ܘܥܰܠ ܗܳܕ݂ܶܐ ܟ݁ܺܐܦ݂ܳܐ ܐܶܒ݂ܢܶܝܗ ܠܥܺܕ݈݁ܬ݁ܝ ܘܬ݂ܰܪܥܶܐ ܕ݁ܰܫܝܽܘܠ ܠܳܐ ܢܶܚܣܢܽܘܢܳܗ܂ Yo también te digo que tú eres Cefas , y sobre esta Cefas edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Yo también te digo que tú eres Roca , y sobre esta Roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Mateo 16, 18.
¿Quién nego a Jesús Judas o Pedro?
Su Evangelio – Foto: Wikimedia. En los años setenta del siglo XX, un campesino, un buscador de tesoros, descubrió un códice que durante unos 1. 700 años había permanecido oculto en el interior de una tumba o cueva a orillas del río Nilo y a las afueras de El Minya, en Egipto. El códice contenía un fragmento del Evangelio de Judas (se creía desaparecido), en el que su figura cobra una nueva dimensión, pues resulta que fue el propio Jesús quien le pidió a su discípulo que le entregara a las autoridades , como lo explica ‘National Geographic’.
- No sabían si se trataba o no de una falsificación, pero tras el estudio de la tinta , la cual contenía dos componentes diferentes, y un antiguo certificado de matrimonio egipcio realizado con el mismo material, se validó el descubrimiento;
A pesar de ello, se insiste que el hallazgo no prueba que sea auténtico , pero sí que no es falso. Judas Iscariote es famoso por ser el discípulo de Jesucristo que lo traicionó a cambio de 30 monedas de plata. En Semana Santa su nombre vuelve a la actualidad e incluso aparece en algunas de las procesiones que presentan como escena el paso del ‘Prendimiento’..
¿Que le hicieron Pedro y Judas a Jesús?
Tiempo de lectura: 3 minutos Durante el ministerio de Jesús hubo varios milagros y prodigios que se hicieron a la vista de muchos. En esa época era normal que cuando se levantaba algún hombre con este tipo de manifestaciones divinas también se juntara mucha gente para seguirle.
Algunos creían que era un profeta, otros que era un maestro, pero muy poco sabían que era el Mesías prometido de Dios. Aparte de la muchedumbre había un grupo específico de seguidores que lo acompañaban a todas partes, pero de entre todos ellos Jesús eligió a 12 para ser llamados sus discípulos.
Con ellos convivió alrededor de 3 años enseñándoles muchas cosas. De entre todas estas personas la Biblia destaca a dos de sus discípulos cuando llegó el día que Jesús debía ser entregado y crucificado : Por un lado está Judas de quien Juan 13:26-27 dice: “A quien yo (Jesús hablando) diere el pan mojado, aquél es (el que lo entregaría).
- Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón;
- Y después del bocado, Satanás entró en él;
- Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto;
- ” Posteriormente Judas se fue a terminar el negocio con los principales de la sinagoga y a confabular para aprehender a Jesús, pero no sólo eso sino que también los guió al lugar donde Él estaba para entregarlo;
Al día siguiente, mientras Jesús era llevado ante Pilato, Judas veía que era condenado injustamente y se arrepintió, entonces quiso regresar las monedas de plata porque se dio cuenta de la gravedad de su pecado, pero no se las recibieron de vuelta y se fue, y se ahorcó, Mateo 27:3-10.
Por otro lado, la noche que Jesús fue entregado Pedro intentó defenderlo pero no puedo hacer mucho, Mateo 26:52. Aun así él siguió a su maestro viendo de lejos los maltratos que recibía y cómo era acusado sin pruebas.
En un momento de la noche lo reconocieron y tres veces fue acusado de ser uno de sus discípulos, pero él lo negó las tres veces y entonces cantó el callo. En ese momento vino a su mente las palabras que había recibido: “De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
” Mateo 26:34. Inmediatamente se fue del lugar y lloró amargamente. Ambos discípulos cayeron en pecados terribles: Según la ley de Moisés entregar a un inocente y blasfemar eran crímenes castigados severamente, a eso hay que añadir que ellos sabían que no se trataba de un hombre común, era el Hijo de Dios lo cual les puso un peso de culpa extra.
El arrepentimiento de Judas lo llevó a cometer una locura, pero Pedro se fue a llorar por haberle fallado a su Señor. Las acciones que se realizan después de un pecado dicen mucho de cuánto uno conoce realmente a Jesús. Muchos cometen errores como alejarse de la iglesia, volver a una mala conducta que habían dejado en el pasado, se apartan poco a poco de algunos amigos, se encierran en sí mismos, dejan algunas responsabilidades ministeriales de golpe, etc.
