¿Estás buscando ideas sobre cómo predicar de manera fresca? – ¿Y estás cansado de presentar lo mismo siempre y quieres algo diferente? “Cómo Aprender a Predicar la Palabra de Dios” elimina la frustración de predicar de manera creativa e inspirador.
- Este libro práctico te lleva a través de un proceso paso a paso para preparar mensajes creativos y relevantes para la generación actual;
- Puedes usar esta guía para crear sermones desde cero y dominar al público como un experto;
Este libro no solo te dice cómo hacer , sino que también te ayuda a decidir qué hacer y qué decir al frente. Se ha descrito como probablemente la guía más práctica que puedes encontrar sobre cómo aprender a predicar la palabra de Dios.
- Conoce el arte de predicar.
- Identifica los tipos de mensajes.
- Determina el propósito del mensaje.
- Elije el texto bíblico.
- Aprende cómo poner un título.
- Haz introducciones creativas.
- Cuenta historias emocionantes y poderosas.
- Cómo hacer las divisiones del mensaje.
- Haz conclusiones que inspiran.
- Qué hacer y no hacer adelante.
¿Quieres dominar el arte de la predicación? ¿Y crecer más como comunicador de la palabra de Dios? Cómo Aprender a Predicar la Palabra de Dios también incluye: Tipos de mensajes y cómo prepararlas
- Mensaje analógico
- Mensaje textual
- Mensaje temático
- Mensaje expositivo
Este NO es un libro de texto largo y congestionado. Toda la información es sencilla y está escrita en español sencillo. Esta guía es fácil de leer y divertida.
Contents
¿Qué versiculo puedo predicar por primera vez?
Me emociona y anima el saber que se te ha dado la oportunidad de predicar este domingo. Y, francamente, no me sorprende—he visto lo seriamente que has tomado tu fe, y cómo estás fielmente comprometido con la Palabra , y has crecido en tu habilidad para comunicarte—.
Los pastores deben observar a los jóvenes que están haciendo estas cosas. Has pedido algunos consejos rápidos sobre cómo preparar tu primer sermón. He aquí algunos consejos que me vienen a la mente. Anímate.
Anímate de que un pastor mayor y más experimentado vea en ti la habilidad y el carácter de un hombre que puede ser digno de llevar a cabo la tarea de predicar. Anímate de que él te está dando esta oportunidad. No es poca cosa para un pastor pedirle a otra persona que ocupe su púlpito, así que no tomes esta oportunidad a la ligera.
- Sé humilde;
- Anímate, pero también sé humilde;
- Muchos hombres son invitados a predicar una o dos veces antes de que demuestren, bien sea por falta de carácter, de preparación, o por falta de habilidad, que en realidad no están preparados para la tarea;
Así que sé humilde. Acepta la invitación con humildad y aborda la tarea con humildad. Ora mucho. Nunca se puede orar demasiado durante el proceso de preparación de un sermón. De hecho, para cuando llegue la mañana del domingo, probablemente te encontrarás pidiéndole a Dios que te perdone por no haber orado lo suficiente.
- Sobre cualquier otra cosa que hagas, asegúrate de encomendar esta oportunidad al Señor;
- Ora mientras empiezas a buscar un texto, ora al comenzar a estudiar ese texto, ora al escribir tus primeras palabras, ora al completar las palabras finales, ora mientras te preparas para impartir el sermón y ora después de haber predicado el sermón;
Mantenlo simple. No trates de hacer demasiado en tu primer sermón (o en tus primeros veinte sermones). Haz de tu meta al final del sermón que quienes lo escuchen entiendan mejor el texto y sepan cómo se aplica a sus vidas. Tanto como puedas, predica un sermón sencillo en lugar de uno sofisticado.
Esa es una buena meta para tu primer sermón y probablemente una buena meta para cada sermón subsiguiente. Mantenlo simple. Comienza con el texto. Creo que el mejor lugar para comenzar es sólo con el texto, no con b iblias de estudio, comentarios u otras herramientas.
Imprime una copia completa del texto o escríbelo a mano. Comienza el estudio únicamente con la copia del texto y estúdiala cuidadosamente. Consulta el método inductivo OIA (observación, interpretación, y aplicación) si necesitas un punto de partida. Sé tú mismo.
Uno de los grandes retos (y placeres) de los primeros sermones es descubrir quién eres como predicador. Es encontrar tu propia voz y tu propio estilo. Es importante que, en la medida de lo posible, trates de ser tú mismo en lugar de tu predicador favorito de las redes sociales o incluso tu predicador favorito de la iglesia donde te congregas.
