Que Es El Evangelio Según La Biblia?

Que Es El Evangelio Según La Biblia
Qué es el Evangelio: – El evangelio es un conjunto de 4 libros contenidos en el Nuevo Testamento en donde narra la vida, enseñanza y milagros de Jesucristo. La palabra evangelio es de origen latín “evagelium ” y, esta a su vez proviene del griego ” evanghélion “, la misma esta compuestos por 2 vocablos ” ev ” que significa ” bien ” y ” angelos ” que expresa ” mensajero “, por lo tanto, significa ” buena nueva o mensaje feliz”.

  • Los 4 libros que forman el Nuevo Testamento son de los evangelistas Lucas, Mateos, Juan y Marcos, los cuales son conocidos como los evangelios canónicos y, en cada celebración eclesiástica es compartido con los creyentes uno o varios capítulos con el fin de razonar la vida de Jesucristo y las enseñanzas que dejó;

Asimismo, no existe una idea clara sobre la redacción de los evangelios, es decir, si fueron escritos en arameo o griego, lo que se tiene es una gran certeza es que los evangelios no fueron compuestos por ellos mismos ya que los evangelistas correspondían de una clase humilde y, por lo tanto, no sabían leer ni escribir, más si fueron asentados por algunos seguidores de Jesús, personas bien educadas e instruidas.

  1. En consecuencia de lo indicado anteriormente, se puede observar en los evangelios discordancia con los hechos redactados, por ejemplo: “en el libro de Juan indica que Jesús aún no había ascendido al cielo 2 días después de su muerte, en cambio, en el libro de Lucas expresa que Jesús estaría en el mismo día de su muerte con el ladrón en el paraíso”, también, se observa una confusión geográfica de la zona de Judea y Galilea, es por ello, que se deduce que los 4 libros no fueron escritos directamente por ellos ni por discípulos directos de Jesús;

Por otro lado, para los católicos, evangelio no sólo significa los 4 libros que relata la vida, enseñanza y sacrificio de Jesús para ofrecer a la humanidad la salvación, es también la buena noticia de transformar la vida del individuo que escucha “la palabra del Señor” por medio de la lección que deja cada una y del compromiso que adquiere el creyente de cumplir lo enviado por el Señor.

¿Qué es el Evangelio de Dios según la Biblia?

Origen del término [ editar ] – La palabra «evangelio» es empleada por primera vez en los escritos de las primeras comunidades cristianas por Pablo de Tarso , en la primera carta a los corintios , [ 15 ] ​ redactada probablemente en el año 57: Γνωρίζω δὲ ὑμῖν, ἀδελφοί, τὸ εὐαγγέλιον ὃ εὐηγγελισάμην ὑμῖν, ὃ καὶ παρελάβετε, ἐν ᾧ καὶ ἑστήκατε, Os recuerdo, hermanos, el evangelio que os anuncié, que recibisteis, y en el que habéis perseverado.

El Evangelio es el relato de vida y enseñanzas de Jesús. También habla del amor que Dios muestra a la humanidad mandando a su único Hijo Jesucristo a redimir el mundo. Es así que muere por nuestros pecados; es sepultado y al tercer día resucita de entre los muertos conforme él mismo lo había predicho.

Se aparece a sus doce apóstoles (además de otras personas), durante cuarenta días. Con su muerte se restauran los lazos de amor quebrados desde la desobediencia de los primeros padres y se abren las puertas del cielo (que hasta ese momento se encontraban cerradas) en beneficio de todos aquellos que sigan su palabra, esto es “El amor a Dios por sobre todas las cosas y el amor al prójimo como a sí mismo”.

Con el mismo “sentido” aparece la palabra en el evangelio de Mateo [ 16 ] ​ y en el evangelio de Marcos. [ 17 ] ​ Posiblemente esta palabra sea la traducción al griego de una expresión aramea empleada en su predicación por Jesús de Nazaret , pero no existen datos concluyentes.

En total, la expresión «evangelio» es usada en setenta y seis ocasiones en el Nuevo Testamento. Es significativo que sesenta de ellas tengan lugar en las cartas de Pablo, y que no exista ninguna mención del término en el evangelio de Juan y en el Evangelio de Lucas , aunque sí aparece en los Hechos de los Apóstoles , atribuidos a Lucas. El número de menciones de cada término es el siguiente: [ 18 ] ​

Término Evangelio de Mateo Evangelio de Marcos Evangelio de Lucas Hechos de los Apóstoles Evangelio de Juan
Evangelio ( euangélion ) 4 8 2 0
Evangelizar ( euangelízō ) 1 10 15 0

Se ha especulado sobre si las comunidades cristianas helenísticas adoptaron el término «evangelio» a partir del culto al emperador. Existe en Priene una inscripción dedicada a Augusto , fechada en el año 9 a. , en que aparece esta palabra con un sentido muy similar al que después le darían los cristianos; tras celebrar la aparición ( epiphanein ) de este emperador divinizado como salvador ( soter ) de la humanidad, dicho texto termina así: El natalicio del dios comenzó para el mundo las buenas noticias ( euangelion ) que vinieron por él.

  • La terminología empleada en Priene aparece también en otras inscripciones similares, lo que ha llevado a considerar a algunos autores como altamente probable que el autor de Marcos conociera ese tipo de lenguaje, dados los paralelismos encontrados al inicio de este evangelio;

[ 19 ] ​ En cualquier caso, la palabra había sido frecuentemente utilizada en la literatura anterior en lengua griega, incluyendo la primera traducción de la Biblia a este idioma, conocida como Biblia de los Setenta.

¿Cuál es el verdadero Evangelio según la Biblia?

