La definición más común de Dios es la de un ser supremo, omnipotente, omnipresente y omnisciente ; creador, juez, protector y, en algunas religiones, providente y salvador del universo y de la humanidad.
Contents
- 1 ¿Dónde está tu Dios en la Biblia?
- 2 ¿Cuál es la visión de Dios?
- 3 ¿Cómo se llama el Dios?
- 4 ¿Donde dice que Jesús es el mismo Dios?
- 5 ¿Dónde está Dios mientras nosotros sufrimos?
- 6 ¿Cómo es el cielo?
- 7 ¿Que nos enseña la Biblia acerca de Dios?
¿Cómo es Dios en la Biblia?
En el cristianismo , Dios es la entidad que creó y que mantiene el Universo. Dios es trascendente (independiente y distinto del universo material) e interviene activamente en el mundo. [ 1 ] [ 2 ] La mayoría de los cristianos creen en el dogma de la Santísima Trinidad. Según esta doctrina, Dios se ha manifestado y se manifiesta en tres personas diferentes, pero que comparten la misma sustancia de Dios: Como Padre , como Hijo y como Espíritu.
Al Dios Trino se le conceden diferentes atributos, entre ellos el amor, el más importante de todos (1 Jo 4,8 y manifestado así por Pablo en 1Co 13), la omnipotencia , la santidad, la Verdad (Jo 14:16), la justicia y la fidelidad.
Los cristianos creen que Dios es espíritu, [ 3 ] no creado, omnipotente y eterno. El Creador y sustentador de todas las cosas, que rescata al mundo a través de su Hijo, Jesucristo. Con este plano de fondo, la creencia en la divinidad de Cristo y en el Espíritu Santo está expresada como la doctrina de la Santísima Trinidad , [ 4 ] que describe una única ” sustancia ” divina ya existente como tres personas distintas e inseparables: el Padre , el Hijo ( Jesucristo ), y el Espíritu Santo.
[ 5 ] De acuerdo con esta doctrina, Dios no está dividido, en el sentido de que cada persona tiene un tercio de todo, pero antes, cada persona es considerada como siendo plenamente Dios (cf. Perichoresis ).
La distinción reside en sus relaciones.
¿Cómo es Dios en persona?
La expresión Dios personal , [ 1 ] o Dios persona , [ 2 ] [ 3 ] hace referencia a la creencia que una divinidad posee atributos propios de una persona , con la cual es posible establecer una relación. Esto contrasta con otras concepciones de un Dios que se lo ven como una fuerza impersonal o un ser abstracto.
La naturaleza personal de Dios es una de las características del monoteísmo abrahámico. Así, en los libros sagrados del judaísmo , islam y cristianismo , Dios es concebido y descrito como un creador personal , que sigue un propósito en su creación.
En el Pentateuco , por ejemplo, Dios habla e instruye a sus profetas y es concebido como un ser volitivo , con emociones (tales como enojo, celos, intención) y otros atributos característicos de una persona, pudiendo incluso aparecerse en forma antropomórfica.
Las relaciones de un Dios persona pueden ser descritas de la misma forma que las relaciones humanas, tales como un Padre , como es el caso del cristianismo, un Amigo como es el caso en el Sufismo , incluso se pueden llegar a un acuerdo como se relata con Abraham.
En el Vaishnavismo la realidad de Dios no es conocida como una idealización, sino mediante el impacto directo de Dios en la vida del hombre. [ cita requerida ] Desde finales del siglo XX , especialmente en Occidente , la creencia en un Dios personal viene decayendo en favor de la creencia en un Dios impersonal y de lo «divino» entendido como fuerza o energía.
- De esta manera, solo cerca de la mitad de los europeos creyentes dicen creer explícitamente en un Dios personal;
- Este fenómeno viene acompañado de un auge de las formas de espiritualidad orientales o la recuperación de los místicos cristianos o musulmanes, así como de un proceso de secularización y desocialización religiosa;
Según el historiador de las religiones Frédéric Lenoir , «cuanto más fuera de una tradición religiosa se sitúa el individuo, menos inclinado está a creer en un Dios personal». [ 4 ] .
¿Cuál es la naturaleza de Dios en la Biblia?
PARTICIPAR DE LA NATURALEZA DIVINA DE DIOS ES PARTICIPAR DEl PODER DE DIOS MEDIANTE EL ESPIRITU SANTO – ¿Qué es la naturaleza divina? Es la naturaleza de Dios. Es la naturaleza, perfección, personalidad, gloria, poder y santidad no solamente del Padre sino también del Hijo, Jesucristo, pues El ha participado de la “plenitud” y ha llegado a ser como el Padre en todo sentido.
Se nos promete que, como Cristo ha obtenido esta plenitud, nosotros, mediante la obediencia a El, podemos finalmente obtenerla también. (Véase D. y C. 93:16, 17, 19, 20. ) Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días deben llegar a ser como el Señor Jesucristo yeso se espera de ellos; se espera que obtengan la naturaleza divina que poseen el Padre y el Hijo.
Naturalmente, todos somos llamados a alcanzar este gran destino. El llamamiento —la elección, la promesa, la oportunidad— la ha extendido el Señor a todos, pero ninguno nos va a obligar a cumplir con ella y asegurarla. Es un asunto de libre albedrío. Pero ya hemos hecho algo que denota nuestra seriedad en aceptar el llamamiento y elección que nos ha sido ofrecido.
Por ejemplo, ustedes han escogido unirse a los Santos y reunirse con ellos, orar, leer las Escrituras, estudiar esta lección. Su llamamiento de ser participantes de la naturaleza divina, de llegar a ser como Dios, no ha caído a un vacío; la elección no es solamente de Dios, sino de ustedes también.
😇Como se ve Dios físicamente según la biblia //como se ve Dios según la biblia
Ciertamente, en lecciones anteriores (por ejemplo en la lección 3) se ha sugerido que hemos buscado esta oportunidad aun antes de entrar al estado terrenal (Véase 2 Pedro 1:3; 2 Tesalonicenses 2:13, 14: y 3 Nefi 27:27). Pedro especifica la fe, virtud, conocimiento, templanza, paciencia, santidad, bondad fraternal y caridad (2 Pedro 1:5-7).
