¿Qué es la voluntad de Dios? – Voluntad de Dios (también: voluntad divina ) es un concepto teológico presente en el pensamiento cristiano, en el judaísmo y el Islam. Coincide con su plan de salvación, pero esta voluntad puede expresarse con los términos: predestinación, elección, vocación, liberación, promesa, castigo o salvación.
Cada día escriben jóvenes a la página ante momentos vitales como la elección de carrera , elección de estado , o ante el inicio de un nuevo camino vocacional. A veces desde la convicción de que nada pasa sin la voluntad de Dios se crean algunas inquietudes el modo de discernir las señales , los signos que Dios nos envía.
Y efectivamente, en esos momentos ¿cómo discernir la Voluntad de Dios? … ( Si ya tienes alguna inquietud concreta que te gustaría comentar o sobre la que necesitas ayuda puedes ponerte en contacto con nosotros aquí y te podemos ayudar. De lo contrario, puedes seguir leyendo ).
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¿Qué significa la voluntad de Dios según la Biblia?
Según el cristianismo, hacer la Voluntad de Dios es una elección libre y voluntaria de la persona, de actuar conforme a la Voluntad Divina donándose a sí mismo a la causa de Dios, al igual que Dios en la persona de Jesucristo se donó libre y totalmente a nosotros para nuestra Salvación.
¿Qué significa hacer su voluntad?
Qué es la Voluntad: – La voluntad es la intención o el deseo de hacer algo. Significa también ‘libre albedrío’. Se utiliza también para referirse a esfuerzo, coraje y determinación. En algunos casos, también se utiliza con el significado de ‘amor’, ‘cariño’.
¿Qué dijo Jesús acerca de la voluntad de Dios?
De la vida de Lorenzo Snow – El 31 de marzo de 1899, el presidente Lorenzo Snow viajó a la Academia Brigham Young (actualmente la Universidad Brigham Young), donde se había congregado un numeroso grupo de Santos de los Últimos Días para conmemorar su cumpleaños número 85.
Durante la mañana, ofreció un discurso en un devocional a los hombres de la congregación. Simultáneamente, las mujeres tuvieron una reunión similar, que fue dirigida por las esposas de los miembros de la Primera Presidencia y del Quórum de los Doce Apóstoles.
Por la tarde todos se reunieron juntos. Como parte de la reunión de la tarde, veintitrés niños “subieron al estrado y, de pie frente al presidente Snow, cantaron dos canciones… tras lo cual cada uno de los niños entregó al presidente un ramillete de flores”.
El presidente Snow expresó su gratitud a los niños y pronunció una bendición sobre ellos. Luego ocho alumnos de la Academia Brigham Young acudieron al púlpito, uno a la vez. Cada uno de ellos, en representación de alguna organización de la institución académica, presentó un homenaje al profeta que había sido cuidadosamente preparado.
En respuesta a tales palabras de afecto y admiración, el presidente Snow dijo: “Ahora bien, hermanos y hermanas, no sé qué decir en cuanto a todo esto. Me gustaría ir a casa y pensar al respecto, pero supongo que se espera que diga algunas palabras, y creo que debo decir algo, aunque en verdad no sé qué decir.
No obstante, diré lo siguiente: Comprendo muy claramente que ustedes no me rinden este homenaje a mí como Lorenzo Snow, sino debido a la posición que represento con relación a mis hermanos: mis consejeros y los miembros del Quórum de los Doce… Siento que todo lo que he logrado no es obra de Lorenzo Snow, y que las experiencias que me han llevado a esta posición como Presidente de la Iglesia no son obra de Lorenzo Snow, sino que el Señor lo ha hecho.
Cuando Jesús estuvo sobre la tierra expresó esta extraordinaria afirmación; he pensado en ella y la tengo presente de modo constante al efectuar todas mis labores: ‘No puedo yo hacer nada por mí mismo; como oigo, juzgo; y mi juicio es justo’. Ahora bien, ¿por qué dijo que Su juicio era justo? Él dice, porque ‘no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió’ [véase Juan 5:30 ].
- Mis hermanos y hermanas, ése es el principio de conformidad con el cual me he esforzado por actuar desde que se me reveló que mi Padre Celestial —y su Padre Celestial— existe;
- Me he esforzado por hacer Su voluntad… “Es al Señor a quien honran cuando me honran a mí, a mis consejeros y al Quórum de los Doce;
Hemos descubierto eso hace mucho tiempo, cada uno de nosotros, que por nosotros mismos no podríamos hacer nada. El éxito ha coronado nuestros esfuerzos sólo al grado en que hemos observado ese principio que Jesús observó cuando estuvo en el mundo; y así será con ustedes” 1.
