Que Le Mostró Dios A Isaías?

Que Le Mostró Dios A Isaías

Isaías era un joven de buena familia al que le tocó vivir la difícil época de la conquista de Samaría por parte de Asur en el año 722 a. de C. Fue contemporáneo de Amós , Oseas y Miqueas. El año en que murió el rey Ozías , Dios se le apareció en el Templo y lo llamó para que fuera su Profeta. Isaías nos lo cuenta en su libro del siguiente modo: Ví al Señor sentado en un trono grande y muy alto y sobre El, volaban serafines, que se gritaban el uno al otro: “¡Santo, santo, santo es el Señor! ¡Toda la tierra está llena de tu Gloria!”.

Y entonces dije: “¡Ay de mí, voy a perecer¡ Soy un hombre con labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros. Estoy perdido, porque he visto con mis ojos a Dios, al Señor”. Entonces voló uno de los ángeles hacia mí, llevando en la mano un tizón que había tomado del altar con una tenaza.

Me tocó con él la lengua, diciendo: “Tu culpa ha sido borrada, y te han sido perdonados tus pecados”. Y oí la voz de Dios que decía: “¿A quién enviaré? ¿Quién será mi mensajero?” Yo dije: “Señor, yo quiero ser. ¡Envíame! Entonces Dios me dijo: “Vete y dile a mi pueblo: ¡Oid pero no entendáis! ¡Ved, pero no conozcáis! Endurecerás los corazones de este pueblo. Haz sordos sus oídos y ciegos sus ojos, para que, viendo con sus ojos, no conozcan y, oyendo con sus oídos, nada entiendan. De otro modo podrían tomarse mis palabras en serio y quizá se salvarían”. Y yo le pregunté al Señor: “¿Hasta cuando, Señor?” Dios me dijo: “Hasta que sus ciudades queden vacías, sin habitantes, y sus casas sin hombres, y hasta que los campos se conviertan en desierto.

El Señor los llevará lejos de sus ciudades aunque quedará una pequeña semilla que será raza santa”. (Isaías 6) Así fue como Isaías se convirtió en uno de los más grandes Profetas de Dios, anunciando al pueblo de Israel que un día el Mesías salvaría a su pueblo y le traería la Paz y la Justicia para siempre.

Vivió en Jerusalén y fue consejero y asesor de los reyes Jotam , Ajaz y Ezequías. Obedeciendo los mandatos de Dios, advirtió a los reyes del peligro que corrían si daban culto a dioses falsos, anunciándoles la destrucción de Isrrael y el Templo de Jerusalén.

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¿Que le revela Dios a Isaías?

(16-1) Introducción – Este capítulo trata los acontecimientos acaecidos en Judá durante el reinado de Ezequías, que fueron preludio al cautiverio en Babilonia; también sobre el período de la cautividad, incluyendo la esperanza en la venida del Mesías prometido.

  • Isaías dramatizó la inutilidad de confiar en los dioses hechos por el hombre y reveló la liberación futura de Judá, tanto de la esclavitud como de la destrucción de Babilonia, que había sido la opresora de Judá;

Aunque algunos sostienen que Isaías 40 y los capítulos siguientes fueron escritos por diferentes eruditos, las Escrituras modernas muestran que Isaías solamente pasó de un estilo en prosa a uno poético, pues estos últimos capítulos contienen palabras y expresiones típicas del profeta.

¿Qué es lo más importante del profeta Isaías para nosotros?

¿Por qué debemos estudiar este libro? – Cuando Jesucristo visitó a los nefitas después de Su resurrección, Él les citó muchas de las palabras de Isaías y luego dijo: “…un mandamiento os doy de que escudriñéis estas cosas diligentemente, porque grandes son las palabras de Isaías” ( 3 Nefi 23:1 ).

También les dijo que todo lo que Isaías había profetizado se cumpliría (véase 3 Nefi 23:3 ). El libro de Isaías se escribió en una época de gran iniquidad y apostasía, y aborda acontecimientos de esa época así como hechos que ocurrirían en el futuro.

Quizás la parte más importante del libro de Isaías es el testimonio del profeta de que Jesús es el Cristo, el Santo de Israel y el Mesías prometido. El estudio del libro de Isaías puede fortalecer tu testimonio del Salvador y enseñarte a escuchar al Espíritu al encontrarte con simbolismo en las Escrituras.

¿Qué podemos aprender del libro de Isaías?

(E-l) La importancia de los escritos de Isaías – El nombre de Isaías significa “Jehová salva” o “el Señor es salvación”. Su vida y enseñanzas proclaman el mensaje de Cristo y el camino de salvación que Cristo nos proporcionó. Juan escribió que “el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Apocalipsis 19:10).