Pero el peor error es dejar la relación con Dios. La mayor parte de las veces los pretextos van desde “sentirse tan culpables que creen que no hay perdón para ellos” hasta “pensar que Jesús ya no los va a perdonar esta vez.
” Este tipo de pensamientos están muy equivocados, no sólo porque perdonar a una persona arrepentida es parte de la naturaleza de Dios, sino porque la Biblia tiene muchas promesas de restauración. Isaías 43:25 dice: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.
” Versión Reina-Valera 1960 Juan 21, relata la manera en la que Jesús volvió a poner a Pedro en el ministerio al que había sido llamado. Fue restaurado completamente. Algo similar puede pasar contigo, pero considera: el verso 2 de ese capítulo dice que Pedro estaba con otros discípulos cuando Jesús lo volvió a llamar, esa es la diferencia con Judas quien se alejó de todos.
De nada sirve alejarte, quedarte en solitario y hacer locuras por los errores cometidos, es mejor confesar ante Dios los pecados cometidos, creer en su misericordia para el perdón de toda culpa y conocer su verdadero amor. “Porque el Señor es bueno; su amor es eterno y su fidelidad no tiene fin.
¿Cuál fue el arrepentimiento de Pedro?
Spanish [Español] – Pedro Niega a Jesús Tres Veces
Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente. (Jn 18, 25-27). Este puede ser uno de los pasajes más humanos que podamos encontrar en el Evangelio.
¿Por que crea que Jesús perdono a Pedro?
Relatos de Jesús Imagen Imagen Imagen Un día, Jesús estaba orando. Uno de los discípulos le pidió a Jesús: “Señor, enséñanos a orar”. Jesús les dijo a Sus discípulos que orasen y pidiesen al Padre Celestial que perdonase sus pecados. Él les dijo que el Padre Celestial les perdonaría si ellos perdonaban a los demás. Una vez, Pedro le preguntó a Jesús cuántas veces había de perdonar a alguien que hubiera hecho algo malo.
- “¿Siete veces?”, preguntó Pedro;
- “Setenta veces siete”, dijo Jesús;
- Jesús enseñó a Sus discípulos que debemos perdonar siempre;
- Jesús perdonó a las personas que sentían pesar por sus pecados;
- Cuando perdonó a una mujer, ella se sentía tan agradecida que lavó los pies de Él con sus lágrimas;
Jesús también perdonó a las personas que no sabían que estaban haciendo algo malo. Él pidió al Padre Celestial que perdonara a los hombres que lo habían crucificado, porque ellos no sabían que estaban hiriendo al Hijo de Dios. Jesús perdona a las personas porque las ama.
¿Qué fue lo que le dijo Jesús a Pedro?
Selección de Pedro [ editar ] – Representación de Pietro Perugino de Pedro recibiendo las llaves del Reino de los Cielos por Jesús, 1492. En Mateo 16:18 , Jesús continúa: Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos. La palabra «Pedro» en este versículo es, en griego, «petros»; mientras que esta «roca» es «petra».
- Es un juego de palabras, pero si el idioma original era el arameo, la palabra en ambos casos es simplemente «Kefa»;
- Una distinción, que «petros» significaba una piedra, y «petra», una pieza sólida de suelo rocoso es a veces sugerida; pero su uso en la antigüedad griega parece haber sido menos preciso;
[ 13 ] La palabra «iglesia» ( ekklesia , en griego), como se usa aquí, aparece en los Evangelios únicamente otra vez, en Mateo 16:17 , y se refiere a la comunidad de los creyentes en ese momento. [ 3 ] Las «puertas del infierno» (o Hades) se refiere al mundo inferior, y la morada de los muertos, y proclama que los poderes que se oponen a Dios no serían capaces de triunfar sobre la iglesia.
[ 14 ] Las «llaves del reino de los cielos» se refieren a la metáfora de que el Reino de los Cielos es un «lugar para ingresar», como también se usa en Mateo 23:13 , donde está la entrada del mismo se puede cerrar.
[ 14 ] La autoridad de Pedro es confirmada además por: «y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos». Como se discute más adelante, varias denominaciones cristianas han asignado diferentes interpretaciones a la autoridad concedida en este pasaje.
¿Qué significa que Pedro lloro amargamente?
Liahona Agosto 1994 por el presidente Gordon B. Hinckley Primer Consejero de la Primera Presidencia Pedro había afirmado que nunca negaría al Señor. Sin embargo, la debilidad de la carne se apoderó de él y, bajo la presión de la acusación, su resolución se desmoronó. Después, al reconocer su falta, «saliendo fuera, lloró amargamente».