Él también añadió que el Evangelio verdadero, puro y sencillo son las ‘doctrinas de salvación de Cristo’ 7. En los Artículos de Fe, el profeta José Smith enseñó que ‘ por la expiación de Cristo, todo el género humano puede salvarse, mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio 8 ‘.

¿Qué es para nosotros el Evangelio?

El Evangelio en nuestra vida “Él nos ha dado Su Expiación, Su Evangelio y Su Iglesia, una combinación sagrada que nos da la seguridad de la inmortalidad y la oportunidad de obtener la vida eterna”. Hace unos años vi una divertida caricatura en el periódico en la que aparecía un clérigo conversando con una pareja de “hippys” montada en una motocicleta.

“Nosotros vamos a la iglesia”, decía uno de ellos al clérigo. “Hemos estado yendo por años… pero aún no hemos podido llegar hasta allí” 1. Muchos de nuestros familiares y amigos aún no han llegado a la iglesia tampoco; tal vez asistan de vez en cuando, pero todavía no están disfrutando de todas las bendiciones de la participación y del prestar servicio en la iglesia.

Es posible que otros sí asistan con regularidad, pero se abstienen de obligaciones y del buscar el renacimiento espiritual personal que viene de entregar el corazón a Dios. Ambos tipos de personas se privan de algunas bendiciones especiales en esta vida, y ambos están en peligro de privarse de las bendiciones más gloriosas de la vida venidera.

  1. Pablo enseñó que el Señor dio profetas y apóstoles para “perfeccionar a los santos… la obra del ministerio… [y] la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:12);
  2. Las personas que no estén participando plenamente en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y que no estén buscando también una conversión espiritual personal se están privando de experiencias que son esenciales bajo el gran plan de felicidad divinamente establecido;

Las enseñanzas y la obra de la Iglesia son esenciales para llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre (véase Moisés 1:39). Ruego que muchas de las personas que me estén escuchando tengan una confirmación espiritual de la importancia de la misión de la Iglesia de edificar y exaltar a los hijos de Dios.

Ruego en especial que aquellos que no estén disfrutando aún las bendiciones de la plena participación y dedicación busquen esa confirmación, la obtengan y hagan algo al respecto. Hace más o menos diez años, mientras estaba en una conferencia de estaca en los Estados Unidos, me presentaron a un miembro que por muchos años no había participado en la Iglesia.

“¿Por qué razón habría de regresar a la actividad de la Iglesia?”, me preguntó ese miembro. Considerando todo lo que el Salvador ha hecho por nosotros, respondí que sería fácil ofrecer algo en servicio a Él y a nuestro prójimo. Mi interrogador consideró esa idea por un momento y luego hizo esta asombrosa respuesta: “¿Y qué ha hecho Él por mí?”.

  • Esta increíble respuesta me hizo pensar en lo que la gente espera recibir de Jesucristo, de Su Evangelio y de su participación en Su Iglesia;
  • Pensé en otros que han dicho que dejaron de asistir a la Iglesia porque la Iglesia “no satisfacía sus necesidades”;

¿Qué necesidades esperarían que la Iglesia satisficiera? Si las personas simplemente buscan una experiencia social satisfactoria, tal vez se decepcionen en un barrio o en una rama particular y busquen otras relaciones. Hay experiencias sociales satisfactorias en muchas organizaciones.

  1. Si esas personas simplemente buscan ayuda para aprender el Evangelio, podrían lograr esa meta mediante la literatura que está a su alcance;
  2. Pero, ¿son esos los objetivos primordiales de la Iglesia? ¿Es eso todo lo que esperamos recibir del Evangelio de Jesucristo? Alguien ha dicho que según lo que busquemos, eso obtendremos;

Las personas que asisten a la Iglesia con el único propósito de obtener algo de naturaleza temporal tal vez se desilusionen. El apóstol Pablo escribió desfavorablemente en cuanto a las personas que “no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres” (Romanos 16:18).

Las personas que asisten a la Iglesia con el fin de dar a su prójimo y servir al Señor raras veces saldrán desilusionadas. El Salvador prometió que “el que pierde su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 10:39).

La Iglesia nos brinda oportunidades para servir al Señor y a nuestro prójimo. Si se dan de la manera correcta y por las razones correctas, ese servicio nos compensará más que cualquier otra cosa que se nos haya dado. Millones de personas sirven de manera desinteresada y eficaz como oficiales o maestros en las organizaciones de la Iglesia y aquellos que lo hacen experimentan la conversión descrita por el profeta que nos suplicó “venid a Cristo, y perfeccionaos en él” (Moroni 10:32).

  • A lo largo de mi vida he sido bendecido por pertenecer a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y participar en ella;
  • Es imposible describir las formas en las que la Iglesia ha sido una bendición en mi vida y en la de mis seres queridos, pero menciono unos ejemplos con la esperanza de que eso añada la persuasión personal a los principios descritos;

La asistencia a la Iglesia cada semana proporciona la oportunidad de participar de la Santa Cena, como el Señor nos lo ha mandado (véase D. y C. 59:9). Si actuamos con la debida preparación y actitud, el participar de la Santa Cena renueva el efecto purificador de nuestro bautismo y nos hace acreedores de la promesa de que siempre tendremos Su Espíritu con nosotros.

Una de las misiones de ese Espíritu, el Espíritu Santo, es el testificar del Padre y del Hijo y de llevarnos hacia la verdad (véase Juan 14:26; 2 Nefi 31:18). El testimonio y la verdad, que son esenciales para nuestra conversión personal, son la cosecha especial de esa renovación semanal de nuestros convenios.

Yo he disfrutado del cumplimiento de esa promesa en las decisiones cotidianas de la vida, así como en mi progreso espiritual personal. Me entristece cuando un Santo de los Últimos Días no entiende la valiosa bendición que reciben aquellos que observan el mandamiento de ofrecer sus sacramentos cada día de reposo.