  1. Empleando esa declaración como criterio para evaluar, debemos clasificar a Isaías entre los más grandes de los profetas porque poderosa y elocuentemente testificó de Cristo y de su obra;
  2. El Salvador mismo afirmó la importancia de los escritos de Isaías (3 Nefi 20:11);

El Señor dijo: “Grandes son las palabras de Isaías. Pues él ciertamente habló en lo que respecta a todas las cosas concernientes a mi pueblo que es de la casa de Israel” (3 Nefi 23:1-2). Las palabras que Jacob habló a su pueblo también se pueden aplicar. Dijo Jacob: “Hay muchas cosas que Isaías ha hablado, las cuales se nos pueden aplicar, pues sois de la casa de Israel” (2 Nefi 6:5).

  1. Nosotros también somos de la casa de Israel;
  2. Los escritos de Isaías son citados ampliamente en otros pasajes de las Escrituras;
  3. De hecho, Isaías es más citado que cualquier otro profeta;
  4. En nuestra versión de la Biblia tenemos sesenta y seis capítulos de Isaías, con un total de 1292 versículos;

Los profetas del Libro de Mormón citaron 414 de esos versículos (el 32 por ciento del libro de Isaías). Citaron también, tal vez con otras palabras, otros 34 versículos (3 por ciento). Los profetas nefitas consideraban los escritos de Isaías tan valiosos que emplearon aproximadamente un 35 por ciento del libro de Isaías en el invalorable espacio de que disponían en las planchas.

  1. Los escritores del Nuevo Testamento tuvieron igual respeto hacia las enseñanzas de Isaías y sus profecías;
  2. En el Nuevo Testamento las palabras de Isaías son citadas por lo menos cincuenta y siete veces;
  3. La revelación moderna también da importancia a las palabras de Isaías;

Doctrina y Convenios hace aproximadamente cien referencias a los escritos de aquel profeta citando, parafraseando o interpretando sus enseñanzas. La íntima relación entre las palabras de Isaías y las de Doctrina y Convenios es evidente en la sección 113, que contiene interpretaciones inspiradas de los capítulos 11 y 52 de Isaías.

La clave para comprender el capítulo 65 de Isaías se encuentra en Doctrina y Convenios sección 101; la sección 133 nos ayuda a comprender los capítulos 35, 51, 63 y 64 de Isaías. Al comparar D. y C. 133:3, 15, 27, 40-53, 67-70 con Isaías 52:10, 12; 64:14; 63:1-9; 50:2-3, 11, pueden encontrarse en nuestra revelación moderna numerosos ejemplos de las palabras y frases empleadas por Isaías.

El profeta Nefi dijo que Isaías habló muchas cosas que fueron difíciles de comprender para su pueblo (véase 2 Nefi 25:1). Lo mismo sucede hoy día. Aun entre los santos que tienen el don del Espíritu Santo hay muchos que poco entienden lo que Isaías enseñó.

El élder Bruce R. McConkie escribió lo siguiente: “Si, como muchos suponen, Isaías se encuentra entre los profetas más difíciles de comprender, sus palabras también se encuentran entre las más importantes que debemos conocer y meditar… “…Sus palabras proféticas pueden y deben brillar en el corazón de cada miembro de la Iglesia.

” (“Ten Keys to Understanding Isaiah”, Ensign , octubre de 1973, pág. 80. ) Nefi estudió, expuso y amó los escritos de Isaías (véase 2 Nefi 11:8; 12-24; 25:1-5). Concerniente a nuestra necesidad de entender a Isaías como Nefi lo hizo, el élder McConkie dijo: “Podía ser que mi salvación (¡y la vuestra también!) de hecho dependan de nuestra habilidad de comprender los escritos de Isaías tan plena y verdaderamente como los entendió Nefi.

” (“Ten Keys to Understanding Isaiah”, pág. 78. ) El élder McConkie explicó que si él deseaba ir donde había ido Isaías y Nefi, entonces debía creer, pensar, conocer, enseñar y vivir tal como lo hicieron ellos.

Lo mismo se aplica a nosotros. Ciertamente los escritos de Isaías merecen nuestro estudio esmerado y también nuestra oración. Pueden ser comprendidos por quienes sinceramente desean comprenderlos.

¿Qué dijo Isaías sobre Jesús?

Isaías profetizó que esa región, llamada Galilea, no siempre estaría en dificultades y prometió que Dios les enviaría luz y gozo mediante el nacimiento de un niño que quebraría ‘su pesado yugo’ (vers. 4) y que se llamaría ‘Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz’ (vers.

¿Cuál fue el pecado de Isaías?

(1-2) Lo que Isaías vio. – El año en que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el Templo. Por encima de él había serafines. Cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban.

En el año en que murió el rey Uzías : El rey Uzías de Judá tuvo un largo y distinguido reinado, descrito en 2 de Crónicas 26 y en 2 de Reyes 15:1-7 ( Uzías es llamado Azarías en 2 Reyes 15). Uzías comenzó su reinado cuando solo tenía 16 años y reinó 52 años.

En general, fue un buen rey y 2 Reyes 15:3 dice , E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que su padre Amasías había hecho. 2 Crónicas 26:5 dice , Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó.