¡Asegúrate de que el sermón suene como tú y no como otra persona! Predica un texto, no un tema. Creo que es mucho mejor y más fácil predicar un texto que predicar un tema durante esa primera etapa como predicador. La belleza de predicar un texto es que define los “límites” del sermón.
- Te obliga a trabajar duro para entender, explicar y aplicar un texto en particular en lugar de permitirte vagar por toda la Biblia;
- Quizás puedes predicar una historia—Hech os 12:1-19 es un buen lugar para comenzar, o la parábola de la oveja perdida, o Jesús cuando libera al endemoniado gadareno—;
En la medida de lo posible, busca un texto que no demande explicar mucho del contexto antes de poder exponerlo. Asegúrate de predicar el texto y no una idea dentro del texto. Prepara un manuscrito. Creo que a la mayoría de los predicadores jóvenes les va mejor preparando un manuscrito completo y luego predicar de ese manuscrito.
Crear un manuscrito te obliga a afinar cada palabra y cada punto; te obliga a saber exactamente lo que vas a decir. También evita que divagues o te pierdas durante tu exposición. En la medida de lo posible, prepara ese manuscrito como si lo estuvieras hablando y no sólo como si lo estuvieras escribiendo.
En otras palabras, trata de capturar una voz que hable en lugar de una voz que escribe. Personalmente, lo hago pronunciando las palabras en voz alta mientras las escribo. Empieza con valentía. Probablemente te sentirás un poco nervioso al subir al púlpito por primera vez.
La tentación puede ser decir algo tri llado o hacer una broma. No lo hagas. Planifica tus primeras palabras, asegúrate de que sean significativas, y asegúrate de comenzar justamente con esas palabras. Considera por ejemplo: “Por favor, ora conmigo”, o, “por favor, saca tu Biblia y vamos al libro de…” Deliberadamente desvía la atención de ti mismo hacia el Señor.
Obtén retroalimentación. Si es posible, el viernes o el sábado anterior al sermón, busca a algunas personas que puedan escuchar un borrador de tu sermón y que te puedan dar su opinión antes de predicarlo ( o como alternativa, leer el manuscrito ). La semana siguiente, busca a algunas personas que hayan escuchado el sermón el domingo y que estén dispuestas a darte uno o dos puntos de retroalimentación.
- Tal vez puedes pedirles que te nombren específicamente una o dos áreas en que lo hiciste bien y una o dos áreas en las que podrías mejorar;
- La próxima vez que prediques, escoge una cosa en la que trabajar y concéntrate en eso;
Cada vez que prediques después de esto, elige una cosa más para mejorar. Establece metas limitadas pero realistas para mejorar tus habilidades. Sé humilde. Sí, ya lo dije, pero lo diré de nuevo. Después del sermón, inevitablemente te enfrentarás a la tentación del orgullo.
Si las cosas van bien, estarás tentado a estar orgulloso de tu habilidad; si las cosas no van tan bien, estarás tentado a hundirte en la miseria. En ambos casos, estarás lidiando con el orgullo. Toma Lucas 17:10 como tu oración después de haber predicado: “Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ordenó, digan: ‘Somos siervos indignos; sólo hemos hecho lo que era nuestro deber'”.
(Lc. 17:10). Cumple con tu deber ante el Señor como un siervo indigno de la gran tarea de predicar, y deja los resultados en sus manos. Estas son sólo algunas pautas que me gusta transmitir a los nuevos predicadores. Considera las que son útiles, omite las que no lo son, y ocúpate realizando tus preparativos.
¿Qué es predicar con el ejemplo?
Predicar con el ejemplo, y no practicar con el ejemplo, es la expresión adecuada para indicar que los actos han de acomodarse a aquello que se dice o recomienda a otros.
¿Cómo se hace un bosquejo?
Todo bosquejo contiene tres partes introducción, cuerpo y conclusión. Las divisiones del bosquejo pueden expresarse en frases, oraciones o párrafos. La organización del mismo lleva la siguiente secuencia: Los títulos principales se identifican con números romanos en mayúsculas, en orden numérico.
¿Cómo se puede evangelizar a una persona?
Cada uno tiene una misión, a cada uno Dios le pide algo distinto. Si todos ponemos nuestro granito de arena, vaya playa que crearemos. Si algo he aprendido durante esta pandemia es que cuando buscas hacer algo que va a hacer feliz a Dios, él pone los medios.