¿Qué hay en la vida —en los lagos o arroyos, en los lugares de recreo comercial o el quedarse en el hogar para leer el diario dominical— que brinde algo que se le compare a esas bendiciones? Ningún placer recreativo puede igualar la renovación purificadora y la guía y el progreso espirituales que Dios ha prometido a aquellos que participan fielmente de la Santa Cena y le rinden tributo cada día de reposo.

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Doy gracias por el cumplimiento de esas promesas en mi vida, y reitero que están al alcance de todos. Al llegar a la edad de responsabilidad y comprender y experimentar el efecto del pecado personal, las enseñanzas del Evangelio de Jesucristo me dieron la paz y el valor para salir adelante con el conocimiento de que mis pecados podrían ser perdonados y de que siempre hay esperanza y la posibilidad de recibir misericordia para los que son deficientes.

  1. Al pasar por la muerte de seres queridos, entre ellos mi padre, mi madre y mi esposa, las revelaciones consoladoras del Espíritu Santo me dieron la fortaleza para seguir adelante;
  2. El Espíritu afirma que hay propósito en las adversidades terrenales y brinda la seguridad de la resurrección y la realidad de las relaciones familiares que han sido selladas por la eternidad;

La doctrina y las enseñanzas del Evangelio de Jesucristo han sido una bendición a través de mi vida. Tal como lo enseñan las Escrituras y los líderes y maestros de esta Iglesia, el Evangelio ha sido una lumbrera en mi camino y el ímpetu de mi progreso temporal y espiritual.

  • Como enseñó Brigham Young, las leyes del Evangelio “enseñan a los hombres a ser verídicos, honrados, castos, sensatos, trabajadores, ahorrativos y a amar y practicar toda buena palabra y obra… elevan y ennoblecen al hombre… [y] si se obedecen totalmente, traen salud y fortaleza al cuerpo, claridad a las ideas, poder a las facultades del raciocinio así como salvación para el alma” 2;

Entre las muchas bendiciones que he recibido de las enseñanzas del Evangelio se encuentran las que se han prometido por observar la Palabra de Sabiduría. Para mí, han sido salud y conocimiento y la capacidad para “[correr] sin fatigarse y [andar] sin desmayar”, y el cumplimiento de la promesa de que “el ángel destructor pasará de ellos, como de los hijos de Israel, y no los matará” (D.

  • y C;
  • 89:18–21);
  • El Evangelio nos enseña a pagar nuestros diezmos y ofrendas, y nos asegura bendiciones si lo hacemos;
  • Testifico en cuanto al cumplimiento de esas promesas en mi vida;
  • He visto abrirse las ventanas de los cielos en mi propio beneficio para concederme innumerables bendiciones;

Entre ellas, está la capacidad de ver la importancia relativamente ínfima que tienen las posesiones, el orgullo, la prominencia y el poder de este mundo en comparación con la eternidad. ¡Cuán agradecido estoy por el enfoque y la paz que provienen de un entendimiento basado en el Evangelio en cuanto al propósito de la vida y su relación con la eternidad! Desde mis primeros años, a través de mi educación, casamiento, hasta la madurez y más allá, la Iglesia me ha proporcionado relaciones personales con las mejores personas del mundo.

Maestros y compañeros en la Escuela Dominical y la Primaria, en escultismo y otras actividades para los jóvenes, en actividades de quórum, barrio y estaca me han brindado los mejores ejemplos y amistades posibles.

Naturalmente, en nuestra Iglesia no es el único lugar donde se encuentran buenas personas, pero contamos con una extraordinaria concentración de ellos. Mi asociación en la organización de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días me ha dado la base para reconocer, valorar y ensanchar mi relación con personas de calidad de otras iglesias y organizaciones.

Debido a que mi padre falleció cuando yo tenía ocho años de edad, a temprana edad tuve razón para dudar en cuanto a los propósitos del Señor al haberme privado de una relación que otros muchachos disfrutaban y que pasaban por alto.

Como sucede con muchos otros desafíos mortales, la perspectiva del Evangelio de Jesucristo llenó ese vacío. Cuán agradecido estoy de que mi hermano, mi hermana y yo fuimos criados por una madre viuda que se valió de su fe y del casamiento en el templo de mis padres para que nuestro padre desaparecido fuese una presencia cotidiana en nuestras vidas.

  • Nunca tuvimos razón para sentir que no teníamos padre; teníamos un padre, pero estaba ausente por un tiempo;
  • Pocas cosas son más importantes en esta vida que el saber el lugar que ocupamos en la mortalidad y el potencial que tenemos en la eternidad;

Los matrimonios sellados por la eternidad en un templo del Señor proporcionan esa posibilidad para todo niño y para todo adulto. A través de los años, mi activa participación en la Iglesia me ha dado acceso al consejo y a la inspiración de los líderes de la Iglesia en cuanto a lo que debía hacer como esposo y padre, y como líder de mi familia.

Una y otra vez, en conferencias de estaca y generales, en quórumes del sacerdocio y en clases de la Escuela Dominical, he recibido enseñanzas y la inspiración de padres, madres y abuelos maravillosos y con experiencia.

Me he esforzado por seguir esas enseñanzas a fin de mejorar mi participación en esos vínculos que perdurarán en la eternidad. Para citar un ejemplo, se me ha enseñado el poder de una bendición del sacerdocio, no tan sólo de una bendición para sanar, sino una de bendición de consuelo y guía que un padre que posee el Sacerdocio de Melquisedec tiene el privilegio de dar a los miembros de su familia.