  1. ii;
  2. Uzías también lideró a Israel en victorias militares sobre los filisteos y otras naciones vecinas y fue un rey fuerte;
  3. Uzías fue un enérgico constructor, planificador y general;
  4. 2 Crónicas 26:8 dice, y se divulgó su fama hasta la frontera de Egipto; porque se había hecho altamente poderoso;
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iii. Pero la vida de Uzías termino trágicamente. 2 Crónicas 26:16 dice, Más cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso.

En respuesta, Dios golpeó a Uzías con lepra y fue un leproso aislado hasta su muerte. iv. Así que decir en el año en que murió el rey Uzías es decir mucho. Es decir: ” En el año en que murió un gran y sabio rey”.

Pero también es decir: ” En el año en que murió un gran y sabio rey que tuvo un final trágico “. Isaías tenía una gran razón para sentirse desanimado y desilusionado por la muerte del rey Uzías, porque un gran rey había fallecido y porque su vida terminó trágicamente.

¿Dónde estaba el Señor en todo esto? b. Vi yo al Señor sentado sobre su trono : ¿Dónde esta ba el Señor en todo esto? ¡ El Señor estaba sentado en su trono ! Dios aún estaba en su trono en el cielo y aún estaba a cargo de toda la creación.

¡Hay un trono en el cielo y el Señor Dios se sienta en él como el gobernante soberano del universo! Este es el hecho central del cielo; que hay un trono ocupado en el cielo. Dios no se sienta en una silla en el cielo. Cualquiera puede sentarse en una silla.

Pero los reyes soberanos se sientan en tronos. Los jueces se sientan en tronos. Aquellos con la autoridad y soberanía apropiadas se sientan en tronos. ii. Isaías no fue el único que vio el trono de Dios. Casi todos los que en la b iblia tuvieron una visión del cielo, fueron llevados al cielo o escribieron sobre el cielo , hablaron del trono de Dios.

· El profeta Micaías vio el trono de Dios (1 Reyes 22:19). · Job vio el trono de Dios (Job 26:9). · David vio el trono de Dios (Salmo 9:4 y 9:7, 11:4). · Los hijos de Coré vieron el trono de Dios (Salmo 45:6, 47:8). · Etán el ezraíta vio el trono de Dios (Salmo 89:14).

  1. · Jeremías vio el trono de Dios (Lamentaciones 5:19);
  2. · Ezequiel vio el trono de Dios (Ezequiel 1:26, 10:1);
  3. · Daniel vio el trono de Dios (Daniel 7:9);
  4. · El apóstol Juan vio el trono de Dios (Apocalipsis 4:1-11);

De hecho, el libro de Apocalipsis también puede llamarse “el libro del trono de Dios”, porque el trono de Dios se menciona específicamente más de 35 veces en ese libro. iii. La creencia central del ateísmo o del materialismo es que no hay trono ; no hay asiento de autoridad o poder ante el cual todo el universo deba responder.

  1. La creencia central del humanismo es que hay un trono – pero que es el hombre quien se sienta en él;
  2. Pero la biblia deja en claro que sí hay un trono y ningún hombre caído se sienta en él , sino que el Señor Dios es quien está entronizado en el cielo;

iv. Isaías pudo haber estado deprimido o desanimado porque un gran líder de Judá ya no estaba en el trono. Dios en el cielo ahora le muestra a Isaías: ” No te preocupes, Isaías. Puede que Uzías no esté en su trono, pero yo estoy en Mi trono”. Alto y sublime : El trono era alto y sublime.

El trono coloca a su ocupante en una posición superior. Y sus faldas llenaban el templo : Los reyes de esos tiempos utilizaban túnicas con largas faldas porque eran difíciles de maniobrar y era difícil trabajar con ellas.

Utilizar una túnica larga significaba , ” Soy lo suficientemente importante como para no tener que trabajar. Soy una persona de honor y dignidad. Otros deben servirme y atenderme “. Esencialmente, se dice lo mismo cuando una novia usa un vestido con una cola larga en la actualidad.

  • Dios es tan honrado, tan importante, tan digno , que sus faldas llenaban el templo;
  • Esa es una túnica larga e;
  • Por encima de Él había serafines : Alrededor del trono de Dios hay ángeles conocidos aquí como serafines;

En muchos otros pasajes, estos ángeles son conocidos como querubines ( S almo 80:1; Isaías 37:16; Ezequiel 10:3) o como los seres vivientes de Apocalipsis 4:6-11. Este es el único capítulo de la biblia donde estos seres son llamad o s serafines. Algunos niegan que los querubines y serafines se refieran a los mismos seres.

  • Pero el nombre serafín significa, “Los que arden”;
  • Ezequiel 1:13 describe a los querubines (ve r también Ezequiel 10:15) de esta manera: Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos;

Eso ciertamente parece describir a los que arde n. Cada uno tenía seis alas : En Apocalipsis 4:8, el apóstol Juan también menciona sus seis alas. Ellos necesitan las seis alas para que cada uno pueda cubrirse el rostro (para mostrar que son demasiado inferiores para ver el rostro del Señor), para que cada uno pueda cubrir sus pies (para esconder esta ” h umilde” área de su cuerpo, de modo que nada ni remotamente deficiente sea visto en la presencia del Señor) y para que cada uno pued a volar.