- Estas cosas no son demostradas en perfección por la humanidad caída de aquí abajo, sino por el Padre y el Hijo que están arriba;
- Sin embargo, nosotros también debemos obtener estas cualidades de algún modo y llegar a ser perfectos en ellas;
(Mateo 5:48. ) ¿Pueden apreciar mediante este capítulo, que a medida que uno aprende acerca de Dios y luego se esfuerza por ser semejante a El, uno puede atraer los poderes del cielo para que lo ayuden a actuar más como lo hizo Jesucristo, aquí y ahora? Estudien con atención la siguiente cita expresada por el presidente Brigham Young: “Cuando mediante el evangelio, el Espíritu en el hombre ha vencido a la carne de forma que pueda vivir sin transgresiones voluntarias, el Espíritu de Dios se une a su espíritu y vienen a ser compañeros, y la intención y voluntad del Creador es así transmitida a la criatura” (JD, 9:288). Consideren sus esfuerzos por adquirir la “naturaleza divina” en los siguientes campos:
1. Fe | Estoy poniendo en práctica, activamente, las enseñanzas de los profetas de la Iglesia, tales como la orientación familiar, noche de hogar para la familia, etc. |
2. Virtud | Me estoy esforzando continuamente para controlar cualquier idea indeseable que pudiera llevarme a acciones indeseables. |
3. Conocimiento | Durante la semana que ha pasado he leído de los libros canónicos. |
4. Templanza | Soy tolerante y comprensivo con aquellos que no tienen mis mismas creencias. |
5. Paciencia | Al ser provocado en una situación familiar tengo fuerza suficiente para no responder ni con palabras ni con hechos. |
6. Santidad | Sinceramente estoy esforzándome por llegar a ser como Dios en mi forma de hablar y en mis acciones. |
7. Bondad fraternal | Trato a mis familiares y a mis compañeros tal como deseo ser tratado. |
8. Caridad | El amor de Jesucristo se manifiesta en la forma en que hablo y trato a los demás. |
No estoy actuando así Estoy intentándolo Me va bien. |
Y bien, ¿cómo es que podemos esperar obtener la naturaleza divina? Ciertamente, la experiencia de todos los mortales sugeriría que nuestra disciplina personal y nuestro ingenio no serían suficientes para la tarea. Pedro dice que si tenemos el deseo de entregar “toda diligencia” (2 Pedro 1:5) a la tarea de adquirir o desarrollar estas cualidades, “las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad” vendrán a nosotros mediante el “poder divino” (2 Pedro 1:3. ) Si se esperara que adquiriésemos la naturaleza divina sin alimento y poder provenientes de una fuente divina, Pedro no nos habría pedido que fuésemos “participantes”.
¿Es eso lo que se quiere decir con la expresión “participantes de la naturaleza divina”? Bien, ¿qué pueden ustedes hacer para participar más plenamente de la naturaleza divina de Jesucristo? Pedro sugiere algunas cualidades que los ayudarán en este esfuerzo (2 Pedro 1:5-7).
Es razonable que deberíamos participar del poder divino a fin de alcanzar alturas divinas. Tenemos delante de nosotros el llamamiento, con características específicas de la naturaleza divina establecida. Es un asunto de fe y diligencia a través de la vida.
- Pero también es un asunto de ayuda divina, incluyendo aquella relación personal con Cristo que estudiamos antes en esta lección;
- Pablo dijo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13);
- Recuerden que estas promesas que Pedro llamó “preciosas y grandísimas” son también para ustedes, y que la naturaleza divina del Padre y del Hijo están al alcance de ustedes;
El procedimiento es tan real y aplicable como quieran que lo sea en su vida. Tal fue el testimonio del presidente David O. McKay cuando dijo: “(Pedro] escribió en una ocasión: ‘llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina’…El comprendía lo que significaba estar a tono con lo espiritual, elevarse por encima de lo temporal, lo sensual, y participar del divino Espíritu de Dios.
- “…ese es el propósito de hacernos más capaces de responder al Espíritu y de vencer lo sensual… “Por esa razón es que nos gusta que cada joven y señorita utilice su tiempo inteligente y útilmente, para poner al alma en armonía con el espíritu, a fin de que todos podamos ser partícipes del Espíritu de Dios, partícipes de su naturaleza divina…” ( CR , oct;
de 1961, pág. 90). “Dichoso el hombre que ha vivido esa relación con su Hacedor, por la cual somos ‘participantes de la naturaleza divina’. Esa es una realidad y así lo testifico a vosotros aquí en este sagrado momento” (David o. McKay, CR , abril de 1957, pág. )
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¿Dónde está tu Dios en la Biblia?
10 Con quebranto en mis huesos, mis enemigos me afrentan,diciéndome cada día: ¿ Dónde está tu Dios? 11 ¿Por qué a te abates, oh alma mía,y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarle,¡ mi salvación y mi Dios!.
¿Cuál es la visión de Dios?
Hay unas características específicas que evidencian que una Visión es dada por Dios. – Para que puedas reconocer una visión inspirada por Dios me gustaría dejarte algunos lineamientos generales: La visión del Señor Jesús fue redimir la humanidad de una segura condenación. Aparte de Él, no existe ninguna esperanza para el hombre. Jesús tuvo la visión de salvarnos pagando un alto precio: el derramamiento de Su sangre en la Cruz del Calvario. Nuestra labor es tomar Su visión y reproducirla en otros, compartiendo el mensaje de salvación.
¿Cómo se llama el Dios?
¿Yahvé o Jehová? – Yahvé y Jehová son nombres con los cuales es designado Dios en la Biblia. Ambas son derivaciones del Tetragrámaton hebreo YHVH. Debido a que estaba prohibido pronunciar el nombre divino de Dios entre los judíos, la pronunciación real de YHVH, escrita con cuatro consonantes, pero sin vocales, se perdió en el tiempo.
Yahvé es, pues, la pronunciación que, según los eruditos, se considera más próxima a la original. Jehová , por su parte, vendría a ser una combinación entre las vocales de Adonay, denominación antigua que también daban los judíos a Dios, y las consonantes de YHVH.
Además de esto, ambas designaciones para Dios se diferencian en que Yahvé es la denominación empleada en las biblias católicas y Jehová en las evangélicas. Vea también Jehová. Cómo citar: “Yahvé”. En: Significados. com. Disponible en: https://www. significados.
¿Donde dice que Jesús es el mismo Dios?
Josué 24:3–13; 1 Nefi 17:23–32.
¿Qué perdona Dios?
Respuesta: Hay varios pasajes en la Biblia que indican que Dios perdona y olvida nuestro pecado. 1 Juan 2:2 Traducción en lenguaje actual (TLA). 2 Timoteo 1. 3-10 quien nos salvó y nos llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia… 1 Pedro 2.
- 10-25 Él mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados al madero, para que nosotros, muertos ya al pecado, vivamos para la justicia;
- 1 Juan 1:9: 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad;
Isaías 43:25 dice: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”. Salmos 32:1. Por sus heridas fueron ustedes sanados. Podemos andar en la vida con la cabeza inclinada llenos de gratitud y de humildad al saber que “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1).
- De este modo nos confirma que, cuando perdona a los pecadores arrepentidos, no vuelve a acordarse de sus ofensas;
- Pregunta: “¿En verdad Dios olvida nuestros pecados? Un Dios que perdona perdonarse a uno mismo perdonar el perdón de Dios Garantía, naturaleza de Reintegro El pecado, la salvación de Dios Perdón, la Divina Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus pecados;
Las palabras del profeta Ezequiel esclarecen en qué sentido Dios perdona y olvida. (Lea Ezequiel 18:19-22. ) Hechos 2:38: 38 Y Pedro les dice: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.