Quisiera que sus pensamientos se remontaran hacia aquella noche, la más terrible en Jerusalén, poco después de haber terminado la Ultima Cena. Tras salir de la ciudad, Jesús y Sus discípulos se dirigieron al monte de los Olivos. Sabedor de la experiencia terrible que dentro de poco tendría que pasar, Jesús les habló a los que amaba, y les dijo: “…Todos vosotros os escandalizaréis [o sea, que se apartarán] de mí esta noche… “Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.
“Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. “Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré…” (Mateo 26:31, 33-35). Poco después siguió Su espantoso padecimiento en el jardín de Getsemaní y, a continuación, la entrega traicionera.
Al dirigirse la comitiva al patio de Caifas, “Pedro le seguía… hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando se sentó con los alguaciles, para ver el fin” (Mateo 26:58). Durante ese proceso, mientras los acusadores de Jesús le escupían en el rostro, le daban de puñetazos y le abofeteaban, una criada se acercó a Pedro y le dijo: “Tú también estabas con Jesús el galileo.
“Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. “Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús el nazareno. “Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre.
“Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre. “Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo. “Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces.
Y saliendo fuera, lloró amargamente” (Mateo 26:69-75; cursiva agregada). ¡Qué patéticas son esas palabras! Pedro, expresando con convicción su lealtad, su determinación, su resolución, había afirmado que nunca negaría al Señor.
Sin embargo, la debilidad de la carne se apoderó de él y, bajo la presión de la acusación, su resolución se desmoronó. Después, al reconocer su falta, “saliendo fuera, lloró amargamente”. La tragedia del que ambiciona mucho y logra poco Al leer ese relato, siento una profunda compasión por Pedro.
¡Hay tantos de nosotros que nos parecemos a él! Prometemos lealtad, expresamos categóricamente nuestra determinación de tener valor, declaramos, y a veces, aun en público, que pase lo que pase haremos lo justo, defenderemos la causa de la rectitud y seremos sinceros tanto con nosotros mismos como con los demás.
Entonces comienzan a acumularse las presiones, las que a veces son presiones sociales; a veces son deseos personales; otras veces son falsas ambiciones; y así, se debilita la voluntad, se atenúa la disciplina y se produce la capitulación. Como consecuencia, viene en seguida el remordimiento, al que siguen el acusarse a uno mismo y amargas lágrimas de pesar.
Considero que otra clase de tragedia que vemos a menudo es la de las personas que ambicionan mucho y logran poco; sus motivos son nobles, las ambiciones que proclaman son dignas de admiración y su capacidad es grande, mas su disciplina es débil; sucumben a la indolencia, y la falta de esfuerzo les quita la voluntad.
Recuerdo a un señor que conocí en una ocasión; no era miembro de la Iglesia. Se había titulado en una gran universidad y su potencial no tenía límites. De joven, teniendo a su haber una excelente preparación académica y grandes oportunidades, soñó con las estrellas y emprendió el rumbo en pos de ellas.
- En la empresa en la que trabajaba en aquellos años, fue ascendiendo de un cargo a otro, cada uno de los cuales le presentaba mejores oportunidades que el anterior;
- A los pocos años, se encontraba en el escalón más alto de la empresa;
Sin embargo, esos ascensos le llevaron a entrar en el círculo de los cócteles; no tuvo resistencia, al igual que muchos otros que no la tienen, y se volvió alcohólico, víctima de un vicio que fue incapaz de dominar. Buscó ayuda, pero era demasiado orgulloso y no pudo disciplinarse para acatar el régimen que le impusieron los que trataron de ayudarle.
- Cayó como una estrella fugaz, consumiéndose trágicamente y desapareciendo en la noche;
- Pregunté por él a varios amigos y, por último, me enteré de la verdad de su trágico fin: él, que había comenzado con tan elevadas aspiraciones y un talento admirable, había muerto en la más absoluta miseria en una callejuela de los barrios bajos de una de las ciudades más importantes de este país;
Él se había sentido seguro de su fortaleza y de su capacidad de alcanzar su potencial; pero contravino a esa capacidad, y no me cabe duda de que al ir las sombras de su fracaso envolviéndole cada vez más y más, debe de haber llorado amargamente. Recuerdo el caso de otra persona a la que conocí muy bien; se unió a la Iglesia muchos años atrás cuando yo era misionero en las Islas Británicas.
Siendo víctima del vicio del cigarrillo, oró para recibir fortaleza en aquéllos sus primeros años de miembro de la Iglesia, y el Señor dio respuesta a su oración y le dio poder para vencer ese hábito. Acudió a Dios y vivió con un regocijo que hasta entonces no había conocido.