  1. El aprender ese principio y llevarlo a la práctica me ha bendecido a mí y a mis seres queridos con la dulzura y la unidad que únicamente se logra al percibir el significado que tiene el sacerdocio de Dios en una familia eterna;

Estoy también agradecido por las amonestaciones de las Escrituras y de los líderes de la Iglesia en cuanto a lo que debemos evitar. Al seguir ese consejo, he podido evitar los peligros que de otro modo me atraparían y me esclavizarían. El alcohol, el tabaco, las drogas, la pornografía, los juegos de azar son sólo unos cuantos ejemplos de las sustancias peligrosas y las prácticas adictivas que se nos ha instado evitar.

  1. Ruego a todos, en especial a la juventud, que oigan y presten atención a las palabras de los hombres y de las mujeres que Dios ha llamado como sus líderes y maestros;
  2. Ustedes serán bendecidos si se abstienen de poner en primer plano su propia sabiduría o deseos antes que los mandamientos de su Creador y las amonestaciones de Sus siervos;

En las Escrituras se nos exhorta a tomar sobre nosotros “toda [la] armadura” de Dios a fin de que podamos “resistir el día malo”. Nos prometen que “la coraza de la rectitud” y “el escudo de la fe” “[apagarán] todos los dardos encendidos de los malvados” (D.

  • y C;
  • 27:15–17);
  • Les exhorto a que obedezcan esas enseñanzas y obtengan esas bendiciones, las cuales incluyen la conversión espiritual personal —”un potente cambio… en nuestros corazones” (Mosíah 5:2)— que nos ayudará a llegar a ser lo que nuestro Padre Celestial desea que lleguemos a ser;

Los líderes de esta Iglesia dicen, como dijo el Salvador: “Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta” (Juan 7:16–17). Al igual que el rey Benjamín, sus líderes dicen: “…quisiera que consideraseis el bendito y feliz estado de aquellos que guardan los mandamientos de Dios.

Porque he aquí, ellos son bendecidos en todas las cosas, tanto temporales como espirituales; y si continúan fieles hasta el fin, son recibidos en el cielo, para que así moren con Dios en un estado de interminable felicidad” (Mosíah 2:41).

En la revelación moderna el Señor ha declarado: “Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis” (D. y C. 82:10). ¿Qué ha hecho nuestro Salvador por nosotros? Nos ha dado Su Expiación, Su Evangelio y Su Iglesia, una combinación sagrada que nos da la seguridad de la inmortalidad y la oportunidad de obtener la vida eterna.

¿Cuál es el Evangelio que escribió Jesús?

¿Por qué se tiraron los evangelios? – En los siglos II y III hubo intentos de dilucidar qué evangelios deberían leerse como escrituras. Los cuatro evangelios del Nuevo Testamento: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, ya se utilizaban como escrituras en servicios eclesiásticos en Roma y quizás también en otros lugares.

Fuente de la imagen, Thinkstock Pie de foto, El Nuevo Testamento está compuesto de 27 textos. Estos evangelios fueron escritos probablemente entre mediados y finales del siglo I. Fueron aceptados o bien como escritos por los discípulos apostólicos de Jesús o por los seguidores de estos discípulos.

Algunos de los evangelios perdidos se escribieron bastante después, en los siglos II y III, y esto pudo ser un inconveniente para ellos. En comparación con lo que se convirtió en el cristianismo establecido, abierto a todos los creyentes, los evangelios perdidos eran a veces elitistas.

Hablaban de una forma misteriosa de encontrar la iluminación, a través del entendimiento de los significados ocultos en las palabras de Jesús. Una posible razón por las que no se incluyeron en el emergente Nuevo Testamento es que el objetivo no era que formaran parte de un canon más amplio o que se leyeran como escrituras en la iglesia, sino que cada uno fuera leído sólo por unos pocos elegidos.

Cuando el emperador romano Constantino se convirtió al Cristianismo en el año 312, quiso utilizarlo como forma de unificar su fragmentado imperio. Fuente de la imagen, Thinkstock Pie de foto, El Antiguo y el Nuevo Testamento son el canon de las sagradas escrituras cristianas.

Luego hubo un efecto concertado para estandarizar doctrinas cristianas y promover un canon acordado de las escrituras del Nuevo Testamento. Así que algunas de las escrituras “apócrifas” fueron apartadas, o incluso suprimidas.

Pero la gran mayoría simplemente dejaron de ser reproducidas. A finales del siglo IV, los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan fueron aceptados ampliamente como parte integral de los 27 textos que constituyen el Nuevo Testamento. Junto con el Viejo Testamento, forman el canon de las sagradas escrituras cristianas.

  • Los que sí fueron incluidos

En el evangelio de Mateo se enfatiza la descendencia real de Jesús y se rastrea hasta Abraham. Se cree que el primer evangelio fue el de Marcos, escrito entre el 65 y el 75 AD. Fuente de la imagen, Thinkstock Pie de foto, Se cree que el primer evangelio fue el de Marcos. Los evangelios de Lucas y Mateo se basaron en este texto y siguieron su planteamiento principal.

¿Cuál es el evangelio de salvación?

El primer verso de Romanos anuncia la vocación propia de Pablo, el trabajo que Dios lo ha llamado a hacer: proclamar el evangelio de Dios en palabras y hechos. Entonces, ¿qué es el evangelio de Dios? Pablo dice que es “el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego.

Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Ro 1:16–17). Para Pablo, el evangelio es más que palabras —es el poder de Dios para salvación.

Él enfatiza en que esta salvación no es solamente para un grupo de personas, sino que está diseñada para ayudar a cualquier persona en la tierra a que haga parte del pueblo de Dios por la fe. Entonces, Romanos se trata por encima de todo de la salvación de Dios.

¿Qué es la salvación? La salvación es el trabajo de Dios que hace que los seres humanos tengan una relación correcta con Dios y con los demás. Como veremos en un momento, somos salvados de las relaciones quebrantadas —con Dios y con las personas—, las cuales ocasionan las fuerzas del mal del pecado y la muerte en el mundo.