2 Dios perdona nuestros pecados, y los de todo el mundo, porque Cristo se ofreció voluntariamente para morir por nosotros. Dios perdona nuestros pecados, y los de todo el mundo, porque Cristo se ofreció voluntariamente para morir por nosotros.
Lucas 5:32. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad (1 Jn 1:9). Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Salmos 32:5 (Lucas 5:32) 2 Corintios 7:10 1 Juan 2:2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
- 1 Juan 2:2 – Biblia Reina Valera 1960;
- Pero ¿quiere decir esto que el Creador del universo no es capaz de recordar los pecados que ha perdonado? Dios ha envido lejos de nosotros nuestros pecados;
- Ver Capítulo;
Debemos confesar a Dios todos los días nuestros pecados y pedir perdón por ellos, los siguientes son algunos de los Versículos sobre el arrepentimiento para encontrar descanso en el Señor. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.
- (1 Juan 1:9) La Biblia enseña claramente que Dios ha hecho provisiones para el perdón de nuestros pecados;
- ¿Cómo podría un Dios omnisciente olvidar algo?” Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados (Sal 32:1);
Salmos 25:11. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Por amor a tu nombre, Señor, perdona mi gran iniquidad (Sal 25:11). “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
¿Qué significa que Jesús sea Dios verdadero y hombre verdadero a la vez?
Jesucristo ha apasionado a los hombres de todas las épocas. Filósofos, novelistas, artistas e incluso cineastas se han aproximado a Jesús con mentalidades diferentes. ¿Cuál es la fe de la Iglesia – Jesucristo ha apasionado a los hombres de todas las épocas.
- Filósofos, novelistas, artistas e incluso cineastas se han aproximado a Jesús con mentalidades diferentes;
- ¿Cuál es la fe de la Iglesia sobre la figura de Jesús? Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre;
Esta verdad es central en el núcleo de la fe cristiana. La predicación de san Pablo, por ejemplo, está centrada sustancialmente en esto: que Jesucristo murió por nuestros pecados, que después de ser sepultado resucitó al tercer día y que se apareció a los apóstoles y a otros testigos escogidos por Dios.
Jesucristo fue verdadero hombre. Fue un hombre real, pues asumió la naturaleza humana en todo igual a la nuestra menos en el pecado. Los evangelios nos presentan a Jesús en toda su humanidad, desde el nacimiento hasta la muerte en el calvario.
La Carta a los Hebreos nos dice que «no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado». Hay que decir que la verdadera humanidad de Jesús es tan importante para la fe del Nuevo Testamento y de la Iglesia como la fe en la verdadera divinidad de Cristo.
Juan, en su primera carta, nos dice que «todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios». Jesucristo es verdadero Dios. Al lado de la verdad de la humanidad de Cristo hay que poner esta otra verdad, también proclamada por la fe de la Iglesia: la divinidad de Jesucristo.
Esta gran verdad la confesaron los símbolos de la fe cristiana de todos los tiempos, unos símbolos que, desde el siglo II, constituyen la profesión de fe que habían proclamado los catecúmenos en el momento de su bautismo y que todavía están presentes en nuestras celebraciones litúrgicas.
En los momentos actuales los cristianos hemos de confesar con claridad y valentía estas verdades esenciales de nuestra fe: Jesús de Nazaret, Dios y hombre verdadero, que resucitó de entre los muertos, es nuestro único salvador.
Por lo que se refiere a la humanidad de Jesús, muy pronto surgió una doctrina que afirmaba que Cristo tuvo un cuerpo irreal, fantasmal, y que, por esto, sufrió sólo en apariencia. Contra este error escribió el obispo mártir san Ignacio de Antioquía, hacia el año 110, diciendo que si Jesús vivió y murió sólo en apariencia, también estaríamos redimidos en apariencia.
En relación con la divinidad de Jesús, no basta decir que Jesús de Nazaret fue un hombre «que tuvo un gran experiencia de la divinidad», o bien que Jesús «se identificó tanto y tanto en su interior con la voluntad de Dios que éste lo adoptó como hijo suyo»; y todavía es menos lícito asegurar que la divinidad de Jesús era «su misma humanidad, pero trascendida a sí misma».
Estas afirmaciones no expresan la verdadera fe de la Iglesia. Ésta es proclamada en la predicación apostólica, manifestada en los libros sagrados. El Evangelio de San Marcos, que es el más antiguo de los cuatro, pone de relieve explícitamente que «Jesucristo es el Hijo de Dios»..
¿Cuál es el carácter de Dios 1 Juan 4 8?
1 Amados, no creáis a todo a espíritu , sino b discernid entre los espíritus para saber si son de Dios; porque muchos c falsos profetas han salido al mundo. 2 En esto a conoced el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en b carne es de Dios; 3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, a no es de Dios ; y este es el espíritu del b anticristo , del cual vosotros habéis oído que había de venir, y que ahora ya está en el mundo.
- 4 Hijitos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque el que está en vosotros es mayor que el que está en el mundo;
- 5 Ellos son del a mundo ; por eso hablan de lo del mundo, y el mundo los oye;
- 6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, a nos oye; el que no es de Dios, no nos oye;
En esto conocemos el b espíritu de verdad y el espíritu de c error. 7 Amados, a amémonos unos a otros, porque el b amor es de Dios. Todo aquel que ama ha c nacido de Dios y conoce a Dios. 8 El que no ama, no a conoce a Dios, porque Dios es amor. 9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo Unigénito al mundo para que a vivamos por medio de él.
10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en a propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios así nos ha amado, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
12 a Ninguno b ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 13 En esto conocemos que a permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. 14 Y nosotros hemos visto y a testificamos que el Padre b ha enviado al Hijo para ser el c Salvador del mundo.
15 Todo aquel que a confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. 16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como él a es , así somos nosotros en este mundo. 18 En el a amor no hay b temor , sino que el perfecto c amor echa fuera el temor, porque el temor conlleva castigo, y el que teme, no se ha perfeccionado en el amor.
¿Cómo nos considera Jesús?
Según el cristianismo, Jesús de Nazaret es el Cristo (el Mesías), Hijo de Dios hecho hombre (según el Evangelio de Mateo), concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María.
¿Cómo se considera Dios con respecto al hombre?
Estudios La imagen de Dios en el hombre en la teología de lo Sobrenatural de Henri de Lubac 1 1 Facultad de Teología, Pontificia Universidad Católica de Chile, SACOBO@UC. CL Resumen: H. de Lubac es conocido por su teología de lo Sobrenatural, mediante la cual ha querido superar el abismo que se mantuvo entre la naturaleza y lo Sobrenatural.
- Para la elaboración de esta teología el autor ha recurrido a la tradición católica;
- En este proceso de elaboración, el concepto bíblico antropológico “creado a imagen de Dios”, fuertemente arraigado en la teología cristiana desde la Escritura hasta nuestros días, ha tenido un lugar fundamental;
Este artículo busca mostrar la presencia de este concepto en la teología lubaciana. Palabras clave: Henri de Lubac; Sobrenatural; imagen de Dios; teología siglo XX Abstract: H. de Lubac is known for his theology of the supernatural, through which he has sought to overcome the abyss that remained between nature and the supernatural.