- ¿Tú crees que Dios no va a querer que más personas se salven? Tienes en tus manos la oportunidad de ser mensajero del mejor amigo que existe; tienes la oportunidad de compartir la noticia más grande;
- No necesitas un gran megáfono, corre la voz y ya verás cómo se difunde;
Empieza con acciones pequeñas. Cada día, Dios te invita a compartir su mensaje; a invitar a otros al cristianismo. Y con un mensaje de texto, una historia de Instagram, una carta, una sonrisa, una oración, puedes transmitir su Palabra. ¿Quieres llegar más lejos? Invita a una sola persona a Misa y tal vez esa invitación pueda cambiar algo en su vida.
¿Cómo organizar una prédica?
Descargar el PDF Descargar el PDF Una predicación significativa requiere de un discernimiento y disciplina de manera constante. Tendrás que preparar tu sermón con cuidado antes de predicarlo de una forma accesible.
- 1 Debes darte bastante tiempo. Empieza a pensar sobre qué predicar lo más pronto posible. Debes darte al menos una semana, si no es que más. [1]
- Cuando sea posible, en realidad es más acertado que empieces a buscar y planear con dos semanas de anticipación. Podría tomarte un tiempo antes de que el pasaje correcto se muestre, e incluso más tiempo para preparar el sermón adecuado sobre ese pasaje. Las palabras que prediques deben ser el resultado de un pensamiento y descernimiento, y no una reacción emocional.
- 2 Ora y medita. Pídele a Dios que te guíe. Como vas a predicar la verdad de Dios, debes esperar que Dios te revele la verdad sobre la que quiere que prediques.
- Esfuérzate a conciencia para estar en comunión con Dios mientras tratas de discernir el tema adecuado. Da un paseo en el parque mientras predicas. Medita cuando te duchas. Pasa algunos minutos pensando acerca de eso en las horas tranquilas de la mañana.
- Un pasaje específico o un tema específico aparecerá en tu mente. Ambas opciones pueden ser útiles, siempre y cuando mantengas el mensaje centrado alrededor de las Sagradas Escrituras.
- 3 Busca pasajes que aborden el tema. Si un tema te viene a la mente antes de que un verso lo haga, empieza a buscar pasajes que directamente hablen acerca de ese tema. Busca diferentes opciones hasta que encuentres una que te salte a la vista.
- Si un pasaje te salta a la vista antes de que un tema lo haga, sigue este paso al revés. Busca el significado de ese pasaje. Una vez que recojas el tema del pasaje, considera buscar pequeños pasajes de apoyo para anotarlos junto con él.
- 4 Empieza de nuevo cuando sea necesario. No te desanimes si llegas a un callejón sin salida mientras buscas un tema posible para tu sermón. Hay momentos en los que es posible que debas empezar este proceso de nuevo, de cero. Hacerlo podría parecer inconveniente, pero es una mejor opción que forzar un mensaje alrededor del cual no puedes envolver tus ideas.
- 1 Ora para tener una perspectiva. Una vez que sepas sobre lo que vas a hablar, ora para tener una perspectiva sobre lo que debes decir al respecto. Debes estar en comunicación con Dios a lo largo de todo el proceso de predicación, incluso en el paso preparatorio.
- 2 Concéntrate en la Palabra. El mensaje de tu sermón se debe centrar alrededor de la Biblia. Empieza en el pasaje o pasajes a los que se te ha conducido y desarrolla el resto de tu sermón desde ahí.
- El mensaje que prediques debe basarse en la verdad bíblica, no al revés. En otras palabras, no debes planificar el mensaje que quieres enviar ni tergiversar la escritura de manera que encaje con tus ideas. Tus ideas deben funcionar alrededor de la verdad bíblica existente.
- 3 Busca el pasaje. Estudia el pasaje completamente para mejorar tu comprensión sobre él. Considera su significado dentro del contexto bíblico, histórico y cultural. [2]
- Mira los versos alrededor del pasaje. Asegúrate de saber y comprender su contexto inmediato para que no malinterpretes el significado.
- Investiga un poco también de manera externa, especialmente si el pasaje describe una costumbre o idea que es ajena a las formas de pensamiento contemporáneas.
- 4 Determina su significado. Toda la Palabra de Dios es significativa, pero debes preguntarte por qué este pasaje en particular es tan importante y por qué Dios quiere que prediques sobre él.
- Averigua el tema del pasaje. Pregúntate qué dice acerca de Dios y por qué las personas deben escucharlo.
- Ten en cuenta que alguna parte de esto podría encontrar una respuesta a medida que termines el proceso de seleccionar el pasaje, especialmente si lo encontraste buscando un tema específico en la Biblia.
- 5 Sorpréndete. No des por sentado que ya sabes todo sobre lo que debas saber acerca del pasaje en el que estás trabajando. Sorpréndete por la verdad y las perspectivas que están ocultas debajo de la superficie.