El Señor le dijo a Moisés, ” No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá ” (Éxodo 33:20). Aparentemente , lo mismo es verdad aún para los ángeles, por lo que los serafines cubren sus rostros.

ii. ” Las dos alas con las que vuelan los ángeles significan nada menos que el cumplimiento dispuesto y alegre de los mandamientos de Dios … Las dos alas con las que se cubren el rostro muestran claramente que ni siquiera los ángeles pueden soportar el resplandor de Dios y que este nos deslumbra de la misma manera que cuando intentamos contemplar el resplandor del sol “.

  1. (Calvin) iii;
  2. ” Porque el serafín recuerda que, aunque sin pecado, todavía es una criatura y por lo tanto se oculta en señal de su i ndignidad en la presencia del tres veces Santo;
  3. ” (Spurgeon) g;
  4. Cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban : Los serafines usaban cuatro de sus alas para expresar su humildad y usaban dos de sus alas para expresar su disposición y habilidad para servir a Dios;

Este es el equilibrio adecuado. ” Por lo tanto, tienen cuatro alas para la adoración y dos para la energía activa; cuatro para ocultarse y dos para ocuparse en el servicio; y podemos aprender de ellos que serviremos mejor a Dios cuando seamos más profundamente reverenciados y humillados en su presencia.

La veneración debe estar en mayor proporción que el vigor, la adoración debe exceder la actividad. Así como María a los pies de Jesús era preferida a Marta y su gran servicio, la reverencia sagrada debe ocupar el primer lugar y el servicio enérgico debe seguir a su debido tiempo “.

(Spurgeon).

¿Cómo se sintió Isaías en la presencia de Dios?

Isaías 6 – Isaías ve al Señor en una visión y es llamado a profetizar al pueblo Piensa en qué preocupaciones o inquietudes tendrías si se te llamara a una misión para ministrar a un grupo de personas inicuas. Isaías 6 registra que en el año en que murió el rey Uzías, Isaías tuvo una visión en la que fue llevado hasta el trono de Dios.

Allí vio al verdadero Rey y recibió su llamamiento para predicar el arrepentimiento al pueblo. Otros profetas han tenido experiencias similares (véase 2 Nefi 11:2–3 ). Lee Isaías 6:1–4 y fíjate en lo que Isaías vio en esa visión.

Si lo deseas, marca en el versículo 1 a quién vio Isaías. Los serafines que aparecen en el versículo 2 son seres angelicales que ministran en la corte de Dios. Las alas de los serafines son un símbolo de su poder para moverse o para obrar (véase D. y C. 77:4 ).

Lee Isaías 6:5 y presta atención a cómo se sintió Isaías en la presencia del Señor. El significado literal de la palabra hebrea que se ha traducido como muerto en este versículo es “terminado, aniquilado”.

Isaías se sintió acongojado con sentimientos de indignidad al reconocer sus pecados y los pecados de su pueblo. (Véase la nota a al pie de página de Isaías 6:5 ).

  1. Reflexiona en alguna ocasión en la que hayas sentido que estabas en un lugar sagrado o en la presencia de alguien a quien respetabas por su rectitud. En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe alguno de los sentimientos y pensamientos que experimentaste en esa ocasión.

Lee Isaías 6:6–7 para saber lo que le ocurrió a Isaías en la visión. El altar del versículo 6 se refiere a un altar del templo donde se quemaban sacrificios e incienso como ofrendas a Dios. El carbón tomado del altar constituía un símbolo de purificación (véase la nota a al pie de página de Isaías 6:6 ). Si lo deseas, marca en el versículo 7 lo que dijo el serafín que había ocurrido con los pecados de Isaías. ¿Qué piensas que sentirías si un mensajero del Señor te declarara limpio de tus pecados? Lee Isaías 6:8 para conocer las respuestas a las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo respondió Isaías a la invitación del Señor a prestar servicio?
  • ¿En qué manera el conocimiento de que estaba limpio del pecado pudo haber influido en la disposición de Isaías de servir al Señor?

Basándote en lo que aprendiste acerca de Isaías en ese relato, completa el siguiente principio: Al ser de nuestros pecados, nos volvemos más a hacer lo que el Señor nos pide. Isaías 6:9–13 describe el pueblo al que Isaías fue llamado a predicar. Lee Isaías 6:9–10 para saber lo que el Señor dijo en cuanto a cómo respondería el pueblo al mensaje de Isaías. Fíjate que el Señor dijo a Isaías que el pueblo rechazaría su mensaje, por lo que endurecería su corazón y se volvería espiritualmente sordo (“agrava sus oídos”) y ciego (“ciega sus ojos”).

¿Qué reflexión nos deja la palabra de Isaías?