- For the elaboration of this theology, the author has resorted to the Catholic tradition;
- In this process of elaboration, the biblical-anthropological concept “created in the image of God”, strongly rooted in Christian theology from Scripture to the present day, has had a fundamental place;
This article seeks to show the presence of this concept lubacian theology. Keywords: Henri de Lubac; Supernatural; image of God; XX century theology Introducción Henri de Lubac ha sido reconocido como el teólogo de lo Sobrenatural. Su obra Surnaturel (1946) 1 y las obras sobre el tema de lo Sobrenatural que le siguieron 2 significaron un importante vuelco en la antropología y la teología durante el siglo XX.
Con ellas nuestro autor se propuso restablecer el contacto entre la teología católica y el pensamiento contemporáneo 3. Esta inquietud se gesta en los tiempos de estudiante jesuita, pues De Lubac experimenta la insuficiencia de la teología moderna frente a las interrogantes del hombre del siglo XX 4 y al riesgo que suponía un humanismo que amenaza con la destrucción de la persona humana 5.
Este tema no fue para De Lubac una cuestión marginal. De Lubac ve incluido en este problema toda la antropología todo el misterio del hombre y de Dios 6. Veía este tema presente en el fondo de las discusiones del pensamiento cristiano con la increencia moderna y como el nudo del problema del humanismo cristiano 7.
El teólogo francés va a buscar respuestas en el mismo pensamiento cristiano considerando su desarrollo en la tradición 8. En esta búsqueda ha sido clave la idea del “hombre creado a imagen de Dios” 9. Comprender el pensamiento lubaciano implica reconocer en sus fundamentos la teología de la imagen, recogida por nuestro autor desde la patrística y la teología escolástica.
De este modo, acercarse a la teología de H. de Lubac teniendo como clave la “imagen” no es solo posible, sino necesario. Considerada la teología de la imagen como un aspecto fundamental en el pensamiento de De Lubac, su misma dinámica lleva a preguntarse por la imagen de Dios que está a la base.
Encontraremos ahí al Dios Trinitario y, particularmente, al Verbo encarnado. Comenzamos por mostrar muy brevemente expresiones del pensamiento neoescolástico ante el que De Lubac reacciona. Luego veremos los trazos generales de la respuesta lubaciana y los elementos de la teología de la imagen para poder así verificar el lugar que ocupa la idea de “hombre creado a imagen de Dios” en el pensamiento de H.
de Lubac. Terminamos por proyectar sintéticamente cómo la teología de lo Sobrenatural fundada en la “imagen” nos lleva a pensar en la imagen de Dios que da sustento a esta teología. La teología moderna y la naturaleza pura Santo Tomás de Aquino define que el hombre, en tanto es naturaleza racional, tiene como fin propio y natural la visión de Dios 10.
- Y en la Suma Teológica explicará que “la imagen de Dios en el alma (del hombre) se tiene en cuanto que es llevada o puede ser llevada a Dios” 11 , con lo que define al hombre como capaz de Dios;
- Sin embargo, desde el siglo XVI, e incluso antes, se fue extendiendo la idea de que el Aquinate sostenía la existencia de una doble finalidad para el ser humano: una natural y otra sobrenatural; esto a partir de la hipótesis de la naturaleza pura 12;
Dionisio el Cartujo (+1461) es quien primero sostiene esta doble finalidad. Pero él no pretende interpretar sino contradecir a Tomás a partir de la naturaleza pura. Lo refuta ex professo : hay en el hombre un deseo natural de ver a Dios con un conocimiento natural y perfecto en su orden.
- Este deseo se colmaría, no en esta vida, sino en la otra 13;
- A quien se atribuye la introducción de la naturaleza pura como clave de comprensión del hombre es a Tomás de Vio Cayetano, pues su influencia fue decisiva al respecto;
Cayetano, a la inversa de Dionisio, pretende hacer una interpretación auténtica de Tomás. Pero, al realizar esta interpretación, concibe el sobrenatural de manera que termina por relegarlo al ámbito de lo milagroso, es decir, de una excepción arbitraria.
Su definición de naturaleza le debe más al aristotelismo que al pensamiento cristiano y se rige por un axioma del Estagirita bastante conocido en el siglo XVI: “si la naturaleza diese al cielo la inclinación para un movimiento progresivo, daría también los medios para ese movimiento” 14.
A partir de este axioma Cayetano interpreta el texto de Tomás entendiendo que la naturaleza tendría un fin natural proporcionado a sus fuerzas, de lo contrario sería vana. Esto mismo lo lleva a afirmar que un fin sobrenatural no pertenecería a la naturaleza humana como elemento constitutivo: “No parece verdadero que el intelecto creado naturalmente desee ver a Dios: puesto que la naturaleza no concede la inclinación a algo a que toda la fuerza de la naturaleza no puede conducir” 15.
- Se irá cambiando la “imagen” por la “naturaleza” según la definición aristotélica 16;
- Después de Cayetano, el uso de la hipótesis de naturaleza pura no se extiende ni masiva ni definitivamente en los planteamientos teológicos del s;
XVI. Varios teólogos no acudieron a ella, o lo hicieron tangencialmente con el fin de responder a errores de la época 17. Quien sí contribuyó decisivamente a la instalación del concepto de naturaleza pura en la teología fue Francisco Suárez 18. Para asegurar la gratuidad de la gracia divina, Suárez expresa con mayor nitidez y precisión que quienes lo precedieron qué es la naturaleza pura y plantea su concepción del hombre a partir de esta definición.
- Con este fin, Suárez define claramente el estado de naturaleza pura: El estado de naturaleza pura incluye y requiere dos [postulados]: uno positivo, evidentemente, para que en él la naturaleza humana cuente con las perfecciones esenciales, todas las facultades naturales y el concurso de la providencia divina naturalmente debida a ella; otro negativo, que, evidentemente, nada tenga sobreañadido la naturaleza, ni debido a ella, ni malo, ni bueno, es decir, que no tenga ni pecado, ni reato de la pena, que es una consecuencia [del pecado], ni esté afecta con algunos dones de la gracia, o perfecciones no debidas a la naturaleza 19;
El objetivo de Suárez es salvar la gratuidad de la gracia; para eso describe y considera la naturaleza pura como un estado factible del hombre y posible de pensar en toda etapa de la existencia humana 20. En este esquema, dado que la gracia no tiene correlato alguno en la estructura de la naturaleza del hombre, y sin perjuicio que Suárez afirma que el hombre ha sido creado en gracia, no repugna a la potencia absoluta de Dios haberlo creado in puris naturalibus y ordenado a un fin proporcional a este estado 21.