Sin embargo, con el paso del tiempo, las presiones sociales y familiares complotaron en su contra y ocurrió que su mira se empañó y cedió a sus deseos; el humo del tabaco comenzó a seducirle. Al cabo de unos años, volví a verle y conversamos de los viejos y mejores tiempos que había conocido, y lloró amargamente; culpó de su caída a cuanto se le ocurrió y, al oírle, me sentí tentado a repetir las palabras de Casio en la obra de Shakespeare Julio César: ¡La culpa, querido Bruto, no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos, que consentimos en ser inferiores! (William Shakespeare, Obras completas, julio César, Acto I, Escena II, pág. ) Y así, podría seguir contándoles de personas que comienzan con objetivos nobles y que luego disminuyen la marcha, o de los que son fuertes al comenzar y débiles al terminar. En el juego de la vida, muchos son los que eluden a un delantero, pasan a un defensa y esquivan al portero (arquero), mas cuando llegan frente a la valla sin custodia, lanzan el balón afuera. Se sienten inclinados a vivir para sí, rechazando sus instintos generosos, ambicionando posesiones materiales y pasando la vida encerrados en su egocentrismo, sin inspiración, sin compartir talento ni fe con los demás.
- 1293;
- Refiriéndose a ellos, el Señor ha dicho; “…y ésta será vuestra lamentación en el día de visitación, de juicio y de indignación: ¡La siega ha pasado, el verano ha terminado y mi alma no se ha salvado!” (D;
y C. 56:16). También quisiera referirme brevemente a los que profesan amor por el Señor y Su obra, y, después, ya sea a viva voz o en silencio, lo niegan. La tragedia de la pérdida de la fe Recuerdo muy bien a un joven de gran fe y devoción, que fue mi amigo y mi asesor durante un período crítico de mi vida.
Su modo de vida y el entusiasmo con que prestaba servicio evidenciaban su amor por el Señor y por la obra de la Iglesia. No obstante, se dejó arrastrar lentamente por la adulación de sus compañeros que vieron en él el medio para avanzar en los negocios que tenían juntos.
Y, en lugar de guiarlos por el rumbo de su propia fe y comportamiento, fue sucumbiendo poco a poco a las incitaciones de ellos y se encaminó por el rumbo opuesto. Nunca habló en contra de la fe que una vez había profesado; pero el cambio era evidente, pues su distinto modo de proceder era testimonio suficiente de que la había abandonado.
Pasaron los años y volví a encontrarme con él. Su modo de hablar era el de una persona desilusionada. Bajando la voz y los ojos, me contó de cómo había quedado a la deriva al soltar el ancla de la religión que tanto había atesorado.
Después, al concluir su relato, como Pedro, lloró amargamente. Hace varios años, conversando con un amigo de un conocido mutuo, un hombre de mucho éxito en su profesión, le pregunté con respecto a este último: “¿Y cómo marcha su actividad en la Iglesia?”, a lo que mi amigo respondió: “En su corazón, sabe que la Iglesia es verdadera, pero tiene temor a esa realidad; teme que si reconociera que es miembro de la Iglesia y viviese sus normas, sería rechazado del círculo social en el que se desenvuelve”.
- Recuerdo haber pensado: “Llegará el día, aunque tal vez sea ya en su vejez, en que, en momentos de serena reflexión, ese hombre vea con claridad que cambió su primogenitura por un guisado de lentejas (véase Génesis 25:34), y le sobrevendrán el remordimiento y el pesar, y derramará copiosísimas lágrimas, porque llegará a comprender que no sólo negó al Señor en su propia vida, sino que en realidad también lo negó ante sus hijos, que crecieron sin una fe a la cual apegarse”;
El Señor mismo dijo: “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloría de su Padre con los santos ángeles” (Marcos 8:38). Pedro se arrepiente y demuestra su fidelidad Ahora quisiera volver a Pedro, que negó al Señor y luego lloró amargamente.
Tras reconocer su error, se arrepintió de su debilidad, dio paso atrás y llegó a ser una voz poderosa que dio testimonio del Señor resucitado. El, el Apóstol mayor, dedicó el resto de su vida a testificar de la misión, de la muerte y de la resurrección de Jesucristo, el Hijo viviente del Dios viviente; él pronunció el conmovedor discurso el día de Pentecostés cuando los de la multitud se compungieron de corazón por medio del poder del Espíritu Santo, Con la autoridad del sacerdocio que recibió de su Maestro, él, junto con Juan, sanó al hombre cojo de nacimiento, milagro que trajo aparejada la persecución; habló con denuedo por sus hermanos cuando fueron llevados ante el concilio.