Por tanto, la salvación es primero que todo la sanación de las relaciones rotas, comenzando con la sanación que reconcilia al Creador con lo creado, Dios y nosotros. Nuestra reconciliación con Dios lleva a la libertad del pecado y a una nueva vida que no está limitada por la muerte.

  • Algunas veces, los cristianos reducen el evangelio de salvación de Pablo a algo como, “crea en Jesús para que pueda ir al cielo cuando muera”;
  • Esto es verdad, dentro de sus limitaciones, pero es extremadamente insuficiente;
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Para comenzar, una declaración como esa no dice nada acerca de las relaciones, excepto de la que existe entre el individuo y Dios, pero Pablo nunca deja de hablar de las relaciones entre las personas y entre personas y el resto de la creación de Dios.

Pablo tiene mucho más que decir acerca de la fe, de la vida en Jesús, del reino de Dios y de la calidad de vida antes y después de la muerte, lo cual nunca podría encapsularse en una sola consigna. De igual manera, la salvación no se puede reducir a un solo momento en el tiempo.

Pablo dice que “hemos sido salvos” (Ro 8:24) y que “seremos salvos” (por ejemplo, Ro 5:9). La salvación es un proceso continuo, no un acontecimiento de un momento. Dios interactúa con cada persona en una danza de gracia divina y fidelidad humana en el tiempo.

Por supuesto, hay momentos decisivos en el proceso de ser salvos. Los momentos centrales son la muerte de Cristo en la cruz y su resurrección de la muerte. Pablo nos dice que, “fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo” (Ro 5:10) y “el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros cuerpos mortales” (Ro 8:11).

Cada uno de nosotros también podría considerar que un momento decisivo en nuestra salvación fue la primera vez que dijimos que creímos en Cristo. Sin embargo, Romanos nunca habla de un momento de salvación personal, como si la salvación fuera un evento que nos ocurrió en el pasado y que ahora está guardado hasta que Cristo regrese.

  • Pablo usa el tiempo pasado de la salvación solo para hablar de la muerte y resurrección de Cristo, el momento en el que Él trajo salvación al mundo;
  • Cuando se trata de cada creyente, Pablo habla de un proceso continuo de salvación, siempre en los tiempos presente y futuro;

“Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación” (Ro 10:10). No dice en tiempo pasado “creyó” ni “confesó”, sino “cree” y “confiesa”, tiempo presente. Esto conduce directamente a, “Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo”, tiempo futuro (Ro 10:13).

La salvación no es algo que nos fue dado, sino que es algo que nos es dado. Nos tomamos el trabajo de enfatizar la acción continua de la salvación porque el trabajo es uno de los lugares preeminentes en donde actuamos en la vida.

Si la salvación fuera algo que solamente nos ocurrió en el pasado, entonces lo que hacemos en el trabajo (o en cualquier aspecto de la vida) sería irrelevante. Pero si la salvación es algo que está ocurriendo en nuestra vida, entonces lleva fruto en nuestro trabajo.

  • Para ser más precisos, ya que la salvación es la reconciliación de las relaciones rotas, entonces nuestras relaciones en el trabajo (como en todo lugar en la vida) con Dios, con otras personas y con el mundo creado estarán mejorando mientras el proceso de salvación se establece;

Para dar solo algunos ejemplos, nuestra salvación es evidente cuando somos valientes para decir una verdad impopular, escuchar la perspectiva de otros con compasión, ayudar a nuestros colegas a alcanzar sus metas y producir frutos laborales que ayuden a que otras personas prosperen.

¿Esto significa que debemos trabajar —y seguir trabajando— para ser salvos? ¡Absolutamente no! La salvación viene solamente por medio de “la gracia de Dios y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo” (Ro 5:15).

“Es por fe” (Ro 4:16) y nada más. Como lo plantea N. Wright, “cualquier lenguaje o terminología que usemos para hablar del gran regalo que el Dios verdadero le ha dado a Su pueblo en y por medio de Jesucristo, lo sigue llamando precisamente un regalo. Nunca es algo que podamos ganar.

Nunca podremos hacer que Dios nos deba algo, sino que siempre estaremos en deuda con Él”. [1] No trabajamos para ser salvos, sino que, porque estamos siendo salvos, hacemos un trabajo que da fruto para Dios (Ro 7:4).

Regresaremos a la pregunta de cómo se nos da la salvación en “Juicio, justicia y fe” más adelante, en Romanos 3. Wright, After You Believe: Why Christian Character Matters [Después de creer: la importancia del carácter cristiano] (Nueva York: HarperOne, 2010), 69.

¿Qué poder tiene el evangelio?

Si alguien le preguntara: «¿Qué es el evangelio?», ¿qué le contestaría usted? ¿Sabría qué decir? Para poder dar una respuesta satisfactoria sería necesario que entendiéramos no solo las verdades bíblicas en cuanto al evangelio, sino también lo que Cristo ha hecho en nuestra vida y cómo su poder actúa en nosotros.

Pablo quería ir a predicar el evangelio a los romanos y ver personas convirtiéndose a Cristo y siendo transformadas (Romanos 1:13). Luego, en los versículos 14-17 del mismo capítulo el apóstol afirma: (14) A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor.

(15) Así que, en cuanto a mí, pronto estoy para anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma: (16) Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.

(17) Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Pablo nunca pudo olvidar la experiencia que tuvo camino a Damasco (Hechos 9:1-19).

Recordemos que iba rumbo a Damasco con la autoridad de arrestar a todos los creyentes que pudiera encontrar. Para Saulo de Tarso, la muerte era algo que los cristianos merecían porque, según él, contradecían su religión y todo lo que él creía. Pero antes de llegar a Damasco, una luz le rodeó, le cegó, y él cayó al suelo.