- Se pierde aquí la vinculación entre creación y visión sobrenatural (salvación), pues esta última es para el hombre creado simple y absolutamente sobrenatural;
- El hombre creado se puede comprender en sí mismo, sin referencia a Dios, aunque de hecho, históricamente, y no como constitutivo suyo, el hombre tenga como fin a Dios;
La teología construida sobre la hipótesis de la naturaleza pura llevó a un empobrecimiento de la comprensión del hombre y de su relación con Dios. Un hombre que tiene un fin natural que puede alcanzar por sí mismo, un fin que perfecciona su naturaleza y al cual la visión de Dios le es naturalmente extraña, y que puede vivir y ser feliz (aunque sea con una felicidad natural), sin Dios.
- De este modo, esta teología sugiere una fractura en la realidad que significa poner en entredicho, por una parte la unidad del plan de Dios, es decir, la unidad entre la creación y la redención; y, por otra, la relación única que el hombre tiene con Dios por la cual es el único ser abierto personalmente a la trascendencia;
En resumen, el hombre deja de ser visto y comprendido como “imagen de Dios”. La respuesta de Η. de Lubac De Lubac responderá a estas propuestas recurriendo a la tradición católica. En concreto, el proyecto de H. de Lubac, su teología de lo Sobrenatural, quiere ser una vuelta al augustinismo , corriente dejada de lado a causa de malas interpretaciones que se han hecho de ella, sobre todo a partir de Bayo y Jansenio.
- A juicio de nuestro autor, la corriente conocida como augustinismo no se identifica únicamente con la teología de Agustín;
- También considera que esta tradición se ha constituido con la valiosa reflexión de los padres griegos 22;
Esto significará volver a la tradición y, en diálogo con ella, asumiendo los cuestionamientos y búsquedas del s. XX, elaborar una teología que exprese la verdad cristiana sobre el hombre con el fin de recuperar la “paradoja fundamental que constituye la relación del hombre con Dios” 23.
Éric de Moulins-Beaufort destaca tres conceptos en torno a los cuales gira la antropología lubaciana: espíritu, misterio e imagen 24. Aunque De Moulins-Beaufort justifica con una detallada argumentación que el término espíritu es el que predomina a la hora de hablar del hombre, la relación entre estos términos es tan estrecha, que no se entiende uno sin los otros 25.
Si bien De Lubac no ha mostrado sistemáticamente qué entiende en concreto por imagen y qué peso tiene en el desarrollo de su pensamiento, será posible determinar que, aunque junto a los otros dos conceptos, está en el núcleo de su pensamiento sobre el hombre.
De Lubac quiere responder a un abismo que se ha producido al pensar la relación del hombre con Dios y su vida humana cotidiana, histórica, contingente. Así De Lubac constata durante el s. XX, que el discurso teológico se ha vuelto irrelevante y se produce un empobrecimiento de su aporte a la vida cristiana y, en general, a la vida del hombre 26 ; además, no ofrece una respuesta a los desafíos que presentan otros pensamientos en el s.
XX 27. Y la clave para De Lubac es que: “hemos olvidado en él (hombre) ‘la imagen viva del Dios vivo” 28. El aporte de la teología de la imagen a la teología del Sobrenatural La respuesta lubaciana se construye como proyección de la antropología cristiana, la cual encuentra sus fundamentos en el concepto bíblico de imagen creada 29.
- La condición de criatura refiere constitutivamente al hombre a Dios, pues ser criatura significará depender de Él;
- Pero también nos dice que es imagen de Dios , cuestión que sólo pertenece al hombre;
- Por tanto, no solo depende ontológicamente de Dios, sino que está llamado y tiene su fin en participar de la vida divina, para lo cual ha sido dotado de un dinamismo espiritual: Exigencia puesta en el hombre por el Creador, cuando lo hizo “a su imagen”, asignándole como ideal y como término “su semejanza”;
Desde entonces, este término funciona en nuestra naturaleza y este ideal trabaja en nuestra libertad 30. Una mirada al lugar que ha tenido el concepto de imagen en los pensadores cristianos durante la historia nos permite determinar algunos elementos comunes que dan la posibilidad de mostrar cómo se ha entendido por “ser imagen creada de Dios” al hablar del hombre en el cristianismo 31. Podemos resumir así estos elementos:
- Ser imagen creada es constitutivo del hombre.
- Esta imagen es el sello que Dios ha puesto en el hombre, el cual expresa que éste es una criatura racional, dotada de inteligencia, voluntad y libertad. Es decir, el hombre está dotado de la capacidad de conocerse y de transcenderse para entrar en relación. Es un sujeto espiritual.
- Ser imagen de Dios y, por tanto, criatura espiritual, significa que el hombre está naturalmente abierto al Absoluto. Esto se traduce en el deseo de la unión con Dios que es su única perfección. Por eso, la imagen está en tensión hacia la semejanza con Dios, que expresa la posesión del fin prometido.
- Por fin, existe un vínculo orgánico de la imagen y la semejanza, lo que nos habla de un proceso y por tanto de un desarrollo del hombre hacia la plenitud. Esto apunta al carácter histórico de la existencia humana y, también a la distinción de órdenes entre imagen y semejanza, por lo que, sin exigirla, espera la acción gratuita de Dios en la vida del hombre, a la que el mismo hombre responde con su colaboración.
Intentaremos ahora relevar estos elementos en el pensamiento de nuestro autor. La creación, don interior al hombre De Lubac no deja de lado la definición de una naturaleza consistente, pero él asume la naturaleza como una realidad análoga 32. No se dice de la misma manera naturaleza cuando se habla de un vegetal, de un animal o del hombre.
- El hombre es capax Dei y por eso mismo es capax gratiae ; su comunión de vida se consuma en la eternidad, pero tiene su comienzo en la historia;
- El hombre es “naturaleza singular y paradojal”, puesto que siendo parte de la creación, está abierto a la trascendencia: “es la situación ‘de un espíritu que deviene el sujeto y el agente de un acto de conocimiento para el cual no está equipado naturalmente, y que debe así alcanzar su plenitud sobrepasándose'” 33;
De Lubac cambia la perspectiva para acercarse a la realidad del hombre. El hombre creado no debe responder a una definición rígida de naturaleza, a la que Dios debería atenerse. En ese caso, si ese hombre tuviera que ser creado con un fin sobrenatural, Dios estaría obligado a otorgárselo.
El hombre que existe es el hombre que Dios ha creado libremente, ya que, como señala Agustín: “la voluntad de tan grande Creador es la naturaleza de toda realidad creada” 34. Así, en palabras de Tomás de Aquino, Dios no crea solo el ser, sino la esencia (quididad) misma es creada, es decir, la naturaleza del hombre es fruto de la libre voluntad de Dios, y ese hombre es imagen de Dios 35 : “Por eso todo espíritu, esté o no en un cuerpo, goza de ciertas prerrogativas que haciéndolo “imagen” del Creador, lo hacen al mismo tiempo superior a todo el orden del cosmos” 36 Dos elementos son importantes a este respecto: que la creación es un don “interior” al hombre 37 y lo constituye como un ser orientado a Dios, es decir, la creación es proyecto de comunión.