De acuerdo con Isaías 1:1, la carrera del profeta Isaías se extendió durante el gobierno de cuatro reyes en el reino del sur de Judá: Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías. Él fue un emisario de Dios para Judá por más de cincuenta años (desde aproximadamente el 740 hasta el 686 a.

  • ), casi cien años antes de los otros tres profetas literarios mayores —Jeremías, Ezequiel y Daniel;
  • Aunque la escena política en Judá era diferente de la del reino del norte de Israel, los pecados del pueblo eran lamentablemente similares: la adoración a los dioses, la opresión y marginación de los pobres para ganancia personal y la práctica de negocios que amenazaban la ley de Dios de forma drástica;
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Igual que su contemporáneo Amós (quien entregó mensajes de Dios en el lugar sagrado en Betel al pueblo de Israel que no se había arrepentido), Isaías vio claramente que la adoración con palabras vacías lleva a una ética social egoísta. Isaías se diferencia de Jeremías y Ezequiel en que el carácter de su ministerio profético mezcla pronósticos (la visión del futuro) en gran medida con la predicación [1] (pregonar la verdad a un pueblo pecador).

  1. Aunque el libro de Isaías proporciona varios puntos históricos que presentan al profeta en un periodo particular de la historia de Judá, el texto extiende su visión desde el tiempo de Isaías hasta el final de los tiempos, cuando Dios cree “cielos nuevos y una tierra nueva” (Is 65:17);

Algunos eruditos han descrito el libro de Isaías como una visión de cadena montañosa, en la cual son visibles varios picos, pero los valles que se extienden entre los picos (los períodos que separan varias ideas proféticas) no se pueden ver. Por ejemplo, la profecía al rey Acaz de que Dios daría como señal un bebé llamado Emmanuel (Is 7:14) la vuelve a tomar Mateo setecientos años después (Mt 1:23), como una visión del Mesías que está a punto de nacer [2].

Las notas históricas en el libro que presentan al profeta Isaías en el siglo sexto antes de Cristo comienzan con su recepción de una visión de Dios y un llamado al ministerio de profeta “en el año de la muerte del rey Uzías”, es decir, el 740 a.

(Is 6:1). El texto pasa por alto el reinado de dieciséis años del rey Jotam (2R 15:32–38) y retoma el relato en Isaías 7:1 con el rey Acaz (2R 16:1 en adelante), quien enfrentó la destrucción aparentemente inminente de Jerusalén en manos de los sirios y sus aliados en la época, el reino de norte de Israel.

  • Más tarde, en los capítulos 36 y 37, el profeta describe el dilema del rey Ezequías cuando el general asirio Senaquerib sitió Jerusalén, amenazando con su total destrucción (2R 18:13–19:37);
  • Isaías continúa con la historia de Ezequías en los capítulos 38 y 39, una historia de la enfermedad mortal del rey y la disposición de Dios de extender su vida por quince años más;

En cada uno de estos puntos históricos, el profeta Isaías estaba involucrado directamente con los reyes comunicándoles las palabras de Dios. La profecía de Isaías proyecta una visión para el pueblo de Dios que va desde el juicio nacional inminente a la restauración por gracia después de la catástrofe que resulta y hasta la esperanza escatológica de algo tan distinto a lo que solo se le puede llamar nuevos cielos y nueva tierra (Is 65:17).

  • Su trabajo (de predicción y también exhortación) abarca desde la monarquía en Judá al exilio de la nación en Babilonia y a la restauración y el regreso a Judá;
  • Él anuncia los eventos desde la venida del Mesías hasta la llegada de “nuevos cielos y nueva tierra”;

Estructuralmente, los capítulos del 1 al 39 cubren el período del ministerio activo de Isaías, mientras que los capítulos que quedan del libro (40–66) examinan con profundidad el futuro del pueblo de Dios. Por tanto, la palabra profética del Señor por medio de Isaías se extiende por incontables generaciones.

El llamado de Isaías fue a servir como el emisario de Dios ante el pueblo de Judá y proclamarles su estado de pecadores ante los ojos de Dios. Más adelante, el profeta insistió que sus profecías fueran registradas para las generaciones futuras: “Ahora ve, escríbelo en una tablilla delante de ellos… para que sirva en el día postrero como testigo para siempre.

Porque este es un pueblo rebelde, hijos falsos, hijos que no quieren escuchar la instrucción del Señor” (Is 30:8, 9). El pecado del pueblo se define por su negligencia respecto a la ley de Dios o las demandas del pacto de Dios para ellos como Su pueblo.

  1. Las profecías contra el pueblo pecador son tan fuertes que se podría describir la situación de la siguiente manera: el deseo de Dios por aquellos que ha llamado como Su pueblo es tal, que si ellos no son Su pueblo entonces ni siquiera podrán ser un pueblo;

La descripción del cargo de un profeta incluye tanto decir la verdad como comunicar lo que sucederá en el futuro. Continuamente, Isaías llamó al pueblo a que volviera a vivir de acuerdo con la ley justa de Dios (lo que es expresar la verdad), pero también vio el futuro y predijo eventos que ocurrirían después (lo que es predecir el futuro).