Luego oyó la voz del Señor que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». Y leemos cómo Dios transformó la vida de Pablo, le devolvió la vista, fue bautizado, fue lleno del Espíritu Santo y comenzó a predicar el evangelio y a dar testimonio de su fe.

Claro, en ese entonces su conocimiento teológico era muy limitado, pero había algo que él sí sabía, y lo anunciaba diciendo: «Este Jesucristo es el Hijo de Dios». Creo que una de las razones por las que no testificamos como debiéramos hacerlo, es porque no estamos convencidos del poder del evangelio.

  1. Si en realidad creyéramos en el poder del evangelio, no vacilaríamos en confrontar a los demás con la verdad del evangelio de Jesucristo, porque estaríamos plenamente convencidos de que el evangelio tiene el poder de transformar vidas;

El apóstol Pablo sabía muy bien que este mensaje tenía el poder para cambiar la vida de cualquier persona, y él era prueba viviente de ello. El evangelio es la buena noticia acerca del sacrificio completo que Cristo, con su muerte, ofreció por el pecado de la humanidad.

Es su muerte, entierro, resurrección y retorno. En eso consiste el evangelio, y el apóstol Pablo lo entendió y lo explicó mejor que nadie (1 Corintios 15:1-11). El jamás tuvo vergüenza o temor de confrontar a cualquiera con el evangelio.

Notemos primero que en el v. 14 él explica: «Soy deudor»; es decir, «tengo una obligación». Y en el versículo 15 dice: «Pronto estoy (estoy ansioso) a anunciaros el evangelio…». Y en el v. 16 agrega: «Porque no me avergüenzo…». Así que Pablo estaba entregado a la predicación del evangelio; pero, ¿qué lo movía, qué lo impulsaba a sentirse así? Se debía a que él había llegado a entender que el mensaje del evangelio tenía poder para transformar la vida de cualquier persona.

  • El poder del evangelio de Cristo no conoce límites ni barreras; y Pablo sabía que era el único mensaje que podía cambiar el mundo;
  • De manera que Pablo primero nos habla de la supremacía del evangelio de Cristo, que está muy por encima de las filosofías e ideologías humanas;

Pablo era una persona muy preparada, de mucho estudio; él conocía todas las filosofías de su tiempo. Pero cuando el Señor Jesucristo transformó su vida, se dio cuenta de que había algo extraordinario y sobrenatural en este mensaje, que nada ni nadie podía extinguirlo.

Por eso Pablo pudo confrontar a los filósofos griegos que se reunían en el Areópago (Hechos 17:16-34) para hablar y discutir de toda clase de filosofías. Pablo no tenía temor de confrontar estas filosofías, ideologías y creencias de su tiempo sin importar dónde estuviera o quién fuera, ya que él sabía que su experiencia había sido real, que había sido transformado, redimido, reconciliado, justificado por quien antes él consideraba su gran enemigo.

Él se opuso y luchó contra Dios y Jesucristo; pero ahora le amaba entrañablemente. Segundo , indica que el evangelio es suficiente para satisfacer las necesidades de cualquier persona. Ahora, cuando él dice: «no me avergüenzo del evangelio, porque es el poder de Dios para salvación», aquí hay dos puntos que quiero que analicemos.

  1. Primero, que es el poder de Dios para salvar al hombre de la condenación del pecado;
  2. Recordemos que la Biblia dice que «la paga del pecado es muerte» (Romanos 6:23);
  3. Pero no importa lo que la persona haya hecho o lo que haya pasado en su vida o la situación en que se encuentre, lo que necesita es el mensaje de la cruz;

Pablo entendió que la muerte de Cristo en la cruz y su sacrificio por el pecado, era el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento y de lo que representaban los sacrificios de los corderos y los otros animales. Él entendió muy bien que con su sacrificio en la cruz, Cristo estaba pagando la deuda de nuestro pecado y sufriendo nuestra condena para que nosotros no tuviéramos que morir y sufrir la condenación eterna (Colosenses 2:12-15).

Cristo, con su muerte y sacrificio, estaba reconciliándonos con Dios (2 Corintios 5:18). Dios nos ha reconciliado consigo mismo por la muerte de Jesucristo. Así que Pablo anduvo predicando y diciendo: «Todo el que invoque el nombre del Señor será salvo» (Romanos 10:13 NTV).

Cuando estuvo encarcelado en Filipos, y el carcelero le preguntó que debía hacer para ser salvo, Pablo le respondió: «Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo…» (Hechos 16:31). Pablo podía decir estas palabras con valor y autoridad porque eran una realidad en su vida.

  • Era una convicción personal basada en su conocimiento de la verdad y su encuentro personal con Jesucristo;
  • Nuestro propio encuentro con Cristo debe ser algo claro y seguro en nuestro corazón;
  • En vez de hablar de lo que Cristo puede o vaya a hacer o de lo que hará, podemos hablar con autoridad y convicción de lo que Él ha hecho en nosotros;

La eficacia de nuestro testimonio está en el conocimiento de lo que dice la Biblia, y en el conocimiento personal que tenemos de lo que Cristo ha hecho en nuestra vida. Y eso es lo que este mundo perdido necesita oír. Pablo hablaba del evangelio a cualquier persona en cualquier situación porque sabía que Cristo le había redimido, salvado, rescatado, perdonado, justificado y santificado.

El resto de su vida Pablo pasó predicando y enseñando el evangelio, impulsado por lo que Cristo había hecho en su vida. Veamos otro aspecto en Gálatas 2:20: «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí».

Me imagino que Pablo, cada vez que decía esto, se regocijaba en su corazón, porque veamos lo que el evangelio tiene el poder de hacer. El evangelio tiene poder para salvarnos no solo de la condenación del pecado sino también del poder del pecado en nuestra vida.