Efectivamente, la creación, por la cual el hombre es, lo define permanentemente como criatura, y, en concreto, como una criatura constitutiva y totalmente referida a Dios. Esto significa que la llamada que Dios hace al hombre tiene desde su comienzo un correlato ontològico en su ser creado: “mi destinación es cosa ontològica” 38.
- Así, el hombre es una naturaleza espiritual, porque es imagen de Dios;
- Por esta razòn, De Lubac dice que el hombre creado a imagen de Dios es constituido espíritu , es decir, deseo de Dios 39;
- No se entiende su ser sin su destinación;
Se descubre en el hombre una dependencia constitutiva , por cuanto lo que él es se comprende y se vive en relaciòn a Dios que lo crea, lo mantiene y lo destina gratuitamente a la vida de comunión con Él. Esta dependencia no es comprendida como limitación, sino como condición, característica del ser del hombre.
Es el camino de su propia plenitud, pues su grandeza está en la comunión con Dios. Ser imagen significa para el hombre dependencia de Dios y apertura a Él. De esta manera, hay ya en el hombre una realidad que permite que pueda no solo conocer a Dios, sino, de algún modo, reconocerlo y, en eso, reconocerse 40.
La realidad humana queda constituida por su pertenencia a la creación y su apertura a lo eterno. No son dos realidades del hombre, sino dos dimensiones constitutivas de lo que el hombre es, que hacen referencia a la distinción natural y sobrenatural: Si hay en nuestra naturaleza un deseo de ver a Dios, eso no puede ser sino porque Dios quiere para nosotros este fin sobrenatural que consiste en verle […] De esta manera este deseo no es otra cosa que su llamada 41.
Creado para la comunión De Lubac dice “distinguir para unir” 42 , es decir, la distinción está en orden a la unión. Entonces, si Dios crea una criatura espiritual distinta de él, entendida la desproporción entre Creador y criatura, ha sido para invitarla a la comunión.
Ser imagen de Dios es estar orientado a Dios, pero no según una lógica de fuerzas ciegas o de un proceso natural necesario sino en la interacción de libertades: el hombre es un sujeto libre y autónomo ante el fin al que ha sido llamado 43. La libertad tiene un lugar central en el pensamiento de H.
de Lubac, pues en ella se fundamenta el valor de la respuesta del hombre a la llamada divina y el peso de su responsabilidad frente a ella 44. Es condición de posibilidad de la dinámica expresada en el dúo imagen y semejanza, tomado de los Padres de la Iglesia 45.
La realidad de la imagen impresa en el hombre por la creación lo constituye persona y la compresión delubaciana en este punto responde a esa relación 46. Ahora bien, la superación de la distancia, si podemos llamarla así, entre la imagen y la semejanza, entre el hombre creado y el fin al que está llamado, no es el fruto solo del esfuerzo humano.
- La dinámica según la que el hombre alcanza ese fin es la metanoia;
- Esta metanoia significa entrega, abandono e incluso muerte;
- De Lubac ha insistido que el fin del hombre no es una sequela creationis , sino una realidad radicalmente distinta de su naturaleza creada;
La consideración de la realidad sobrenatural de este fin, nos conducirá a afirmar que éste “no corona y no acaba los esfuerzos del hombre sino porque los somete antes que nada a un vuelco radical” 47 En efecto, la perfección del hombre no es la consecuencia del despliegue de su dinamismo natural, sino el fruto de una “unión transformante” 48 , que supone la diferencia cualitativa entre lo natural y lo sobrenatural 49.
- Esto supone también un nuevo principio respecto de lo natural;
- De Lubac lo entiende como el principio de vida que representa la gracia santificante 50 , la cual es un don 51;
- De esta forma, la dinámica del espíritu del hombre, su deseo, es entrega y abandono, es una total confianza en Dios;
En esta muerte se expresa de manera dramática la paradoja del hombre. Aunque la metanoia sea una cierta muerte , no significa aniquilación, sino entrega confiada, donación de amor. Por eso la pretensión cristiana de la comunión con Dios, de la vida eterna, no es una audacia prometeica, “no es en absoluto presunción” de alcanzar algo que solo Dios puede dar: “ella es fiducia ‘ 52.
- Esta muerte es, entonces, el acto de una audaz confianza en la llamada y el amor de Dios 53;
- El cristiano tiene conciencia de la trascendencia divina, pero también descubre que su deseo es la atracción que Dios ha puesto en su ser creado y que es una disposición constitutiva que no alcanza su fin siguiendo únicamente su movimiento, sino que se colma en la entrega total a la acción gratuita de Dios a favor del hombre;
Imagen y acción gratuita de Dios Por sí mismo, el hombre no solo no alcanza su fin, sino que no reconoce ese fin. En este sentido, el hombre está totalmente referido a la relación con Dios, de modo que si Dios no se manifiesta en su existencia, el hombre no puede descubrir la profundidad y orientación de su dinamismo: “Es la libre voluntad del donador la que despierta el deseo en aquel que quiere alcanzar” 54 Si bien el deseo de Dios late en el hombre, es por la llamada personal de Dios que el hombre es despertado a la conciencia de este deseo 55.
- El hombre es un misterio para sí, pues su existencia está ligada siempre al Misterio de Dios;
- Si no reconoce su condición de “imagen” permanecerá en la ignorancia acerca de quién es él, cuál es el sentido de su vida en la tierra y cuál es su auténtico destino: el misterio no está sólo del lado de Dios, sino también del hombre que no se conoce sino en Dios;
Valde profundus est ipse homo 56. La revelación y la gracia llevan al hombre a descubrir este misterio que es él mismo. De las explicaciones de H. de Lubac se puede extraer que el hombre está llamado al fin que es Dios pero que sin Dios no alcanza. Como ya decíamos, este fin no es un simple aumento de ser, sino que requiere un nuevo principio de vida, una acción de Dios que no se deduce del dinamismo espiritual del hombre, y que eleva al hombre que se ha entregado a la comunión de vida divina llevando a su fin su propio dinamismo espiritual también.
Este principio de vida que es la acción gratuita de Dios a favor del hombre, hace al hombre hijo de Dios 57. Es un principio “completamente otro” que aquella apertura constitutiva del ser espiritual del hombre a lo absoluto; y sin embargo, eso “completamente otro” se adapta a esta apertura y responde a ella; no le es algo extraño, sino que, aun sobrepasando la dinámica espiritual que significa esa apertura, realiza su fin 58.
Se conjuga aquí el misterio de la gratuidad y la libertad de la acción de la gracia de Dios que no suplanta, sino que posibilita la acción libre del hombre, mediante su acción liberadora. En el ámbito del encuentro personal, sin perjuicio de la desproporción entre ellas, mediante la bondad divina, el hombre es afirmado en su ser y en su identidad cuando se entrega a Dios.
Como afirma Agustín de Hipona: “una cosa es el espíritu del hombre, otra el Espíritu de Dios, aunque una vez dado, aquel devenga igualmente, en un sentido muy real, nuestro espíritu” 59. La comunión es tan honda que la acción de Dios en el hombre es divina, sin negar con eso la acción humana que realiza su criatura dejándose conducir por el mismo Dios.