¿Cuáles son los tipos de voluntad?
¿Cómo agradar a Dios y hacer su voluntad?
La santidad y la fidelidad a la que debemos aspirar todos aquellos que seguimos a Cristo no tienen como límite el mero cumplimiento de la letra de la ley, como hacían los escribas y fariseos. En el evangelio de hoy, Jesús establece un principio y tres aplicaciones concretas respecto a este tema.
El principio es: actuar para agradar a Dios sin buscar el aplauso de los hombres. Y las aplicaciones de este principio se refieren a tres de las más importantes obras, en las que los judíos de aquel tiempo hacían consistir la religión y la vida piadosa.
Hablamos de la limosna, el ayuno y la oración. En cada uno de los casos donde se viven estas tres obras, Jesucristo contrasta la conducta de hipocresía con la actitud discreta del verdadero adorador del Padre, que le recompensará porque “ve en lo secreto”.
- Estos tres ejemplos nos manifiestan dos actitudes interiores completamente opuestas: la falsedad o la sinceridad ante los ojos de Dios;
- Lo que da valor a nuestras prácticas cristianas es la rectitud, la sinceridad a Dios y la apertura al prójimo;
Las obras de caridad, las aportaciones económicas por los más necesitados, la vida de oración y la práctica sacramental, si se llevan a cabo para ser vistos y aprobados por los demás, se quedan en acciones vacías. Es el amor desinteresado lo que les da la auténtica valía.
El cristiano nunca debe ser un mero actor que trabaja por la fama. Se puede hacer el bien como los fariseos que daban limosna, ayunaban, oraban y estudiaban con empeño en las Escrituras; y esas son cosas buenas, pero no lo hacían bien.
Y de tal forma el modo de su obrar salpicaba lo que hacían, que convertía lo que en sí mismo era bueno en pura apariencia. La intención lo estropeaba todo. Y las intenciones vienen del corazón. Jesús les dijo que no tenían el corazón limpio, que eran hipócritas y obraban para ser vistos, aplaudidos y admirados por la gente.
Jesús pide a sus discípulos “ser” por encima de sólo “parecer”. Pide autenticidad. Oí decir un día que “el bien no hace ruido, y el ruido no hace bien”. Para que nuestro Padre Dios nos comprenda no hace falta gritar, ni hablar mucho, ni siquiera decírselo.
Él “ve en lo escondido”, ve el corazón y comprende, sin necesidad de que se lo digamos, todas nuestras acciones y omisiones..
¿Cuál es la voluntad de Dios versículos?
1 Pedro 2:15 – La voluntad de Dios es que ustedes practiquen el bien, para que así hagan callar la ignorancia de la gente insensata (1 Pe 2:15).
¿Qué es mi voluntad?
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¿Cuál es la voluntad del Padre según la Biblia?
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,35-40): – EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
- Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día;
- Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día»;
Palabra del Señor.
¿Cuál es la voluntad del Padre según la Biblia?
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,35-40): – EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
- Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día;
- Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día»;
Palabra del Señor.
¿Que se haga tu voluntad en la Biblia?
El SIGNIFICADO DE GETSEMANI – Descendiendo por la ladera oriental del Monte de los Olivos casi al fondo de una cañada, se encuentra un jardín, o pequeño huerto, llamado Getsemaní. La designación significa “lagar de aceite”, y se le llamaba así posiblemente porque allí había una prensa o lagar para sacar el aceite de las olivas del huerto.
Está a una media milla de distancia de las murallas de la ciudad y era un lugar de frecuente retiro para Jesús y sus discípulos. Cuando la procesión llegó al Jardín, Jesucristo dijo a ocho de los once: “Sentaos aquí”, entre tanto que voy allí y oro” (Mateo 26:36).
Entonces llevando a Pedro, Santiago y Juan, los que habían estado con El en el Monte de la Transfiguración, entró al jardín. Su hora había llegado. Sus instrucciones a los tres fueron breves y presagian tes: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo” (Mateo 26:38).