Si el evangelio solo nos salvara de la condenación, solo nos perdonara del pecado y solo nos justificara con Dios, pero no solucionara el problema del pecado en nuestra vida diaria, entonces todavía estaríamos en una condición miserable.

La mayoría de los creyentes no saben o no se han dado cuenta de que tienen un poder sobrenatural a su disposición para vencer el pecado cada día, es el poder del evangelio de Cristo. Claro, saben que irán al cielo cuando mueran; pero su vida diaria es una constante derrota ante el pecado porque no han llegado a entender que el poder del evangelio de Cristo está a su disposición para solucionar el problema del pecado.

  1. Entonces, ¿qué hacen estos creyentes? Pues cada noche, antes de acostarse, dicen: «Señor, perdóname otra vez de mis pecados; perdóname, Señor»;
  2. Se encuentran atrapados y dominados por el poder del pecado;
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No saben o no han entendido que el poder del evangelio de Cristo no solo soluciona el problema del pecado de ahora, de ayer y de mañana, sino también me da el poder de caminar en victoria. La razón por la cual a menudo nos avergonzamos o sentimos temor de dar testimonio de nuestra fe es porque no hemos entendido bien el poder del evangelio y lo que puede hacer en nuestra vida.

  • Cuando llegamos a comprender lo que el evangelio puede hacer, no tenemos razón alguna para sentirnos avergonzados;
  • Y por eso Pablo dice: «No me avergüenzo …»;
  • Es más, dice que es «deudor», que tiene una obligación con su generación de entregarles ese mensaje;

Por eso no le importaba ser apedreado, azotado, golpeado, dejado por muerto, perseguido. En ningún momento le oímos quejarse porque estaba entregado a anunciar el evangelio, y se olvidó de sí mismo. Cuando nosotros nos entreguemos a anunciar el evangelio de esa manera, también nos olvidaremos de nosotros mismos, y nos preocuparemos más por la condición perdida de otros.

  1. Pero eso no sucederá hasta que estemos convencidos de que no hay otro mensaje en este mundo que pueda compararse con el mensaje del evangelio de Cristo;
  2. Siempre ha habido una manera nueva de percibir las ideas, las creencias y las filosofías; pero nada jamás ha igualado el evangelio eterno, el evangelio del poder salvador de Jesucristo;

Ni la ciencia, ni la filosofía de la Nueva Era, nada en este mundo puede hacer lo que el evangelio hace. Por eso es que los filósofos y sabios de este mundo, que siempre andan en de más conocimiento y sabiduría, mueren sin haber obtenido este conocimiento.

Pero, cualquiera —niño, joven o adulto— puede llegar al conocimiento de la verdad, y morir con la certidumbre y la paz de que halló la salvación y la respuesta a todas sus interrogantes. Esa es la sencillez del evangelio.

Hay un tercer aspecto que hace del evangelio algo tan poderoso: …no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. No dice que es poder de Dios para todo el que guarda la ley, o que hace obras de caridad, o que es muy religioso o muy devoto.

  1. Lo único que uno necesita hacer para ser salvo es creer el evangelio;
  2. Creer que Cristo murió por sus pecados, que fue sepultado y que resucitó al tercer día;
  3. Además que esté dispuesto a confesar sus pecados al Señor, a aceptar su sacrificio en la cruz como la paga total por sus pecados, y recibirlo por la fe como Salvador;

El resultado es que uno es salvo, redimido, justificado, santificado y ser hecho hijo de Dios. Así es de sencillo el evangelio. No basta cantar acerca del evangelio, no basta orar y ofrendar para que otros lo anuncien, a menos que nosotros nos avergoncemos de hacerlo.

  1. Muchos creyentes pueden hablar de Cristo sin problema en la Escuela Dominical o en la iglesia, y está bien, pero no son esas personas las que más necesitan de Cristo sino las personas que no asisten a la iglesia;

Cuando Pablo anduvo de ciudad en ciudad no buscaba a los creyentes sino que andaba por las calles y en las casas anunciando el evangelio. Por eso fue azotado, apedreado y golpeado ya que esa gente no quería que él hablara de Cristo. Estaba bien hablar del Señor Dios, y Pablo pudo haber hecho eso fácilmente, aunque seguramente no habría tenido una gran concurrencia; pero tampoco lo hubieran apedreado ni azotado.

Pero desde el día que Pablo comenzó a dar testimonio de Cristo, sus enemigos comenzaron a perseguirlo por todas partes. Cristo dijo: «… y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres» (Juan 8:32 NTV).

¿Se ha puesto usted a pensar que muchas de esas personas con que usted se roza y a las que usted critica, necesitan ser libertadas y que solo el poder del evangelio puede hacerlo? Cristo vino para dar libertad a los cautivos (Lucas 4:18). Y usted de seguro conoce personas que están cautivas del alcohol, de las drogas, de la sensualidad, de la amargura, del odio, de la envidia y de toda clase de vicios y no pueden liberarse.

Ya usted se habrá dado cuenta de que una sonrisa en la boca no significa necesariamente que la persona esté sonriendo por dentro. No expresan lo que en verdad hay en sus corazones porque no están seguros cuál va a ser nuestra actitud hacia ellos.

Si supieran que vamos a reaccionar con cariño, comprensión y amor, de seguro nos sorprenderíamos de ver la cantidad de personas que comenzarían a darnos a conocer la cautividad en que están. Y Dios nos daría el privilegio de decirles cómo pueden ser liberados, porque tenemos el mensaje del evangelio con nosotros.

  • Dios no nos salvó porque éramos buenos o porque lo merecíamos, sino que por su gracia nos salvó (Tito 3:5) de la perdición en que estábamos;
  • Nosotros no solo tenemos el mensaje sino también la experiencia personal del mensaje;

En el nombre de Cristo, es hora de que comencemos a hablar sin temor y sin vergüenza alguna. Anunciemos diligentemente el evangelio a todos los que lo necesiten.