Él tuvo la visión que hizo que se llevara el evangelio a los gentiles. (Véase Hechos 2-4, 10. ) La tradición indica que fue encadenado y encarcelado, y que padeció la espantosa muerte de un mártir como testigo de Aquel que le había llamado de entre sus redes de pescador para que fuese pescador de hombres. (Véase Mateo 4:19. ) Pedro permaneció leal y fiel a la gran misión que le fue encomendada cuando el Señor resucitado, al dar Sus últimas instrucciones a los once Apóstoles, les dijo: “…id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19), Y fue él el que, junto con Santiago y Juan, volvieron a la tierra en esta dispensación para restaurar el Santo Sacerdocio al profeta José Smith, bajo cuya autoridad divina fue organizada la Iglesia de Jesucristo en éstos, los últimos días, la misma autoridad bajo la cual funciona en la actualidad.
- Esas poderosas obras y muchas más que no se han mencionado las efectuó Pedro, el que una vez negó al Señor y padeció amargo dolor por ello, y tras ese error se levantó para llevar a cabo la obra del Salvador después de Su ascensión, y para participar en la restauración de esa obra en esta dispensación;
Tomen la resolución de volver a la verdad Ahora bien, si hay en la Iglesia quienes por palabra u obra hayan negado la fe, a ustedes ruego que saquen consuelo y resolución del ejemplo de Pedro, que, pese a haber andado a diario junto a Jesús, en un momento de apuro, negó al Señor y también el testimonio que llevaba en su propio corazón.
- Sin embargo, él se levantó por encima de eso y llegó a ser un poderoso defensor y un valiente abogado de la causa;
- Del mismo modo, cualquier persona puede ciertamente echar paso atrás y añadir su fortaleza y su fe a la de los demás en la edificación del Reino de Dios;
Conozco a un hombre magnífico que creció con amor por la Iglesia, pero que, al comenzar a ocuparse demasiado en sus negocios, obsesionado por la ambición, comenzó en realidad a negar la fe, y su modo de vivir se convirtió casi en una contravención a sus principios.
- Pero, afortunadamente, antes de haber ido demasiado lejos, prestó oídos a los susurros de la “voz apacible y delicada”, experimentó entonces el salvador sentimiento del remordimiento y cambió su vida; posteriormente, llegó a ser presidente de una gran estaca de Sión;
Mis amados hermanos y hermanas, ustedes, los que se hayan apartado hacía otros rumbos, la Iglesia les necesita, y ustedes necesitan de la Iglesia. Encontrarán muchos oídos dispuestos a escuchar con comprensión. Habrá muchas manos dispuestas a ayudarles a buscar el camino de regreso.
- Habrá corazones que darán calidez al de ustedes;
- Habrá lágrimas, no de amargura sino de regocijo;
- Ruego que el Señor les toque el corazón por medio del poder de Su Espíritu para que se intensifique su deseo de volver;
Ruego que Él les fortalezca su resolución. Ruego que su regocijo sea completo y su paz agradable y gratificadora al volver a lo que en su corazón saben que es verdadero.
¿Quién fue el que traicionó a Dios?
¿Es cierto que el apóstol Judas Iscariote traicionó a Jesús y lo entregó a las autoridades de Jerusalén por 30 monedas de plata? Eso es lo que hasta ahora ha defendido la Iglesia católica apoyándose en los textos evangélicos. ¿Y si en vez de un traidor hubiese sido, al revés, el discípulo más fiel e ilustrado del Colegio Apostólico, que, actuando como un espía entre los otros discípulos analfabetos acabara convirtiéndose en su mayor defensor y devoto? Amos Oz, en su obra Judas , que acaba de ser publicada en Brasil por Compañía Das Letras, sostiene, apoyado también en los textos evangélicos, que Judas no sólo no traicionó al Maestro sino que trató de que se convirtiera en el gran triunfador tanto entre los desarrapados de las aldeas de Galilea como en Jerusalén, entre intelectuales y poderosos.
La original interpretación de Judas por el escritor judío, convencido propulsor del dialogo entre Israel y Palestina, puede acabar intrigando no solo a los cristianos, sino también a los judíos, de quienes Jesús de Nazaret era un hijo de Abraham, un judío de los pies a la cabeza.
Hoy, Amos Oz vuelve a resucitar para sus lectores no sólo a Jesús, a quién los judíos se niegan a considerar como un profeta, sino la de su “traidor” Judas, una de las figuras de las que, después del Maestro, más se ha escrito y especulado en estos 2.
- 000 años de la era cristiana;
- La tesis del escritor israelí crea perplejidad primero entre los cristianos;
- Según ella, Judas, quizás el único apóstol no analfabeto, ni oriundo de la rural Galilea sino de la rica Judea, había sido enviado por las altas esferas religiosas del Templo para introducirse como espía en el círculo de aquel curioso predicador de un nuevo reino que hacía prodigios;
Querían saber si se trataba de algo más que de un charlatán. Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites. Suscríbete Judas, fascinado por la figura del profeta, acabó convirtiéndose en su mejor devoto. Intelectual y ambicioso como era, preparó un plan de victoria a lo grande para Jesús.