La mayoría de los profetas eran principalmente predicadores de justicia, y su trabajo de predecir no se extendía tanto al futuro como el de Isaías, Daniel o Miqueas. Aunque les advertían a las personas pecadoras acerca del desastre inminente que Dios traería sobre ellos debido a su pecado, solo algunos profetas extendieron el rango de sus profecías más allá del siguiente castigo de Dios sobre el pueblo pecador.

Más precisamente, esta profecía tiene un cumplimiento a corto plazo en el nacimiento de un bebé en la época de Acaz, y un cumplimiento supremos en la cencepción virginal y el nacimiento de Jesús.

¿Quién es el siervo de Jehová en Isaías?

Interpretación individual [ editar ] – Con varias modalidades:

  • Moisés o un Moisés resucitado. Dado que es como el prototipo del profeta y del siervo fiel del Señor. Además la misión que se afirma tiene este «Siervo» coincide con la actividad y con lo realizado por Moisés según los libros del Antiguo Testamento. Sin embargo, quedaría por explicar cómo se aplica a Moisés el tema del martirio, el sufrimiento y la muerte redentora.
  • David o alguien de su estirpe. Sostenida por teólogos como Burrows y Coppens, basándose en la mención del «espíritu de Yahvéh» que estará sobre el Siervo, hacen converger una serie de textos relacionados con David o con su descendencia para adelantar esta hipótesis. Sin embargo, es la más criticada pues nunca se dan los caracteres regios al Siervo mencionado en los cantos.
  • Jeremías. Con bastantes coincidencias sobre su misión y sufrimientos, pero el espíritu con que vivirán su encargo resulta diferente: el sacrificio del «siervo» es voluntario y manso. En cambio, Jeremías continuamente se lamenta de su suerte y de la misión profética que se le ha encomendado.
  • Ciro , que es llamado también siervo de Yahvéh (cf. Is 42, 1). Existen grandes paralelos pero también la sustancia de la misión de ambos parece distinta. Uno por medio de la realeza y el otro por medio del sufrimiento.

Dado que los verbos usados en el texto están mayoritariamente usados en tiempo perfecto, las interpretaciones anteriores que refieren a personajes del pasado con respecto a la redacción de la profecía, tienen también un respaldo filológico.

  • El mismo Deuteroisaías. En ocasiones habla en primera persona de los sufrimientos del siervo. La misión de los profetas del tiempo era semejante. Sin embargo, queda por explicar el tema de la glorificación tras los sufrimientos.
  • El Mesías de los hebreos. Aunque muchos caracteres coinciden, esta teoría ha sido criticada porque no se puede probar fácilmente la identidad del Mesías esperado a manera de rey con la del profeta que calza mejor con la figura del «siervo». El único texto aducido para mostrar el carácter de rey del siervo es Is 49, 6:

Poco es que seas mi siervo, en orden a levantar las tribus de Jacob, y de hacer volver los preservados de Israel. Te voy a poner por luz de las gentes, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra. Un tal conductor de los judíos de vueltas del destierro, afirman estos autores, no puede no ser un rey. Se aplica a reyes como Zorobabel (sostenido por Sellin), en Meshullam (sostenido por Palache) o Sesbassar (por Wincler).

  • Job especialmente usado para explicar el tema de sus padecimientos. Lo sostienen autores como Cheyne que a su vez cita a algunos rabinos judíos.
  • En la Iglesia cristiana primitiva, el Siervo de Yahvéh fue identificado con Jesús. Así lo atestiguan algunos pasajes de los Evangelios (cf. Mt 8, 17; Lc 22, 37; Jn 12, 38) y otros textos del Nuevo Testamento (cf. Hch 8, 32; Rm 15, 21; 1P 2, 22). Los exegetas discuten si la profecía deba aplicarse de manera literal o típica a Jesucristo ya que el texto afirma que recibirá honores de parte de los reyes, es decir, gloria terrena, que Jesús no recibió.

Pero tras las discusiones y opiniones, el tema abierto por Duhm se mantiene como hipótesis discutida. Por eso, Schökel llega a afirmar: En nada se ha llegado a un acuerdo. Y cuando recordamos la sencilla postura del diácono Felipe, que a partir de Is 53 anuncia al eunuco etíope la buena noticia de Jesús (cf. Hch 8, 34s), tenemos la impresión de que la ciencia bíblica ha gastado inútilmente demasiados litros de tinta y kilos de papel.

¿Cuál fue la profecía de salvación del profeta Isaías?

(15-13) Isaías 28:16. ¿Qué es la piedra probada y preciosa? – La piedra probada y preciosa es Jesucristo mismo. El élder Bruce R. McConkie escribió: “Una de las grandes profecías mesiánicas de Isaías fue que el Mesías prometido sería ‘por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalén.