“Orad que no entréis en tentación” (Lucas 22:40). Entonces El siguió adelante a distancia de un tiro de piedra (a unos treinta metros) y “se postró sobre su rostro, orando” (Mateo 26:39). Postrado y suplicando nuestro Señor rogó: “Abba, Padre, todas las cosas son posible para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú” (Marcos 14:36).
Hagamos una pausa y dejemos esta escena un momento. Para entender el grito del alma de nuestro Señor y Dios que rogó al Padre que apartase su “copa” (o la suerte que pendía sobre El), ustedes deben tener presente el peso de lo que estaba sobre El. El Redentor mismo ha provisto una descripción vívida para nosotros en una revelación dada a José Smith.
- Subrayen este pasaje en la forma ilustrada y establezcan una referencia correlacionada con el texto del Nuevo Testamento;
- 20;
- Por lo que otra vez te mando que te arrepientas, no sea que te humille con mi omnipotencia; y que confieses tus pecados para que no sufras estos castigos de que he hablado los cuales en muy pequeño, sí, en grado mínimo probaste en la ocasión en que retiré mi Espíritu” (D;
y C. 19:20). La revelación fue dada a Martín Harris, el cual había sido responsable de la pérdida de 116 páginas del manuscrito de la traducción del registro nefita. Fue solamente mediante un doloroso arrepentimiento que él había llegado a ser uno de los tres testigos.
En esta ocasión el Señor mandó a Martín que se arrepintiera de transgresiones subsiguientes no fuera que sufriese el mismo castigo que soportó el Señor en Getsemaní, “los cuales en muy pequeño, sí, en grado mínimo probaste en la ocasión en que retiré mi Espíritu.
” La madre de José Smith nos aporta un relato de la angustia que enfrentó Martín cuando el Espíritu se retiró de él. “Luego que José se alimentó…nos pidió que enviásemos por el señor Harris en seguida. Así lo hicimos sin demora…comenzamos a preparar el desayuno para la familia; y suponíamos que el señor Harris estaría con nosotros, en cuanto estuviese listo, para desayunar con nosotros pues generalmente venía presto cuanco se le mandaba buscar.
- A las ocho en punto teníamos la mesa servida pues lo esperábamos de un momento a otro;
- Esperamos hasta las nueve y no vino —aun a las diez y no había llegado— hasta las once, y no parecía;
- Pero a las doce y media lo vimos caminando con pasos lentos y marcados hacia la casa, con los ojos fijos en el suelo;
Al llegar al portón, se detuvo; en lugar de entrar se sentó allí algún tiempo con el sombrero volcado sobre los ojos. Después de un rato entró a la casa; nos sentamos a la mesa y el señor Harris con todos nosotros. Tomó el cuchillo y el tenedor como si fuera a usarlos, pero inmediatamente los dejó caer.
Hirum observando esto, dijo: ‘Matín, ¿por qué no come? ¿Está enfermo?’ Ante esto el Señor harris apretó sus manos contra sus sienes y exclamó en tono de profunda angustia: ‘¡Oh, he perdido mi alma! ¡He perdido mi alma!’ “José, que no había expresado sus temores hasta ahora, saltó de la mesa diciendo: ‘Martín, ¿ha perdido usted aquel manuscrito? ¿Ha quebrantado usted el juramento acarreando condenación sobre mi cabeza así como sobre la suya?’ “‘Sí; lo he perdido’, respondió Martín, ‘¡y no sé dónde!’ “¡Oh, Dios mío!’ dijo José, apretándose las manos.
‘¡Todo está perdido! ¡Todo perdido! ¿Qué haré? He pecado…fui yo quien tentó la ira de Dios. Yo debía haber estado satisfecho con la primera respuesta que recibí del Señor; pues El me dijo que no era prudente dejar salir de mis manos esos escritos’. Lloró y se lamentó y recorría la sala continuamente.
- “Al fin le dijo a Martín que volviese a buscar de nuevo;
- “‘No’, dijo Martín, ‘es en vano; porque he abierto colchones y almohadas; y no sé dónde está’;
- “‘¿Debo entonces’, dijo José, ‘volver con esta historia? No me atrevo;
¿Y cómo me mostraré ante el Señor? ¿De qué reprensión no soy digno de parte del ángel del Altísimo?’ “Le rogué que no se lamentase así, pues posiblemente el Señor lo perdonaría después de un período de arrepentimiento y humildad. ¿Pero qué podía yo hacer para consolarlo, cuando él veía a toda la familia en la misma condición mental en la que él estaba puesto que sollozos y lamentos, las expresiones más amargas de pesar, llenaban la casa? Sin embargo, José estaba más turbado que todos los demás, pues entendía mejor que todos las consecuencias de la desobediencia.