La comunión del hombre con Dios comienza ahora, por lo que el Espíritu divino es, en un sentido real, “del hombre”, no por apropiación, sino por donación gratuita 60. Podemos así comprobar una vez más que el deseo de Dios, no es simplemente impulso interior, sino también llamada e invitación a la comunión.
No es la apertura a un infinito innominado, sino al Dios personal, creador y salvador. Es apertura a Dios amor, al encuentro, a la relación, al vínculo a que Dios llama a su criatura y para la cual la creó.
Imago Trinitatis Que De Lubac recurra al concepto antropológico “imagen de Dios” como fundamento de su teología, nos lleva a preguntarnos qué imagen de Dios está a la base de su reflexión. Nuestro autor nos dirá que ser “imagen de Dios”, en el sentido que hemos descrito, no es coherente solo con la idea de un Dios abstracto (causa de la naturaleza), sino con aquella del Dios caridad 61 : “Dios es el Amor en persona, Amor que, sin ley ni determinación interna, suscita el ser al cual se quiere donar, y se da libremente” 62.
Un Dios que es misterio de caridad y relación de personas da la clave para comprender qué significa el hombre creado a “imagen de Dios”. En Catholicisme , De Lubac presenta al hombre en tanto persona, es decir, sujeto abierto a la relación.
El fundamento de esta cualidad del ser del hombre es Dios Trinidad. En Dios encontramos la diversidad y la unidad y, más precisamente, la diversidad en vista a la unidad y la unidad que contiene la diversidad. Los seres espirituales reflejan en su ser, siempre analógicamente, la realidad personal de Dios, pues son imagen de Dios.
De esta manera, De Lubac ve que en el hombre, espíritu creado a “imagen de Dios”, se constata la “estructura” divina, pues en Dios no hay soledad, ni egoísmo, sino fecundidad e intercambio de Vida: “Lejana imitación del Ser, el espíritu creado no reproduce menos algo de su estructura – ad imaginem fecit eum – y una mirada experta sabe percibir la marca de la Trinidad Creadora” 63.
La imagen en el hombre es “una lejana imitación” de Dios y su ser trinitario, es decir, es imagen de un ser personal 64. De Lubac deja siempre clara la transcendencia de Dios. Sin embargo, siendo la creación fruto del acto de amor por el que Dios se da otorgando el ser, en el hombre se imprime la imagen divina por la que es constituido espíritu, es decir, un ser abierto a Dios.
- Entonces podemos decir que el deseo del fin presente en el hombre está inscrito en él como consecuencia de haber sido creado a imagen del Dios personal, lo cual hace de su existencia una llamada a realizarse en el encuentro personal con su Creador 65;
Imago Christi Cuando se habla del pensamiento de H. de Lubac, parece una afirmación común el débil desarrollo de la cristología 66. Aun así, la referencia de su pensamiento al Verbo resulta clave y, más aún, la reclama 67. Algunas pocas frases recogidas de la obra acerca de lo Sobrenatural nos llevan a esa convicción: no existe en Dios otra idea, o modelo, o forma, o razón de las cosas que el Verbo, el Verbo único que procede del Padre 68.
- Todo el “mundo inteligible” está en Él condesado y Él procede del Padre y vive en su seno 69;
- Sin embargo, debemos ampliar la búsqueda más allá;
- El punto clave de esta comunión es la encarnación redentora donde se realiza definitivamente aquella comunión de Dios y su criatura;
En ella el hombre puede alcanzar, o mejor, recibir la unión divina para la que fue creado. Todos los deseos del hombre, dirá nuestro autor, se dirigen a un único Término, al abrazo de Dios en Cristo 70. En la admiración del misterio del Dios hecho hombre, el hombre mismo contempla y puede acoger el misterio de su propia identidad y el sentido de su existencia y de todo lo creado 71.
- La existencia del hombre “imagen” tiene unidad y sentido en Cristo;
- Y no solo como una realidad exterior y más allá del hombre que pueda dar valor a su vida e historia, sino porque el hombre está interiormente modelado en Cristo y en vistas al encuentro con Cristo 72;
La identidad del hombre es crística. Que Él sea quien revela al hombre su propia identidad, no significa que el encuentro con Cristo sea solamente una iluminación de lo que el hombre ya tiene en sí mismo o puede desplegar, sino que el encuentro y unión con Cristo representa una novedad transformadora para el hombre.
- El hombre recibe a Cristo como aquel en quien se cumplen todas sus aspiraciones y, al mismo tiempo, en quien es superado todo lo que el hombre puede esperar y suponer, pues en Cristo se da, concretamente en la historia y la existencia del hombre, aquel nuevo principio 73 que es más que un aumento de ser, que es la novedad del don que realiza la participación del hombre en la vida divina 74;
Es posible ver aquí la paradoja del hombre y su clave en la encarnación 75 : Más allá de la redención propiamente dicha, comprendida como rescate del pecado y liberación del mal, el Verbo de Dios viene, tomando nuestra humanidad, a unirla a la divinidad.
- Criatura, el hombre no es Dios por esencia […] Pero es creado “a imagen de Dios”, y el Verbo de Dios da a todos los que “lo reciben”, a todos los que “creen en su nombre […] llegar a ser hijos de Dios” 76;
De esta manera, el hombre creado a imagen de Dios encuentra en el Hijo eterno su identidad: ser hijo. La redención, que es la liberación del pecado, es la consumación de aquella vocación inscrita en el ser del hombre como “imagen de Dios” y es ser hijo en comunión con el Hijo, que, al ser siempre comunión con el Padre, nos introduce en la corriente de vida que es esa comunión en el Espíritu Santo: “Nosotros sabemos -y hay ahí de que llenarnos de estupor- que Dios se ha hecho hombre para que el hombre llegue a ser dios” 77.
Esta es la vida eterna anunciada por Jesucristo y que consiste en la visión de Dios 78. La “visión beatífica” […] es una participación íntima en la visión que el Hijo tiene del Padre en el seno de la Trinidad.
Haciéndonos conocer en su Hijo al Dios de amor, Dios personal y trinitario, Dios creador y salvador, el Dios “que se hace hombre para hacernos dios”, la revelación cambia todo 79. La dinámica de este encuentro tiene su clave también en el Misterio Pascual.
En efecto, el dinamismo espiritual del hombre, del que ya hemos hablado, es un dinamismo crístico. Todo el misterio de Cristo, dice De Lubac, es un misterio de resurrección, y por eso mismo de muerte. De ahí que el cristiano desemboque en cualquier reflexión en la contemplación del misterio de la Cruz y de la Pascua.
Aquí encontramos toda la alquimia del ser, de la cual nadie puede escaparse 80. En Cristo el hombre puede reconocer su vocación y puede descubrir juntamente el don y el camino por el que alcanza la plenitud, que es la comunión con Dios a la que está llamado.