- Cuando abordes un pasaje con el que ya estás familiarizado, puede ser fácil que te centres exclusivamente en el significado seguro y común que ya sabes. Sin embargo, no te conformes con ver solo lo que esperas ver.
- Por otro lado, tampoco debes buscar un significado oculto que probablemente no esté ahí. No tergiverses el texto para encontrar algo impactante o nuevo; simplemente acepta cualquier reflexión que aparezca sorpresiva y naturalmente.
- 1 Prepara el texto de tu sermón de antemano. Puedes escribir todo el sermón o simplemente conformarte con una versión resumida, pero de cualquier manera, debes preparar un plan escrito que puedas usar cuando realmente prediques.
- Tener un texto preparado te mantendrá más centrado cuando realmente empieces a predicar. A menos que domines bastante el tema, la predicación improvisada suele ser más desorganizada y menos profunda.
- Puedes escribir palabra por palabra todo el sermón, usar notas abreviadas o usar un resumen. Por lo general, se prefiere usar resúmenes, ya que hacen que te sea más fácil estar pendiente de la congregación mientras predicas y limitas la tentación de mirar tus notas todo el tiempo.
- 2 Brinda un contexto. Podría parecerte que algunos pasajes se explican por sí solos, pero a menudo esos pasajes tienen más sentido dentro de un contexto más amplio. Incluye cualquier información bíblica o histórica que sea necesaria para realmente destacar el texto.
- Recuerda la búsqueda que hiciste mientras tratabas de comprender el pasaje. La información que te brindó una nueva comprensión debe ser incluida en tu sermón.
- Desde luego, no debes dejarte llevar demasiado. Todavía debes concentrarte en tu sermón y en la Palabra en sí. Debes usar detalles de apoyo para que el oyente comprenda mejor el pasaje y no deben ser lo más impresionante de tu predicación.
- 3 Aplica el mensaje. Debes ilustrar cómo el texto se aplica en la vida real del mundo contemporáneo. Dales a tus oyentes la información que sientan que les pueda ser útil mientras navegan por las pruebas y las tentaciones cotidianas.
- Empieza con el final en mente. Mientras organices tu sermón, piensa en lo que tus oyentes deben aprender de eso y estructura el curso del sermón para que se desarrolle sobre eso.
- Relaciona directamente el mensaje con un marco hipotético de la vida real y escoge uno que sea más o menos común y que atraiga a la mayor diversidad de personas que se pueda. Al ilustrar una posible aplicación del mensaje, puedes ayudar a tus oyentes a comprender cómo aplicar el mensaje en sus propias vidas.
- Al aplicar el mensaje, debes retar al oyente. Tu sermón debe darles a tus oyentes algo sobre qué pensar e incitarlos a hacer alguna buena acción que sea consecuente con la verdad bíblica.
- 4 Practica. Practica la predicación del sermón en voz alta con anticipación. Cuando practiques, también debes medir el tiempo y editar tu sermón apropiadamente.
- Como regla general, tu objetivo debe ser un sermón que dure más o menos de 25 a 30 minutos. Un sermón que sea significativo, pero un poco corto es por lo general más eficaz que un sermón largo y que se va por las ramas. [3]
- Practicar tu sermón también puede ayudarte a determinar la manera más eficaz de predicarlo. Mientras más te familiarices con él, más fácil será añadir pausas y énfasis en los lugares adecuados.
- 1 Ora antes de empezar. Antes de pararte y predicarles a las personas. Debes pasar algunos minutos en silencio orando por una guía, claridad y sabiduría.
- Aunque el texto que has escrito haya sido hecho y practicado devotamente, aun así, debes orar para tener la habilidad de enviarlo bien. También debes orar por los corazones y las mentes de tus oyentes, para que permanezcan abiertos al mensaje.
- 2 Habla en términos sencillos. No uses un lenguaje académico u otras formas de expresión que algunas personas de la congregación no comprenderán. Habla en términos simples y coloquiales para que el mensaje sea accesible para todos los que lo escuchen.
- Esto no significa que debas moderar o simplificar el mensaje. La verdad que prediques debe ser profunda y con significado, pero las palabras que uses para predicarla deben ser comprensibles para la mayoría de tu público si quieres causar un impacto.
- 3 Sé accesible. Tu lenguaje corporal debe ser atractivo. Como regla general, debes verte con confianza y amigable en vez de verte tieso, nervioso o demasiado severo.
- Aunque no te sientas con confianza, debes buscarla. Evita los tics nerviosos, el uso frecuente de las palabras sinsentido como “Eh” y “Este”, y otras señales de ansiedad. Si no luces seguro, es posible que el mensaje de tu sermón pierda credibilidad.