- Y continuó caminando, llorando y lamentando, hasta la puesta del sol, cuando, por persuasión, tomó algún alimento… “Recuerdo bien ese día de tinieblas, tanto interiores como externas;
- Para nosotros, al menos, los cielos parecían estar cubiertos de obscuridad y la tierra rodeada de sombras;
A menudo he dicho dentro de mí misma, que si un castigo continuo, tan severo como aquel que sufrimos en esa ocasión, fuera a ser aplicado sobre los personajes más malvados que han estado sobre el escabel del Todopoderoso —si el castigo de ellos no fuera mayor que ese, yo lamentaría su condición” (Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, págs. Ustedes pueden identificarse a sí mismos en una de estas situaciones:
- Un amigo los ofende. Intercambian palabras. Ustedes se sienten heridos. Como resultado hay sentimientos de amargura y encono; no pueden conciliar el sueño, y el incidente queda en sus mentes continuamente.
- Se habían sentido satisfechos por su conocimiento del evangelio. Otra persona pone en tela de juicio su punto de vista. Se produce una discusión acalorada. Ustedes respaldan su posición con autoridad y testimonio. El Espíritu del Señor, sin embargo, no acompaña sus palabras y se sienten solos.
- Han trabajado cierto número de horas en un proyecto importante. De algún modo, y ustedes no saben cómo ha sucedido, se ha volcado tinta sobre el mismo, por lo cual es necesario que hagan nuevamente todo el trabajo. Ustedes se sienten enojados, se dejan arrebatar por el enojo, y dan énfasis al mismo con palabras vulgares.
127-32; Itálicas agregadas). Tal es la descripción de un hombre que sufrió “en grado mínimo” el retiro del Espíritu del Señor. La mayoría, si no todos, ha experimentado este sentimiento en cierto grado. Después que el enojo desaparece, se sienten muy mal.
Saben que el Señor ha sido ofendido.
¿Han tenido experiencias similares causantes de angustias para el alma? El presidente Joseph Fielding Smith dio un ejemplo de este sufrimiento en la manera siguiente: “He sabido de hombres y muchos han venido a mí —hombres fuertes, musculosos— temblando por causa del tormento mental de sus pecados, preguntándose si había para ellos alguna manera de alcanzar alivio. Han venido en la angustia de su alma” (“For Ye Are Bought with a Price”, Speeches of the Year, pág. 5, 1957). Si pueden recordar en su propia vida por lo menos una ocasión en la que han sentido vívidamente el retiro del Espíritu del Señor de su vida, y el sufrimiento que han experimentado en ese momento, pueden comenzar a vislumbrar el significado de lo que vivió el Salvador.
con reverencia, ahora volvamos a la escena en Getsemaní. Postrado sobre el suelo estaba el mismo Hijo de Dios, no un hombre cualquiera. En gran agonía llamó a su Padre. Su oración fue escuchada pues “se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.
Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:43, 44). La agonía duró hasta la noche. Los tres apóstoles que fueron testigos de ese extremo sufrimiento finalmente se entregaron a su fatiga y pesar.
- Jesús volvió a ellos y les preguntó: “¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación” (Mateo 26:40, 41);
- Los apóstoles le contestaron y dijeron: “El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Marcos 14:43, Versión Inspirada, traducción no oficial);
Regresando nuevamente a su agonía solitaria, rogó de nuevo: “Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad” (Mateo 26:42). Por segunda vez volvió para encontrar alivio, y tal vez solaz y los encontró dormidos “porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño” y no supieron qué contestación darle, (Marcos 14:40).
- Una tercera vez oró “diciendo las mismas palabras” (Mateo 26:44);
- Entonces volviendo a los tres, dijo: “Dormid ya, y descansad;
- He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores;
Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega” (Mateo 26:45-46). Jesucristo, con los tres que lo habían acompañado en el Jardín, se reunió con los otros apóstoles. Nuestra mente ahora intenta comprender lo que parece ser incomprensible: ¿Cómo puede un Dios sufrir una agonía tan intensa? ¿Qué fue lo que la produjo? ¿Cuál fue el significado de la misma? al recopilar lo que el Señor mismo ha revelado concerniente a su sacrificio infinito, comenzamos a vislumbrar su significado para nosotros.