El Maestro debería, según sus cálculos, ensanchar su círculo de seguidores y debería llegar hasta el corazón del poder que estaba en Jerusalén. Allí debería revelarse como dios. Amos Oz vuelve a resucitar para sus lectores no sólo a Jesús, a quién los judíos se niegan a considerar como un profeta, sino la de su “traidor” Judas En vez de dar vista a los ciegos y echar demonios o curar paralíticos, el profeta debería hacer en Jerusalén el gran milagro que lo revelaría como el Mesías, el libertador de Israel, un dios en la tierra: vencer a la muerte.
Organizó así las cosas para que fuera condenado y crucificado. Y en ese momento se libraría milagrosamente de la muerte a los ojos de los poderosos y de los humildes en vísperas de la Pascua. Según el escritor y novelista, no le fue fácil a Judas convencer a Jesús de ir hasta Jerusalén donde era visto con hostilidad por los sacerdotes y autoridades romanas.
- Temía que pudieran atentar contra su muerte;
- Jesús no era un héroe que deseara ser mártir;
- “Si es posible, aleja de mí este cáliz”, dijo a sus discípulos en la Última Cena;
- No quería ser sacrificado;
- Para las autoridades de entonces Jesús era, sin embargo, uno más de los falsos profetas que aparecían cada día con sus vaticinios;
No veían un motivo para condenarlo a muerte. Ello encuentra un eco en las palabras de Pilatos, cuando les dice a la muchedumbre azuzada para pedir la muerte del profeta: “no veo culpa alguna en él”. Y se hizo el remolón antes de ceder a la injusta sentencia.
Parece una paradoja que sea Judas el único de los discípulos que habla de Jesús como de un dios. Ni él se consideró nunca tal. Se llamaba “Hijo del hombre”, que en arameo significa simplemente “hombre”. El único Dios era su Padre del cielo al que se quejó cuando se vio abandonado en la cruz.
La historia de Judas traidor que entrega a Jesús por unas monedas habría sido creada por alguno de los evangelistas posteriores. Según Amós Oz, Judas no necesitaba entregar a Jesús porque él nunca se había escondido, hablaba siempre en público y era conocido por todos.
Además, 30 monedas de plata no eran nada para él, poseedor de bienes y fincas. Era el precio de la venta de un esclavo. ¿Por qué entonces Judas se ahorca después de haber visto a Jesús expirar en la cruz? No por arrepentimiento, por haberlo traicionado, sino porque al verle morir como un crucificado más, quejándose a Dios de haberle abandonado, sin haber sido capaz de bajar milagrosamente de la cruz, se dio cuenta que su estrategia de victoria había fallado.
Se sentía más un derrotado que un traidor. Y Judas, cuyos ojos horrorizados veían cómo el sentido y el objetivo de su vida se deshacía, Judas, que comprendió que con sus propias manos había causado la muerte del hombre que amaba y admiraba, se fue de allí y se ahorcó”, escribe Oz.
Y añade: “Así murió el primer cristiano. El último cristiano. El único cristiano”. El escritor, que conoce muy bien los textos bíblicos saca dos conclusiones importantes de esa original interpretación: Jesús no quería fundar una Iglesia sino purificar el judaísmo de su visión estrecha y de los compromisos entre el Templo y el poder temporal: “Dadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
Así, si los judíos de entonces hubiesen “aceptado a Jesús”, si le hubiesen escuchado en vez de perseguirle, quizás no hubiese existido la posterior persecución de los judíos que culminó en el Holocausto, ya que al no haber sido creada, en su nombre, la nueva Iglesia cristiana, Jesús no hubiese sido durante siglos presentado como culpable de que los cristianos odiasen a los “pérfidos judíos”, que habían matado a Jesús, como se rezaba durante la Semana Santa hasta que aquel texto fue eliminado por el papa Juan XXIII.
- Y la Iglesia actual, o no hubiese existido o hubiese sido totalmente diferente;
- Así, Amos Oz con su audaz interpretación que acompaña paso a paso a su novela que plantea al mismo tiempo el tema existencial de la traición humana y su conflicto, aplicada al drama entre Israel y Palestina, está dando la voz de alarma tanto en el mundo judío como en el cristiano;
Un libro destinado no sólo a ser saboreado como una joya literaria a las que nos tiene acostumbrados el gran escritor israelí sino también a despertar, tanto curiosidad como polémica en las dos mayores religiones monoteístas..