¿Donde dice en la Biblia que el evangelio es poder de Dios?

evangelio de Cristo … es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree’ (Romanos 1:16, cursivas agregadas).

¿Cuáles son los 5 evangelios?

El Nuevo Testamento se compone de 27 libros, aceptados unánimemente por católicos, ortodoxos y protestantes: los cuatro Evangelios, el Libro de los Hechos de los Apóstoles, las trece Epístolas de San Pablo, la Epístola a los Hebreos, las siete Epístolas Católicas de Santiago, San Pedro, San Juan y San Judas y el.

¿Cuál es el evangelio más largo de la Biblia?

¿Cuáles son algunas de las características distintivas del libro? – Lucas es el más largo de los cuatro evangelios, y es el libro más largo del Nuevo testamento. Algunas de las historias más conocidas de la cristiandad solamente se encuentran en el evangelio de Lucas: las circunstancias que tenían que ver con el nacimiento de Juan el Bautista (véase Lucas 1:5–25, 57–80 ); la narración tradicional de Navidad (véase Lucas 2:1–20 ); el relato de Jesús como un niño de doce años en el templo (véase Lucas 2:41–52 ); parábolas como la del buen samaritano (véase Lucas 10:30–37 ), el hijo pródigo (véase Lucas 15:11–32 ), y el hombre rico y Lázaro (véase Lucas 16:19–31 ); el relato de los diez leprosos ( véase Lucas 17:11–19 ); y el relato del Señor resucitado caminando junto a Sus discípulos en el camino a Emaús (véase Lucas 24:13–32 ).

Otras características únicas son la inclusión que hizo Lucas de las enseñanzas de Juan el Bautista que no se encuentran en los otros evangelios (véase Lucas 3:10–14 ); su énfasis en cuanto a cómo oraba Jesucristo (véase Lucas 3:21 ; 5:16 ; 9:18, 28–29 ; 11:1 ); y su inclusión del llamamiento, la capacitación y las labores misionales de los Setenta (véase Lucas 10:1–22 ).

Además, Lucas es el único autor de un evangelio que registra que el Salvador derramó sangre en Getsemaní y que un ángel le ministró (véase Lucas 22:43–44 ). Debido a que el evangelio de Lucas comienza y termina en el templo, también señala la importancia del templo como el lugar principal donde Dios trata con la humanidad (véase Lucas 1:9 ; 24:53 ).

¿Donde dice en la Biblia que debemos predicar el evangelio?

En Marcos 16:15 el Señor Jesús encargó lo siguiente: “Id por todo el mundo y proclamad el evangelio a toda la creación”. ¿A quién se le dio este encargo? En esta entrada discutiremos quiénes son los que deben proclamar y por qué deben proclamar el evangelio.

¿Cuál es el evangelio de hoy?

Evangelio. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: ‘El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña.

¿Qué dice en Romanos 1 16?

1 a Pablo , b siervo de Jesucristo, llamado a ser c apóstol , d apartado para el evangelio de Dios, 2 que él había prometido antes por medio de sus profetas en las Santas Escrituras, 3 acerca de su Hijo (que era del a linaje de David según la carne, 4 que fue a declarado Hijo de Dios con b poder , según el espíritu de santidad, por la c resurrección de entre los muertos), de Jesucristo Señor nuestro, 5 por quien recibimos la a gracia y el apostolado, b para la c obediencia a la fe en todas las naciones por causa de su nombre, 6 entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo; 7 a todos los que estáis en a Roma , amados de Dios, llamados a ser b santos : Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

8 Primeramente, doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo por todos vosotros, de que a vuestra fe es b predicada en todo el mundo. 9 Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar me acuerdo de vosotros siempre en mis oraciones, 10 rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.

11 Porque deseo veros, para impartir a vosotros algún a don espiritual , a fin de fortaleceros; 12 a saber, para ser juntamente consolado con vosotros por la fe que tenemos en común, vosotros y yo. 13 Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún a fruto , como entre los demás gentiles.

14 A griegos y a a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. 15 Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciar el evangelio también a vosotros que estáis en Roma. 16 Porque no me a avergüenzo del b evangelio de Cristo; porque es poder de Dios para c salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente y también al griego.

17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela a por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la b fe vivirá. 18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres a que b detienen la verdad con c injusticia , 19 porque lo que de Dios se conoce, se manifiesta en ellos, porque Dios se lo manifestó.

20 Porque las cosas a invisibles de él, su b eterno poder y divinidad, se ven claramente desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que ellos no tienen excusa.

21 Porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias; antes bien se a ofuscaron en sus vanas imaginaciones , y su necio corazón fue b entenebrecido. 22 Profesando ser sabios, se hicieron necios, 23 y cambiaron la gloria del Dios a incorruptible en semejanza a b imagen de hombre c corruptible , y de aves, y de cuadrúpedos y de reptiles.

  • 24 Por lo cual también Dios los a entregó a la inmundicia, en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos; 25 los cuales cambiaron la verdad de Dios en mentira, adorando y sirviendo a las criaturas antes que al Creador, el que es bendito por los siglos;

Amén. 26 Por esto Dios los a entregó a b pasiones vergonzosas , pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza. 27 Del mismo modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en sus a concupiscencias b los unos con los otros, cometiendo actos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución correspondiente a su extravío.

¿Qué dice Efesios 1 13?

13 En él esperasteis también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el a evangelio de vuestra salvación; en él también, habiendo creído, fuisteis b sellados con el c Santo Espíritu de la promesa, 14 quien es la garantía de nuestra herencia, para la redención de la posesión adquirida para alabanza de su gloria.