Hemos aprendido por experiencia la miseria personal causada por el retiro del Espíritu. El rey Benjamín habló de ello vívidamente en estos términos: Lean en Mosíah 2:38 y Mosíah 3:25-27. El presidente Joseph Fielding Smith lo resumió en esta forma: “No hay ni uno de nosotros, estoy seguro, que no haya hecho algo equivocado y luego lo haya lamentado deseando no haberlo hecho.
Entonces nuestra conciencia nos golpea y nos hemos sentido muy, muy desgraciados. ¿No habéis pasado vosotros por esa experiencia? Yo sí…Pero aquí tenemos al Hijo de Dios llevando sobre sí la carga de mis transgresiones y de las vuestras y de las transgresiones de toda alma que recibe el evangelio de Jesucristo…El llevó la carga —nuestra carga.
- yo le añadí algo; también vosotros;
- Igualmente lo hizo toda alma;
- El tomó sobre sí la responsabilidad de pagar el precio a fin de que yo pudiera escapar— y también vosotros— al castigo, a condición de que recibamos su evangelio y en él seamos fieles y verídicos” (“Fall, Atonement, Resurrection, Sacrament”, discurso presentado en el Instituto de Religión de Salt Lake, Universidad de Utah, 14 de enero de 1961, pág;
8). Para apreciar mejor la inigualable agonía de nuestro Señor, examinen con atención los pasajes que se sugieren a continuación. El primero es su propio testimonio al respecto. y C. 19:15-20 Correlacionen ese pasaje con: Lucas 22:44 y Mosíah 3:7. Ningún mortal pudo haber soportado tal dolor, pero el Salvador no era un mortal común.
- Su capacidad de soportar consistía en todos los dones mentales, físicos y espirituales heredados: uno de sus progenitores siendo eterno e infinito: Dios el Padre; el otro siendo mortal y sujeto a la debilidad: María;
su capacidad de soportar el dolor extremo, más “de lo que el hombre puede sufrir” fue posible porque El era el único ser nacido en el mundo que era infinito y eterno, pero que también tenía el poder de dejar su vida si así quería hacerlo. Lean en 2 Nefi 9:7 Alma 34:10-14 Juan 10:17, 18.
- Esta “agonía espiritual del alma”, escribió el élder James E;
- Talmage, “que sólo Dios era capaz de conocer;
- Ningún otro hombre, no importa cuán poderosa hubiera sido su fuerza de resistencia física o mental, podría haber padecido en tal forma, porque su organismo humano hubiera sucumbido” (Jesús el Cristo, pág;
644). Al consolar al Profeta en la cárcel de Liberty, nuestro Señor le hizo presente que “las puertas mismas del infierno se abren de par en par para tragarte… “…El Hijo del Hombre se ha sometido a todo esto. ¿Eres tú mayor que él?” (D. y C. 122:7, 8). Cuando consideren lo que ustedes han tenido que sufrir y contemplen las veces cuando “en grado mínimó” han sufrido el aguijón de la pérdida espiritual, recuerden y honren a Aquél con el cual han hecho convenio de recordarlo siempre.
Una última idea. La historia terrenal de la humanidad comenzó con la expulsión de Adán y Eva del Jardín, lo cual significó la separación entre el hombre y Dios. La cúspide de la historia mortal de la humanidad también ocurrió en un jardín.
El suceso de aquella noche de hace unos dos mil años, proveyó a los descendientes de Adán la oportunidad de volver a la presencia del Padre Eterno a condición del arrepentimiento individual. De este modo el brazo de la misericordia fue extendido, los exiliados errantes fueron invitados a volver al hogar, y la brecha abierta en el Edén fue cerrada. Al contemplar lo que Cristo ha hecho, ¿cómo les hace sentir? ¿Sienten, como sugiere el himno: “Asombro me da el amor que me da Jesús”? Al pensar en sus pecados, ¿ven que tienen alguien a quien dirigirse en busca de perdón y paz? ¿Creen que el convenio de la Santa Cena ahora tendrá mayor significado cuando prometan “recordarlo siempre y guardar sus mandamientos”?
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¿Qué dice en Romanos 12 2?
2 Y no os adaptéis a este a mundo, sino transformaos por medio de la b renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
¿Qué dice Juan 7 17?