¿Qué le dijo Jesús a Judas?
El beso de Judas en La Biblia – El beso de Judas da comienzo a la Pasión de Jesús, el momento trascendental para la cristiandad de su venida a la Tierra. Tras ser traicionado por su discípulo, Jesús sería juzgado, torturado y condenado a muerte, primero por las autoridades judías y los jefes del Templo y luego por la justicia romana, ejercida por el gobernador de Judea Poncio Pilato. En el Evangelio de Mateo el beso de Judas es descrito en el capítulo 26, versículos 47, 48, 49 y 50:
- 47 “Estaba Jesús todavía hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce. Iba acompañado de una chusma armada con espadas y garrotes, enviada por los jefes y sacerdotes y por las autoridades judías”.
- 48 “El traidor les había dado esta señal: «Al que yo dé un beso, ese es arréstenlo».
- 49 “Y enseguida se acercó a Jesús y dijo «¡Salve, maestro!». Y le besó”.
- 50 “Jesús le dijo: «Amigo, haz lo que vienes a hacer». Entonces, se acercaron a Jesús y lo arrestaron”.
Después de esto, el texto de Mateo narra como Jesús de Nazaret fue llevado al Templo de Jerusalén para ser juzgado por el Sanedrín. El Evangelio de Marcos, por su parte, narra el hecho de forma muy similar, en el capítulo 14, versículos 43, 44, 45 y 46:
- 43 “Jesús estaba aún hablando cuando se presentó Judas, que era uno de los Doce; lo acompañaba mucha gente armada con espadas y palos, enviados por los jefes de los sacerdotes, los maestros de la Ley los jefes judíos”.
- 44 “El traidor les había dado esta señal: «Al que yo besaré, ese es: deténganlo y llévenlo bien custodiado»”.
- 45 “Apenas llegó, Judas se acercó a Jesús y le dijo: «¡Maestro, Maestro!». Y le besó”.
- 46 “Ellos entonces lo tomaron y se lo llevaron arrestado”.
Al igual que el Evangelio de Mateo, Marcos narra, posteriormente, como Jesús fue llevado ante el Sumo Sacerdote del Templo, los jefes de los sacerdotes y las autoridades judías. Por último, el Evangelio de Lucas hace referencia al hecho de la siguiente manera en el capitulo 22, versículos 47, 48 y 49:
- 47 “Todavía estaba hablando cuando llegó un grupo encabezado por Judas, uno de los Doce. Judas se acercó a Jesús para besarle”.
- 48 “Entonces, Jesús le dijo: «Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del Hombre?»”.
Si te ha interesado esta explicación, no te pierdas el siguiente artículo de unCOMO sobre Cómo recordar los 12 apostoles. Si deseas leer más artículos parecidos a Cuál es el significado del beso de Judas , te recomendamos que entres en nuestra categoría de Cultura y Sociedad ..
¿Qué día fue la negación de Pedro?
Otros Santos del 12 de abril – Santoral del 12 de abril: día de Santa Teresa de los Andes, primer santa de Chile. / AICA.
- San Julio I Papa. (¿?-352). San Julio I fue el 35° Papa de la Iglesia Católica y su gestión, en años de múltiples complicaciones, duró desde el 6 de febrero del año 337 hasta el 12 de abril del año 352, cuando muere en la misma ciudad de Roma donde había nacido y de donde era toda su familia.
- Santa Teresa de Los Andes. (1900-1920). Nacida en Santiago de Chile, Juana Fernández Solar fue la primera chilena y primera carmelita americana en entrar en el Santoral de la Iglesia Católica. Dedicó su corta vida a la oración, la caridad, la vida contemplativa, los estudios, una gran capacidad de trabajo en ayuda de todos y tiempo para el deporte, actividad que amaba y promovía, destacándose en equitación y natación.
Entre otros logros, el Papa Julio I fijó para la Iglesia de Occidente la fiesta solemne del 25 de diciembre como Navidad, cuando hasta entonces se festejaba el 6 de enero. Fue santificada por Juan Pablo II el 21 de marzo de 1993.
Murió víctima del tifus en el Convento de Las Carmelitas Descalzas de Los Andes.
- San Alferio. (930-1050). Sacerdote italiano de la Orden Benedictina que también vivió en una cueva por un tiempo dedicándose a la oración y a la penitencia. Fundó la Abadía de Cava bajo las normas de Cluny (una orden monástica reformada).
- San Basilio de Pario. (¿?-735). Obispo nacido en el Imperio Bizantino. Al rechazar la abolición de la adoración de las imágenes fue encerrado y golpeado. Luego decidió autoexiliarse hasta su muerte.