- La forma de tu discurso, tus movimientos y expresiones deben encajar con tus palabras. Compórtate con seriedad cuando hables acerca de algo serio, pero relájate cuando hales acerca de algo que no sea serio.
- 4 Cíñete al punto. Es posible que haya momentos en los que el Espíritu Santo con toda razón te lleve a una dirección inesperada, pero la mayor parte del tiempo, debes ceñirte al texto y a los puntos que has preparado de antemano. Perder la concentración en medio de un sermón puede hacer que no termines nunca y se vea sin un objetivo.
- Cuando un sermón se aparte del camino, es posible que termines perdiendo a una gran parte de tus oyentes. En ese momento, puede ser fácil que empieces a hablar más en un esfuerzo por traerlos, pero irte por las ramas por lo general dañará tu causa en vez de ayudarla. Una mejor opción sería simplemente ser más conciso desde ese momento en adelante.
- 5 Usa el humor y los trucos creativos con cuidado. El uso del humor y de las ilustraciones creativas puede servir de ayuda en un sermón cuando se aplica como apoyo, pero si dependes demasiado de estas tácticas, en realidad pueden debilitar el mensaje general.
- Cualquier humor que uses debe ser relevante para el mensaje general. Es posible que se use para llamar la atención del oyente o para ilustrar un punto. Incluso se puede usar para aliviar la tensión. [4]
- Por otro lado, no debes usar el humor para obtener una aprobación. No le hará bien a nadie si la congregación recuerda tu broma, pero se olvida del mensaje.
- 6 Aprende y mejora. Después de que termines de predicar, evalúa tu eficacia. Pídeles comentarios a las personas que te escucharon. Averigua qué hiciste bien y dónde puedes mejorar, y después ajusta tu técnica de acuerdo a eso para la próxima vez que prediques.
- Acude a otros miembros de tu equipo pastoral o miembros de la congregación de confianza para que te brinden críticas constructivas.
- Considera la posibilidad de pedirle a alguien que te grabe cuando prediques y mira la grabación después de ir a la iglesia ese día. Es probable que puedas aprender mucho con solo mirarte.
- Acepta el hecho de que no eres perfecto. Siempre habrá espacio para mejorar, especialmente cuando no tienes mucha experiencia previa en la predicación.
¿Cómo predicar el Evangelio a una persona?
¿Cuál debe ser el perfil de un predicador?
7498 palabras 30 páginas CARACTERISTICAS DEL PREDICADOR LAICO Necesitamos un perfil del predicador que nos permita ubicarlo como líder dentro del plan de trabajo de la iglesia local. Las características que se recomiendan para este perfil/ modelo deben incluir componentes bíblicos.
- Asumimos que tal predicador es una persona nacida de nuevo, bautizada y miembro de una iglesia local;
- – Actitud para Predicar;
- – Acepta con gusto su responsabilidad de hablar de Cristo 2;
- – Aprovecha las oportunidades que se le presentan para predicar;
– Adopta con manifiesto agrado el objetivo que se le encarga. II. – Apto para Predicar. – Conoce y entiende las demandas del evangelio 2. – No tiene más alto concepto de sí que el que debe tener (Rom 12:3) 3. – …ver más… 3. – Una Conducta Moral Irreprochable. El laico que quiere predicar debe leer una, y otra vez, 1º Tesalonicenses 5:22, “Absteneos de toda especie de mal” Los predicadores laicos que tienen problemas matrimoniales o domésticos deben dejar la predicación en manos de otros.
La infidelidad y la vida licenciosa no son compatibles con el cristiano predicador. Fuera y dentro del hogar debe ser irreprochable. – Una madurez Espiritual Adecuada. Es muy peligroso colocar al recién convertido en el púlpito.
Para poder guardar “el ministerio de la fe cristiana con limpia conciencia”, el recién convertido necesita un tiempo; debe saber interpretar su experiencia a la luz de la Biblia y experimentar la obra del Espíritu Santo en su vida. Esta madurez espiritual no se calcula por meses o por años después del bautismo.
Algunos crecen más rápido que otros. Sin embargo, la madurez se notará por medio del Espíritu Santo obrando en la vida. – Una Cierta Capacidad Natural. El predicador laico necesita entre otras cosas: a) Saber enseñar con aptitudes propias de un maestro cristiano.
b) Tener una voz bastante fuerte o audible. c) Suficiente capacidad intelectual. d) Habilidad y deseo de aprender. LAS HERRAMIENTAS DEL PREDICADOR LAICO 1. – La Biblia. Sobre todo y más que todo, cualquier hombre que quiera servir como.