1 Y después de estas cosas, andaba Jesús por Galilea, pues no quería andar en Judea, porque los judíos a procuraban matarle. 2 Y estaba cerca la a fiesta de los judíos, la de los tabernáculos. 3 Y le dijeron sus a hermanos : Sal de aquí y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces.
4 Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. 5 Pues ni aun sus hermanos creían en él. 6 Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto.
7 No puede el mundo aborreceros a vosotros; pero a mí me aborrece, porque yo doy testimonio de él, que sus obras son malas. 8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido. 9 Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.
10 Pero cuando sus hermanos hubieron subido, entonces él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto. 11 Y le buscaban los judíos en la fiesta y decían: ¿Dónde está aquel? 12 Y había gran murmullo acerca de él entre la gente, pues unos decían: Él es bueno; pero otros decían: No, sino que engaña a la gente.
13 Sin embargo, ninguno hablaba abiertamente de él, por a miedo a los judíos. 14 Y a la mitad de la fiesta, subió Jesús al templo y enseñaba. 15 Y a se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe este de letras, sin haber estudiado? 16 Jesús les respondió y dijo: Mi a doctrina no es mía, sino de aquel que me b envió.
17 El que quiera hacer la a voluntad de él b conocerá si la doctrina es de Dios o si yo hablo por mí mismo. 18 El que habla por sí mismo su propia a gloria busca; pero el que busca la b gloria del que le envió, este es verdadero, y no hay en él injusticia.
19 ¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme? 20 Respondió la gente y dijo: Demonio tienes; ¿quién procura matarte? 21 Jesús respondió y les dijo: Una obra hice, y todos os maravilláis. 22 Por eso Moisés os dio la a circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres), y en el día de reposo circuncidáis al hombre.
- 23 Si recibe el hombre la circuncisión en el día de reposo, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en el día de reposo a sané por completo a un hombre? 24 a No juzguéis según b las apariencias, sino juzgad con justo juicio;
25 Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es a este al que buscan para matarlo? 26 Y he aquí, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido en verdad a los gobernantes que este es el Cristo? 27 Pero este, sabemos de dónde es; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es.
28 Entonces Jesús alzó la voz en el templo, enseñando y diciendo: A mí me conocéis y sabéis de dónde soy; no he venido por mí mismo, pero el que me envió, al cual vosotros no conocéis, es verdadero. 29 Yo le conozco, porque de él procedo, y él me a envió.
30 Entonces procuraban prenderle; mas ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora. 31 Y muchos del pueblo creyeron en él y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que este hace? 32 Los fariseos oyeron a la gente que murmuraba de él estas cosas; entonces los principales sacerdotes y los fariseos enviaron guardias para que le prendiesen.
33 Y Jesús dijo: Aún estaré con vosotros un poco de tiempo, e iré al que me envió. 34 Me a buscaréis y no me hallaréis; y a b donde yo esté, vosotros no podréis ir. 35 Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿A dónde se irá este que no le hallaremos? ¿Se ha de ir a los a dispersos entre los griegos, y a enseñar a los griegos? 36 ¿Qué quiere decir esto que dijo: Me buscaréis y no me hallaréis; y a donde yo esté, vosotros no podréis ir? 37 Pero en el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso de pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno a tiene sed, venga a mí y beba.
¿Cuál es la voluntad de Dios?
38 El que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán de su interior ríos de a agua viva. 39 (Y esto dijo del a Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; b pues aún no se había dado el Espíritu Santo, porque Jesús aún no había sido glorificado).
- 40 Entonces algunos de la multitud, habiendo oído estas palabras, decían: Verdaderamente este es el a profeta;
- 41 Otros decían: Este es el Cristo;
- Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo? 42 ¿No dice la Escritura que del linaje de a David , y de la aldea de b Belén , de donde era David, vendrá el c Cristo ? 43 Así que había disensión entre la gente a causa de él;
44 Y algunos de ellos querían prenderle, pero ninguno le echó mano. 45 Y los guardias vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos; y estos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis? 46 Los guardias respondieron: ¡Nunca ha a hablado hombre alguno así como este hombre! 47 Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados? 48 ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes o de los fariseos? 49 Pero esta gente que no sabe la ley, maldita es.
50 Les dijo a Nicodemo (el que vino a él de noche y que era uno de ellos): 51 ¿Juzga nuestra ley a un hombre si primero no se le oye y se entiende lo que ha hecho? 52 Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta.
53 Y se fue cada uno a su casa..