- San Damián de Pavía. (¿?- 710). Obispo que ayudó a escribir una carta al emperador Constantino IV que luego fue leída en el Tercer Concilio de Constantinopla. En esta se acusaba al emperador por haber adoptado el monotelismo.
- San David Uribe. (1889-1927). Mexicano consagrado sacerdote en el año 1913, mientras viajaba hacia Iguala fue arrestado y luego asesinado en tiempos de la Guerra Cristera (enfrentamiento entre el Gobierno y unas milicias de religiosos católicos).
Santoral del 12 de abril: día de San José Moscati. Médico italiano de enorme generosidad y popularidad. / ACI Prensa.
- San Erkembodone. (¿?-742). Nacido en la región de Calais, fue un abad benedictino y obispo de Thérouanne (hoy Francia). Desde su muerte fue objeto de culto popular.
- San José Moscati. (1880-1927). Uno de los santos más populares del siglo XX. Médico italiano. Era muy bondadoso haciendo su trabajo y nunca pedía dinero a los pobres que iban a su hospital. Juan Pablo II lo canonizó en el año 1987.
- San Sabas Godo. (334-372). Mártir nacido en Rumania que se encargó de defender la fe pero fue perseguido y asesinado por orden del rey godo Atanarico.
- Santa Sofía de Fermo y Santa Visia de Fermo. (¿?-250). Vírgenes y mártires italianas que fueron perseguidas y asesinadas en tiempos del emperador Decio.
- San Zenón de Verona. (¿?-372). Obispo que con gran trabajo evangelizador, popularizó el bautismo cristiano en el ciudad de Verona, Venecia, Italia.
- Beato Lorenzo de Lisboa. (Siglo XIV). Presbítero de la Orden de San Jerónimo que, en el monasterio de Belem, cerca de Lisboa, fue muy popular entre la gente evangelizando y enseñando austeridad y piedad.
¿Qué fue lo que le dijo Jesús a Pedro?
Selección de Pedro [ editar ] – Representación de Pietro Perugino de Pedro recibiendo las llaves del Reino de los Cielos por Jesús, 1492. En Mateo 16:18 , Jesús continúa: Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos. La palabra «Pedro» en este versículo es, en griego, «petros»; mientras que esta «roca» es «petra».
Es un juego de palabras, pero si el idioma original era el arameo, la palabra en ambos casos es simplemente «Kefa». Una distinción, que «petros» significaba una piedra, y «petra», una pieza sólida de suelo rocoso es a veces sugerida; pero su uso en la antigüedad griega parece haber sido menos preciso.
[ 13 ] La palabra «iglesia» ( ekklesia , en griego), como se usa aquí, aparece en los Evangelios únicamente otra vez, en Mateo 16:17 , y se refiere a la comunidad de los creyentes en ese momento. [ 3 ] Las «puertas del infierno» (o Hades) se refiere al mundo inferior, y la morada de los muertos, y proclama que los poderes que se oponen a Dios no serían capaces de triunfar sobre la iglesia.
[ 14 ] Las «llaves del reino de los cielos» se refieren a la metáfora de que el Reino de los Cielos es un «lugar para ingresar», como también se usa en Mateo 23:13 , donde está la entrada del mismo se puede cerrar.
[ 14 ] La autoridad de Pedro es confirmada además por: «y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos». Como se discute más adelante, varias denominaciones cristianas han asignado diferentes interpretaciones a la autoridad concedida en este pasaje.
¿Dónde estaba Jesús cuándo fue tentado por el diablo?
Las tentaciones de Jesús son parte de un episodio de la vida de Jesús narrado en el Nuevo Testamento por los evangelios de Mateo (Mt 4, 1-11), Marcos (Marcos 1:12-13) y Lucas (Lc 4,1-13). Según este relato, Jesús se dirigió al desierto para orar y ayunar: Jesús fue conducido del Espíritu de Dios al desierto, para que fuese tentado allí por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches y tuvo hambre. Y vino a él el tentador, identificado con el Diablo : Entonces, acercándose el tentador, le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se conviertan en panes para comer.
- Más Jesús le respondió : Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios;
- Después de esto lo transportó el diablo a la santa ciudad de Jerusalén, y lo puso sobre el pináculo del Templo y le dijo: si eres el Hijo de Dios, lánzate de aquí abajo, pues está escrito: Que Dios te ha encomendado a sus Ángeles, los cuales te tomarán tus manos para que tu pie no tropiece contra alguna piedra;
Replico Jesús : También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios. ” Todavía lo subió el diablo a una montaña muy encumbrada y desde ahí le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos. Y luego le dijo: todas estas cosas te daré si, postrándote delante de mí, me adoras.