El hombre reconoce en Cristo este llamado y el camino a esa comunión la cual no niega, sino que confirma y lleva a la plenitud la persona de cada hombre. Pero el hombre no accede a esa plenitud, sino muriendo por la entrega total de sí mismo al Señor: Cristo nos acaba a todos, pero en Dios.
Se puede decir […] que nosotros no somos plenamente personales sino al interior de la Persona del Hijo, por la cual y en la cual nosotros tenemos parte en los intercambios de la vida Trinitaria 81. Por fin, la imagen de Dios personal, del océano de libertad y amor infinito que es Dios, imagen que se conoce por la revelación, nos muestra que la diferencia o distancia de Dios con su creatura se salva en la gratuidad del amor divino, que suscita la respuesta de amor de la criatura 82.
Ser capax Dei no es primero poder amar a Dios, sino ser amado por Él, dejarse llenar por su amor transformante. Conclusión El breve recorrido por el pensamiento de Henri de Lubac en torno a lo Sobrenatural nos permite afirmar que en este pensamiento se advierten los elementos de una antropología fundada sobre la idea del hombre creado a imagen de Dios.
Es importante señalar, en primer lugar, que es criatura en tanto que su origen es el acto creador y su “seguir siendo” se comprende por la bondad de Dios que lo sostiene en la existencia. Su naturaleza creada no es una más entre todas, sino que es naturaleza espiritual, es decir, proyectada más allá de sí misma.
Esta proyección no es apertura a un infinito indeterminado, sino es una destinación que le es ontológica: el encuentro con Dios. Origen y fin vinculan al hombre imagen a su Modelo y hacen que el misterio de su ser hombre no alcance su plena luz sino en el misterio de Dios.
El ser imagen significa que el hombre goza de autonomía. El hombre está llamado al encuentro con Dios. No puede alcanzarlo por sí mismo, pero puede rechazarlo. Dicho encuentro es posible por la acción gratuita de Dios que posibilita la libre entrega y abandono del hombre en Dios.
Así se describe la dinámica según el binomio imagen – semejanza: es la dinámica espiritual del hombre. Esto lleva a pensar en la imagen de Dios que existe a la base. Ser imagen de Dios de esta forma solo se entiende en relación al Dios caridad, el Dios de la revelación.
Aunque De Lubac no desarrolle prolijamente este aspecto del misterio de lo Sobrenatural, en especial cuando pensamos en la cristologia, hay diversos elementos en sus escritos que convergen a poder afirmar que es el Dios de Jesucristo, y no otro, el que está a la base del pensamiento lubaciano. This is an Open Access article distributed under the terms of the Creative Commons Attribution Non-Commercial License, which permits unrestricted non-commercial use, distribution, and reproduction in any medium, provided the original work is properly cited..
¿Cuántas personas hay en Dios?
Las iglesias evangélicas [ editar ] – Las iglesias evangélicas definen que dentro de la unidad de Dios existen tres distintas personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Los tres comparten los mismos atributos y la misma naturaleza; por lo tanto, estos tres constituyen el único Dios.
¿Dónde está Dios mientras nosotros sufrimos?
Sensible y cuidadosa, esta distinguida obra analiza el dolor ⎯físico, emocional y espiritual⎯ y nos ayuda a entender por qué sufrimos. Bibliographic information.
Title | Dónde está Dios cuando duele |
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Author | Philip Yancey |
Publisher | Editorial Peniel, 2020 |
ISBN | 194923861X, 9781949238617 |
Length | 384 pages |
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¿Cómo es el cielo?
El cielo es muy grande porque desde cualquier parte de la Tierra de donde lo miremos siempre veremos la mitad del universo. La otra mitad se encuentra al otro lado del planeta. Y el universo siempre se extenderá más allá de donde alcancemos a mirar. (Fotografía: Nasa).
– El cielo no puede ser visto como una sábana que cubre el planeta Tierra. En realidad, tenemos el imaginario de que el cielo es el límite del universo, el punto más alto, como si se tratara de algo finito.
Pero nada acerca de esta idea es verídico. El cielo es, nada más y nada menos, todo el universo que se expande ante nosotros. En astronomía el cielo es conocido como una esfera celeste. Éste entendido como una bóveda imaginaria en donde se distribuyen el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas.
A su vez dicha esfera se divide en regiones llamadas constelaciones. Para entender más claramente la magnitud de ese azul celeste, a veces gris oscuro y en las noches casi negro, es necesario saber que el cielo se divide en diversas capas: atmósfera, tropósfera, estratósfera, mesósfera, termósfera y exósfera, respectivamente.
Entre ellas no hay ninguna diferencia. Es decir, éstas sólo tienen un cambio en las partículas de aire. Por ejemplo, si pudiéramos volar sobre el planeta Tierra, a medida que nos alejáramos más y más de ella, nos daríamos cuenta de que nunca llegaríamos al cielo, debido a que éste se expande cada vez más.
¿Qué revela la Biblia de Dios?
La revelación es la comunicación de Dios con Sus hijos. Esta guía llega a través de varios medios según las necesidades y circunstancias de las personas, de las familias y de la Iglesia en general. Cuando el Señor revela Su voluntad a la Iglesia, Él habla por intermedio de Su profeta.
¿Que nos enseña la Biblia acerca de Dios?
La Biblia nos brinda ayuda – Seguir las enseñanzas que encontramos en la Biblia nos ayuda a saber quién es Dios, aprender de personas buenas que lo amaron y entender mejor cómo quiere que vivamos. En la Biblia, Dios dio a Su pueblo diez mandamientos o leyes para vivirlos.
Estos mandamientos requieren que amemos a Dios y que tratemos a otras personas con respeto. No debemos mentir, robar, matar, o cometer adulterio (véase Éxodo 20). Dios aún espera que sigamos los Diez Mandamientos en nuestros días.
En el Nuevo Testamento, Jesús nos mostró una mejor manera de seguir a Dios. Él enseñó que además de guardar los mandamientos, también debemos mantener nuestros pensamientos y corazón puros. La esencia de la fe en Jesús es seguir Sus dos grandes mandamientos: amar a Dios y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
¿Cómo se presenta Jesús en la Biblia?
En los evangelios canónicos [ editar ] – Jesús es llamado «el Cristo» en los cuatro evangelios del Nuevo Testamento donde se le describe como ungido con el Espíritu Santo. Algunas referencias incluyen Mateo 1:16, Mateo 27:17, Mateo 27:22, Marcos 8:29, Lucas 2:11, Lucas 9:20 y Juan 1:41.
En el evangelio de Mateo se trata el tema en el siguiente pasaje: Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo , preguntó a sus discípulos, diciendo: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?» Y ellos dijeron: «Unos, Juan el Bautista ; y otros, Elías ; pero otros, Jeremías o uno de los profetas».
Él les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Respondiendo Simón Pedro , dijo: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Y Jesús, respondiendo, le dijo: «Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos».
Evangelio de Mateo 16:13-17 En el evangelio de Juan , el título de «Cristo» se usa como nombre de Jesús: «[…] la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo ». [ 10 ] « Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo ».
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