Y muchos tropezarán entre ellos, y caerán, y serán quebrantados; y se enredarán y serán apresados’. (Isaías 8:14r-15. ) Tanto Pablo (Romanos 9:33) como Pedro (1 Pedro 2:7-8) registran el cumplimiento de esta profecía.

” ( Mormon Doctrine , pág. 657. ) Jacob se refirió a esta figura literaria cuando dijo que por el “tropiezo de los judíos, ellos rechazarán la piedra sobre la cual podrían edificar y tener fundamento seguro” (Jacob 4:15). Pablo también empleó la misma metáfora cuando dijo que los cimientos de la Iglesia de Jesucristo eran los Apóstoles y profetas, con Cristo mismo como piedra angular (véase Efesios 2:19-20).

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¿Quién fue el profeta que predijo el nacimiento de Jesús?

Anuncios proféticos del nacimiento de Cristo En Navidad, los creyentes celebramos el nacimiento de Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios, el Padre Eterno. Como parte de este Devocional de Navidad de la Primera Presidencia que establece el patrón para nuestra celebración, hablaré de las profecías de Su nacimiento.

Ningún anuncio fue más significativo que la aparición del ángel a María. “Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. “Y he aquí, concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.

“Éste será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre. “Y reinará en la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin” ( Lucas 1: 30–33 ). El nacimiento, la vida y la muerte del Hijo de Dios en la tierra eran esenciales en el plan de nuestro Padre Celestial de “[llevar] a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” ( Moisés 1:39 ).

  1. Antes de que la tierra fuese creada, Jesucristo fue escogido para experimentar la vida mortal y ser el Salvador necesario para llevar a cabo ese plan (véase Moisés 4:2 );
  2. Al padre Adán se le mandó ofrecer sacrificios como “una semejanza del sacrificio del Unigénito del Padre, el cual es lleno de gracia y de verdad;

Por consiguiente” —se le instruyó—, “harás todo cuanto hicieres en el nombre del Hijo, y te arrepentirás e invocarás a Dios en el nombre del Hijo para siempre jamás” ( Moisés 5:7–8 ). En el libro de Moisés leemos además la explicación que Dios da de este, Su “plan de salvación para todos los hombres, mediante la sangre de mi Unigénito, el cual vendrá en el meridiano de los tiempos” ( Moisés 6:62 ).

Dios el Padre nos mandó arrepentirnos y ser bautizados en el nombre de Su “Hijo Unigénito, lleno de gracia y de verdad, el cual es Jesucristo, el único nombre que se dará debajo del cielo mediante el cual vendrá la salvación a los hijos de los hombres” ( Moisés 6:52 ).

Isaías, un gran profeta del Antiguo Testamento, anunció el futuro nacimiento del Mesías: “… el Señor mismo os dará señal” —declaró—: “He aquí que una virgen concebirá, y dará a luz un hijo y llamará su nombre Emanuel” ( Isaías 7:14 ). Isaías también declaró: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado estará sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.

“El aumento de su dominio y la paz no tendrán fin, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre” ( Isaías 9:6–7 ). El nacimiento de Cristo también les fue revelado a los profetas del Libro de Mormón.

Seiscientos años antes del nacimiento del Salvador, Lehi enseñó que Dios levantaría entre los judíos “un Mesías, o, en otras palabras, un Salvador del mundo” ( 1 Nefi 10:4 ). El profeta Abinadí proclamó: “… ¿no les profetizó Moisés concerniente a la venida del Mesías, y que Dios redimiría a su pueblo? Sí, y aun todos los profetas que han profetizado desde el principio del mundo, ¿no han hablado ellos más o menos acerca de estas cosas? “¿No han dicho ellos que Dios mismo bajaría entre los hijos de los hombres, y tomaría sobre sí la forma de hombre, e iría con gran poder sobre la faz de la tierra?” ( Mosíah 13:33–34 ).

El profeta Nefi registró que un ángel le mostró a una virgen en la ciudad de Nazaret, diciendo: “He aquí, la virgen que tú ves es la madre del Hijo de Dios, según la carne” ( 1 Nefi 11:18 ). “Y aconteció” —escribió Nefi— “que vi que fue llevada en el Espíritu; y después que hubo sido llevada en el Espíritu por cierto espacio de tiempo, me habló el ángel, diciendo: ¡Mira! “Y miré, y vi de nuevo a la virgen llevando a un niño en sus brazos.

“Y el ángel me dijo: ¡He aquí, el Cordero de Dios, sí, el Hijo del Padre Eterno!” ( 1 Nefi 11:19–21 ; véase también Alma 7:9–10 ). Todos conocemos el primer anuncio que se dio después del nacimiento de Jesús. El hecho de que este anuncio celestial se diera a un grupo que, se nos dice, fueron las personas más humildes en el orden social de la época, encierra un enorme significado.

  1. “Y había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños;
  2. “Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor;

“Pero el ángel les dijo: No temáis, porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que serán para todo el pueblo: “que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor… “Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” ( Lucas 2:8–11, 13–14 ).

  • Con pocos días de diferencia después del nacimiento del Salvador, este les fue anunciado a dos personas muy santas (unos obreros del templo, como los llamaríamos hoy en día): “Y he aquí, había un hombre en Jerusalén llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él;

“Y había recibido revelación del Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viese al Cristo del Señor. “Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres llevaron al niño Jesús al templo, para hacer por él conforme a la costumbre de la ley, “entonces él lo tomó en sus brazos, y bendijo a Dios y dijo: “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra, “porque han visto mis ojos tu salvación” ( Lucas 2:25–30 ).

  • El segundo anuncio fue a una mujer santa, también en el templo;
  • Ana, a quien las Escrituras la llaman “profetisa,… de edad muy avanzada… “;
  • y era viuda hacía ochenta y cuatro años, y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones;

“Y esta, llegando en la misma hora, daba gracias al Señor y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén” ( Lucas 2:36–38 ). Las profecías y los anuncios que he citado hablan de la primera venida del Salvador. Ahora nos estamos preparando para la Segunda Venida del Señor, un tiempo que los creyentes esperan con anhelo y los incrédulos temen o niegan.

  • Se nos manda “… [permanecer] en lugares santos y no [ser] movidos, hasta que venga el día del Señor; porque he aquí, viene pronto” ( D;
  • y C;
  • 87:7 );
  • Esos “lugares santos” ciertamente incluyen el templo y el fiel cumplimiento de sus convenios, el hogar donde se atesora y se instruye a los hijos, y nuestros puestos de responsabilidad asignados por la autoridad del sacerdocio, incluyendo misiones, templos y otros llamamientos que cumplimos fielmente en las ramas, los barrios y las estacas;

Al prepararnos para Su Segunda Venida y permanecer en lugares santos, continuamos conmemorando la Navidad, no solo como una época de salutaciones y “felices fiestas”, sino como la celebración del nacimiento del Hijo de Dios, y un tiempo para recordar Sus enseñanzas y la importancia eterna de Su Expiación.

¿Quién era el profeta Isaías y sus profecias?

Isaías era un joven de buena familia al que le tocó vivir la difícil época de la conquista de Samaría por parte de Asur en el año 722 a. de C. Fue contemporáneo de Amós , Oseas y Miqueas. El año en que murió el rey Ozías , Dios se le apareció en el Templo y lo llamó para que fuera su Profeta. Isaías nos lo cuenta en su libro del siguiente modo: Ví al Señor sentado en un trono grande y muy alto y sobre El, volaban serafines, que se gritaban el uno al otro: “¡Santo, santo, santo es el Señor! ¡Toda la tierra está llena de tu Gloria!”.

Y entonces dije: “¡Ay de mí, voy a perecer¡ Soy un hombre con labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros. Estoy perdido, porque he visto con mis ojos a Dios, al Señor”. Entonces voló uno de los ángeles hacia mí, llevando en la mano un tizón que había tomado del altar con una tenaza.

Me tocó con él la lengua, diciendo: “Tu culpa ha sido borrada, y te han sido perdonados tus pecados”. Y oí la voz de Dios que decía: “¿A quién enviaré? ¿Quién será mi mensajero?” Yo dije: “Señor, yo quiero ser. ¡Envíame! Entonces Dios me dijo: “Vete y dile a mi pueblo: ¡Oid pero no entendáis! ¡Ved, pero no conozcáis! Endurecerás los corazones de este pueblo. Haz sordos sus oídos y ciegos sus ojos, para que, viendo con sus ojos, no conozcan y, oyendo con sus oídos, nada entiendan. De otro modo podrían tomarse mis palabras en serio y quizá se salvarían”. Y yo le pregunté al Señor: “¿Hasta cuando, Señor?” Dios me dijo: “Hasta que sus ciudades queden vacías, sin habitantes, y sus casas sin hombres, y hasta que los campos se conviertan en desierto.

  1. El Señor los llevará lejos de sus ciudades aunque quedará una pequeña semilla que será raza santa”;
  2. (Isaías 6) Así fue como Isaías se convirtió en uno de los más grandes Profetas de Dios, anunciando al pueblo de Israel que un día el Mesías salvaría a su pueblo y le traería la Paz y la Justicia para siempre;

Vivió en Jerusalén y fue consejero y asesor de los reyes Jotam , Ajaz y Ezequías. Obedeciendo los mandatos de Dios, advirtió a los reyes del peligro que corrían si daban culto a dioses falsos, anunciándoles la destrucción de Isrrael y el Templo de Jerusalén.

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¿Cuál fue la gran revelación de Dios?

Entre sus revelaciones dentro del credo cristiano, destacan aquellas que hablan del envío de su hijo encarnado, Jesucristo, y del Espíritu Santo. Dios, que «habita una luz inaccesible»​ quiere comunicar su propia vida divina a los hombres libremente creados por él, para hacer de ellos, en su hijo, hijos adoptivos.